El camino Real de Monzón a Zaragoza pasaba por Sariñena, atravesaba la actual Laguna y continuaba por La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, allí discurría por las planas de la sierra, por Peñalbeta y ascendía a la sierra de Alcubierre. La cuesta requería la ayuda de caballos fuertes y potentes, “Percherones”, que hacían de apoyo para salvar la sierra y continuar su descenso hacía Farlete, por donde vigilaba la torraza, para acabar en la muy noble, leal, heroica, benéfica, siempre heroica e inmortal Zaragoza, capital de Aragón.

Mapa de Aragón en 1831
El camino de Lalueza a La Cartuja de las Fuentes gozaba de suma importancia, enlazaba al Real camino de Barbastro a Zaragoza en el mismo corazón de Los Monegros y unía y vertebraba esta inmemorable e antiquísima comarca. Así también lo manifiesta Santiago Vilella Barrachina en su libro “En la vida de Juan Andrés Comenge”, aquel camino de Lalueza a la Cartuja gozaba de “buen estado” y por él “discurrían las tradicionales romerías a San Isidro, en la que labradores de Lalueza y de Los Monegros rogaban a la virgen para que les concediese lluvias y abundantes cosechas”.

La Cruceta. Foto: Alberto Lasheras Taira.
El camino salía de Lalueza, cruzaba el barranco Salado, por “El Salto”, y alcanzaba la predominante zona de “La Cruceta”, lugar estratégico por donde llegaron a congregarse las tropas francesas, según Santiago Vilella Barrachina, en su avance contra Zaragoza durante la guerra de la Independencia. Hasta allí salían las gentes del lugar de Lalueza a despedir a los romeros con sus estandartes y cruces. Cerca de “La cruceta” se encontraba una losa cóncava, una gran piedra o sillar “foradado” donde, de forma ritual, por creencia o superstición, los peregrinos depositaban piedras, pues según Santiago Vilella Barrachina “se preservaba las cosechas de las tormentas con pedrisco”. Luego marchaban por “La Cobacha”, seguían por “El Boral”, el monte “Artal” de Orillena y el Monte “Oliván” hasta llegar al monasterio de La Cartuja de Las Fuentes (En la vida de Juan Andrés Comenge, Santiago Vilella Barrachina).
Encontramos un ritual mágico, contra tronadas y pedregadas, místico y cultural, donde la tradición obligaba a depositar o tirar una o varias piedras sobre un sillar que encontraban en el camino.

