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ENTREVISTA A DOMINGO LANA NOVELLÓN


 Domingo es una enciclopedia viva y charlar con él es un placer. Las conversaciones que mantuvimos durante algunas tardes mientras nos tomábamos unos cortados en el Centro Social dieron los suficientes datos como para componer otra entrevista en el siguiente número de nuestra publicación. Mi interlocutor iba desgajando de su memoria retazos de su vida y de su pasión por el dance. Fueron unos momentos muy interesantes mientras, a nuestro alrededor, el resto de asiduos y asiduas se divertían con los juegos de mesa, veían la televisión o charlaban tranquilamente.

      En el exterior un grupo de jubilados jugaba a la petanca haciendo caso omiso a la ola de calor que esos días caía sobre Sariñena. En este número podremos enterarnos de cosas interesantes sobre el dance del que Domingo formó parte, de una u otra manera, desde los nueve años..

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Domingo situado a la izquierda de la foto.

Entrevista a Domingo Lana Novellón , por Manuel Antonio Corvinos Portella.

A propósito del Dance.


-Nada más sentarnos comienza una argumentación filosófico-social muy razonada sobre las bases que sustentan el origen y la vitalidad del dance…

-Las dos leyes más antiguas de la humanidad son las biológicas y las sociales.

El dance pertenece a esta última y es nacido de la propia naturaleza de las personas. Es una forma de expresión literaria oral y sin raíces escritas. Podría decirse que es un reflejo de la vitalidad social de la vida.

En todas las culturas se danza desde tiempo inmemorial. Todas las tribus y pueblos del mundo lo han hecho y lo siguen haciendo.

También puede decirse que es una forma natural antiquísima de expresión cultural y social del ser humano..

Por lo tanto el dance es un libro de Historia donde los porqués del tiempo han ido marcando los pasos de la vida.

-Después completa su alegato con un ejemplo.

-Recuerdo unos dichos de Antonio Susín que corroboran esta afirmación. Se trata de un romance que tiene una antigüedad de unos cincuenta años y nos habla de los cambios tecnológicos ocurridos en la sociedad de entonces y que ahora pudieran parecernos sencillos y entrañables, pero que bien pudieran ser extrapolados a nuestra sociedad actual. Están expresados con la mejor socarronería altoaragonesa:

Todo remata en el mundo

las radios tan alparceras

como el pan blanco que asoma

los morros por una cesta.

Sucumbieron con sus ondas

aquellas costumbres viejas

antes iba un pregonero

que al llegar a las esquinas

sacaba de la trompeta

la saliva mal gastada

y noche de garraspera

limpiándose las narices

con un pañuelo de celpa

Hombre seco el pregonero

en verano sin chaqueta

en invierno un tapabocas

y siempre por compañera

llevaba trotando calles

su descarada trompeta.

Al primer toque que daba

acudíamos los críos

vestidos con culereta

muchos chicos y algún grande

con la boca bien abierta

le podían dar posada

a un pan de La Masadera.

-¡Chicos, ¿qué pregonarán?¡

-¡Que hable el hombre por su cuenta¡

-En la calle Cantarranas

dicen que un yerno a su suegra

le ha roto las dos varillas

a golpes de horca pajera.

-En el barrio Mercadal

allá en la placeta Roda

se ha escapado una pollina

y lleva tres muertes hechas.

Y pa remate de cuentas

siempre la misma musica

pregonaba sardineta:

-Todo el que quiera comprar

sardineta fresca de casa

Jesús el Currutaco

la tienda frente al Romea

vale el kilo a tres perretas.


-Aunque no viene demasiado al caso le pregunto por los tipos de pregones que se hacían.

-Desde que yo recuerdo siempre ha habido tres tipos:

Si el pregonero tocaba la trompeta, el vecindario sabía que iba a pregonar asuntos del Ayuntamiento o de publicidad local.

Si tocaba el tambor iba a vocear sobre riegos.

Y si le daba a la campana iba a contar cosas relacionadas con las cofradías o asuntos de la iglesia.


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Domingo con su hijo Sergio.

-En esta primera entrega, Domingo quiso centrarse únicamente en el dance y para darle una cierta cronología, empezaré, como vulgarmente se dice, por el principio y para ello utilizaré unas palabras de nuestro protagonista en una entrevista que le hizo Joaquín Ruiz para su página Web “Os Monegros”… (ver entrevista aquí)

-Aquel año de 1923 tenía que debutar el gaitero Vicente Capitán porque tanto Sixto “El Rey” y Tomás “El Malo” ya estaban mayores para continuar de gaiteros. Vicente Capitán ofreció a Susín ser su sustituto como general cristiano durante las fiestas patronales. Al final, y para decepción de Susín, el papel fue para uno de los danzantes del grupo que, además, alojaba el cuarto del gasto (la Casa del Gasto) en casa de su madre Isabel “La Cota”. En esas fiestas de 1923 Susín ejerció de diablo, lo que le permitió “hacer todo tipo de diabluras”. Con dieciséis años pasó unas fiestas inolvidables: “persiguiendo a las chicas y levantándoles las faldillas con la forca que llevaba cargada de codetes”.

Al año siguiente ya hizo de general cristiano y Puértolas de general turco: “nos compenetrábamos muy bien durante el tiempo que lo hicimos juntos”. Después de Puértolas, Carpi hizo de general turco y Paraled de general cristiano.

Susín contaba la siguiente anécdota de Paraled: “se hizo con un faro de tractor para fabricarse un casco, porque antes aquellos no existían, no se llevaban cascos y… de un faro de tractor que tenía él lo desmontó y se lo puso de gorro”.

