Archivo por meses: enero 2020

El Sabinar Pallaruelo


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Vista desde el alto de La Portellada

Entre Pallaruelo de Monegros y Castejón de Monegros aparece un excepcional sabinar bajo la plataforma tabular que mantiene unidas la sierra de Alcubierre y Sigena. El Sabinar de Pallaruelo forma parte de ellas y consta con el reconocimiento de la Red Natura 2000, a través del LIC ES2410076 «Sierra de Alcubierre y Sigena» y la ZEPA ES0000295 «Sierra de Alcubierre», que incluye la Sierra de Alcubierre, Pallaruelo de Monegros y Sigena.

El sabinar de Pallaruelo va ascendiendo de los 340 metros de altitud, por el piedemonte, lo que conocemos como La Portellada, hasta coronar los 506 metros de altura, La Collada, ya Castejón de Monegros. El sabinar discurre por la cara norte, por la parte más llana entre campos de cereal mientras que, tal como va avanzando hacia arriba, se va desarrollando por una ladera incidida por una densa red de barrancos y cárcavas. Al oeste nos queda el desconocido pero a la vez precioso barranco de la Peña, mientras que hacía el este acabaríamos encontrando el singular paraje de Jubierre, ya en el término municipal de Castejón de Monegros.

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Majestuosas sabinas monegrinas de portes variados, cónicas o piramidales o estrechas, columnares, esféricas, globosas e irregulares aparecen aisladas salpicando el paisaje, creando un mosaico excepcional con los campos de secano, o formando bosquetes. Algunas aparecen podadas, antiguamente servían sus ramas para alimentar el ganado, creando una forma característica y tradicional, otras aparecen con su forma principal, desarrollada desde abajo con frondosas ramas que le permiten una mayor supervivencia y adaptación al medio árido y seco de Los Monegros. Así es, las sabinas forman la comunidad vegetal sabinar continental, en plena aridez, a merced de altas temperaturas y sequías, además de fuertes y secantes vientos como el cierzo y el bochorno. Por el contrario, los inviernos son fríos, con nieblas persistentes, heladas e inversiones térmicas.

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Raíces profundas, duramente ancladas en la aridez incluso en suelos de yesos. Un paisaje señero y extraordinario, pero además las sabinas aparecen en amplios enclaves de Los Monegros, principalmente a los pies de la sierra de Alcubierre, por la misma sierra y por la zona de Farlete y Monegrillo.

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El sabinar de Pallaruelo adquiere su propia identidad, la sierra de Pallaruelo es un paraje extraordinario donde aventurarse y descubrir esplendidas sabinas. La principal sabina albar (Juniperus thurifera) pero también encontramos del mismo género la sabina negral (Juniperus Phoenicea) o el enebro (Juniperus oxycedrus). En estos sabinares abunda el romero, la ontina, el sisallo y otras plantas esteparias o mediterráneas. Pero sobre todo son unos valiosos ecosistemas, de biodiversidad y belleza paisajística que podemos contemplar desde el gran mirador que responde al alto de La Portellada. Además de contemplar el sabinar de Pallaruelo de Monegros, en un día despejado se abarca gran parte de la provincia de Huesca, desde Los Monegros oscenses, la Hoya de Huesca, la sierra de Guara y los Pirineos al fondo, como guardianes de nuestro único y majestuoso Alto Aragón.

Mari Cruz Anoro Barrieras “La Morena” taxista de Barcelona


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Mari Cruz Anoro Barrieras “La Morena”

Justicia Clara Sarrate Anoro nació en Sariñena el 5 de septiembre de 1947, en una casa en la avenida Huesca, al lado del cuartel. Pero su niñez la pasó en calle Larrosa, en la parte alta, donde vivieron. A partir de Clara conocemos la vida de su madre Mari Cruz Anoro Barrieras, quien, tras emigrar a Barcelona con su familia, fue la primera mujer taxista de la ciudad Condal.

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Mari Cruz Anoro Barrieras, conocida como “La Morena”, nació en Sariñena el 3 de mayo de 1923. Contrajo matrimonio con Prudencio Sarrate Gabriel y tuvieron cuatro hijos: Prudencio, José María y los mellizos Rafael y Clara. “Fuimos una novedad en el pueblo cuando nacimos” apunta Clara, “No era habitual que nacieran mellizos”. Prudencio nació en Sariñena un 11 de abril de 1908 y trabajó de chofer para casa Torres aunque falleció joven, el 22 de abril de 1956, a los 48 años de edad. Mari Cruz se quedó viuda a los 33 años con sus cuatro hijos, Clara tenía solamente 8 años. Prudencio tenía dos hermanos: Antonio, que murió a los 48 años, y Mercedes Sarrate. La familia de los Sarrate había sido una importante saga de pasteleros.

