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Eloy Abadías Martínez, Mayoral del dance de Lanaja


Mayoral del dance de Lanaja, papel que comparte con su amigo Ángel Condón, Eloy es una caja de sorpresas. Hablamos de albañilería, de la forma tradicional de construir y de cómo ha cambiado todo. Nos abre las puertas de su casa, donde la artesanía y el arte, el trabajo con los materiales y el ingenio lo inunda todo. Pero con Eloy también nos adentramos en el dance de Lanaja, en su viva tradición hecha con la ilusión y el orgullo que cada 21 de septiembre, en honor a san Mateo, hace vibrar a Lanaja.    

Eloy Abadías Martínez y Ángel Condón, mayorales del dance de Lanaja.

Natural de Lanaja, Eloy Abadías Martínez nació en 1957. De casa Gabarre, por parte materna, casa pudiente de la localidad, y casa el Ribereño, por parte de paterna; pues venía de la ribera del Ebro. Su padre era albañil, al igual que su abuelo, oficio que continuó Eloy y del que su padre dijo -como enganches aquí ya no lo soltarás en toda la vida-.

Su abuelo trabajó en el canal de Monegros: -El vaso del canal lo picaban a mano, había mucha mano de obra y los pajares estaban llenos de trabajadores. Hay fotos en las que se ven a hombres con pico y pala y en el acueducto de las arcadas aún se ven las marcas de las tablas del encofrado-. Además, su padre trabajó mucho en la construcción de los pueblos de colonización, -hubo mucho trabajo-.

En Lanaja se ha trabajado mucho con piedra que se sacaba de la sierra, de canteras o piedras clarezca que salía de la labranza de los campos. Cando se bajaba de la sierra, siempre había que aprovechar el viaje y, aunque fuese, bajar algunas piedras. -Una cantera se ve muy bien la cantera de la Maladilla-, cuenta Eloy, -en la carretera de Lanaja a Monegrillo, con tan solo subir la sierra, en las curvas. De allí obtuvieron piedra para la carretera de Lanaja a Sariñena -. También se recogía piedra de yeso, la metían en hornos y una vez cocidas, en las eras, las molían con las ruedas de los carros. Así, obtenían yeso para la construcción.

Lo que faltaba era el agua, su abuelo decía que por Lanaja se cambiaba el vino por agua. Se subsistía, cada casa tenían algo de viñas, oliveras y criaban un tocino. En las casas pudientes había bodega de vino, prensa de vino y molino de aceite. En casa de Bastaras había unas enormes pipas para almacenar el vino, unos toneles grandísimos, apunta Eloy.

El agua la iban a buscar a las balsas. Eloy iba con dos pozales que llevaba gracias a una rueda con un eje donde los colgaba. Acudía a la balsa de los Tres Castillos, donde actualmente se encuentra el centro social de los jubilados. En aquella balsa bebían las personas, pero también el ganado. Por el parque estaba la balsa Alta y por donde está la deshidratadora la balsa Nueva o del Tejar. Aún queda la balsa de la Cruz, carretera a Monegrillo, a unos pocos metros de Lanaja.

En la balsa del Tejar había un tejar donde hacían ladrillos, tochos, tejas… También estaba el cañicero, hacía cañizos y los tejía en los tejados. Eloy ha visto también hacer adobas en la balsa de los Tres Castillos.

La madera la conseguían de la sierra, la mayoría era madera de pino, aunque en las casas buenas se utilizaba maderos del Cinca que subían desde Fraga. La madera de sabina, que es más dura, se empleaba en los cabeceros y en los puentes.

La leña la hacía la propia gente a nivel particular. En la sierra se hacía la vida. Su padre quiso ir a la sierra antes de morir, por Valdecarro, por donde había estado de rebadán, Se quedó sorprendido, antes distinguían el camino por las rodadas del carro y todo a su alrededor estaba pelado por el paso del ganado. Ahora, la vegetación se come los caminos -Antes había mucho ganado, la sierra estaba llena de vida-.  

Eloy, en su niñez, jugaba a los pitos o canicas, corría por las calles, iban a robar uva y alberjes al saso y subía por las canteras y las cuevas, -las cuevas se hicieron durante la guerra como refugios ante los bombardeos que sufrió la población-. Fue a la escuela hasta los 14 años, cuando la dejo para ir a picar a la obra hasta los 61, cuando se jubiló.

Se casó con Pilar Mari Pelegrín y tuvieron dos hijos, Aitor y Dani. Con 41 años sufrió un accidente, se cayó del andamio de un séptimo piso, en su caída se fue quedando liado entre unas silgas que detuvieron su caída a escaso medio metro del suelo. Eloy volvió a nacer.

Eloy tiene la afición de realizar manualidades, con madera, piedra o hierro, realiza maquetas, representaciones de fachadas de casas o detalles de diferentes construcciones. Es capaz de todo, utilizando diferentes materiales es capaz de realizar miniaturas, juguetes, cuadros e incluso sus marcos, elementos decorativos o ingeniosos muebles. Uno se queda corto porque la capacidad creativa de Eloy no tiene límites.

Con diez años, Eloy empezó a danzar en el dance de Lanaja, su hermano ya era danzante -Toda una vida danzando-. Incluso puede decir que junto a su mujer y sus dos hijos han sido pioneros en Aragón al danzar en familia –una familia completa en un dance-. Ha sido siempre danzante, hasta que en el 2016 falleció el antiguo mayoral Alfonso Nasarre “El Cartero”. Lo sucedieron los dos danzantes más mayores, Eloy y Ángel Condón, amigos de toda la vida y que actualmente comparten el papel de mayoral en el dance de Lanaja.

El dance de Lanaja se celebra para san Mateo, para el 21 de septiembre. Antiguamente se danzaba hasta tres días, un día se hacía ronda por casa de los mayores, el segundo con las mairalesas y el tercero para san Mateo.  

Actualmente, el dance de Lanaja consta de las siguientes partes:

  1. Pastorada.
  2. Procesión, ofertorio en la iglesia y actuación en la plaza de la iglesia.
  3. Mudanzas, de palos, espadas y el baile de cintas.
  4. Dichos y motadas, primero se dedican chascarrillos a los propios danzantes del grupo y luego van los dichos generales al pueblo.
  5. El degollau, se hace con espadas al ritmo de la gaita.y solo los hombres
  6. Se termina el baile de las cintas.

La danza de cintas se entrelaza doblemente, del palo central y entre ellas, lo que exige bastante a los danzantes, de cruzarse entre ellos. Es una particularidad del dance de Lanaja, comenta Eloy. El baile se había perdido, pero se logró recuperar.

El dance de Lanaja se recuperó en 1943 y desde entonces se ha introducido la mujer, ahora son una mayoría en el grupo. Eloy lleva más de 50 años de danzante, junto a Ángel Condón, y ambos fueron condecorados en su cincuenta aniversario como danzantes.

Empezaron ensayando todas mediodiadas en placetica de la iglesia, sin dejar dormir la siesta a los vecinos. Eloy se acuerda del Currutaco, de Jerónimo Tabueña y su hijo Luis Tabueña. Alfonso Nasarre “El Cartero”, antiguos mayorales. Como gaitero actualmente está Macario Andreu, Alicia y Alba Escanero y antes también “El Carnicer” que tocaba el acordeón. Macario aprendió de los Lahiez. A su vez han incorporado en la música violín y melódicas.

Para el ofertorio forman una fila los danzantes rojos y otra fila los azules, delante del altar con la espada apoyada en el hombro. Paso a paso todos van pasando por el altar besando una reliquia al ritmo de melodía de gaita y violín y 4 o 5 melódicas. Es un momento muy emotivo para los danzantes. Además, Eloy es el encargado de hacer los palos para los danzantes y realiza el mantenimiento de las espadas.

Dani, Aitor, Eloy, Pilar Marí y Ángel.

Eloy y Ángel ejercen de mayorales, conduciendo el dance de Lanaja con gran ilusión. Tradición viva gracias a personas excepcionales que con todo su empeño realizan el arte del dance con sus vecinos, amigos y sobre todo familia.

Eugenio Monesma Moliner, el nieto del Trenzaderas


Con raíces monegrinas, el etnógrafo, investigador y documentalista altoaragonés Eugenio Monesma Moliner siempre ha querido y valorado esta tierra. Ha pisado el polvo monegrino, aventurándose a descubrir e inventariar los secretos del territorio, sus piedras de areniscas, construcciones tradicionales y sus gentes, costumbres y oficios, el saber popular y recorrer sus paisajes. Para Eugenio, Los Monegros posee un valor excepcional, pero ha de ser su propia gente quien reconozca y ponga en valor a Los Monegros.

Eugenio Monesma Moliner en el paraje de Jubierre.

Gregoria Pallares Cor, abuela materna de Eugenio, era natural de Castejón de Monegros. De joven marchó a servir a una casa de Sariñena, lugar donde conoció a su abuelo Pedro Moliner, natural del mismo municipio de Sariñena. Le decían el Trenzaderas, a modo de apodo, y le llamaban así por las trenzas de los pantalones que siempre llevaba sueltas. Se casaron, pero los cinco primeros hijos murieron. Al sexto, Benito, lo pasaron por la acequia la noche de san Juan y se marcharon de Sariñena, nunca más volvieron – ¡Consiguieron engañar a la maldición! -.

Eugenio nace en Huesca, donde ha desarrollado su vida. Con 18 años se fue a Ibirque, al lado de Nocito, con un pastor, para aprender la vida de pastor. Para Eugenio, la etnografía y antropología ha sido algo vocacional, afición y profesión que ha compartido con su primo Manuel Benito y Ángel Gari, del Instituto Aragonés de Antropología.

Pronto comienza a grabar artesanos y documentar oficios. Eugenio ya se había iniciado en la realización con cortos en super 8, películas de corte pacifista y cortos de animación. “Jaque de Reyes” fue uno de sus cortos, sobre las guerras y su maquinaría, cómo se organizan, quienes combaten, quienes pierden, quienes ganan y quiénes se benefician. También realizó “Soldados de papel”.

En 1990 crea la productora Pyrene P.V y en 1983 pasa a vivir de la realización. Aquel año realiza Navateros y su carrera le ha llevado a realizar más de 3.200 documentales, publicaciones, programas de televisión y recibir numerosos reconocimientos, distinciones y premios.    

Desde sus inicios se ha aventurado por Los Monegros. Entonces, Los Monegros no se habían estudiado, prácticamente no se había estudiado nada. Con su primo Manuel Benito bajaban a Los Monegros, iban a ver a Macario de Lanaja y descubrían los secretos monegrinos. Manolo comenzó a investigar los dances y Eugenio los oficios. Pero iban por todas partes, igual subían a la montaña que recorrían el llano.

Eugenio Monesma Moliner ha realizado numerosos trabajos etnográficos y antropológicos, especialmente como productor audiovisual. Con su mirada al mundo rural, en Los Monegros ha documentado todos los dances. Los dances los grabó íntegramente con Manuel Benito, además de realizar un documental genérico sobre los dances de Los Monegros. El dance de Los Monegros se ha conservado muy bien, igual que los de la zona de la ribera alta y baja del Ebro, apunta Eugenio – El dance es la fiesta más importante en Los Monegros -. El diablo de Castejón era su pariente, Serrate, cuando lo grabó. El dance de Castejón de Monegros lo ha grabado tres veces, la primera vez en super 8 en el año 85 u 86 y en video otras dos veces.

Igualmente, ha grabado el yeso de La Almolda y sus hornos de yeso, además los de Lanaja y Leciñena. La cera y la casa de la cera en Castejón de Monegros, el esparto en Lalueza y Poleñino, el jabón de palo en Leciñena, las plantas medicinales por la sierra de Lanaja o el nivelador de Lalueza Valentín Baseca. La botería Mairal en Sariñena y la siega y trilla con la asociación Añoranza, los grabados de pastores por Usón o el tambor de Robres, una caseta de piedra seca.

Eugenio Monesma Moliner en la Bodegueta, entre Sariñena y Castelflorite.

También ha capturado el juego de las olletas de Huerto o las corridas de rosca de Grañén, en la festividad de santa Águeda, la romería de palos de Huerto, la vieja remolona en Alcubierre o la festividad de San Sebastián en Castejón de Monegros cuando tiran las naranjas a san Sebastián y sacan la cabra.

-Buscando secretos de las piedras por Castejón de Monegros, José Puey me llevó hasta «El arenal», un lugar con un tipo de piedra frágil con grano muy fino que utilizaban las mujeres para fregar los útiles de la cocina y para sacar brillo a los hierros. –

En su momento, trató de documentar al tonelero de Sariñena, pero no pudo ser. Ha estudiado los pozos de hielo, recrearon el oficio de los pozos de hielo en Uncastillo. También a inventariado las cías, para almacenar grano, hay 6 o 7 muy interesantes por monte Tubo, se almacenaba trigo. Con el esparto descubre el tarantismo y el baile de la tarantela, también estaba la picadura del alacrán y la solución de freírlo en aceite y con ese aceite aplicarlo untado en la picadura –Hasta los años 60 se ha mantenido la tradición oral-.

Mención especial merecen las cuevas rituales de Los Monegros, las mal llamadas cuevas de la fertilidad o fecundantes. Aunque es verdad que, desde un principio, se relacionaron con la fertilidad, por su similitud en forma a un útero materno. Desde hace dos años, investigaciones recientes junto a Aurelio Bail han encontrado diferentes cerámicas, llegando a la conclusión que las cuevas respondían a enterramientos, claramente era cerámica de enterramientos anterior a la romanización: -En Huesca hay 54 cuevas, la mayoría en Los Monegros y en el conjunto de San Lorenzo encontramos casi juntas en torno a una docena de cuevas. Están muy próximas entre ellas-.

Eugenio ha sido pregonero de las fiestas mayores de Sariñena en 1985: “Luego vendrá el pregón de un bravo realizador que hace buenos cortos, en plan moralizador, aunque lo que mejor maneja es el costumbrismo, eso de costumbres y tradiciones, que no son de ahora mismo.  Eugenio Monesma Moliner es este pregonero; aplaudirle con ganas, que no cuesta dinero.” También, en el 2011 ejerció de pregonero de las fiestas de santa Ana de Monegrillo y en las de Castelflorite.

Con Carmelo Lorente Acín, el mayoral del dance de Bujaraloz, descubrieron el agua en la zona de Los Monegros más seca, realizando el documental el Patrimonio hidráulico en Bujaraloz –Los Monegros son paisajes muy diferentes, el tema del agua es muy importante, balsas, aljibes… Los paisajes de la provincia de Huesca no solo son Pirineos, Monegros y sierras. –

Participó en la creación del centro de interpretación de la guerra civil de Robres, con Manuel Benito y ha colaborado con la casa Miguelé en La Almolda, espacio expositivo que nos lleva a una casa del siglo XX, desarrollada por el ayuntamiento de La Almolda y la fundación Miguel Carreras. También ha grabado fogones tradicionales en Los Monegros, con Constantino Escuer Murillo en Perdiguera y otros lugares como el conejo en Grañén.

No deja de visitar Los Monegros, de descubrirlos, pues Los Monegros son una tierra desconocida – Tiene muchas tradiciones y al no haber tantas influencias externas no se han contaminado –. Apunta que Los Monegros posee mucha cultura, pero tiene que haber gente de casa que lo valore primero y luego la gente de fuera. Trata siempre de apoyar las iniciativas y siempre que puede acude. Sin duda, Eugenio es un enamorado de Los Monegros:

Esos Monegros secos que nos cantaba Labordeta tienen su belleza si los observamos con detenimiento. Jubierre, ese espacio estepario de gigantescos torrollones entre Castejón de Monegros y Sena, que en un día caluroso de verano bien nos podrían parecer los molinos de Don Quijote, es un territorio poco conocido. Recorrer su paisaje disfrutando de las formas y colores de la naturaleza es un placer. Aquí os dejo con uno de los tozales, el llamado de Colasico, donde las tierras de colores, las lajas de areniscas orientadas hacia el infinito y los cristales de yeso emergiendo en formación entre la tierra de buro transportan nuestra mente hacia otros lugares de este planeta. – (Texto de Eugenio Monesma en una de sus excursiones por Jubierre).

Eugenio Monesma Moliner y Joaquín Ruiz Gaspar (Os Monegros).

Continúa su interés por Los Monegros, surcando lagares y trujales, algunos fueron documentados en la sierra de Alcubierre -Hay referencias que había en el monte hasta que a partir del siglo XIX comenzaron a desaparecer-. También arnales, abejares o colmenares, la miel y la cera, construcciones perimetrales, inventariando una docena por el monte de Castejón de Monegros. Destaca el arnal «del Cortante» o de «Casa Salvio»: -Vemos que se trata de un recinto cerrado con un edificio de bancales al fondo en el que se alojaban las cajas o colmenas bien protegidas y orientadas hacia el sur para recoger el calor de los rayos de sol en los meses más fríos. Todavía se conserva la máquina extractora de la miel, una especie de centrifugadora manual que servía para separar la miel de la cera. –

Eugenio, en su visión global, reconoce el valor excepcional de Los Monegros, de sus tradiciones y cultura hasta el entorno, el medio natural y el paisaje. Queda mucho por descubrir, por aprender, por estudiar y sin duda su trabajo resulta imprescindible en ese testimonio documental que significa su obra, un tesoro etnográfico de un valor universal que deja constancia de una forma de vida artesanal y de sabiduría popular que hemos dejado atrás. ¡Gracias Eugenio!

-Os recomiendo este espacio poco conocido de Los Monegros. Se trata de Jubierre, en el término de Castejón de Monegros. De vez en cuando, sobre todo en este tiempo primaveral, me gusta hacer alguna excursión por sus tozales. Ayer, recorrimos algunos de los parajes más conocidos y visitables. Pero hay lugares recónditos a los que tras una buena andada puedes acceder por sus barrancos. El agua, escasa, se convierte en fuente de vida. Jubierre como paisaje le tiene encantado, se tendría que estudiar y proteger, hay restos anteriores a la romanización. La Gabarda como paisaje también es excepcional-.

Marcos Rodés Pueyo


Continuado la estirpe familiar, Marcos ha trabajado como pastor de ganado ovino en los montes de Sariñena. Una tierra que ha visto transformarse con la llegada del regadío y un mundo agrario en plena ebullición, con el que ha convivido y convive con su ganado en un oficio cada vez más difícil, donde continuar es toda una lucha diaria.

