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Cosetas de Sena


En el municipio monegrino de Sena, en el marco del Museo de Oficios Antiguos de Monegros, un grupo de mujeres conversó y dialogó sobre las cosetas de antes, los recuerdos y vivencias que narran una forma de vida que queda en el pasado. Así, recogemos los testimonios de Pilar Royo Naya, nacida en Huesca en 1943, aunque ha vivido toda su vida en Sena; Paz Ferrer Uriol, nacida en Sena en 1943; Josefina Almerge Opi, nacida en Sena en 1953; Rocío Sanz Redrado, natural de Boquiñeni donde nació en 1970, desde 1990 vive en Sena; Nieves Hernández Laborda, natural de San Juan, desde 1990 vive en Sena y Pili Monter Ardanui, nacida en Sena en 1942.

Cuando Josefina llegó al mundo, en su Sena natal, “El médico estaba borracho”, pues era el médico de la localidad quien se encargaba de los partos. En Sena, durante muchos años, estuvo el doctor Ignacio. También las familiares y vecinas ayudaban en los partos, sobre todo preparando agua caliente. “Si bajaba puntiagudo es que iba a ser chico”, pues antes se prefería que fuese chico “Que hacía la casa grande”. Aunque tristemente había mucha mortalidad, enfermedades como el sarampión provocaban muertes prematuras, la vida era más frágil. Cuando alguien moría a corta edad las campanas tocaban las a mortijuelo.

A los recién nacidos se les bautizaba pronto, a los ocho días y durante el bautizo se tiraban peladillas. A las chicas se les hacía  pronto los agujeros en las orejas, a los pocos meses, con una aguja “y antes de los pendientes se ponía un hilo”. Se les daba galletas con leche, especialmente cuando no había mucha leche. Pronto se llevaban a las monjas, iban desde lo dos a los seis años y de los seis hasta los catorce años se iba a la escuela pública. Las clases eran separadas por sexos y también el patio de recreo. Las monjas hacían teatro, hasta los seis años lo hacían juntos y después separaban a chicos de chicas. En la escuela se aprendía geografía, matemáticas, ortografía, se hacían dictados y enseñaban religión. Por las tardes aprendían a coser, bordar, ganchillo, realizaban paños de costura, punto alado y escapulario. Las monjas cobraban por enseñar a coser. Paz fue a coser a casa del sastre. En la escuela daban leche en polvo y queso en lata (1956-1960). Las mujeres no salían a estudiar fuera, “al seminario de Huesca solo iban hombres”. 

También en la iglesia había separación por sexos “Los hombres a la izquierda y las mujeres a la derecha”. La ropa debía de ser muy correcta y había que ir con velo, chaqueta o manguitos cubriendo los brazos, falda larga y con medias. Por Sena, los curas de la diócesis de Lérida eran mucho más severos que los de Huesca. Todos los domingos tenían catequesis. Cuando se hacía cine, en la plaza, las películas se clasificaban por colores: “El blanco para todos los públicos, el azul a partir de los 12 años, el rosa desde los 21 años y el grama era peligrosa para todos”. 

En el río se bañaban con un viso, estaba muy mirado con quien iban las chicas. Al baile no les dejaban entrar hasta que no eran mozas, hasta los 14 años, normalmente iban en cuadrilla. Antes les tenía que llevar un chico, el novio o algún chico que les fuese a buscar. Incluso en la escuela castigaban a quienes habían ido al baile, doña Asunción les daba con una regleta.

A la plaza acudían de vez en cuando los Ongaros (Húngaros), “¡Qué han venido los Ongaros!” y los zagales y zagalas corrían a la plaza para ver el espectáculo donde hacían bailar a un pobre onso (oso).  

Se casaban pronto, a partir de los 24 años y como ajuar normalmente mantelería o sabanas. Después de la boda muchas marchaban pronto de viaje de novios, a las tres de la madrugada para ir a coger el tren al Tormillo o el coche a Barbastro o Lérida. Paz recuerda que cogió el tren en el Tormillo a Barcelona, llevaron dos pollos en segunda clase, como pago para alojarse en casa de unos familiares.

Se hacían la propia lana y tejían jerseys, toquetas y calcetines, se hilaba la lana y escorpinaba (desanchar la lana). Con cantaros, sobre la cabeza, iban a buscar agua a la acequia y la llevaban a las casas. No había agua corriente, ni mucho menos baños, así que las necesidades se hacían en el corral. El aseo personal se realizaba con palanganas “Poquer a poquer se iba dando uno agua por las partes del cuerpo”. La ropa se lavaba en la acequia y para blanquearla se calentaba agua con ceniza y se colaba, luego, aquella agua, se empleaba para lavar la ropa blanca. Para fregar el suelo de rodillas se utilizaba una almadeta para proteger las rodillas.

En Sena había buena huerta. Se hacía matacías, se hacían farinetas y se comían los lechacines. Para elaborar las farinetas primero se cernía el panizo. Pan con manteca y azúcar o pan con vino y azúcar, era la típica merienda, sobre todo después del recreo. Lo normal era tener en casa manteca de bochiga (vejiga de cerdo),  la bochiga se llenaba de manteca para almacenarla colgada en la cocina. Había estraperlo con la estación de ferrocarril del Tormillo, a donde se iba a vender trigo, cebada y harina. Además se hacía esparto y algo de sogueta, principalmente para su uso local. Hacer sogueta era cosa de hombres. La calderada, a base de patata, remolacha y todo lo que sobraba, se daba a los tocinos. 

Cuando celebraban los quintos había una semana de bailes, se ponían unas botas y pedían por el pueblo huevos con los que hacían farinosos o panetes de pan. Las puertas de las casas se ataban con fencejos para no dejar salir, era una trastada.

Para santa Agueda las mujeres sacaban a bailar a los chicos, ellas elegían. Se tocaba las campanas, se merendaba y en la plaza se hacía una rueda y se cantaba.

Algunas noches se espanotaba, de las panotas del panizo se separaba la cascarota para hacer colchones, también las cascarotas se daban como forraje a las vacas. A las fincas de Presiñena iban las chicas a plantar espárragos que acababan en la conservera de Sariñena.

Se amasaba en casa y se llevaba a cocer al horno. A servir marcharon muchas mujeres, sobre todo a Barcelona y también a Francia. En los cañizos secaban melocotones (orejones) e higos “¡Ay! que habrá tronada, a entrar los cañizos al cubierto”. Embotellaban tomates, para conserva y lo hacían en botellas porque no había botes. Comían cantillos de pan, que tostaban y daban con ajo y luego escaldaban con agua hirviendo. Muy parecido a las conocidas sopas de ajo.

El luto era muy riguroso, a Paz le duró siete años, no le dejaban ni comprar una aradio (radio). Las mujeres mayores llevaban el luto para siempre “Señal de luto-medio luto”.

La entrevista se realizó en Sena el 26 de abril del 2018. Gracias al Museo de Oficios de Monegros por abrirnos sus puertas a su maravillosa ventana al pasado, atesorando objetos que enseñan una forma de vida que hemos ido dejando atrás. Y gracias a Pilar, Paz, Josefina, Rocío, Nieves y Pili.

José Mª Paraled Basols


Entrevista a José Mª Paraled Basols por Teresa Coscolla Paraled,2º Bachillerato IES Gaspar Lax.

1. ¿Me puedes decir nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento, dónde vivía con su familia y cuál era el trabajo de sus padres?

José Mª Paraled Basols

En Sariñena el 22 Marzo 1937

Viví en Sariñena durante toda mi vida

Mi padre fue Abogado en la especialidad procurador y también se dedicó a la agricultura, mientras que mi madre se dedicaba a las labores de la casa.

2. ¿Tiene o tenía hermanos y hermanas? Cuántos-as.

Sí, tres hermanas y un hermano.

3. ¿Qué recuerdos tiene de su infancia? Puede decirme algo de juegos, trabajos en casa, la escuela, la vida en el pueblo y en el campo… cuando era niño.

Sobre todo la recuerdo en la escuela con los estudios, jugando a juegos de mesa como el billar, las cartas, futbolines, corridas de marros, canicas, el parchís,…Dependiendo de la edad.

4. ¿Había agua potable cuando era niño?¿Había luz?¿Tenían animales en casa?

Si.

Si.

En casa no, pero en el campo tenía una granja con cerdos, gallinas, conejos,.. y un ganado de ovejas.

5. ¿Qué hacía la juventud para divertirse?¿Cómo eran las fiestas, los bailes etc?

Ir de vez en cuando al cine, al baile, también nos encontrábamos en convivencias y tertulias, mi juventud fueron estudios y en invierno al cine,… en verano íbamos al río, además de la ayuda en casa y en el campo.

6. ¿Cuál era el trabajo de los jóvenes?

Sobre todo la agricultura y servicios como trabajar en el campo, talleres,…

7. ¿Qué recuerda del matrimonio?¿Cómo se celebran las bodas?¿Y el viaje de novios?

Las bodas se celebraba una liturgia con actos, llegaban los novios y los abarcaban con un velo, además del cambio de las arras, los curas se encontraban de espaldas al público, además de con muchos familiares, la ceremonia era en la iglesia con toda la ornamentación y mucha alegría, en las calles todos los que se acercaban participaban en la celebración.

Los viajes de novios eran a ciudades cercanas de Sariñena como por ejemplo Madrid, Barcelona, Zaragoza,… En mi caso fuimos con mi mujer a Santander, Madrid y Valencia.

Momentos agradables, al igual que momentos de tristeza, con altibajos económicos, enfermedades y problemas de convivencia. Fruto de mi matrimonio son tres hijos, dos hijas y un hijo, y actualmente también nueve nietos.

