Archivo por meses: abril 2016

Los últimos esquiladores


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         El otro día, charlando  con A. R. M. talabartero de toda la vida,  contertulio impenitente y conocedor de mil historias, me comentó de pasada  un asunto relacionado con las caballerías de Sariñena. Su comentario  me dio pie para indagar sobre los últimos esquiladores que hubo en nuestra villa. Para completar este asunto necesité de otros conocidos tertulianos como José B. S., en otro tiempo contumaz viajero nacional e internacional y Agustín A. A. reputado ganadero de El Tormillo. Entre estos y otros espontáneos abordados en los mentideros más soleados de la localidad (a los que debo de agradecer su implicación), me suministraron  suficientes datos como para pergeñar  un  ilustrativo artículo de etnografía monegrina.

        Allá por los años cincuenta, los burros, machos y mulas abundaban en las zonas rurales de este país. La precaria mecanización nacional hacía de estos  animales sujetos imprescindibles para la realización de las tareas agrícolas. Los cuidados que necesitaban eran mínimos, no obstante, era necesario tenerlos bien atendidos aunque sólo fuese por puro practicismo. Entre las incomodidades estacionales que padecían estas caballerías estaban las que les podía conllevar un exceso de pelaje, o sea, calores, suciedades y parásitos.  Para solventar este problema había en Sariñena cinco personas que  ejercían el antiguo oficio de esquilador. Estos  eran:  Pedro Peralta Royo y sus hijos  Pedro y José, (todos de casa  Chapi) y el tándem formado por Antonio Peralta Royo (apodado Matietas) y su socio José ¿Peralta? de sobrenombre Huesetes.  A pesar de las coincidencias en  nombres y apellidos, parece ser que sólo los tres primeros tenían parentesco entre sí, como ya he reflejado.

         Los cinco eran diestros con los utensilios propios del oficio, a saber: tijeras de distintos tamaños, maquinilla manual, una rasqueta acanalada de metal  para eliminar la porquería que generalmente se adhería al pelo y dificultaba el esquile y un cepillo para dejar perfecto al animal.

          Su lugar de trabajo estaba en la misma calle en la que vivían. Los primeros lo hacían en la Ronda San Francisco, enfrente de donde hoy está el baile del casino y los segundos en los comienzos de la calle Miguel Servet. Esta actividad, al ser de temporada, sólo era un complemento económico para las personas que la ejercían.

       Si el animal era tranquilo o no tenía cosquillas, no se tomaba ningún tipo de precaución, pero si era nervioso o “guito” había que atarle las patas con una “traba” o incluso ponerle el “torcedor”  en la boca  (un artilugio de madera con una cuerda en forma de asa en un extremo con la que se cogía el morro del animal y se tensaba con el palo). Este artefacto podía producirles  mucho dolor si se movían.

          La mejor época para el esquileo de los animales era en primavera y se les arreglaba, especialmente,  crines, colas y lomos.  Primeramente dibujaban con una tijera más pequeña una “rayeta”  para separar el lomo de la panza con el propósito de delimitar la zona esquilable. Con otra tijera de mayor tamaño “hacían” las crines y las colas y con la maquinilla el lomo.  Se evitaba esquilar demasiado ciertas partes del cuello, ancas y barriga con el objeto de minimizar el roce con el collerón o las cinchas. Y también  se les dejaba en el nacimiento de la cola un “floco” o flequillo. Algunos esquiladores solían perfilar cualquier tipo de dibujo como marca de la casa a modo de firma, generalmente en la culera.

        En un burro esquilado exclusivamente a tijera se podían emplear aproximadamente dos horas.  Con la llegada de las maquinillas  manuales a principios de siglo XX el tiempo se redujo a la mitad.

         Las nuevas mecanizaciones terminaron con la preponderancia animal en el campo y de aquel millón de burros que había aproximadamente en la España de los años cincuenta, se han quedado en unos sesenta mil en la actualidad, por lo que pueden ser considerados animales en peligro de extinción. Y la escasa demanda de esquiladores hizo que la mayoría se dedicara a otra cosa.