Marcos Rodés Pueyo, natural de Sariñena, nació en casa el 15 de septiembre de 1957. Vivían en una casa de la calle Enado hasta que se mudaron a la calle Peñetas. Su padre, Marcos, sariñenense, era pastor y trabajó para casa Castanera y casa Torres. Mientras, María, su madre, trabajaba en casa. Son cuatro hermanos Marisa, Marcos, Silvia y Marian.

No tenían tierras, solamente un pequeño huerto. Aunque en casa siempre tuvieron algo de ganado, -muy poco, unas 10 o 12 ovejas-. Las encerraban en las cuadras de abajo de casa y en casa su abuelo tenían tocinos. Las ovejas las llevaban a la dula cada mañana, las juntaban en un corral y un pastor común las llevaba, se hacía cargo del ganado compuesto por ovejas de casas pequeñas. De alguna manera, aclara Marcos, la dula era un pastor particular que pagaban entre todos y que juntaban por la zona del Mercadal, que antes eran corrales, -por lo menos había una docena de corrales-. También, por la misma zona, estaban los corrales de Blanco y Torres, que tenían grandes ganados: -Antes, igual para un rebaño de unas 1500 cabezas había unos 10 pastores-.

Marcos fue a las monjas, en la actual casa de la cultura, y luego a las escuelas nacionales, ahora Casino Nuevo. También estudió bachiller elemental a distancia, iban los que decían que valían para estudiar y se examinaban en Huesca, en el Ramón y Cajal, 4º y revalida.

Sus padres querían que estudiase, pero lo suyo era el campo, pura y dura vocación. Desde los 7 año los veranos se los pasaba con su padre, su mayor ilusión era ir a ver las ovejas y los corderos. Luego, si podía, se escapaba de la escuela para estar con el ganado. Pero, sobre todo, al terminar la escuela pasaba por casa, comía algo rápidamente o cogía la comida y su pequeño palo de pastor y corría a reunirse con su padre que estaba con el ganado en el monte. Iba a donde se encontrase, ya fuese en las Almunias, Miranda o Moncalver; a veces corría hasta más de 7 kilómetros -antes no había peligro para nada-.

Entonces los montes eran secos, no había regadío, pero había más pastos, apunta Marcos. Tras la siega se pastaban los rastrojos del cereal, la huerta en invierno y algún campo de alfalfa. En primavera se hacían mucho los barbechos, que antes, en secano se hacía mucho. Entonces el ganado tenía mucho más terreno para pastar. No había trashumancia, aunque sí pasaban pastores trashumantes de la montaña y algún pequeño rebaño se quedaba porque había huerta Los pastores se juntaban mucho más, hacían vida en el monte y se quedaban en las parideras hasta quince días seguidos o más.

Marcos recuerda que antes el tiempo era más extremo, más calor en verano y mucho frio en invierno, con duras heladas, con los típicos chupones de hielo y nevadas. Se acuerda de crio, tendría unos tres años, ver subir a su padre por el Enado en un surco abierto en la nieve. En casa Torres había muchas almendreras y remolacha en la huerta.

A los 14 años comenzó a trabajar para Antonio Trillo, tenía la paridera en Bancels, camino Lalueza, ahora carretera. Estuvo cuatro años hasta los 18, cuando marchó un verano a recoger fruta a Fraga, luego se pasó un año y medio de pintor con Manuel Millera, junto a sus amigos Alfonso y José. Luego tuvo que realizar el servicio militar obligatorio, 15 meses en Huesca. En el ejército obtuvo el carnet de camión y cuando salió se fue a trabajar como camionero a una empresa en Lagunarrota. Allí estuvo 7 años.

Marcos se casó con Visi Zapater y han tenido dos hijas, Beatriz y Julia. A los 28 años se hizo autónomo, pidió un crédito y compró su propio rebaño. Adquirió unas 800 ovejas, de rasa aragonesa, y arrendó el corral de Blanco en las Almunias: -El oficio se lleva dentro, es vocación pura y dura. Esto no es por dinero-.

El monte de Sariñena se ha transformado mucho -sin la llegada del regadío a saber que sería de Sariñena y sus alrededores-, apunta Marcos. Hay menos pastos y los pastores han tenido que poner sus propios campos y sembrar hierba para el ganado. Pero también han aparecido nuevas técnicas que benefician a todos -A veces va bien que se coma el ganado el maíz viejo para que salga el nuevo sembrado-.

Con el tiempo le dieron un lote del IRYDA (Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario) y construyó su propio corral, por las Almunias. A Marcos siempre le ha gustado el extensivo, ni siquiera le ha gustado vallarlo o colocar el pastor eléctrico. Todo ha cambiado mucho, ha mejorado la crianza de corderos, antes nacía uno y ahora dos, era muy raro que saliesen gemelos. -Es muy importante estar en el momento que paren, le puedes engañar a una oveja, frotándole al recién parido hace salvar muchos corderos-.

Pero el sector se enfrenta a una crisis permanente y en su opinión son varios los problemas:

1º La zancadilla de la administración, si uno que quiera empezar de cero le exigen demasiado.

2º El sacrificio, es todos los días, te tiene que gustar mucho, o que fuese muy rentable. Podría ser dos pastores, pero no da. Además, es muy complicado encontrar mano de obra cualificada.

3º. Se disparan los precios, los piensos, la paja… ha habido sequía, menos paja y menos corderos, nacen menos.

Siempre ha participado llevando ganado a Femoga, la feria agrícola y ganadera de Sariñena, y ha ganado premios con sus chotos, en los concursos. Siempre le ha gustado participar, para Marcos es importante teniendo animales. Además, está asociado a la cooperativa Oviaragón, que agrupa a pastores de todo Aragón. Para Marcos, estar en Oviaragón, da tranquilidad y servicio, buscando ser más competitivos. Desde la cooperativa, el 22 de septiembre de 2019, le hicieron un homenaje junto a Benjamín Fantova.

Marcos continúa disfrutando con su ganado, siempre ha sido –Oír cuatro esquilas e ir a mirar el rebaño-. Con su rebaño recorre las tierras, con sus perros ayudándole a controlar el ganado, – son muy importantes, dan mucha tranquilidad-. Pues siempre se aprende: -Los animales, si quieres te enseñan, si los observas aprendes. Las ovejas son muy dóciles, pero las cabras hacen lo que quieren, van ciegas. Las ovejas saben el campo, los límites, no los pasan, se saben los horarios y los recorridos, son más inteligentes de lo que la gente cree. –

Ignacio Arroyos Letosa, “Damaso”


Ignacio Arroyos Letosa, apodado como “Damaso”, nació en Leciñena en 1940. De familia de labradores, siempre han tenido tierras de secano, aunque antes la agricultura no estaba tan desarrollada. Tenían un pequeño ganado lanar de unas 150 ovejas y el fiemo lo aprovechaban para echarlo al campo, a las tierras más recias. Iban a la química de Zaragoza a buscar abonos, con carros y mulas, al final de la calle Gargallo. Lo utilizaban para las tierras más delgadas, de menos cuerpo. La peor era la tierra de cascajo, la que llevaba pedrulla. 

Así, tan de repente nos sumergimos en la gran memoria y conocimiento de Ignacio Arroyos Letosa, un leciñenense muy ligado al campo y a la sierra de Alcubierre, con sus numerosas anécdotas y curiosidades. Sin duda un libro abierto, de una forma de vida que hemos dejado atrás.

A los 12 años, Damaso salió de la escuela y se puso a trabajar, tenía que ayudar en casa. Fue aprendiendo de los mismos padres y abuelos, pues entonces estaban todos juntos en las casas. Había zonas del monte que estaban a cuatro horas y se llevaban el “Recau”, la cosa para comer, la comida y el pan que preparaba la madre o la mujer. Subían con carros y mulas e incluso estaban de quedada, a veces permanecían hasta 15 días, normalmente durante la cosecha. En Lalueza y Poleñino compraban los ramos de fencejos, la sogueta para atar las mieses de la siega.

Después de realizar la cosecha se realizaban todos los pagos. Se hacía la molida, se llevaba a una fábrica, que había en Perdiguera, lo molían y te daban la harina. Se pagaba con harina a la harinera. También se vendía el trigo a compradores que venían, calificaban el trigo, en Leciñena solamente había Aragón 03. También se sembraba algo de cebada, avena y centeno para las caballerías. Normalmente se iba a la dobla, si te dejaban un caíz de trigo para siembra se tenía que devolver dos caíces. 1 caíz era unos 100 Kg. Tristemente se aprovechaban de los más pobres y humildes.

Recogían el agua en aljibes, balsas y balsetes, se tenía todo muy limpio, se cuidaba mucho y solamente se lavaban las manos y la cara, el agua era un bien escasísimo. Incluso a veces no tenían agua y tenían que bajar a la acequia de San Mateo de Gállego. Bajaban con caballería y carro y un tonel de entre 200 y 250 litros, una cuba de madera. “El agua había que llevarla a cuentagotas”. Las caballerías y el resto de animales también bebían.

Damaso era de casa pequeña, con tres caballerías y, aun así, nunca les faltó de nada. En Leciñena había de todo: viñas, almendreras, oliveras… todo para consumo. El viñedo estaba en la parte del saso y las viñas en el monte. Comían pan blanco, aunque él lo cambiaba con otros críos y se comía el pan negro. Junto con su tío eran muy cazadores. La caza estaba prohibida, así que tenían que hacer furtivismo. Sobre todo, cazaban con hurón, también ponían cepos, había mucha liebre, pero también cazaban muchos conejos. Solían hacer un mojón de piedra donde colocaban encima el cepo y por las noches caía alguna pieza. Cuando iban de “quedada” a la sierra se llevaba el hurón, se llevaban poca carne, ya que no se conservaba muchos días, y la forma de comer era yendo cazando.

Damaso se ha criado por el monte, con su padre iba al pinar, labraban con las caballerías, cogía nidos de palomos, ciquilines (Cernícalos)… no había nada prohibido. Se quedaban a dormir en las casetas, chamizos malísimos, pero era el retiro que tenían, no había otro. Se hacían leña de extranjis, aunque también les daban lotes de leña. El forestal marcaba los árboles y, como contraprestación, debían de limpiar una parte de pista. Sobre todo, limpiaban la rama baja, para que no hubiese incendios. Los lotes de pinos solían comprender entre unos diez o una docena de pies. Hubo una época que daban lotes de sabina, un forestal les decía enebros y no las quería ni ver. Cortaron grandes sabinas, de entre 6 y 7 metros, y se limpió de sabinas mucho el monte de Leciñena y Perdiguera.

Las sabinas grandes las empleaban como maderos para las casas. Cortaban con hacha o tronzador a dos manos: “Era mejor el tronzador, pues no hacía ruido cuando cortaban alguna de forma ilegal, pues la Guardia Civil y los forestales andaban siempre vigilantes”. Su abuelo conoció que antiguamente se hacía carbón, en uno de sus campos llegó a haber una carbonera y, cuando labraban, salían restos de carbón.

En casa tenían dos mulas y una yegua, una mula para trabajo y otra la criaban. Iban a la Parada de Robres, donde tenían dos sementales, un par de caballos y otro de burros. A Damaso no le dejaban entrar, como era crío, tenía 14 años, no podía ver como el burro montaba a la yegua. En Leciñena había dos herreros incluso esquiladores de caballerías para que estuviesen ligeras en verano.

Estuvo repoblando pinos en Val de Lucia, en 1954, tenía 14 años. Solamente ponían pino, a raíz desnuda. Llegaba un camión del vivero y ponían el pino, para conservarlo, en unas zanjas estrechas que hacían. Con caballerías y un aladro, con un embolo al final para que la tierra quedase más hueca, abrían surco e iban plantando los pinos a jada. Trabajaron entorno a unas 40 personas, entre chicos y gente mayor, y plantaron bastantes hectáreas, sobre unas 30 a 40 hectáreas.

Su abuelo decía que todo estaba lleno de pinos, que cuando tenía 7 años llegaban hasta la balsa del camino y toda la parte del santuario eran pinos, sabinas y carrascas. Una vez, su abuelo, iba con su hermano, que murió por una mordedura de caballo, llevando a pastar el ganado, unas 100 ovejas. Antes de llegar al pueblo, se puso atrás y al final en medio del rebaño para protegerse ante dos lobos que le sorprendieron “Al final se llevaron una oveja”. Su abuelo contaba grandes historias, de manadas de lobos por Perdiguera y monte Pinada y que los cazaban.

Cuando Damaso tenía 17 años hubo años muy malos y tuvo que marchar a trabajar a Lanaja, donde estuvo 3 años. En 1956 llovió mucho, pero se cogió poco, hubo un cierzo helador “27 días seguidos de heladas”, del 2 al 28 de febrero y lo secó todo “Había unos trigos exagerados y se quedó todo limpio, se helaron hasta los olivos”. Luego en 1957, 1958 y 1959 no se cogió nada por la sequía. Fue en 1957 cuando marchó a Lanaja, estaban ya preparando los regadíos y se fue a trabajar para mantener la casa y las caballerías. Trabajaban a destajo y ganaban 100 pesetas al día: “Se comenzaba cuando salía el sol y se acababa cuando se ponía”. Tenían que pagar el alojamiento, en un pajar a 2 pesetas cada uno por noche. Se hacían ellos mismos la comida y la mujer, que les alquilaba el pajar, les hacía la cena por 3 pesetas. Fue entonces cuando Damaso comenzó a cocinar los ranchos, del que es todo un maestro y por ello conocido como “El Ranchero”.

Iban a Lanaja en bicicleta, salían aún de noche el lunes por la mañana, la carretera era de piedra machacada y llevaba el antiguo trazado de curvas y cuestas. El sábado volvían a Leciñena. “La carretera era de piedra caliza y había mucha gente que se dedicaba a machacarla. Se les conocía como Los Machacadores, iban con macetas de 1-1´5 Kg. de peso, pero con un mango de vara larga de fresno. Los camiones echaban la piedra de las canteras y luego la machacaban”.  

En Lalueza estuvieron haciendo la caja de la carretera a Sariñena, con la “Internacional” de Grañen. La hacían a pico y pala “Cuatro picando y tres sacando la tierra”. Lo azarbes que hacían los dragaban a la huerta, los hacían con piedra, iban colocando todas las piedras iguales. También trabajó en el pantano de Tormos, cuatro meses, tendría unos 18 o 19 años. En 1965 ya estaba mecanizado todo.

Por Leciñena ha habido tejeros, había un tejar y hacían tejas y adobes. En algunas partes de la sierra había piedra de cal y en Leciñena había hornos, antiguamente hubo caleras. Damaso no las conoció, pero se lo oyó contar a su padre “En el Recordín, cerca de la cárcel de Zuera, había dos caleras”. También estaba la piedra de yeso, que utilizaban para la construcción, de casas, una piedra blanquiza que se utilizaba para hacer yeso. Hay muchos hornos de yeso por Leciñena.

En 1967 se casó. Ha sido matachín o matarife y experto en mondongo. Había días que mataba unos 10 o 12 cerdos. “En casa Letosa tenían una hija a la que le habían regalado dos cerdos, estaba casada con un médico. Para la matacía, el médico invitó a dos amigos suyos, eran pilotos de la base americana de Zaragoza. El padre de la chica, que era chistoso, les dijo que era tradicional, antes de la matacía, hacer un rodeo con los tocinos. Uno llegó a coger uno y lo intentó montar, lo grabaron en video. Cuando llegó el momento de matarlos, lo colocamos en la vacía y lo pinchamos con el cuchillo y al comenzar a brotar la sangre uno de los americanos se desmalló. El padre dijo –¡Jodo!, menudo ejército tienen estos!”.

En su haber tiene un número sin fin de anécdotas. Un día de niebla de caza con Pablico, el de la posada, y su tío Ángel, que era muy chismoso, le dijo el tío a Pablico -vamos a mirar por aquí- refiriéndose a la madriguera de conejos -mira tú por allá. En estas se escondió Ángel entre los pinos y les salió de repente gritando -¡Alto la guardia civil!- estos, asustados, echaron a correr y Pabico no paró hasta llegar a casa “Había miedo a la guardia civil, si te pillaban te multaban con 10 pesetas y te mataban al hurón”.

En otra ocasión, el tío Ángel le dijo a uno -mira que culebra más larga, mira por el aujero-, mientras, por el otro agujero, introdujo el hurón haciendo huir a la culebra por el agujero  contrario, por donde estaba mirando el otro quien, al ver salir la culebra, del susto cayó de culos cerro abajo.

Vendían verdura, los verduleros iban a cargar a Zaragoza y la vendían por Leciñena, la fruta era de temporada. “Se comía lo que se podía, en las casas había gallinas”. Había casas tan pobres que mataban zorros y luego iban por las casas con la piel pidiendo dinero o comida, los mataban porque hacía males. Una mujer iba pidiendo con el santo, con el santico.”

En la postguerra guardaban la harina en las casas. Se tenía que declarar todo y en la cartilla de razonamiento se indicaba lo que podían tener. Para ello, la fiscalía de tasas registraba las casas “Venían con el correo y la gente se avisaba, todos iban corriendo a las casas a esconder lo que tenían de más; pues si te lo pillaban te lo quitaban y denunciaban”. Se utilizaban los subterráneos que se realizaron, en muchas casas, para la guerra, era un buen escondite. “Uno tenía un tonel de vino en la bodega y este empezó a disminuir, hasta que el dueño se dio cuenta que era el vecino, que pasaba por el subterráneo y le quitaba un poco de vino cada día”.   

En las casas había una fresquera para conservar los alimentos, con una tela metálica. Solían tener 2 cerdos, criaban pollos, conejos. Para navidad mataban un pollo de corral, tenían entre unos 40 a 50 pollos, los soltaban por la era y por las noches los encerraban “Algún cernícalo se llevó algún pollete”. También tenían 10 o 12 locadas, las luecas al corral. Tomaban leche de cabra y oveja, a la de cabra le echaban las culpas de las fiebres de Malta.  Existía la bicera, los rebaños comunales. Tomaban remojón, pan con vino y azúcar para merendar, vino rancio, dulce. También hacían farinetas, harina con tostaus, con agua y leche. Las migas las hacían con arbillos (Entresijos), sebo, lechecitas del cordero, patata y ajo.