8. Dígame cómo era su casa, ¿Tenía hogar?

Mi casa era grande, preparada para la agricultura con bodegas, graneros y habitaciones con cocina, si también teníamos un hogar y a su lado una cadiera, también había mobiliario de la época, como sillas, camas de madera,….

9. ¿Cómo era su trabajo después de casarse?¿Tuvo hijos?

Mi trabajo fue agricultura y la colaboración de las entidades de un pueblo.

Sí, dos hijas y un hijo.

10. ¿Cómo era el cuidado de los hijos?¿Cómo se entretenían?

De pequeños fueron atendidos hasta que llegaron a la temprana edad de los estudios dependiendo de la edad y llevándolos hasta el máximo de sus estudios como primaria, secundaria, bachiller y universidades.

11. Al hacerse mayor ¿En que ha cambiado la vida en el pueblo?

Una evolución muy grande, tanto en la mecanización de la agricultura, como en el avance de las relaciones, servicios, así como la tecnología en todos los aspectos.

12. Recuerda algún dicho o refrán.

Marzo ventoso y abril lluvioso sacan un Mayo florido y hermoso , era un refrán muy típico en la agricultura.

13. ¿Ha cambiado la mentalidad de la gente?¿Y la suya?

Mucho, mi mentalidad también ha evolucionado respecto a la forma de ver las cosas, como por ejemplo en que las personas somos mucho más tolerantes de lo que pensamos.

14. Dígame si recuerda algún remedio casero.

Mi madre tenía algunos remedios para los catarros:

– Se introducía en la garganta yodo con algodón sujeto con una pinza para frotar por la garganta y por fuera se aplica cataplasmas.

– Mi madre aprendió de Don Nicolás las ventosas que se trataba en: con una moneda y algodón se prendía fuego en la espalda y se tapaba con un vaso mientras que absorbía el catarro, depende de lo fuerte que fuera el catarro se ponía la piel de un color o de otro.

Así como las hierbas para tomar como manzanillas, tomillo,… Que las llegaban a recomendar los médicos.

15. ¿Qué creencias había?

La que hemos conocido tanto yo como mis hermanos e hijos ha sido siempre la creencia católica, la incorporación de otras religiones han sido posteriormente, al abrirse la emigración debido a que cada persona trae su cultura al país emigrado.

Antonio y Josefa Bosque Barrieras


Entrevista a los hermanos de mi abuelo. Por Laura Lalana Bosque 2º Bachillerato IES Gaspar Lax

1.- ¿Me pueden decir el nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento, dónde vivían con sus familias y cuál era el trabajo de sus padres?

Antonio: Yo soy Antonio Bosque Barrieras, nací el 20 de febrero de 1.931 en Sariñena, y he vivido siempre ahí. El trabajo era ir a trabajar al campo, y ya. Se iba al campo con las mulas, pero mi madre se quedaba en casa.

Josefa: Yo soy Josefa Bosque Barrieras. Nací el 22 de abril de 1.923 en Sariñena y también he vivido siempre aquí. El trabajo era también ir a labrar al campo con las mulas.

2.- ¿Tienen o tenían hermanos o hermanas? ¿Cuántos?

Antonio: Nosotros somos hermanos. Éramos tres chicos y tres chicas.

Josefa: Y uno que se murió.

Antonio: Bueno, se murió uno de muy pequeñer en la guerra.

Josefa: No, yo digo una chica que a los cinco años se murió, porque entonces los críos se morían.

Antonio: Sí, en total siete, pero sólo vivieron seis.

3.- ¿Qué recuerdos tienen de su infancia?

Antonio: La cosa no estaba como ahora ni mucho menos, había pocos medios, no había de nada.

Josefa: Pasar hambre no, pero bueno, tampoco te ibas siempre a la cama con la tripa llena, te quiero decir. 

Antonio: Y que no había nada. La cocina con leña, ni teníamos nada, ni calefacción, ni baño…

Josefa: A la cuadra.

Antonio: Ah, sí, no he dormido yo poco con las mulas en la cuadra ahí…

Josefa: Sí, y dormir en la pajera, porque no había sitio arriba.

Puede decirme algo de juegos, trabajos en casa, la escuela, la vida en el pueblo y en el campo… cuando eran niños.

Josefa: Íbamos a jugar con los críos.

Antonio: Venías del campo y luego si te sobraba un rato de tiempo, jugábamos a la pelota con los críos. Te juntabas aquí (con) críos y las pelotas, entonces, hechas de trapo o de lo que había, que era nada.

Pero de muy joven ya, a trabajar al campo. A lo mejor de once u [sic] doce años ya a trabajar, y después ibas a la escuela si acaso poco, particular por la noche a lo mejor ibas, pero nada. Por eso lo poco que sabemos.

Josefa: Enseguida a picar con la jada.

Antonio: A picar, a hacer remolacha y cereales.

4.- ¿Había agua potable cuando eran niño? ¿Había luz?

Antonio: Yo me acuerdo de no ver agua potable en casa, de tener que coger los cántaros y  [sic] ir a la fuente a buscar agua.

Josefa: No había agua. Luz sí.

Antonio: ¿En la época de hace setenta años? Ni agua potable.

¿Tenían animales en casa?

Josefa: Burros.

Antonio: Mulas, cerdos y gallinas, conejos, de todo eso.

Josefa: Nada, cuatro sólo, no más había.

Antonio: Mi madre sí criaba muchos animales, ¿eh? Todos los años, un par de cerdos y gallinas. Teníamos las mulas, y criábamos animales, gallinas, el cerdo, que lo matábamos para casa…

5.- ¿Qué hacía la juventud para divertirse?

Josefa: Nada.

Antonio: Pues mira, te digo, ¿Qué ibas a hacer? Jugabas aquí, a correr, a jugar a marro que le [sic] llamábamos, a encorrerte (localismo de Aragón, correr detrás de alguien) por ahí. A lo mejor, uno la paraba, así, ¿sabes? (escenifica la acción). Y a brincar, a brincar uno encima del otro. Al churro le [sic] llamábamos. El churro, media manga y manga entera. Y como estaba uno así (escenifica la acción), así te lo adivinaba. El que estaba abajo lo tenía que adivinar.

¿Cómo eran las fiestas, los bailes, etc.?

Antonio: Aquí íbamos al baile, al casino, y tocaban cinco o seis: los Lobateras, Jorge Casasnovas…

Josefa: Pero antes era en la plaza.

Antonio: Y tocaban [sic] la orquesta del pueblo cuando íbamos al casino, así ibas al casino a bailar.

Josefa: En la plaza lo hacían antes del casino.

Antonio: El casino es más viejo, y después vinieron [sic] el entoldao. Un entoldado, ¿sabes? Que lo ponían en la plaza.

Josefa: Y bailaban allí también.

Antonio: Y después al casino. Pa fiestas sólo.

Josefa: Hombre, aquí en Sariñena en el casino todo el año, ¿eh?

Antonio: En el casino, tol año había, sí.

Antonio: Eran normal (es), eran las fiestas. Ibas a las fiestas y [sic] ibas al baile, claro. Lo que pasa es que las cosas de repostería, que ahora no te falta [sic] en todo el año en casa, entonces, pa Navidad y la fiesta, y no había más. Pa Navidad, empanadones y farinosos.

Josefa: Y frutas ni en comías, si no eran del campo.

Antonio: La fruta nosotros la teníamos abundante, de casa, claro. Las cosas de comer, de lamines (localismo de Aragón, golosinas), de lo que hay ahora, que no falta [sic] en todo el año magdalenas ni cosas de esas, entonces, nada más lo catabas pa las fiestas y pa Navidad.

Josefa: Y las hacíamos en casa.

6.- ¿Cuál era el trabajo de los jóvenes?

Antonio: Eso depende. El campo principalmente, pero otros serían mecánicos, y otros, lo que fuera.

Josefa: Poner herraduras en las patas en las mulas. Y a abrevar a los abrevadores [sic].

Antonio: El nuestro, el campo.

Josefa: Yo estaba en el horno.

Antonio: Y era panadera.

Josefa: Iba a repartir las levaduras pol pueblo, antes de amasar.

Antonio: Antes se iba [sic] a buscar las masas a casa.

Josefa: Y se cocían.

Antonio: Lo llevabas al horno y allí se cocían.

7.- ¿Qué recuerdan del matrimonio? ¿Cómo se celebraban las bodas? ¿Y el viaje de novios?

Antonio: Pues mira, a lo mejor se casaba un pariente y hacías un pequeño refresco en casa.

Josefa: En casa. Siempre en casa.

Antonio: Un pequeño refresco cuando salías de la boda.

Josefa: Refresco y comida se hacía.

Antonio: Pero más que nada eso era.

Josefa: Y cuatro. Ibas [sic] cuatro y nada, la comida que hacían por casa.

Antonio: En casa, y a lo mejor hacías…

Josefa: Algún caldo y cosas de esas, matar conejos.

Antonio: Mataban pollos y estábamos ocho…

Josefa: Pero en casa. Entonces, los restoranes no había pa ir.

Bueno, no había, no había… ¡no había perras pa ir (risas)! Yo aún fui a Zaragoza, pero fui porque me dieron la casa, que si no, no habría ido. A casa de mi tía. Allí fui yo. Dormíamos los novios con la prima, todos arriba en un cuarto. Fíjate, con los novios, y ahí estuvimos.

Antonio: Y tus abuelos a Madrid, a casa de la hermana de tu abuelo.