     La sabiduría popular ideó numerosos refranes para estos inteligentes, fuertes, resistentes, pacíficos, amigables, a veces tercos  y siempre denostados animales. En ningún caso, dichos refranes hablan de agradecimiento por la ayuda que prestaban o alababan sus cualidades. De mulas hay varios con tendencias machistas  y de esquiladores sólo recuerdo uno.

-Ponerse como el chico del esquilador.

-A la mujer y a la mula mano dura.

-A la mujer y a la mula por el  pico se les va la hermosura.

-Burro mal “esquilau” a los siete días “igualau”.

-El que a bodega va y no bebe, burro va y burro viene.

-Después de burro muerto la cebada al rabo.

-El burro delante “pa” que no se espante.

-El burro busca a otro burro “pa “ rascarse.

-Quien a burros favorece, “cosa” merece.

-Para las cuestas de arriba quiero mi burro,…

-Bien sabe el burro en que casa rebuzna.

-A burro viejo no le cambies el camino.

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           En cuanto al esquileo de las ovejas era trabajo de cuadrillas forasteras provenientes de Teruel o Soria. En algunos lugares como por ejemplo en El Tormillo un mismo esquilador local se hacía toda la cabaña.

         El último profesional de dicho pueblo fue Juan José Solano, era tal su destreza que podía esquilar entre cincuenta o sesenta ovejas por jornada, incluso una vez llegó a las ciento una, batiendo todos los record conocidos. Recuerdan sus convecinos que el pobre Juan José se fue a casa después de aquella dura jornada encorvado y sin poder enderezarse.

           En El Tormillo el sistema de pago se hacía por medio de igualas, como las que cobraba el barbero y que subían anualmente a una anega de trigo. Este pago daba derecho a afeitarse todos los sábados del año, por lo que ese día había cola durante buena parte de dicha jornada.

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       El descubrimiento de la ganadería sucedió en la época prehistórica denominada Neolítico. Antes de llegar a este hito social se domesticaron: el perro hace unos 9.500 años,  la oveja 9.000 años atrás, el jabalí (cerdo) 8.000 años y el burro  hace unos 7.000 años.

      Durante la etapa siguiente, la llamada Edad del Bronce se fabricaron numerosas herramientas de dicho metal y una de ellas fue precisamente las tijeras con las que se comenzó a esquilar a animales y personas. Estaban hechas de una sola pieza y no fue hasta el siglo XIV en que se  inventaron las de dos piezas.

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          La mecanización en la Sariñena de antes de la guerra era muy débil y sólo en casas muy ricas se podía ver un tractor oruga que funcionaba con petróleo o algún que otro artefacto con ruedas de hierro. A finales de los años cuarenta la casas fuertes de Sariñena disponían de los siguientes tractores:  Gilaberte un Renault, Regaño un Renault, Guillén un Volvo, Budios un Volvo, Sobella un Volvo, Torres  un Deutz, un Ford y un Fendt, Castanera un Farmall y un Minneapolis Moliné, Blanco un Deutz, Conte un Ford, Ariste un Volvo, Paraled (Sabineta) un Massey Harris Pony y posteriormente un Lanz de 95 caballos, Portera un Normag, Gaspar un Normag y Dupla un Man.

      Con la llegada de Nivelcampo en 1956 se le dio el verdadero empujón a la “tractorización” local y comarcal puesto que algunos agricultores aprovecharon la ocasión que se les brindaba para comprarse tractores y trabajar arrendados en la citada empresa. Posteriormente, con su desaparición en 1962, Nivelcampo  se deshizo de los tractores propios vendiéndolos a excelentes precios, muchos agricultores de la comarca se hicieron con alguno. El precio de venta de los de menos caballaje fue de 20.000 pesetas (unos 123 euros) cuando uno nuevo estaba valorado en 250.000 pesetas  (1.500 euros).

