Jara Sánchez Badenas, gaitera de Sena


Soy una chica de 14 años que vive actualmente en Fraga, mi pueblo/ciudad es Fraga. Mi infancia siempre la recuerdo en Sena y para las fiestas en el dance, por eso ahora, que soy más mayor, he decidido empezar a tocar la gaita.

Mis primas empezaron a tocar la gaita cuando yo empezaba a tocar la dulzaina, entonces me gustó mucho la gaita. Cuando empecé gaita estaba muy entusiasmada con empezar porque es un instrumento que, desde muy pequeña, me ha gustado mucho. Ahora que sé más toco en el dance con mis primas. 

Para mí aprender a tocar la gaita me ha sido muy fácil porque me he ido acostumbrando a tocarla, además que, ya desde pequeña, se leer las partituras; eso me lo ha facilitado aún más. La gaita para mi representa un instrumento que da libertad, es decir que, como ya desde pequeña me han enseñado que es un instrumento que tocan los escoceses al aire libre y con minifalda, me representa un instrumento que da libertad. Como ya he dicho antes, ha sido fácil aprender a tocarla pero la adquisición de ella me ha sido un poco tanto complicada porque, cuando aprendía tocarla, me dieron una que era de la cultural que iba fatal. Al final me compré yo una con la que se notó una gran diferencia a mejor.

La gaita es especial para mi porque representa mucha cultura de Sena y para mi es el mejor sonido del mundo mundial.

El dance para mi es cultura y una cosa que hace unión al pueblo. 

Una tradición y un lugar de Los Monegros 

Tradición me encanta la de semana santa en los Monegros sobre todo en Huesca.

Nuria Montull Simón, gaitera de Sena


Nuria Montull con las jóvenes gaiteras Mariam Pellicer y Vera Villafaina.

Soy Nuria Montull Simón, tengo 28 años, soy música y soy de Sena. Comencé mis estudios musicales a los 6 años en Sariñena, y me titulé como pianista en el Conservatorio Superior de Música de Aragón en 2021. Además, he hecho un máster en musicoterapia y desde los 4 años he estado vinculada con el folklore de mi pueblo, formando parte de diversas agrupaciones y actos con la voz, guitarra, laúd, gaita, violín y dulzaina. 

Mi relación con el dance de Sena viene desde que nací, pues mi padre, Miguel Ángel Montull fue mayoral del dance hasta 2013 y anteriormente lo fue muy abuelo Miguel, así que es algo que ha estado presente en mi casa y en mi familia desde antes de que yo naciera y he crecido con mucho amor hacia él.

Mi relación con la gaita ha sido algo parecido, pues es el sonido que he escuchado siempre para hacer bailar nuestro dance, así que es el sonido de identidad cultural más claro que tengo. Aprendí a tocar en el verano de 2013, a través de un curso que hizo Eduardo Plana con la Asociación Cultural Senense de la mano y en octubre de ese mismo año comencé a tocar en el Dance de Sena.

La gaita es uno de los instrumentos que más libertad de expresión me proporciona, quizás por la forma de tocarla (abrazándola), junto a su sonido, y llegar a sentirme cómoda con ella fue uno de los procesos más bonitos que he hecho en mi vida.

Los comienzos, aunque los recuerdo con cariño, no fueron muy de la mano. Tenía una gaita prestada que no acababa de funcionar óptimamente y, después de la ayuda de Eduardo, invertí mucho tiempo en conocerla, preguntar cómo mejorarla e intentar arreglarla yo. En verano me subía al monte todas las tardadas para intentar ajustarla: subir el bordón, reducir el boto, cerrar la caña… «uy, ahora pita», abre la caña, «uy, ahora no suena bien, suena desafinada…» o, «jolín, ahora suena mucho el bordón…» (risas) un sin fin de factores que tardé mucho tiempo en comprender y poner a punto, hasta que por fin en 2019 entré en contacto con Mario Gros y me animó a construirme una en el Taller de Construcción que comenzaba justo entonces en la Escuela Municipal de Música de Zaragoza, de la mano de Nacho Martínez (Gaitería Tremol).

Construirme la gaita fue una experiencia impresionante. Fueron 6 meses de torno y madera que guardo con un cariño súper especial… es como si fuera mi hija (risas). Recuerdo que cuando la monté y la hice sonar por primera vez, todavía sin afinar, me embriagó una emoción enorme, no me lo creía, esa maravilla de instrumento que tanto amaba y que tenía ahí delante, lo había hecho yo.

Después de aquello y con ánimo de seguir formándome, estudié dos cursos de gaita en la Escuela Municipal de Música de Zaragoza, con Nacho García Hermoso como profesor, que me enseñó mucho nuevo repertorio y técnicas que no conocía.

La gaita me conecta de forma directa con lo ancestral. Tiene la fuerza de lo antiguo y la energía de lo actual. Es el sonido más potente a nivel emocional que conozco. Cuando empiezan a sonar los bordones es como la señal de que algo muy especial va a suceder. Es pura magia.

El Dance de Sena es cultura, emoción, identidad, familia, pueblo… algo muy nuestro que nos conecta a todos los senenses profundamente. Ser miembro de él me emociona y enorgullece mucho. Siento mucha suerte de tener un dance tan antiguo y poder contribuir a que siga existiendo a día de hoy.

Una tradición y un lugar de Los Monegros  

Tradición: La entrada del dance en la iglesia para las fiestas. Me encanta y me emociona mucho cómo se va llenando el templo poco a poco del sonido de palos y gaitas y nos reúne a tantos para celebrar los días grandes de nuestra fiesta mayor.

Lugar: El tozal de la mora, entre Villanueva y Sena, justo al otro lado del río, donde nuestra gran y querida Josephine Monter hizo la escultura de «La mora» y desde donde se puede apreciar la fuerza con la que brotan los atardeceres y amaneceres monegrinos.

Marian Pellicer Soler, gaitera de Sena


Marian Pellicer Soler y Vera Villafaina Soler.

Soy Marian Pellicer Soler, tengo 13 años y vivo en Sena. Desde siempre he ido a ver los ensayos y actuaciones del dance, además en mi casa mi abuelo y mi madre nos han cantado siempre sus mudanzas y mi hermano, como danzante, me enseñaba alguna de ellas. Hoy en día orgullosamente sigo viviendo en Sena y participo en las actuaciones y ensayos del dance.

Mi relación con el dance es estrecha y satisfactoria. Entre todos los danzantes y gaiter@s hay muy buena relación y disfrutamos mucho todos juntos.

El inicio de mi interés por la gaita surgió porque mi profesor de dulzaina la tocaba y a raíz de eso nos animó a empezar a tocar.

La gaita para mi es un instrumento muy importante ya que la he tenido presente desde siempre y me ha acompañado en mis vivencias.

Mi gaita fue construida en la gaitería Tremol por Nacho Martínez, al principio no tenía todas sus piezas ya que no poseía la suficiente capacidad pulmonar para llevar la bordoneta y el bordón, ahora llevo estas dos piezas que me faltaban y dentro de poco me pondrán el boto grande. El vestido que lleva mi gaita está hecho por mi abuela Mari Carmen.

Mis inicios con ella empezaron en 2021 y más adelante tuve mi primera actuación que fue en las coplillas de Sena.

Su sonido es muy bonito y nostálgico. Y cuando la toco o la escucho me entra una sensación de tranquilidad y desconecto con el resto de las cosas 

Para mí es una seña de identidad de Sena en los Monegros. Los días de las representaciones nos reunimos todas las personas que mantenemos esta tradición ancestral. 

Una tradición y un lugar de Los Monegros 

Me cuesta elegir una de tantas tradiciones que tenemos: Coplillas, Santa Quiteria, La fiesta mayor en honor al Ángel Custodio y a la Virgen del Rosario, nuestro querido dance. Si tuviera que elegir un lugar sería mi pueblo, cada calle, cada ermita, el río…

Me encuentro a gusto en cada rincón de mi querida Sena.

Vera Villafaina Soler, gaitera de Sena


Mi nombre es Vera, nací el 25 de febrero de 2010 en Sena, donde vivo con mis padres y con mi hermano que nació dos años después que yo.  Sena es el pueblo de mi familia materna, es un pueblo muy rico en muchas cosas, entre ellas las múltiples asociaciones y en lo que se refiere al tema cultural también.

Mi infancia está marcada por la convivencia en familia, con mis padres y hermano, con mis abuelos, tías, tíos y en especial con mis primas y primo, a mis primos los siento como si fueran hermanos, hemos compartido todo desde que nacimos.

Mis abuelos son muy importantes para mí porque han sido son y serán un pilar fundamental en mi vida.

Con mis primos he compartido y sigo compartiendo todo, la etapa escolar desde sus inicios, en la guardería, la escuela primaria en el colegio Alberto Galindo… Con ellos comencé a participar en múltiples actividades de las asociaciones del pueblo, en la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, en el Belén Viviente de Sena desde su primera edición, escuela de Dulzainas y Gaitas, la subida la Mora en la primera luna Llena del verano…

Mis recuerdos están muy ligados a Sena, a mi familia, amigos y a sus numerosas actividades, a las vivencias y a la convivencia en el pueblo.

