Archivo de la etiqueta: Yacimientos

Arqueología en Los Monegros, a través de Hugo Chautón Pérez.


Un mundo por explorar, un patrimonio que nos remonta a las antiguas civilizaciones que dejaron su impronta. Nos adentramos en el mundo de la arqueología en Los Monegros a través de Hugo Chautón Pérez, apasionado arqueólogo que nos descubre la riqueza que esconde Los Monegros, que no por ser desconocida, resulta fascinante y más importante de lo que creemos.

1 ¿QUIËN ES HUGO CHAUTÓN PÉREZ?.


Nací en Madrid en 1971 y vivo desde hace más de tres lustros en Zaragoza. Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia Antigua por la Universidad de Extremadura. He dedicado toda mi vida profesional e investigadora al estudio de nuestro pasado. Casado con Raquel, también arqueóloga y padre de dos hijos: Claudia y Darío, a los que trato de transmitir las maravillas que supone el estudio de nuestro pasado, con éxito relativo hasta la fecha.


Como también ocurre a muchos compañeros de vocación, mi pasión por la arqueología se remonta a mi infancia. Pasábamos los veranos en la casa familiar en San Vicente de Toranzo, un pueblecito en el Valle del Pas, en Cantabria, y a menudo hacíamos excursiones para ver las fantásticas manifestaciones rupestres paleolíticas de las cuevas del Monte Castillo, en Puente Viesgo. A pesar de los años transcurridos siempre he recordado con gran claridad aquellos momentos, así como la impresión que me causaba poder contemplar aquellas escenas de hace miles de años. Desde entonces me consta la intención vital de pasar mis días estudiando viejas culturas. Conocerlas a través de los objetos o restos materiales que emplearon facilita enormemente el viaje en el tiempo que la arqueología siempre propone.


De vuelta a la actualidad, desde hace un lustro trabajo en la empresa Athmos Sostenibilidad, de Zaragoza, realizando estudios sobre proyectos de infraestructuras para garantizar la conservación del Patrimonio Cultural. Con un mismo objetivo conservacionista pero hacia el medioambiente en esta ocasión, colaboro con colegas que se encargan con el máximo empeño de que el desarrollo industrial y económico aragonés no suponga un deterioro para nuestro hábitat.


También formo parte de la junta directiva de Ilustre Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras de Aragón, la institución que agrupa a los profesionales de la arqueología y se ocupa de garantizar sus derechos profesionales.


2 LOS YACIMIENTOS EN LOS MONEGROS, DE LOS MÁS ANTIGUOS A LOS MÁS RECIENTES, SU IMPORTANCIA. ARQUEOLOGÍA EN LOS MONEGROS.


La comarca de los Monegros conserva una riqueza arqueológica inusual y poco frecuente en otras regiones. En la carta arqueológica de Aragón hay unos 13.000 yacimientos, y de ellos 721 se encuentran en Los Monegros, contando con todo el abanico cronológico desde la Prehistoria hasta llegar a la Guerra Civil española.


En el plano académico, en los últimos años me he posicionado entre la Prehistoria Reciente y la Protohistoria y he dedicado gran parte de mi esfuerzo a la investigación de la Cultura de los Campos de Urnas. Se trata de un periodo de transición que aun mantiene un buen número de incógnitas por descubrir, hecho que sin duda lo hace aun más atractivo. En los Monegros contamos con ejemplos únicos de esta cultura proveniente de Europa y que en la península restringe su ámbito de expansión de manera exclusiva al cuadrante nordeste. El yacimiento de Las Valletas, que tuvimos oportunidad de estudiar sobre el terreno, es un importante referente de este horizonte arqueológico.


EL asentamiento íbero y romano en la región fue sin duda intenso, como demuestran los numerosos yacimientos de la época que encontramos. Además del poblado ibero de San Miguel de Castejón de Monegros, villas romanas como el Escobizal o la necrópolis de Presiñena, ambos en Sena, Cajal o el Puntal en Villanueva de Sigena, solo por citar algunos ejemplos, podrían aportar importante información al conocimiento de este periodo.