                                                                                                   Manuel Antonio Corvinos Portella

 

 

Las palabras de Huerto


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Detalle ermita de Santo Domingo en Huerto.

“Una palabra que compartir” es una iniciativa que recorre las diferentes bibliotecas de Los Monegros. Una caja que va recogiendo aquellas palabras aragonesas tan especiales para nosotros/as, palabras que la gente quiere compartir. Huerto ha sido el undécimo pueblo que ha visitado, continuando un viaje que se avecina muy interesante.

Entre las semana del 21 al 26 de marzo, el paso de la “Caja viajera”  ha replegado un total de 32 palabras.

¡Muchas gracias Huerto!

  • Abechucho: Tonto.
  • Alcahuetiar: Ara. Alcahuetear.
  • Amolar: Ara. Fastidiar.
  • Buco: Ara. Macho cabrío castrado.
  • Buello: Oveja.
  • Cacharro: Ara. Nombre que se da a cualquier objeto.
  • Cachibache: Utensilio, sitio o lugar para esconderse.
  • Capolar: Ara. Picar carne.
  • Catatico: Ara. Utensilio, cacharro.
  • Catenazo: Ara. Matutan, toca huevos.
  • Esbalizar: Ara. Escurrir
  • Escudillar: Ara. Preparar, caldo para la sopa.
  • Escurrir: Ara. Pensar.
  • Esfollar: Ara. Deshojar.
  • Estozar: Ara. Pegarse un tozolón, caerse.
  • Fer güena güebra: Ara Hacer buena faena.
  • Fer pliegos: Ara. Enseñar el ajuar de bodas.
  • Fosco: Ara. Oscuro.
  • Güebra: Ara. Terreno labrado.
  • Güellada: Ara. Mirada
  • Magano: Ara. Resguardo, trasaire.
  • Mandurrión: Manta para cubrirse.
  • Matazía: Ara. Matanza del cerdo.
  • Mírallo: Ara. Espejo.
  • Pelaire: Ara. Peletero.
  • Recia: Sabor fuerte.
  • Refitolear: Ara. Curiosear, alcahuetiar.
  • Tajador: Ara. Sacapuntas.
  • Tozolón: Ara. Pegarse un golpe en la cabeza.
  • Lengua de esparto: Mal hablado.
  • Peligra cero: Agudo, espabilado.
  • Poner pliegos: Exponer el ajuar de bodas.

Muchas gracias a Lola Alquézar  por su gran acogida ¡muchas gracias!!

Las palabras de Sariñena


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“Una palabra que compartir” es una iniciativa que recorre las diferentes bibliotecas de Los Monegros. Una caja que va recogiendo aquellas palabras aragonesas tan especiales para nosotros/as, palabras que la gente quiere compartir. Sariñena ha sido la décima biblioteca que ha visitado, continuando un viaje que se avecina muy interesante.

Entre las semanas del 29 de febrero al 11 de marzo, el paso de la “Caja viajera”  ha replegado un total de 181 palabras. Las palabras más repetidas, por dos veces, han sido alparcera, ancolicas, badil, branquil, capuzar, ceprenar, chandrío, corderetas, cuquera,  encorrer, esbarizaculos,  estral, fartizo, festejar, fiemo, fogueta, garrampa, laminero, magra, minglana, rasmia, ruejo y zarrio.

¡Muchas gracias Sariñena!

