Repoblaciones en la sierra de Alcubierre

La sierra de Alcubierre aparece densamente cubierta por pino carrasco (P. halepensis), abriéndose una extensa masa forestal que plantea diferentes dudas sobre su origen natural o artificial y del que vamos a tratar aportando diversa información para su análisis e interpretación. Una sierra mediterránea que aún conserva restos de encinares con algunos quejigos, con un sotobosque de coscojas y piedemontes con sabinas que configuran auténticos sabinares. Una sierra seca, extraordinaria, en un entorno árido, al límite del subdesierto, donde la adaptación al medio es una de sus mayores características, debilidades y virtudes.

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Pero peor y más ridículo y absurdo es todo esto, del mismo artículo también: «…hoy los representantes en Cortes de la provincia de Huesca reclaman la restauración arbórea de aquella desolada sierra de Alcubierre, espina dorsal, digámoslo así, de la árida estepa de los Monegros, desierto páramo (dígalo usted así también) donde toda miseria y despoblación tienen su asiento.»

Palique. Clarín.

Madrid Cómico, 31 de octubre de 1897.

Cuentan que los lobos llegaban hasta Leciñena gracias al extenso arbolado que llegaba hasta el mismo pueblo. Una gran masa forestal se extendía antiguamente a lo largo y ancho de la sierra de Alcubierre, pero esta sufrió un gran retroceso por sus usos y aprovechamientos de leñas, agricultura y ganadería. Todo apunta que la gran deforestación comenzó aproximadamente en el siglo XVIII, tal y como la describía el naturalista Jordán de Asso (1742-1814): “Esta cordillera estuvo muy poblada de pinares y carrascales, que suministraban abundante materia para carbón, pero hace algunos años que los cortes hechos incontroladamente han disminuido en gran parte aquellos bosques”. Un testimonio que describe la sierra dominada por pinos y carrascas, estas últimas, junto a las sabinas, serían las que darían el color oscuro a esta sierra y a gran parte de Los Monegros, pudiendo ser el origen del nombre toponímico de Los Monegros. La deforestación continuó y fue en aumento hasta entrado el siglo XX, esencialmente debido a la expansión de la agricultura, el pastoreo y la necesidad de abastecimiento de leñas.

¿Hasta dónde llegó su deforestación? Bien conocida es la referencia de George Orwell en su obra cumbre “Homenaje a Cataluña” cuando narra su estancia en el frente de Aragón en 1936, en las trincheras de la sierra de Alcubierre, donde Orwell resalta que no encontraban leñas para calentarse. Pero vamos a ir más atrás, Pascual Madoz escribió, en su Diccionario Geográfico–Estadístico–Histórico de 1845-1850, “Es indudablemente la montaña más árida y despoblada de España”. En su descripción detallada de los pueblos, deteniéndonos en Alcubierre, Madoz es bastante esclarecedor:«Hay un bosque arbolado de mucha extensión, poblado de pinos, de los que se aprovechan los habit.  para la construcción de sus casas y pajares, y para leña». Por contra, en la entrada de Castejón de Monegros constata lo siguiente: «El TERRENO es todo de secano y muy feraz en anos lluviosos, para granos y pastos de ganados.  En él se encuentra la sierra de que se hizo mérito al hablar dé la situación, y de ella sale otra, que formando cordillera, pasa por los término  de Lanaja, Monegrillo , Pina y la Almolda: ambas estuvieron pobladas de pinos, encinas y otros árboles, y al presente se hallan casi enteramente despobladas», lo que va en linea con lo descrito desde Lanaja: «Apenas conserva vestigios de los muchos pinos y sabinas de que se hallaba poblada» y Senes de Alcubierre: «Tiene próxima la sierra de Alcubierre con bastante bosque para la cría de ganados». En los pueblos de la parte de la provincia de Zaragoza, las referencias de Madoz que dan detalles sobre la sierra responden a Farlete«El TERRENO es montañoso, secano y bastante árido como casi toda la sierra de Alcubierre (V.)»y Leciñena «Se crían en ellos pinos, encinas, robles, sabinas, y en mayor abundancia muchas plantas aromáticas medicinales; hay dos de pasto para los ganados de invierno., y una para el de carnicería, situado las dos primeras en la Val de los Huertos y la Pinada, de 1 leg. de long. y 200 pasos de lat., y la otra en el monte de las Mulas de 1/2 hora de long. y 1/4 de lat.».

Otro valiosísimo testimonio lo encontramos en 1912, con motivo de una excursión a San Caprasio el 10 de abril de 1912, de un articulista del Diario de Huesca firmado por las iniciales  T.B. quien resalta su atención en “Una negra mancha de arbolado y planta baja que cubre dilatada superficie”. Una mancha que podemos interpretar que destacaría en una despoblada sierra. El motivo de su excursión fue su participación en la tradicional romería a San Caprasio junto a las gentes de Alcubierre, Farlete, Monegrillo, Leciñena, Perdiguera y Lanaja, con sus respectivos actos religiosos, bailes y la banda de música de Villamayor. El articulista no puede terminar su crónica sin matizar: “Sin aplaudir como se merece el esfuerzo y cultura del pueblo de Alcubierre en la repoblación de su sierra”. Posiblemente se referiría a una zona que el pueblo de Alcubierre había vedado por diez años, una gran extensión de terreno que todos respetaron “Desde entonces (1905), los pinos brotan a millares por todas partes y la vegetación es exuberante en toda la zona respetada. Lástima que tan hermoso ejemplo no sea imitado por todos los pueblos, convenciéndose de que una de las causas principales que se oponen al progreso de, nuestra agricultura es la punible tala de los montes. Si Alcubierre no tuviese ya merecida fama de ilustrado, esta simpática nota bastaría para colocarle entre los primeros pueblos progresivos”.

“Alcubierre tiene en su haber el que desde el año de 1904 vedó una parte de monte en el cual cuenta ya con centenares de millares de pinos pequeños y desde aquella fecha se mima con cariño al árbol”

Diario de Huesca, 19 de mayo de 1925.