En el dance, Susín hizo de todo: de diablo, de general turco, de general cristiano, de rebadán y finalmente de mayoral.

El dance de Sariñena obtuvo en Zaragoza en el año 1966 el primer premio de dance regional, con motivo de las segundas jornadas de estudios folclóricos aragoneses promovidas por don Antonio Beltrán Martínez.

Cariñosamente, Antonio Susín, antiguo mayoral del dance de Sariñena, apodó a Domingo Lana Novellón como el “Rebadán del tremoncillo”. El mismo Susín lo cuenta en una entrevista que le hizo el conocido mago oscense Rafael Ayerbe Santolaria (Rayers Sam).


-A partir de ahora Domingo y yo retomamos de nuevo el relato. Me habla de Susín y de la relación entre ambos.

-En el año 1929 se llevó a cabo la Exposición Universal de Barcelona y Susín en ese momento decide cambiar de vida y acercarse al progreso que esa prometía. Marchó a la ciudad condal y encontró trabajo en un taller mecánico. Me contó que en sus ratos libres hacía algo de teatro.

Un día le explotó un compresor y le dejó una marca de por vida en la mano y otra en la cara, para recuperarse volvió a Sariñena y ya no regresó a Barcelona. En su pueblo retomó el oficio de blanqueador.

Durante la Guerra Civil y mientras duró la contienda se dejó de danzar. Se retomó en septiembre del año 39 con Martín “el Donato” de mayoral.

Los ensayos siempre comenzaban a mitad de agosto y se hacían en la era Bolera.

Hacia el año 1940 o 41 , Martín se puso enfermo y lo tuvieron que ingresar en Huesca. Fueron a verlo varios danzantes y no lo debieron ver muy bien puesto que al regresar a Sariñena hablaron con Antonio y le dijeron que se preparara porque iba a ser el nuevo mayoral como así sucedió. Entonces Tarramera pasó a desempeñar el papel de rebadán

Posiblemente fueron cuarenta y siete los años que Susín le dedicó al dance, siendo de todo menos volante ya que en aquellos tiempos no existían. Aunque esto que voy a decir es difícilmente calibrable, estoy seguro que gracias a su esfuerzo y dedicación el dance no desapareció y eso siempre lo debemos de tener en cuenta.

Mi buena relación con Antonio Susín venía porque nuestras dos familias tenían mucha amistad. Mi hermana Felisa Lana “Codaneta” era muy amiga de Isabeleta Susín y además ambas familias realizaban muchas actividades juntas como matacías, descapotar panizo, comidas de navidad, fiestas, etc.

Yo debía tener nueve años cuando conocí a Susín y ya me di cuenta de su personalidad y de su valía. A partir de ese momento empecé a ayudarle a corregir los dichos. Luego pasé a formar parte de nuestro dance en el papel de rebadán durante muchos años y también me dediqué a escribir los dichos y las motadas. Fueron años magníficos de dedicación al dance.

-Domingo, ¿has faltado alguna vez a la cita de San Antolín?

-Estuve relacionado con el dance toda mi vida. Entré en el grupo muy joven, tenía solamente nueve años y nunca falté a la cita, excepto un año en que mi padre me lo prohibió. Resulta que una tarde dejé la trilla a medias para ir a danzar ante unos alemanes que había traído don Antonio Beltrán. Recuerdo que dio una conferencia en el casino y después les hicimos una demostración.

Mi padre se enfadó y ese año me prohibió danzar.

-En todas sus palabras se nota la admiración que Domingo sentía por Antonio. También cuando me cuenta cierto plagio que realizó el más conocido escritor altoaragonés del siglo XX.

-Gracias a Manolo Berdún, gran lector, supimos que Ramón J. Sender había utilizado unos versos de Susín en su célebre novela “Crónica del Alba”.

Susín, en su debut como rebadán, le había dedicado los siguientes dichos al mayoral Martín “el Donato” y que luego fueron inmortalizados sin citar el origen por el escritor de Chalamera.

“Y ahora les contaré un caso

que vi en las Almunias Altas

iba a carriar con mi padre,

y oí un ruido que atronaba

que me creí de momento

sería alguna cabaña;

pero al llegar más adelante

ya vi de qué se trataba:

era Martín, el Donato,

con catorce o quince cabras,

que llevaban en el cuello

esquillas en abundancia.

Y yo le dije: “¡Martín!

llevas muy poco rebaño,

pero buena cencerrada”.

Lo peor es que no son d´él,

casi todas son ampradas;

que a Tomás, el Cartujano

y esto no crean que es farsa,

fue a decirle este verano

que l´en dejara unas cuantas.

Si quiere usted mis consejos,

pa que no se ria el Sarro,

disminuya las esquillas

y aumente más el rebaño.”

 De todos los miles de escritos de Susín puede que este sea el más celebrado y el que más se recuerda en Sariñena.

-Se detiene un momento y pasa a recordar a los viejos protagonistas del dance.

-Entre los antiguos danzantes puedo nombrarte los siguientes, si me dejo alguno que me perdonen los descendientes:

Miguel Puértolas que estaba casado con la “Casiana”, Manuel de “Fodas” casado con Concha (ambas mujeres no se perdían un ensayo), Justo Emilio Casabón, los “Cancanes” (padre e hijo), Antolín el “Paje”, los “Cesteros”, Lombarte, los “Pomares”, los “Canteros”, Manolo “Titana”, Berdú, los hermanos Callén, el “Chupón”, Paco y José de la “Cota”, Manolo el “Roso” al que le gustaba beber y del que guardo una anécdota muy graciosa que luego te contaré, Manuel Puyol , José Antonio Peña y Luis el “Carrizo” entre otros.