8.- Díganme cómo eran sus casas, ¿tenían hogar?

Los dos: Malas.

Josefa: Yo dormía en un cuarto en la casa de la abuela, que cuando caía la nieve la veía por el tejado. Es lo que era.

Antonio: Si estaba sin nada la habitación de abajo, estaba sin lavar el techo.

Josefa: Estaba sin lavar, y cuando nevaba, la nieve reprandaba [sic].

Antonio: Un hogar pa quemar leñas había. Si te mandaban, anda, ale a buscar leña, y la echabas en la cocina. Y a echar escobizos (localismo de Aragón, escoba corta, pequeña, y de ramas secas), aliagas…

Josefa: Lo que había.

Antonio: Ni cuartos de baño, ni aguas potables.

Josefa: A la cuadra, con las mulas, que no había váter. Y te picaban las gallinas, las muy malditas.

9.- ¿Cómo eran sus trabajos después de casarse?

Josefa: Después de casarme, yo ya nada… En casa con el crío.

¿Tuvieron hijos?

Antonio: No.

Josefa: Yo sí. Un hijo.

10.- ¿Cómo era el cuidado de los hijos?

Josefa: Pues mira, como se podía. Hacías todo lo que podías pero no se podían atender bien, porque no había nada. Se le daba todo lo que podías, yo eso era lo que hablaba con tu tío Antonio. Yo trabajaba en el horno y venía a almorzar a casa. Y mi madre me guardaba un plater de farinetas (localismo de Aragón, gachas). Y decía:

—Yo no quiero eso, mamá.

—Pues oye, no tengo otra cosa.

Y me daba una perrica pa comprarme chocolate de aquel del que me gustaba, y me lo comía mejor que las farinetas. Pero si no, farinetas. No había otra cosa.

Antonio: Cosas de comer, todo cosas de casa, prácticamente. Hombre, ahora…

Josefa: Aquello no era, y esto tampoco. Ahora es demasiado. ¿Por qué ande va a parar? Que hay mucho derroche ahora, más de cuatro en casa na más hacen que derrochar. Yo ahora he visto barras de pan tiradas en el contenedor.

Antonio: Yo tirar el pan si había perros y por ahí no me importaba, pero tirarlo por tirarlo siempre me ha causado rechazo.

Josefa: Siempre había uno que le daba para tener más perras… pero pa los demás, na más había calamidades.

Antonio: Y dormir amontonaos. Eran las casas pequeñas y caro.

Josefa: Vosotros, los hermanos, dormíais en la cuadra, en una pajera. Y nosotras a montón. Yo dormía con mi abuela, y a los pies me echaba a mi madre. Y la otra en la cabecera.

¿Cómo se entretenían?

Josefa: En la calle jugando, hija mía, a pegar patadas con una peloteta o a jugar a marro o… a eso, porque no había otra cosa, porque pa ir por ahí a los bares, no. A ningún sitio, porque no había pa pagar nada, ni pa pagar un vaso de agua había (ríe).

Antonio: Beh, ni había bares, había poca cosa. Tabernas le [sic] llamábamos, más que nada. Las que hubiera en aquella época, hace cincuenta u ochenta años, pues qué me sé yo.

Yo en Sariñena me acuerdo de ver un banco, ¿eh?, ¡un banco! (con ademán de sorpresa), ande está el Central Hispano (fusionado con el Banco Santander en 1.999), allí había el Banco de Aragón que le [sic] llamaban, con tres u [sic] cuatro empleados. Y sin más.

11.- Al hacerse mayores, ¿en qué ha cambiado la vida en el pueblo?

Josefa: Ahora mucho.

Antonio: La vida ha dado un cambiazo (con énfasis), del 500% o qué me sé yo de cuánto ha cambiao.

Josefa: Antes había ranas y bichos y ahora ya no se oyen. Antes estabas aquí al lado y oías cantar crac crac.

Antonio: Bueno, ahora eso ya ha desaparecido mucho.

Josefa: Y culebras, en venían por aquí por la calle abundantes.

Antonio: Hombre, y el campo no se puede comparar hoy el adelanto que hay. Entonces, todo a mano, a cortar alfal, que si corto con la galla…

Josefa: Y el sacarlo al cargadero, que no había pa llevarlo a ningún lao.

Antonio: Lo que te costaba entonces un día de trabajo muy grande, ahora diez minutos, caro.

Josefa: Ahora ya no nos hace falta de nada. Están mejor los pobres de ahora que los ricos de antes.

Antonio: El adelanto que hay hoy en todo comparao a entonces, pues entonces lo que digo yo. Entonces, ir a cortar cuatro espigas de alfal (fa), te matabas un día y ahora cuesta diez minutos.

Josefa: Y entonces a llevar la comida al campo que íbamos.

Antonio: Claro, estabas trabajando en el campo y ya no podías subir a comer. Y las mujeres siempre bajaban al campo a llevar la comida.

Josefa: Y yo también he ido. Na, cuatro judías.

Antonio: Sí, ya te digo que vosotras, aunque mi madre no. Pero anda que no bajaban pocas veces las que querían bajar… (ríe)

12.- ¿Recuerdan algún dicho o refrán?

Antonio: Pff, muchos. Ahora no sé.

Josefa: Ahora no se me viene ninguno a la mente.

13.- ¿Ha cambiado la mentalidad de la gente? ¿Y la suya?

Josefa: Pues mucho. Mucho ha cambiao.

Antonio: Pues no sé, pues entonces, qué te diré yo, mira, pues yo no sé. Entonces me parece que había más compañerismo.

Josefa: Más que ahora.

Antonio: Cuando matabas los tocinos (localismo de Aragón, cerdos), amigos y vecinos y por ahí, todos a hacer la cena.

Josefa: A hacer cena.

Antonio: De cuando hacían, que ahora eso ya no existe, caro.

Josefa: Ya hace años que no existe eso.

Antonio: Pues antes, cuando se mataba la matanza del cerdo, pos siempre se reunían las familias.

Josefa: Mariano —tu abuelo—, y por ahí, aquí en la calle los días de fiesta, como no iban a ningún lao, se compraban un litro de vino y ahí estaban toda la tarde.

Antonio: Ah claro, no había más.

Josefa: Un traguer, con la bota.

Antonio: Tres o cuatro viajes al sol con el pobre vino y a pasar allí la tarde.

Josefa: No había pa más.

Antonio: Pero chica, yo te diré que siempre he procurao hacer siempre lo mejor que he podido en todo. ¿Mentalidad? Pues mira, habrá de todo en la vida, pero, hay quien es muy familiar, y otros hagan menos caso de eso.

Ni le quitaré ideas a nadie ni le impondré, cada uno… Que aunque nos enseñen buenas ideas, siempre habrá gente mala pa todo.

Josefa: Con un tío nos dejemos [sic] de hablar también cuando yo era una crieta, que entonces se hablaba por las herencias, que no había ninguna (ríe).

Antonio: O sea, dice que el tío fue el heredero de la casa y te quiero decir… Se dejaron de hablar por la herencia.

Y al otro tío no sé también qué le dejarían.

Josefa: Nada.

Antonio: ¿Y sabes qué le dejaron a mi madre en casa de ella? Doscientas pesetas (ríe).

14.- Díganme si recuerdan algún remedio casero.

Josefa: Qué me sé yo. Té purgante y por ahí tomábamos.

Antonio: Té purgante.

Josefa: Pa la tripa, y si no, agua caliente y por ahí te apañaban pal resfriao.

Y aspirinas, que ahora aspirinas ya no dan.

Antonio: La aspirina tiene que ser muy vieja.

Josefa: De críos ya tomábamos.

Antonio: Cuando hacía frío, pa calentar la cama, la calentaban con un plato de brasa.

Josefa: O con bolsas de agua.

Antonio: Las bolsas de agua ya vinieron después. Bueno, igual ya habría, aunque no lo hubiera en todas casas.

Josefa: Una botella de agua caliente ponían y la cesta con la brasa pa calentar.

Antonio: No dormíamos poco bien en la cuadra, bien caliente, con las mulas, y ahí te levantabas por la noche porque algunas veces te se [sic] cagaban. Teníamos una yegua, la mala aquella, alguna vez te se [sic] cagaba encima.

Y cuando íbamos al monte también, mira, pues a dormir allí, en la paja y las ratas porencima. No me han pasao pocas por encima de ratas… (ríe) cuando ibas al monte a labrar, a sembrar o a lo que sea.

Josefa: Aquí no tenías ni un día pa ir a comprar, y comías lo que tenías en casa.

Antonio: Lo que pasa es que se hacía mucho de casa. Nueces se cogían… bueno (con énfasis), de cinco o seis nogueras. Higos, un saco en secábamos. Pero mírate, y ahora tan contaminao que está todo… 

Josefa: Ahí en la ventana esa (la señala), ahí se ponían de moscas… Negro de moscas, estaban encima (de) los higos. Pues te los comías igual y no te morías. Y ahora tan delicaos que somos todos…

15.- ¿Qué creencias había?

Josefa: Pues sí, se creía. Yo siempre tengo las cosetas que te dan de la Virgen, de Dios y por ahí; así como otros lo tiran, yo siempre lo he tenido. Yo creo que algo tiene que haber.

Antonio: Hombre, pues creencias, cree uno, mira, unos creen más y otros dicen: «Pues bueno».

Josefa: Antes sí, ahora no. Ahora no cree en nada nadie ni nada.

Antonio: La cosa esta de curas a mí igual me da.

Josefa: Antes ocurría que cuando uno tenía una amargura, que le pasaba algo, se ponía el hábito de la Virgen del Pilar, el vestido morao, y lo llevaba (de) continuo un año, medio año o como fuera. Pero ahora no hacen caso ya de nada de cosas de esas.