Actualmente sigo viviendo en Sena y sigo en la misma línea de participación en todo lo que puedo, principalmente en lo que tiene que ver con el grupo de Dulzainas y Gaitas de Sena.

Mis inicios en el Dance de Sena parten de mi relación con la música tradicional, comencé a tocar la dulzaina con 7 años, de la mano de mi profesora Nuria Montull, después de muchos ensayos y actuaciones con la Comparsa de Gigantes y Cabezudos tocando la dulzaina me animé a tocar la gaita y pronto comenzamos con las clases, era en noviembre del año 2021, tenía 11 años.  Ensayamos mucho tanto en las clases como en casa y por primera vez junto a mi prima Marian y mi hermano Alejo tocamos las Coplillas del 15 de agosto de 2022.  Ese mismo año debutamos con el grupo de Dance de Sena en la fiesta de Octubre y hasta el día de hoy hemos participado en todas sus actuaciones en el pueblo y en las salidas que se han organizado desde el Grupo de Dance de Sena, hemos ido a la Gala de Aspanoa en Huesca, Ofrenda de flores de las Fiestas del Pilar, día de San Jorge en Zaragoza, Encuentro de Dances de Monegros,…

La gaita para mí es un instrumento que representa Sena, un instrumento que me lleva a mis recuerdos de la infancia, a mis raíces.  Es un instrumento al que hay que dedicarle mucho tiempo y como todo, cuanto más lo practicas más fácil te resulta su manejo.  Mi gaita fue construida en la Gaitería Tremol por Nacho Martínez, fue construida en dos fases, al principio tenía el boto pequeño, el cepo del clarín y la bordoneta y el soplador. Con estas partes tenía suficiente para aprender y poder manejarla porque mi capacidad pulmonar no estaba preparada para utilizar el resto de piezas.  Pasado un año ya estaba preparada para poder utilizar la gaita completa, con las piezas que le faltaban, el bordón y la bordoneta así como el boto grande.  La gaita va con un vestido, el que llevo ahora es uno hecho a mano por mi abuela M.ª Carmen.

La gaita emite un sonido que me resulta muy especial, es escucharla y desconectarme de mi alrededor y conectarme con una sensación llena de fuerza, paz, calma, siento como estar en casa cuando la toco, cuando la escucho.

El dance es símbolo de Sena, es una parte muy importante en la cultura de mi pueblo, para mi Sena y el Dance significa raíces, es lo que me conecta y me hace sentir en casa.  Me imagino estar lejos de aquí y escuchar la música del Dance, escuchar la gaita y sentirme estando en casa.

Una tradición y un lugar de Los Monegros 

Elegir una tradición me resulta complicado, las Coplilas, el Dance, las Carrozas de la fiesta de Santa Quiteria, el Belén Viviente, la Luna llena en la Mora… En este momento elijo las Carrozas de Santa Quiteria que están a la vuelta de la esquina.

Un lugar:  mi calle, la Avenida Santa Quiteria, es salir a la calle y sentir libertad y conexión con los recuerdos de mi infancia y con ganas de seguir explorando el futuro.

Lidia Berdejo Escanilla, gaitera del dance de Bujaraloz


Nació en Bujaraloz en 2002 y vivió allí hasta los 16 años cuando se fue a vivir a Zaragoza buscando oportunidades para estudiar música. Posteriormente se mudó a Pamplona a estudiar la carrera de Piano Jazz, que no terminó, y actualmente reside en Salamanca, donde estudia la carrera de Etnomusicología. Desde hace unos años es una de las gaiteras del dance de Bujaraloz.

Lidia Berdejo con Mila Dolz.

Mis recuerdos de infancia en Bujaraloz son agridulces. Por una parte todos conocemos las virtudes que tiene el crecer en un pueblo, pero por otro lado, está la inmensa soledad que se puede llegar a sentir creciendo en un lugar donde el círculo social disponible, que es muy limitado, te rechaza.

Desde que me fui de allí mi vínculo con mi pueblo ha estado limitado a mi familia y al folklore.

Mis inicios en la colla del dance fueron como danzante con unos 12 años, antes de empezar a tocar la gaita, que aprendí a tocar con 16 años. Desde entonces he formado parte de los gaiteros de Bujaraloz junto a Mila, Chusé y el intermitente Martínez.

Mi gaita se la compré a Pablo Morales, un luthier de Caspe, y más adelante compré un clarín en Tremol.

Para mí, acostumbrada al piano, donde el único contacto físico con el instrumento son las yemas de los dedos, tocar y estudiar gaita es una experiencia totalmente opuesta. Hay que abrazar la gaita con fuerza para que suene. En un brazo está el boto, en otro el bordón, y entre las manos el clarín y la bordoneta, y consigues sentir la vibración del sonido en tu cuerpo, además de notar en las yemas de los dedos cómo pasa el aire por dentro del clarín. Sensaciones que con el piano no son posibles de experimentar.  Aparte de todo el tiempo que se debe invertir en cuidar y ajustar las cañas, que al fin y al cabo también es tiempo que le dedicas al instrumento aunque no sea tocando, y de nuevo ese tipo de relación tan personal no se puede tener con el piano.

Además, la gaita no sólo me conecta con mi cuerpo sino que siento que me conecta a la historia y me conecta a mi tierra, de la que siempre había renegado. Comencé a tocar la gaita el último año que viví en Bujaraloz, sabiendo que al año siguiente ya no iba a estar ahí. Decidí aprender este instrumento que veía como tan característico nuestro para intentar sentir algún tipo de pertenencia al lugar donde crecí y del que nunca me llegué a sentir parte.

Comencé aprendiendo con Chusé, el otro gaitero del pueblo, y seguí estudiando en la Escuela Municipal de Música de Zaragoza con Mario Gros, con quien mantengo relación y al que le guardo mucho cariño.

Para mí uno de los momentos que más orgullosa me hacen sentir como gaitera es cuando alguien ajeno al mundo del folklore, que llega con prejuicios sobre la gaita por la representación que se le suele dar de instrumento desagradable y estridente, escucha mi gaita y se queda maravillado por su sonido y la música que sale de ella.

Creo que el sonido continuo es un elemento que fascina a todas las culturas, ya que encontramos instrumentos con esta característica en todo el mundo. Ya sea por la propia construcción del instrumento, como es el caso de la gaita o la zanfona, o por el uso de respiración circular, como por ejemplo la alboka. Creo que es lógico que al ser humano le cautive este sonido continuo, pues por nosotros mismos no somos capaces de producirlo, y al escucharlo parece algo mágico. Además la gaita tiene ese otro elemento cautivador que son los bordones, que le da ese cuerpo tan característico y envolvente al sonido.

Para mí el dance significa historia. No es la historia que se enseña en clase, pero es la historia directa de mis antepasados. Me resulta muy emotivo pensar en qué debía sentir el pueblo en los siglos pasados cuando llegaban las fiestas y llegaban los días de dance, teniendo en cuenta el escaso acceso a la música de la gente durante el pasado, y el gran sentimiento religioso que debía producir esta representación.

Una tradición y un lugar de Los Monegros.

Siempre me ha fascinado la historia de que antiguamente, durante el baile de la gaita en la Virgen de las Nieves en Bujaraloz, hacían tocar al gaitero desde una bodega para que el sonido de la gaita saliese a través de las rendijas, y gracias a la acústica de la bodega, se pudiera escuchar por toda la calle.

Mila Dolz, gaitera del dance de Bujaraloz


Milagros Dolz (Zaragoza, 1995) estudió Gaita de Boto en la Escuela Elemental de Música y Danza con Mario Gros y Rafa García Hermoso, pero en lo formal es graduada en Bellas Artes, Master en Pintura y actualmente doctoranda en investigación en arte contemporáneo. En su caso no es de Los Monegros pero se considera gaitera monegrina, no solo debido a su trayectoria sino también a sus influencias, estilo y repertorio. Ella misma nos descubre su inicio con la gaita y el dance aragonés y su desarrollo hasta llegar a ser una de las gaiteras del dance de Bujaraloz.

Mila en el centro con la gaitera Lidia y el gaitero Chusé. Dance de Bujaraloz.

En agosto del año 2013 me llamó Luis Miguel Bajén, profesor de dulzaina en la EMMD de Zaragoza, para decirme si me interesaba ir a Bujaraloz a tocar el dance del pueblo. Resulta que había coincidido con uno de los gaiteros, Chusé Rozas, quién no podía ir a tocar por cuestiones laborales y necesitaban un apoyo. A mí me maravilló la idea, me sentía como los gaiteros antiguos que iban a tocar de pueblo en pueblo los dances durante el siglo XX. Chusé me proporcionó audios y partituras del repertorio que preparé en unos días y el día de San Agustín vino a buscarme el mayoral del dance, Carmelo, un hombre encantador. Cuando llegué la gente no sabía que Chusé no iba a estar y fue una revolución, me acogieron con una hospitalidad infinita, salí en procesión y dance junto con dos gaiteros del pueblo, Martínez y un chico joven del pueblo que ya no toca. Desde aquella festividad de San Agustín guardamos una gran amistad y continúo tocando con ellos siempre que puedo.

