Una lápida, en el entorno del aeródromo «Alas Rojas» de Sariñena, recuerda la memoria de Carlos Muntadas Prim S. Prim Duque de los Castillejos y el alférez Abelardo Carazo Calleja “Aquí cayó con otros compañeros el 14 de septiembre de 1937. II A.T. luchando por Dios y por España el capitán voluntario de aviación Carlos Muntadas Prim S. Prim Duque de los Castillejos nacido en Barcelona en enero de 1901.” En este artículo nos adentramos en la figura de Carlos Muntadas Prim, duque de Castillejos.
Carlos Muntadas Salvador Prim Muntadas y Golferichs II duque de los Castillejos nace en Barcelona en enero de 1901, hijo de Carlos Muntadas y Muntadas y Concepción Salvadó-Prim y Golfrich. Su padre, Carlos Muntadas y Muntadas, del linaje Muntadas, respondía a una importante familia catalana fundadores de la factoría la España Industrial y propietarios, entre otras posesiones, del Monasterio de Piedra (La Saga de los Muntadas Prim. Destino del 12 al 22 de febrero de 1978, nº. 2.106.). El linaje Muntadas, en origen Muntades, ahonda el periodista Xavier Boro, proviene de Sant Sadurní de Sovelles: “Dos de sus miembros, Matías Muntadas y Francisca Campeny, se trasladaron a Igualada donde nacieron sus siete hijos, fundadores de la que sería una de las compañías más potentes de todo el estado”.
Por parte materna, Carlos Muntadas Prim hereda los títulos del ducado de Prim y del ducado de los Castillejos. Su madre, Concepción, era sobrina materna de Isabel Prim y Agüero, I duquesa de Prim grande de España. De hecho, el ducado de Prim fue el primer título que concedió Amadeo I, seguido del ducado de los Castillejos.
Ingeniero industrial, estudia en la Escuela Central de Ingenieros Industriales (Relación de alumnos caídos, ABC 31 de marzo de 1940). Como empresario, Carlos Muntadas Prim estuvo vinculado al Banco Zaragozano, del que fue consejero, y a la España Industrial. Además, es aviador y gran aficionado a la aviación, siendo uno de los pioneros del vuelo a motor en Cataluña y que alcanza el grado de teniente de aviación durante la guerra civil española.

Carlos Muntadas Prim (Diario de Barcelona. La Saga de los Muntadas Prim. Destino del 12 al 22 de febrero de 1978, nº. 2.106).
Es reseñable, tal y como recoge Xavier Boro, Carlos Muntadas Prim es socio y atleta del Club Deportivo Espanyol y participa en campeonatos de primer nivel con la recién creada sección de atletismo del club blanquiazul.
Como curiosidad, su padre Carlos Muntadas Muntadas preside, entre 1921-1931, el Centro Aragonés de Barcelona, sustituyendo al sariñenense Rafael Ulled: “Su gestión duró dos años, a él le cupo el honor de vivir otro período ilusionante: la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Se programó una Semana Aragonesa en el Palacio de Proyecciones y en el Pueblo Español. Hubo exposiciones, cine documental, espectáculos folclóricos y conferencias, que impartieron Isidro Comas y Ricardo del Arco, entre otros. El monarca Alfonso XIII, en su visita al Pueblo Español, asistió –“gratamente sorprendido”, según las crónicas– a un recital del jotero José Oto, que dirigió el Orfeón Goya y la rondalla del Centro.” (Historia – CENTRO ARAGONÉS DE BARCELONA (centroaragonesdebarcelona.es)).
Con la irrupción de la guerra, Carlos Muntadas Prim se alista como voluntario de aviación en el bando franquista, pasando de Biarritz a zona sublevada con el ST-25 que utiliza para competir. Concretamente llega a Pamplona “En aquellos momentos de intensa exaltación patriótica, llega a Pamplona pilotando una avioneta de su propiedad, el duque de los Castillejos. Como ellos, con el mismo fervor, con idéntico entusiasmo, viene a luchar por Dios y por España” (La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939). No obstante, algunas fuentes citan que primero se presenta «rápidamente» con su bimotor Monospar a las fuerzas nacionales en Burgos (Revista de aviación).
