Durante muchas añadas contemplar la ermita de Santiago era ver como el río Alcanadre iba erosionando la ripa ande s´alcuentra la ermita, muchos recordamos asomarnos por el lau d´atrás desde la ermita al río y sentir una angunia, un desasosiego a la estremecedora posibilidad de que se desplomase p´abajo, p´al río.
Al final, tras una legítima reivindicación, en 1999 se remató la faina de levantar un muro de contención y asina escampó el peligro d´estropicio de la ermita. Aura podemos ver firme nuestra querida ermita románica del siglo XII, fundada por el sariñenense San Eufrasio cerca del antiguo puente romano. Del puente solo quedan parciales sus pilonas y en una en hay dos güecos de dos antiguos hornos de cal. Sería majo ver arreglau las pilonas, incluso restaurarlas pa hacer una pasarela peatonal hacia la ermita.
La ermita fue un hospital de peregrinos pa los caminantes del ramal del camino de Santiago. Al lau de la ermita hay un barranco qu´ha quedau enronau, el barranco del Gallo.
Pero la güena faina realizada continó en adecentar la zona, s´ha recuperau la cruz gótica (magnifica obra del maestro-cantero D. Carlos Goñi) sobre un pairote (peirón). S´ha recuperau el esplendor de la ermita, las nuevas campanas y que aura s´en pueden bandiar, s´ha restaurau el tejau, el pozo de hielo… Poquer a poquer ha quedau un entorno de obligado paso para el turista y de digno uso, disfrute y orgullo para los Sariñenenses. Un trabajo meritorio de gran reconocimiento desarrollau por la “Asociación Amigos de la Ermita de Santiago”, un conjunto qu´hace un lugar especial a nuestra ermita de Santiago, a la que cada quince de mayo “San Isidro Labrador” subimos de romería con la Virgen de las Fuentes.
Pa San Isidro labrador
De romería imos d´ir
cada quince de mayo
por ande el puente viejo
al altero de la ripa del Alcanadre.
Se siente bandear las campanas
por San Isidro labrador
en la ermita de Santiago
ya suben los danzantes
y la virgen de las Fuentes
Los trautores suben los carros enramaus
se cantarán y bailarán las jotas
qu´es fiesta pa festejar,
queremos agua pa regar
y que aiga güena cosecha pa segar.
Majetas las carrozas
güenismas las migas y el vino
y mui güenas las lifaras
po´l la ribera del Alcanadre
po´l la badina Santiago u l´Hospital
en las masadas o casetas,
¡Viva la romería!
¡Viva nuestra ermita!
Publicau en “ Os Monegros el 26 de junio del 2012.
Romería a la ermita
No crean los lectores de EL DIARIO que me refiero á esa estela luminosa que el estío extiende por medio del cénit, formando un camino que han aplicado al Santo Batallador, no, el camino á que yo aludo es uno que se halla á la salida de este pueblo, en sentido contrario á la carretera de Fraga, pasado el puente de hierro, y que alzándose bajo la tranquila bóveda de un cielo azul, cogido á la falda del monte sobre la no menos tranquila corriente del Alcanadre, conduce á una ermita que tuvo vida en tiempos medioevales, una ermita que al marchar sus moradores y de la que no encuentro en archivo alguno la historia de su origen, quedó abandonada con lo que dentro contenía: un altar de gran mérito sobre el que pendía un lienzo hermoso con la imagen del patrón de España, que desapareció tal vez desesperado de no poder ostentar orgulloso sobre su brioso alazán la espada con que peleó en cientos de batallas contra aquella raza enemiga, acérrima de los hijos del Crucificado, que dejó solos, muy solos en aquel recinto, tos cadáveres que allí recibieron sepultura durante dos siglos, ascendientes de familias de esta población, las cuales se lamentaban de abandono tan incalificable, teniendo eco sus quejas en los actuales representantes de esta villa, que una vez más han sabido poner de relieve su espíritu levantado, su alteza de miras con el pensamiento de restauración de aquel santuario ruinoso y que, como á impulsos de una varita mágica, se han visto terminadas las obras que han dado por resultado un oratorio con la imagen en artístico busto de Santiago, digno de admiración, punto de piedad de los fieles que allí se dirijan en paseo vespertino, guía del caminante cuando el eco de la campana se dilate á lo lejos como voz de la fe y de la caridad, una limpia casita adherida al santuario que servirá de vivienda al guardián de la ermita, y lo más grande y sublime de todo un descanso eterno para aquellos restos que estuvieron fuera de sus sepulturas, sirviendo de juguete macabro á los chicos de la escuela.