El rancho del monte era de lo que cazaban, pues lo que se llevaban no se podía conservar mucho más de dos días. Lo hacían con patatas, arroz, tocino y algo de chorizo para darle algo de sabor. Su tío cazaba perdices “Tío, mira donde canta el perdigacho” y mataba las liebres con un palo, se lo tiraba y nunca fallaba, normalmente las mataba en la cama”. Antes se comía de todo, incluso ciquilines, la churra y la sisa, águilas, mochuelos, gurriones, fardachos, culebra blanca o alcaravanes. Había algunos que subían a los nidos de águila, por las mañanas, ataban los picos a los pollos y, cuando el águila les llevaba un conejo, se lo robaban para comer.

Leciñena ha ido perdiendo población, antes eran unos 3000 y ahora sobre unos 1200. En la postguerra mucha gente marchó, sobre todo a Barcelona. Se pasó mucha hambre “Había gente que iba a buscar el cerdo muerto que tiraban”. Se tostaba la cebada y la malta para mezclarla con la chicoria para hacer café.

Había un carretero que una vez lo fue a buscar para que le labrase un campo de 3 hectáreas, una suerte. Una suerte era un campo de unas tres hectáreas, el ayuntamiento adjudicaba suertes de 0,5 a 1 hectáreas. Las suertes viejas eran en propiedad mientras que las del vedao eran del municipio. Con la caballería se labraba 1 hectárea al día. “A ver si mato una liebre” dijo el carretero y al final dijo que había matado una farnaca, al día siguiente un curandero le dijo “Yo comeré la liebre y tú el lomo”. Era del Siscal, de donde se tiraba todo. Recordando, va nombrando como se decía la carne moreriza, carne de oveja a punto de morir o muerta reciente o el caloyo o caloyico, cordericos mal nacidos.

Se segaba a mano, con hoz y dalla. Estaban segando y echaban un trager de vino, lo llevaban con cubetas, un tonel pequeño de 2 litros, solo un trago, que iba escaso. Vuelta a segar y zas, un pequeño fardacho. Cogió uno y se lo comió y comenzó a pedir vino, solo para beber “Echa vino que me araña”.

Quedan muchas historias por contar, con Damaso pasaríamos horas y horas volviendo a aquellos tiempos de antes, donde todo era diferente, más duro y de supervivencia, forjándose grandes hombres y mujeres que atesoran un gran saber que no podemos perder.

Faustino Blanco Gari


Albañil, pintor, escritor, estudioso de Sariñena y gran conocedor de su historia, todo un polifacético. Faustino resulta una enciclopedia abierta, con ganas de conversar y que amistosamente acoge en su estudio repleto de cuadros, libros, revistas y antigüedades. Profesa un gran amor por su pueblo y lo transmite cuando repasamos su vida y, en ella, parte de la memoria reciente de Sariñena, de la que desvela algunos de sus secretos y curiosidades.

Faustino nació en Sariñena el 3 de septiembre de 1941, hijo de Antonio y Auxilio, naturales de Sariñena y Estiche de Cinca respectivamente. Antonio fue albañil y Auxilio se dedicó a los trabajos propios de la casa. Su abuelo materno fue sastre y también un tío que ejerció de sastre en Sena. La familia Blanco – Gari vivió frente la capilla Loreto, entonces plaza Alvarado, actual Constitución, junto a la calle Meca.

Faustino recuerda perfectamente la desaparecida capilla de Loreto “En su cúpula había pintado un sol enorme”. Maltrecha, fue utilizada como almacén para Regiones Devastadas, durante la reconstrucción de Sariñena tras la guerra: “En la desaparecida capilla guardaban carretillos, regletes, tableros, andamios… En Sariñena había muchas casas caídas, destrozadas por la guerra, “Además no había faena continua, ni había dineros, se hacía lo que se podía”.

Fue a las viejas escuelas de la calle del Muro, Ronda San Francisco, donde les hacían cantar las canciones franquistas. Siempre llegaban tarde, no llevaban reloj y el maestro don Mariano Sampietro les esperaba con la vara. Ellos, que lo sabían, miraban antes por el amplio ojo de la cerradura y así, si veían que todo estaba muy tranquilo y en silencio, sabían que les estaba esperando tras la puerta. Por miedo se escapaban y tardaban varios días en volver a la escuela.

Todos los sábados tenían que ir a misa, por la mañana, sobre todo en verano, cuando tenían fiesta. Mosén Vicente siempre hablaba de la mano negra, la mano que ahogaba para que uno no confesase antes de morir. En último grado de la escuela, se escondían en el casino para no entrar en la iglesia, hacían fauneta y se iban a jugar.  Jugaban a fútbol en la plaza de la iglesia, a encondelicas o a tú lo llevas…También jugaban en las eras de Torres, Chin, Mora o Bolera.

De críos iban a coger cobre por los emparrados de los huertos para después venderlo, para ganarse algunas “perricas” y poder ir a ver alguna película de Tarzán al cine. Iban a buscar trozos de guerra, por el monte, a Miranda. También, en el brazal de la acequia del pesquero buscaban, cuando no bajaba agua por la acequia, peines de balas que habían tirado los milicianos.

Frecuentaban todas las badinas del río Alcanadre a su paso por Sariñena, los tres Chorretes, el Cantero y la ripa el Cuervo río abajo y de Santiago y el Hospital río arriba. La del Hospital era la más frecuentada “Pues había zonas que cubría y otras no”. Las chicas se ponían aparte, separadas.

En Sariñena llegaron a haber hasta dos boleras, una en la calle Dato, la de Luis El Tambor y otra en la pista de Antonio Porra. Faustino jugó a fútbol con el equipo de Nivelcampo, sin ficha y solamente algunos partidos. Les daban de merendar y se quedaban a bailar, iban a Binefar, Almudevar, Caspe, Lalueza, Villanueva de Sijena, Ontiñena… eran partidos amistosos, no había liguilla. Sobre 1965 se pasaron muchos al Sariñena que comenzaba a existir. Faustino jugó principalmente de portero y fuera de puerta.

A la escuela fue poco, hasta los 13 años, en septiembre hizo los años y en noviembre comenzó a trabajar, asegurado con tan sólo 13 años. Comenzó a trabajar cuando se comenzó a construir el primer silo del barrio de la Estación de Sariñena. Luego trabajó en Montesusín, San Lorenzo del Flumen, San Juan del Flumen, la Cartuja de Monegros y Artasona del Llano, entre Tardienta y San Jorge. Todo en albañilería, también en Huesca y en Zaragoza, en el Picarral. Solía ir con su padre y hermano Ángel, que le llamaban Antonio, como a su padre y también Pedrín, “Pues era muy reñidor y calentaba a todos, como uno de los protagonistas de las historietas de Roberto Alcazar y Pedrín”.

Nunca paró de trabajar, hasta los 29 años a jornal, hicieron varias casas del pueblo. Luego fue autónomo y llevó a gente hasta que enganchó con Borruel. También realizó trabajos en el cementerio municipal de Sariñena “Una faena que no quería hacer nadie”. En sus últimos años estuvo de maestro en la escuela taller de Sariñena, en el módulo de albañilería. Participó en tres escuelas talleres y cada escuela duró unos dos años.

Faustino se casó con Josefina Laín y de viaje de novios estuvieron por Zaragoza, Pamplona y San Sebastián. Dos días antes de casarse, el 24 de agosto de 1967, Faustino colocó, con una escalera de tijera, el escudo de Sariñena en la fachada del ayuntamiento. Era un escudo de cinc pintado en azul, un escudo que donó el Banco Hispano, pues habían tenido las oficinas en los bajos de ayuntamiento, donde estuvo el Inaem.

Faustino y Josefina han tenido dos hijas: María José y Gema. A raíz que su hija Mª José pintaba, Faustino se animó también al arte de la pintura. En 1980 comenzó a pintar pero no comenzó a pintar en serio hasta que se jubiló. Desde entonces han hecho varias exposiciones conjuntas en Huesca, Fraga, Monzón… Siempre ha sido autodidacta y ha tratado todos los estilos.

También le apasiona la historia y ha investigado sobre Sariñena, escribiendo varios artículos en la revista Quio, de Sariñena y Los Monegros. Es conocedor de misterios de Sariñena, del polvorín de la guerra en la loma cercana a la ermita de Santiago, “Letosa lo destapó, puso una puerta y cultivó champiñones”. Con Faustino darían horas y horas de conversación, del antiguo poblado que había a orillas del Alcanadre a la sala del casino que servía para el diezmo, guardando aceite y trigo. Faustino habla de las marcas de cantero de los arcos, del escudo de Sariñena, de las casas de Sariñena, de cómo se vivía antes, de la Miguela y la posada, de la moneda…

“La vida ha cambiado para bien, no podemos comparar con los años 40 o 50, todo era miseria.” Faustino iba andando a trabajar a San Juan del Flumen, “No había dinero ni pa una bicicleta”. Cruzaba la Isuela (Flumen) en invierno, además había riadas y heladas, se quitaban las zapatillas y remangaban para cruzar el río. Se comenzó a vivir bien cuando los americanos soltaron la pasta, cuando se comenzaron a hacer pantanos y llegó el regadío. “A quien pillaban trabajando en domingo le ponían 25 pesetas de multa y luego debían de besar la mano al cura. Muchos simplemente iban al huerto, había que comer”.

Había mucha unión y se valoraban más las casas, ahora parece que se va a destacar sobre los demás. No se pagaba ni seguridad social, ni había casi leña, si cogían algunos romeros o aliagas para cocinar y calentarse y les pillaban les denunciaban. Y si de críos les pillaba el guardia, los días grandes, del Corpus o la Ascensión, les encerraban bajo llave en clase. De ocho de la mañana hasta entrada la noche, hasta las ocho, incluso les llevaban la comida. 

Cuando tenían vacaciones se pasaban todo el día en la badina, aunque no les dejaban ir. Se reían de Casimiro el tonto, por divertimiento, más que por maldad. Para las fiestas había dos o tres orquestas: en el Casino, en la pista de Porra y en el garaje de Remigio Alonso, frente al restaurante Los Monegros. El año que Faustino se casó, recuerda que actuaron en Sariñena Rocío Jurado y Camilo Sesto. Enfrente de Blecua, por la plaza de las Monjas, colocaban un entoldado completamente tapado por sus laterales y servía para la orquesta y pista de baile. Además, pegado al entoldado colocaban una pista de autos de choque.

Llegó a ver la cripta del Hospital, antiguo convento, aunque no bajó “Había mucha tierra”, sí que vio que era abovedado, con un pequeño pasillo central y cuatro nichos a cada lado. Después hicieron el pozo, como para señalar por donde está la cripta.

En casa Paraled estuvo el sindicato vertical, en el primer piso, y todos los archivos. También pusieron mesas de ping pong y biblioteca del frente de juventudes, si no eras del frente no dejaban entrar, ni daban camiseta ni dejaban jugar a fútbol.

Raquel vendía caramelos, abugos, cerezas… colocaba una mesa con cuatro tarros frente a la barbería del Chespín, en los Porches, y si le daba el sol cambiaba de lado. El cine les costaba tres pesetas, iban a las toleradas, aptas para todos los públicos. Iban por la tarde, al Victoria, también había en el casino, por la noche. Los domingos había baile en el Casino, con la orquesta Cobalto. Para nocheviejas y fiestas, cuando había dineros por medio, traían orquestas de fuera.

Faustino estuvo en la inauguración de los juegos olímpicos de Barcelona de 1992. Culturalmente activo e inquieto son muchas cosas las que tiene por contar, anécdotas e historias que seguiremos disfrutando al igual que sus pinturas  y compañía por nuestras calles. Faustino, un gran y buen hombre.

Faustino Blanco Gari, un pintor con Sariñena en el corazón.

Josephine Monter Ardanuy


Artista de vocación, de niña pintaba en una pizarra que tenía su padre en la carpintería, dibujos efímeros y pobres en colores. Por ello siempre buscó los colores, despertando verdadera pasión por ellos. A Josephine siempre le ha gustado la pintura, dedicándose al mundo de las bellas artes, la pintura y escultura. Actualmente, junto a su hermana Pili son unas revolucionarias del ambiente cultural de Sena y por ende de Los Monegros y desde hace años se ha aventurado con su propia «Galería  de Arte Josephine Monter”.

Una historia de Sena a Nueva York y de Nueva York a Sena.  

Josephine Monter Ardanuy nació en Sena en 1944 en la casa familiar, su padre era carpintero y constructor de carros. Ha sido muy mala estudiante y siempre estaba jugando y bailando, quería ser bailarina de valet “Siempre cogía el ritmo, sobre todo con la jota”. Era una típica niña de pueblo, traviesa, que no paraba de jugar y correr. Aprendió, como todos, a nadar en la badina del río Alcanadre “Por la glera del río había muchos sapos, los conciertos de ranas y los cuquetes de luz, las luciérnagas”. Eran tiempos más familiares, las casas con las puertas abiertas, de tomar juntos la fresca en la calle por las noches, cenar en los patios, hacer hogueras y saltarlas para san Antón… Su padre solía sacar la televisión a la ventana y, en la calle, se juntaban para verla, algún partido de fútbol o cosa importante.

Eran otros tiempos, “Antes todo el mundo tenía huerto y en medio un andador con frutales, pereras, manzaneras, minglaneras… fruta natural”. Han desaparecido pero antes se tenían que abastecer gracias a ellos, que decir de los famosos melones de Sena. “Antes se iba a los mercados a vender y ahora se va a comprar”,  se hacía trueque, les traían leche y su padre les decía “Pues yo te haré una silla”.  

Una vez, el  pintor senense José María Palacin acudió al taller del padre de Josephiene, quería que le hiciese un marco de madera para uno de sus cuadros. Su padre avisó a Josephine y le presentó a José María. Josephine enseguida le inundó de preguntas y José María le dejó un maletín lleno completamente de pinturas de colores. Ahí comenzó todo.

Se hacía amiga de todas las personas que llegaban al pueblo. Nunca se acordaba de los nombres de las casas y para llamar pegaba un grito en vez de gritar el nombre, pues las puertas estaban abiertas –¡tía María!-. Querían mucho a la tía Tonina, era la abuela de todos, era pequeña y regordeta, siempre con un capazo del huerto con sus verduras, hortalizas o remolacha. Si veía a Josephine con los mocos fuera se los limpiaba, se remangaba la falda y le mocaba con el refajo -¡Siempre estás igual!-. Se quedó viuda muy joven, la pobre tía Tonina, además un hijo murió en la guerra y otro tuberculosos. La gente la quería muchísimo y la trataban muy bien, en una ocasión Josephine le regaló un helado y tía Tonina lloró de la emoción que le hizo. 

Les hacían ir al campo a buscar olivas, en enero y febrero y hacía mucho frío: “Quien coge las olivas antes de navidad se deja el aceite en el olivar”. Además, los sábados iban a coger panizo, olivas, almendras, uva (Vendimiar)… se ayudaba como en todas las casas. Por el vedado, camino a Castelflorite estaban los almendrares, olivares y viñas.

Para las fiestas ponían un entablado para las orquestas y los críos se ponían debajo y, si la cantante llevaba falda, le veían las bragas. Los perros y gatos andaban sueltos por la calle, Josephine y su hermana Pili recuerdan que una perra que tenían les acompañaba a la escuela y hasta que no entraban no se iba, luego les iba a buscar a la salida.

En la escuela quería dibujar pero no le dejaban, si dibujaba le obligaban a hacer calcos en vez de dejar libre la creación y aquello frustró bastante a Josephine. Una vez les dijeron de dibujar un carro y Josephine comenzó a dibujar su carro hasta que la maestra le paró la mano –no, no, tienes que dibujar exactamente el carro de la foto- fue como cortarle las alas de la creatividad, ella quería dibujar su carro y su burro.  

A los 17 años, Josephine se presentó a un concurso de pintura de la Diputación de Huesca que acabó ganando. Aquel premio le concedió la posibilidad de tener una beca. Así, Josephine acudió a Zaragoza, a una escuela particular en El Tubo, para preparar, durante un año, el ingreso a la escuela de Bellas Artes de Barcelona. Ingresó justamente el año que inauguraban el nuevo edificio.

En la escuela de bellas artes ya comenzó a desarrollarse. Allí escogió pintura en vez de escultura, aunque le resultaba más natural la escultura, más innata.  Luego le concedieron una beca a Granada, para dos meses, para paisajes, y otra para Siena (Italia), también para dos meses pero acabó quedándose para dos años. Pintando y cuidando un niño se fue ganando la vida, además le dejaron una casa a las afueras de Siena que resultaba una preciosidad. Allí conoció un americano que estudiaba medicina y le invitó a ir a Nueva York, donde debía de conocer a una tía suya que era pintora.

En principio, Josephine no fue a Nueva York, pero si su amigo vino a Sena y le maravilló el paisaje, le encantó la tierra, el olor a tomillo y romero y la tortilla de patata. Al final fue a Nueva York, para tres meses y se acabó quedando 36 años. Allí, profesionalmente se ha dedicado al mundo del teatro, en escenografía y vestuario, especializándose en el mundo de las máscaras. Ha trabajado diferentes materiales y tipos de máscaras, de todo tipo y clase, especialmente de las máscaras del caribe que llevaron los españoles y que hacían con vejigas hinchadas. Aprendió de un maestro puertorriqueño y luego fue ella quien dio clases en el Museo de Historia Natural de Nueva York, donde estuvo unos 10 años.

Después dio clases, durante 12 años, en la escuela de cine “Visual art” de Nueva York, había alumnos de todas las partes del mundo y aprendía más que enseñaba. También participó en un teatro puertorriqueño “La Mama”, un teatro experimental

Ha vivido en el mismo Manhatan y a las afueras, a una hora y media de Nueva York, en una zona en pleno contacto con la naturaleza donde nevaba mucho. Una finca de cinco acres por la zona de Manitou, que significa dios, el creador, antiguo territorio sagrado de los nativos norteamericanos. 