-Jennine Friburg en Sariñena era una persona muy valorada, ¿qué relación tuviste con ella?

-Jeannine vino a Aragón a estudiar la jota para hacer un trabajo para la universidad, pero por casualidad llegó a Sariñena y se quedó prendada del dance. Yo entonces trabajaba en Grañén y ella venía a dicho pueblo a comer conmigo para que le contase cosas del folclore sariñenese porque estaba haciendo una tesis doctoral.

-¿Cómo deben ser los danzantes?

-En principio, en siglos anteriores y hasta no hace muchos años, el dance se nutría solamente de agricultores y además entraban a formar parte de él casi casi por herencia..

Esto es muy normal porque estamos hablando de una zona eminentemente agrícola y la vida giraba en torno a la tierra. Los poetas que componían las motadas, los dichos y los romances también eran del pueblo. Sin embargo los gaiteros eran pastores, o sea, personas con tiempo suficiente durante el pastoreo para sacar melodías y ensayar.

 En estos momentos ese origen se ha trastocado un poco y entran a formar parte del dance todo tipo de jóvenes. En todo caso tienen que tener gran afición por la cultura popular, por nuestro folclore y por representar a la sociedad sariñenense.

El que pertenece o ha pertenecido al dance ya nunca lo olvida. Se entra a formar parte de un grupo social bien estructurado, con mucho carácter y muy cohesionado que te da una visión distinta del compañero que tienes a tu lado y de la camaradería. Además sientes que estás formando parte y manteniendo viva la historia de tu pueblo.

 En mi caso mi afición a escribir poesía y mi relación con Antonio me dieron la motivación necesaria para entrar en el dance y pertenecer a él durante muchísimos años..

-¿Cómo celebraban los danzantes el día 1 de septiembre?

-La víspera de la fiesta, antes de salir el Sol, empezábamos yendo todos a comer pan con higos al huerto de la “Pomara” camino de Las Torres. Luego íbamos a esperar la música allá al cuartel, volvíamos todos en cabalgata danzando por las calles del pueblo y acabábamos la mañana yendo a almorzar a la Casa del Gasto. Por la tarde íbamos a la iglesia, cuyo párroco era “mosen” Jorge Lecha Manaque, a bailar las Completas, dábamos una vuelta alrededor del interior de la iglesia danzando.

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En el palacio de la Alfajeria el año que fueron los mejores.

-El día 2 de septiembre es el día clave, la confirmación de que todos los ensayos hechos desde mitad de agosto salen bien.

-El día de San Antolín nos juntábamos antes de salir el sol en la Casa del Gasto (podría decirse que ese era nuestro cuartel general), en aquella época estaba en los bajos de casa Elías Capitán y anteriormente estuvo en la plaza Rebolería, en donde hoy está ubicada una peluquería. Elías era hermano de Vicente Capitán que era el pregonero y gaitero que tocaba en los dances de muchas localidades monegrinas e incluso en algún bario de Zaragoza.

A la hora convenida acudíamos a recoger a las autoridades al Ayuntamiento y danzando nos dirigíamos a la iglesia. Después de la misa estaba la procesión en la que danzábamos una mudanza especial durante el recorrido, recorrido que era el mismo que se hacía hasta hace bien poco pasando por la calle La Rosa.

Llegábamos a la plaza del Salvador y hacíamos los dichos y las mudanzas. Al finalizar cogíamos canastas, bandejas y las espadas y recorríamos el pueblo casa por casa. La gente nos echaba de todo. En las bandejas poníamos el dinero, en las espadas ensartábamos las tortas y en las canastas el resto de regalos como madalenas, tortetas de cucharada, longanizas, chorizos e incluso una vez nos dieron un cordero en una casa fuerte. De vez en cuando nos sacaban algún porrón o bota de vino y, como en esta tierra no se puede decir que no, acabábamos bien contentos. A todos estos alimentos les dábamos buena cuenta en la Casa del Gasto hasta que duraban.

Y ya no volvíamos a danzar hasta el día del Corpus.

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Domingo es el que lleva la espada ensartada con tortas.

-¿Qué estructura tiene la función del día 2 en la la plaza

Colocado todo el mundo en su sitio: Santo, autoridades y público en general se da comienzo al dance con un orden establecido que no se ha trastocado nunca:

-Se inicia con un tarirán que es una mudanza de entrada.

-En segundo lugar el mayoral hace la presentación.

-Luego se pasa a la pastorada que es un litigio entre el mayoral y el rebadán.

-Seguidamente se bailan unas mudanzas.

-Después vienen las motadas que son los diálogos entre el mayoral y el rebadán.

-Se baila otra mudanza.

-El mayoral pasa a decir los dichos.

-Una vez finalizados los dichos se baila otra mudanza.

-Luego se hace el volteo de los volantes.

-Posteriormente se recrean la lucha de moros y cristianos y del ángel contra el demonio.

-Como colofón de la representación se baila el degollau,

-Y por último se baila el tarirán final.

Tenemos conservadas veinticinco mudanzas y nueve pasacalles.

-A punto de acabar esta entrevista, le recuerdo lo prometido y sin dudar un momento me cuenta la famosa historia que habíamos dejado colgada.