Empecé a tocar la gaita en el año 2011, cuando tenía 15 años, después de adquirir una las navidades de 2010. Ya trasteaba un poco con la dulzaina, pero yo tenía una obsesión con tocar la gaita de boto. Me parecía un instrumento tan fascinante como místico, con un sonido continuo que se colaba por las rendijas de las calles, una melodía aguda y estridente en un instrumento precioso vestido con saya de flores. Puede ser que me gustasen los instrumentos ruidosos solo por el hecho de existir.

Yo paloteaba en el danze de San Chusé de Zaragoza, entonces iba a ensayar con ellos con dulzaina y gaita, aunque no los dominaba demasiado. En septiembre de 2011 accedí a la Escuela Municipal de Música de Zaragoza mediante la prueba de acceso a 2º año de Gaita de Boto, y desde entonces entablaría una gran amistad con Mario Gros, Rafael García y otros tantos profesores de la escuela. Fue un salto cualitativo muy grande donde aprendí muchísimo y pude conectarme más con el mundo del folklore en Aragón.

Después de ello mi gaita ha ido conmigo a todos los lugares donde he vivido, y ahora que ya no resido en Aragón me siento que hago de embajadora de la tierra. Como anécdota destacable, en el año 2015 me llamaron para participar en la película «Jota de Saura» del director Carlos Saura, donde toqué con un grupo de gaiteras jóvenes de toda la península una canción entre las cuales se incluía el baile de la gaita de Bujaraloz.

La gaita es y será siempre mi instrumento de referencia. Como decía antes, desde su sonido, con los bordones haciendo la nota pedal de manera continua y su melodía aguda en el clarín, hasta su estética particular, con la madera dorada de boj, el forrado de piel de culebra y su llamativo vestido de flores. Con los años he tocado más tipos de gaitas de otras zonas y nunca encontré una tan cómoda. Para tocarla hay que abrazarla, como la historia de la hija del gaitero.

Con los años descubrí también que la gaita la teníamos gracias a que se preservó su uso para los dances monegrinos, cuestión que vi real cuando empecé a frecuentar la zona. La gaita está ligada a ese paisaje, a la dureza de la vida allí, a los pensamientos de la gente que lo habitan y a las supersticiones que heredan. Es su lugar natural y donde tiene sentido su sonido (no se si me explico bien). Y llega hasta nosotras gracias a todas las personas que defendieron el rito: a quienes preservaron las gaitas, las investigaron, las reprodujeron; quienes continuaron el dance con otros instrumentos perpetuando la tradición, las melodías, los bailes y los trajes; y no menos importante quienes se esfuerzan todos los días para que todos los años siga hacia adelante. Conocer el origen de las cosas es vital para entender mejor lo que hacemos y hacia donde lo encaminaremos.

El rito del dance para mi es la expresión más grande de pertinencia que se puede desarrollar. Las personas que los componen son muy heterogéneas, considerando (creo que de manera más o menos acertada) que en la mayoría de dances se cumplen estas normas: algunos viven en el pueblo, otros viven fuera pero acuden de manera regular, o gente como yo, que estamos «de pegote» pero lo disfrutamos como nadie. El sentimiento que mueve a cada uno también es variado: desde la religiosidad hasta la preservación de la tradición, o cualquier tipo de sensibilización al respecto. Además, el dance lo componen personajes visibles (danzantes, mayoral, rabadán, gaiteras/os y demás) y no visibles (desde quién monta el sonido hasta la abuela que prepara el traje), creando entre todas y todos una bonita comunidad en la que se comparte más que una procesión y unas danzas.  El «espectáculo» será la parte visible, pero la emoción brotará siempre de lo que no se ve desde fuera. Esta comunidad, con sus cosas buenas y malas, es para mí el auténtico rito a preservar.

Una tradición y un lugar de Los Monegros.

Mi primera respuesta sería el romance a la Virgen de las Nieves y el posterior baile de la gaita en Bujaraloz. Es una fiesta a la que he podido ir pocas veces, pero que aúna todas las cosas que me gustan de las tradiciones monegrinas: cantos, gaita y baile participativo. En ella también participan gente de la Asociación Balcardosa (la que se encarga del dance en sí).

Pero no siendo tradición y debido al esfuerzo que suponen, quería destacar las otras actividades organizadas por dances y ayuntamientos, sea el reciente encuentro de Dances de Los Monegros o la Trobada de gaiteros en Robres. 

Alicia y Alba Escanero Macaya, gaiteras de Lanaja


Alicia y Alba Escanero Macaya son dos hermanas gaiteras del dance de Lanaja, encontrándose con las raíces más autenticas y propias de su pueblo y comarca de Los Monegros. Y lo hacen a través de la música, del instrumento mágico que es la gaita de boto aragonesa, formando parte de la gran estirpe de gaiteros y gaiteras de Los Monegros.

Somos Alicia y Alba Escanero, hemos vivido en Zaragoza casi desde siempre, pero nuestra familia nunca se ha desvinculado de nuestro querido pueblo, Lanaja, así que tenemos la suerte de tener infinitos recuerdos de allí, donde hemos seguido yendo casi todos los fines de semana, navidades y veranos, y donde están nuestros amigos y familiares.

Las dos hemos estudiado música desde muy pequeñas, tocando varios instrumentos, especialmente el piano, aunque nos falta tiempo para que llegue uno nuevo a nuestras manos y ponernos a aprender. Así que, cuando una compañera del Dance, allá por el año 2002 le comentó a nuestros abuelos si queríamos participar en la asociación, les hizo tanta ilusión que no lo pensamos más, y ese fue el primer año que empecé a tocar, tuve que empezar yo sola ya que mi hermana Alicia estaba estudiando fuera en esos años y lo tuvo más complicado; decidí empezar con una acordeón, que aprendí a tocar aquel verano.

En el grupo de Dance existía una gaita de boto, y nos gustaba mucho el instrumento, entre otras cosas, también por ser un instrumento más tradicional, así que, algunos años después, nuestro padre nos regaló una gaita para cada una, un regalo de navidad un tanto especial que nos encantó, las cuales fueron fabricadas por Gaitería Tremol. Así que nos pusimos manos a la obra, fuimos aprendiendo poco a poco para poder tocar en las fiestas de San Mateo aquel septiembre.

Tuvimos la suerte que, como todos los años, la familia Lahiez vino a Lanaja a enseñar a los niños diferentes instrumentos, y como hacíamos cuando éramos pequeñas, nos apuntamos a las clases para que Alejandro nos enseñara a tocar. Con su paciencia y un poco de práctica conseguimos no desentonar en los primeros ensayos del Dance

La gaita, además de su sonido, que nos encanta, la de boto en concreto representa tradición de nuestra tierra, una tradición que casi se perdió y que poco a poco ha vuelto a crecer, haciendo que nos sentamos todavía más orgullosas de poder participar en este hecho.

Como instrumento, no tiene gran complejidad de una manera teórica, no es muy difícil aprender a tocar una melodía, pero tiene otras complicaciones bastante mayores, como conseguir encontrar un sonido bonito, sin “pitidos” que distorsionen; hacer silencios, o lo más complicado para nosotras, el mantenimiento del propio instrumento, las lengüetas de madera, “cañas” que lleva la gaita, con nuestro clima monegrino, se secan con gran facilidad, haciendo que se abran, o cierren, que se agrieten.. teniendo que volver a empezar con la afinación, y haciéndonos sudar un rato (la expresión “esto es una gaita” ya sabemos por que existe…).

En cuanto al mantenimiento en sí, Nacho, de Gaitería Tremol es el que nos ayuda, así que antes de las fiestas se las llevamos para que nos haga la puesta a punto, decidimos hace unos años que es mejor dejarlo en manos de un profesional.

¿Qué tiene de especial la gaita?

Por todo lo dicho antes, que no tiene de especial la gaita de boto, empezando por su historia, que hace que sea tan diferente a tantas otras gaitas, y porque no decirlo, mucho más bonita.

¿Qué significa para vosotras el dance?

El dance es un sentimiento de pertenencia a nuestro pueblo, Lanaja, y especialmente, a un grupo de Najinos que, sin esperar nada a cambio, invierte su tiempo y su esfuerzo para realizar una actuación el día del Patrón, el día más esperado del año para sus habitantes e intentar que salga lo mejor posible. Donde el pueblo entero se reúne para poder ver sus bailes tradicionales y reírse con los chascarrillos ocurridos durante todo el año con un mismo sentimiento, el de orgullo por su pueblo y sus tradiciones. Es una forma de honrar a San Mateo y a todos los Najinos

Una tradición y un lugar de Los Monegros.  

Lanaja, siempre.

Eloy Abadías Martínez, Mayoral del dance de Lanaja


Mayoral del dance de Lanaja, papel que comparte con su amigo Ángel Condón, Eloy es una caja de sorpresas. Hablamos de albañilería, de la forma tradicional de construir y de cómo ha cambiado todo. Nos abre las puertas de su casa, donde la artesanía y el arte, el trabajo con los materiales y el ingenio lo inunda todo. Pero con Eloy también nos adentramos en el dance de Lanaja, en su viva tradición hecha con la ilusión y el orgullo que cada 21 de septiembre, en honor a san Mateo, hace vibrar a Lanaja.    

Eloy Abadías Martínez y Ángel Condón, mayorales del dance de Lanaja.