Efectivamente, a los mandos de su avioneta, Carlos Muntadas Prim presta sus primeros servicios en el bando nacional, realizando arriesgados enlaces “de gran trascendencia en aquellos momentos confusos llevando a cabo enlaces arriesgados, de enorme responsabilidad, que contribuirán al éxito de las primeras operaciones”. Al poco, comienza a pilotar aviones de mayores dimensiones, tomando parte en numerosas operaciones, como en Somosierra, San Marcial e Irún: “Días más tarde, sustituye su avioneta por un viejo aparato de la Aviación Nacional, con el que toma parte en las operaciones de Somosierra, San Marcial e Irún. (La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939). Se cita que pilota “Dragones” y “Fokkers”, encuadrado en el Grupo 31 y en octubre Muntadas se incorporó a los Junkers «donde hasta su muerte realizó un importante papel” (Revista de aviación).
Por méritos de guerra, Carlos Muntadas es ascendido al grado de teniente y pasa a formar parte del 1er grupo español de vuelos nocturnos, confiándole un moderno trimotor bombardero junto a los aviadores Carlos de Haya González de Ubieta y el ruso el teniente Vsevolod Marchenco Larinof. La Vanguardia, en su edición del 14 de septiembre de 1939 lo recogía de la siguiente forma: “Ascendido a teniente por méritos de guerra, se le confía un moderno trimotor de bombardeo, formando con los inolvidables Haya y Marchenco, el primer grupo español de vuelos nocturnos. Con el primero de dichos héroes, aprovisiona de víveres y municiones a los heroicos defensores del Santuario de la Virgen de la Cabeza. Toma parte activa en la famosa batalla de Brúñete, y colabora eficazmente en la brillantísima campaña del Norte. Asciende a capitán”.
Entre enero y abril de 1937, Carlos Muntadas Prim, junto a los aviadores Carlos de Haya y el ruso Marchenko realizan el aprovisionamiento de víveres a los militares atrapados en La Basílica y Real Santuario de la Santísima Virgen de la Cabeza, santuario ubicado en pleno parque natural de la Sierra de Andújar, en el paraje conocido coloquialmente como cerro del Cabezo, provincia de Jaén. En el santuario quedan atrapados unos doscientos guardias civiles, sus familias y numerosos civiles de la provincia de Jaén, bajo el mando del capitán Santiago Cortés González. Consiguieron resistir durante nueve meses al asedio hasta que el 1 de mayo de 1937, con el Santuario reducido a escombros, cae herido de muerte el capitán Santiago Cortés González y el Santuario es tomado por el bando republicano.
De aquellos sucesos, existe una detallada relación de misiones en las que interviene Carlos Muntadas Prim, principalmente en el asedio al monasterio de la Virgen de la Cabeza (Página Facebook: El Santuario de la Virgen de la Cabeza en la Guerra Civil)
- 18 de enero de 1937. Tras intentar sin conseguirlo, arrojar víveres sobre los asediados el día 17, Haya y Muntadas lo vuelven a intentar el día 18. Apenas daban las ocho de la mañana en Tablada, el Douglas de Carlos de Haya y, algo después, el Junkers-52 de Muntadas, ponen rumbo a levante buscando la sierra de Andújar con dos cargas de víveres, la de Haya para el santuario y la de Muntadas para Lugar Nuevo. Los dos pilotos tuvieron que volver, debido al mal tiempo; lo intentaron al mediodía: ¡Misión imposible!.
- 16 de abril de 1937 Muntadas y Bengoechea participan en el bombardeo de Linares.
- 20 de enero de 1937 Aprovisionamiento al santuario de la Virgen de la Cabeza. Aparatos: Junkers 52 nº 22-54 Piloto: teniente Muntadas Material Arrojado: Indeterminado número de víveres. Nota: Muntadas efectuó 3 vuelos.
- 16 de enero de 1937 Aparato: Junkers JU-52 nº 22-54 Pilotos: teniente Muntadas y Alférez Gallo Nota: Resulta imposible arrojar víveres por la niebla y el mal tiempo.
- 17 de enero de 1937. Carlos de Haya y Carlos Muntadas, conscientes de las penurias, ya espantosas, que estaban padeciendo los sitiados, uno en el Douglas DC- 2 y el otro en un Junkers 52, intentan un abastecimiento de urgencia, pero eran tales las nieblas que coronaban el santuario que les fue misión imposible, entre la desesperación no ya de las familias sino de Cortés. Nada más comprobar y escuchar cómo se alejaban los aviones, el capitán ordenó sacrificar tres caballerías que quedaban y que habían servido para bajar y subir, con cargas, entre Lugar Nuevo y el santuario y viceversa. ¡Mil bocas para comerse tres bestias!.