Mi cuñada llevó más de un año el hábito de la Virgen del Pilar.

Antonio: Pues hombre, pues antes la gente… pfff. En la iglesia de Sariñena, cuarenta no se ven, claro…

Josefa: Pero ahora no, no creen en nada nadie.

Antonio: Ahora la gente pasa más.

Josefa: Oye, que yo sí, yo digo que algo tiene que ver.

Antonio: Pasa más de las cosas. Pues yo, pa decir a misa de propio (localismo de Aragón, a propósito), poco he ido, o sea que yo, ni creo ni dejo de creer.

Josefa: A entierros y por ahí hemos ido (de) continuo. Si es pa San Blas y por ahí, siempre hemos ido también. También tenemos la fe esa de comer algo pa san Blas. Y el año pasao también pa tú [sic] te llevemos [sic], pa todos, una bolseta de tortetas o no sé qué era.

Antonio: Este año me parece que no habrá san Blas…

La vida de mi abuela Mª Jesús


 

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           Mª Jesús Sancho Domene                              

Por Carla Palau Sodric. Tercero de la ESO A. IES Gaspar Lax.

Mª Jesús Sancho Domene, nació el 24 de febrero de 1948 en Castelserás (Teruel). Su madre se llamaba Carmen y su padre José María. Su madre era ama de casa y ayudaba a su marido en el campo y su padre era agricultor. Mª Jesús tiene un hermano (José Luis) y una hermana (Antonia).

Estudió primaria hasta los catorce años y por las tardes hacía labores como coser, bordar… Cuando salían de la escuela jugaban a muchos juegos, al corro de la patata, a tirar la pelota que consistía en tirarla al aire y todos se iban corriendo para que no le pegara a nadie, si decían su nombre y le golpeaban con la pelota, morían. También  jugaban a las agujetas, a los cartonetes y con juguetes (muñecas, juegos de madera,…)

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En verano, como no había piscinas, iban al río a bañarse y allí se juntaban todas las amigas. Cuando el pueblo compró la primera televisión, la pusieron en casa del cura y todos se  juntaban allí para verla. A los catorce años comenzó a trabajar y hacían rulé a los pañuelos, que consistía en hacerles el borde a mano, cosió hasta los 16 años. En el pueblo había un centro de jóvenes donde se reunían y además había cine todos los fines de semana.

En Alcañiz, abrieron una conservera muy grande de mermeladas, fruta en conserva…y empezó a trabajar allí durante 2 años, hasta los 18 años que se fue a Zaragoza para aprender a hacer jerséis con máquina de tejer. Se compró una de esas máquinas y estuvo trabajando hasta los 30 años.

Durante ese tiempo se casó, el 5 de abril de 1975, con Rafael y tuvieron 3 hijos, Esther, Mª José y Nacho. Se casaron en Castelserás, su marido también era del mismo pueblo y lo celebraron en un restaurante en Alcañiz. De luna de miel se fueron a las Islas Canarias, visitaron Tenerife y Las Palmas.

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A los 38 años, se fue a estudiar estética a Zaragoza y a los 42 años estudió peluquería porque en el pueblo habían cerrado la única que había y abrió una. Se hicieron una casa y cuando tiraron la vieja, encontraron una bomba de la Guerra Civil que tuvo que venir a buscarla la guardia civil.

Cuando sus hijos eran pequeños iban de vacaciones a un camping con los amigos, que tenían hijos de edades parecidas y se lo pasaban genial, les encantaba ir. La primera vez que montaron la tienda de campaña se fueron a un pantano a estrenarla y justo esa noche subió el agua y se les mojó todo, porque estaban durmiendo y no se dieron cuenta. En otro camping, les picaron un montón de mosquitos a sus hijas y parecía que tenían una enfermedad de tantas picaduras.

Cuando cumplieron los 25 años de casados se fueron a Tierra Santa, fue un viaje que les pareció impresionante. A partir de entonces no han dejado de viajar a muchos lugares, como Budapest, Praga, Noruega, Rusia, Marruecos, Suecia, Portugal,…

Tradiciones

El día de todos los santos iban a rezar a casa de una tía y allí se rezaba el rosario y luego hacían una merienda, se contaban cuentos, chistes y se los pasaban muy bien.

Era tradicional hacer hogueras la víspera del Pilar.

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Las fiestas patronales de Castelserás son en invierno, en honor a San Sebastián, el 20 de enero y se hace una hoguera monumental  que es de interés turístico regional y las fiestas de verano son en el mes de agosto. Antiguamente las fiestas de verano eran por barrios y después dejaron solo unas para todo el pueblo.

Otra fiesta muy importante en el pueblo es el día de la ermita de Santa Bárbara, que se celebra en la segunda Pascua y se hace una romería a la ermita. Se dice que Santa Bárbara nos protege de rayos y tempestades.

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Refrán:

‘En Castelserás, es cierto, que de rayo nadie ha muerto’.

Palabras típicas que se usan en Castelserás:

Laco: bache en la carretera.

Solitre: cuando hace mucho sol.

Presco: melocotón.

Alberge: albaricoque.

Amerar: mojar

Felumbre: mal olor.

Evolución

Mª Jesús cuenta que desde que nació hasta ahora ha vivido muchos cambios.

Cuando era pequeña no tenían agua corriente en casa y tenían que ir a buscarla a la fuente, y lavaban y fregaban en la acequia, llevaban la ropa en cestos (galletas) en la cabeza y los cántaros también en la cabeza.

Al  principio cocinaban con un hornillo de petróleo, después con una cocina económica o de leña y bastante después llegó el butano. Pasaron bastantes años hasta que tuvieron vitrocerámica.

Los trabajos del campo se hacían todos a mano y con caballerías y ahora se hacen con menos esfuerzo, ya que utilizan mucha maquinaria.

Cuando era pequeña no tenían ni televisión ni teléfono en casa y ahora tienen móvil , ordenador, varias televisiones….

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Carla Palau Sodric.

Tercero de la ESO A.

Martín Blecua Vitales


Un enamorado de su pueblo, de sus tradiciones, de su gente y su familia. Un amante del dance de Sariñena, un apasionado del dance aragonés, de sabiduría y conversación excepcional. Un gaitero accidental del que afortunadamente tenemos el placer, el orgullo y la suerte de disfrutar. Junto a Pedro Mir Tierz recuperaron la gaita de boto aragonesa y hoy en día responden a leyendas vivas del dance aragonés. La cultura popular aragonesa les debe mucho y danzar debe de ser su mayor expresión.

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Fiestas de Sariñena 1998. Fotografía Mario Gros. 

Martín Blecua Vitales nació en Sariñena en 1955 y tanto él, como su hermano Luis, vivieron desde muy pequeños el dance de Sariñena. Su madre regentó durante años la tienda de ultramarinos Pilar Vitales, viuda de Blecua, hasta que falleció en 1987, la tienda continuó abierta hasta 1992. Cerca se encontraba la casa de Antonio Susin, antiguo mayoral del dance de Sariñena, y la casa de Vicente Capitán, excepcional gaitero también del dance de Sariñena. Desde casa Martín escuchaban a Vicente Capitán cuando en mayo comenzaba a tocar para empezar la temporada de dances: Vicente colgaba la gaita cerca del hogar, para que la pez del boto no se le pegase. Pero sin duda, fue Susín quién influyó totalmente en los hermanos Blecua, a quienes transmitió su inmenso saber sobre el dance, convirtiéndose ellos mismos en parte fundamental del resurgir del dance.

1999_08_08 Sariñena 4Los hermanos Blecua pasaban mucho tiempo en la casa de Teodora Palacio, madre de Antonio Susín. Escuchaban de Susín historias sobre el dance, canciones, cuentos, trovas, motadas, dichos, pastoradas… Antonio Susín era pintor blanqueador, mientras preparaba la cal le tarareaba la música de las mudanzas  y Martín, con los mangos de las brochas, danzaba golpeando la pared. Así, Martín se impregnó del dance, de sus entresijos, historia, y esencia. Los palos eran de carrasca y algunos se hacían con los radios de las ruedas de los carros o galeras.

El dance es el alma de las fiestas y es gracias a su gente, todos han dejado su impronta, mayorales, danzantes, generales, diablos, rabadanes, gaiteros…, todos dejaron algo de sí.

Martín Blecua Vitales

Ecos del diario del Altoaragón 

Con diez años, Martín comenzó a danzar con el dance de Sariñena, debutó en Zaragoza en 1965. Al año siguiente danzó en el teatro Olimpia de Huesca, cuando Sariñena ganó el primer premio de grupos de dance: Entonces estaba ya Juan Mir como gaitero. Como todo danzante joven comenzó como volante, para pasar a ser danzante adulto en 1967, debutó en una actuación en la Alfajeria de Zaragoza. Luego, después de su hermano Luis, ejerció de rebadan hasta 1976 (1975), último año del gaitero Juan Mir.

Martín es “manos a la obra”.  Le tocó danzar y danzó. Si hubo de tocar, aprendió,  tocó y es el “gaitero de Sariñena” (que ya es decir). Midió, probó y construyó cuando la gaita estaba en peligro. Transmite su sabiduría sin guardarse nada. Generosamente. Mirando de frente. Con honesta humildad. Sin perder el tiempo. Como siempre.

Mario Gros Herrero

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Mariano Pascual, Pedro Mir, Juan Mir, Martín Blecua, Mario Gros y Mariano Labat. 