Natural de Lanaja, Eloy Abadías Martínez nació en 1957. De casa Gabarre, por parte materna, casa pudiente de la localidad, y casa el Ribereño, por parte de paterna; pues venía de la ribera del Ebro. Su padre era albañil, al igual que su abuelo, oficio que continuó Eloy y del que su padre dijo -como enganches aquí ya no lo soltarás en toda la vida-.

Su abuelo trabajó en el canal de Monegros: -El vaso del canal lo picaban a mano, había mucha mano de obra y los pajares estaban llenos de trabajadores. Hay fotos en las que se ven a hombres con pico y pala y en el acueducto de las arcadas aún se ven las marcas de las tablas del encofrado-. Además, su padre trabajó mucho en la construcción de los pueblos de colonización, -hubo mucho trabajo-.

En Lanaja se ha trabajado mucho con piedra que se sacaba de la sierra, de canteras o piedras clarezca que salía de la labranza de los campos. Cando se bajaba de la sierra, siempre había que aprovechar el viaje y, aunque fuese, bajar algunas piedras. -Una cantera se ve muy bien la cantera de la Maladilla-, cuenta Eloy, -en la carretera de Lanaja a Monegrillo, con tan solo subir la sierra, en las curvas. De allí obtuvieron piedra para la carretera de Lanaja a Sariñena -. También se recogía piedra de yeso, la metían en hornos y una vez cocidas, en las eras, las molían con las ruedas de los carros. Así, obtenían yeso para la construcción.

Lo que faltaba era el agua, su abuelo decía que por Lanaja se cambiaba el vino por agua. Se subsistía, cada casa tenían algo de viñas, oliveras y criaban un tocino. En las casas pudientes había bodega de vino, prensa de vino y molino de aceite. En casa de Bastaras había unas enormes pipas para almacenar el vino, unos toneles grandísimos, apunta Eloy.

El agua la iban a buscar a las balsas. Eloy iba con dos pozales que llevaba gracias a una rueda con un eje donde los colgaba. Acudía a la balsa de los Tres Castillos, donde actualmente se encuentra el centro social de los jubilados. En aquella balsa bebían las personas, pero también el ganado. Por el parque estaba la balsa Alta y por donde está la deshidratadora la balsa Nueva o del Tejar. Aún queda la balsa de la Cruz, carretera a Monegrillo, a unos pocos metros de Lanaja.

En la balsa del Tejar había un tejar donde hacían ladrillos, tochos, tejas… También estaba el cañicero, hacía cañizos y los tejía en los tejados. Eloy ha visto también hacer adobas en la balsa de los Tres Castillos.

La madera la conseguían de la sierra, la mayoría era madera de pino, aunque en las casas buenas se utilizaba maderos del Cinca que subían desde Fraga. La madera de sabina, que es más dura, se empleaba en los cabeceros y en los puentes.

La leña la hacía la propia gente a nivel particular. En la sierra se hacía la vida. Su padre quiso ir a la sierra antes de morir, por Valdecarro, por donde había estado de rebadán, Se quedó sorprendido, antes distinguían el camino por las rodadas del carro y todo a su alrededor estaba pelado por el paso del ganado. Ahora, la vegetación se come los caminos -Antes había mucho ganado, la sierra estaba llena de vida-.  

Eloy, en su niñez, jugaba a los pitos o canicas, corría por las calles, iban a robar uva y alberjes al saso y subía por las canteras y las cuevas, -las cuevas se hicieron durante la guerra como refugios ante los bombardeos que sufrió la población-. Fue a la escuela hasta los 14 años, cuando la dejo para ir a picar a la obra hasta los 61, cuando se jubiló.

Se casó con Pilar Mari Pelegrín y tuvieron dos hijos, Aitor y Dani. Con 41 años sufrió un accidente, se cayó del andamio de un séptimo piso, en su caída se fue quedando liado entre unas silgas que detuvieron su caída a escaso medio metro del suelo. Eloy volvió a nacer.

Eloy tiene la afición de realizar manualidades, con madera, piedra o hierro, realiza maquetas, representaciones de fachadas de casas o detalles de diferentes construcciones. Es capaz de todo, utilizando diferentes materiales es capaz de realizar miniaturas, juguetes, cuadros e incluso sus marcos, elementos decorativos o ingeniosos muebles. Uno se queda corto porque la capacidad creativa de Eloy no tiene límites.

Con diez años, Eloy empezó a danzar en el dance de Lanaja, su hermano ya era danzante -Toda una vida danzando-. Incluso puede decir que junto a su mujer y sus dos hijos han sido pioneros en Aragón al danzar en familia –una familia completa en un dance-. Ha sido siempre danzante, hasta que en el 2016 falleció el antiguo mayoral Alfonso Nasarre “El Cartero”. Lo sucedieron los dos danzantes más mayores, Eloy y Ángel Condón, amigos de toda la vida y que actualmente comparten el papel de mayoral en el dance de Lanaja.

El dance de Lanaja se celebra para san Mateo, para el 21 de septiembre. Antiguamente se danzaba hasta tres días, un día se hacía ronda por casa de los mayores, el segundo con las mairalesas y el tercero para san Mateo.  

Actualmente, el dance de Lanaja consta de las siguientes partes:

  1. Pastorada.
  2. Procesión, ofertorio en la iglesia y actuación en la plaza de la iglesia.
  3. Mudanzas, de palos, espadas y el baile de cintas.
  4. Dichos y motadas, primero se dedican chascarrillos a los propios danzantes del grupo y luego van los dichos generales al pueblo.
  5. El degollau, se hace con espadas al ritmo de la gaita.y solo los hombres
  6. Se termina el baile de las cintas.

La danza de cintas se entrelaza doblemente, del palo central y entre ellas, lo que exige bastante a los danzantes, de cruzarse entre ellos. Es una particularidad del dance de Lanaja, comenta Eloy. El baile se había perdido, pero se logró recuperar.

El dance de Lanaja se recuperó en 1943 y desde entonces se ha introducido la mujer, ahora son una mayoría en el grupo. Eloy lleva más de 50 años de danzante, junto a Ángel Condón, y ambos fueron condecorados en su cincuenta aniversario como danzantes.

Empezaron ensayando todas mediodiadas en placetica de la iglesia, sin dejar dormir la siesta a los vecinos. Eloy se acuerda del Currutaco, de Jerónimo Tabueña y su hijo Luis Tabueña. Alfonso Nasarre “El Cartero”, antiguos mayorales. Como gaitero actualmente está Macario Andreu, Alicia y Alba Escanero y antes también “El Carnicer” que tocaba el acordeón. Macario aprendió de los Lahiez. A su vez han incorporado en la música violín y melódicas.

Para el ofertorio forman una fila los danzantes rojos y otra fila los azules, delante del altar con la espada apoyada en el hombro. Paso a paso todos van pasando por el altar besando una reliquia al ritmo de melodía de gaita y violín y 4 o 5 melódicas. Es un momento muy emotivo para los danzantes. Además, Eloy es el encargado de hacer los palos para los danzantes y realiza el mantenimiento de las espadas.

Dani, Aitor, Eloy, Pilar Marí y Ángel.

Eloy y Ángel ejercen de mayorales, conduciendo el dance de Lanaja con gran ilusión. Tradición viva gracias a personas excepcionales que con todo su empeño realizan el arte del dance con sus vecinos, amigos y sobre todo familia.

Parroquia de El Salvador de Sariñena


La iglesia parroquial de El Salvador de Sariñena, denominación oficial, responde a un soberbio edificio neoclásico, de cierta sencillez y claridad, pero con gran expresividad, evocando el clasicismo con sus magnas columnas toscanas. No es un edificio sin más, posee un gran valor arquitectónico y una gran historia, cuyo conocimiento, sin ningún tipo de duda, es una aventura apasionante.

Sus origines resultan difíciles de profundizar y, por qué no, de aventurar. Inocencio Cadiñanos Bardeci cita asentarse en una mezquita y en los materiales de una vieja atalaya mora. Realmente Sariñena se remonta a tiempos inmemoriales, pero lo cierto es que la actual iglesia se asienta en el solar de una vieja colegiata, descrita medieval por Javier Martínez Molina, en su tesis doctoral Arquitectura religiosa de la época de la Ilustración en Aragón: estudio histórico-artístico de la arquitectura religiosa de Agustín Sanz Alós (1724-1801) (tesis doctoral), Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2023, pp. 1399-1513. Tesis en la que describe la iglesia de Sariñena de dos naves, similar a la parroquia de Lanaja, más grande, pero que se hallaba en mal estado.

Remontándonos un poco antes de que Pedro I tomase Sariñena en 1101, antes de finalizar el siglo XI, en 1096, se cita una curiosa donación: La Almunia de la Reina “junto a Sariñena” con la torre que había allí y sus términos. Igualmente se recoge que el monasterio de Montearagón, tenía ciento cuatro iglesias bajo su jurisdicción, entre ellas La Almunia de la Reina “cerca de Sariñena” (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón). Almunia originalmente designaba a un huerto o granja y por extensión a una finca campestre o casa de campo, no obstante, en Sariñena existen las partidas de Las Almunias, Almunias Altas y Almunias Bajas, dirección Castelflorite. Queda por precisar e investigar la denominada y desconocida «La Almunia de la Reina».