Uno de las fases históricas más interesantes en los Monegros es el Medievo. El asentamiento de los pueblos germanos, concretamente visigodos, debió suponer una transformación geopolítica importante, no obstante aun contamos con muchas lagunas sobre sus características. La necrópolis de las Peñetas de Manolo en Sena, uno de los proyectos insignia de nuestras campañas, está destinada a convertirse en un referente en el estudio del periodo altomedieval en la región. En las excavaciones del Castillo, en Castelflorite, hallamos los restos de una espada de tipología visigoda.

Figura 1. Lámina espada y cantimplora.

Mucho más conocida es la herencia islámica en el territorio y es en gran parte gracias a los trabajos de Philippe Sènac, catedrático de la universidad de Toulouse-Le Mirail II en Francia. La región formaba parte de la Marca Hispánica y cuenta con numerosos asentamientos, tanto civiles como militares.


El mundo de las creencias funerarias y su reflejo en la cultura material, en cualquier época, me ha resultado siempre una temática fascinante. Pero no me podría decantar por un único periodo histórico. A lo largo de mi carrera me he sentido igualmente atraído por otros muchos periodos con la misma intensidad. Quizás en un aparte debería mencionar la dedicación desde la arqueología forense, hacia la investigación de los episodios de violencia y represión durante la Guerra Civil y la Dictadura en Aragón. En los Monegros contamos con un buen número de fosas comunes aun por investigar y cada una de ellas es una página del libro de nuestra historia contemporánea más reciente y también más cruel. Una historia intencionadamente oculta donde los arqueólogos tenemos mucho que decir.


De la propia guerra también contamos con vestigios de gran interés, como las posiciones atrincheradas de la Ruta Orwell, conocidas internacionalmente, el espectacular bunker de Lanaja o las instalaciones del aeródromo entre Sariñena y Albalatillo, por citar solo alguno de los numerosos ejemplos. Incluso contamos con el Centro de Interpretación de la Guerra Civil en Aragón, en Robres, reflejo de la relevancia del territorio monegrino durante el conflicto.


3 PROYECTOS LLEVADOS A CABO, EXPERIENCIAS, PARTICIPACIÓN, IMPLICACIÓN LOCAL.


La primera campaña arqueológica se remonta al verano de 2013 y tuvo como escenario la localidad de Castelflorite, concretamente el cerro donde se asienta el yacimiento conocido como El Castillo. En aquel momento poco se conocía de este conjunto. Figuraba en la Carta Arqueológica de Aragón y se citaba su adscripción a contextos medievales, sin aportar más. En la meseta del cerro se conservaban un par de silos y el terreno natural afloraba por buena parte de la superficie. Todo hacía presagiar que no se habrían conservado demasiados restos del asentamiento original.


Yo conocía bien el asentamiento ya que años atrás tuve la fortuna de llevar a cabo unos trabajos de control y seguimiento arqueológico de las tareas de instalación de un vallado perimetral en el cerro. En ese momento conocí también a Pedro Loscertales, alcalde de la localidad. Desde entonces no dejamos de barruntar la posibilidad de plantear alguna idea que permitiese poner en valor el conjunto y activar el interés de la población local hacia su patrimonio cultural, en esta ocasión arqueológico. Finalmente en el verano de 2013, en plena crisis económica mundial, nos decidimos a poner en marcha un proyecto junto a las arqueólogas Pilar Peña y Sofía Seguí, con un par de ideas muy claras y un amplio listado de incógnitas que resolver.


Nos encontramos en pleno corazón de la Comarca de los Monegros, un territorio relativamente apartado objeto de la dejadez y desidia de las administraciones centralizadas y centralistas, donde el acceso a los recursos culturales no resultaba tan sencillo en aquellos momentos y la población de los núcleos rurales estaba condenada a vivir de espaldas a su propia cultura, a desconocer y despreciar su propia historia en la gran mayoría de las ocasiones.


