
“Curanderos, sanadores y pilmadores del Altoaragón” es el titulo de la magnifica obra de Rafael Andolz, ande aparecen recogidos diferentes curanderos de la Villa de Sariñena. Los pilmadores eran personas que curaban fracturas de huesos y articulaciones, que realizaban curas tanto en animales como en personas. El “don” curativo se transmitía por familia y tradicionalmente “Los Castro” han sido la gran familia de “pilmadores” en el Altoaragón.
En el libro de Rafael Andolz, de la localidad sariñenense, se cita a la famosa Rosa “la tía Torrera” de casa Mirallas. Rosa era pilmadora y en palabras de M. Cruz Ullod, en su artículo “Medicina popular en Sariñena y Los Monegros”, cita que curó una rodilla a su padre de pequeño. Rosa tamién quitaba las anginas frotando la muñeca, la derecha pa curar l´angina izquierda y viceversa. M. Cruz Ullod contina relatando la historia de la curandera la Dolores “La Matavina”, quien tamién sanaba las anginas, al igual que la curandera de torre Castanesa, quien “enchafaba” las anginas pretando el brazo hasta la muñeca. Andolz recoge a los Bareches, que fueron curanderos d´animales muy afamaus en to la redolada monegrina. Los Bareches s´establecieron en nuestra Villa de Sariñena y fueron conocidos como “los hijos de los brujones de Fornillos”
Paice ser que las anginas era el gran mal que curar:
“El Salvau, pa los ricos, y la ceniza pa los pobres, era calentado y se ponía en una media para aplicar en las anguinas y en el pecho. Se aplicaba pa la respiración ventosas pa hacer vacío, normalmente con un vaso y una cerilla, se realizaba en el pecho y en la espalda del paciente”.
A Manuel Novellón Calatayud “Tres perricas de café”, solamente le tenían que decir el nombre del enfermo y luego enterraba unas hojas y decía una oración, asinas que cuando se secaban las hojas, el mal se curaba. Manuel era conocido por ser experto en sanar la florecilla de la boca a los más zagales. El curandero «Codaneta» decía que hasta que no secaba una planta no remitía el mal de bocas. Paice ser que Codaneta no legó su saber curativo, pues no alcontro a naide en su familia con poder suficiente pa su don.
Cruz Ullod replega a la bruja sanadora «La Nivela», “¡ojo no diera el mal”, pues “según la propina curaba bien o mal”. Otras sanadoras conocidas eran «La sana» y «La Baila». A algunas curanderas se les consideraba brujas, se les tenía mucho miedo y terror, y solían juntarse en la era Bolera.
Cuando se desconocía la causa de muerte se atribuía esta el “mal traidor”, para protegerse de malos augurios se solía poner detrás de la puerta de la casa una herradura. Y si una no se quedaba preñada se solía decir: “No se quedara embarazada hasta que no se vaya de casa de la suegra”.
M. Cruz Ullod, “Medicina popular en Sariñena y Los Monegros”.
Publicau en “ Os Monegros el 18 de febrero del 2013.
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