Losa con piedras. Fotografía: Eugenio Monesma Moliner.
El gran etnógrafo y documentalista Eugenio Monesma Moliner recogió el testimonio de María Teresa Moliner Viñas, dentro de su serie «Los secretos de las piedras»: «En pares. Siempre dos piedras. Dos. Y con esto ya se tenía la garantía, o por lo menos lo creían, que el pedrisco no nos caía y protegía los campos. Bueno, pues yo creo que no tenía otro misterio la piedra.” Para Eugenio Monesma «Estamos ante una piedra ritual en la que los vecinos de Lalueza tenían depositada su confianza para la protección de las cosechas».
El antiguo camino de Lalueza a la cartuja de las Fuentes debía de ser muy importante y transitado, estaba muy bien, aunque actualmente ha sido modificado y ya no existe como tal por las concentraciones parcelarias. En la cartuja existía la portería hospedería, donde se alojaban transeúntes y viajeros.
En Lalueza se mantiene viva la memoria de la antigua romería a la Cartuja de las Fuentes. Marchaban con carros, unos iban más por la misa y otros a pasar un día agradable por la explanada o por el barranco de la fuente del monasterio.
Mosén Demetrio Segura Gavín, sacerdote natural de Castejón de Monegros, ejerció como párroco en Lalueza y vitalizó muchísimo la romería a la Cartuja de las Fuentes. Impulsó la romería, dando voz a la misma cartuja con coro de hombres de Lalueza acompañando la sacra misa.
Mosén Demetrio Segura
Hombre de gran nobleza
Por eso lo quiere tanto
El pueblo de Lalueza.
En la vida de Juan Andrés Comenge, Santiago Vilella Barrachina
Y para terminar recordar un espléndido romance-poema de Mariano Peralta Asín, natural de Lalueza y que con gran maestría inmortalizó su particular romería a la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes. Mariano fue un gran escritor de su pueblo y sus gentes que colaboró con la revista del Recautillo y los programas de fiestas de Lalueza.
Peripecias ocurridas en el viaje a la cartuja
El día 9 de mayo
pensando pasar buen día
en la iglesia la cartuja
en celebre romería.
Este día, por la mañana,
se quedó el pueblo desnudo,
unos para la Cartuja
otros para Torrente, al futbol.
Ya marchan las modistillas
con esa “famosa” rubia
siguiendo la Oscense y Julio
todos a la romería.
Eleuterio con su tractor
se veía con armonía
Antonio con el remolque
con una gran pandilla.
Cambreta con Manoler
también fueron con sus carros,
llevaban a sus familias
y parte del vecindario.
También fueron en bicicleta
para presenciar la escena,
y una rubia pequeña,
con la familia Pena.
Ya estamos en la Cartuja
todos con tanta ilusión
a visitar la iglesia
que es cosa de admiración.
No pudiéndose andar
de tantas personalidades,
unos visitan la fuente,
otros visitan los bares.
Ya llegaron los párrocos
y todos, viejos y menores
todos van a presenciar
los actos religiosos.
Ya terminada la Misa
todos salen por la puerta,
unos a tomar vermut
otros a coger la capaceta.
Ya se marchan a comer
a la sombra las paredes
otros van a las casetas
y alguien a los olivares.
Yo me junté con “Narciso”
que es un amigo cordial,
se dejó la alforja en casa
y partimos la caridad.
Cogimos la capaceta
como si fuera tal cosa,
comimos en medio un haber
al abrigo de una sosa.
Terminamos de comer
y fue una cosa sencilla,
fuemos a tomar café
invitados por las modistillas.
Al llegar a las modistillas
nos juntamos con los Penas,
que nos obsequiaron bien
y allí se empezó la escena.
Allí cantamos unas jotas,
Miguel pena daba la entrada,
nombrando a las modistillas
también a la profesora.
Con aquel vínico rancio
junto con melocotón,
todo eran cosas buenas
pa alegrar el corazón.
Llegó Pedrito Gascón
y José Raúl de Pena,
nos echaron unas fotos
debajo de la olivera.
También llegaron los quintos
cargadicos de licor
molestando a las modistillas
y se terminó el buen humor.
Nos marchamos al Rosario
todos tan condescendientes,
íbamos a cantar los Gozos
a la virgen de la Fuente.
Ya se terminó la tarde
de gozos y maravillas
y acordamos con “Narciso”
agasajar las modistillas.
Al entrar en Poleñino
a visitar a Otín y Elena
invitar algunas cosas
d´esas botellicas buenas.
Pero esto salió muy mal,
se nos volvió la “naranja”
y veréis lo que pasó
a la salida de Lanaja.
Al pasar el cementerio
ocurrió un accidente
chocó la rubia de Lalueza
con un coche de La Oscense.
No nos matamos ninguno
porque así lo quiso dios,
se nos quedó desmayada
Maribel la de Gascón.
Los dos heridos más graves
fueron Mari Malo Gavín
y el que escribe el romance
Mariano Peralta Asín.
Las primeras asistencias
fueron unos de Poleñino,
también venían, alegres
de sidra, champan y vino.
Al presenciar aquel acto
que tan desesperado había,
allí pasaron el tractor
y me montaron arriba.
Llegamos a Poleñino
y me querían acostar
mi dolor era tan grande
que a casa quería llegar.
Siempre me recordaré
y lo tendré en el cerebro
que el lugar de Poleñino
será mi segundo pueblo.
Me trajeron a Lalueza
con el remolque y el tractor,
todo el pueblo de jaleo
y que no estaba el doctor.
Me visitó un practicante
siendo una cosa buena
que el cual está retirado
llamado D. José Pena.
Ya me quedé tranquilo
después de tan apurau,
y ahora me llamarán todos
“Andrés” el resucitau.
Y me velaron de vivo
hasta las tres de la mañana,
el “afamado” “Narciso”
y Manolo “Estozarranas”.
Mariano Peralta Asín. Lalueza, 9 de mayo de 1954.
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