Mari Cruz había aprendido todo sobre pastelería y con un carrito iba vendiendo por todo el pueblo. Cuando Clara salía de la escuela iba a vender. En invierno vendían castañas, además de piruletas y caramelos que hacían en casa. Los envolvía Clara con sus amigas y se quedaban con los sobrantes de caramelo al despegarlos del molde. También hacían tartas y bollos. En verano hacían helados, los hacían ellas, compraban el hielo y lo guardaban en un lugar fresco. Helados de nata, vainilla, fresa, chocolate… en corte o en cucurucho. Llevaban en el carro una especie de lechera de unos 20 litros donde guardaban los helados. La lechera la llevaban dentro de un tonel en el carro y ponían hielo picado entre el tonel y la lechera para conservar los helados. El hielo lo picaban ellas. Cuando había fútbol, Clara subía con otro carrito a vender al campo, mientras Mari Cruz se quedaba en la plaza de la Iglesia para vender a la gente que iba al cine Victoria o al Casino.

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Familia Sarrate Anoro

Además, para vivir recogían esparto, sobretodo su hermano mayor “Se hacía heridas en las manos con el esparto”. También recogían vid en la vendimia o almendras para casa Torres. Sus hermanos se hacían espadas de madera “Eran unos tiempos muy distintos, lo normal era llevar parches en la ropa”. Pero Mari Cruz, con tres varones, vio que sus hijos no tenían mucho futuro en Sariñena “No podían aprender ningún oficio en Sariñena”. Mari Cruz tenía a su hermana mayor y dos hermanos en Barcelona. El marido de su hermana tenía una empresa de transportes, así que los dos hermanos mayores marcharon a trabajar, primero como mozos de carga y descarga hasta que tuvieron la edad para sacarse el carnet de conducir. Mientras, el pequeño comenzó a trabajar en un taller como aprendiz de mecánico.

A Clara le encontraron trabajo en las oficinas de un laboratorio farmacéutico. Antes, Clara aprendió a escribir a máquina en Sariñena, pagando clases particulares a la profesora María. Clara era muy aplicada, incluso cosiendo le bordó el ajuar a la hija de María. En el laboratorio farmacéutico, Clara trabajó primero en el envasado de medicamentos hasta que quedó un puesto vacante en oficinas.

Mari Cruz encontró trabajo en una portería donde se alojó toda la familia. Tuvieron que dar una entrada para coger la portería. El trabajo era controlar la entrada y salida del edificio, además de su limpieza. Tenían dos habitaciones, en una dormían los hermanos y en la otra Mari Cruz y Clara. Estuvieron unos tres años y allí fue cuando compraron su primera televisión. Los hermanos cobraban las semanadas, cada semana les pagaban su trabajo “Todos aportábamos el sueldo y entre todos pudimos comprar un piso en la calle Provenza de Barcelona”.

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La familia continuó trabajando y ahorrando hasta que decidieron comprar un taxi. Los dos hermanos camioneros habían ido desarrollando  dolencias conduciendo el camión y decidieron cambiarlo por el taxi. Así, los dos hermanos se turnaron con el taxi y, si había una avería, el hermano mecánico la arreglaba. Con el tiempo, Mari Cruz decidió sacarse el carnet de taxista y comenzó a llevar el taxi cuando los hermanos regresaron a los camiones. Esta circunstancia comenzó a despertar interés y Mari Cruz fue considerada la primera mujer taxista de Barcelona, destacando en un mundo de hombres y apareciendo en programas de radio, radio nacional de España, y televisión.

La televisión, la cadena 2, se interesó por Mari cruz y la retrató en el programa “Retrat de dona”. “De alguna manera, lo hizo más por gusto que por necesidad”, apunta Clara. Por aquel entonces, Mari Cruz conoció a Julio Cesáreo Casabona y comenzó a tener una relación con él. Pronto  empezó la idea de volver a Sariñena y así fue, al final acabó casándose con Julio Cesáreo Casabona. Se casaron en Sariñena y la boda despertó el interés de una cadena de televisión que acudió, pues Mari Cruz había cogido cierta relevancia al haber sido la primera mujer taxista de Barcelona. Aunque siempre se ha considerado a Margarita López Grau como primera mujer taxista de Barcelona, este hecho posiblemente se debe a que Margarita fue la primera en obtener la titularidad de la licencia de su taxi barcelonés.

Clara se sacó el carnet cuando cumplió la mayoría de edad a los 21 años, tuvo que hacer el servicio social para podérselo sacar, la mujer no lo tenía fácil.

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Julio Cesáreo murió en Sariñena en 1994 a los 75 años de edad y Mari Cruz el 27 de mayo de 1997 a los 72 años de edad. Clara cambió de empresa y durante sus últimos cinco años, antes de jubilarse, montó su propio videoclub. Clara es testimonio vivo de la migración que marchó del pueblo a las ciudades abriéndose paso en tiempos difíciles. Al final, todos los hermanos acabaron comprándose su propio piso, entonces por medio de cooperativas. Los hermanos volvieron al mundo del transporte.

Historias de esfuerzo y trabajo, de salir adelante que recordamos con la responsabilidad de aprender para continuar construyendo nuestro presente, conscientes de nuestro pasado. Gracias a Clara por esta entrevista.