 

  • Ababol: Ara. Amapola.
  • Abentar:  Ara. Lanzar al aire para separar el grano de la paja, tirar, lanzar, arrojar.
  • Abón: Ara. Hinchazón producido por la picadura de un insecto.
  • Abugo: Ara. Pera pequeña y dulce.
  • Acollar: Ara. Ceñir, unir.
  • Adubir: Ara. Dar a basto, “no adubir: y no adubo: no llegar a una cosa, agobio.
  • Aduyar: Ara. Ayudar.
  • Agonías: Persona muy pesimista.
  • Aguatillo: Ara.  Orificio practicado en una pared, para desagüe del corral.
  • Aladro: Ara. Arado.
  • Albarca:Ara. Abarca, calzado rústico.
  • Albardo: Atalaje de las caballerías, a modo de silla de montar, fabricado de esparto. Se sujeta a la caballeria con la cincha.
  • Alberje: Ara. Fruto del albergero.
  • Algados: Ara. Atalaje para las caballerías, con cuatro departamentos, para llevar cuatro cantaros o cuatro cestas. Se coloca encima de la albarda.
  • Alparcero/a: (x2) Ara. Alcahuete.
  • Amorro: Beber chupando.
  • Ancolicas: (x2) Ara. A caballito, montado a la espalda.
  • Aneblado: Ara. Atontado.
  • Angrucioso: Ara. Avaricioso.
  • Arguellau: Ara. Enclenque, delgado.
  • Azierro: Ara. Fallo, error.
  • Badana: Parte trasera del cuello, nuca.
  • Badina: Ara. Poza en el río.
  • Badil: (x2) Ara. Recogedor.
  • Bardo: Ara. Barro.
  • Barral: Ara. Garrafa
  • Batajo: Ara. Badajo.
  • Beroso: Ara. Fruto sin madurar.
  • Besaculero: Adulador, pelota, lameculos.
  • Bisalto: Ara. Fruto del guisante o variedad de guisante.
  • Bochiga: Ara. Vejiga de cerdo.
  • Bodillos: Ara. Intestinos.
  • Bofo: Ara. Fofo.
  • Boira.: Ara. Niebla.
  • Branquil: (x2) Ara. Umbral de la puerta.
  • Brazal: Ara. Acequia secundaria.
  • Brochina: Ara. Aire frío.
  • Bróquil: Ara. Col de flor.
  • Brozas: Ara. Persona torpe y descuidada.
  • Buro: Ara. Barro.
  • Burrufalla: Ara. Cosa de poco valor.
  • Cadiera: Ara. Banco de madera tradicional.
  • Cagazas: Ara. Cobarde, miedoso.
  • Calcero: Ara. Calzado
  • Camallón: Ara. Caballón.
  • Camandulero: Ara. Fiestero, persona ociosa.
  • Cansera: Ara. Cansancio, fatiga.
  • Cánzel: Ara. Aparador que había encima de la escalera, buhardilla para trastos viejos.
  • Capazeta: Ara. Bolsa o bolso de anea para la compra.
  • Caparra: Ara. Garrapata.
  • Caparrón: Ara. Primera fase de la flor de la patata, se parece a una caparra.
  • Capazo: Ara. Conversación larga por la calle.
  • Capuzar: (x2) Ara. Tirarse de cabeza al agua.
  • Caramullo: Ara. Lleno, sobresaliente del recipiente.
  • Carnón: Ara. Persona que come o le gusta mucho la carne.
  • Carrañar: Ara. Gritar, regañar.
  • Carrilano: Ara. Vividor.
  • Cazurro: Esp. Corto de entendimiento.
  • Ceprenar: (x2) Ara. Hacer fuerza con una palanca.
  • Cequieta: Ara. Acequia pequeña.
  • Chandrío: (x2) Ara. Chanchullo
  • Chapurquiar: Ara. Ensuciar más que limpiar.
  • Charrar: Ara. Hablar.