Contando con esta situación inicial respecto a nuestro hábitat, adaptamos nuestro proyecto en dos sentidos. Por un lado estaba el entorno social. Por mi parte tenía claro que la estructura del proyecto en este sentido debería tener una clara referencia a la metodología empleada por la Arqueología Pública o Arqueología Comunitaria, una forma de estudiar nuestro pasado que siempre me ha resultado muy atractiva y cuyo desarrollo estoy convencido que puede suponer una transformación muy profunda y positiva en la percepción y valoración de la sociedad hacia su cultura y su historia. En resumen se trata de abrir las puertas de la excavación a su entorno social e implicar a la ciudadanía en los proyectos arqueológicos, bien de manera directa contando con la participación en algunas tareas de la excavación que no supongan un riesgo para el yacimiento, o bien por medio de actividades de carácter tangencial tales como charlas o jornadas de puertas abiertas, menos comprometidas pero igualmente efectivas.

Figura 2. Jornada de puertas abiertas en Las Valletas de Sena (2016).

En cuanto a la campaña arqueológica, en aquella primera experiencia se planteó como un curso de campo. Los participantes eran estudiantes de los últimos años de carrera de alguna de las pocas universidades en las que en aquellos años se empezaba a impartir el grado de Arqueología. En sus centros no se les ofrecía la posibilidad de la formación práctica y no tenían más remedio que buscarse la vida.


Sobre los medios, los ayuntamientos y la Comarca aportaban alojamiento y a veces la manutención de nuestros colaboradores, o los explorers, como cariñosamente y con cierta curiosidad nos llamaban al principio en Castelflorite. El resto del presupuesto lo sacábamos con las habituales y recurrentes iniciativas que caracterizan a estos proyectos. La arqueología le debe mucho a la venta de camisetas. Por cierto, en nuestro caso cada año sacábamos una colección diferente y en algunos casos tienen ya carácter de legendarias.


La respuesta de nuestro entorno en aquella campaña pionera fue una gratísima sorpresa para todos. Gradualmente la población fue aumentando su interés hacia el proyecto y sintiendo suyo el objeto de nuestro estudio: su identidad. Las convocatorias a las charlas y a la jornada de puertas abiertas contaban con asistencia multitudinaria. Nos consta que el proyecto tuvo un impacto positivo enorme en nuestro entorno. Consecuencia de esta respuesta social fue la atención de los medios de comunicación hacia los proyectos, una constante a lo largo de los años de campañas que de manera simbiótica recrecía el interés ciudadano por nuestra iniciativa.

Figura 3. Grabación de la excavación de la necrópolis altomedieval de Sena.

El éxito generado nos motivó a continuar las campañas y a repetir los esquemas a lo largo de los siguientes años, con campañas en Sena, en Pallaruelo de Monegros y en Villanueva de Sigena, con gran implicación social en todos los casos, pero también con un desarrollo científico muy notable. Complementamos las acciones con la creación del Encuentro de Arqueología de los Monegros, que celebramos en dos ocasiones contando con la participación de figuras muy relevantes de la arqueología aragonesa.

Figura 4. I Encuentro de Arqueología de los Monegros (Sariñena 2015), con algunos de los participantes.


En paralelo también aumentaba exponencialmente el interés de los estudiantes en colaborar con nosotros. En el año 2015 contamos superamos las 300 solicitudes. Este hecho nos suscitaba también una doble lectura. Si bien por un lado nos enorgullecía recibir la atención de futuros arqueólogos de todas partes (además de universitarios españoles hemos contado también con participantes de Argentina, Francia, Irlanda, México o Inglaterra), por otra parte era obligada la cuestión acerca de las carencias para el desarrollo de los conocimientos prácticos en arqueología de las universidades originarias de los solicitantes.