Siempre ha estado pintando y ha pasado por muchas etapas y estilos. La escultura le ha resultado siempre más innata y palpable, se puede tocar. En la sierra tiene una escultura dedicada a la mora, una mujer expulsada de Sena y que se retiró a una loma cercana desde la que observaba Sena y la rivera del Alcanadre. Su leyenda cuenta que, en noches de luna llena, bajaba hasta el Alcanadre para bañarse desnuda. También, en el monte de Sena, se encuentra la escultura a la tía Tonina a la que pronto se unirá una escultura que rendirá homenaje a la figura del pastor.

Josephine y Pili

Ha realizado diversas exposiciones, de Nueva York a Sena, donde tiene su propia galería desde hace tres años y expone parte de su obra. Ahora, junto a su hermana mantienen su parcela de libertad en Sena y en su monte, en plena sierra. También en el soto del Alcanadre, donde están recuperando la vieja arboleda donde de pequeñas iban a merendar. Participan activamente en la vida social y cultural de Sena, en actividades especialmente ligadas al folclore y a las tradiciones locales. Personas excepcionales, con un enorme corazón y cariño a su gente. Sin duda colorean la vida con intensidad y luminosidad, con tonos que alegran el espíritu, con la magia del gran abanico de colores que acaban dando luz y color a la vida.

Cosetas de Sena


En el municipio monegrino de Sena, en el marco del Museo de Oficios Antiguos de Monegros, un grupo de mujeres conversó y dialogó sobre las cosetas de antes, los recuerdos y vivencias que narran una forma de vida que queda en el pasado. Así, recogemos los testimonios de Pilar Royo Naya, nacida en Huesca en 1943, aunque ha vivido toda su vida en Sena; Paz Ferrer Uriol, nacida en Sena en 1943; Josefina Almerge Opi, nacida en Sena en 1953; Rocío Sanz Redrado, natural de Boquiñeni donde nació en 1970, desde 1990 vive en Sena; Nieves Hernández Laborda, natural de San Juan, desde 1990 vive en Sena y Pili Monter Ardanui, nacida en Sena en 1942.

Cuando Josefina llegó al mundo, en su Sena natal, “El médico estaba borracho”, pues era el médico de la localidad quien se encargaba de los partos. En Sena, durante muchos años, estuvo el doctor Ignacio. También las familiares y vecinas ayudaban en los partos, sobre todo preparando agua caliente. “Si bajaba puntiagudo es que iba a ser chico”, pues antes se prefería que fuese chico “Que hacía la casa grande”. Aunque tristemente había mucha mortalidad, enfermedades como el sarampión provocaban muertes prematuras, la vida era más frágil. Cuando alguien moría a corta edad las campanas tocaban las a mortijuelo.

A los recién nacidos se les bautizaba pronto, a los ocho días y durante el bautizo se tiraban peladillas. A las chicas se les hacía  pronto los agujeros en las orejas, a los pocos meses, con una aguja “y antes de los pendientes se ponía un hilo”. Se les daba galletas con leche, especialmente cuando no había mucha leche. Pronto se llevaban a las monjas, iban desde lo dos a los seis años y de los seis hasta los catorce años se iba a la escuela pública. Las clases eran separadas por sexos y también el patio de recreo. Las monjas hacían teatro, hasta los seis años lo hacían juntos y después separaban a chicos de chicas. En la escuela se aprendía geografía, matemáticas, ortografía, se hacían dictados y enseñaban religión. Por las tardes aprendían a coser, bordar, ganchillo, realizaban paños de costura, punto alado y escapulario. Las monjas cobraban por enseñar a coser. Paz fue a coser a casa del sastre. En la escuela daban leche en polvo y queso en lata (1956-1960). Las mujeres no salían a estudiar fuera, “al seminario de Huesca solo iban hombres”. 

También en la iglesia había separación por sexos “Los hombres a la izquierda y las mujeres a la derecha”. La ropa debía de ser muy correcta y había que ir con velo, chaqueta o manguitos cubriendo los brazos, falda larga y con medias. Por Sena, los curas de la diócesis de Lérida eran mucho más severos que los de Huesca. Todos los domingos tenían catequesis. Cuando se hacía cine, en la plaza, las películas se clasificaban por colores: “El blanco para todos los públicos, el azul a partir de los 12 años, el rosa desde los 21 años y el grama era peligrosa para todos”. 

En el río se bañaban con un viso, estaba muy mirado con quien iban las chicas. Al baile no les dejaban entrar hasta que no eran mozas, hasta los 14 años, normalmente iban en cuadrilla. Antes les tenía que llevar un chico, el novio o algún chico que les fuese a buscar. Incluso en la escuela castigaban a quienes habían ido al baile, doña Asunción les daba con una regleta.

A la plaza acudían de vez en cuando los Ongaros (Húngaros), “¡Qué han venido los Ongaros!” y los zagales y zagalas corrían a la plaza para ver el espectáculo donde hacían bailar a un pobre onso (oso).  

Se casaban pronto, a partir de los 24 años y como ajuar normalmente mantelería o sabanas. Después de la boda muchas marchaban pronto de viaje de novios, a las tres de la madrugada para ir a coger el tren al Tormillo o el coche a Barbastro o Lérida. Paz recuerda que cogió el tren en el Tormillo a Barcelona, llevaron dos pollos en segunda clase, como pago para alojarse en casa de unos familiares.

Se hacían la propia lana y tejían jerseys, toquetas y calcetines, se hilaba la lana y escorpinaba (desanchar la lana). Con cantaros, sobre la cabeza, iban a buscar agua a la acequia y la llevaban a las casas. No había agua corriente, ni mucho menos baños, así que las necesidades se hacían en el corral. El aseo personal se realizaba con palanganas “Poquer a poquer se iba dando uno agua por las partes del cuerpo”. La ropa se lavaba en la acequia y para blanquearla se calentaba agua con ceniza y se colaba, luego, aquella agua, se empleaba para lavar la ropa blanca. Para fregar el suelo de rodillas se utilizaba una almadeta para proteger las rodillas.

En Sena había buena huerta. Se hacía matacías, se hacían farinetas y se comían los lechacines. Para elaborar las farinetas primero se cernía el panizo. Pan con manteca y azúcar o pan con vino y azúcar, era la típica merienda, sobre todo después del recreo. Lo normal era tener en casa manteca de bochiga (vejiga de cerdo),  la bochiga se llenaba de manteca para almacenarla colgada en la cocina. Había estraperlo con la estación de ferrocarril del Tormillo, a donde se iba a vender trigo, cebada y harina. Además se hacía esparto y algo de sogueta, principalmente para su uso local. Hacer sogueta era cosa de hombres. La calderada, a base de patata, remolacha y todo lo que sobraba, se daba a los tocinos. 

Cuando celebraban los quintos había una semana de bailes, se ponían unas botas y pedían por el pueblo huevos con los que hacían farinosos o panetes de pan. Las puertas de las casas se ataban con fencejos para no dejar salir, era una trastada.

Para santa Agueda las mujeres sacaban a bailar a los chicos, ellas elegían. Se tocaba las campanas, se merendaba y en la plaza se hacía una rueda y se cantaba.

Algunas noches se espanotaba, de las panotas del panizo se separaba la cascarota para hacer colchones, también las cascarotas se daban como forraje a las vacas. A las fincas de Presiñena iban las chicas a plantar espárragos que acababan en la conservera de Sariñena.

Se amasaba en casa y se llevaba a cocer al horno. A servir marcharon muchas mujeres, sobre todo a Barcelona y también a Francia. En los cañizos secaban melocotones (orejones) e higos “¡Ay! que habrá tronada, a entrar los cañizos al cubierto”. Embotellaban tomates, para conserva y lo hacían en botellas porque no había botes. Comían cantillos de pan, que tostaban y daban con ajo y luego escaldaban con agua hirviendo. Muy parecido a las conocidas sopas de ajo.

El luto era muy riguroso, a Paz le duró siete años, no le dejaban ni comprar una aradio (radio). Las mujeres mayores llevaban el luto para siempre “Señal de luto-medio luto”.

La entrevista se realizó en Sena el 26 de abril del 2018. Gracias al Museo de Oficios de Monegros por abrirnos sus puertas a su maravillosa ventana al pasado, atesorando objetos que enseñan una forma de vida que hemos ido dejando atrás. Y gracias a Pilar, Paz, Josefina, Rocío, Nieves y Pili.

La trashumancia en Los Monegros


 Entrevista a Pedro Jesús, José Juan y a Pablo, por Manuel Antonio Corvinos Portella.

Como pastores dirigiendo sus rebaños a la tierra prometida, ilusionados y felices por iniciar la aventura,  morenos bajo mil soles pasaron el 10 de junio camino del  Pirineo por las viejas cabañeras que rodean  Sariñena. Detrás de ellos, iban orgullosos un grupo de unos veinte chotos armados con sus correspondientes “esquillas”  y detrás el rebaño formado por  1600 ovejas.

Un coche de apoyo, vecinas tratando de que sus macetas permanecieran intactas, curiosos, amigos, familiares y la guardia civil observaban el peculiar espectáculo  aquella mañana de domingo.

Los perros, nerviosos e inteligentes, iban y venían esperando un gesto de sus amos para ir a meter en vereda a las ovejas más atrevidas.                                           

-¿Quiénes estáis metidos en este “embrollo”?

   Pedro Jesús Bernad de Castelflorite, José Juan Naya de Lamasadera y Pablo Broto de Sariñena- me contesta Pedro J.

 -No parece que hayáis madrugado, ¿de dónde habéis salido?

   No hemos madrugado mucho, pero es que ayer sábado juntamos  todas las ovejas en el campo de tiro de Sariñena y desde allí hemos iniciado el viaje sobre las 8 de la mañana.

-¿Hacia dónde os dirigís?

   Hacia el Pirineo, más concretamente a la estación de esquí de Formigal

-Imagino que va a ser una caminata muy fatigosa, ¿cuántos kilómetros vais a hacer?

   Alrededor de 200 kilómetros.

-…Y diarios, ¿cuántos van a ser?

    Sobre unos  25 kilómetros cada día,

-Un viaje que puede hacerse en poco menos de tres horas a vosotros se os va a hacer muy largo, ¿no?

   No creas, se hace largo, pero muy entretenido. Estaremos nueve días caminando.

-¿Podéis decirme que etapas tenéis programadas?

   La primera  Castelflorite-Sariñena-Huerto, allí parada a dormir; la segunda nos iremos hasta Fañanás; la tercera hasta Monflorite; durante la cuarta pasaremos por la avenida de los Danzantes y el puente del Isuela de Huesca y terminaremos en Igriés; en la quinta jornada subiremos el Monrepós por la carretera vieja y dormiremos arriba, veremos si las ovejas quieren atravesar el túnel de la Manzanera, lo digo por la falta de iluminación de dicho túnel, si no cogeremos un camino alternativo; la siguiente nos llevará hasta el hostal de Ipiés .En Sabiñanigo nos esperarán los pastores de Oros Alto, Sabiñánigo y Sorripas con 4.000 ovejas, las juntaremos todas y todos juntos subiremos hasta Formigal. Esta parte del camino no la conocemos como pastores y serán ellos los que nos guíen. Este tramo final lo hacemos por la carretera de Francia, con las dificultades que eso conlleva, la Guardia Civil de Tráfico irá abriendo y cerrando la marcha del rebaño.

-¿Qué preferís, carreteras o cabañeras?

   Siempre cabañeras es más sencillo y natural, lo que pasa que, a veces, ambas se confunden y no tenemos más remedio que ir por asfalto. Como el Monrepós está en obras también nos veremos obligados a bajar algunos tramos por la carretera lo que nos  genera mucha tensión a los pastores.

-¿Cuántos perros os ayudan?

   Hasta Sabiñánigo nos acompañan los cuatro míos, después se añadirán los de los otros rebaños.

 -Imagino que necesitáis apoyo logístico, ¿con qué ayuda contáis?

   Llevamos un todo terreno con sacos de dormir y alguna cosa más. La comida la solemos comprar en los restaurantes de los pueblos por los que pasamos.

-¿Y dormir?

   Al raso con sacos de dormir y si llueve dentro del coche.

-¿Qué hacéis con las ovejas por la noche?

   Las rodeamos con un pastor eléctrico y no se menean.  

 -Pienso que no suele haber demasiadas amenazas externas, ¿qué contingencias podéis sufrir?

   De fuera del grupo ninguna y en cuanto a las ovejas, muy pocas. Como es la primera vez que suben caminando puede ser que se asusten, que no quieran seguir, algún posible accidente, los rayos de las tormentas o que llueva mucho y no aguanten la humedad. Siempre bajamos con algunas menos.

-El año pasado las subisteis en camiones, ¿por qué éste cambio?

   Nos hacía mucha ilusión llevar a cabo esta  aventura, queríamos saber lo que es la trashumancia, además el año pasado los camiones nos costaron 4500 euros.

-Tengo entendido que no lleváis ningún mardano ¿por qué?

   Los mardanos se quedan porque no queremos que cubran a las ovejas.

-¿Quién de vosotros se va a quedar todo el verano con las ovejas en el puerto?

   Yo (dice Pedro Jesús Bernad) mientras sonríe ilusionado. El Ayuntamiento de Sallent nos arrienda el puerto y en el precio va incluida  una caseta de unos cuarenta metros cuadrados con calefacción, cocina, baño, antena de televisión y otras comodidades.

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-¿Qué hacéis cuando se ponen enfermas?

    No acostumbran a ponerse enfermas, si acaso lloviera mucho pueden padecer  la enfermedad denominada  “pezuñas blandas” y en ese caso hay que tratarlas. Todos los domingos del verano suben los dueños de las ovejas a ver cómo va todo, si hay problemas las pasamos por una manga y las curamos.

-Como lleváis varios rebaños  me pregunto, ¿cómo las separáis?

   Las hacemos pasar a todas por una manga y una por una las vamos separando, piensa que cada una lleva la marca de su dueño. Es un poco lento y pesado, pero no existe otro sistema.

-¿Qué es una manga?

   Es una especie de corredor metálico por el que van pasando las ovejas en fila de a una.. Lo mismo sirve para contarlas que para curarlas.

-Imagino que tendréis seguro.

  Ya lo creo, tenemos uno que nos cubre hasta 300.000 euros.

-¿Cuándo las bajáis?

  A primeros de octubre en camiones porque muchas están preñadas y no es conveniente cansarlas tanto.

   Pues nada, muchas gracias a los tres y que todo os vaya bien.

                                                       ———–

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  Cuando salga esta entrevista nuestros aguerridos pastores estarán contando los días que faltan para bajar a Monegros. 

    Según me contó Agustín Allué de El Tormillo el grupo atravesó el túnel de la Manzanera sin problemas de ninguna clase si exceptuamos que pastores y ovejas  entraron de color blanco y salieron teñidos de negro por culpa de los simulacros que realizan las fuerzas de seguridad, bomberos y protección civil. En el último  de ellos quemaron varios automóviles en el interior del túnel.

   Y como noticia del corazón podemos decir que subiendo al Pirineo encontraron el amor de su vida dos de nuestros pastores, Pedro Jesús y José Juan bajaron con novia.

Esta práctica ganadera ancestral (en España lleva más de 6000 años) produce todo tipo de beneficios sociales y económicos: favorece la explotación de los recursos existentes, mejora la biodiversidad, limpia el monte, mejora la calidad de la carne y de la lana, fertiliza del suelo, mantiene abiertas las vías pecuarias…

En estos momentos en España hay unas 300.000 ovejas trashumantes frente a los cinco millones que había en la Edad Media. Su declive comenzó con la proliferación de las fibras artificiales.

                                                          

El Grupo Escolar Sariñena


La historia del Grupo Escolar de Sariñena y de muchos maestros y maestras que han formado parte de lo que hoy en día es el Colegio de Educación Infantil y Primaria de La Laguna – Sariñena.  Personas excepcionales que han marcado nuestras vidas, grandes maestros y maestras que llevamos profundamente grabados en nuestra memoria y corazones. Lamentablemente, se recoge solamente parte de su historia, con un sincero -lo siento- por no llegar a todos los maestros y maestras que han pasado por las diferentes escuelas sariñenenses. Así, a todos y todas les rendimos un sentido homenaje, recuerdo y un enorme agradecimiento por el gran legado que nos dejaron. No obstante, las puertas quedan abiertas para continuar recogiendo la historia del cole de Sariñena, especialmente de sus maestros y maestras.

Colegio Sariñena

Las antiguas escuelas nacionales de Sariñena

Las escuelas viejas se encontraban en la Ronda de San Francisco, antes muro de Fraga, donde actualmente está el Casino Nuevo de Sariñena y fueron inauguradas el 13 de febrero de 1901. Se estudiaba primaria hasta los catorce años y luego, los que podían, marchaban a estudiar a Huesca. Emilia Pascual Loste estudió el primer año en las antiguas escuelas: “Allí nos daban cultura general a chicos y chicas”. Las clases estaban separadas, incluso el recreo, contando con cuatro cursos de chicas y seis de chicos. Manuel Antonio Corvinos relata algunos aspectos de la escuela a mediados de los años cincuenta en su artículo Las Escuelas Nacionales en los años cincuenta: “Las mañanas de un día cualquiera estaban dedicadas a impartir cultura general de 9:30 h. a 12:30 h. y las tardes a labores, trabajos manuales o a llevar el huerto escolar dirigidos por don Blas. A media mañana el maestro o maestra repartía entre el alumnado un trozo de queso de color amarillo. Las chicas lo recibían  en clase de doña María y los chicos en sus aulas respectivas. Las niñas de primer y segundo grado disponían de un pequeño paño donde aprendían a hacer punto atrás, hilvanes, vainica, pespuntes,  costuras, ojales, etc.). En tercer grado  ya realizaban  bordados, lagarteras, punto de cruz, festones, patrones de ropa de bebé en papel de seda… Mientras cosían  una compañera les leía  pasajes de algún libro de carácter religioso”.

escuelas viejas

Antes de aquellas escuelas graduadas, las clases se daban en la antigua casa consistorial, donde acudían los chicos, mientras las chicas iban a la calle baja del Castillo. También estuvo el colegio de la congregación de las carmelitas, situado en la casa rectoral de la orden, situado en la calle del Sol, actual calle Ugarte.