El 5 de mayo de 1093, un documento del rey Sancho Ramírez recoge las donaciones que se han incorporado a la abadía de Montearagón, entre ellas figura la “Iglesia de Sariñena con sus mezquitas” (Mur Sangrá, Lorenzo. Montearagón desde su creación al ocaso). Todo apunta que Sariñena dependía del monasterio de Montearagón.

«El monasterio de Montearagón contaba con abad, cuatro canónigos dignidades (enfermero, limosnero, sacristán y chantre) y seis priores, uno de ellos con el título de Sariñena.»

Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón.

Apuntamos también la cita de un siglo después, cuando en 1206 Martín de Lérida da al monasterio y a su hijo P. de Vinera y a S. Salvador de Sariñena una viña en Albar, término de Sariñena. (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

No es hasta 1310 cuando aparece, propiamente citada, por primera vez la iglesia de Sariñena, en un documento de Ramón de Fontona, prior de la iglesia de San Salvador de Sariñena. Dicho documento da a treudo a Artal de Hunera, a Bartolomé de Cartaser y a Pedro Cebrián un huerto situado en el término de Reguano en Sariñena por el pago anual de 14 sueldos jaqueses. Se nombra tanto la avocación a San salvador como a la figura de prior, título eclesiástico para un superior, pero por debajo de un abad, en este caso del abad de Montearagón. Sariñena debía de responder a un priorato, como veremos más adelante, a un territorio con jurisdicción propia del prior.

El 4 de abril de 1328, un nombramiento del rey aragonés Alfonso IV, pergamino de 138, cita la iglesia: Reunidos los consejos de la villa y aldeas de Sariñena en la Iglesia de San Salvador, nombran a Marco de Sena, jurado de Sariñena, Domingo Lo Pico, vecino de Monsalva y jurado de la comunidad de aldeas de Sariñena, como procuradores especiales para que les representen en las próximas Cortes que se van a celebrar en la ciudad de Zaragoza, en la que se coronará a Alfonso IV” (Cancillería, pergaminos, Alfonso IV, carp.218, nº170/ Nombramiento).

En 1330 es citado prior de Sariñena Pedro Jiménez de Sarasa.

En 1364 se celebra un acuerdo con relación a las ventas del priorato de la iglesia de San Salvador de Sariñena entre Juan de Fortges, prior de la villa de Sariñena, y los racioneros, capellanes y siervos de dicha iglesia.

En 1385 Raimundo, abad del monasterio de Montearagón, comunica al vicario de la iglesia de San Salvador de Sariñena y a su lugarteniente que ha concedido a Guillermo Gastón y a su mujer Marta la licencia para construir en dicha iglesia una capilla bajo la advocación del beato Nicolás, confesor, que estará situada entre la capilla de San Laurencio y la puerta de Santa María, dotándola con 1.300 sueldos jaqueses anuales para pagar al capellán, otros 14 sueldos jaqueses anuales para gastos diversos y 1.100 sueldos jaqueses más para su ornamentación.

El 2 de noviembre de 1390, Juan de la Raga, prior de Sariñena, administrador y vicario General del monasterio de Montearagón y todo el cabildo, donan a treudo perpetuo a Martín de Ipiés, vecino de dicho lugar, un palacio con su heredad que tiene la casa de San Andrés de Fanlo en Ipiés mas una viña, debiendo pagar para San Miguel de septiembre dos cahíces de trigo y uno de ordio, medida de Jaca, dando la cuarta parte a Sancha López de Bananguás o a sus hermanos. (Signatura: F/055. Fondo de pergaminos del Archivo de San Pedro el Viejo de Huesca. Lectura, estudio y regesta de María Dolores Barrios Martínez (2013)).

En 1400, el monasterio (Montearagón) da a treudo a Eximino Loarre, clérigo racionero de la iglesia de San Salvador de Sariñena, el molino del Rey, sito en el lugar llamado Huerto de Suso en el término de Sariñena, molino antes estaba atreudado a Ramón de Castro, el cual no pagaba el treudo (1390-07-12). El racionero era el prebendado que tenía ración en una iglesia catedral o colegial.

En 1402 Juan de la Raga, prior de Sariñena, vende a [—] de Lomperuello, clérigo y racionero de la iglesia de San Salvador de Sariñena, un bancal de tierra blanca llamado el Bimaral por 5 sueldos jaqueses anuales.

El cinco de enero de 1413, Martín Deza, como procurador de su madre y hermanos, vende a don Juan de la Raga, prior de Sariñena y administrador de la prepositura de Montearagón, dos palacios y una torre con su señoría y la cuarta parte del treudo de tres palacios con su señoría en Ipiés por 2000 sueldos jaqueses (Signatura: F/065 . Fondo de pergaminos del Archivo de San Pedro el Viejo de Huesca. Lectura, estudio y regesta de María Dolores Barrios Martínez (2013)).

En 1416 se da la colación de una porción vitalicia en la iglesia de San Salvador de Sariñena a favor de Pedro Bonet de Guderizdel hecha por el cardenal Juan, administrador perpetuo del monasterio,

En el mismo año, se produce la colación de una porción vitalicia en la iglesia de San Salvador de Sariñena a favor de Pedro Bonet de Guderizdel hecha por el cardenal Juan, administrador perpetuo del monasterio. Monasterio de Jesús Nazareno de Montearagón de Quicena (Huesca, España).

En 1423 Juan de la Raga, prior de la iglesia de San Salvador de Sariñena, da a treudo a Martín de Calvera y a su mujer María Jaima un huerto sito en el término de Sariñena por el pago de 8 sueldos jaqueses durante los cuatro primeros años y a partir de entonces por 12 sueldos jaqueses anuales.

En 1423 el canónigo y Prior de Sariñena Juan de Larraga dona varias heredades a Montearagón, siendo abad de este Sancho de Murillo. Sello de García Martínez Prior de Sariñena y canónigo Montearagonense (Revista Hidalguía número 253. Año 1995). También lo recoge Ricardo Del Arco de la siguiente manera: “Juan de Larraga, canónigo de Montearagón y prior de Sariñena, da a los canónigos del cenobio varias heredades en la villa de Montearagón, en Huesca y en Quicena, con la carga de celebrarle anualmente un aniversario en el mes de octubre. Año 1423.”

En 1454, una bula (Documento Pontificio) de Pablo III suprime el priorato de Sariñena “que se valuó en 500 ducados de oro (Archivo Histórico Nacional. Ciprés Sisín, Antonio. El castillo de Montearagón). Esto dejó la presentación de las raciones al prior y Capítulo de Sariñena y la institución al abad de Montearagón” (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

En 1522 se realiza el Testamento de Francisco Gómez, clérigo racionero de la iglesia de San Salvador de la villa de Sariñena, otorgado ante Nadal de Farlet, notario real y apostólico, vecino de Sariñena. (- 1522-02-21. Sariñena ES/AHPZ – C_PERGAMINOS/000007/000009).

En 1525, el rejero y relojero Pedro Tecedor, fabrica las rejas de la capilla de San Antolín en Sariñena

En 1630 la iglesia de Sariñena es nombrada Iglesia colegial o colegiata, de acuerdo a la propia definición de la Real Academia de la lengua Española responde a la iglesia que, no siendo sede propia del arzobispo u obispo, se compone de abad y canónigos seculares, y en ella se celebran los oficios divinos como en las catedrales. De alguna manera, parece ser un tipo de templo que sin ser catedral poseía un cabildo.

En 1689, en los pleitos civiles antiguos del archivo histórico provincial de Zaragoza, aparece la “Ejecución a instancia del Licenciado Jaime Ferraz, como capellán de una de las capellanías fundadas en la iglesia colegial de San Salvador de la villa de Sariñena por los ejecutores de Domingo Varón y Costa, y de Alberto Vitales, infanzón domiciliado en dicha villa, como tutor de Juan Vitales, menor, y capellán de la otra capellanía contra los jurados, concejo y vecinos de la villa de Pertusa y lugares de Laluenga, Perdiguera y la Cuadrada, por impago de las pensiones de un censo” (ES/AHPZ – J/000763/0008).

En 1737, en el archivo provincial de Zaragoza se encuentra un documento que trata sobre «Firma a instancia del capítulo eclesiástico de la iglesia colegial del Salvador, de la villa de Sariñena, contra el venerable obispo de la ciudad de Huesca, sobre derecho de décima» (ES/AHPZ – J/014769/000002 -, sección Pleitos civiles modernos, por la Real Audiencia de Aragón).

En documentación en torno a 1790 de Juan Comenge, con la villa de Sariñena, se refiere al cabildo eclesiástico de su Colegial, igualmente al prior de la parroquia y el cabildo, además de citar el convento Nuestra Señora del Carmen de monjas carmelitas (Fuero alfonsino y fuero de población de Sierra Morena en los proyectos de colonización de la corona de Aragón en la segunda mitad del siglo XVIII. Enrique Giménez López).

Volvemos a aquella colegiata que a finales del siglo XVIII, en 1787, no se hallaba en buen estado: “estrecha, poco ventilada, en sitio hondo y con fea figura. Estaba integrada por dos naves «de aspecto ridículo». La torre se hallaba en ruinas, los retablos podridos y las bóvedas agrietadas. No era posible ensancharla por lo que debía ser reconstruida de nuevo.”