Tras Juan Mir el dance de Sariñena se quedó sin gaitero, tuvieron que ir a Zaragoza y comprar tres gaitas gallegas. Susín trató de enseñar a tocar la gaita en el piso de arriba del ayuntamiento, sabía tocar algo el clarín, aunque no tenía mucha movilidad en la mano derecha debido a un accidente que sufrió en Barcelona. Martín no se unió al grupo de futuros gaiteros, pero un día volviendo a casa pasó por la plaza del ayuntamiento, escuchó la gaita y subió a alcahuetear. Sería sobre febrero o marzo de 1976, Susín le dio un clarín y le dijo: Eh!! Qué tú te lo manejas. A Martín la mecanografía le ayudó mucho, enseguida  destacó y Susín le dijo: Mañana ven a casa. Al ver la marcha que llevaba, Susín dejó de enseñar a los demás y trabajó y pulió mucho a Martín. En mayo del mismo año ya salió con el dance para la festividad de san Isidro, en romería a la ermita de Santiago honrando a la Virgen de las Fuentes. Aunque ese año fue llamado a filas y no pudo debutar en las fiestas patronales en honor a san Antolín. Como gaiteros, aquellas fiestas ejercieron Calvete, Luis y Domingo Lana. Desde entonces, Martín nunca ha faltado con su firme compromiso con el dance.

El sonido de la gaita es un sonido ancestral, festivo y alegre. Sí, tiene algo de sensual. Vas abrazado a ella y no puedes ser brusco, has de tocarla casi acariciándola, suena mejor.

Martín Blecua Vitales

Ecos del diario del Altoaragón

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Gaita de boto aragonesa «La Famosa». Foto Mario Gros.

Es en mayo de 1980 cuando Martín Blecua, junto a Pedro Mir Tierz, escriben una de las páginas más importantes de la gaita de boto aragonesa: su recuperación. Tras mucho trabajo y esfuerzo y ante el asombro de todos los asistentes al concurso de dance de la Asociación Artística Aragonesa, celebrado en la capital aragonesa, la gaita de boto aragonesa volvió a sonar, a resurgir. Fue con La Famosa, la primera gaita de boto aragonesa reconstruida tras su desaparición.

 

Lo más difícil es ser gaitero del dance, el gaitero ha de hacer bailar al dance.

 Martín Blecua Vitales

Además del dance de Sariñena, Martín ejerce de gaitero de los dances de Castejón de Monegros desde 1984 y de Pallaruelo de Monegros y Valfarta desde 1983. Martín ha construido gaitas, principalmente para amistades y algún compromiso, las hace por placer desde 1989, cuando el tiempo se lo permite. Para la recuperación de la gaita fue fundamental el botero de Sariñena, a la hora de realizar el boto y el manejo de la pez. Tenían  nociones, muchas historias escuchadas entorno a la fabricación de gaitas, aunque hubo muchos retos que superar: la afinación del clarín, el curtido de la piel de culebra, la fabricación de las cañas…, el proceso fue un aprendizaje. Susín le explicó más de una vez a Martín como se elaboraban las cañas, a pesar que él no las sabía hacer. Los Malos, Padre y dos hijos gaiteros sariñenenses, fueron los últimos que hicieron cañas en Sariñena, fueron muy buenos gaiteros, recuerda Martín. Las cañas son diferentes y cada maestro artesano presenta sus matices, una caña de Martín es diferente a una caña de Pedro.

Cuando toco la gaita por mis venas corren recuerdos y sobre todo distintas emociones según el momento.

Martín Blecua Vitales

Ecos del diario del Altoaragón

El trabajo de recuperación dio origen, en 1998, al libro: La gaita de boto aragonesa, una obra que ha garantizado la supervivencia de un instrumento imprescindible en la tradición musical aragonesa. En el año 2002 los Gaiteros de Tierra Plana les rindieron un sentido homenaje a Martín y a Pedro y en el 2015 en la IX Trobada de Gaita de boto aragonesa, jornadas organizadas por la Asoziazión Cultural Bente d’Abiento, homenajeó a Martín Blecua.

Martín, desde 1976 compartiendo un sueño, que gracias a su deseo de aprender, su honestidad y su valía, supo salir airoso de todos los que a su alrededor intentaban frenarlo movidos por la desconfianza y la cerrazón. Se abrió al mundo, a los desconocidos, formando una familia de amigos con los que el sueño se llegó a hacer realidad. Conoció nuevas tierras, su gaita sonó en Madrid, Francia, Suiza, Holanda…y en una amplia discografía. ¡Bravo Martín! eres un ejemplo!.

 Pedro Mir Tierz

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Luis Bajén, Pedro Mir, Luis y Martín Blecua. Foto: Mario Gros.

Goza de muy buenas amistades con otros gaiteros y dances aragoneses. Ha acudido a diferentes encuentros de dances y de gaiteros y ha investigado el dance de Sariñena y el dance Aragonés, es una enciclopedia del dance y de la gaita de boto aragonesa. Estuvo presente en las grabaciones que el reputado musicólogo Arcadio Larrea realizó en 1980 en el casino de Sariñena, tanto en la sala de arcos como en la sala de baile. Además, Martín realizó numerosas grabaciones y recogió numerosas mudanzas y toques de gaita de diferentes dances monegrinos.

Martín, con un gran conocimiento del folclore y del saber popular sabe transmitir con pasión el amor al dance y a la gaita de boto. Me transmitió ese «veneno», me acogió, me guió y me  dio generosamente todos los conocimientos que pueda tener sobre la gaita y el dance. Cuando todos opinaban que no sería así, el me abrió las puertas del dance. Ahí comenzó una apasionada aventura que nos ha llevado a trabar amistades y experiencias que difícilmente hubiera podido vivir. ¡Gracias maestro!

Javier Espada

Martín es impronta viva del dance de Sariñena, quien acaricia la gaita en cada fiesta y con sus melodías llena las calles de alegría y felicidad, mudanzas con las que bailan los danzantes y nos hacen vibrar, latir, emocionar, recordar y sentir, un barullo de sensaciones que nos identifican con nuestras tradiciones y nuestra forma de ser, con nuestra pueblo. Que la tradición continúe, ¡Aprieta el codo gaitero y a danzar!.

Adiós Los Monegros, adiós


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Tierra muda y cortante que se desquebraja herida al sol. Tierra árida y seca que abre sus alas para huir y vagar del incandescente y abrasador sol. Tierra desnuda que trata de escapar del sol y buscar refugio en huidizas sombras. Tierra despejada donde siempre hay un abrigo bajo la sabina, cobijo que los hombres ya ni siquiera sabemos valorar. Los Monegros, secarrales de extensos estíos, de albardín, ontinas y sisallos, donde van mis amores, entre yermos y baldíos, entre balsas y cebadas.

También hay noches de cielos abiertos, tan oscuros que dejan entrever la luz, la luna, las infinitas estrellas y las purnas fugaces que surcan raudas y veloces el firmamento. Tremendamente ciegos quienes no saben contemplar la luz en la oscuridad. Tristemente ciegos quienes no saben contemplar la belleza de estos montes negros.

El cierzo, siempre tan presente azota esta tierra incansablemente, incesantemente, imparable. Escampa las boiras y nos descubre un cielo limpio y claro, de azules inmensos que inundan los amplios horizontes. Empenta la ciercera la tierra abrupta y quiebra la inexorable piel monegrina, constituyendo parte indisociable de su esencia, del paisaje y de sus gentes. También las boiras y los fríos, las rosadas y la niebla dorondonera, las heladas y gélidas ventoleras. La huidiza lluvia, la escasa y deseada lluvia se aguarda para que alivie tanta sed de tantos secanos que ansían respigar en la venidera primavera. Adiós a la boira juguetona entre sabinas y bienvenido de nuevo al sol, a su calor. Sol, a veces tan cercano y otras tan lejano.

Arena, margas y arcillas. Tierra de cielos celestes que se tiñen caprichosamente de tonos fuego, rojizos, anaranjados y morados intensos, puras creaciones artísticas que la madre naturaleza nos regala, de vez en cuando, en cada amanecer y cada atardecer. Un cuadro en movimiento de suntuosos trazos, de fantasía y armonía.

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El esparbero y el ratonero, la raposa y el tejón, el cucute, la golondrina, el abiarol, la cigüeña, la avutarda y el sisón. Fuina, fardacho, jabalí y salamanquesa. Los Monegros, has sido tierra de lobos y serás tierra de lobos. Y cantan las cardelinas y revolotean los gurriones. Tierra de aromas, sutil privilegio de esencias y fragancias. Entre tamarizeras y ginestras, carrascales y pinares, espartos y tremoncillos; florece el ababol, la aliaga y el romero.

Corretean fugitivas las capitanas, rodando libremente por güebras y rastrojos, acabando arremolinándose entre los margüines y ribazos de los campos y las calles de nuestros pueblos, deteniéndose en el tiempo. El polvo también se levanta recorriendo su propia tierra, erosionando y labrando el paisaje, también a la gente, con nuestros pliegues y arrugas, con nuestra memoria y con nuestros rostros. Bastos paramos de historias y leyendas, de forajidos bandoleros, del celebre y temible Cucaracha.

Llegan las tronadas con lluvias torrenciales a una tierra hermosa que anhela el agua. Se moldea la tierra para luego volver a desquebrajarse, retrocerse y lamentarse hasta que vuelve de nuevo el agua caprichosa a fluir en su presencia y en su ausencia. Atrevidos Alcanadre, Guatizalema e Isuela, sois vida.

