Paseando por la Cartuja de las Fuentes, monasterio barroco aragonés de la comarca de Los monegros, se observan diferentes grabados en sus paredes, testigos escritos del paso de tropas en la Guerra Civil Española de 1936. Muchos milicianos escribieron su nombre y apellidos, aportando datos como la fecha y el cuerpo o regimiento al que pertenecían. El caso más conocido es el de Modesto Ramón, miliciano de Huesca y que perteneció al «Cuerpo de Tren de la 121 Brigada de la Columna Durruti», firmado el 21 de noviembre de 1937. Su testimonio no significa la presencia de la columna de Durruti por el monasterio, pero si atestigua que pasó alguno de sus milicianos y, quizá, pudo estar el mismo Buenaventura Durruti.
También se puede leer la constancia de la Infantería «Cataluña, regimiento nº 1 03», firmado por Miguel Vilamoro (¿Vilamorzo?) el veinte de diciembre de 1936. Además, por las paredes del monasterio, se encuentran diferentes testimonios que, con detenimiento y paciencia, pueden aportarnos valiosa información sobre su pasado durante la guerra civil. Pero no son las únicas marcas que encontramos en la cartuja, pues abundan firmas relativamente recientes, con tiza o labradas con algún tipo de punzón.
La cartuja de las Fuentes se encontraba cerca del frente de Aragón, en la sierra de Alcubierre, por lo que albergó primero tropas del bando republicano y en segundo lugar del bando sublevado.
En el monasterio, durante su uso como cuartel militar, cada capilla del claustrillo tenía una utilidad y sobre la entrada de algunas capillas aún se pueden leer los borrosos letreros: “Enfermería” (el lugar más frío y más apropiado para evitar infecciones y sanar), “Objetos requisados”, “Prohibida la entrada” o “2ª compañía”.
En la iglesia, encima de la puerta de acceso al claustrillo y la puerta de enfrente, aparece la referencia 2-G-22 que denomina al grupo de bombardeo 2-G-22. El grupo de bombardeo 2-G-22 estuvo dotado con bombarderos trimotores alemanes JU-52 y fueron pilotados por españoles al mando del coronel Gallarza, que operaban en un aeródromo muy cercano a la Cartuja, término municipal de Lanaja. En la relación de aeródromos de la guerra civil del Colectivo Republicano de Esuskal Herria aparece citado el de Lanaja. En sariñena se encontraba el aerodromo republicano de «Alas rojas».
Roberto Mateo Caballero, «Las Batallas de Lanaja», cita como un avión con tripulación alemana chocó en 1938 con la torre de la iglesia de la Cartuja de las Fuentes, estrellándose en el desaparecido olivar junto al monasterio, donde existía un pequeño aeródromo. Los tripulantes del aeroplano resultaron muertos. El accidente causó daños a la torre y hasta su rehabilitación presentaba un chapitel muy deteriorado atenuado por los desperfectos causados por nidos de cigüeña.
* Fotografía de «Fotos y otras cosas»
Muchos daños se produjeron en el monasterio durante la guerra civil, pues se quemaron los maderos de las celdas de los cartujos y los escasos restos del mobiliario y del retablo, quemados para evitar el frío y poder cocinar, aunque solamente en un claustrillo se observa evidencia de haber hecho fuego sin haber provocado graves daños. Popularmente existe una falsa creencia sobre los visibles agujeros en los frescos de Fray Manuel Bayeu, no son orificios de balas sino, en realidad, agujeros de percheros y toalleros de cuando el monasterio fue, en un fallido (y desafortunado) intento, transformado en balneario.
La celda prioral albergó una cárcel cuando el monasterio pasó a manos del ejército sublevado. En sus paredes se puede leer el nombre y la fecha de milicianos presos, introduciéndose como “Camarada”. Según el blog de Carlos “Fotos y otras cosas” cree que la celda prioral fue utilizada como calabozo “para cumplir arrestos del personal propio, primero republicano y después de marzo de 1938, fascista”.
Un grafitti en una de las paredes del «calabozo» dice “Gora Euskadi Askatuta”, parece actual, pero el Sr. Alberto Borrás, representante de la propiedad me aseguró que la inscripción pertenecía a la época de la Guerra Civil.
Durante los primeros días del alzamiento militar se produjo el asesinato del administrador de casa Bastaras, familia propietaria del monasterio. El testimonio de lo sucedido aparece en el “Informe político social” a Francisco C. M. de Sariñena.
“Según declaraciones de Mariano Grustán el informado salió con un grupo que salió de esta (Sariñena) a Lanaja con el fin de sostener el avance Nacional (en cuya ocasión cogieron a un falangista asesinándole un catalán que iba en el grupo, de cuyo sujeto nadie da datos). Manifestando, así mismo, que el informado acompañadote varias más fueron a la cartuja con el propósito de detener al señor administrador de Bastaras, al que no encontraron siendo detenido posteriormente por la escolta del comisario político del C. de aviación de esta villa y en octubre del 36 fue asesinado en el cementerio de esta villa por los mismos que los detuvieron”.
Francisco C. M. fue el encargado de las brigadas de trabajo de Sariñena (zona republicana), compuestas por detenidos de derechas para realizar trabajos en el campo. Actuó de testigo favorable para algunos detenidos y mantuvo discrepancias con los dirigentes del comité. Hay testimonio que en el 36 votó a la derecha y ocultó en el monte a Bernardino Navarro, persona de derechas, que fue el director del Banco de Aragón de Soria.
Queda mucho por conocer sobre el episodio de la guerra civil en el monasterio, muchas historias que recuperar y mucho por investigar. El monasterio, como en muchos ámbitos, es una enciclopedia de los últimos 500 años: de arte barroco, de la saga familiar de los mejores pintores de España, de la guerra de la independencia, de la desamortización, de la guerra civil y de la posguerra, entre muchos temas. Quedan muchos capítulos por escribir y muchas historias que narrar.
Publicau en Os Monegros el 17 de junio del 2014.