En el diario de Huesca, del 19 de mayo de 1925, un escrito del ayuntamiento de Alcubierre  “El arbolado y la sequía” expone que “Cuando se ven millares y millares de hectáreas de terreno que este no puede más que destinarse a la producción de arbolado sin una sola planta”. En dicho escrito, resulta reveladora la siguiente afirmación “Este vecindario, como otros muchos, no puede negarse que persiguió con saña al árbol y en la actualidad le alcanzan las consecuencias de tal funesto error”. Tal es el lamento que el escrito expresa: “Hace sesenta o cien años, dicha labor educativa hubiera hecho conservar una riqueza inmensa que sería el sostén de los pueblos en épocas de crisis tan graves como la que desgraciadamente atravesamos, pero hoy dicha riqueza está por crear”. Así, podemos afirmar que la deforestación de la sierra de Alcubierre fue todo un problema para un territorio seco que acumulaba grandes sequías y miserias.

La guía comercial de la provincia de Huesca, mediados de 1940, da una descripción de las diferentes actividades económicas, comercios, usos y aprovechamientos de las diferentes localidades de la provincia altoaragonesa. Así el monte de Robres era destinado principalmente para pastos y aprovechamiento de esparto, igual que Pallaruelo de Monegros donde además se daba la caza de pelo y pluma. En Lanaja no hay información de usos y aprovechamientos del monte salvo la alusión al ganado lanar y cabrio. En Castejón de Monegros es más significativo la mención al aprovechamiento de madera de pino, leña de monte bajo y espartales, además de la caza. Lo mismo sucede en la localidad de Alcubierre donde también se cita el aprovechamiento de leña y esparto además de la caza. Asimismo, la guía dice de la sierra: Esta sierra es muy escarpada y de bastante elevación y toda ella poblada de pinos y arbustos, encontrándose por doquier enormes peñascos que forman profundas cuevas, que prestan gran servicio para cobijar en ciertos momentos a gran número de cabezas de ganado.

«Ese llanto benéfico de las nubes está demostrado que el árbol nos lo trae».

Joaquín Costa

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Diario El Sol, edición 17 de junio de 1927.

Los pueblos de Monegros piden el auxilio del Gobierno para repoblar la Sierra de Alcubierre. Esto, que a primer a vista parece que viene a aumentar el número de las peticiones de los municipios que lo esperan todo del Estado, es, por el contrario, una petición en la que se solicita sólo la atención oficial, para que el sacrificio que de todos modos piensan realizar en bien de los tres vecindarios no sea un sacrificio estéril. Par a facilitar el logro de esa justa aspiración, los municipios de Lanaja, Alcubierre y Robres han formado un consorcio y lo han sometido a la aprobación del Estado. Al lado de esa iniciativa, encaminada a ofrecer mayores garantías al Tesoro, se proponen contribuir con el 50 por 100 de los gastos, excluyendo los de dirección y suministro de semillas, y se ofrece al Estado satisfacer entre los tres Ayuntamientos diez mil pesetas anuales hasta que los montes entren en plena producción. Llegado esto caso, abonarían el resto en cinco anualidades. «Pueblos éstos—nos dice el Municipio de Alcubierre—enclavados en la zona monegrina, que con frecuencia sufre los efectos de la sequía, con la pérdida total o parcial de sus cosechas, no se hallan en condiciones de realizar mayores sacrificios.»

En la solicitud dirigida al Poder, después de una breve historia de las gestiones realizadas y a con la misma finalidad, y fracasados por diversos motivos que pueden reducirse a uno solo, a la falta de dinero, piden que sea aprobado «el referido consorcio y se disponga que por la jefatura del distrito forestal se redacte, la propuesta de trabajos que se han de realizar en el primer año, y una vez aprobada, se conceda el crédito necesario par a su ejecución, con lo que, además de iniciarse los trabajos de repoblación, que tanto anhela esta comarca, se resolvería la crisis obrera proporcionando trabajo a los vecinos dentro de los pueblos de su naturaleza».

Consideramos de todo punto justa esta solicitud. Puede afirmarse de antemano que el Estado accederá, convencido del noble deseo que la alienta y de que el dinero que haya de facilitar no será dinero perdido, sino, a la postre, multiplicado.

Articulo atribuido a Ramón J. Sender  en la obra «A lo largo de una escritura. Ramón J. Sender, guía bibliográfica», de Elisabeth Espadas (IEA, Huesca, 2002).

Francis Chauvelier, en “La Repoblación Forestal en la provincia de Huesca y sus impactos geográficos” (1995), señala sobre la sierra de Alcubierre: “El bosque, muy degradado desde hace tiempo, se componía en el mejor de los casos de algunos terrenos para pastos en la vertiente norte de la Sierra de Alcubierre o en sus prolongaciones orientales. La leña para el fuego, así como la madera, se importaban de la montaña”. La desforestación de la sierra debió ser considerable, abarcando probablemente su total extensión. Sus extensas masas, posiblemente quedaron reducidas a un arbolado disperso, principalmente en margines de campos y zonas escarpadas de difícil acceso. La falta de agua en estas tierras dificultó enormemente la vida de los pueblos de Los Monegros, escasas cosechas de cereal y la imposibilidad de criar hortalizas, verdura y fruta hicieron de la leña y el carboneo un producto principal para su comercialización y muy necesario para la supervivencia de las gentes de los pueblos a los pies de la sierra. Pero la reforestación de la sierra también significó la renuncia a muchos pastos vitales para la gran ganadería lanar que existía en el árido territorio.

Ángel Calvo Cortes, Monegrillo en sus raíces, apunta que la actividad del carboneo «Afectó gravemente a la calidad y cantidad del arbolado» mientras esta actividad tuvo su punto álgido durante veinte años a partir de 1822 cuando la sequia asoló a la miseria estas tierras. Por ello se facilitó el carboneo «La necesidad obligaba a todo. La solicitudes se apoyaban en la necesidad de clareo, limpia y entresaca de pinos viejos o de leña muerta. En 1873 se cortan mil pies de pino en la Gabardera. El Guaral y las Varellas también son afectados. En 1847 y 1849 se limpia la plana de Barzosa desde el barranco de Viullagarda hacia Lanaja. En 1851, el Vedado y las Pulliestras (sic). En 1852, el entorno del barranco de la Pileta (Pilota). En 1854 son 49 los jornaleros que solicitan carboneo junto a los barrancos de San Benito y las Tripas. La causa aducida en 1848 para el corte de árboles es la construcción y arreglo de viviendas y pajares».