-Y aquí viene la anécdota que antes te había nombrado…Estando a punto de comenzar las completas nos dimos cuenta de que faltaba un danzante en el grupo de Manolo el “Roso” para completar un cuadro. El mayoral decidió rápidamente que yo podría ser un buen sustituto del ausente. Yo entonces era muy joven y José Cabellud al ver la situación y mi candidez me gastó una broma de principiante:

-Ten cuidado con la espada de Manolo no te la vaya a clavar- me dijo.

Esas palabras me preocuparon y me pasé toda la vuelta a la iglesia con un ojo puesto en Manolo y el otro en hacerlo bien.

Al llegar a la Casa del Gasto le pregunté a Manolo con toda la inocencia de mis años:

-¿Por qué bebe tanto?-

Me tocó la mano y me dijo:

-Mira Codaneta “namás” moriría bien a gusto si fuera “augau” dentro de un tonel de vino.-

Y claro ante semejante contestación ya no seguí con el tema.

-Para terminar hay una famosa anécdota ocurrida en un viaje que los danzantes realizaron a Huesca y que salió a la luz en una entrevista que el famoso mago e ilusionista Rafael Ayerbe Santolaria, «Rayers Sam» le hizo a Antonio Susín.

-“Una vez vinimos a danzar aquí a Huesca y resulta que Domingo era el rebadán y como no era el tiempo, no era San Lorenzo precisamente, no llevaba ramo de albahaca y claro había que solucionar el problema. Entonces hizo parar el coche de línea en el que veníamos todos y bajó, cogió unos tremoncillos y una aliaga y se hizo un ramo.

Subió de nuevo al autobús y le dije”:

Tenemos un rebadán

que para mi es bastante pillo

y en Sariñena le llaman

el rebadán del tremoncillo

Aquí termina la primera parte de la entrevista que me concedió Domingo Lana Novellón este pasado verano en el Centro Social de Mayores. La siguiente versará sobre su vida y la podrán leer más adelante.

Por su amabilidad y paciencia y por compartir sus experiencias con todos nosotros le doy las mas expresivas gracias.

Manuel Antonio Corvinos Portella

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Museo de Oficios Antiguos Monegros


          El Museo de Oficios Antiguos Monegros es un viaje a nuestro pasado, a nuestra memoria etnográfica, un lugar donde redescubrimos como se vivía antes. Pero también, es un viaje que nos permite contemplar el vertiginoso paso del tiempo y el gran desarrollo tecnológico que, en los últimos cincuenta años, ha revolucionado la humanidad.

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            En la monegrina localidad de Sena encontramos el Museo de Oficios Antiguos Monegros, inaugurado el 10 de julio del 2015. El museo es la antigua fonda Felisa y herrería de Florentín, del matrimonio Florentín Nogués y Felisa Inglán. En el interior encontramos cerca de 5.000 utensilios y herramientas, un conjunto museístico dividido en diferentes espacios que recrea, con gran detalle, diferentes oficios perdidos. Herrería, albañilería, barbería, aperos de labranza y siega, la carpintería, la escuela, la habitación de fonda, la tienda, la cocina, la bodega, los juguetes… espacios que, de forma didáctica, desarrollan un recorrido que ellos mismos describen como “fiel imagen del modo de vida de nuestros antepasados que  queda reflejado por medio de sus enseres”.

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            En el museo descubrimos que en Sena había hasta 5 talleres de carros y carruajes que exportaban por todo Aragón, un oficio poco conocido pero de gran complejidad. Trabajaban magistralmente tanto la madera como el hierro y fabricaban a la perfección fabulosos carros de gran belleza y utilidad. En el museo podemos contemplar un gran carro de los antiguos talleres “Tisaire” de Sena. Aquella gran tradición de construcción de carros da origen a una curiosa particularidad de Sena, sus hogares tradicionales con los aros metálicos de las ruedas de los carros. Un mundo de curiosidades, de recuerdos y sentimientos, de sabiduría popular forjada a lo largo de la historia.

 20161119_172526           Cada objeto cobra una enorme dimensión, traen muchos recuerdos y despiertan muchos sentimientos. Algunos los recuerdas y otros los desconoces, en algunos reconoces su nombre y en otros le das tú propio nombre dependiendo de tu zona. Es un museo lleno de detalles y curiosidades, como la primera bicicleta que llegó a Sena y que en la Guerra Civil fue incautada. Cada objeto guarda una profunda historia que Alejandro Campoy Rios narra con profundo cariño y orgullo. Alejandro es el responsable del museo y junto a su padre, ha ido recogiendo, adquiriendo y restaurando la extensa colección. Ha invertido gran esfuerzo y trabajo, su ilusión es ya toda una realidad, el más que recomendable Museo de Oficios Antiguos Monegros.

            Además, Sena ofrece un conjunto de casas solariegas, tales como la de Chavarriga y Blecua, la antigua casa de las Carmelitas descalzas, la iglesia gótica de la Asunción y la Casa Consistorial del siglo XVI; claro ejemplo de arquitectura civil aragonesa y Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés desde el 2002. Sena no deja de ser un pueblo muy recomendable para su visita y cercano al Real Monasterio de Santa María de Sijena.

             Gracias a Alejandro Campoy y a Rocío Sanz por su gran acogida, un museo al que hay que volver.

 

 

 

Las sabinas de Los Monegros


    El territorio de Los Monegros es conocido por su particular paisaje estepario, donde las sabinas representan el máximo desarrollo de la vegetación en zonas de mayor aridez de Los Monegros. Habitan la tierra agrietada por la sed, de escasas precipitaciones y permanecen erguidas bajo la sofocante intensidad solar estival, resistiendo la intensa fuerza del cierzo y escondidas entre la boira de heladores inviernos. Los Monegros es un contraste estacional, de un amplio rango climático, un paraíso por descubrir que exige paciencia y reflexión ante unos horizontes amplios y profundos que invitan a perdernos en sus solitarios páramos semidesérticos con sus singulares y características sabinas.