- 19 de enero de 1937 Fue un día de sol y lloviznas, pero sin nieblas. Los aviadores Haya y Muntadas aprovecharon la oportunidad que les daba el tiempo para hacer cinco viajes al santuario, dos desde Sevilla y tres desde Córdoba. En uno de los viajes, Haya bombardeó la posición desde la que el ejército republicano los fustigaba con el fuego de una ametralladora antiaérea, destruyéndola. Aquel día nos dice Juan Pedro Cortés Camacho en su libro La Epopeya del Silencio, Haya y Muntadas arrojaron a los sitiados 2.236 kilogramos de víveres sobre el santuario y 1.275 sobre Lugar Nuevo.
- 27 de abril de 1937. Aprovisionamiento Aparato: Savoia 81 nº 20-21. Piloto: capitán Carlos de Haya González. Tripulante: teniente Muntadas Duración del vuelo: 2 h. Material arrojado: 1.000 kg. de suministros, entre ellos 200 kg. de bombas de mano y gasolina para defenderse de los tanques. Nota: Aprovisionamiento y bombardeo. Nocturno. 1 impacto
- 19 de enero de 1937Aparatos: Junkers 52 nº 22-54 Piloto: teniente Muntadas Material arrojado: Indeterminado número de víveres. Nota: Muntadas efectuó 2 vuelos.
- 30 de abril de 1937 Aparato: Junkers-52 nº 47 Piloto: capitán Carlos de Haya González Tripulante: teniente Muntadas Duración del vuelo: 2 h. 10 m. Nota: Bombardeo. Nocturno. 3 impactos y dos ráfagas de metralla Aparato: Junkers-52 Piloto: teniente Marchenko Tripulante: teniente Ercilla Material arrojado: Víveres
- 20 de marzo de 1937 El heliograma enviado hasta Porcuna y destinado al capitán Rodríguez de Cueto, un mensaje -parte el día 20 y parte el 22- que decía: Estamos sin víveres-…, llevan dos días bombardeándonos sus aparatos desde Andújar, habiéndonos causado dos bajas. Los Katiuskas habían arrojado en este día casi tres centenares de bombas. Ese mismo día Marchenko y Bazán a las 18 h. 55 m. y Haya-Muntadas casi media hora más tarde abastecían las posiciones del santuario. Lugar Nuevo había sido aprovisionado algo antes, por medio de un Junker-52 pilotado por Bengochea acompañado de Prada.
- 18 de enero de 1937 Aparato: Douglas DC-2 Piloto: Carlos de Haya Material arrojado: Indeterminado número de víveres. Nota: De Haya efectuó 2 vuelos desde Sevilla y otros 2 desde Córdoba. Aparato: Junkers-52 nº 22-54 Piloto: teniente Muntadas Material arrojado: Indeterminado número de víveres. Nota: Muntadas realizó 2 vuelos.
- 17 de abril de 1937APARATO: Junkers 64 Piloto: Capitán Carlos de Haya González Duración vuelo: 2 h. 30 m. Nota: Aprovisionamiento y bombardeo. Nocturno Aparatos: Junkers 52 Pilotos: Bengoechea y teniente Muntadas. Nota: La escuadrilla ataca posiciones republicanas con el resultado de 37 bajas
- 17 de enero de 1937 Aparatos: Douglas DC-2 Junkers JU-52 nº 22-59 Pilotos: Carlos de Haya, teniente Muntadas y Alférez Gallo Nota: Ambos vuelos fracasan debido a las condiciones meteorológicas.
- 20 de marzo de 1937 Aparato: Junkers-52 nº 22-62 Piloto: capitán Carlos de Haya González Auxiliar: teniente Muntadas Material arrojado: Víveres Tiempo de vuelo: 2 h. 15 m. Nota: Vuelo nocturno. Aparato: Savoia-81 nº 21-20 Piloto: capitán Bengoechea. Auxiliar: Prada. Material arrojado: Víveres. Nota: Atacado por los cazas republicanos recibió impactos. Aparato: Junkers-52 nº 22-59. Piloto: capitán Bazán. Auxiliar: teniente Marchenko. Material arrojado: Víveres. Nota: Atacado por los cazas republicanos recibió impactos
- 19 de abril de 1937. Aparato: Junkers-52 nº 22-61. Piloto: Capitán Carlos de Haya González / teniente Muntadas. Duración de vuelos: Se realizaron dos servicios de 1 h. 42 m. y otro de 1 h. 40 m. Nota: Bombardeo proximidad santuario. Nocturno. Antiaéreos. Este día Marchenko y Prada lanzan otro mortero de 81 mm. Desde el Savoia.