  • Chemecar: Ara. Suspirar, quejarse, con sentimiento.
  • Chiquer:  Ara. Chiquillo.
  • Choliba: Ara. Búho o lechuza.
  • Choto: Ara. Macho cabrío.
  • Chuflador: Ara. Silbato.  SAR
  • Chulla: Ara. Magra de jamón.
  • Chupido: Ara. Empapado.
  • Cobertera: Ara. Tapa de cazuela, de vasija.
  • Cocollo: Ara. Cogollo.
  • Coda: Ara. Cola, rabo.
  • Colgallo: Ara. Colgajo.
  • Comboyar: Ara. Mimar
  • Corcar: Ara. Carcomer.
  • Corcullo: Ara. Gorgojo.
  • Corderetas: (x2) Ara. Llevar a la espalda.
  • Cucau: Ara. Agusanado.
  • Cuquera: (x2) Ara. Herida en la cabeza, agujero del gusano en la fruta.
  • Dalla: Ara. Guadaña.
  • Desmanotao: Ara. Manirroto.
  • Embasador: Ara. Embudo.
  • Embolicada: Ara. Confundida, liada.
  • Empentón: Ara. Empujón.
  • Emsundia: Ara. Enjundia, grasa.
  • Enchegar: Ara. Encender un motor.
  • Encolicas: Ara. Llevar a la espalda.
  • Encorrer: (x2) Ara. Perseguir.
  • Enfarinoso:  Ara. Farinoso, dobladillo, dulce tradicional típico monegrino.
  • Enjundias: Esp. Lo más sustancioso e importante de algo.
  • Enregilar: Enredar, enrollar
  • Entredos: Esp. Cómoda.
  • Esbafar: Ara. Perder el gas.
  • Esbarizaculos: (x2) Ara. Tobogán.
  • Escapadizo: Ara. De refilón, por los pelos.
  • Escaparrar: Ara. Desparasitar de caparras, expr. despachar.
  • Escarramancharse: Ara. Agacharse ligeramente separando las piernas.
  • Escarramanchinas: Ara. A horcajadas, con las piernas abiertas.
  • Escobar: Ara. Barrer.
  • Escopeteau: Ara. Raudo y veloz.
  • Escoscar: Ara. Limpiar, adecentar.
  • Escuchete: Ara. En voz baja, sólo para el interlocutor.
  • Escuchinar: Ara. Romper.
  • Esfilorchar: Ara. Deshilar.
  • Esfriegas: Ara. Masaje.
  • Esganguillado: Ara.  (se usa en referencia a un mueble) desencajado, destartalado.
  • Esganguillar: Ara. Desarmar.
  • Esgarramanta: Ara. Persona informal, de poca valía.
  • Esgarrapadera: Ara. Garra de las aves, de las gallinas.
  • Esmelicarse: Ara. Desternillarse de risa.
  • Esparrias: Ara. Placenta (Normalmente animal).
  • Espeleta: Ara.Mujer descarada.
  • Espiazar: Ara. Romper, despedazar.
  • Espinais: Ara. Espinacas.
  • Espinguetero: Ara. Enredador.
  • Esportón: Ara. Apero de esparto para acarrear estiércol, serón.
  • Esquilla: Ara. Esquila, cencerro.
  • Estalentau: Ara. Tonto.
  • Estorbar: Ara. Estropear.
  • Estral: (x2)  Ara. Hacha.
  • Estraleta: Ara. Hacha pequeña.
  • Estricalla: Ara. Despedazar, romper.
  • Estrompio: Estorbado, mal de la cabeza.
  • Esturrazo: Ara. Especie trineo para llevar carga a rastras.
  • Fartizo: (x2) Ara. Persona comilona.
  • Farto: Ara. Harto.
  • Fateza: Ara. Simpleza, tontería.
  • Ferrincallo: Ara. Trasto viejo.
  • Festejar: (x2) Ara. Cortejar.
  • Fiemo: (x2) Ara. Estiércol.
  • Florecido: Esp. Mohoso.
  • Fogueta: (x2) Ara. Nuca, cogote.
  • Gabiño: Ara. Cuchillo curvo para la vid.
  • Ganlinche: Hueso de fruto.  (Capdesaso).