Ante aquel deterioro, en 1790 el concejo sariñenense solicita la construcción de una iglesia de nueva planta, “tanto las autoridades locales como los clérigos, apunta Inocencio Cadiñanos Bardeci, solicitaron licencia para levantar una nueva colegiata en la que cupieran los numerosos vecinos del pueblo. Para esto había que aplicar diezmos, primicias y ciertos propios del pueblo. Los vecinos prometieron aportar los materiales y trabajar los días festivos.

El proyecto de reforma es encargado a Manuel Inchauste, el cual es rechazado por la Academia de San Fernando. En 1792, el prestigioso arquitecto zaragozano Agustín Sanz, discípulo de Julián Yarza Ceballos y Ventura Rodríguez, recoge la empresa y traza los planos del nuevo edificio de la futura colegiata de Sariñena. Casualmente, el proyecto también es rechazado por la Academia de San Fernando.

Agustín Sanz se enfrenta de forma directa a la Comisión de la Academia señalando cómo las rectificaciones que ha recibido de Sariñena carecen, en su opinión, de sentido. Así, en 1793 somete de nuevo el proyecto rectificado a la comisión de Arquitectura y es definitivamente aprobado. Los planos muestran un ancho templo de tres naves notablemente simétrico tanto en sentido longitudinal como transversal, con un breve crucero en el centro rematado en cúpula con linterna. La torre, queda adosada al presbiterio. Mientras, el retablo mayor es de claras líneas y gustos neoclásicos. Finalmente, el proyecto es aprobado con algunas modificaciones por la academia de San Fernando.

El Consejo da orden de inicio de las obras en 1795 y los trabajos se llevan a cabo bajo la dirección de Vicente Gracián, uno de los arquitectos de los más acreditados de Zaragoza. Primeramente, la vieja colegiata fue completamente demolida. En sus aleñados, persisten los arcos del viejo Casino de Sariñena, góticos o similitud gótica y que probablemente respondieron a dependencias anexas a la vieja colegiata y que tal vez podamos aventurar que fuesen las bodegas También aparece una ventana gótica o de apariencia gótica abierta hacia la pared de la actual iglesia con restos de un hipotético ábside de una posible primitiva iglesia y varios accesos a túneles de ignorado recorrido. Hay incluso quién señala que un originario convento de San Francisco se ubicó en dicho lugar.

Los cimientos se tuvieron que ahondar más de lo previsto y en 1800, para abaratar costes, la cara piedra es sustituida por ladrillo, pues la sillería estaba resultando demasiado costosa y la piedra de las canteras cercanas resultaba de mala calidad

Por ello, en 1801 Agustín Sanz se queja de la mala calidad de los materiales y la malversación de caudales. La obra es suspendida y ese mismo año muere Agustín Sanz. En 1808 se producen las mismas quejas y en 1808 la guerra de la Independencia (1808 -1814) acaba paralizando las obras.

La obra se reanuda en 1818 y se hace cargo el arquitecto Antonio Vicente. En 1829 se decía estar ya muy adelantada: “parece ser suntuosa y de mui buen gusto” y mientras duran las obras, como parroquia se hace servir la iglesia conventual de San Francisco. En esta línea se manifiesta Pascual Madoz 1845-1850 en su descripción histórico geográfica de la Villa de Sariñena: Para igl. parr. se ha habilitada la del extinguido conv. de San Francisco bajo el título de San Salvador. A esto añade: “es independiente, perteneciendo el curato á la clase de vicariato, y lo presenta la colegiata en el racionero más moderno, quе es á quien le corresponde por derecho. Su comunidad eclesiástica secular es de la clase colegial, componiéndose de 15 individuos, á saber: 11 racioneros presbíteros, otro presbítero beneficiado y 2 de menores. Hay además un conv. de monjas de la clase de priorato; un cementerio cutre N. y E. de la población en; paraje ventilado”.

En la primera mitad del siglo XIX se finalizan las obras y se produce la ceremonia de consagración de la colegiata secular de San Salvador de Sariñena. El Diccionario de Historia Eclesiástica de España apunta como a inicios del siglo XIX, Sariñena es una de las dieciocho colegiatas existentes en Aragón (Eran El Grado, Puebla de Castro, Aínsa y Boltaña en la diócesis de Barbastro; San Pedro el Viejo, Alquézar y Sariñena en la diócesis de Huesca y en esta provincia también Monzón, Albelda, Tamarite y Roda que pertenecían a la diócesis de Lérida). Sin embargo, en aquel primer tercio del siglo XIX la disminución de rentas que recibían las colegiatas las disminuye significativamente hasta nueve y entre ellas la de Sariñena. Javier Martínez Molina señala que el rango de colegiata lo perdió el templo a raíz del célebre Concordato de 1851 entre España y la Santa Sede, que supuso la reducción de la mayoría de colegiatas a simples parroquiales.

En ese primer tercio del siglo XIX las rentas que recibían las colegiatas se habían reducido enormemente en muchas de ellas. Canga Arguelles publicó 9 los avalúos de la Cámara de Castilla y ya omite los cabildos colegiales que en 1802 no llegaban a cubrir los puestos que quedaban sin proveer. En Aragón solo quedaban verdaderamente activos 9 cabildos colegiales: Sariñena, Roda, Monzón, Tamarite y Albelda en Huesca; Santa María la Mayor y Santo Sepulcro de Calatayud en la diócesis de Tarazona y Daroca y Alcañiz en la de Zaragoza.

Ricardo Del Arco fotografío en 1920 dos cálices en la iglesia de Sariñena (Cálices. Ricardo del Arco y Garay. Sariñena. Monegros – 1920. ES/FDPH – ARCO/1017). Son citados al describir a Juan de Quintana, abad de Montearagón entre los años de 1532- 1534: “del que por cierto hemos visto un hermoso cáliz de plata sobre dorada de estilo plateresco, con sus armas, en la parroquia de Sariñena. (ES/FDPH – ARCO/1017. Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

Ricardo del Arco los describe “La pieza que correspondería a la parte baja de un cáliz, presenta perfil lobulado con ocho cartuchos elevados decorados en su campo interior con guirnaldas y decoración vegetal «a candelieri» repujada y cincelada. Tipología muy similar a otras piezas conservadas de este periodo y en concreto a un cáliz de la iglesia parroquial de Loarre, que se completa con un nudo esférico achatado y copa lisa acampanada con crestería gótica”. En el almacén del Museo Diocesano de Huesca se conserva una basa de cáliz de plata sobredorada de estilo plateresco que presenta un pequeño escudete con inscripción que los identifica como donación del abad Juan Quintana. Del Arco vio y describió este cáliz completo en la iglesia parroquial de Sariñena, desde donde tras la Guerra Civil y la destrucción de parte del patrimonio de dicha iglesia pasó a los almacenes del Obispado de Huesca y de allí al Museo Diocesano. (Mur Sangrá, Lorenzo. Montearagón desde su creación al ocaso).  

Iglesia parroquial. Cálices. Ricardo del Arco y Garay. Sariñena. Monegros – 1920 ES/FDPH – ARCO/1017.  

La colegiata o iglesia colegial de Sariñena, de acuerdo con la documentación consultada, contó con la dignidad rectora de un Prior. Igualmente, repasando documentación antigua encontramos la advocación a San Salvador. Sin embargo, también encontramos que la plaza se denomina plaza del Salvador o que la actual iglesia es nombrada como parroquia de El Salvador o del Salvador. Javier Martínez Molina, autor del documental “Agustín Sanz, el arquitecto fiel” comenta que la plaza debería llamarse también de San Salvador, aunque también se puede decir El Salvador. Las demás variantes, tales como Plaza de El Salvador, del Salvador o Del Salvador Jesucristo, no proceden. Actualmente, la denominación oficial es “Parroquia El Salvador” mientras que la plaza consta como “Plaza Del Salvador”. Como curiosidad, durante la guerra de 1936 la plaza tomó el nombre de Fransco Ascaso.

Parte de sus archivos se destruyeron durante la guerra, al igual que el antiguo retablo, imágenes, figuras o la sillería del coro y otras pertenencias de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes (La guerra civil en Sariñena). Sacaron de las dos iglesias y capillas privadas sariñenenses las imágenes y ornamentos a la calle y en carros fueron llevadas a la orilla del río Alcanadre donde les prendieron fuego. José Zamorano Cabellud, en su declaración, señala: «Después de haber sacado las imágenes y ornamentos sagrados a la calle ordenaron a los vecinos que con carro las llevasen al puente del río Alcanadre y en la orilla de dicho río les prendieron fuego y seguidamente se incautaron de los negocios del pueblo.» Los hechos los podemos enmarcar el 24 de julio de 1936 según el relato, mencionado anteriormente, de Manuel Brosed Brosed (Víctor Pardo Lancina y Raúl Mateo Otal. Todos los nombres).

La cabeza de la talla de la Virgen de las Fuentes se salvó de la quema gracias a la Pomara, vecina de Sariñena que arriesgó su vida para conservarla (La talla de la Virgen de las Fuentes).