- 20 de abril de 1937. Aparato: Savoia-81 nº 21-20. Piloto: capitán Carlos de Haya González / capitán Prado. Duración del vuelo: 2 h. 10 m. Material Arrojado: Víveres y otros Nota: Aprovisionamiento y bombardeo. Nocturno. Antiaéreos. Aparatos: Junkers-52 y Fiat. Pilotos: teniente Marchenko, teniente Muntadas, Jaime Díaz de Rivera, comandante Mendizábal. Realizaron ataques contra posiciones republicanas. El grupo de Junkers del comandante Gil Mendizábal, protegido por 24 cazas Fiat, ataca a los tanques, morteros y caminos republicanos, con tal éxito que los republicanos fracasaron en el ataque iniciado.
- 18 de abril de 1937 Aparato: Savoia-81 nº 21-20. Piloto: capitán Carlos de Haya González / Ccapitán Prado. Duración del vuelo: 2 h. 14 m. Material Arrojado: 1 mortero, fusiles, ametralladoras y munición, parte del cual cae en posiciones republicanas. Nota: Aprovisionamiento y bombardeo. Nocturno. Antiaéreos. Este día Marchenko hace 2 servicios de bombardeo y Muntadas uno, ambos con aparatos Junkers.
| “La guerra se endurece por momentos: nuestros valientes aviadores se superan abatiendo sin cesar aparatos enemigos. Llega septiembre: el dragón rojo Intenta un esfuerzo supremo, pretende conquistar Zaragoza. ¡Vana ilusión!, las victoriosas tropas de nuestro Caudillo dan al traste con tamaña fanfarronada. Nuestra heroica Aviación trabaja intensamente.” La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939. |
En torno a septiembre de 1937, la pista de Carlos Muntadas Prim se sitúa en la base aérea de zaragoza. Es entonces, cuando la noche del 14 de septiembre de 1937, sobre la 20:30 horas, Carlos Muntadas Prim despega de la base aérea de Zaragoza con destino bombardear el aeródromo republicano “Alas Rojas” de Sariñena.
Lo hace a bordo del Junker Ju-52 núm. 22 – 61 del Grupo I Ju-52 de 2.G/22 con código 22+61 (Cosas de la Aviación), con base en Zaragoza, avión de transporte alemán que fue adaptado durante la guerra civil española como bombardero y que llevó por nombre “Sariñena” (También ostentó este nombre el 22-99). Le acompañan el teniente Vsevolod Marchenko Larinof, conocido como el “ruso blanco”, el sargento artillero, ametrallador, José Ramón Blasco Lavín, el alférez Abelardo Carazo Calleja, el ingeniero sargento Federico Romero y el cabo, operador de radio, Ángel Aparicio Velasco. Algunas fuentes también citan a Carazo Calleja (Cosas de la Aviación).

Sin embargo, antes de alcanzar su objetivo, a medio camino de su destino, el avión es avistado por tropas republicanas al pasar sobre la sierra de Alcubierre, desde el puesto de Lanaja, poniendo en alerta al aeródromo republicano Alas Rojas. Así, una vez avisados en el aeródromo, un chato, a los manos del ruso Eugene Yakushin, despega al encuentro del Ju-52;. aunque, no obstante, algunas fuentes apuntan que fue el ruso Iván Trofimovich Eremenko.
Sarlvador Trallero (Alas Rojas. Sariñena Editorial), apunta que el piloto respondía a Eugene Yakushin, piloto de la unión soviética, especialista en vuelo nocturno y asesor de aviación. Yakushin, también era conocido como Mateo Rodrigo, “quien protagonizó en Sariñena en los primeros días de febrero de 1937, el primer derribo en combate nocturno reseñado en la historia española de la aviación.” (Pardo Lancina, Víctor. Algunas notas sobre la guerra civil en Los Monegros, “Agnes Hodgson A una milla de Huesca”).
El relato que recoge Salvador Trallero, describe como entrada la noche, el Ju-52, el Junker pilotado por Carlos Muntadas, trata de localizar su objetivo, arrojando una bengala que ilumina completamente la zona: “Esto permitió a Yakushin localizar y ametrallar el aparato en dos ocasiones, siendo en esta última cuando el aparato se vio alcanzado completamente, cortando la cola del avión y ametrallando mientras este descendía. Lograron lanzarse en paracaídas el capitán Carlos Muntadas Prim, el teniente Vsevolod Marchenko Larinof y el sargento José Ramón Blasco Lavín. En el aparato murió el alférez Abelardo Carazo Calleja, el sargento Romero y el cabo Aparicio. (Trallero, Salvador. Alas Rojas).