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Sabina monegrina.

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Distribución Sabina albar, Península Ibérica.

En el rigor de la estepa monegrina, la sabina albar (Juniperus thurifera) salpica el paisaje, presentando un gran desarrollo, en contra de la percepción generalizada de ser una especie de crecimiento lento. Botánicamente, las sabinas responden al grupo de las coníferas o pínidas, del género Juniperus. Pertenece al dominio del Coscojar-Espinar con sabina albar (Rhamno-Cocciferetum Thuriferetosum). Un dominio que se distribuye entre los 300 a los 450 m. de altitud, en un territorio de un régimen térmico extremadamente cálido y con escasas precipitaciones. Se desarrolla entre relieves de vales donde abundan afloramientos de yesos y donde son frecuentes las inversiones térmicas, las nieblas persistentes en invierno y el cierzo. Estas condiciones, según el ecólogo César Pedrocchi Renault, establece el carácter montano de la sabina albar y lleva a aceptar la idea de Rivas-Martínez de considerar la independencia de esta subasociación climática (Thuriferetosum) respecto al Rhamno-Cocciferetum, diferenciándola como asociación Juniperetum phoeniceo-thuriferae (Br.-Br. & O. de Bolòs), Rivas-Martínez, 1987.

«Las sabinas resisten la sequía con la misma firmeza que los habitantes de estas tierras, acostumbrados hasta 7años seguidos casi sin llover; además, la caída de varias hojas viejas, junto a la buena calidad de la tierra aporta materia orgánica para subsistencia de la planta.»

Francisco Lasierra, El Chato de Pallaruelo de Monegros. 

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Sabinar monegrino.

El sabinar albar en Aragón, principalmente, ocupa grandes zonas en los fondos de la depresión del valle del Ebro (Pallaruelo, Castejón de Monegros, Retuerta de Pina…) y en zonas altas de Teruel. En Los Monegros se distribuye por zonas del piedemonte de la sierra de Alcubierre, formando bosquetes de lo que debieron ser verdaderos bosques de sabinas. Para Javier Blasco, la retuerta de Pina representa un vestigio, en si mismo, de los antiguos sabinares monegrinos. Se constata con la presencia de especies como el espino negro (Rhamnus lycioides), Asparagus acutifolius, Ephedra mayor, carrasquilla (Rhamnus alaternus), coscoja (Quercus coccifera) y Osyris alba. La sabina albar aparece acompañada junto a otras especies como el pino carrasco, el enebro (Juniperus Oxycedrus) y la sabina negra (Juniperus Phoenicea). Por los llanos agrícolas de secano, la sabina albar presenta una estructura abierta de ejemplares aislados en los márgenes de los campos, destacando por su belleza el sabinar de Pallaruelo de Monegros, el puerto de la Portellada o los montes de Farlete y Monegrillo. Por contra, en vaguadas y vales suelen formar bosquetes muy densos, ocupando los espacios que antiguamente eran aprovechados por el ganado y para la obtención de leñas, principalmente en la sierra de Alcubierre

Para Miguel Ortega (Los bosques de Los Monegros), en Los Monegros «Es el lugar del mundo donde vive con diferencia a menor altitud, y si esta aquí es por el frío invernal, lo de la sequedad simplemente lo soporta. Este es un árbol típico de las parameras ibéricas, lugares fríos que comparte con la carrasca y el roble quejigo, pero ocupando los suelos de peor calidad como los muy pedregosos; pues es un árbol de pleno sol y no soporta crecer bajo la sombra de otras especies de mayor desarrollo. La pregunta es ¿entonces como puede vivir en Los Monegros?, pues aprovechando donde no tiene competencia, como las depresiones donde se acumula el frío, con sus nieblas heladas y la escarcha formando el dorondón, aquí ningún otro árbol le hará sombra, y (nunca mejor expresado), demasiado frío para el pino carrasco y demasiado seco para la carrasca y el quejigo.»

Las sabinas de Los Monegros nunca surcaron mares ya que terminaron en techumbres como vigas y en humo después de ser reducidas a carbón. Y vieron las recuas de mulas primero, y al tractor después, transformando la monteriza en huebra y sementero condenándolas finalmente a vivir en lindes entre cultivos. A las supervivientes. A las últimas.

Javier Blasco Zumeta

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Crecimiento anual julio 2013

«La sabina es de tronco grueso y corteza grisácea agrietada en tiras filamentosas, forman copas frondosas, cónicas cuando son jóvenes, que se redondean con la edad, suelen alcanzar alturas de hasta diez metros o más.» En contra de lo que se cree no son de crecimiento especialmente lento y gran longevidad, los años de lluvia suelen crecer tanto como los pinos y los que no llueve, según César Pedrocchi, menos o nada. «Los botánicos han escrito que engrosan el diámetro de su tronco un promedio de solo 3 mm anuales. No pueden, ni necesitan, crecer más rápido ya que ningún otro árbol puede vivir ahí y quitarles la luz», explica Javier Blasco Zumeta. Crecen despacio y viven mucho. En Los Monegros la sabina tiene un crecimiento claramente bimodal, con un pico primaveral y otro otoñal. “Esta gran plasticidad para ajustar sus patrones de crecimiento hace presuponer que puede llegar a ser capaz de aguantar unos niveles muy elevados de estrés, como consecuencia de un previsible clima futuro más seco y cálido”. Así concluye un estudio que compara sabinas de Soria y Los Monegros. «El crecimiento de los árboles se inicia en marzo y se detiene totalmente durante el verano. Con las lluvias de septiembre los árboles vuelven a generar madera hasta noviembre. Las sabinas de mayor longevidad constatadas en la península ibérica son las de Calatañazor, con cerca de 500 años, lejos de la creencia de edades milenarias en las sabinas. Su madera es muy resinosa y aromática.»