Una vez saqueada, se estableció un Garaje y Taller de reparación de vehículos y automóviles, Taller casa Ford. En su puerta principal existió un letrero colosal con la inscripción: UHP (Unión de Hermanos Proletarios). Tras la toma de Sariñena, por las fuerzas nacionales, el redactor Flecha relató «Hay restos de vehículos, grasas, herramientas. Sobre la fachada un gran parapeto de sacos terreros donde se escondían armas antiaéreas».

Efectivamente, en la torre de la iglesia se instaló un puesto de vigilancia, con armas antiaéreas y una alarma para avisar a la población ante los ataques aéreos. La señal de alarma se instala el 16 de julio de 1937: “Se acuerda publicar un bando avisando al vecindario la señal de alarma caso de un posible ataque aéreo contra esta población civil cuyo puesto de guardia se instalaba en la torre de la iglesia. También, a través de las actas municipales sabemos que el puesto debió de ser muy precario, quedando así recogido en el acta del Consejo Municipal de Sariñena del 4 de octubre de 1937. Da cuenta (presidencia) de que la vigilancia de la torre le es muy difícil prestar los servicios sino se instala una especie de cuarto que permita hacer la guardia evitando en lo posible el frío”

El de 1 diciembre 1937 se  acuerda la venta de las campanas: “Se da lectura a un escrito de la Junta de Defensa Pasiva sobre la venta de las campanas por su cuenta para atender a las diferentes necesidades urgentes que tiene  encomendadas a lo que el camarada Aznar propone que dicha venta sea por cuenta del Consejo y se facilite a la Junta de Defensa lo que se crea por conveniente en ayuda para los refugios una vez se cobre su importe y el resto repartirlo en los pobres de la localidad, siendo aprobada esta proposición”. Actas del Consejo de Sariñena.

Estando en la iglesia, llegó un hombre preguntando si tenían “matafuegos”, antiguos extintores: «En tanto que si tenemos, que si no tenemos, explotó el polvorín. Me contó muchas veces como había pedazos de carne pegados hasta en las paredes de las casas donde está ahora el portillo. Detrás del altar, contaba que se bajaba por una escalera a la cripta de la iglesia, que no llegaron a verla, ya que las linternas eran muy pobres de luz. Allí se oían ruidos, golpes y trajinar que siempre relaciono con la actividad del polvorín. La casualidad hizo que una hija suya se casase con un aragonés que trabajaba en Barcelona y volviera a tener relación con Sariñena.»   Testimonio de Francisco Martínez recogido por su nieto Javier López Martínez.  

En 1949 se presupuestaron los arreglos de la Iglesia Parroquial El Salvador y construcción de la Casa Rectoral. Regiones devastadas aborda el arreglo y reforma de la iglesia parroquial del Salvador de Sariñena, así lo denomina el expediente de reformas de Regiones Devastadas elaborado en 1954. Las obras tardan cinco años y contaron con un gasto de cerca de dos millones de pesetas «Totalmente reconstruida y restaurada», añadiendo una segunda torre que da más luz al interior del templo. Se puso una torre tras la guerra. El retablo fue realizado por los hermanos Albareda. Se construye se cierra el pórtico y se recrece el muro de los pies. La consagración e inauguración de la iglesia se llevó a término el sábado 18 y domingo 19 de abril de 1959 respectivamente. En 1964 son colocadas tres campanas, quitadas durante la contienda, y en 1969 se instala el órgano.

El retablo fue sustituido por ocho retablos realizados por los hermanos Albareda, como hemos comentado anteriormente: “Son piezas que imitan los estilos gótico, renacentista y barroco, destacando por su riqueza iconográfica y material el Retablo Mayor, un bello trabajo neogótico formado por predela, tres cuerpos de tres calles y guardapolvo, a la manera de los retablos afiligranados del siglo XV. Una talla de bulto redondo de Cristo Salvador preside la mazonería; a su alrededor, diez pinturas con escenas evangélicas”.

Como curiosidad, Eduardo Lagunilla en la Oficina de Proyectos de Zaragoza en abril de 1943 plan de ordenación interior pretendió unir las plazas. La iglesia de Sariñena había formado parte del conjunto urbano de Sariñena, con su pórtico abierto, con enormes verjas de hierro y una plaza y calle de mercado de edificaciones con porches abiertos a la plaza y la calle.

En el 2001 se realiza el proyecto de restauración cubierta: proyecto, expediente administrativo de la Iglesia parroquial de San Salvador y en el 2014 se remodela la cubierta y realizan actuaciones complementarias para evitar la filtración de aguas. El proyecto es de Joaquín Naval Más (Proyecto básico y de ejecución de la restauración y conservación de la Iglesia Parroquial del Salvador de Sariñena. Intervención de urgencia en cubierta (1ª fase): proyecto y expediente administrativo. Sariñena. Iglesia del Salvador 2012-2015).

Con la colegiata de San Salvador de Sariñena, Agustín Sanz abrazó, en su madurez, la nueva estética neoclásica, de la que fue uno de sus principales difusores en Aragón, siendo considerado el mejor arquitecto aragonés de la ilustración. En esta fase acometió proyectos tan relevantes como la Colegiata de Sariñena o el Cuartel de Convalecientes de Zaragoza. Actualmente la iglesia parroquial de Sariñena, ex colegiata, responde a un extraordinario templo neoclásico, a pesar de su inconclusa fachada.

De acuerdo con Javier Martínez, empleó un lenguaje inequívocamente neoclásico, hasta tal punto que su fachada principal, que fue parcialmente construida, se convirtió, con sus monumentales pórticos laterales de columnas toscanas exentas, en una de las más avanzadas de la arquitectura religiosa española de su tiempo, pudiéndose contemplar en ella la génesis del neoclasicismo aragonés en el ámbito de la arquitectura religiosa.

“Su llamativa e imponente fachada sorprende por portada adintelada precedida por un pórtico tetrástilo de orden dórico gigante, considerado por diferentes autores de una gran potencia visual y difícil de encontrar en la arquitectura española, a pesar de quedar cortado a la altura del entablamento y encontrarse cerrado mediante muros en la actualidad. La planta es longitudinal en forma de cruz, con 3 naves divididas en 3 tramos. La cruz se difumina relativamente en planta al haber sendas sacristías, de igual tamaño que los tramos de la nave, a cada lado de la cabecera, y un pórtico, a los pies, que ocupa todo el largo de la fachada. La nave central se cubre con bóveda de cañón con lunetos, lo mismo que los lados del crucero, ocupando el centro del mismo una gran cúpula con linterna sobre pechinas. Los tramos de las naves laterales, a modo de capillas, se cierran con cúpulas sobre pechinas. Las tres naves están separadas por grandes pilares achaflanados a los que se adosan pilastras de orden compuesto, jónico con guirnaldas, típico de la arquitectura clasicista aragonesa del siglo XVIII. Sobre ellas discurre un entablamento de gran desarrollo, pero de escasa molturación. Los vanos son en arco rebajado con vidrieras modernas, en las capillas del primer tramo, y ventanas en los lados del crucero. Éstos y los elementos estructurales constituyen la única decoración del interior.”

Descripción del SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés.

El orden toscano (en lengua latina, Ordo Etruscus, Ordo Tuscanus u Ordo Tuscanicus; en idioma griego, Τοσκανικός ρυθμός) no pertenece al grupo de los órdenes arquitectónicos griegos (dórico, jónico y corintio), sino que es la aportación etrusca a los órdenes clásicos. Deriva del dórico, del que es una simplificación, y fue utilizado en Etruria , Italia, en época anterior a la conquista de Grecia. Posteriormente fue adoptada y difundida por los romanos. Con el paso del tiempo, dado que los arquitectos renacentistas conocían mucho mejor el arte romano que el griego, el orden toscano también fue muy habitual desde el siglo XV (mucho más que el orden dórico que, prácticamente era desconocido y no fue recuperado hasta el Neoclasicismo).

Mi agradecimiento a Javier Martínez Molina por su ayuda en la elaboración de este reportaje, esperando que sus tesis nos descubra la gran obra de la iglesia colegial de San Salvador, poco valorada, por el desconocimiento, pero que espero, al menos un poco, ayude a dar luz este humilde artículo.

Eugenio Monesma Moliner, el nieto del Trenzaderas


Con raíces monegrinas, el etnógrafo, investigador y documentalista altoaragonés Eugenio Monesma Moliner siempre ha querido y valorado esta tierra. Ha pisado el polvo monegrino, aventurándose a descubrir e inventariar los secretos del territorio, sus piedras de areniscas, construcciones tradicionales y sus gentes, costumbres y oficios, el saber popular y recorrer sus paisajes. Para Eugenio, Los Monegros posee un valor excepcional, pero ha de ser su propia gente quien reconozca y ponga en valor a Los Monegros.

Eugenio Monesma Moliner en el paraje de Jubierre.

Gregoria Pallares Cor, abuela materna de Eugenio, era natural de Castejón de Monegros. De joven marchó a servir a una casa de Sariñena, lugar donde conoció a su abuelo Pedro Moliner, natural del mismo municipio de Sariñena. Le decían el Trenzaderas, a modo de apodo, y le llamaban así por las trenzas de los pantalones que siempre llevaba sueltas. Se casaron, pero los cinco primeros hijos murieron. Al sexto, Benito, lo pasaron por la acequia la noche de san Juan y se marcharon de Sariñena, nunca más volvieron – ¡Consiguieron engañar a la maldición! -.