| Un día, en el aeródromo de Zaragoza, los jefes y oficiales de servicio comienzan a impacientarse: el capitán Muntadas debiera estar de regreso, comentan. Pasa el tiempo y el nervosismo aumenta. ¡Vana espera, e] capitán Muntadas no había de regresar! Como ellos llegó un día a Pamplona dispuesto a luchar por Dios y por España, como ellos juró defenderla hasta la muerte. Hoy hace dos años, en el frente de Aragón, sector de Sariñena, el capitán Muntadas cumplía su solemne juramento. ¡Capitán Carlos Muntadas Salvado Prim, duque de los Castillejos! ¡Presenté! I. — L La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939. |
Carlos Muntadas Prim y Vsevolod Marchenko Larinof fueron muertos y abatidos, respectivamente, aquella misma noche. La Causa General de Sariñena, L. 1412, recoge como “el 13 de septiembre de 1937, en el término de Sariñena ‘Partida los Sasos’ apareció herido con magullamiento general por accidente de aviación, el teniente de Aviación llamado Marchenco, del que se decía que era ruso blanco”. Para el investigador altoaragonés Víctor Pardo Lancina, este documento explica que “cayó el aparato que pilotaba incendiado, en combate con los cazas de Alas Rojas”. Igualmente, Pardo cita a Jesús Salas Larrazá-Bal quien, en La guerra de España desde el aire, p. 267, sitúa el accidente en esta misma fecha de septiembre. Al parecer, encontraron los cadáveres de la tripulación completamente quemados e irreconocibles.
Xavier Boró relata como aferrado a los mandos en un último y supremo esfuerzo, moría carbonizado “Su copiloto, Vsevolod Marchenko, un «ruso blanco”, era apresado y fusilado”. Al parecer, todo apunta a que a Carlos Muntadas Prim le falla el paracaídas, este no se le abre y acaba estrellándose contra el suelo. Salvador Trallero recoge como en un bolsillo “llevaba las entradas para ir al cine en Zaragoza con la novia cuando llegara”. Marchenko logra saltar, pero acaba siendo localizado, falleciendo tras un intercambio de disparos con sus perseguidores Si que consigue escapar José Ramón Blasco Lavín, alcanzando líneas nacionales.
Según Salvador Trallero los cadáveres de los pilotos son enterrados en la rambla de Guerrero, no lejos de Albalatillo, colocándose unas piedras para marcar el lugar.
| Noticias necrológicas. El duque de los Castillejos Ha dado heroicamente su vida por la patrie el joven capitán de aviación don Carlos Muntadas Salvador Prim Muntadas y Golferichs, segundo duque de los Castillejos. A su desconsolada madre, a sus hermanos, los vizcondes del Bruch, los duques de Prim y los condes de Reus y demás miembros de la distinguida familia barcelonesa, testimoniamos nuestro sincero pesar. ABC. Edición Sevilla, 25 de septiembre de 1937. |
Su muerte encuentra eco en los medios de la época y el mismo general Queipo de Llano pronuncia unas palabras en su memoria en Radio Sevilla “A esos rojillos de Sariñena que nos han matado a unos valientes aviadores, yo les prometo que recibirán muy pronto su castigo. El castigo no se hace esperar, tres días después una escuadrilla de Heinkel-III bombardea el campo desde mucha altura” (Trallero, Salvador. Alas rojas).
Igualmente en la crónica del ABC del 17 de septiembre de 1937, en su edición de Madrid:, confundiendo a Marchenko con Manowski, «Aragón. Tres Junkers abatidos por nuestros cazas. Perecen varios aviadores alemanes, entre ellos el célebre pilotó Manowski«:
Sariñena 1.6, 10 mañana. A las nueve de la noche del martes fueron oídos unos aviones que volaban sobre esta villa y sus proximidades. Rápidamente funcionaron las señales de alarma, y las gentes acudieron en su mayoría a los refugios, aunque hubo quien prefirió quedarse en la calle, o salir al campo. De improviso, se vio iluminado el espacio por la luz de una bengala, lanzada desde gran altura, y al momento observarse también que se encendían todas las luces del campo de aviación. Con un intervalo de varios segundos, se oyeron dos ráfagas de ametralladora, y se vio como descendía una especie de bólido, qué dejaba tras sí una estela de humo densísimo. Momentos más tarde se supo que nuestros cazas habían derribado dos trimotores alemanes, marca Junkers, y los restos de uno de ellos estaban, parte, cerca de las alambradas del campo y otra parte a 300 metros del borde de una montaña. El hecho quedó confirmado, y produjo extraordinario júbilo entre las gentes, que no mucho rato antes habían: oído la explosión de cinco bombas en las proximidades del, pueblo de Albalatillo. Por nuevas noticias llegadas se supo. que otro Junkers había caído, sin duda, a muchos kilómetros del campo de aviación. Se le vio huir incendiado, los jefes del campo formaron unas patrullas, que salieron en busca de los restos del avión y de los tripulantes. Los servicios se organizaron inmediatamente. También se ordenó que otra patrulla custodiara los restos del trimotor que cayó en las proximidades del campo y recogiera los cadáveres de los tripulantes. Se encontraron, en efecto, dos cadáveres carbonizados, y junto al trimotor un paracaídas.