Miguel Ortega señala que, a través de sus anillos de crecimiento (de menos de 1 mm), podemos comprobar como es capaz de sobrevivir con esta sequedad, pues es un árbol que con buenas condiciones, en fondos de vales o los años lluviosos, puede tener grandes crecimientos (anillos de cerca de 10 mm) «Con las lluvias de primavera el árbol va creciendo pero llegando el verano deja de crecer, entra en descanso pues no tiene suficiente agua, y así espera hasta final del verano o en otoño, si cae suficiente agua vuelve a crecer, y no dejará de hacerlo hasta la llegada del frío cuando el resto de árboles ya están en descanso, en su tronco queda registrado con un falso anillo en cada momento de crecimiento a lo largo de un mismo año. Así  con esta frugalidad, plasticidad y sabiendo aprovechar el momento nos podemos encontrar con estas grandes sabinas en Los Monegros (que por cierto, no se ha comprobado de una forma científica que ninguna sea milenaria).»

El nombre científico de esta especie, thurifera, significa «productora de incienso», ya que su madera es muy aromática, de olor resinoso agradable, por lo que se ha quemado para este fin, produciendo un olor muy penetrante que al decir de las gentes ahuyenta a los insectos y según Pío Font Quer hace huir a las serpientes.

La sabina negral, Juniperus Phoenicea, es más oscura y se parece más a los cipreses, sus frutos al madurar son de un color rojizo, su nombre Phoenicea hace referencia a su coloración. Los frutos “gayubas” de la sabina albar al madurar adquiere un tono azul oscuro.

La Sabina

Allí permanece quieta
igual que la soledad,
pasa el tiempo por sus ramas
y no las puede truncar.

Quieta,
altiva,
la sabina
testifica
que bajo ella
se agruparon
los anarquistas.

Soporta la ira del cierzo
igual que un barco a la mar
y bajo la densa niebla
es como un ángel guardián.

Cuando paso por su lado
me entran ganas de abrazar
el viejo y duro tronco
que la hace realidad.

Y allí permanece enhiesta
como un monegrino más
sabiendo, como ellos saben,
lo duro que es pelear.

                                                    José Antonio Labordeta

Las sabinas en Los Monegros han mantenido una estrecha relación con el ser humano, los portes largos y rectos han sido aprovechados para la construcción de mases, masías y aldeas (casetas de monte), construyendo la parte principal del esqueleto del tejado. Además, las ramas de las sabinas constituían una fuente de alimento invernal para el ganado lanar. Esta gestión tradicional de las sabinas, desarrollando su porte arbóreo, lleva a considerar la técnica como un modelo cultural semejante al trasmocho de chopos cabeceros, «Arbórea sabina, apuntes ante un modelo cultural»

Visitando enormes sabinas con un viejo pastor de Pallaruelo de Monegros, Félix Tabueña, uno descubre sorprendentes ejemplares del sabinar de Pallaruelo de Monegros, con la mirada de quien ha visto crecer las sabinas. Con su saber, transmitido generaciones tras generaciones, enseña que la mano del hombre ha contribuido en el desarrollo de las características sabinas de porte largo y desnudo. En invierno, cuando escaseaba el alimento para el ganado, los pastores las desmochaban, las podaban. Las sabinas las han formado a base de “ramiar” que es como se conoce la labor de la poda. Para no causar la muerte de las sabinas, cada año podaban un piso.

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Contemplando una centenaria sabina.

Paco Lasierra, natural de Pallaruelo de Monegros, escribió en 1990 dos artículos para la revista “Quio” sobre las sabinas monegrinas. En el llama sabinizos a las sabinas sin podar que no llegan a alcanzar un porte arbóreo quedando en arbusto. Igualmente que Félix Tabueña, denomina «Ramiar» al proceso de poda de las sabinas: «Estas sabinas si no se cortan las ramas de debajo, operación que aquí denominamos «ramiar” y que en realidad se llama poda, en vez de ser árboles con un crecimiento normal están prácticamente siempre igual, y más bien son como arbustos tengo ejemplos de cuando era pequeño, de algunas ramiadas con mi padre, y que con el paso de los años se han convertido en árboles; así, algunos vecinos de Pallaruelo, que vamos ramiando bastantes, esperamos ver los frutos de su crecimiento».  Lasierra describe como las sabinas del marguin o márgenes de los campos agrícolas, se han empleado tradicionalmente para puertas, cletas (cleta: Ara. puerta rústica consistente en un armazón de palos o estacas), tableros de carro… Su madera es muy resistente, lo que ha dado píe al falso mito de la armada invencible, aunque dura y difícil de trabajar. Javier Blasco Zumeta cuenta que en Pina se empleaban para hacer estacas (empalizados) para sujetar las ribas de las acequias o del río. En el Ebro aún permanecen postes de sabina, los colocaban antiguamente para la pesca de anguilas, hace ya más de 40 años. Con la madera de sabina se construían piezas para los pozos, iba muy bien la sabina pues es resistente a la pudrición. Según un viejo carpintero, amigo de Javier Blasco, la sabina no servía de mucho, pues la pequeña tiene muchos nudos y las grandes están podridas por dentro. También aguantaban bien la pudrición hundidos en el fiemo, y eran colocados en las parideras como puntales para separar corderos u ovejas en lactancia. “Los mismos palos servían a veces para cerrar la paridera de un modo rudimentario”. “En Lanaja y otros pueblos de Monegros, para aumentar el volumen de carga de los carros, al acarrear la «garba» (miés) a las eras, se usaban «pugas» y «pugones», que prolongaban el varal por ambos lados y por atrás. Las «portaderas» o capachos de mimbre para llevar las uvas al «cubo» o lagar, se remataban con madera de trabina, sobre todo por la parte de las asas, por su tenacidad.” (Usos etnobotánicos de la Sabina Albar y arbustos que le acompañan en Aragón, L. Villar, Instituto Pirenaico de Ecología. Espagne J.V. Ferrández. Instituto Pirenaico de Ecología, Espagne).