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Diario de Huesca 3/9/1930

Reprodujo EL DIARIO un artículo de la «Revista Contemporánea, escrito por el ingeniero de Montes señor Jordana Morera, abogando por la repoblación forestal en todo el centro aragonés y especialmente en la de la parte correspondiente a las vertientes N. y S. de las sierras de Alcubierre, Almudébar, Tardienta, Lanaja. Monegros y la Litera.

 Hace 33 años

Diario de Huesca 26/01/1928

Ya en 1879 la repoblación de la sierra de Alcubierre fue considerada como necesaria por la Comisión del plan forestal Español y, en 1894, el ingeniero de Montes José Jordana y Morera, en su artículo «La repoblación forestal en sus relaciones con la climatología, orografía e hidrología de la parte peninsular de España. Revista Contemporánea, Año XX, Tomo XCVI Octubre-Noviembre-Diciembre 1894″. En dicho artículo se hace mención de la necesidad de repoblar la sierra de Alcubierre: “Que sea incuestionable también la conveniencia de cubrir de arbolado aquella parte de la cuenca del Ebro”.

En Aragón la sierra de Alcubierre y las Bárdenas Reales, situadas hacia la región media y parte central de la cuenca del Ebro, presentan caracteres de sequedad tal, que se hace imposible en ellas todo cultivo agrario permanente, a causa de las pertinaces sequías que allí se sienten. El suelo es muy bueno en el fondo de los valles, y si fuese posible suministrarle un riego moderado, se conseguiría dar a aquella zona una fertilidad extremada, con provecho evidente de la riqueza general del país.

Todos los publicistas que de dichas comarcas se han ocupado han reconocido como único medio para atraer el beneficio de las lluvias la repoblación forestal; trayendo a la memoria épocas atrasadas en que, por la existencia de los montes, la lluvia no era tan escasa como lo es actualmente.

No puede negarse la influencia que en la regularidad, sino en la cantidad absoluta de aquel meteoro, ejercen los montes, y de aquí que sea incuestionable también la conveniencia de cubrir de arbolado aquella parte de la cuenca del Ebro, donde además, por lo escueto del terreno, azotan con mucha violencia los vientos secos del O., que por este medio disminuirían su intensidad.

José Jordana y Morera

La repoblación forestal en sus relaciones con la climatología, orografía e hidrología de la parte peninsular de España.

Revista Contemporánea, Año XX, Tomo XCVI Octubre-Noviembre-Diciembre 1894

Poco a poco, la repoblación forestal en la sierra de Alcubierre comenzó a adquirir una enorme relevancia e importancia en el territorio. En 1891 la Diputación de Huesca solicitó al Ministerio de Fomento la repoblación de los montes de la Sierra de Alcubierre y su entorno “Dicho ministerio puso el asunto en manos de la Dirección General de Agricultura quien a su vez lo remitió al ingeniero jefe del Distrito Forestal  de Huesca (D. F. Huesca). Desde este distrito se redactó un Plan de Trabajos para la Repoblación de la Sierra de Alcubierre. La aprobación del mismo quedó demorado por tiempo indefinido. En 1926 se aprobó un nuevo Plan de Repoblaciones al cual se le dotó de nada menos que cien millones de pesetas del momento. En él quedaron incluidas, entre otras zonas, la repoblación de esta área oscense. El proyecto específico fue redactado por el D. F. de Huesca en 1928 y contempló la repoblación de 5.000 Ha en un plazo de diez años que incluyó otros montes de esa comarca. Así, dentro de esa superficie se incluyeron terrenos pertenecientes a montes públicos de Alcubierre (2.500 Ha), Lanaja (1.800 Ha) y Robres (700 Ha), todos ellos localizados en la Sierra de Alcubierre. La especie principal a emplear habría de ser el pino carrasco por ser la más adecuada, aunque también se contempló el empleo de roble y esparto”. (http://esmemoriaus.blogspot.com). En el Imparcial del 21 de octubre de 1891 da la noticia de la repoblación de montes en la sierra de Alcubierre, como medio de evitar las sequias, señalando «A este servicio debe destinarse el 10 por 100 de los aprovechamientos forestales, que importa en aquellos poco mas de siete mil pesetas, autorizando a los Ayuntamientos interesados para invertirlo directamente bajo la inspección de los ingenieros de montes».

En la Dirección de Agricultura: Ha visitado al director general de agricultura, el alcalde de Huesca, para interesarle que se resuelvan las aspiraciones de repoblar la sierra de Alcubierre. La Nación (Madrid), 21 de enero de 1928.