También podemos contar con el relato publicado en la Revista Aviación:
Finalizando el verano de 1937, la Aviación Nacional, por medio de los infatigables «Junkers», debutó en el bombardeo nocturno de los aeródromos enemigos. El 14 de septiembre, al llevarse a cabo la segunda actuación, todo parecía que iba a discurrir con la misma tranquilidad que la víspera; tras el despegue, de Zaragoza, al anochecer, el trimotor 22-61 voló sin problemas hasta el objetivo: el aeródromo de Sariñena, pero en este punto sorpresivamente salió a su encuentro la caza republicana, que no tuvo dificultad para derribarlo.
Con la excepción del cabo ametrallador Blasco -quien, tras una auténtica odisea, consiguió salvarse- y el teniente Marchenko que haciendo uso del paracaídas también, cayó herido en zona enemiga, donde fue fusilado, el resto de los tripulantes: capitán Muntadas, alférez Carazo, sargento mecánico Romero y cabo radio Aparicio, perderían la vida. El comandante del «Junkers» abatido, capitán Carlos Muntadas Salvadó Prim, duque de Castillejos, era piloto civil antes de la guerra. El Alzamiento le sorprendió en Francia, presentándose rápidamente con su bimotor «Monospar» a las fuerzas nacionales en Burgos. El aviador pasó a volar en los «Dragones» y «Fokker» y su aparato militarizado, fue encuadrado en el Grupo 31. En octubre Muntadas se incorporó a los «Junkers» donde hasta su muerte realizó un importante papel.
Por Decreto del 23-2-1940 al capitán Muntadas le sería concedida la Medalla Militar individual. Ante el «Sariñena» (22-61) -también ostentó este nombre el (22-99)- aparecen de izquierda a derecha de pie: alférez Díaz de Bustamente, teniente Pérez Meléndez (Lisardo), alférez Sánchez Cabal, mecánico Aregay y radio Ismael; sentado, alférez Muntadas (José Vicente).
Pero, como se ha apuntado anteriormente, algunas fuentes apuntan al ruso Iván Trofimovich Eremenko autor del derribo del Junker de Carlos Muntadas Prim.:
- Junkers 22-61 fue derribado por Ivan Eremenko por la noche. Página 214 del libro “La guerra aérea en España” de Sergei Abrosov.
- “El 14 de septiembre, sobre la región de Sariñena, Iván Eremenko volando un I-I6 derribó un Ju-52 de 2.G/22” (Cosas de la Aviación).
- “Al mando de un Junkers Ju-52 Muntadas tenía la misión de bombardear la base republicana de Sariñena; sin embargo, un caza pilotado por el ruso Iván Eremenko, Ramón” (Xabier Boró).
También lo recoge Mijáil Zefirov en su Biblioteca histórica militar: “En julio la escuadra participó en batallas en la zona de Brunet y Madrid, y en otoño operó desde Zaragoza. La noche del 14 al 15 de septiembre de 1937 en la zona Sariñena, 65 km al noreste de Zaragoza, Eremenko derribó el Ju-52/3m»22+61″ del 2-G-22, en el que volaba como copiloto Capitán Vsévolod Marchenko.” (La segunda guerra mundial, aliados de la Luftwaffe italiana).
En este sentido se manifiesta Carlos Lázaro Ávila, quien cree que es Eremenko el piloto que derriba el Junkers, matizando que este hecho, si mal no recuerda, ha sido bien estudiado por el biógrafo de Carlos de Haya “se dice que le acusaron de la muerte de Muntadas por mal planteamiento de la misión”. El libro, apunta Carlos Lazaro Ávila, está acabado hace tiempo, pero Defensa se muestra reticente a publicarlo.
Igualmente, Carlos Lazaro Ávila apunta como en España el Junkers 52 ya era un aparato en configuración militar: «Si mal no recuerdo en el aeródromo de Sariñena-Albalatillo había una patrulla de I-15/Chato por las incursiones nocturnas previas. Creo que ni Haya, ni Muntadas se imaginaban que hubiera una patrulla de I-15. De hecho, me consta que los primeros derribos nocturnos se achacaron a fallos del sistema eléctrico de las espoleado.»