Y el monte va quedando solitario, con sus casetas, masadas, malladas y aldeas, con sus pozos, balsas, balsetas y balsetes. Poquer a poquer la enrona acumula una forma de vida destruida que se desvanece. Ya no se juntan las familias alredol de los fogariles, las cadieras son de adorno, ya no hay tardes a la fresca con los vecinos, ni hay puertas abiertas, ni puertas vueltas, anchas o pataleras, ni hay historias que contar… Aquellas vidas arraigadas a la tierra, de cultura y tradiciones, de sabiduría popular, ya no se transmiten y no hay vuelta atrás. Lo aprendido durante miles de años lo desechamos, lo despreciamos, nos hemos vuelto ignorantes de nuestra propia esencia humana, de nuestra naturaleza.

Aguardan al fondo los Pirineos, lejanos al norte aparecen majestuosos como guardianes, centinelas, colosos olimpos que contemplan un Aragón inmenso. Ya no bajan rebaños de sus montañas ni suben de tierra plana, ni pastores ni repatanes, ya ni se sienten las esquillas ni los trucos. Trashumancia que unía y forjaba profundos vínculos, quedan caminos, cabañeras sin romances y sin canciones, sin jotas, sin palabras, ni versos. Pobres parideras y pastizales vacíos.

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Ni el jadón, ni la jada, ni el jadico han reblado en esta tierra dura y salvaje, miles de veces no han cejado ante el mallacán. Viejas almendreras, oliveras y viñas, raíces vivas que plantaron nuestros antepasados. Se han segado a hoz y dalla campos de doradas espigas de trigo y cebada. Pero el sudor ya no corre por las frentes de jornaleros y ahora llegan aguas lloradas, donde los ríos ya no unen sino separan. Tampoco las manos se agrietan arrancando el esparto, ni en la era trillando, ni abentando el trigo, ni yendo a carrear agua.

Desaparecen los gurriones, igual que las casas quedan desiertas. Pueblos de olvido y de futuro incierto. Y llegada la modernidad aún toca luchar por sobrevivir en esta tierra hermosa y salvaje de solitarios sasos, lomas, cerros, barrancos y estoicos torrollones. Un hogar y un paisaje, cuando, a veces, Los Monegros son simplemente un frágil susurro en la inmensidad.

Adiós Los Monegros, adiós.

Reflexiones de Domingo Lana Novellón


                       Aficionado al guiñote, butifarra, lectura, guitarra,  poesía  y ajedrez, Domingo pasa las primeras horas de la tarde en el casino practicando alguna de sus aficiones favoritas y después se acerca a conversar en las tertulias que se forman en el Centro Social. Por M. A. Corvinos Portella.

Domingo Lana

Domingo Lana Novellón

  -Allí quedamos en vernos para hablar de su vida y enseguida comienza  por el principio  haciéndome un resumen de sus datos familiares.

  Mi padre fue Manuel Lana Laín, mi madre era  Felisa Novellón Peralta de casa Codaneta y mis hermanas Felisa y Pilar. Nací el 4 de agosto de 1933 en el número 13 de la calle La  Rosa. Estoy casado con Nieves Lacuna Vicente de casa Marianeta a la que conocí cuando tenía 13 años  y aún iba a la escuela. Por lo tanto llevamos 59 años juntos y hasta el día de hoy hemos sido muy felices, por lo menos por mi parte (sonríe).  Hemos tenido dos hijos, Sergio y Blanca, de los que estamos muy orgullosos.  Nieves y yo hicimos  el viaje de novios en tren por Lérida y Barcelona hasta la Costa Brava donde vivía mi primo Pedro Novellón.

  Mi padre no me pegó nunca, ni siquiera me “carrañó”, siempre razonaba las cosas. Era muy casero y no le gustaba ir por las tascas.

  Mi madre fue muy trabajadora y regentaba una casa de comidas en la calle La Rosa. Era una gran cocinera y tenía mucha clientela, la recuerdo como una gran madre.

-Os dicen de casa “Codaneta”, ¿de dónde viene este apelativo?

  Mi abuelo se llamaba Pedro Novellón Codana y si a ese segundo apellido le añades el sufijo monegrino eta ( seguramente significará el hijo pequeño de casa Codana). Eso me parece lo más probable.

-Después de estas disquisiciones iniciales me cuenta sus vivencias en las escuelas  

nacionales y otros asuntos escolares.

   En cuanto a mí te diré que empecé a estudiar como todos en las nacionales, aunque luego mis primos, Casimiro Lana que era ingeniero químico de gran prestigio, profesor y político republicano  en Barcelona y Paco Lana médico en Zaragoza, le aconsejaron a mi padres que estudiara bachillerato. Mi padre aceptó de buena gana los consejos y se vendió una talega de judías para poder comprar los libros, luego me matriculó en la academia de don Valentín González en la calle Ugarte. También marchaba a pie  tres días  por semana al barrio de la Estación a estudiar con un cura vasco llamado don Pedro. Era muy culto, sabía tres idiomas y era una persona excelente. Debo decir que tanto el uno como el otro, al ver las dificultades económicas que padecíamos en casa, no quisieron cobrar a mi padres y yo correspondía aprovechando las clases.

  Recuerdo una anécdota que me sirvió de enseñanza para toda la vida… Debía tener 9 o10 años cuando ocurrió…, aquel día no me había podido aprender la lección de Geografía de Europa y, por supuesto, no me la sabía, llegué a clase y al comprobar don Pedro lo que pasaba,  me dijo una frase que me llegó al alma y que siempre he recordado:

-¡Parece mentira Domingo que sabiendo lo que le cuestas a tu padre no te sepas la lección!

  Aquella noche apenas dormí por la angustia que sentía debido el fallo cometido y también por las horas que estuve estudiando aquel tema. Han pasado muchos años y todavía soy capaz de recordar la anécdota y la lección.

Al día siguiente llegué a la Estación y le espeté entre eufórico y respetuoso:

-¡Ya me la sé!- y sin dar tiempo a otra cosa fui repitiendo sin pestañear aquellos países europeos y sus capitales que el día de antes se me habían atragantado.

 Al final, todo aquel año de esfuerzo y estudio  me sirvió  sólo para adquirir cultura puesto que llegó la hora de matricularme y no lo pudimos hacer porque no disponíamos del dinero suficiente.

  Me dio una gran rabia, me eché a llorar,  metí los libros en una caja que aún guardo y que ya no la he vuelto a abrir.

  Ahora puede parecer una tontería, pero mi primer viaje a Huesca quedó cancelado y no conocí la capital hasta que me sortearon para hacer la mili.

-Por supuesto que en su memoria aparecen nombres propios con sus pequeñas historias y de los que guarda certeros recuerdos estudiantiles.

  De los maestros de las nacionales tengo muy buen recuerdo de don Martín, un maestro que tenía una gran cultura y que también sabía enseñar. Era muy serio.

   Y otro que me viene a la memoria, eso sí, totalmente opuesto al anterior, era don Carlos Canela, un hombre muy elegante con cierto parecido a Xavier Cugat. Lo recuerdo con sombrero, traje marrón y dos maletas de cuero que utilizaba todos los lunes y viernes para ir o volver en tren a Almacellas  Allí tenía una fonda y  las maletas las llenaba de productos de primera necesidad como aceite, judías, garbanzos, etc.  No sé si esos productos les daba salida en su fonda o se dedicaba al estraperlo. Como viajaba en primera e iba tan arreglado nunca sospecharon de él.

  Muchos viernes don Carlos dejaba el trabajo a mi cargo y se marchaba picándose también las clases de los sábados. Yo hacía lo que podía, recuerdo que enseñé a multiplicar y dividir por dos cifras a José Antonio Gascón y a alguno más de la clase, también hacía los dictados. Recuerdo que una vez me lo dejó escrito en catalán y no entendía nada, menudo chasco.   Los lunes por la mañana volvía a suceder lo mismo porque el tren nunca llegaba a su hora.

  Era tan “pincho” que cuando nos daba trabajos manuales cortaba los cristales con el anillo, por lo que me figuro que la piedra debía ser un diamante.

-La posguerra fue una etapa muy difícil para casi todos, quizá más para los niños porque tenían que compaginar escuela y trabajos para la economía familiar.

   Yo nunca fui un crío, salía de la escuela y marchaba a trabajar al campo. Igual hacía sogueta que “aclarecía” remolacha o cualquier otra cosa de la huerta.

  A los once años tuve que dejar la escuela.

-Me explica qué es lo de aclarecer remolacha.

  Lo de aclarecer remolacha se hacía cuando, después de haber sembrado varias semillas en un mismo hoyo, al nacer estas, arrancabas las plantas menos fuertes y dejabas sólo una.

– Su padre Manuel Lana fue un referente para Domingo.

   Mi padre trabajó 19 años en la contrata de la RENFE para cargar o descargar el carbón de las máquinas de tren. No fue a la guerra, pero estuvo movilizado en ferrocarriles. Cuando iban a llegar los nacionales a Sariñena marchamos toda la familia en el tren hacia Cataluña.  Al llegar cerca de Suria  nos dirigieron hacia Barcelona. Allí el asunto pintaba muy mal y después de varios días el hambre empezó a hacer mella en mis  dos hermanas y en mí, por lo que mi padre pidió permiso para volver a Sariñena. Le advirtieron que no lo hiciera, más que nada por el parentesco con el político republicano Casimiro Lana, pero no hizo caso y volvimos. Al llegar al pueblo lo echaron de la RENFE y no tuvo más remedio que trabajar los huertos de los abuelos y el secano de Las Almunias. El primer año y  mientras crecía lo que habíamos sembrado y plantado las pasamos canutas. Mientras tanto yo iba aprendiendo el oficio de agricultor.