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La repoblación de la sierra fue una reivindicación por parte de las localidades a las que pertenece la sierra. El 6 de marzo de 1927 Alcubierre realizó la fiesta del árbol, los niños plantaron, en la carretera que va a Lanaja “102 árboles, 50 acacias de flor blanca y 52 chopos de Canadá comprados por el ayuntamiento, los que inmediatamente serán regados”. La crónica la escribe el secretario  Ángel Gavín Bailo, comprometido e intelectual de Alcubierre, que destacó con la publicación de escritos y noticias varías en el Diario de Huesca. En su crónica sobre la fiesta del árbol de Alcubierre, Ángel no deja de escapar la ocasión y revindicar la ansiada repoblación de la sierra: “El entusiasmo e interés sea insuperable porque cuando un vecindario siente palpitar en sus nobles corazones ansias de regeneración, cuando cifra su porvenir en usa mejora tan importante como, la de repoblar su Sierra, cuando se espera con avidez que el personal técnico encauce las loables iniciativas de gran número de propietarios que anheles una orientación para contribuir con todas sus actividades a tan magna obra, cuando se espera con ilusión la llegada de la prensa para ver si el Consejo Forestal ha dictaminado sobre la aplicación que ha de darse al presupuesto extraordinario de 9 de julio último por saber si nos alcanzan sus beneficios. Días de ansiedad, días de esperanza, días de ilusión están atravesando los vecinos del pueblo y sus dignas autoridades hasta conocer si es atendida la solicitud enviada en 10 de noviembre próximo pasado al excelentísimo señor ministro de fomento en la que solicita el ayuntamiento acogerse a los beneficios que determina el artículo 5º del real decreto ley de 26 de julio último”. Diario de Huesca del 9 de marzo de 1927.  En junio del mismo año, los ayuntamientos de Alcubierre, Lanaja y Robres dirigieron al ministro de fomento una exposición de motivos para la repoblación de la sierra “Como obra complementaria de los riegos del Altoaragón”. La repoblación buscaba “Aminorar los riegos del clima y solucionar la crisis económica” pidiendo fondos para un proyecto del que reconoce sus bondades, un proyecto realizado por el ingeniero Enrique de las Cuevas. Por tanto: A V. E. suplican se digne aprobar el referido consorcio y disponer que por la Jefatura del Distrito Forestal se redacte la propuesta de trabajos que se han de realizar en el primer año y una vez aprobada conceder el crédito necesario para su ejecución, con lo que además de iniciarse los trabajos de repoblación que tanto anhela esta comarca, se resolvería la crisis obrera, proporcionando trabajo a los vecinos dentro de los pueblos de su naturaleza. Gracia que esperan alcanzar de vuestra excelencia, cuya vida guarde Dios muchos años para bien de la nación. Alcubierre 12 de Juntó de 1927. El alcalde de Alcubierre, Jesús Casamayor.—El alcalde de Lanaja, Pascual Oto.-El alcalde de pobres, Vicente Maza —Es copia. — El secretario, Ángel Gavín”. Diario de Huesca 15 de junio de 1927.

Anoche «tuvieron en nuestra redacción los alcaldes de Lanaja y Robres don Pascual Otto y don Vicente Maza, junto con el secretario del Ayuntamiento de Alcubierre don Ángel Gavín, con objeto de saludarnos e invitarnos a la inauguración oficial de la repoblación de la sierra de Alcubierre.

Diario de Huesca 13 de noviembre de 1928

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Robres, Alcubierre y Lanaja  Justas demandas

Comisionados por los Ayuntamientos de Lanaja, Alcubierre y Robres, llegaron a esta población los alcaldes don Vicente Maza y don Jesús Casamayor, con el competente secretario don Ángel Gavín, quienes realizaron gestiones de transcendental interés para los pueblos dichos.

Como testimonio de agradecimiento y afecto entregaron al prestigioso ingeniero jefe del Distrito Forestal, don Enrique de las Cuevas, un artístico pergamino declarándole hijo adoptivo de los tres pueblos por sus cooperaciones en pro de la repoblación de la Sierra de Alcubierre, de positivos beneficios para aquella simpática comarca. 

De la Diputación solicitaron una subvención de 10.000 pesetas con reintegro a plazo fijo, y de su visita llevaron las mejores impresiones.

También el asambleísta señor Campo pudo facilitarles, en la visita que le hicieron, noticias satisfactorias de una ayuda del Estado para la construcción de una balsa en Alcubierre.

Tuvieron una extensa entrevista con el excelentísimo señor don Fernando Rivas, nuestro gobernador civil, que con su cortesía y amabilidad acostumbrada, escuchó de los comisionados los pormenores de problemas locales de gran interés y, sobre todos ellos, el planteado con la gravísima crisis de trabajo, motivada en la paralización de las obras de los Grandes Riegos en aquella zona y que obliga a estar parados y sin trabajo a unos 500 obreros.

El señor gobernador, que ya tenía conocimiento de esto, prometió hacer gestiones personales en Madrid en unión de los señores asambleístas para obviar rápidamente cuantos trámites u obstáculos impidan reanudar tales trabajos.

Finalmente visitaron las redacciones de los diarios locales, para los que tuvieron frases de reconocimiento y elogio por el apoyo que les han prestado siempre.

Todo lo merecen tan laboriosos y simpáticos pueblos, para los que son todas nuestras atenciones y deferencias.

Diario de Huesca 27 de febrero de 1929

En el diario de Huesca 22 del 6 de 1928 se da cuenta de la decisión del Ayuntamiento de Acubierre de la incorporación del director del Diario de Huesca en un cuadro de Honor de ilustres que han actuado en pro de la repoblación de la sierra de Alcubierre. Comunicando, además, de la inauguración de las obras a las que se dará invitación “A cuantas entidades, periódicos y persones se han interesado en pro de nuestra repoblación firmado por el alcalde Jesús Casamayor, a 19 de junio de 1928″. El 23 de septiembre de 1929 se realizó el acto de inauguración de las repoblaciones en la sierra de Alcubierre.

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Aspecto de una ladera del monte La Sarda en 1947 tras ser ahoyado a mano. Foto: Archivo Cartagra. Fuente: http://esmemoriaus.blogspot.com

Los sueños y aspiraciones de Monegros convertidos en realidad

El optimismo de una comarca

Una tarde gloriosa

Así fue la de anteayer en Alcubierre, donde se congregaron sus convecinos y compañeros de inquietudes y alegrías, los de Lanaja y Robres, y contingentes muy numerosos de toda la comarca con comisiones oficiales presididas por los alcaldes respectivos.

Todos los actos fueron presididos por el general Mayandía, que representaba al jefe del Gobierno.

Vimos también en Alcubierre al director general de Montes señor Elorrieta, gobernador civil de Huesca, presidente de la Diputación y alcalde, capitán general y alcalde de Zaragoza, delegado de Hacienda, asambleísta señor Coarasa, don Ricardo del Arco, ingenieros señores Cuevas, Navarro, Armingol y Etnbún, gobernador militar, teniente coronel de la Guardia civil, delegado gubernativo, don Mariano Gavín y el inspector provincial de Sanidad.

Inauguración de la repoblación

Tuvo lugar en el término «Pucero», a cuatro kilómetros de la villa. Allí, bajo un templete de olorosos romeros y mejorana, habló el alcalde don Octavio Lasheras, que en nombre de su villa, con las de Robres y Lanaja, ofreció a todos y al jefe del Gobierno, Mayandía y Guadalhorce en especial, el testimonio de una profunda gratitud.