“Unos labradores encontraron la cola del avión en la partida de Cachicorva, a unos kilómetros del aeródromo. “
Alas Rojas. Trallero, Salvador.
En el lugar donde fueron derribados, una lápida a modo de memorial recuerda a Carlos Muntadas Prim S. Prim, considerándose el tercer derribo nocturno de la aviación. Se encuentra junto a la de Abelardo Carazo Calleja: “En este lugar dio su vida por dios y por España el alférez de aviación Abelardo Carazo Calleja en accidente nocturno el 14 de septiembre de 1937. Sus padres le dedican este recuerdo.”
| Tumba y estela de aviadores. En la Partida Los Sasos, en el límite de las defensas del aeródromo y en una vaguada al lado de una caseta para control de riegos, se encuentran una tumba rematada con una lápida y una estela de piedra. En la tumba, trapezoidal, puede leerse: «Aquí cayó con otros compañeros el 14-IX-1937, II A. T. (Año Triunfal) luchando por Dios y por España, el capitán voluntario de Aviación Carlos Muntadas S. Prim Duque de los Castillejos nacido en Barcelona en enero de 1901». A pocos metros se halla una estela de piedra arenisca levantada sobre un pedestal y coronada por una semiesfera a modo de tímpano con los símbolos de la Falange, el yugo y las flechas; una cruz latina en el centro y a la derecha el emblema del Arma de Aviación. En el cuerpo central una leyenda: «En este lugar dio su vida por Dios y por España el alférez de aviación Abelardo Carazo Calleja en accidente nocturno el 14 de septiembre de 1937. Sus padres le dedican este recuerdo». Ley 14/2018, de 8 de noviembre, de memoria democrática de Aragón, ruta de la memoria democrática de Aragón «El Frente de los Monegros» |
Esquela Carlos Muntadas Prim. El Noticiero, 22 de septiembre de 1937.
Esquela I aniversario Carlos Muntadas Prim. El Noticiero, 13 de septiembre de 1938.
Banco Zaragozano a sus Consejeros. Amanecer, 8 de agosto de 1939.
Necrológicas
Segando aniversario de la gloriosa muerte del capitán de Aviación Carlos Muntadas. Hoy hace dos años, en el frente de Aragón, sector de Sariñena, caía en acto de servicio un aristócrata catalán, un soldado de España. Sería injusto, imperdonable, que en estas horas felices de paz y bienestar para los españoles, olvidáramos a quien tan eficazmente contribuyó a deparárnoslas a costa del sacrificio de su vida. Su meritísima actuación en la gloriosa Cruzada contra los enemigos de España, da comienzo el día veinte de julio de mil novecientos treinta y seis. Son los inolvidables días del Alza miento. A Pamplona afluyen sin cesar, legiones de boinas rojas y camisas azules; patriotas de todas edades, desde el joven imberbe hasta el hombre maduro, casi anciano. En aquellos momentos de intensa exaltación patriótica, llega a Pamplona pilotando una avioneta de su propiedad, el duque de los Castillejos. Como ellos, con el mismo fervor, con idéntico entusiasmo, viene a luchar por Dios y por España.
En su propia avioneta presta los primeros servicios de gran trascendencia en aquellos momentos confusos, llevando a cabo enlaces arriesgados, de enorme responsabilidad, que contribuirán al éxito de las primeras operaciones. Días más tarde, sustituye su avioneta por un viejo aparato de la Aviación Nacional, con el que toma parte en las operaciones de Somosierra, San Marcial e Irún. Ascendido a teniente por méritos de guerra, se le confía un moderno trimotor de bombardeo, formando con los inolvidables Haya y Marchenco, el primer grupo español de vuelos nocturnos. Con el primero de dichos héroes, aprovisiona de víveres y municiones a los heroicos defensores del Santuario de la Virgen de ja Cabeza. Toma parte activa en la famosa batalla de Brúñete, y colabora eficazmente en la brillantísima campaña del Norte. Asciende a capitán. La guerra se endurece por momentos: nuestros valientes aviadores se superan abatiendo sin cesar aparatos enemigos. Llega septiembre: el dragón rojo Intenta un esfuerzo supremo, pretende conquistar Zaragoza. ¡Vana ilusión!, las victoriosas tropas de nuestro Caudillo dan al traste con tamaña fanfarronada. Nuestra heroica Aviación trabaja intensamente.
Un día, en el aeródromo de Zaragoza, los jefes y oficiales de servicio comienzan a impacientarse: el capitán Muntadas debiera estar de regreso, comentan. Pasa el tiempo y el nervosismo aumenta. ¡Vana espera, e] capitán Muntadas no había de regresar!