Este es el camino, pues, que yo enramaría, y por el que marchaba ayer en las primeras horas de la mañana este vecindario todo y parte de los pueblos circunvecinos, invitados por nuestro Ayuntamiento para inaugurar las obras de restauración de la ermita de Santiago y pasar allí el día en romería alegre y bulliciosa.
No hay que decir que era imposible dar cabida en el santuario cuando se celebraba la fiesta religiosa á tanta concurrencia; tendría que ser un templo de amplitud respetable para ello: el ilustrado párroco tuvo que improvisar su sagrada cátedra en la puerta de la ermita, al objeto de que su elocuente oración pudiera ser oída- por los de dentro y fuera.
Terminada la fiesta religiosa cerca del mediodía, esa hora en que el sol lanzaba un calor achicharrante, haciendo aguzar el ingenio para resguardar se de sus rayos, unos á la sombra de los carros y, vehículos que habían transportado las despensas bien rellenas dé menudencias para el estómago y otros al amparo de las tapias del edificio ó al frescor de la orilla del río.
Por una Comisión de distinguidas clamas de esta población se distribuyó á los pobres una suculenta comida, de la que participó también todo el que quiso, y muchos debieron hacerle honor, porque nada sobró de cuatro fanegas de judías, cuatro arrobas de arroz, diez y ocho kilogramos de cerdo, diez docenas de chorizos y veinte arrobas de pan, todo esto bien condimentado en trece calderos, que daban, puestos al fuego y en una línea, una idea de las bodas de Camacho.
El Ayuntamiento y autoridades, con fraternizando con el pueblo, se hizo también servir al aire libre una bien aderezada y abundante comida, que consistió en paella á la valenciana, por lo del arroz, se entiende, que lo demás era bien aragonés: gallina con huevos abiertos (cada cosa con su cosa), ternasco asado, entremeses y entremeses varios postres, vinos de casa y de fuera, cafés, liqueurs; esto lo digo en francés porque era la lengua que ya empezaba á hablarse á aquella hora feliz por algunos, y cigarros de los que ahora se expenden en esta villa, debido al interés de este alcalde, que también es vocal del Sindicato de los grandes riegos.
¿Comensales? la autoridad local, clero parroquial y el Ayuntamiento re presentado por los concejales señores Basols, Pardo, Paraled, Calleu y Casabón, registrador de la Propiedad, juez y fiscal municipal con su ilustrado secretario, señores Gastan, Mirallas Los mozos, delegado fiscal nuestro distinguido amigo el joven abogado don Julián Muro Sevilla, que sirviéndole de tribuna la mesa que ocupó para comer, dirigió al pueblo sentida alocución ensalzando la obra del Ayuntamiento allí presente que ha sabido convivir con el deseo del pueblo, llevando á feliz término esa obra de enterrar á los muertos, que honra á Sariñena; sus frases elocuentes en las que pone de manifiesto el orgullo que sien te porque ha tenido la dicha de comer con el pueblo en hermosa fraternidad, arrancan atronadores aplausos que se confunden con entusiasta «Viva Sariñena», enérgico, emocionante, en el que va toda el alma de este pueblo noble y honrado que tiene puesta su con fianza en obras de redención, no ya como la que se inaugura, sino en aquellas colosales que la darán independencia y pan, y á eso tienden los que allí representan á estos vecinos unidos todos y mezclados todos en los mismos ideales al engrandecimiento de esta villa.
Después hicieron uso de la palabra los señores Panzano y Balsols (don Pedro), terminando su discurso lleno de sinceras promesas como vocal de los grandes riegos el uno, y como amante de la clase indigente á la que no faltará lo necesario á la vida mientras á su cargo tenga la representación que hoy ostenta, el otro, arrancando aplausos de la multitud que les desea larga vida para poder hacer que este pueblo ocupe en el mapa de España mayor punto de extensión que la que le corresponde.
Después de terminar la serie de discursos con los del señor párroco y el señor Paraled, se cantó en la ermita una salve regresando al pueblo en me dio de la mayor satisfacción por haber pasado un buen día y porque ya tiene este vecindario un punto admirable para celebrar estas expansiones del corazón, cuyo edificio estuvo abandonado tanto tiempo.
El corresponsal. Diario de Huesca 30 de mayo de 1912.


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