Archivo por meses: octubre 2016

Salamanquesa


Texto con motivo del 10º aniversario del proyecto cultural «Os Monegros» 2006-2016.

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            Al llegar la calma, despiertan las criaturas de la noche, seres que invierten el ciclo del día. Tras el ocaso, la lobreguez se extiende entre las luces, olvidando pronto el crepúsculo y eclipsando sombras que se resisten a desaparecer. Pero hasta en la más profunda oscuridad, existen estrellas que poderosamente nos atraen y alimentan la pura esencia de la existencia.

            Ella aparece sosegada, al atardecer, sale entre las grietas y entre los inescrutables recodos, con su abanico de colores camaleónicos, entre marrones, ocres y grises. Su cuerpo es robusto, con prominencias, bultos de aspecto vetustos que causan respeto, incluso terror y desprecio.

            Para ella, cada paso es un juego de equilibrista, cada paso burla la gravidez, es toda una funambulista que reta la lucidez. Camina tranquila, adhiriéndose a superficies desafiantes e imposibles, camina por los techos y nos contempla en su mundo al revés. Su mundo es nocturno y se contradice al necesitar el sol, su mundo es frío pero depende del calor, su mundo es oscuro pero busca la luz. Su mundo también es el nuestro, pero ella no lo destruye, no lo contamina, no lo consume, no lo envenena… ella convive con la madre tierra.

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            La noche siempre es misteriosa, de solitarios territorios de caza, donde la vida se defiende en cada instante. Ella permanece estoica e inmóvil, al acecho de su presa y sin prisa se asegura un ataque certero que capture su presa. Su instinto nocturno despierta mitos y leyendas del mundo oscuro, donde el miedo humano nos demuestra su peor cara. Y así continúa la noche, con su profundo silencio, solo inquebrantable por aullidos casi inaudibles.

                     Se sucede la noche, hasta un nuevo amanecer.

            De carácter sencillo, destacaba el maestro José Fatas y Bailo, completamente inofensivo, que no teme entrar en nuestras propias habitaciones y vivir con nosotros. Pero nosotros le atacamos, la despreciamos, las matamos… Le tememos por su aspecto, somos seres de perjuicios y de preconcebidas ideas infundadas, ideas que muchas veces se vuelven destructivas. Razonar no es suficiente y ni la historia y ni las tradiciones valen por si mismas, tampoco la cultura. Porque en su mundo al revés, la salamanquesa, nos observa en nuestro mundo que tanto despreciamos, con guerras, hambrunas, desigualdades, racismo, fascismo, machismo, maltrato animal, contaminación… y aún así convive con nosotros.

Si hay esperanza ¡Yo me giro al mundo al revés!, al mundo de la salamanquesa.