Ha tomado posesión de la escuela de niñas de Sariñena, la joven é ilustrada profesora doña Carlota Cardiel, que durante algunos años ha desempecon excelentes resultados la de igual clase de Epila en la provincia de Zaragoza.

Diario de Huesca, 7 de septiembre de 1879.

El Diario de Huesca del 23 de mayo de 1912 da cuenta de los exámenes que los alumnos, de ambos sexos realizaron en el centro que atendían la madre sor María Concepción y el resto de hermanas. Los exámenes estuvieron supervisados por la Junta local de primera enseñanza, compuesta por los señores don Pedro Basols, presidente; don Fernando Acín, párroco; don José Calvo, médico; don Florentín Callen, don Timoteo Ulled, doña Juana Barrera y el secretario don Fernando Marquina. Con motivo de la celebración de los exámenes generales, aparecen los maestros Emilia González, María Acín y Ruperto Rojo:

Celebráronse en los días 26, 27 y 28 del pasado mes, los exámenes generales en las escuelas de párvulos y elementales de niñas y niños de esta villa, a cargo de los profesores doña Emilia González, doña María Acín y don Ruperto Rojo respectivamente.

¿Resultados? La Junta local que presidió el alcalde señor Basols (don Pedro), compuesta de los vocales señores Sorte, Calleu, Calvo, Acín y Porteza, salió gratamente impresionada de la escuela de párvulos que, en número de 320, allí se les enseña con paciencia benedictina á pronunciar las primeras letras, cuya torpe y encantadora lengua nos ponía de manifiesto el estímulo y trabajo grande de la maestra, cuyos méritos, en su labor educadora, son mayores cada día.

Mi felicitación más entusiasta á tan ilustrada profesora, honra del Magisterio, en cuyo trabajo ayuda acertadamente la ilustrada auxiliar doña Felisa Aznar.

En la escuela elemental de niñas, se nota que la señora profesora doña María Acín ha empleado el tiempo con fructíferos resultados; a pesar de lo poco que lleva al frente de la escuela se ven adelantos pedagógicos.

En la de niños, cuyo profesor se halla ya jubilado, pero que sigue al frente de la clase, nada se puede decir, en favor de aquellos niños-. Únicamente me atreveré á indicar á los padres de familia, á las autoridades locales y á la ilustre Junta provincial de Instrucción pública, que aparte los graves perjuicios que origina en la Sociedad, la falta de cultura, no se merece Sariñena, que de los ciento ó más alumnos que están en disposición de ir á la escuela, resulten analfabetos con el tiempo más de la mitad: esto es muy triste.

Diario de Huesca del 6 de julio de 1912.

Aquellas escuelas debieron de reunir malas condiciones y así quedó constancia en el Diario de Huesca del 2 de febrero de 1912: «Pasar a informe de la Junta local de primera enseñanza de Sariñena, reclamación del maestro de niños don Ruperto Rojo, sobre las malas condiciones que reúne el local que tiene destinado para dar la enseñanza».

En el Boletín Oficial, del 9 de febrero de 1917, se cita a Cesárea Gallego como resultado del concurso general de traslados de maestras con destino a Sariñena (Diario de Huesca 10 de febrero de 1917). Aquel mismo año de 1917 se solicitó la conversión a graduadas la escuela de Sariñena «A la Dirección general se vuelve a remitir, debidamente informado, el expediente incoado por el Ayuntamiento de Sariñena en súplica de que transformen en graduadas las escuelas nacionales unitarias de aquella villa» (Diario de Huesca del 16 de mayo de 1917). En otra noticia, del Diario de Huesca del 14 de octubre de 1917, con motivo de la celebración del día del Pilar, entre distinguidas personalidades se cita al profesor señor Borobio.

Una figura relevante fue el maestro y pedagogo José Fatás y Bailo (Bernués, H., 1837 – Huesca, 1912), estuvo durante veinticinco años como maestro en Sariñena y una calle recuerda su labor. Además fue jefe de Instrucción Pública en Huesca y catedrático de Derecho en su Normal de Maestros, dirigió un periódico profesional, y es autor de varias obras escolares declaradas de texto. Su hijo Luis Fatás Montes (Sariñena, H., 1865 – Madrid, 1922), se doctoró en Medicina (1888), ingresando en la Sanidad Militar (1890) y en la Beneficencia (1891). Recibió la Encomienda de Alfonso XII por sus estudios sobre mortalidad infantil, y el premio de la Sociedad Española de Higiene por su labor cara a las escuelas (1903). Sus trabajos contra la sífilis renal y la tuberculosis le valieron la presidencia de honor en el Congreso Antituberculoso de Zaragoza. Seguidor de Canalejas y Romanones, fue concejal de Madrid (1910). A su iniciativa se debió en buena parte la conversión de Ordesa en Parque Nacional (GEA).

Escuelas Sariñena

Alumnos formando en el patio. Fuente: MACP.

En 1928, en el patio de la escuela, se instaló un pluviómetro que comenzó a registrar los primeros datos meteorológicos de Sariñena. Aquellos primeros datos se fecharon a partir de octubre de 1928 gracias a los maestros nacionales Nicolás BaldúsJusto Comín, Manuel Alfaro y Eduardo Monreal. En 1931 se complementó con la instalación de una garita meteorológica con observaciones termométricas. Las observaciones continuaron hasta 1933. (El clima en el entorno de la Laguna de Sariñena. Alfonso Ascaso Liria).

Antes de la guerra hay que reseñar a la maestra Cristina Lana Villacampa quien con junto a Nicolás Baldús fue directora de la escuela graduada de Sariñena. Existía una alta tasa de analfabetismo, el Partido de Sariñena contaba con 23.178 habitantes, de los cuales 12.024 eran varones y 11.154 mujeres. La zona presentaba un 41,69% de analfabetos: 36,77% varones y 46,97% mujeres; un 10,2% más (Periódico La Tierra, julio de 1931). También, entre muchos otros maestros, por las escuelas de Sariñena  estuvo en 1934 el maestro leridano Juan Garcés Guiu, natural de Corbins (Historia de vida de un grupo de maestros. Fernando Jiménez Mier y Terán) y  José Sarasa Juan, natural de Almudevar, quien ejerció “En una sección de la escuela Graduada de niños de Sariñena en 1934” (Todos Los Nombres, Víctor Pardo Lancina y Raúl Mateo Otal).

Prudencia Martínez Hernández, natural de Guadalajara, fue condenada por un Consejo de Guerra, había sido miembro de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT de Guadalajara, donde ejerció de maestra en la Escuela Graduada de niñas. Fue una de los muchos maestros y maestras depurados una vez entrada la dictadura. En marzo de 1946, Prudencia residió en Sariñena como maestra nacional sin ejercicio. En 1947 su expediente fue revisado resolviendo su reingreso en la enseñanza, aun manteniendo algunas sanciones e inhabilitaciones. La educación, un arma revolucionaria.

Escuelas Patrimonio Sariñena

Vista de Sariñena con las escuelas viejas, en primer plano, con el patio dividido para chicos y chicas. Fuente: Patrimonio Sariñena. 

En las escuelas viejas de directora estuvo Doña María Dueso, muy recta y exigente, se caracterizaba por la rigidez y disciplina de la época. María inculcó la vocación a su hija Carmen, quien también acabó de maestra en Sariñena. Carmen Pueyo Dueso cursó Magisterio en las Teresianas de Zaragoza tras lo que ejerció en las escuelas rurales de Bubal, en el valle de Tena, luego en la villa de Tardienta, Pertusa y Monesma de San Juan. Sobre 1957, Carmen ocupó plaza en el grupo escolar de Sariñena, pues Carmen siempre quiso estar en Sariñena. Contrajo matrimonio con Don Fausto Gonzalvo Mainar, quien desempeñó el cargo de director del grupo escolar. Carmen Dueso pasó luego a las nuevas escuelas, “Siempre ha sido muy moderna, en la forma de vestir y de ser”, recuerdan con cariño Emilia Loste, Purificación Casasnovas, Olga Gazol y Pili Barcos.

Doña María compró una imagen de la Inmaculada a la que colocaban flores amarillas en mayo, cuando se celebraba su día. Para resguardarla, Doña María se la llevaba a casa. Al jubilarse, la imagen se quedó en la escuela y en mayo se le continuó rezando hasta que, con la entrada de la Logse, se tuvo que retirar. También se eliminó la misa de principio de curso, a la que iban todos los niños y niñas.

La memoria de la maestra Doña Emilia Arán Bescos fue recogida por Cruz Ullod Borruel para una exposición sobre maestras y maestros del I.E.S. Montesnegros de Grañen. Emilia estuvo casada con Don Blas Casaús, también maestro en Sariñena. Ambos eran de Huesca y llegaron a las escuelas en 1947, donde estuvieron hasta su jubilación. Blas se jubiló en 1978 y Emilia en 1982 “Cuando se les rindió un merecido homenaje”. Cruz recuerda a Emilia con gratísimo cariño “Por su paciencia, su atención, sus explicaciones tan claras y sencillas, las labores que hacíamos, el mes de mayo… incluso estrenamos juntas las escuelas nuevas cuando yo estaba en primero de EGB”. Cruz recogió su magnífico testimonio: “El Grupo Escolar de Sariñena, aunque era antiguo, era un buen colegio para aquellos tiempos. Había unas escuelas hermosas, con dos recreos separados. Las maestras eran Doña María, la directora, Doña Victoria, Doña Josefina y su hermana Presen (dos maestras que llegaron a Sariñena cuando la guerra dese Alcoy y que ya no se fueron hasta que se jubilaron). Yo llegué a Sariñena un día que entraba que entraba la virgen de Fátima y ellas me ofrecieron su casa que estaba frente al bar Romea. El material que había era el pizarrín con un trapico colgando. Allí aprendían a sumar, restar… Después se pasaba al cuaderno de limpio. Los primeros grados estudiaban con el famoso Catón y luego con las enciclopedias. Se leía por obligación El Quijote. La lectura era muy importante. Se hacía por sección. Fue un adelanto cuando el ayuntamiento nos traía carbón para la estufa. Los primeros años los niños venían con una rejilla, una especie de lata en la que se metían brasas para poder calentarse los pies”.

Cruz Ullod Borruel recuerda con cariño a las maestras Doña Rosalía, maestra de infantil, Doña Emilia y Tere Guillen “Doña Tere”. Doña Tere Guillen, nació en Sariñena en 1923. Doña Victoria Usieto y su marido Don Pío Toda Español, matrimonio también de Huesca, ejercieron en las escuelas graduadas de Sariñena. Tenían dos hijos, Marivi y Pio. En los resultados de la elección de plazas de los cursillistas de 1933 (Diario de Huesca 13 de noviembre de 1934) aparecen designados a Sariñena los maestros: Pío Toda, Policarpo Royo y Narciso Soler.

Manuel Antonio Corvinos cita a Doña Urbana, María Pilar Pinilla, Pilar (De Lérida), Mariano Sampietro, Alfonso Aparicio, Ramón (de Sena), María Jesús Berdiel, directora…. A ellos podemos añadir a Doña Victoria Usieto, Don Félix Regaño, Don Pio Toda, Doña Flora, Don José Castanera, Doña Nieves, Don Martín

Los señores directores de las Graduadas de nuestra villa, señorita María Jesús Berdiel y don Fausto Gonzalvo, han tenido la feliz iniciativa de organizar una exposición de modestas obras de pintura de aficionados locales. La inauguración tuvo lugar bajo la presidencia del alcalde, don Félix Regaño Millán; arcipreste, don Vicente Fuertes; juez de instrucción, don Rafael Villamana; capitán de la Guardia Civil, don Máximo Rodríguez, y el administrador de Correos, don Jesús Escañero. Se hallaba presente una representación de Acción Católica, presidida por don Mariano Torres Asín. Entre las personas que participan con sus obras, destacamos a Félix Puyó Burró, el joven Manuel Campo, la señora maestra Pueyo de Gonzalvo, el joven Juan Antonio Casamayor y trabajos, bastante estimables de niños de las Escuelas.(Nueva España 17 demayo de 1963).

Maestros cursillistas del primer cursillo para maestros iniciados en la enseñanza para la alimentación y nutrición de Sariñena: don Fausto Gonzalvo Mainar, director del Grupo Escolar de Sariñena; don Alfonso Aparicio Saniuán, de Sariñena; don Blas Casasús Fanlo, de Sariñena; .doña María Jesús Berdiel Gracia, directora de la Graduada de Sariñena; doña; María Teresa Guillen Asín, del barrio de la Estación, de Sariñena. (Nueva España 11 de julio de 1963).

Alfonso Aparicio, maestro sariñenense llevaba una bata blanca y zapatos blancos. Sus hijos tuvieron Teléfonos detrás del ayuntamiento. Doña Urbana estaba junto a su marido Don Francisco, ella daba cuarto y quinto mientras que Francisco sexto, séptimo y octavo, ambos acabaron marchando a Zaragoza.

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Carmen Roca, de Castejón de Monegros recuerda como su primer destino fue Sariñena, donde estuvo dos años: «De director D. Fausto, con Carmen, su mujer, impartimos 30 y 40 (chicas) en las monjas porque en el colegio no había espacio. Tengo buenísimos recuerdos, de las alumnas, por lo mucho que aprendí de ellas. Algunos nombres vienen a mi memoria: M. Celi Tena, Pili Muguerza, Marisa Llamas, … También Buen recuerdo de Pili, Tere, Emilia, M. Jesús, Gonzalo, Blas, Ramón, … D. Fausto se jubiló entonces. Por las noches, en el colegio, preparábamos con Pili Tolosana a chicos y chicas para el Graduado Escolar. Volví años después, pocos meses, por la jubilación de D. Alfonso. Como monegrina que soy, siempre digo muy orgullosa que es Sariñena uno de los destinos que recuerdo con mucho cariño.»

La Escuela de la Estación de Sariñena

En 1932 la república española realizó el proyecto de la escuela del Barrio de la Estación de Sariñena, a cargo del arquitecto Antonio Uceda García. En 1933 se aprobó la subvención de 18.000 pesetas para llevar a cabo su construcción (El esfuerzo de la República en la construcción de nuevas escuelas en Aragón (1931-1937), a través de la Gazeta. Cazabaret).

Don José Castanera Escaned, natural de Binaced, ejerció de maestro en la escuela del Barrio de la Estación de Sariñena. Llegó antes de la guerra y tras la contienda fue reingresado como docente en 1940 en la escuela del Barrio de la Estación. Un año después fue destinado a las Escuelas Nacionales de Sariñena. Manuel Antonio Corvinos Portella recogió su memoria “En homenaje al maestro Don José Castanera Escaned” de quien cuenta: “Aún recuerdo su enjuta figura, su bien hacer, su carácter bondadoso y su célebre boina que utilizaba alguna que otra vez a modo de elemento admonitorio contra los que tenían dificultades  en mantener cierta disciplina. Tenía fama de buena persona y de buen maestro, con gran habilidad para enseñar  matemáticas, contabilidad y gramática. Incluso dicen que se sabía el Quijote de memoria”.

El sariñenense Don Rafael Mendiburo Allue también estuvo en la estación de maestro y luego en la Graduada de Sariñena. Gloria Mendiburo, hija de Rafael, recuerda como su padre estuvo con don Blas, doña Emilia, don Fausto… “Rafael era muy recto y le gustaba enseñar. Subía en bicicleta a la escuela estación, que estaba donde la cruz roja y llevaba la escuela con doña Adela”. Primero estuvo en Castelserás, en Lérida, pero se vinieron a Sariñena porque tenían casa, huerto y una horquilla grande. En la estación estuvo unos diez años y unos siete años, hasta jubilarse en la escuela de Sariñena.

Asun Porta Murlanch estudió hasta los diez años “Estudié con Dña. Tere Guillén en la escuela del Barrio de la Estación”. Allí le prepararon D. Francisco Pons y Dña. Urbana para el Bachiller Elemental para examinarse de forma libre en el Instituto Ramón y Cajal.

En 1969 se suprime la escuela de niños de acuerdo a la orden de 26 de julio («Boletín Oficial del Estado» de 4 de agosto). Convirtiendo la escuela de niñas de La Estación en mixta (Nueva España – 14/08/1969). Las escuelas del Barrio de la Estación de Sariñena se debieron de cerrar en aquel año de 1969, cuando los maestros Don Ramon Sambia Alos y Doña Urbana pasaron a las escuelas viejas.

Colegio de La Milagrosa de las Hijas de la Caridad de Sariñena

Las hermanas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul establecieron la escuela de “La Milagrosa” en 1950, desarrollando entre 1950-1951 el primer curso. Impartieron tres grados, párvulos, bachilleres, estudios de contabilidad, mecanografía y taquigrafía; como también todo lo que hacía referencia a la costura y labores. El primer curso contó con 183 alumnos y por la noche con la asistencia de 57 adultos. Como directora ejerció la madre religiosa sor Concepción, contando con otras hermanas religiosas como sor Adela y sor Magdalena.

La comunidad de religiosas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl se establecieron en Sariñena en 1949. Llegaron con sor Concepción Vicente al frente hasta que fue sustituida por sor Celia López.

La milagrosa

La primera década, de 1950 a 1960, las religiosas establecieron la escuela en la antigua abadía, entre la plaza de la Iglesia y la calle Rafael Ulled. El edificio comenzó a presentar muchos problemas estructurales y tuvo que ser abandonado. La antigua abadía fue derribada y el solar adquirido por el Casino de Sariñena para ampliar sus instalaciones. La nueva abadía se instaló en la antigua casa de las maestras, que también sirvió de escuela en su momento.

Inauguracion monjas 10081960

Finalmente se establecieron en el edificio de las monjas, en el actual parque de Mezín, un edificio construido por Regiones Devastadas tras la guerra e inaugurado en agosto de 1960. El edificio fue adecuado gracias a la Asociación Cultural «El Salvador», compuesta por una junta rectora integrada por Félix Regaño, Mariano Torres Asín, Emiliano Gaspar y Anselmo Garulo. El domingo 18 de septiembre de 1960 fue inaugurado el colegio de la Milagrosa, contando con el gobernador civil José Riera Aísa, el alcalde Andrés Buisán, la religiosa sor Celia López y, entre otros, fray López, hermano de sor Celia y vicario general del arzobispado de Tánger. La escuela estuvo abierta hasta mediados de la década de los noventa, cuando todos pasaron a estudiar a las escuelas nacionales. Al poco, la congregación religiosa se despidió de la localidad marchando a otro destino.