  Con el tiempo mi padre pasó a  trabajar en Regiones Devastadas “escachando” casas en ruinas o levantando el barrio nuevo de detrás del cuartel y yo me dediqué al campo.

-Me cuenta las faenas que hacían en el monte y una inquietante anécdota.

 Yo seguí de agricultor y compramos dos burros y dos machos para trabajar mejor el secano de Las Almunias. Recuerdo que con 14 años me quedé a dormir sólo en la paridera y en ese “bautismo iniciático” dormí poco,  sobre todo por el miedo que pasé sin luz, con el roer de las ratas y con las historias de maquis que aún se contaban  Lo que ocurrió nunca lo tuve muy claro puesto que o bien mi padre calculó mal el tiempo o me engañó. El caso es que me dijo que le esperara mientras él se iba a regar a los “Chamarcales” y ya no volvió a buscarme. De todas maneras antes no se tenían tantos miramientos con los críos.

  En el mes de febrero íbamos  a “romper” la tierra; en los meses de marzo y abril a “mantornarla”  y a “terciarla”; en verano a segar y en otoño a sembrar. Para no tener que perder el tiempo yendo y viniendo,  permanecíamos varias semanas en las Almunias. Vivíamos en la masada con lo más básico  hasta que terminábamos los trabajos, aunque los domingos los pasábamos en casa.

 Cuando íbamos en verano a segar o trillar primero ayudábamos a mi tío Juan y después él nos devolvía el favor.

 Estos trabajos los combinábamos  con los de las huertas. Los animales del corral los cuidaba mi madre.

-Como mi vocabulario agrario es muy limitado, me explica pacientemente el significado de esas palabras del campo.

   Romper la tierra era labrarla con una orientación específica, se hacía de Este a Oeste, o sea del lugar de la salida del Sol a su ocultación; mantornarla era hacer los surcos  de Norte a Sur y terciarla era hacer la tercera labor de labranza haciendo los surcos más abiertos. Estas técnicas, que ahora no se usan, mejoraban la tierra y las cosechas.

   Para hacer  rectos los surcos teníamos nuestro truco…, tomábamos un punto de referencia allá lejos en la sierra y mientras labrábamos no lo perdíamos de vista y nos salían bastante rectos.

-Las comidas en el monte no eran demasiado variadas, pero si energéticas.

   El menú del monte en los meses de invierno generalmente era “judías de careta” para almorzar, judías blancas para comer y sartenada de patatas para cenar. Los mayores bebían  vino y los demás agua del pozo artesiano que teníamos y que se surtía de algún manantial interno.

   En el hogar  siempre había un  puchero con judías enriquecido con “ensundia” y alguna otra cosa más. Aquel puchero estaba todo el día “enronado” con ceniza, .hirviendo poco a poco. Como no había madera echábamos en el hogar cualquier cosa que ardiese, generalmente “granza”, o sea la mezcla  de paja larga y gruesa, espigas y grano sin descascarillar que quedaba después de aventar .

  Teníamos en la masada, colgada del techo con una cuerda la “garrancha” que no era otra cosa que una cesta llena de alimentos. La cesta tenía por la parte superior un plato a modo de tapadera, estaba agujereado por el centro para que pasara la cuerda. Este artilugio hacía precipitarse al suelo a las ratas que se atrevían a bajar. En un rincón había una tinaja con tape llena de cebada para los machos y burros y en ella también guardábamos algunos alimentos. Cada noche nos levantábamos dos veces para dar  de comer a los bichos.

-Le pregunto por el pozo de donde bebían el agua.

  Mi tío Juan Lana tenía en el monte un pozo de “calera”. Este tipo de  pozo es distinto porque recoge superficialmente  las aguas de lluvia. Se lo había mandado hacer al “Can-Can”. El nuestro, como te he dicho era artesiano y se surtía de aguas subterráneas.

  Ahora ya no se pueden beber agua en el monte.

-Al final me habla de la mili y de la otra profesión que ha ejercido  durante tantos años y que le ha granjeado el cariño de muchas personas.

 Tuve suerte con la mili porque gracias al sorteo fui “excedente de cupo” y sólo hice tres meses de campamento en Arguís. Vivíamos en tiendas de campaña, hacíamos prácticas de tiro, caminatas e instrucción y nunca bajamos a Huesca. Soy de la quinta del 54-55 como Jorge Anoro, Jesús el “Roso”, Ullod, Joaquín Gilaberte, Luis Mairal, Antonio Mir, Antonio Maestro, Cucalón…

  Años más tarde, a mitad de los sesenta,  me hice profesor de autoescuela y durante más de cuarenta estuve enseñando a conducir a mucha gente de Sariñena y comarca. Ahora el negocio familiar  lo llevan mi hijo Sergio y mi nuera Sandra.

  Y para compaginar todas las tareas agrícolas con las estaciones compuso una larga poesía que me recita sin dudar, pero que no me deja publicarla, quizá más adelante…

  Por último no me queda más que darle las gracias por su amabilidad  y por  compartir con todos nosotros retazos de una vida preferentemente dedicada a su familia, a su autoescuela, al dance y a sus amigos.

A. Corvinos Portella

Nuestras Tradiciones


Nuestras Tradiciones

* Tronca de Navidad. Fuente: A.G.A.

En las memorias del historiador Antonio Beltrán alcontre un hecho que me llamo la atención: remeraba con añoranza la celebración, en casa de su agüela de Sariñena, de la tronca, toza o tizón de navidad.

Creía que por Monegros nunca había sido tradición, como las calabazas de “Halogüin” (típica americanada) que al final descubres que siempre han sido tradición en Aragón en la noche de las ánimas.

Alcagüetiando el “Estudio del léxico de la casa en Aragón, Navarra y Rioja de Rosa María Castañar Martín” alcontre diferentes denominaciones al tronco o tronca de navidad en Los Monegros, siendo “zueca pa la nochebuena” en Bujaraloz (zueca de zoca: tocón, tronca de árbol), “toza de navidad” en Pallaruelo de Monegros y “tizón de navidad” en Robres.

Asinas se puede dizir que la tronca de navidad es una tradición en Los Monegros, rito que consiste en poner en la nochegüena en el fogaril, o a un lau d´este, una toza bien grande, que s´ha guardau pa la ocasión. Los zagales y zagalas son los encargaus de dizir frases y de bendecir la toza, rujiandola con vino, en algunos lugares del altoaragón trastean la toza trucandolas con alguna vara, tizoneando pa que la toza de lamines y juguetes entre la humera y las purnas brincando.

En el estudio alcontramos tamién léxico relacionau con el hogar o fogaril, como  encendallo recopilau en Alberuela de Tubo y  Pallaruelo de Monegros. Como “llares” (cadena de hierro ande se cuelga la caldera) aparece “cremallos” en Alberuela de Tubo y Pallaruelo de Monegros y “calderizos” en Robres. Para “Trebedes” (Aro o triangulo de hierro con tres pies que sirve para poner al fuego sartenes) aparece “estruedes” en Pallaruelo de Monegros, “estruides” en leciñena y Bujaraloz, “estudies” en Leciñena y caballetes en Alberuela de Tubo. Para “parrilla” aparece el nombre de “esparrillas” en Robres y Bujaraloz. De “chimenea” alcontramos “chaminera” en Alberuela de Tubo y Robres, “chiminea» en Bujaraloz, Leciñena y Pallaruelo de Monegros. El “hollín” aparece “follín” como palabra de uso antiguo en Robres; “deshollinar” es “esfollinar” en Alberuela de Tubo, Leciñena, Pallaruelo de Monegros y Robres; y “deshollinador” es “esfollinador” en Alberuela de Tubo y Pallaruelo de Monegros (aunque en estos lugares no se conserva el nombre de follín para denominar el hollín).

Tamién n´hay otras palabras como astral, astraleta, tronzador, tizonear (remover los tizones del fuego), purnas…  palabras que, a pesar del tiempo, en nuestros días no suenan tan lejanas.

N´hay tradiciones que no s´han de olvidar, una es la del día de Santa Águeda,  ya lo escribió Manuel Antonio Corvinos en la revista ”Quio”, pues antes en esa fecha, las mujeres subían al campanario a tocar las campanas, aguardemos a que tornen a sentirse en nuestra villa. Una tradición que s´ha recuperau es la del “cabo d´año”, y aura cada navidad, el 30 de diciembre, los alumnos de la escuela de jotas recorren las calles de Sariñena pidiendo el cabo d´año:

– Siña. María: ¿Nos da Cabo d´año?

– Pasa, pasa… ¡Qué te cortaré un dedo

y te podré un paño!

Esa añoranza por las tradiciones s´alcuentra bien representau en la asociación monegrina “añoranza”, mejor no s´en puede dizir. Una sobre güena faina de recuperar carruajes y caballerías; por la caravana de mujeres y las caravanas bandoleras por ande antiguamente pasaba el bandido Cucaracha. Han recuperau los aperos de labranza, de la siega y la trilla; el trillo de rodetas o el de pedreña y s´han realizau preciosas exhibiciones de trilla. ¡A continar las fainas, qu´es güen camino!.

                                    *Recreación de la trilla, asociación añoranza.

Publicau en “ Os Monegros el 27 de diciembre del 2011.

– Enlaces relacionaus:

El dance de Sariñena


El dance de Sariñena

Celebración del Dance de Sariñena

 El Dance de Sariñena

    El dance es la expresión artística y cultural con más arraigo en la villa de sariñena, amás de ser un vehiculo de transmisión de la literatura popular, con los dichos tan relacionaus con lo más significativo que ha acontecido durante el año.S´ha declarau al Dance de Sariñena “Fiesta de Interés Turístico de Aragón”.