            «Las cabras solían estar donde más sabinas había, cuanto más viejas mejor, un exquisito manjar para el ganado lanar. Cuando se compraba una caballería nueva, para saber si era buena para el trabajo se le enganchaba una sabina arrancada para ver como tiraba. Las sabinas servían para refugio del sol, para el descanso de la faenas del campo, para el almuerzo, comida o merienda. Un lugar fresco para conservar la comida y la bebida y descansar de la siega, o resguardarse el pastor y sus perros.

            Hace su nido el pájaro carpintero “el aguacero”. En las sabinas viejas es más fácil, ya que por dentro están huecas, después los huecos los aprovechan para criar los mochuelos, lirones, ratas de campo y Paco narra que una vez al asomarse se encontró un par de lagartos que le dieron un buen susto.  En sus ramas anidan las palomas torcaces, la garza o picaraza, cernícalos, esparveros o águilas, en sabinas viejas y grandes.

            Nadie que se haya criado en Pallaruelo podrá contemplar la sabina y permanecer impasible, por ser una de las cosas que nos identifican”

                                                                                                                Francisco Lasierra

Incluso las sabinas se empleaban para comprobar la fuerza de las caballerías, tal y como recuerda Francisco Lasierra: «También yo recuerdo en mi propia casa, cuando se compraba alguna caballería, para probarla se enganchaba en alguna sabina que hubiese arrancada, así, meciéndole arrastrarla, se sabía si era apta para el trabajo».

No hay que olvidar la sombra de la sabina, Francisco Lasierra dice que  la sombra de las sabinas ha sido y es utilizada para infinidad de cosas: «Cuando se hacían las faenas del campo a mano, a la hora de la comida, eran lugares donde se estaba más fresco, así algunas sabinas que estaban en sitios estratégicos se cuidaban de forma que no diese el sol en todo el día; mención especial merece la siega, cuando en muchos casos comían todos los segadores debajo de ellas; también se ponían las bebidas (agua y vino) para que estuviesen frescas. Los pastores igualmente han buscado la sombra de las sabinas para sentarse, al igual que los perros de estos, que así reposaban del trabajo que les daba el ganado.» En la misma línea lo recoge Emilio Blanco (Inventario Español de los Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad. Miteco), destacando también su papel en los lindes de los campos: “Por supuesto, este árbol es valorado por su sombra y frescor en verano; por ello era a veces respetado en las lindes de algunas tierras de cultivo donde a veces quedan grandes ejemplares”. 

Como curiosidad en Lanaja se obtenía una miera «olorosa» o aceite de sabina y enebro para curar las heridas de las ovejas, o bien las cabras después del parto «Ahora bien, la miera más común o «aceite de cade» se obtenía por destilación del leño de Juniperus oxycedrus y se usaba entre otras cosas, para untar patas fracturadas al entablillarlas, para curar la tiña o untar tumores infectados. También se ponía un recipiente de tal aceite colgado en las cuadras para ahuyentar las moscas y se untaban los agujeros para que» «no entraran los ratones. En uso humano, se empleaba dicho aceite para calmar el dolor de muelas, untado en algodón y aplicado, pero sin abusar porque de otra manera «quema la dentadura y se caen los dientes». Precisamente, el cocimiento de las «bolas» o frutos de este «chinebro» o enebro se toma para curar catarros o para las infecciones de riñón (Ferrández & Sanz, 1993).» (Usos etnobotánicos de la Sabina Albar y arbustos que le acompañan en Aragón, L. Villar, Instituto Pirenaico de Ecología. Espagne J.V. Ferrández. Instituto Pirenaico de Ecología, Espagne).

«Con la ceniza de sabina se desinfectaban y cauterizaban las desolladuras provocadas en la piel de las ovejas durante el esquileo.» (Usos etnobotánicos de la Sabina Albar y arbustos que le acompañan en Aragón, L. Villar, Instituto Pirenaico de Ecología. Espagne J.V. Ferrández. Instituto Pirenaico de Ecología, Espagne).

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Sabina en el monte de Castejón de Monegros. 

Diferentes estudios realizados por el profesor Javier Blasco Zumeta han dado como resultado una gran biodiversidad relacionada a los sabinares monegrinos, que encuentran un adecuado hábitat en la base de las sabinas, entre sus extendidas ramas. Se han encontrado 16 especies de himenópteros, uno de los mayores ordenes de insectos, con la cita primera de una especie en la región Paleártica. En otro estudio, se recogen nueve especies y se encuentran tres nuevas citas de piojos (malófagos), parásitos de aves. También existe un estudio sobre los pulgones en los sabinares, en el que se constataron 112 especies, de las que al menos dos fueron nuevas especies descubiertas. Un diverso microhábitat en cada sabina, donde, además, las mismas ramas mantienen humedad necesaria para su buen desarrollo y microfauna que va generando nutrientes.