NOS LLEVARON A SOR CELIA 

¿Quién es sor Celia? Una religiosa extraordinaria de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que durante varios años ha sido superiora de la comunidad establecida en nuestra villa. De una casa en escombros hizo surgir el actual Colegio de La Milagrosa, de prestigio indiscutible en Sariñena y su comarca. En él se han forjado centenares de jóvenes, que, gracias a ella, un grupo, numeroso tanto de niños cómo de niñas han logrado graduarse en el bachillerato elemental.

Su recia personalidad, su profunda vocación religiosa, su formación intelectual, logró que la población de Sariñena la considerara su benefactora.

El Ayuntamiento en su última sesión hizo constar en acta el sentimiento que le producía la ausencia de esta religiosa extraordinaria, sentimiento que nosotros igualmente compartimos, deseándole que en su nueva residencia, en Bénavente, logre los éxitos que conquistó en nuestra población, a la vez que pedimos a Dios por su salud física.

Nueva España, del 10 de noviembre de 1964.

Carmen Casabón recuerda a sor Alicia en infantil, era muy dulce, sor Pilar daba las más duras, matemáticas, latín, francés y física de bachiller, sor María Jesús labores y hacia estudiar y preguntaba, era muy exigente en decir todo al pie de la letra y sor Felisa que daba clases de piano y dirigía el coro de la iglesia; tocaba un armónium.

Emilia Loste también recuerda a sus maestras: “Sor Felisa, sor Alicia, sor Celia, sor María Jesús… Sor Concepción era la directora, pequeñica, con algo de mal genio y daba matemáticas”, recuerda Emilia “A la escuela de las monjas iban los que hacían bachiller y estaba donde el abrevadero”. Las religiosas Paulas debieron de establecer el colegio en Sariñena en 1950 (Enciclopedia Aragonesa).

 AUSENCIA SENTIDA Hemos de lamentar la ausencia de nuestra población de sor Concepción Vicente, que durante siete años ha dirigido con notorio éxito el Colegio de la Milagrosa, de la Comunidad de San Vicente de Paúl. De sus manos ha salido una distinguida promoción de señoritas que son orgullo de la población, tanto por su preparación cultural, como por su formación religiosa. Al sentimiento general que su marcha ha producido unimos el nuestro y hacemos botas para que Dictó continúe inspirando como hasta ahora, los actos de esta admirable y respetable religiosa.

Nueva España – 11/09/1957.

Milagrosa 2

Pili Villacampa Escanero, natural de Sariñena fue alumna del colegio La Milagrosa desde los 4 años hasta los 13, cuando terminó cuarto de bachiller. En estos años tuvo de maestras a sor Alicia, sor Catalina y sor Magdalena en infantil y educación primaria, y en bachiller a Sor Pilar (Física y Química), sor Felisa (Matemáticas y Francés ), Sor María Jesús (Sociales y trabajos manuales), sor Ana María (Lenguaje), Don Ernesto (religión), Don José María (Latín y música) y Pilar Odina (profesora de educación física).

Al finalizar magisterio, Pili estuvo dos cursos escolares de 1981 a 1983 trabajando en La Guardería como educadora de Jardín de Infancia: “Llevaba a los más pequeñitos, de 18 meses a dos añitos y medio. Fue curioso, como dos profesoras mías de niñez, sor Felisa y sor María Jesús, pasaron a ser compañeras de trabajo. Dos cursos entrañables y muy emotivos. Mi labor era de psicomotricidad, lateralidad, y enseñar las vocales y números a través de canciones y juegos”.

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El nuevo Grupo Escolar

A mitad de la década se previó abrir en Huesca Secciones Delegadas en Monzón y Binefar (creada en 1966) y Colegios Libres Adoptados (CLA) entre otras localidades, Barbastro, Sariñena, Graus, Fraga, Ainsa y Borja (Historia de la Enseñanza Media en Aragón Actas del I Congreso sobre Historia de la Enseñanza Media en Aragón Celebrado en el I.E.S. «Goya» de Zaragoza del 30 de marzo al 2 de abril de 2009 Coordinador y editor literario Guillermo Vicente y Guerrero).

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En 1968 se da cuenta de la puesta en marcha en Sariñena de un “Grupo Escolar moderno, a la altura de las circunstancias”. En la publicación de la  Nueva España del 14 de abril de 1968 se hace mención “En tan interesante y magnífica realización, las autoridades locales poseerán el apoyo entusiasta de todo el vecindario, que advierte complacido el impulso que ha recibido la villa en los últimos años”.

Grupo Escolar en Sariñena: El Ayuntamiento de Sariñena, convoca licitación pública para la ejecución de las siguientes obras: Construcción de un Grupo Escolar y sus anexos. Base de la licitación, 4.507.174’75 pesetas, sobre la que se establecerá la baja correspondiente. Periodo de ejecución, un año. Garantía provisional, dos por ciento del importe del presupuesto de contrata. Condiciones, en los pliegos de condiciones, en la Casa Consistorial. El alcalde, Félix Regaño Millán. (La Nueva España, 5 de abril de 1968).

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Emilia Pascual Loste es una sariñenense que ejerció como maestra. Estudió con las monjas en Sariñena, con ellas realizó hasta cuarto y la reválida a examinarse a Huesca. A los 18 estuvo provisional en Sariñena y luego en Luzás (cerca de Benabarre), Olvena, Villanueva de Sijena (12 años) y por fin Sariñena. Emilia llegó a Sariñena en 1982 donde dio 1º y 2º de primaria hasta que se jubiló en el 2004.

Hace unos días se anunció la convocatoria de la subasta de la obras del Grupo escolar, que nos pareció obras de gran interés y especial significado.

En estos momentos, disponemos de datos más ampliados y precisos, y no queremos desaprovechar la oportunidad de brindarlos a la consideración de nuestros lectores. Dicho centro docente comprende doce aulas, comedor escolar y vivienda para el conserje. El presupuesto -como ya señalamos en nuestro comentario anterior- se eleva a cuatro millones quinientas siete mil ciento setenta y cuatro pesetas, setenta y cinco céntimos. Cantidad que no dudamos ha de resultar bastante sugestiva para los contratistas.

Nueva España 19 de abril de 1968

El 28 de septiembre de 1969, el Diario Nueva España, informa que por la Delegación Provincial del Ministerio de Educación y Ciencia el señor Core da cuenta de la terminación del Grupo Escolar de Sariñena. El 16 de enero  de 1970 “Se ha verificado la recepción provisional de las obras del nuevo Colegio Nacional de Primera Enseñanza, el cual ha resultado verdaderamente suntuoso. Para su inauguración, el Ayuntamiento se halla pendiente de la recepción del material escolar que ha prometido enviar la Dirección General  de Enseñanza Primaria”.

Purificación Casasnovas Pelai, conocida como Doña Puri, es natural de Pallaruelo de Monegros. Estudió bachillerato en el Santa Rosa “Las misioneras dominicas de Huesca” y magisterio en el primer curso de plan nuevo en 1967. En 1970 accedió a la docencia de acceso directo, sin oposición, por sus excelentes resultados académicos. Realizó un año de prácticas en el sancho Ramírez de Huesca y luego estuvo en Aren (Ribagorza) y Villanueva de Sijena (2 años). Luego le dieron Saravillo “Estaba muy lejos” y acababa de contraer matrimonio, le fue más fácil ir a Cataluña con su marido. En Cataluña pasó tres años, entre Sardañola, Ripollet y Sabadell. Se especializó en educación infantil y se examinó en Gracia. Volvió a Aragón ejerciendo en Alcolea de Cinca, donde estuvo por dos años y lego ya a Sariñena, sería el curso 1976-1977. Purificación impartió infantil durante 33 años, hasta su jubilación en el 2009.

Las Escuelas Nuevas se iniciaron en 1969 y finalizaron en 1970, cumpliendo 50 años de su construcción en el 2020. Por el actual Colegio Público La Laguna de Sariñena han pasado gran cantidad de maestros y maestras, difícil de recordar a todos y todas, injusto, pero con la mayor de las intenciones, repasamos y nos acordamos de muchos.

María Jesús Blanco Mur “Doña Conchita”, nació en Sariñena un 31 de mayo de 1932. A los 8 años la llevaron a estudiar interna a Zaragoza. Empezó la carrera de farmacia, cursando el primer curso dándose cuenta que su verdadera vocación era la enseñanza. Como primer destino impartió clases en Campo, en Venta de Ballerías, Capdesaso y por último en Sariñena donde se jubiló. Una vez jubilada siguió manteniendo contacto con muchos de sus compañeros, especialmente con los que han seguido viviendo en Sariñena y con Don Félix y Doña María Jesús. Cuando ejercía en Capdesaso, en 1964, una vez que iba hacía su destino tomó mal la curva del barrio de la Estación y se metió dentro de la harinera embarazada de su primera hija. Antonio Torres, el alcalde, le ayudó a salir.

Doña Pilarin y Don Ramón Sambia Alos. Mª Pilar Romero García nació en un pueblo de la provincia de Zaragoza, aunque por motivos familiares llegó a Sariñena con siete años. Estudió en Zaragoza el Bachillerato de siete años en el centro privado  Santa Ana. Seguidamente cursó estudios de magisterio en el mismo centro, por el plan vigente de cuatro años. Al Centro Escolar de Sariñena llegó por oposición, a preescolar, poco antes de inaugurarse  el nuevo centro. “Ejercí en preescolar varios años. En aquel tiempo resultaba duro y estresante esta etapa de la enseñanza; pues no teníamos profesores de apoyo y, además, la matrícula era muy elevada. Los dos últimos años, antes me mi jubilación, pasé a los cursos primero y segundo de primaria. Allí la enseñanza tenía otro matiz, ya que la misma edad de los niños lo proporcionaban; pero, aunque fueron distintas etapas, de las dos guardo un grato recuerdo”.

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Ramón Sambia Alos nació en Lastanosa en 1925. Estudió en sus escuelas hasta los 11 años cuando estalló la guerra y se quedaron sin escuela. Realizó bachillerato tras realizar el servicio militar. En 1952 ya ejerció de profesor en Lasalle Montemolin Monreal de Ariza, Leciñena, como director, donde también daba clases gratis a los que se querían preparar el acceso a bachillerato. Luego estuvo en Zaidin y Fraga. En Fraga, con 32 años, hizo las oposiciones de magisterio y aprobó, pero dejo el curso y empezó a trabajar en la Notaria de D. Joaquin Prada. Una vez casado y ya en Sariñena retomó los estudios universitarios de Filología Hispánica “Acudía junto con el cura de Capdesaso a nocturno en Zaragoza”.  Terminada la carrera, ejerció en Fonz, Binies y, al final, en la Escuela del Barrio de la estación de Sariñena. “Por diversos motivos se cerraron esas escuelas y a la maestra (Dñª Urbana) y a mí nos dieron plaza en las llamadas hoy Escuelas Viejas. Poco estuvimos allí; pues pronto se acabaron de construir las llamada Escuelas Nuevas; pero sólo en la parte oriental; pues el edificio, también escolar, que está al otro lado de la calle, se tardó más en terminar y con algunas discusiones o problemas con los vecinos de esa zona, a causa de que suponía el cierre de la calle. Pero, al final, todo se arregló en y en la forma que se encuentra hoy. En mi caso y el de Don Gonzalo y algún otro maestro o maestra más, se nos asignó el curso 6º. Fuimos siguiendo en los cursos, cada cual en su especialidad. En mi caso, Lengua Española y Francesa, donde estuve con esas clases varios años. Pasados estos años me incorporé a la primera etapa, donde estuve 7 años”.

Fue este un periodo de tiempo, el de la primera etapa, al menos para mí, y creo que para varios alumnos también, bastante gratificante. Se cambiaron algunas estructuras de la enseñanza tradicional. El ordenador tomó posesión de su lugar de trabajo. El microscopio, ya no corto en aumentos, encontró si sitio en la mesa del profesor. El proyector de diapositivas estaba asentado a la distancia conveniente, desde donde proyectaba con nitidez, hacia el panel receptor, lo que se le encomendaba. En realidad, como decían algunos alumnos, con tales cacharros se podían hacer muchas cosas y se hacían. El ordenador era fiel al mandato de sus alumnos, sobre todo en las estructuras geométricas, que había que resolver, y también en otros aspectos matemáticos. No se portaba mal con el lenguaje y otras cuestiones. El microscopio tenía a su cargo el enseñar cómo es la circulación, cosa que se hacía con las patas de las ranas, recuento de glóbulos, estructuras celulares, etc. El proyector nos traía a la escuela mundos distantes, que servían para preguntar, comentar, dialogar……y, claro, también había explicaciones.

No quiero dejar de decir que, a petición de las Amas de casa, se hizo lo que se llamó Semana de Animación a la lectura. Se contó, para tal evento, con la entusiasta ayuda del encargado de la Biblioteca Municipal Fernando Otín. Se hicieron varias poesías, algunas se conservan, y dos obras de teatro.

Las reuniones, algunas, se hacían en el salón del ayuntamiento, donde a la explicación general, sobre el tema que nos ocupaba, seguían toda clase de preguntas. Parece que no salió mal.

También sucedió en ese tiempo de la primera etapa de E.G.B.

Alguna anécdota, tal como la de que un padre, no sé si enfadado o no, dijo que como podía sustituir el ordenador a los libros….

Mi respuesta fue rápida: muy pronto verás a tus hijos jugar y trabajar con ese extraño aparato en tu propia casa. Cosa que sucedió.

Y estuve en esa primera etapa hasta que llegó la jubilación

Ramón Sambia Alos

Gonzalo Yañez Asín y Aurora Serra Rodríguez. Aurora nació en Sariñena en noviembre de 1936, en la calle Goya. Aunque sus padres no eran de Sariñena vinieron a esta localidad a trabajar, donde su padre instaló una carpintería en la calle Goya. Fue a las antiguas escuelas, recordando a las maestras Doña Victoria Usieto, Don Félix Regaño, Don Pio Toda, Doña Flora, Don José Castanera, Doña Nieves Don Martín…. Doña Nieves marcó mucho a Aurora, con quien fue mucho a clase. Pronto vieron que tenía mucho potencial y a los nueve años comenzó a estudiar bachillerato libre, gracias a Doña Victoria y Don Pio, y Aurora realizó cuatro años de bachillerato teniéndose que ir a examinar a Huesca. Luego estudió magisterio y optó a oposiciones. El primer año de provisional ejerció en Sariñena , luego en Binefar y en 1976 logró su destino definitivo en Sariñena. Estuvo hasta su jubilación en 1996. Comenzó dando parvulitos y acabó llevando hijos e hijas de aquellos que había dado clases en sus inicios. Luego impartió cuarto, quinto y sexto de E.G.B., segunda etapa, impartiendo ciencias naturales, sociales y trabajos manuales. Gonzalo nació el mismo año, en 1936, pero era natural de Huesca. Primero estuvo en Salillas y Plasencia del Monte y a Sariñena llegó en 1965, a las antiguas escuelas, con Don Fausto como director. Llegó con Don Félix y de profesores estaban Don Blas, Doña Emilia, Doña María Pinilla y, ente muchos otros, el mallorquín Don Francisco Pons. Primero dio a los mayores, a séptimo y octavo, pero con el tiempo prefirió dar clases a edades más bajas, a quinto. Entonces fue cuando realizó en clase de manualidades un ajedrez y sus fichas, enseñó a su clase a jugar a ajedrez y jugaron un campeonato provincial del que quedaron campeones. Gonzalo también se jubiló en 1996.

Doña María Jesús Fontana y Don Félix Escartín eran de Huesca pero vivieron en Sariñena.  Ambos dieron tercero y cuarto. Estuvieron en casa de Alonso, donde había una pensión, allí estuvieron Félix y Gonzalo. Carmen Casabón recuerda como don Félix fue director del centro, “Trabajó muchísimo con la implantación de la EGB y la organizando el centro”.

Natividad Casabón Gilaberte, natural de Sariñena, se educó en el colegio de las hermanas de La Milagrosa “Mis recuerdos son felices: Sor Alicia me enseñó a leer, sor Celia encendió en mí el deseo de enseñar, de sor Pilar me atraía su saber en distintas materias,… sor María Jesús, sor Magdalena, sor Felisa… a todas ellas les debo agradecimiento”. Nati se examinó en Huesca de bachiller, libre, luego cursó magisterio en la escuela normal de Huesca. A los 16 años se tituló y aprobó oposiciones obteniendo como primer destino Sariñena. Empezó a ejercer en las antiguas escuelas de la Ronda San Francisco, con alumnos de tres años y medio. “Recuerdo que me costaba mucho tutear a los demás  maestros, a quienes conocía de siempre y me acogieron con mucho cariño. Don Fausto era el director.  Era el curso 1970-1971, y a mitad de él estrenamos el edificio nuevo (que se ampliaría con otro años más tarde)”. Luego, Nati ejerció en Aler, Benabarre, Maials y Fraga, regresando a Sariñena en 1983 “Al curso siguiente se comenzó a impartir ingles”. Estuvo ocho años impartiendo en 6º, 7º y 8º de E.G.B. dando inglés y lengua española. Luego se trasladó a Zaragoza, donde estuvo en el colegio Tío Jorge y Miraflores hasta que se jubiló en el 2011

Don Manolo Cagigós Villacampa fue director de la escuela. Natural de Huesca llegó al centro en 1974 y a partir de 1980 ocupó el cargo de Director del Colegio Público la Laguna de Sariñena. Don Carlos era de Tormos, pero vivió en Sesa donde se casó. Moya y Angelita, de Huesca, era uno de los muchos matrimonios que trabajaron en el colegio. Doña Celia y Don Sixto, matrimonio que vivió en Sariñena, en un piso encima del Casino Nuevo. Don Sixto dio séptimo y gimnasia, venía de Ainsa, mientras Doña Celia daba especial y venía de Vilas del Turbón.

