Indignau III

Indignau III

*Foto:Indignados Huesca de neofato.es.

Piensa, reflexiona e indígnate

En el diván del alquimista, la mezcla alcanza valores desconcertantes, pero absolutamente humanos;  la pócima, la búsqueda de la solución implacable contra la deshumanización, fluye en una combustión inicial con un destino impredecible. Posiblemente, o probablemente, pues desconozco la certeza de la más apropiada, la transmutación de ser maravillosa e increíble se sucede en el devaneo, en el precipicio, en el abismo de una sociedad adormecida. Evidentemente desde lo humano, desde el pensamiento, la reflexión y la indignación, otro mundo es posible.

La panacea universal aún se encuentra por descubrir, escondida tras la maldad de algunos seres, del egoísmo que profesan los poderes. Llaman utopía a una sociedad humana, a un mundo  justo y solidario, libre y en paz; y lo verdaderamente trágico es que nos tratan de convencer que ese mundo no puede existir.

«La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar».  Eduardo Galeano.

Nos abocan al camino de la indecencia, del individualismo que devora las aspiraciones para un mundo mejor, otro mundo posible, dado que perdemos nuestra condición de personas integrantes de un colectivo social  global,  tan solo somos meros individuos, peones y consumidores.

Pero claro, están las leyes del mercado, la economía y el capitalismo, el camino marcado, señalizado y sin permitir alternativa, despreciando a un mundo que agoniza, que llora por guerras, por pobreza, por hambre. Desigualdades que el inhumano invento del capitalismo no nos permite desterrarla del mundo. Guerras, con las armas que los inhumanos construyen y venden, es el mercado, es nuestro camino que permitimos, aunque algunos queremos desterrarlo del mundo, al igual que los poderosos quieren desterrar la utopía de otro mundo posible.

Nos negamos la existencia de un mundo mejor, pues claro, está la economía capitalista, y si no hacemos caso a los mercados, nuestro sistema se devalúa. Hay que continuar engranando el sistema de sueldos desorbitados de directivos de los bancos que han recibido cantidades ingentes de capital público, hemos de continuar alimentando la especulación del mercado, los grandes beneficios de las empresas, el aumento de la desprotección de los trabajadores, los desahucios, la corrupción política, los paraísos fiscales, las guerras, las desigualdades, el hambre, las miserias, la deshumanización por un falso progreso llamado capitalismo. Menos en educación, en sanidad, menos políticas sociales mientras el gasto militar se mantiene en la crisis, sin recortes, en unos 18 mil millones de euros.

«Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra. » Gabriel García Márquez.

La panacea universal aún se encuentra por construir, con los valores humanos por un mundo mejor. Por una erradicación de la pobreza y de las enfermedades, que por las veneradas leyes del mercado no permiten su fácil solución, dado que las empresas farmacéuticas no pueden perder sus ingresos, pero sí la sociedad esta dispuesta a dejar morir a millones de personas por enfermedades muy fácilmente curables. Pero claro, las patentes mandan que la economía capitalista…

Miles de personas se han juntado en las calles, en las plazas, en los lugares comunes del pueblo,  para hablar, para debatir, para buscar soluciones y dar propuestas. Cada vez se va buscando un mundo más justo porque este mundo cada día es más injusto, individual, insociable, insolidario y en definitiva puramente capitalista. Este mundo no es posible y otro se esta comenzando a construir.

Publicau en “ Os Monegros el 14 de septiembre del 2011.

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