Eugenio nace en Huesca, donde ha desarrollado su vida. Con 18 años se fue a Ibirque, al lado de Nocito, con un pastor, para aprender la vida de pastor. Para Eugenio, la etnografía y antropología ha sido algo vocacional, afición y profesión que ha compartido con su primo Manuel Benito y Ángel Gari, del Instituto Aragonés de Antropología.

Pronto comienza a grabar artesanos y documentar oficios. Eugenio ya se había iniciado en la realización con cortos en super 8, películas de corte pacifista y cortos de animación. “Jaque de Reyes” fue uno de sus cortos, sobre las guerras y su maquinaría, cómo se organizan, quienes combaten, quienes pierden, quienes ganan y quiénes se benefician. También realizó “Soldados de papel”.

En 1990 crea la productora Pyrene P.V y en 1983 pasa a vivir de la realización. Aquel año realiza Navateros y su carrera le ha llevado a realizar más de 3.200 documentales, publicaciones, programas de televisión y recibir numerosos reconocimientos, distinciones y premios.    

Desde sus inicios se ha aventurado por Los Monegros. Entonces, Los Monegros no se habían estudiado, prácticamente no se había estudiado nada. Con su primo Manuel Benito bajaban a Los Monegros, iban a ver a Macario de Lanaja y descubrían los secretos monegrinos. Manolo comenzó a investigar los dances y Eugenio los oficios. Pero iban por todas partes, igual subían a la montaña que recorrían el llano.

Eugenio Monesma Moliner ha realizado numerosos trabajos etnográficos y antropológicos, especialmente como productor audiovisual. Con su mirada al mundo rural, en Los Monegros ha documentado todos los dances. Los dances los grabó íntegramente con Manuel Benito, además de realizar un documental genérico sobre los dances de Los Monegros. El dance de Los Monegros se ha conservado muy bien, igual que los de la zona de la ribera alta y baja del Ebro, apunta Eugenio – El dance es la fiesta más importante en Los Monegros -. El diablo de Castejón era su pariente, Serrate, cuando lo grabó. El dance de Castejón de Monegros lo ha grabado tres veces, la primera vez en super 8 en el año 85 u 86 y en video otras dos veces.

Igualmente, ha grabado el yeso de La Almolda y sus hornos de yeso, además los de Lanaja y Leciñena. La cera y la casa de la cera en Castejón de Monegros, el esparto en Lalueza y Poleñino, el jabón de palo en Leciñena, las plantas medicinales por la sierra de Lanaja o el nivelador de Lalueza Valentín Baseca. La botería Mairal en Sariñena y la siega y trilla con la asociación Añoranza, los grabados de pastores por Usón o el tambor de Robres, una caseta de piedra seca.

Eugenio Monesma Moliner en la Bodegueta, entre Sariñena y Castelflorite.

También ha capturado el juego de las olletas de Huerto o las corridas de rosca de Grañén, en la festividad de santa Águeda, la romería de palos de Huerto, la vieja remolona en Alcubierre o la festividad de San Sebastián en Castejón de Monegros cuando tiran las naranjas a san Sebastián y sacan la cabra.

-Buscando secretos de las piedras por Castejón de Monegros, José Puey me llevó hasta «El arenal», un lugar con un tipo de piedra frágil con grano muy fino que utilizaban las mujeres para fregar los útiles de la cocina y para sacar brillo a los hierros. –

En su momento, trató de documentar al tonelero de Sariñena, pero no pudo ser. Ha estudiado los pozos de hielo, recrearon el oficio de los pozos de hielo en Uncastillo. También a inventariado las cías, para almacenar grano, hay 6 o 7 muy interesantes por monte Tubo, se almacenaba trigo. Con el esparto descubre el tarantismo y el baile de la tarantela, también estaba la picadura del alacrán y la solución de freírlo en aceite y con ese aceite aplicarlo untado en la picadura –Hasta los años 60 se ha mantenido la tradición oral-.

Mención especial merecen las cuevas rituales de Los Monegros, las mal llamadas cuevas de la fertilidad o fecundantes. Aunque es verdad que, desde un principio, se relacionaron con la fertilidad, por su similitud en forma a un útero materno. Desde hace dos años, investigaciones recientes junto a Aurelio Bail han encontrado diferentes cerámicas, llegando a la conclusión que las cuevas respondían a enterramientos, claramente era cerámica de enterramientos anterior a la romanización: -En Huesca hay 54 cuevas, la mayoría en Los Monegros y en el conjunto de San Lorenzo encontramos casi juntas en torno a una docena de cuevas. Están muy próximas entre ellas-.

Eugenio ha sido pregonero de las fiestas mayores de Sariñena en 1985: “Luego vendrá el pregón de un bravo realizador que hace buenos cortos, en plan moralizador, aunque lo que mejor maneja es el costumbrismo, eso de costumbres y tradiciones, que no son de ahora mismo.  Eugenio Monesma Moliner es este pregonero; aplaudirle con ganas, que no cuesta dinero.” También, en el 2011 ejerció de pregonero de las fiestas de santa Ana de Monegrillo y en las de Castelflorite.

Con Carmelo Lorente Acín, el mayoral del dance de Bujaraloz, descubrieron el agua en la zona de Los Monegros más seca, realizando el documental el Patrimonio hidráulico en Bujaraloz –Los Monegros son paisajes muy diferentes, el tema del agua es muy importante, balsas, aljibes… Los paisajes de la provincia de Huesca no solo son Pirineos, Monegros y sierras. –

Participó en la creación del centro de interpretación de la guerra civil de Robres, con Manuel Benito y ha colaborado con la casa Miguelé en La Almolda, espacio expositivo que nos lleva a una casa del siglo XX, desarrollada por el ayuntamiento de La Almolda y la fundación Miguel Carreras. También ha grabado fogones tradicionales en Los Monegros, con Constantino Escuer Murillo en Perdiguera y otros lugares como el conejo en Grañén.

No deja de visitar Los Monegros, de descubrirlos, pues Los Monegros son una tierra desconocida – Tiene muchas tradiciones y al no haber tantas influencias externas no se han contaminado –. Apunta que Los Monegros posee mucha cultura, pero tiene que haber gente de casa que lo valore primero y luego la gente de fuera. Trata siempre de apoyar las iniciativas y siempre que puede acude. Sin duda, Eugenio es un enamorado de Los Monegros:

Esos Monegros secos que nos cantaba Labordeta tienen su belleza si los observamos con detenimiento. Jubierre, ese espacio estepario de gigantescos torrollones entre Castejón de Monegros y Sena, que en un día caluroso de verano bien nos podrían parecer los molinos de Don Quijote, es un territorio poco conocido. Recorrer su paisaje disfrutando de las formas y colores de la naturaleza es un placer. Aquí os dejo con uno de los tozales, el llamado de Colasico, donde las tierras de colores, las lajas de areniscas orientadas hacia el infinito y los cristales de yeso emergiendo en formación entre la tierra de buro transportan nuestra mente hacia otros lugares de este planeta. – (Texto de Eugenio Monesma en una de sus excursiones por Jubierre).

Eugenio Monesma Moliner y Joaquín Ruiz Gaspar (Os Monegros).

Continúa su interés por Los Monegros, surcando lagares y trujales, algunos fueron documentados en la sierra de Alcubierre -Hay referencias que había en el monte hasta que a partir del siglo XIX comenzaron a desaparecer-. También arnales, abejares o colmenares, la miel y la cera, construcciones perimetrales, inventariando una docena por el monte de Castejón de Monegros. Destaca el arnal «del Cortante» o de «Casa Salvio»: -Vemos que se trata de un recinto cerrado con un edificio de bancales al fondo en el que se alojaban las cajas o colmenas bien protegidas y orientadas hacia el sur para recoger el calor de los rayos de sol en los meses más fríos. Todavía se conserva la máquina extractora de la miel, una especie de centrifugadora manual que servía para separar la miel de la cera. –

Eugenio, en su visión global, reconoce el valor excepcional de Los Monegros, de sus tradiciones y cultura hasta el entorno, el medio natural y el paisaje. Queda mucho por descubrir, por aprender, por estudiar y sin duda su trabajo resulta imprescindible en ese testimonio documental que significa su obra, un tesoro etnográfico de un valor universal que deja constancia de una forma de vida artesanal y de sabiduría popular que hemos dejado atrás. ¡Gracias Eugenio!

-Os recomiendo este espacio poco conocido de Los Monegros. Se trata de Jubierre, en el término de Castejón de Monegros. De vez en cuando, sobre todo en este tiempo primaveral, me gusta hacer alguna excursión por sus tozales. Ayer, recorrimos algunos de los parajes más conocidos y visitables. Pero hay lugares recónditos a los que tras una buena andada puedes acceder por sus barrancos. El agua, escasa, se convierte en fuente de vida. Jubierre como paisaje le tiene encantado, se tendría que estudiar y proteger, hay restos anteriores a la romanización. La Gabarda como paisaje también es excepcional-.