Habló seguidamente el ingeniero jefe de Montes señor Cuevas, que dijo que lo hacía por razón de su cargo, estimando que representaba la inauguración el principio de una cruzada precisa en la lucha del trabajo con la Naturaleza. Ya en 1879, esta gran obra de regeneración fue considerada como necesaria por la Comisión del plan forestal.

Invita a los tres pueblos interesados a que recuerden sus antiguas campañas y no olviden lo que han tenido que suplicar para alcanzar este primer pilar de la reconstrucción nacional de la repoblación, como le llamó Costa.

Elogia la intervención de marqués de Estella, Guadalhorce y Mayandía, para llegar a día fausto, y aplaude el esfuerzo económico de los monegrinos que ofrece el grato espectáculo de los pueblos que se asocian a la obra del Estado, con la letra que hoy giran y que tan recompensada les será después. Pide perseverancia y respeto en el amor al árbol, cuyos beneficios canta. Ofrécese como representante de la Administración forestal. El señor Banzo estima que no es posible la ausencia de la Diputación en estos actos y por eso vino e interviene.

Ofrece el concurso de la Diputación, ya demostrado a los monegrinos y que estima merecido y además la tierra es madre y lo pide clamando agua y árboles y que todos la defendamos que ella nos dará el ciento por uno. Termina con un himno al árbol que él nos da la cuna y el ataúd y el mástil de la sagrada bandera patria.

Diario de Huesca – 25/09/1929

El director General de Montes, en frases muy elocuentes, saludó y felicitó a todos con elogios para los tres pueblos. Aplaude la organización forestal y la labor de los señores Cuevas y Embún, terminando con atinadas enseñanzas sobre el problema de los montes en sus aspectos distintos. Por último, el ilustre aragonés Mayandía, en este discurso precursor de ocho o diez más, mostró su gratitud de buen hijo por los vivas y aclamaciones incesantes de que fue objeto

sus fervores de buen patriota soldado y aragonés; sus cariño: por todo Aragón y sus afanes por ser útil a toda su tierra. Después, el canónigo señor Tricas bendijo el monte y se plantaron numerosos pinos.

Diario de Huesca 25/09/1929

Ecos provinciales ALCUBIERRE

Adhesiones recibidas a los actos celebradlos con motivo de la inauguración de la repoblación de la sierra de Alcubierre. La del excelentísimo señor vicepresidente del Gobierno, el excelentísimo señor don Severiano Martínez Anido, lamentando que su ausencia de Madrid le haya impedido asistir y felicita por tan importantes mejoras.

Del excelentísimo señor marqués de Cabriñana, presidente del Tribunal Supremo de Hacienda pública. Excelentísimo señor don Pedro Vives, general. ídem don Antonio G. de Rocasolano, delegado regio de la Confederación del Ebro. Excelentísimo señor doctor Fray don Mateo Colom, obispo de Huesca. Excelentísimo señor jefe de la Sección de Montes de Madrid. Excelentísimo señor presidente de la Audiencia provincial de Huesca. Ilustrísimo señor don Gaspar Mairal. ídem id. don Manuel Batalla, registrador de la Propiedad de Sariñena. Alcaldes de Sariñena, Farlete y Lalueza.

Diario de Huesca 28/09/1929

Crónicas aragonesas   — Sierra de Alcubierre

Monegros… ¡Cuántas horas de emoción dio esa tierra sedienta e irredenta! Todos los problemas están allí latentes, vivos, encarnados; todas las angustias se alzan y nos acusan a paso.

La fisonomía monegrina es triste, de una profunda tristeza. Cuanto deseo se ponga en querer iluminar aquel panorama es vano; cuanto se interese porque las figuras y las cosas resulten alegres, es un esfuerzo tirado. Allí tierra, hombres y cosas están supeditados a la tragedia de la sed, esa vida llena de abnegados heroísmos, tras el arado que abre y la semilla que cae, al abismo de un germinar, entre las blancas cenizas de un incendio, que esa es la sed de la tierra y la claridad sin nubes.

La leyenda de los ciervos y de los bosques, de las espesuras y de los matorrales, de la densidad forestal, hace soñar en aquel posible o imaginado tiempo, en que estos llamados Monegros fueron montes poblados con la cabellera abundante de las hayas y de los pinos. El sueño y la vocación canalista, la esperada realidad del Canal de

Monegros por otra parte, han hecho que estos legionarios de la incertidumbre y de la miseria se adaptaran a vivir precariamente, sin un pozo artesiano, sin agua en las balsas.

Pero… El alcalde de Alcubierre, un alcalde que tiene sentido común y sentido político clamó hace poco tiempo, e invocando las razones que en estos casos son de eficacia mayor. Pidió arbolado para esa sierra, muralla del Alto Aragón y de los Monegros bajos, dique de roca, frontera geológica de la meseta monegrina y de la zona de los riegos del Alto Aragón.

Han pedido la repoblación forestal; se han impuesto para ello Lanaja, Robres y Alcubierre el sacrificio de aportaciones económicas; han unido a estas aportaciones la historia canalista, los entusiasmos de aquella región de muchos años, sólo dedicados a realizar el imperio forestal como único remedio a la sequía crónica.

La sierra, dura, alta y estéril, alberga muchas vidas: la de sus hogares tristones, la de sus hombres cansados de sembrar, la de sus ganados que han paseado días y días sin encontrar veredas y caminos donde yantar. La sierra ingrata, seca y pelada, ha rehuido la humedad, ha tirado hacia abajo a sus hijos, ha arruinado a sus moradores. Pero el ansia de vivir, el deseo de no querer abandonar pueblos enteros, en muchos momentos culminante y a punto de realizarse, ha sido vencido por el de vivir a toda costa, de hacer una plantación de arbustos, de vigilantes, de amigos.

Recientemente se ha celebrado la mayor fiesta que se podía hacer. Algún día se celebrará otra mayor. Cuando el ilustre ingeniero Sans Soler abra las compuertas y lance las aguas del Canal de Monegros, desde la sierra hacia la meseta monegrina. En tanto llega ese día, el único medio de conseguir que los cereales no desaparezcan y se pueda comer pan es implantando el régimen del árbol, que, es la llamada a las lluvias. La sierra alta, poblada de millares de árboles, que atraerán a esas nubes que pasan y pasan burlándose de esta serranía, poblada de silencios y de tristes aspectos.