4 LA CONTINUIDAD, EL FUTURO.


En 2018 nos vimos obligados a realizar una parada técnica en nuestros proyectos. Por un lado las campañas habían generado una gran cantidad de información científica que no habíamos tenido tiempo material de procesar con la merecida atención. Aún hoy en día, cinco años después, seguimos exprimiendo los resultados de aquellas años y desarrollando nuevas investigaciones. La arqueología monegrina siempre ha estado presente en todas las ediciones del Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés, y también en el Congreso Nacional de Arqueología Profesional y es un referente en el estudio del horizonte de los Campos de Urnas, uno de los temas arqueológicos más investigados a lo largo del tiempo, que también fue uno de los objetivos de nuestros trabajos contando con intervenciones tan relevantes como la campaña en el conocido yacimiento de Las Valletas, en Sena o el descubrimiento de otros nuevos como Los Sabinales o La Portellada, en Pallaruelo de Monegros, o El Cuartico en Villanueva de Sigena. La necrópolis altomedieval de Las Peñetas de Manolo, en Sena, es un fantástico ejemplo del mundo funerario visigodo y los estudios en curso sobre los materiales recuperados de la excavación serán un punto de inflexión para el conocimiento de este periodo.


Figura 5. Participación en el II Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés.


Es mucho aun lo que aquellos resultados nos pueden ofrecer y debemos profundizar los trabajos en ese sentido. Por otra parte, tratamos de mantener la relación con los otros protagonistas de nuestros proyectos, la ciudadanía. Sin duda nuestro punto débil es la falta de disponibilidad que el propio discurrir de la cotidianeidad diaria implica. Todos los trabajos venían determinados por nuestra propia motivación de conocimiento e implicación con el entorno. La parada de 2018 se planteó como un punto y seguido, un lapso necesario para poner en orden la documentación generada y replantear el futuro de las campañas teniendo en cuenta todos los factores, incluida nuestra propia disponibilidad. En esas estábamos cuando nos sorprendió la pandemia interrumpiendo cualquier planificación posible y dando un nuevo sentido a las expectativas de futuro de nuestros proyectos y también de gran parte de la humanidad. En ese punto nos encontramos en este momento. Han pasado diez años desde que iniciamos aquella fantástica aventura arqueológica y muchos aspectos de nuestras vidas han cambiado también. Nuevas responsabilidades laborales o familiares, proyectos o investigaciones son parte ahora de nuestros designios vitales y es necesario repensar la situación.


Como ya he comentado, en el plano científico la continuidad está garantizada de aquí a varios años. En el ámbito social, es necesario repensar la situación y buscar nuevas formas de colaboración y relación con los ámbitos de actuación. Ya contamos con ideas y proyectos y muy pronto también los pondremos en marcha. Por otra parte, creo que es necesario aprovechar las ventajas de las redes y de las comunicaciones online, un camino que aun no hemos explorado suficientemente y que pienso que puede ser muy útil para mantener un contacto directo con nuestros amigos monegrinos.


5 LA IMPORTANCIA DE LA ARQUEOLOGÍA Y LO IMPORTANTE DE INVESTIGAR Y APRENDER.

Es evidente la relevancia que para cualquier sociedad debería suponer conocer en profundidad sus orígenes. En nuestro pasado se encuentra la explicación de nuestras acciones presentes y también se pueden predecir nuestro futuro, especialmente si nos empeñamos en obviar nuestra memoria, tratamos de manipularla o interpretarla inadecuadamente. Las fosas comunes son un ejemplo muy evidente. Son una evidencia material de todos aquellos valores que representan nuestra peor versión como sociedad. Pero son una parte de nuestra historia y debemos conocerla, analizarla y estudiarla, tal vez con mayor intensidad que cualquier otra, puesto que esas fosas son también una lección de vida y de futuro. Son el ejemplo de las actitudes que como ciudadanos no podemos volver a repetir y de las consecuencias que la pérdida de valores humanitarios, la falta de solidaridad y empatía hacia el prójimo y las derivas de tendencia fascista pueden provocar en nuestra sociedad.