¡Felicidades Sariñenenses!

Nuestro patrimonio cultural s´alcuentra de noragüena.

    El dance es música y son bailes que acompañan diálogos. Las danzas se conocen por mudanzas que son bailes con palos o espada y broquel (Escudo pequeño) al sonido de la gaita de boto aragonesa. Se forman cuatro grupos de cuatro personas cuadros, más un quinto cuadro de volantes formau por zagales conenagüillas blancas, camisa blanca, portan una cinta roya en la cintura y dos bandas cruzadas de color azul claro. L´aspeuto de los danzantes de Sariñena se compone d´alpargatas abiertas, medias blancas con camadas de cascabeles en las pantorrillas, calzón corto y faja morada. La camisa es blanca y n´hay dos bandas cruzadas, la derecha verde y la izquierda roya, a redol del cuello una pañoleta (cachirulo) de color salmón.

     La pastorada es la representación de diálogos entre el pastor viejo mayoral o mairal y el joven repatán, contina con el recital de los dichos, sucesos narraus con tono socarrón y gracioso, y en ocasiones de forma criticona. Los moros y cristianos y la lucha entre el Ángel y el Demonio son expresiones artísticas propias del teatro, representan el duelo entre el bien y el mal.

     L´origen del dance paize que corresponde a un proceso de aglutinación de los diversos elementos que componen el danze, alcanzando su plenitud en los siglos XVI y XVII. Tamién s´ha de dizir que  las músicas conocidas son del  siglo XVIII. En la gran enciclopedia aragonesa s´alcuentra la referencia de la mudanza que se recita en Sariñena de “Baila la gitanilla delante del rey/ y la reina de celos la mandó prender” es de Pedro de Urdemalas (personaje de las leyendas medievales españolas) de Miguel de Cervantes.

     ¡Hagamos el tarirán y preta el codo gaitero!  El tarirán marca el inicio de las mudanzas, tos imos sentido la “mudanza del degollau”, la que siempre nos pone la piel de gallina y los pelos como escarpias, el mayoral es rodeau por los danzantes, que van colocando las espadas junto a su cuello, entre sus hombros,  formando la base ande s´han de subir los volantes que han d´ir bien agarraus de las manos, ande arriba en el centro, se situa el repatán, pa rematar la faina girando sobre si misma la torre.

    Tamién resulta característico el volteau de los volantes, los danzantes entrelanzan sus espadas, situaus en dos líneas cara a cara, ande saltan los volantes, agarraus a los pañuelos y son empujaus p´arriba por las espadas p´acabar los volantes realizando espectaculares volteretas en el aire.

     El dance es un ritual típico que cada 2 de Septiembre nos osequian pa San Antolín en la villa de Sariñena. ¡Viva San Antolín! ¡Viva San Antolino! ¡Viva el danze de Sariñena!.

En estás les quiero contar

a los danzantes del lugar

que la tradición contina

y a pesar de la faina

el gaitero ha de tocar,

pues s´ha de danzar

y fiesta s´ha de guardar.

 

Venga mayoral

que la rabosa

no s´en cuele en el corral

y qu´ese repatán

¡Qué mija causo te´n hace!

ya es bien espabilau

y más le baldría

ser güen guayatero.

 

Pa San Antolino

l´ulor albaca

los malacatones con vino

y los zagales y zagalas

bien mudaus pa la fiesta

que si no paize

que a la era imos d´ir a trillar.

 

¡Quios!

qu´el codete ya ha petau

y la fiesta ha comenzau

aprieta el codo gaitero

preta la gaita y no la coda

y hagamos el Tariran

y tos a danzar. 

 

Qué pasa con estos danzantes

que con las mozetas no quieren danzar

pues igual al estar al lau de l´ilesia

el mosen les ha de ver

y entre ellos danzando

s´encuentran bien apañaus,

 

A chuflar gaiteros

y a tocar el degollau

en la torre bien apretaus

menudas sudorinas

y cuidau con algún palo descontrolau.

 

Grazias danzantes

por siempre danzar

qu´en este pueblo por criticar

naide s´ha d´escapar

que pa lo dicho son los dichos

y que pa carnones

ya lo semos tos nusotros.

Publicau en “ Os Monegros el 9 de Noviembre del 2011.

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Dance de sariñena.

El aragonés, presencia y memoria III.

Dance de Sariñena


Dance de SariñenaExtractos del dance de Sariñena del dialogo entre el Mayoral y el Repatán recogidos por Ricardo del Arco y Garay, Notas de folklore Altoaragonés. Madrid 1943.

Mosén Jorge, Hay mozetas a millares.

– Mayoral

Ten cuidado, repatán

Que te voy a dar la vuelta;

Porque si a mi me dan cuenta,

Tu costillas pagarán.

– Repatán

Soy un joven repatán

De estos pulidos mancebos

Y usted siempre nos carraña

Sin razón ni fundamento.

– Repatán

¡Que cabra tan laminera!

En el cerrau de Lerín

Me radió las cereceras,

Por más que le tire o tocho

No dejo de hacer su idea.

– Mayoral

¡oye, oye repatán!

¿Dónde tienes el ganado?

– Repatán

¿Por dónde quiere que esté?

Por la huerta abandonado,

Comiéndose los tomates

Del cercau del Capistrano.

Ayer Sali de mi casa

Con mi lucido rebaño

Y no hallé quien me dijera:

“fogarte con uno trago”.

Y me subi a una repunta

Y allí me estiré la pata

Y les dije a los mis cans:

“Cuidarme bien la cornata”.

Y a usted, mi mayoral

¿cómo le ha ido astí por casa?

– Mayoral

A mí, muy bien, repatán;

Pero bien siento la sed

Que has pasau por esos llastas.

– Repatán (El sacristano, al ir a misa)

Que me paiz que en veinte meses

Ya me ha dejau bien mocado.

– Repatán

Desde mi pequeña infancia

Me he criau por estos campos.

También habra más de cien,

Y habra entendidos y sabios,

De sastres y zapateros

“que a todos se fan lo cargo,

Cuidándose de las faltas

Si alguno se esbarra un paso,…

– Repatán

Me dicen muchas presonas.

Le avisare pa el Corpus y la Ascensión.

Fui carretera alante.

Yo vivo en cualquiera casa.

– Mayoral

Para eso te doy tiempo

Hasta remates de Marzo.

Librar de las plagas del campo,

Que llenan de mal humor

A tos los agricultores.

Pa recordarle

Mientras haya patateras, no dejará de fumar.

En menos de quince días

S´en fumo medio fascal,

Y pa este ivierno que viene

Ya se ha llenado el pajar.

En cuanto pregona el agua

Se le ponen al redol, (Los zagales)

Y al compas de los palillos

Se bailan un pericón.

Que huelen a vinada

Y al público de alredol.

– Repatán

Al verlos

Me he figuraú si serián

Las furias del mismo infierno.

Cuando yo me escapaba corriendo

Las calzas se me caian

De los efectos del miedo.

– Turco

Toma y ve presto

¿oh mi alfangel, que buen prebo

Para cortar la cabeza

De esos cristianos soberbios!

– Cristiano (al moro)

Enfila la drecha espada

Acomparada a los bestias.

Que eso mengua mia fuerza.

* Francho Rodés en el libro “Bocabulario Monegrino” considera que se ha de interpretar como mengua a mía fuerza, respondiendo a la estructura aragonesa (Articulo + posesivo + sustantivo).

– Turco

Para pasar a degüello

– Angel al diablo

Tu fuiste quien a Jesús

Vendio con un traidor beso

Y lo entrego a los Judíos

Con trazado fingimiento.

– Repatán

En llegando el mes de agosto

Ya está la intranquilidad.

Iba a carriar con mi padre

Que l´en dejera unas cuantas.

Vocabulario:

Acomparada: Parecida, semejante.

Alredol: Alrededor.

Amás: Además.

Ampradas: Prestadas.

Astí: Adverbio ahí.

Cans: Perros.

Carriar: Acarrear.

Cercau: Zerrau: campo cercado.

Dejera: Del verbo dejar.

Desplumau: sin dinero.

Drecha: Derecho, derecha.

Esbarra: Del verbo Esbarrar, desviarse.

Fogarte con uno trago: Ahogarte con un trago.

Figuraú: Figurado.

Ivierno: Invierno.

L´en: Formula de combinación de pronombres de tercera persona en

aragonés.

Llasta: Terreno árido y seco.

Mosén: Sacerdote.

Mozetas: Chica joven.

O tocho: El palo, “o” artículo determinado “el”.

Pa: Preposición, para.

Paiz: Parece.

Parar cuenta: tener cuidado.

Presonas: Personas.

Qué buen prebo: Buen provecho.

Redol: Círculo.

Remates: finales, hasta finales de marzo (rematar: acabar la faena).

S´en fumo medio fascal: Se fumo medio fascal (Fascal: montón de

30 haces de mies).

Sacristano: Sacristán.

Se fan lo cargo: «Fer-se lo cargo», vigilar, observar con cautela.

Tos: todos.

Bibliografia

–         Francho Nagore Laín, articulo publicado en el programa de fiestas de Sariñena. El Aragonés en el dance de Sariñena.

–         Francho Rodés, Paquita maza y Gonzalo Gavín. Bocabulario Monegrino, Consello d´a fabla Aragonesa.

Publicau en Os Monegros el 10 de septiembre del 2010.

Enlaze relacionau: dance de Sena.

Zancarriana w