B. GARCÍA MENENDEZ. (El Liberal, de Madrid). Diario de Huesca 4 del 10 de 1929.

La repoblación fue, ante todo, una reivindicación para sacar adelante una tierra que necesitaba inversiones para salir de la miseria en la que se encontraba. Junto a la llegada del agua, a través del canal de Monegros, fue la gran esperanza de finales del siglo XIX y principios del XX. Aunque su gran dimensión complicó su continuidad hasta su paralización en la década de 1930. Los pueblos continuaron luchando y reclamando  la necesaria inversión, tal y como es el caso de Ángel Gavín, secretario del ayuntamiento de Alcubierre.

De Alcubierre. Los trabajos de repoblación, paralizados en absoluto

Tomar la pluma para exponer un hecho que deja sin trabajo y por ende sin pan a un centenar de familias de la clase obrera de esta localidad, nos llega al alma; pero dejar a ésta sumida en la miseria y silenciar el hecho, sería un crimen de lesa humanidad, que nosotros no podemos aceptar. El cumplimiento del consorcio que tiene hecho el Ayuntamiento con el Estado y aprobado por este último en 2 de Julio de 1928 para repoblarla Sierra de Alcubierre, es bastante, de momento, como lo ha sido hasta hoy, para que ninguna familia careciera de pan.

La orden terminante y rotunda de paralización absoluta de trabajos ha caído como una bomba; más, en una población corno esta que en el año 1929 fue nula a  consecuencia de la sequía la cosecha de cereales, única que tiene importancia. Del Gobierno, autoridades y Prensa recabamos el apoyo preciso para que la clase obrera pueda tener trabajo y, con ellos los medios necesarios para alcanzar pan para sus familias.

Repoblación, trabajos en el tramo tercero del Canal de Monegros y la subasta del proyecto de conducción y abastecimiento de aguas potables a la población aprobado en 5 de Noviembre último, pueden evitar muchas penalidades y sufrimientos. Sí quien puede atender las peticiones lo hace, habrá realizado una gran obra social. Tenemos noticias de que el alcalde ha dado cuenta a su jefe superior.

Ángel Gavín

Diario de Huesca – 22/02/1930.

El 28 de febrero de 1930, el Diario de Huesca daba cuenta que el ministro de fomento manifestaba que no iba a hacer desaparecer la Dirección de Montes, noticia por la que el mismo diario mostraba cierta alegría, especialmente manifiesta “Y dada la trascendencia que ello tiene para la provincia tan forestal como la nuestra, aplaudimos igualmente la decisión del ministro de Fomento, no solo de mantener aquella Dirección general, si no de imprimirla gran actividad y nos permitimos interesarle, continúen con la misma intensidad los importantes trabajos que el Distrito Forestal realiza, para la repoblación de los montes de Argüís y de la Sierra de Alcubierre, y para la explotación ordenada de la masa arbórea del Pirineo Aragonés, cuyos gastos han de ser tan reproductivos para el país”.

El miércoles día 29 de abril de 1930 se celebró sesión la Comisión permanente de la Diputación de Huesca, reuniéndose la Comisión provincial Permanente y el Pleno Diario de Huesca 1 de mayo de 1930: “Se da cuenta de una instancia de los Ayuntamientos de Lanaja, Robres y Alcubierre, solicitando un anticipo de diez mil pesetas para fines forestales de la sierra de Alcubierre. El señor Lacadena felicite, con frases encomiosas, la labor de esos Ayuntamientos que han sabido conseguir un consorcio ventajosísimo con el Estado y que dada la justicia y equidad que anima aquella pretensión, propone el nombramiento de una ponencia para favorecer los intereses de esos pueblos y con ello la riqueza forestal de la provincia.

El señor España manifiesta que ha oído con mucha complacencia las palabras del señor

Lacadena, pueda realmente la solicitud de los citados pueblos es muy interesante por el sacrificio que se han impuesto esas Corporaciones para llegar a la repoblación forestal de la sierra de Alcubierre y que, por tanto, la Diputación no debe desatender esas peticiones. Pronuncia bellas frases en alabanza del árbol y adhiriéndose a la propuesta del señor Lacadena, pide se tome en consideración y se nombre una ponencia.

Se acuerda finalmente que el asunto pase a las Comisiones de Fomento y Hacienda conjuntamente.”

Diario de Huesca 1 de mayo de 1930

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Según Carlos Tarazona Grasa, autor de libro Pinos y penas, la fórmula que se escogió para acometer las repoblaciones fue la del consorcio entre la administración forestal y los tres ayuntamiento afectados: Alcubierre, Robres y Lanaja: “El D. F. de Huesca se comprometía a llevar la dirección técnica de las mismas así como a proveer de las semillas y plantas necesarias. El ingeniero de montes encargado de dirigir las mismas fue Ricardo Sáenz de Santamaría. La repoblación se debía efectuar mediante la apertura manual de hoyas aunque esta parte no fue ejecutada por la administración forestal. Esa fase se realizó mediante subastas públicas a las que se podía presentar todo el mundo que quisiera. En el tablón del ayuntamiento afectado se exponían las condiciones que debían cumplir los interesados y la forma de ejecutar los trabajos. El pliego en cuestión fijaba el número de hoyas a realizar, las zonas donde había que abrirlas o el coste individual de las mismas. A estas subastas se presentaron sobre todo a q vecinos de los tres pueblos afectados”. (http://esmemoriaus.blogspot.com)

Al final, los montes repoblados, señala carlos Tarazona Grasa, fueron los montes de utilidad pública nº 330 de Alcubierre, nº 332 de Lanaja y el nº 335 de Robres: “Para 1930 en esos tres montes se habían repoblado por el procedimiento del ahoyado manual 690 Ha, cifra que quedó finalmente bastante por debajo de las 4.000 Ha previstas inicialmente”.

nº monte  Pertenencia Fecha subasta Nº de hoyos Plazo ejecución   Coste hoyo
     332      Lanaja 20-Nov-1928    100.000        3 meses
     335      Robres Octubre 1929      50.000        3 meses  12 céntimos
     330  Alcubierre 26-Oct-1929    100.000        3 meses
     330  Alcubierre 27-Ene-1930    250.000        4 meses  11 céntimos

Fuente: http://esmemoriaus.blogspot.com

El Pucero de Alcubierrre

Vista del monte Pucero de Alcubierre con sus laderas ahoyadas manualmente. Foto: Archivo Cartagra. Fuente: http://esmemoriaus.blogspot.com.