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El colegio de primaria con el tiempo fue quedando pequeño y tuvo que construirse un segundo edificio, sería sobre 1981. Incluso se tuvo que dar clases en el ayuntamiento, donde el patio era la misma plaza, y en el edificio de la zona conocida como el Hospital. “El segundo curso tuve que realizarlo en el Hospitalillo ya que en el colegio no había suficiente capacidad para albergar todos los cursos, hasta octavo. En el Hospitalillo estábamos desde segundo hasta quinto de E.G.B. En aquella época dábamos todas las materias incluidas educación física y religión. En estos cursos no había idioma ni música”, recuerda Santos Pérez.

Santos Ángel Pérez Serrate nació un 28 de febrero de 1.953 en Castejón de Monegros. Sus primeros años de escolarización fueron en el colegio de Castejón, continuando sus estudios de bachillerato en el colegio salesiano de Huesca, hasta sexto de bachiller. Luego pasó a la Escuela de Magisterio de la misma ciudad. Su año de prácticas lo realizó en el colegio Pío XII. El mismo año en que terminó los estudios de magisterio lo destinaron a la Escuela Hogar de Jaca. Allí estuvo a lo largo de 6 cursos. De allí pasó a Sariñena, durante 2 cursos, como provisional  “Tuve la suerte de llevar los mismos alumn@s en primero y segundo”.

Luego, Santos estuvo dos años en Escucha en la provincia de Teruel, en la cuenca minera, al lado de Utrillas. Luego, en Villanueva de Sijena permaneció 15 cursos de los cuales 8 como director. Y por último Sariñena “He permanecido hasta mi jubilación, 20 cursos, cuatro de los cuales ocupé el puesto de director.  En esta segunda etapa empecé dando primer ciclo, cuando me nombraron director, tuve que coger tercer ciclo y terminé mi vida profesional impartiendo segundo ciclo. Siempre he impartido: Matemáticas, Lenguaje, Conocimiento del Medio y Plástica. En alguno de los cursos, Alternativa a la Religión. Tengo que decir que he vivido siempre en las localidades donde he ejercido como maestro. Lo cual me ha dado ventaja en algunas cosas al conocer a los/as alumnos/as, a sus familias y su ambiente económico/social. Ahora, jubilado, imparto clases en la Tercera Edad de Sariñena. Tengo 22 alumnos/as y llamamos Clases del recuerdo y refuerzo de la memoria. Aparte de mis compañeros y compañeras de esta última etapa quiero recordar a  mis compañeros/as de la primera. Félix y María Jesús, D. Manuel Cagigos, Aurora, Carlos Lasierra, Conchita, Carmen, Gonzalo, Tere Guillén, Puri, D. Blas y Doña Emilia, Antonio Jalle,…. Quiero decir que he disfrutado toda mi vida porque creo que elegí el camino mejor. El camino de la enseñanza y sobretodo educar como personas”.

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Además de dar clase, los docentes siempre se han encargado de vigilar el patio, recreo, pasillos, comedor y transporte. Don Gonzalo decía que a un crio le costaba 8 segundos subir a tocar el timbre cuando se lo mandaba. En el edificio principal se daba de primero a quinto. La segunda etapa se daba en el segundo edificio, de sexto a séptimo, en cada curso había tres clases. Acudían de Sariñena y de muchos pueblos de alrededor, del Barrio de la Estación,  Cartuja de Monegros, Castejón de Monegros, Castelflorite, Huerto, Lalueza, Lastanosa, Orillena, Pallaruelo de Monegros, San Juan, Sena, Villanueva de Sigena.

De conserje estuvo durante quince años Manuel Coto, mientras que su mujer María Calvete ejerció de cocinera junto con María Corniel Barta. Margarita Cabellud Brualla estuvo 35 años de conserje, parte de esos años viviendo con su familia en la casa incluida en el complejo escolar. Margarita realizó limpieza y alguna función de conserje y mas tarde, por motivos de salud, solamente de conserje. María, la mujer de Capuz, Berta Castanera o Pili Villa trabajaron de limpiadoras. Ahora están Marisa, Eva y Ana. Margarita Cabellud coincidió con Berta «Ella limpiaba el edificio nuevo y yo el viejo». De cocinera también estuvo Carmela Vergara, Marisa (la madre de Manolo Millera), Josefina, Ana, Lucia, María Jesús, Guillermo, Victor, Miguel. Las de ahora son Laura y Marí Mar.  El comedor sirve alumnos y alumnas que vienen de los pueblos y algunos de Sariñena que hacen uso del comedor.

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Pili Barcos González estudió magisterio en Zaragoza y luego realizó magisterio ampliado con el plan nuevo de 1967. Estuvo interina un año en Andorra la Vella y otro en Lafortunada. En Orillena estuvo 9 años de maestra y en 1985 llegó al colegio de Sariñena. Ha dado 1º, 2º,3º, 5º y 6º, aunque especialmente siempre en 5º y 6º de primaria. Cuándo Pili llegó al colegio había unos 600 alumnos, unos 65 por curso.

Olga Gazol Andujar, natural de Lanaja, estudió bachiller con las monjas de Lanaja hasta que marchó a estudiar magisterio a Huesca. Las pruebas de acceso eran dos días, todo de golpe, un día letras y otro ciencias. Opositó en 1970 y estuvo dos años provisional en Montesusín y un año en San Juan de Plan. Luego le dieron 6 años en Pallaruelo de Monegros pero al final estuvo 10 años. En Sariñena estuvo de 1983 hasta en 2009 cuando se jubiló. Olga dio 6º y 7º de segundo ciclo de primaria.

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Carmen Casabón Gilaberte nació en Sariñena, fue al colegio de las monjas, luego estudió bachiller superior en Zaragoza y magisterio en Huesca, en San Vicente de Paul. Carmen estuvo en Caldera, donde solo había cinco alumnos, luego tres años de provisional en Sariñena, después en Gandesa (Tarragona) y Orillena unos 10 años. Sus últimos 20 años ejerció en Sariñena donde impartió matemáticas en 6º, también dio primero y definitivamente matemáticas en 7º y 8º; se jubiló en el 2013. Carmen recuerda que le tocó dar a su hija en tercero y cuarto de primaria, en el segundo ciclo. Siempre tuvo en mente venir a Sariñena “Era lo que esperaba y fue una meta que conseguí”. Carmen llegó el mismo el mismo año que Mariano Baches. Estuvo 6 años de jefa de estudios, con la directora Celia Barrabes a quien luego sustituyó Asun Porta.

Mariano Baches Mur nació el 28 de Febrero de 1949 en Castelflorite. Empezó la escolarización sobre los cinco años en la escuela de niños del pueblo, había dos clases.  A los 11 años sus padres decidieron que debía salir a estudiar fuera, bien a Huesca  o Barbastro y se decidieron por Barbastro por haber coche de línea. Estuvo en los Escolapios de Barbastro hasta 6º de bachillerato y posteriormente se matriculé en la escuela de Magisterio de Huesca en 1er. curso del nuevo plan.  Al terminar magisterio consiguió plaza como volante de inspección  “En un viaje de inspección me bajo a Barbastro con las inspectoras y acuerdan con el Director que me quede en este centro estuve siete años”. Posteriormente optó por marchar a la costa y le dieron Blanes (Gerona) donde estuvo 12 años. En el concurso traslados de 1991 consiguió plaza en Sariñena donde estuvo hasta su jubilación en el 2009. “Guardo muy buen recuerdo de los tres centros que he estado, pero sin duda alguna del que más es de Sariñena, yo recuerdo que llegue con Carmen Casabón, conocí y guardo buen recuerdo de todos Félix, María Jesús, Aurora, Gonzalo, Olga, Pili Barcos, Emilia, Santos, Lourdes, Pilar de música, Asunción Porta, Conchita Salcedo, Raquel Zamora, Elena, Ana Pueyo, Paco Cáncer, Ana Barreu, Pilar Fumanal, Carmen Jiménez, Eva Marquina… sabe mal dejarse algunos. Quiero resaltar el equipo directivo que formamos Asun Porta, directora, Carmen Casabón, jefa de estudios y yo, secretario, desde este equipo se empezó a transformar el Centro hasta lo que conocemos hoy”.

Asun Porta Murlanch natural de Sariñena, estudió en la escuela del Barrio de la Estación, luego accedió a Bachiller Superior interna en el Colegio Santa Rosa en Zaragoza y COU en el Instituto Ramón y Cajal en Huesca, así como la Diplomatura en Profesorado de EGB (Educación General Básica) en la especialidad de Matemáticas y Ciencias. Durante ocho años estuvo en Cataluña, estuvo en el Colegio San José de Cerdañola de Mataró, al año siguiente aprobó las oposiciones en Barcelona y pasó al Colegio “Torre LLauder” de Mataró como interina y después como propietaria provisional hasta que le dieron plaza definitiva en el Colegio “Pilar Mestres” de La Roca del Vallés. Regresó a Aragón ejerciendo un año en Peñarroya de Tastavins en Teruel, donde compartió casa, hijos y colegio con Margarita Périz. Desde allí le dieron por Concurso de Traslados la Escuela Unitaria de Albalatillo, donde estuvo nueve años, centro que luego se integró en el CRA Monegros Norte. Por concurso de traslados le dieron el Colegio La Laguna de Sariñena por Educación Infantil. Fue directora durante cuatro años del centro junto a Mariano Baches y Carmen Casabón. Emprendieron un proyecto de Convivencia y Mediación Escolar

Don Juan Carlos daba clases de religión, el párroco de Sariñena, luego, cuando se retiró, continuó Lourdes Marco de El Tormillo. Muchos maestros y maestras han pasado por el colegio Puri Conte, Isabel Pérez, Nieves Zalba, Mari Rodríguez, Ana Pueyo, Ana Laborda, José Luis Azagra, Blanca Lobateras… muchos que pido disculpas por no llegar a todos y todas.

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Inauguración del Colegio Nuevo

El actual Grupo Escolar o Colegio Nacional fue inaugurado el siete de octubre de 1970. El acto contó con la presencia de varias personalidades de la época como el Gobernador Civil Víctor Fragoso del Toro, el alcalde de Sariñena Félix Regaño o el director del Grupo Escolar don Fausto Gonzalvo Mairal.

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Construcción del nuevo colegio. Fuente: MACP. 

El solar fue cedido por el ayuntamiento en el que además la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja levantó un bloque de viviendas. El bloque construido contó con un presupuesto de 8.000.000 de pesetas, obra de don Teodoro de los Ríos. Un bloque de treinta y dos nuevas viviendas construidas por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja. Los pisos se alojan en cuatro plantas, de las cuales los bajos están destinados a locales comerciales, unos 10 en total.

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El colegio nuevo se construyó con un amplio patio que daba la bienvenida al colegio “cubierto en gran parte para que sirva de recreo a donde dan parte las aulas y demás dependencias”. Un colegio presupuestado en 4.500.000 de pesetas, donde el Estado aportó 3.750.000 pesetas y el resto fue a cargo del municipio. Dimensionado para recibir enseñanza unos 400 alumnos, el colegio consta de “Tres plantas y su estilo es funcional. Las aulas, los servicios, los pasillos, son impecables y el mobiliario escolar es modernísimo, llamándonos poderosamente la atención los de las aulas de párvulos. La visibilidad y luminosidad del nuevo edificio es, inmejorable”.

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Hoy en día continúa siendo una enseña de Sariñena, donde maestros y maestras imparten a generaciones de niños y niñas, responsables de uno de los mayores valores de una sociedad: la educación. A todos ellos el mayor de los reconocimientos, recuerdo y agradecimiento.

Inauguración en Sariñena de un grupo escolar y de treinta y dos viviendas

Presidió los actos el Gobernador Civil y Jefe Provincial del movimiento. Asistieron asimismo altas personalidades de la caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, entidad constructora de los pisos citados.

La capital de los Monegros, Sariñena, no sugiere la estampa patética de una comarca dolorida y célebre por la ausencia de vegetación arbórea y por sus pertinaces sequias. Sariñena es una entidad urbana coquetona bien cuidada, limpia, alegre y con el aire de los pueblos que, volcándose hacia el porvenir, saben forjarlo en el cotidiano trabajo y en la unidad de ilusiones y esfuerzos de todos sus hijos. De la Sariñena de hoy, a la de hace cinco lustros, media un abismo. Quizás el símbolo más elocuente de su positiva evolución sea la Avenida de Huesca, es decir, la calle principal de entrada, donde ahora, y a sus márgenes, han surgido nuevos y modernos edificios, en una rúa perfectamente pavimentada, donde en uno de sus lados brilla un precioso y cuidado parque y jardín.

Pero, adentrándonos más en la villa, podremos calar en la profunda transformación de sus estructuras. Y de todo cuanto de mucho y bueno se ha hecho y se hará, ayer nos atrajo poderosamente la imagen de un soberbio Grupo Escolar o Colegio Nacional, admirable aspiración sariñenense que ahora se ha convertido en esplendida realidad. Y junto a este centro de la cultura, había también ayer un moderno bloque de viviendas sociales, construido por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, tras la generosa cesión de los solares por el Ayuntamiento.

Dos caras de un mismo propósito: promoción social para los hogares ya construidos o los que puedan crearse, y promoción cultural a nivel de la educación primaria o general básica para las actuales y futuras generaciones. Dos obras extraordinarias que honran a quienes  las proyectaron, las desarrollaron y las culminaron. Dos obras, jalones importantes para ese futuro que día a día están configurándolo bajo signos entusiastas y eficaces, los actuales rectores municipales, igual que los anteriores, bajo el signo de la unidad, fructificadora, como señaló el gobernador civil, con las más nobles y ambiciosas empresas, como son la cultura y la vivienda.

Sobre las seis de la tarde de ayer, hacía su entrada en Sariñena el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, don Víctor Fragoso del Toro, a quien acompañaban el procurador en Cortes por los municipios, don Emilio Miravé Diez, y el delegado provincial de la Vivienda, don Pedro Gómez Mompart.

En le acera del nuevo bloque de  viviendas a inaugurar fue cumplimentado por el alcalde de Sariñena, don Félix Regaño; secretario, don Enrique Vicente Cantaloba; miembros de la Corporación; capitán de la línea de la Guardia Civil, don Cecilio Cuesta Cuesta; comandante de puesto, don Dalmiro Pérez; cura párroco, don Vicente Fuertes; procurador en Cortes por los Cabezas de Familia, don Francisco de Asís Gabriel Fonce; director del Grupo Escolar, don Fausto Gonzalvo Mairal, y los alcaldes y secretarios de los pueblos de la comarca.

Desde Huesca, y con anterioridad, se encontraban el delegado de Educación y Ciencia, don Cristina Alejo-Pita Contreras; secretario de Educación y Ciencia, don Antonio Core, y delegado de Educación Física y Deportes, don Manuel Mata.

Por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, se encontraban el presidente del Consejo de Administración, don José María García Belenguer; secretario del Consejo, don ,José María Monterde; consejeros, don Anuro Guillén Urráiz don Severino Arruebo, don Fidel Lapetra director general, don José Joaquín Sancho Oronda; subdirector general señor García Cardón; director provincial de la Caja de Huesca, don Eran cisco Oliver Blanco, delegado de Sariñena, don Jesús Bellostas; jefe de Relaciones Públicas, don Manuel Cabeza Muñoz, y director de Radio Huesca don Alberto Turmo Tornil.

Asimismo se encontraban el ingenie ro, don Enrique Hidalgo, por la entidad constructora del bloque de viviendas.

BREVE DESCRIPCION DEL BLOQUE

Situado en la avenida de Madrid, a donde da su fachada, se encuentra el bloque de treinta y dos nuevas viviendas construidas por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja. Los pisos se alojan en cuatro plantas, de las cuales los bajos se destinan a locales comerciales unos 10 en total.

Hay diversas clases de pisos, pero sus dimensiones, por término medio, son de unos 70 metros cuadrados útiles. Tienen tres accesos o escaleras así como antenas colectivas. Su inauguración se ha adelantado sobre las fechas previstas. Su presupueste se eleva a unos 8.000.000 de pesetas, y los beneficiarios deberán pagarlas en el plazo de quince años. Es autor del proyecto, don Teodoro de los Ríos.

Tras una rápida ojeada al bloque las autoridades y personalidades se dirigieron a la plaza de San Roque y calle de la Victoria, a donde dan las fachadas más importantes del nuevo y magnifico grupo escolar.

Se penetra por un amplísimo patio cubierto en gran parte para que sirva de recreo a donde dan parte las aulas y demás dependencias. La visibilidad y luminosidad del nuevo edificio es, inmejorable. Consta de tres plantas y su estilo es funcional. Las aulas, los servicios, los pasillos, son impecables y el mobiliario escolar es modernísimo, llamándonos poderosamente la atención los de las aulas de párvulos.

Con un presupuesto en números redondos de unos 4.500.000 de pesetas, se distribuye en doce aulas magníficas, comedor escolar, servicios, sala de juntas y despacho del director, así como conserjería, etc., etc.

De esta cuantía, el Estado ha contribuido con 3.750.000 pesetas, y el resto ha sido a cargo del municipio. Podrán recibir enseñanza unos 400 alumnos.

En una de sus dependencias, dio comienzo el sencillo acto inaugural.

En primer término, el párroco don Vicente Fuertes, bendijo los locales y después hizo uso de la palabra para destacar lo señalado en este día para Sariñena, en el que van a ponerse en marcha dos capítulos fundamentales: escuelas y viviendas. Hace una emotiva semblanza de ambos .capítulos y termina con un «¡Viva Sariñena!», con testado unánimemente por todos los asistentes, muy numerosos.

A continuación el alcalde, don Félix Regaño, pronunció un discurso, siendo muy aplaudido. Inmediatamente, el director general de la Caja, señor Sancho Dronda, interviene para decir que la Caja habla tenido la suerte de haberse cuido a la serie de actos inaugurales que hoy se celebraban en Sariñena, y que ello se debía a la amable invitación recibida al efecto.

De la Importancia de este acto para la Caja, da idea la presencia aquí del presidente del Consejo de Administración y de la mayor parte de sus consejeros. Por ello debía hacer unas breves manifestaciones, primero para expresar su gratitud al Ayuntamiento de Sariñena por la ayuda prestada para estas viviendas. Se nos pide -añadió- por todos los pueblos, que hagamos viviendas sociales, las únicas que podemos hacer, dada la finalidad benéfica de la Caja; pero así como Sariñena os ha dado los solares, en otros  sitios nos es imposible por el precio de especulación de los terrenos. Estamos dispuestos a levantar viviendas sociales allí donde se nos requiera siempre dentro de nuestras posibilidades.