  • Garrampa: (x2) Ara. Rampa, calambre.
  • Glarima: Ara. Lágrima.
  • Griba: Ara. Criba.
  • Insundias: Ara. Enjundias.
  • Jada: Ara. Azada.
  • Jadico: Ara. Azada pequeña.
  • Jarcía: Ara. Objetos inútiles.
  • Jasco: Ara. Seco al paladar.
  • Jauto: Ara. Insípido, soso.
  • Jetazo: Ara. Golpe fuerte, bofetada.
  • Jopar: Ara. Marchar, huir.
  • Jorear: Ara. Orear. Curiosamente lo habían puesto al revés.
  • Joven: Ara. Nuera.
  • Laminero/a: (x2) Ara. Goloso.
  • Magra: (x2) Ara. Jamón.
  • Mallancar: Ara. Trabajar el patatar.
  • Malleta: Rodillo de golpear el esparto.
  •  Martingala: Cosa no buena, no me vengas con historias.
  • Mallo: Ara. Maza o martillo grande.
  • Mardano: Ara. Macho de la oveja.
  • Matután: Ara. Persona corpulenta y poco inteligente.
  • Meco: Ara. Memo.
  • Mega: Ara. Simple.
  • Melico: Ara. Ombligo.
  • Mielsa: Ara. Bazo. Tener mielsa es tener pachorra.
  • Minchurillas:
  • Minglana: (x2) Ara. Granada.
  • Mirau: Ara. Desconfiado.
  • Modoso: Ara. Prudente.
  • Moña:  Ara. Muñeca.
  • Morral: (x2) Mochila o zurrón, usada por pastores, y gente del campo, para llevar la comida.
  • Mueso: Ara. Mordisco.
  • Palosanto: Ara. Fruta de otoño, caqui.
  • Pastura: Ara. Mezcla de patatas y verduras para animales domésticos.
  • Peliculero: Fantasioso.
  • Pezolaga: Ara. Persona que realiza actos desordenados.
  • Pindol: Ara. Hueso oliva.
  • Pizco: Ara. Pellizco.
  • Plantaziguera: Ara. Voltereta.
  • Porgadero: Ara. Criba.
  • Pozal: Ara. Cubo.
  • Quio: Ara. Saludo.
  • Rasmia: (x2) Ara. Coraje, valentía.
  • Reblar: Ara. Ceder, rendirse.
  • Recautillo: Ara.  Terminación a modo de tejadillo a dos vertientes de una tapia.
  • Refirmarse: Ara. Apoyarse.
  • Retreculas: Ara. Ir hacia atrás, reculando.
  • Romancear: Ara. Quejarse.
  • Romancero: Ara. Refunfuñón.
  • Romanziar: Ara. Repetir las cosas protestando.
  • Rosada: Ara. Escarcha, rocío, helada.
  • Rosigón: Ara. Mendrugo de pan.
  • Royo: Ara. Rojo, rubio, rubia.
  • Ruejo: (x2) Hueso de la oliva.
  • Sulsirse: Ara. Quemarse, quedarse sin jugo.
  • Talegazo: Ara. Golpe, caída.
  • Tarquil: Ara. Barro.
  • Tarquín: Ara. Barro.
  • Tarrizo: Ara. Recipiente de barro.
  • Tartameco: Ara. Tartamudo.
  • Tozolón: Ara. Golpe en la cabeza.
  • Tremoncillo: Ara. Tomillo (Thymus vulgaris).
  • Tronzador: Ara. Sierra grande.
  • Troquilar: Tiritar.
  • Zagal: Ara. Mozo.
  • Zancarriana: Ara. Lagartija.
  • Zapalastrau: Ara. Desmanotado, desarreglado.
  • Zarrio: (x2) Ara. Objeto sin valor.
  • Zeprén: Ara. Palanca, tope.
  • Zeprenar: Empujar insistentemente.
  • Zerrino: Ara. Obcecación, empeñarse en una cosa u obsesionarse, sin ver más allá.
  • Zimbel: Ara. Hacer el zimbel: Espinguetear.
  • Zolle: Ara. Pocilga o establo para cerdos.

Muchas gracias a la bibliotecaria Luisa Casañola  ¡muchas gracias!!