En 1940-1950 comenzaron de nuevo las repoblaciones en masa en la provincia de Huesca: “720 has. repobladas y se localizan en los municipios de Castiello de Jaca, Gurrea de Gállego y Alcubierre (Chauvelier, Francis)”. Así mismo, la sierra de Alcubierre sufrió una serie de repoblaciones forestales a partir de 1940 con un objetivo protector y social y en 1952 aparece como comarca de Interés Forestal “Sierras de Alcubierre y Lanaja (Z y HU). Decreto de 11 de enero de 1952 por el que se declara de interés forestal la comarca que se establece en las sierras de Alcubierre, Lanaja y sus estribaciones de las provincias de Zaragoza y Huesca. (La restauración forestal de España. 75 años de una ilusión)”.

Para Chauvelier, el pino carrasco (Pinus halepensis) es una especie espontánea de la vertiente norte de la Sierra de Alcubierre, señala Chauvelier, su distribución, en la sierra, va de los 200 a los 700 metros de altitud. Aunque para autores como César Pedrocchi, la carrasca sería la especie potencial de la sierra de Alcubierre. No obstante la sabina ocupa grandes espacios desde el piedemonte, donde forma grandes rodales, alcanzando zonas elevadas de la sierra donde aparecen individuos dispersos. Ver: Las sabinas de Los Monegros.

“Otra parte de las repoblaciones se han localizado en la Sierra de Alcubierre y en los Monegros, tratándose en este caso de tierras de seca no dedicadas a la cerealicultura y dominadas por cerros cubiertos a medias por esqueléticos bosques residuales de pinos de Alepo y de sabinas, y por un matorral más o menos espeso. Este último pertenecía a los ayuntamientos y recibía durante el invierno algunos rebaños de ovejas llegados desde los Pirineos hasta las partes más altas de la Sierra de Alcubierre. En este contexto, y al cabo de veinte años, se han desarrollado nuevos pinares, ocupando en ocasiones emplazamientos realmente inhóspitos.”

Francis Chauvelier

La Repoblación Forestal en la provincia de Huesca y sus impactos geográficos.

En 1948 se firmaron nuevas repoblaciones, a través de un consorcio entre el Patrimonio Nacional del Estado y el Ayuntamiento de Alcubierre. Unas ochocientas hectáreas en el monte de utilidad publico nº 330 “Comprendidas en las partidas de Loma de San Caprasio, sesenta hectáreas linda al norte y oriente con resto del monte  La Sierra nº 330; al mediodía con monte Lanaja y poniente con monte Farlete Puy Fernando, Valdelupo y Pacos de Ramón, quinientas hectáreas, linda por norte con Barranco Nuevo, mediodía Filada de Paris, oriente Barranco de San Caprasio y poniente Filada de Paris. Pucero, extensión doscientas cuarenta hectáreas, linderos: norte con monte Robres, mediodía monte del Irazo, poniente monte de Leciñena y oriente con la parte repoblada del mismo monte nº 330 y Galacho de sobre Casas. Así como la ejecución de los trabajos auxiliares necesarios para la creación y conservación de la masa forestal”.

Francisco Amador Mene, natural de Alcubierre, trabajó en las repoblaciones de la sierra. Francisco relata como en la zona de la balsa de las Piedras se instaló un vivero y actualmente aún queda la caseta de los forestales. Trabajaban unas doscientas personas. Subían andando desde Alcubierre hasta san Caprasio, Francisco tenía unos 18 años, sería el año 1951 -De forestal estaba Adrián, era algo loco-. Salían de Alcubierre a las cinco de la mañana para comenzar la jornada de trabajo a las ocho, por las faldas de san Caprasio, -Los de Robres venían en bicicleta-. Trabajaban ocho horas y luego se volvían para el pueblo.

A jada ahoyaban, iban haciendo los agujeros hasta que cambiaba el tiempo en invierno y comenzaban con la plantación. La planta la traían desde Huesca con un camión y la descargaban en el vivero de la balsa de las Piedras. Después, con un burro subían la planta a las lomas donde estaban trabajando, -Se llevaba en los esportones de los burros-.

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Barranco de Valzaragoza. Vuelo americano 1945.

Desde Alcubierre Crisis Obrera

Diversos e interesantes decretos ha dictado el ministerio del Trabajo en favor del sufrido obrero agrícola, pero éstos según noticias, no han tenido la virtud de mitigar la crisis existente., ni aún en la época de recolección.

Si en la segunda quincena de Agosto no se ha dado gran impulso a los trabajos de la Confederación o Mancomunidad, serán muchos los millares de obreros que habrá en Aragón en paro forzoso y tendrá el Gobierno otro problema tan importante y grave como el de Andalucía.

Son incalculables los perjuicios que irrogan esas indecisiones y entorpecimientos continuos en problemas de tan vital importancia como son los riegos, repoblaciones, ferrocarriles, carreteras y demás obras públicas de la Nación.

Toda esta zona monegrina está anhelando llegue el momento de ver cumplidas las solemnes promesas que se le han hecho de principiar a construir  y construido en breve plazo el acueducto de Tardienta que es que ha de darle vida y convertirla de mísera a una de la más fértiles de España.

Y si se pretende conjurar de verdad el conflicto que la falta de trabajo pueda originar interesa que también a la brevedad posible den principio a los trabajos en el tramo tercero del canal de Monegros.

En esta localidad, en años anteriores, con las labores que se llevaban a cabo en la repoblación de la sierra, gran número de obreros, con su honroso trabajo, ganaban el pan para ellos y sus familias.

En el actual, no tenemos noticias de que se haya concedido para dichos fines cantidad alguna.