Terminó felicitando a Sariñena y a los adjudicatarios, recordando a cuantos no habían conseguido piso, les llevaba un mensaje de esperanza y de promesa en que la Caja haría cuanto estuviera de su parte para satisfacer estas legitimas apetencias, pero recabando que el ejemplo de Sariñena cundiera para hacer más rápida esa tarea social. Muchos aplausos.

Cerró el acto el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, quien comenzó diciendo que debería pronunciar unas breves frases para cerrar este acto que tanto le complacía y para facilitar, en primer término, al Ayuntamiento, a los vecinos y agradecer a la Caja la colaboración prestada para esta labor social. Felicitó también a los alumnos y a las maestros Porque en estos acogedores y magnifico, locales su tarea encontrarla un medio adecuado. Con este Grupo Escolar –añadió- se sienta un pilar en la educación, que es el primar cimiento de toda sociedad moderna, y civilizada. Y de todo ese vasto conjunto educativo, la general básica o Ia escuela, en una palabra, es la base imprescindible de la formación humana. Recientemente se ha promulgado la Ley de Educación. Este ha sido un hecho revolucionario el más importante, quizás, desde el 18 de Julio. Es hecho revolucionario el que todos puedan acceder a la cultura superior, no en virtud de los recursos económicos de  sus padres, sino en función de su vocación e inteligencia. Esta igualdad en la educación general básica, ya fue pedida por nosotros en el curso de un Consejo Económico Sindical, insistiendo se asentara sobre esos términos. Y así como el Régimen de Franco y del Movimiento Nacional acabó con aquel baldón de los soldados de cuota, también ha terminado el estudiante de cuota, es decir, aquel que estudia o se matricida en la Universidad, sólo porque sus padres poseen amigos financieros, mientras que el pobre veía cerradas sus puertas, aunque tuviera dotes para el trabajo intelectual.

Esta igualdad de educación, esta Igualdad de oportunidades, es el camino para engrandecer a un país. Porque la principal riqueza de los pueblos no son sus tierras o sus fábricas, sino sus hombres.

Evoca los tempos del liberalismo y de los partidos políticos que dividían a los pueblos y agrega que hoy no quieren oír hablar de eso, porque lo que necesitan esos ingenieros y arquitectos que les estudian y resuelven sus problemas, necesitan torrentes de agua para fecundar sus campos, escuelas para formar a sus hijos, viviendas para disfrutar de una vida decorosa y humana. Esto es lo, que quieren recibir los pueblos y no una regresión a épocas felizmente superadas, con sus soldados de cuota y sus estudiantes de ídem. Quieren la unidad, porque ella es la que les ha dado estas obras fehacientes y positivas, que no hubieran sido hechas sin Franco y sin el Movimiento Nacional.

Falta mucho todavía per hacer. Cierto. Pero serán las nuevas generaciones las encargadas de realizarlo. Y lo realizaran, si no olvidan estas serias palabras: Unidad. Franco, Movimiento Nacional. Con un vibrante viva Franco y a España, termino esa intervención, siendo muy aplaudido.

Después, y en el Hotel Yzuel, el Ayuntamiento de Sariñena ofreció a los asistentes una copa de vino español.

Nueva España – 08/10/1970.

La herencia de mis abuelos


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Presa de El Grado. Fuente Wikipedia.

Por Adela Hernandez Laguna

Esta primavera tocaba reunión familiar. Mis tíos, Santi y Manolo, consiguieron reunir a toda una segunda y parte de una tercera. Todos ellos hijos y nietos de emigrantes andaluces que trabajaron en la construcción de la Presa de el Grado.

La Puebla de Castro fue el lugar donde mi abuelo y sus dos hermanos vivieron mientras duraron los trabajos de construcción de la presa. En este pequeño pueblo de la Ribagorza, mi padre y sus primos compartieron ratos de juegos, meriendas, tardes de verano, baños en la fuente de las Cañutas, y noches durmiendo todos juntos al cuidado de la abuela Encarnación, mientras sus padres estaban fuera. Se trataba de rememorar la vida que llevaban entonces, y hasta allí nos desplazamos.

Su presencia en el pueblo causó un gran revuelo. Cuando los vecinos se enteraron de quienes eran, les dirigían gestos de cariño y se interesaban por lo que había sido de la vida de sus padres. Ellos respondían emocionados, hablando de sus mayores con respeto y admiración. Sentí como si les estuvieran dando un homenaje. Aquella visita suponía reconocer su punto de partida y el esfuerzo que sus padres habían hecho por ayudarles a salir adelante, regresando en otras condiciones distintas y mejores a las que tenían cuando se fueron ante aquellos vecinos que en su día les habían echado una mano facilitándoles comida y alojamiento.

Cincuenta años después volvían a pasear todos juntos por las calles de la Puebla y sus miradas se llenaban de recuerdos.

Mi padre y yo fuimos hasta allí en moto. Conforme subíamos la carretera que va desde el Grado a la Puebla, habiendo dejado atrás la caída del aliviadero de la presa, me preguntaba en qué estaría pensando mi abuelo mientras hacían ese mismo trayecto todos los días tras una agotadora jornada de trabajo. Supongo que en cómo solucionar el día a día de la mejor manera posible. Daría las gracias por haber salido ileso un día más del trabajo, dada la peligrosidad y las condiciones en las que trabajaban y por saber que podía seguir manteniendo a su familia hasta que la obra acabase. Al fin y al cabo habían
emigrado para buscarse la vida así que de momento cumplían con el objetivo de haber encontrado trabajo.

No se habían equivocado sus paisanos de Gorafe en la provincia de Granada, cuando tiempo atrás, unos y otros comentaban que por el norte iban a comenzar muchas obras que les brindarían la posibilidad de encontrar trabajo. Las obras a las que se referían eran las gestionadas por la empresa pública Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana, S.A. (ENHER), constituida en 1946 con capital mayoritario del I.N.I (Instituto Nacional de Industria), y encargada de gestionar la concesión del aprovechamiento hidráulico de la cuenca del río Noguera-Ribagorzana.

Obras como el Embalse de Escales fueron trabajos derivados de lo anterior y lo que les llevó a su primer destino, Puente de Montañana. Mi abuela, embarazada de siete meses, llegó junto a sus cuñadas tras un largo viaje de tres días donde les aguardaban mi abuelo y sus hermanos. El diecinueve de agosto de 1954 fueron contratados por la empresa ENHER. Al acabar estos trabajos se trasladaron a Guadalajara donde se estaba ejecutando el tramo de ferrocarril que unía Medina del Campo con Zamora, pero solo estuvieron allí ocho meses. Estaban en contacto permanente con sus compañeros de trabajo y alentados por el inminente comienzo de las obras de la Presa de el Grado se trasladaron a la Puebla de Castro. El dieciocho de octubre de 1958, comenzaron a trabajar para la empresa AUXINI, departamento de construcción del I.N.I.

Los primeros trabajos en la presa consistieron en construir los túneles que desviarían el cauce del río Cinca y que actualmente sirven como conductos de desagüe de la presa. En aquel momento mi abuelo trabajaba llevando una pala con la cual cargaba el material extraído sobre unas vagonetas que finalmente lo trasportaban hasta el exterior. Todavía conservamos la lámpara de carburo que mi abuelo utilizaba para alumbrarse en aquellos túneles. A continuación empezaron las excavaciones y la ejecución del muro de la presa.

El Grado 1

Mi abuelo Isaac como oficial de primera trabajaba de barrenador para extraer material de las canteras. Tenía de capataz a su hermano mayor Santiago.

La presa se ejecutaba mediante el encofrado y desencofrado, tras el fraguado, de grandes
bloques de hormigón. Lo que entre los obreros se conocía como “dados”. Las dimensiones de los bloques variaban en función de a qué altura de la presa eran ejecutados, pero se puede considerar un volumen medio de cubo o tongada de unos quince metros de ancho por quince de largo y un metro y medio de  alto. La solera de un nuevo bloque era la parte superior del anterior y lo primero que había que hacer era preparar la base donde se sustentaría el nuevo cubo. Esta operación consistía en eliminar la lechada superficial que se forma durante el vibrado del hormigón. Para ello picaban esa capa y los restos eran soplados con aire comprimido. Más tarde se preparaba el encofrado de la siguiente tongada y por último se vertía el hormigón. Entre bloques siempre quedaba un espacio que era rellenado posteriormente del mismo material para funcionar como junta de dilatación. Antes del vertido, la calidad del hormigón de una cantidad representativa de cubas era controlada por personal técnico de Confederación comprobando que su resistencia a compresión y cantidad de arcilla en arena fuera la adecuada mediante el análisis de muestras en el laboratorio dispuesto a pie de obra. Además, se llevaba a cabo un control visual de cada bloque cuyo objetivo era la detección de coqueras. Las coqueras son fallos producidos en el hormigón que se presentan como acumulaciones de grava y se producen normalmente por un mal vibrado. Estos fallos debían de ser rectificados mediante la limpieza de la grava, saneo y sustitución por hormigón reparador.

Conforme la presa ganaba altura los trabajos se hacían más peligrosos. Para evitar caídas los obreros solían atarse una cuerda a la cintura a modo de arnés que sujetaban por el otro extremo a una barra de hierro previamente fijada por ellos mismos al muro de la presa. En una ocasión en la que mi abuela bajo a comprar al economato vio a mi abuelo colgado del muro de la presa montado en una tabla y dos cuerdas a modo de columpio, y se angustió tanto que decidió no volver. Ese día mi abuelo estaba eliminando las malditas coqueras.

Aunque a ellos no les ocurrió nada, otros no corrieron la misma suerte. En una ocasión, estaban barrenando la pared del terreno de la margen derecha del cuenco de la presa y encontraron una veta de salagón. El terreno se desestabilizó y cayó sobre cuatro obreros que se encontraban en la base ejecutando uno de los dados. Se calcula que el peso del volumen de tierra desprendido fue de unas trescientas toneladas. Murieron los cuatro, pero mi abuelo dice que “podían haber sido muchos más, porque normalmente había más gente trabajando en el fondo de la presa”. Veinticuatro horas antes de que el liso se desprendiera, había trabajando en el fondo de la presa veinte personas. Así me lo confirma personal de Confederación Hidrográfica del Ebro, que fueron testigos presenciales del fatal acontecimiento. En los instantes posteriores al accidente sucedieron escenas verdaderamente dantescas. Cuando corrió la voz, las mujeres comenzaron a salir corriendo de sus casas y cuando comprobaban que sus maridos estaban a salvo, se abrazaban intensamente a ellos como nunca antes lo habían hecho.

Durante los años 1962 y 1963, la obra llegó a concentrar a unos mil trabajadores. El balance final de fallecidos en la presa de El Grado fue de once personas. Mientras, la vida seguía. La preocupación de las familias de los obreros aumentaba en la misma proporción que lo hacía el avanzase de las obras. Cuando aún no había amanecido, una línea de pequeños puntitos iluminados se aparecía sobre el fondo oscuro de la noche. Era el rastro de aquellos farolillos de carburo que iluminaban el camino a los obreros desde su casa hacia la presa, y que mi abuela observaba asomada a una pequeña ventana, hasta que desaparecía entre los accidentes del terreno. Esa marcha indicaba el inicio de un nuevo turno de trabajo. En ese momento su mente se desplazaba hacia lo peor y se evadía pensando en lo que debía hacer en lo que restaba de jornada. Sus hijos y la rutina diaria la mantenían muy ocupada y la aliviaban de pensamientos angustiosos.

En principio el material para fabricar el hormigón era extraído de las canteras. Al no cumplir con los parámetros técnicos exigidos para tal fin, se acabó obteniendo del río. Mi abuelo Isaac como oficial de primera trabajaba de barrenador para extraer material aquellas canteras. Tenía de capataz a su hermano mayor Santiago. Mi tío Santiago asumía también fuera del trabajo su papel de hermano mayor tomando las decisiones más importantes y sus hermanos le respetaban y obedecían sin discusión. Mi tío Manolo tenía el mismo cargo que mi tío Santiago, pero controlaba trabajos de ejecución de los dados de hormigón. Los dados estaban numerados, y en sus partes de trabajo debía de indicar el número de dado en el que se había trabajado ese día en cuestión.

El trabajo en la presa era frenético y constante. Llegó a haber tres turnos de trabajo de ocho horas cada uno hasta completar el día entero, aunque este hecho fue circunstancial y solo se dio durante un verano. En invierno no podía mantenerse el mismo ritmo de trabajo debido principalmente a las bajas temperaturas. Esta circunstancia también afectaba a la calidad de los materiales. Para evitar que el agua contenida en el hormigón se congelase y asegurar un correcto fraguado, era necesario verter anticongelante y en ocasiones incluso se utilizaba agua caliente para mezclar el hormigón.

El pago de los salarios por supuesto se hacía al contado. El “pagador” , que así se llamaba la persona encargada de entregar el dinero de la nómina a los obreros a pie de obra, era escoltado por dos guardias civiles hasta que acababa de liquidar las cuentas con el personal. Normalmente, tardaba dos días en pasar por todos y cada uno de los tajos. Los obreros formaban grandes colas frente a él esperando que les entregara la merecida paga.

El Grado 2

Mi tío Manolo tenía el mismo cargo que mi tío Santiago, pero controlaba trabajos de ejecución de los dados de hormigón. En la imagen pueden observarse las cerchas que servían para sostener la estructura de los encofrados.

Junto a los aledaños de las obras, se proyectaron todo tipo de instalaciones para cubrir las necesidades básicas de las familias. El Poblado de Nuestra Sra. De Perpetuo Socorro contaba con un colegio, parroquia, economato, estanco, servicio de asistencia médica e incluso un cuartel de la guardia civil. Se instalaron barracones para dar alojamiento a los obreros que habían llegado sin su familia. Mi abuelo y sus hermanos vivían en la Puebla en casas de alquiler. El día de la visita tuvimos la oportunidad de ver el interior de la casa donde vivía mi tío Santiago. Tenía dos pisos. El piso de abajo era una especie de corral y en el piso de arriba se encontraba las estancias y la cocina. Había dos habitaciones. Cual fue la sorpresa, cuando entrando en una de las estancias mi tía Mati encontró colgadas en la pared todas las postales que había pegado en su día (fotos de los Beatles, Rafael y Marlon Brandon entre otros). Estaban intactas, desde hace más de cincuenta años, esperando a que alguien volviera a recogerlas. Se quedo impresionada al verlas. Sencillamente, no se lo podía creer.

Después mi padre me enseñó donde vivía con mis abuelos y su hermano. Era el piso de arriba de una casa hoy en día restaurada. En el primer piso del edificio se celebraba el baile del pueblo y también era donde estaba el Cine. Mi padre me cuenta que mientras cenaba veía las películas que proyectaban, escondido tras una puerta para evitar ser visto. Eso le daba mucha más emoción al momento.

Mientras los hombres trabajaban en la presa, las mujeres atendían a sus hijos y cuidaban de la casa. En el lavadero de la Puebla, pasaban tardes enteras comentando las cosas que ocurrían en el pueblo, y aprovechaban para relacionarse con otras familias de emigrantes que estaban en su misma situación. Las extremeñas tenían por costumbre llevar sobre la cabeza el balde lleno de ropa limpia. En cambio, mi abuela y sus cuñadas no tenían esa habilidad y llamaban a sus hijos para que les ayudaran a llevar la carga en sus bicicletas. Por el camino paraban a respigar almendras, que luego vendían.

También había tiempo para el ocio. Mi abuelo solía tocar la guitarra en el baile y mi tío Santiago el laúd. Recordaban su papel como músicos en su tierra, donde siempre contaban con ellos para animar la fiesta. Como aficionados a las corridas de toros, solían desplazarse a Barbastro para asistir a ellas. Cuando esto ocurría la abuela Encarnación se quedaba al cuidado de todos sus nietos, que la recuerdan como una persona entrañable y muy aficionada a la lectura. Junto a ella pasaron momentos inolvidables.

Al regresar a Sariñena miraba cómo los aspersores regaban las fincas recién sembradas de maíz. Resulta ser una imagen acogedora. Me identifico mucho con ella y me hace sentir en casa. Pensaba que mi abuelo y sus hermanos, y otras gentes llegadas de otros lugares de España pusieron su granito de arena para esto fuera posible.

La presa de el Grado es una obra emblemática. Constituye una pieza fundamental en el funcionamiento del sistema regable de Riegos del Alto Aragón y almacena el agua que riega hoy en día nuestros campos.

No sé hasta que punto mi abuelo y sus hermanos eran conscientes de la importancia de la construcción de aquella infraestructura, cuando contemplaban como el casco del ingeniero jefe de obra junto con unas cuantas monedas de la época, eran enterrados con el vertido de la primera cuba de hormigón en el fondo de la presa. A día de hoy mi abuelo lo sabe. He aprovechado al máximo la oportunidad de explicarle que se trata de una obra clave para el desarrollo de la agricultura en nuestra zona y le he visto emocionarse cuando le recordaba los nombres de antiguos compañeros de trabajo. Le he hecho saber que mi trabajo y el de muchísima gente esta total o parcialmente ligado a la construcción de la presa. Al final todos estamos conectados. Del trabajo que hicieron otros en el pasado nos aprovechamos nosotros ahora.

El Grado 3

Pasamos una jornada inolvidable. Os recomiendo visitar la zona y la presa de el Grado, actualmente accesible gracias a la iniciativa lanzada por el Ayuntamiento de el Grado que organiza visitas guiadas a su interior.

Quiero dedicar este artículo a mis abuelos Isaac y Julia, y a toda la gente de su generación que supieron vivir con dignidad partiendo de cero, trabajando en duras condiciones para dejar una importante herencia a la sociedad.

En memoria de mis tíos Santiago y Manolo Hernández.

Agradecimientos:

A Ramón Latorre, de Confederación Hidrográfica del Ebro que participó en los trabajos de Dirección de Obra durante la construcción de la presa.

Al Excmo. Ayuntamiento de el Grado, en especial a Gabriel Chicote, por llevar a cabo la incitativa de organizar visitas guiadas a la presa.

Adela Hernandez Laguna