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Campos salpicados de sabinas en sus márgenes.

La deforestación de los Monegros está lejos del mito de la falsa tala masiva para la construcción de la armada invencible.  La deforestación, posiblemente se  desarrolló en un primera etapa sobre los siglos XIV y XV, en cuyo periodo se produzco un brutal proceso desforestador en el valle del Ebro que desencadeno la formación del delta del Ebro, aunque no hay constancia de una severa deforestación en Los Monegros.

A la actividad ganadera se le puede atribuir una segunda etapa desforestadora, del siglo XV al XVIII, consiguiendo pastos y evitando la regeneración. El geógrafo portugués Labaña en 1611, en su paso por los Monegros, no referencia la presencia ni de sabinas ni sabinares. Frutos afirma que en el siglo XVIII el sabinar (más o menos extendido) era explotado para leñas, madera de construcción y carbón, y el sobrepastoreo lo hicieron  retroceder. Aunque Braun-Blanquet & Bolòs (l.c.) sostienen que la deforestación se debió a la tala del sabinar, impidiendo el ganado la posterior repoblación.

En la obra «De la flora Española o Historias de las plantas» de Joseph Quer de 1784 hay una cita muy interesante en relación con la sabina: «En los terrenos del Reyno de Aragón es muy familiar, y con particularidad en los Monegros cerca de la Venta, que llaman de Santa Lucía; y es tan abundante en todo aquel país, que en muchas Villas y Lugares no queman otra leña.» Los llanos de santa Lucía comprendían, de una forma muy general, desde la parte sur de la sierra de Alcubierre hasta la ribera del Ebro.

La historia de la economía de Aragón, Asso, I. 1798 se refiere a la Sierra de Alcubierre como “está cordillera estuvo muy poblada de pinares y carrascales, que suministraban abundante materia para carbón, pero hace algunos años que los  cortes hechos incontroladamente han disminuido en gran parte aquellos bosques”.

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Bosquetes de sabinas.

Es con la llegada del siglo XX cuando según César Pedrocchi se produce la mayor deforestación debido a la gran roturación de tierras para uso agrícola. Pero el desuso de  leñas como combustible, el abandono de tierras y la desaparición de rebaños y el pastoreo han propiciado una gran recuperación de la masa forestal. En la sierra de Alcubierre encontramos bosquetes de sabinas y ejemplares formando masa mixta con el pino carrasco, además de aparecer salpicando los márgenes de campos.

La paleogeografía considera a los bosques de sabinas relictos, paisajes vegetales que ya existían en el cretácico y han viajada a través del túnel del tiempo. Actualmente, los sabinares se encuentran en expansión y configuran un paisaje indisociable a Los Monegros. Incluso, como dice Paco Lasierra, en las sabinas tienen tanto arraigo que han servido para dar nombre a fincas y partidas, así por ejemple, en Pallaruelo de Monegros «Hay una parte denominada Los Sabinales, otra finca particular con el nombre del Corral de la Sabina, también ha habido sabinas con nombre propio, destacando cuatro que había en la finca «Los Cubilares” y por su forma de nacer en cuatro recibían el nombre de El Palio».

Nuestros sabinares son especiales y tienen alma de leyenda, pues cuentan que el celebre Bandido Cucaracha escondía su botín en una vieja sabina, o la Virgen de la Sabina en Farlete, templo barroco levantado en el lugar donde la virgen se apareció a un pastor erguida sobre una sabina. En defionitiva, cada sabina es un tesoro, un patrimonio, un monumento por proteger, signo de identidad de nuestra querida tierra de Los Monegros. Incluso algunas de las sabinas monegrinas están incluidas en el inventario de árboles singulares de Aragón, estas son la sabina Cascarosa de Monegrillo, con una altura de 16 metros o la sabina Filada Jorge de Lanaja, con 12 metros de altura, ambas considerados árboles monumentales. 

Imprescindible: «Sabinas Monegros». Un blog donde explica el proceso para reproducir la sabina albar y sus cuidados posteriores. Un blog muy recomendable, interesante y didáctico, de obligada lectura.

  • César Pedrocchi Renault. Ecología de Los Monegros. IEA, 1998.
  • Jorge Serrano Bolea. Árboles y arbustos de Los Monegros, PRAMES, 2003.
  • Variedad biogeográfica del territorio aragonés. A. Longares Alardren.
  • Especies de Hymenoptera Ceraphronoidea colectadas en un sabinar de  Juniperus thurifera L.  Los Monegros. Paul Desart. Javier Blasco Zumeta.
  • Malófagos parásitos de aves de un sabinar de Los Monegros (Insecta:  Mallophaga). Javier Blasco Zumeta y María Paz Martín Mateo.
  • Pulgones (Hemiptera Aphididae) de un sabinar de Juniperus thurifera de Los Monegros. M. Victoria Seco Fernández, M. Pilar Mier Durante,  Javier Blasco  Zumeta y Juan M. Nieto Nafría.
  • Blanco Castro, Emilio et alii. Los Bosques Ibéricos: Una interpretación geobotánica. Barcelona. Planeta, 1998.
  • Los bosques de Los Monegros. Miguel Ortega.
  • De la flora Española o Historias de las plantas. Joseph Quer.