Hay que esperar que un ministro que representa a Aragón, que lleva un sobrenombre de discípulo predilecto de Costa, que en el ideario de su partido  tiene como lema preferente el fomento y conservación de las obras públicas de verdadera utilidad general, el intensificar la repoblación forestal y el de la obligación del Estado de proporcionar a todos los ciudadanos la posibilidad de ganarse el sustento mediante un trabajo remunerador  y productivo; hay que esperar decimos, que su elevada y reconocida cultura la emplee en dar facilidades para que sean pronto realidad tan bellos ideales.

No olvide señor ministro, que el problema más vital para todas las clases sociales hoy en Aragón, es el de riegos; el complementario, la repoblación forestal y, el más importante, solucionar la crisis del trabajo.

Un pueblo mísero de la zona monegrina como Alcubierre, que tuvo la valentía de interesar y acometer, de acuerdo con el Estado una empresa tan importante y útil como la de repoblar la Sierra en una extensión de más de 2.500 hectáreas de terreno, caso único en España y quizá en el mundo entero; no puede llevar a su ánimo la convicción de que un ministro radical-socialista con los títulos ya expuestos, se desligue del compromiso que adquirió el Estado, y si en ello nos equivocáramos – cosa que no creemos-, tenemos fe en que los representantes en Cortes lucharán con entusiasmo con ese entusiasmo, desinterés y cariño nunca bastante agradecido, con que lo defendió la Prensa de la región y de Madrid hasta conseguir el justo premio que la constancia, el tesón y el amor al árbol, de un pueblo merece.

El digno alcalde don Ignacio Mené, que siente cariño extraordinario por este problema y el social, también tiene interesada su continuación y sería para él y para el vecindario que representa muy lamentable un fracaso, porque aparte del interés general, se halla el de la satisfacción que produce el tener colocados a los obreros en la localidad que actualmente se hallan ya en paro forzoso.

Ángel Gavín

Diario de Huesca 14 de agosto de 1931

La repoblación significó trabajo y la recuperación de la sierra como una oportunidad para uno de sus aprovechamientos: el de leñas, que fue vital en el pasado. Una obra complementaria al canal de Monegros que atraería las lluvias para un seco y árido territorio lleno de miserias. “En la actualidad, en una extensa comarca, mueren de sed las semillas y las plantas, se carece del agua necesaria para beber las personas y ganados, los obreros no alcanzan trabajo para remediar las necesidades de sus familias y dar pan a sus hijos, los agricultores se encuentran también sin agua, sin trigo, sin pan, sin paja y sin cebada, y lo que es más doloroso con la esperanza perdida de hallar siquiera un modesto alivio a tal desventurada situación porque la cosecha actual está totalmente perdida por la sequía como también se perdieron las tres de años anteriores. A esto hay que añadir que están agotadas las existencias de cereales para la próxima siembra, pues las pocas que quedan son necesarias para el consumo actual. En situación tan desesperada como la que hoy desgraciadamente se atraviesa en estos pueblos, cuando el vivir es una agonía que agota con lentitud las energías del paciente que aún espera con gran ansiedad un alivio a tanto y tanto mal como tiene sobre sí”. La dramática situación de aquellos años, descrita en el escrito del ayuntamiento de Alcubierre “El arbolado y la sequía”, diario de Huesca 19 de mayo de 1925, evidencia la importancia que tuvo la reforestación de la sierra de Alcubierre. “Año tras año la emigración aumenta, familias enteras han marchado más de cuarenta, la juventud desaparece en su mayor parte en busca del sustento que aquí no encuentran y, como prueba de ello, baste decir que de los comprendidos en el padrón de cédulas pe4rsonales, o sea mayores de 14 años, durante el año 1924 se han ausentado 126, el 13 por 100 en un año”( Diario de Huesca del 17 de febrero de 1925).

Hoy en día tenemos una gran sierra  que podemos disfrutar, declarada como zona ZEPA (ES0000295) y LIC (ES2410076) de la Red Natura 2000. Presenta una rica biodiversidad en un contexto árido, sobresaliendo en el Valle del Ebro, así la sierra se configura como una gran masa forestal, un bosque que va madurando ofreciendo un extraordinario espacio natural que valorar, proteger y preservar.

A la memoria de Ángel Gavín Bailo

A todos sus habitantes y a don Ángel Gavín especialmente, por ser alma de todo movimiento honrado e iniciador de las más loables y beneficiosas empresas, enviamos nuestra felicitación cordialísima por el éxito, significación y brillantez de la hermosa y educadora fiesta del Árbol.

Diario de Huesca del 17 de febrero de 1925

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3 comentarios en “Repoblaciones en la sierra de Alcubierre

  1. Constantino Escuer Murillo

    Enhorabuena, Joaquín Ruiz Gaspar, has hecho un gran trabajo de recopilación de datos sobre las repoblaciones en la parte oscense de la Sierra de Alcubierre.
    De la parte zaragozana, solo sé lo relativo a Perdiguera y por lo que conozco, no se han producido repoblaciones, salvo un pequeño cerro a mitad de camino, subiendo hacia la sierra, que se repobló en los años 50, y una loma junto al pueblo y la zona de escorrentía de los aljibes, que se repoblaron en los años 80. Creo que todo lo que se ve en la sierra, es vegetación natural. Ni en los grandes incendios, como el de la loma de Monteoscuro en los años 40, ni el de Las Filadas en el 85 hubo intervención humana para repoblarlos, surgieron la vegetación y el arbolado espontáneamente. Por lo que conozco de los libros de cuentas, las actividades en la sierra estaban muy reguladas y se penaba con fuertes multas a los infractores, ya fuese por cortar alguna sabina, por cortar pinos sin permiso, o por carbonear fuera de las zonas que se daba a cada solicitante para hacerlo. Se llegaba a penar por portar estrales, aunque no se hubiese hecho ninguna corta en el momento de ser sorprendidos con ellas en el cinto. Es posible que estas normas, tan llevadas a rajatabla – pues había un montero que se ocupaba de la vigilancia del monte, y parte de su salario lo sacaba de las penas impuestas- hayan propiciado una mejor conservación de la sierra en nuestro pueblo, y es posible que en otros, si estas normas eran más laxas o simplemente no existían, se produjera un abuso en las cortas y se terminara con el bosque natural.

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