La arqueología genera conocimiento, crea contenidos y escribe los renglones de las páginas del libro de nuestra historia, pero con un matiz muy relevante que tal vez otros investigadores no poseen. Los arqueólogos tratamos de leer el pasado por medio de la materialidad, de los restos de los objetos y artilugios que empleaban las diferentes culturas y esto implica necesariamente un factor de objetividad. Los textos del cronista Polibio nos van a contar la vida, milagros y hazañas del líder militar romano Publio Cornelio Escipión que sometió a los heroicos numantinos. Su visión ensalza, como en la mayoría de las crónicas, las bondades de los vencedores y olvida al derrotado. Los arqueólogos por el contrario nos vamos interesar por cómo eran los platos donde comían esas personas, como construían sus casas y poblados, como vivían y como morían los ricos y los pobre, los jefes y los vasallos. La vida cotidiana de las personas es un objeto de estudio principal para la arqueología.


Pero si queremos encajar en nuestro entorno social tenemos también que saber transmitir estos conocimientos que generamos. Pienso que este es uno de los grandes retos que en la arqueología tenemos por delante y con el que llevamos batallando en los últimos años. Tenemos grandes dificultades para lograr que la sociedad comprenda nuestro trabajo y nuestra función en su perspectiva real. Es habitual que se asocie a la figura del arqueólogo a la del héroe aventurero cinematográfico, de látigo y sombrero que viaja por el mundo en busca de supuestos tesoros, un ideograma que se aleja por completo de la realidad y que nos perjudica en cierta manera relativizando el gran esfuerzo y dedicación que supone nuestro trabajo cotidiano, la sobriedad y el rigor científico y metodológico que conlleva cada pequeño hallazgo. Es cierto que buscamos tesoros, pero se parecen más a un fragmento de cerámica que nos puede indicar la presencia de un horizonte cultural y que pasaría inadvertido para la mayoría de los mortales, que con fantásticos ídolos de oro y brillantes ocultos en cualquier exótico templo en algún rincón de la jungla.


En otro sentido, los años venideros van a ser trascendentales para la arqueología de gestión. Es necesario asentar definitivamente nuestra posición profesional. Como en todos los sectores de la sociedad española, la discriminación laboral por identidad de género supone una anacrónica y vergonzosa lacra para el colectivo y una prioridad avanzar definitivamente en todo tipo de iniciativas destinadas a lograr la igualdad en el trato y en las condiciones laborales de los y las profesionales de la arqueología.


Ciertamente la arqueología profesional se encuentra en una transición, sometida a las profundas transformaciones que en muchas ocasiones afectan también al resto de sectores profesionales. Afortunadamente, nuestra presencia en todo tipo de obras y proyectos de construcción, urbanismo o ingeniería ha crecido notablemente en los últimos años y es necesario resolver definitivamente viejos problemas que arrastramos desde nuestros inicios en el sector profesional, y afrontar los nuevos retos que nos planeta el futuro.


Es imprescindible reorientar nuestro trabajo hacia la ciudadanía, no olvidar en ningún caso que de ellos depende nuestro desarrollo y el pasado y el objeto de nuestro trabajo e investigaciones es también suyo. Y en ese mismo esquema nos convertimos en un elemento necesario, encargados de garantizar la objetividad y veracidad científica de las interpretaciones de nuestro pasado, mal que le pese a aquellos que siempre encuentran ocasión para tratar de manipular interesadamente nuestra historia. Distorsionando la recurrente frase televisiva, los arqueólogos sabemos bien que La verdad está ahí abajo.

«…La historia no es simplemente un tema reservado a unos pocos profesores encerrados en sus bibliotecas. Se trata de una actividad ciudadana, comunal y compartida…no ser capaz de pensar de forma histórica hace que seamos todos ciudadanos empobrecidos. Eso es porque la historia no es simplemente el pasado»

Mary Beard, catedrática de Clásicas de la Universidad de Cambridge especialista en la Antigüedad clásica y recientemente galardonada con el Premio Princesa de Asturias.