Como ellos llegó un día a Pamplona dispuesto a luchar por Dios y por España, como ellos juró defenderla hasta la muerte. Hoy hace dos años, en el frente de Aragón, sector de Sariñena, el capitán Muntadas cumplía su solemne juramento.
¡Capitán Carlos Muntadas Salvado Prim, duque de los Castillejos! ¡Presenté! I. — L
La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939.
Obituario aniversario Abelardo Carazo Calleja. Diario de Burgos : de avisos y noticias: Año XLVIII Número 19765 – 1938 septiembre 13.
No fue el único de su familia, el también aviador Jorge Luis Muntadas falleció durante la guerra civil en un accidente de aviación. Así lo recoge La Vanguardia del 14 de Septiembre de 1939 «La casualidad hizo que tiempo más adelante un primo de Carles Muntadas, también muriera en un accidente de aviación que en este caso se produjo en Málaga: Jorge Luís Muntadas Claramunt (conocido como Muntaditas según la Vanguardia), con 21 años era el piloto español más joven de la aviación franquista». Pues, como ya avanzaba la misma La Vanguardia del 19 de Julio de 1939., «De estirpe ilustre en Barcelona, Jorge Luis Muntadas fue un paladín más de la Cruzada, a la que ha rendido esta noble familia su tributo de sangre con la muerte del también glorioso aviador, ya aludido, el duque de los Castillejos , primo hermano del que ahora lloramos».
Tras su muerte, Carlos Muntadas Prim es reconocido en su bando, concediéndole la medalla militar por Decreto del 23 de febrero de 1940. Igualmente fue condecorado con la Cruz del Águila alemana del gobierno nazi del III Reich, hecho recogido en El Adelantado de Segovia en su edición del 23 de octubre de 1942:
Condecoración alemana a los familiares del heroico capitán aviador Muntadas caído durante la Cruzada. Barcelona, 23. —Los familiares del capitán de Aviación, D. Carlos Muntadas S. Prim, segunde duque de Castillejos, caído en el frente de Aragón durante la cruzada, han recibido del gobierno del III Reich l preciada condecoración de la Cruz del Águila alemana con espadas, que el Führer ha concedido a varios héroes de nuestra aviación, muertos en la guerra de liberación.
El capitán Muntadas perteneció al grupo de cazas que mandaba el glorioso capitán Haya, que tanto se distinguió en el abastecimiento de los sitiados en el Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Cabeza, en cuyo servicio y en otros muchos tomó parte activa el duque de Castillejos.
El heroico capitán Muntadas, que poseía la Medalla Militar individual, participó asimismo en diversas acciones bélicas en los cielos de Guipúzcoa, Vizcaya, Santander, Brúñete y Porcuna, distinguiéndose por su arrojo y maestría en la navegación aérea. Logos.
En 1945, según algunas fuentes citan en 1949, el aeropuerto del Prat de Barcelona pasa a denominarse Aeropuerto Muntadas, en recuerdo de Carlos Muntadas Prim. Además, el aeropuerto había sido construido, en parte, sobre terrenos de su propiedad. El nombre dura hasta su denominación como Aeropuerto Transoceánico de Barcelona y sus siguientes denominaciones como Aeropuerto de Barcelona, Aeropuerto Barcelona-El Prat y Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat: «Es en su recuerdo que el aeropuerto de Barcelona de llama Muntadas, ya que al ser construido sobre terrenos propiedad de la familia Muntadas, esta quiso perpetuar el nombre del piloto» (La Saga de los Muntadas Prim. Moya Angeler, J. Destino del 12 al 22 de febrero de 1978, nº. 2.106).
Sobre esta denominación «Aeropuerto de Muntadas» en el artículo «Nuestro aeropuerto visto por dentro», entonces «Aeropuerto Transoceánico de Barcelona» en la sección «De mediodía a medianoche» encontramos la siguiente reseña: «El nombre de Muntadas era el que tenía cuando se hallaba emplazado en lo que ahora es una especie de acuartelamiento situado a mano derecha de la carretera pequeña y polvorienta que va desde el actual al pueblo del Prat de Llobregat, Adquirió entonces dicho nombre en honor del excelentísimo señor don Carlos Muntadas Prim, duque de los Castillejos, muerto gloriosamente en vuelo de servicio sobre el pueblo de Sariñena en dura lucha contra cazas pilotados por rusos».
Carlos Muntadas Prim también es recordado por su faceta deportiva. En este sentido, Xabier Boró recoge como el Real Club Deportivo Espanyol quiso recordar su faceta de deportista blanquiazul “con un memorial atlético, una carrera por las calles de Barcelona que partía como no de la plaça Universitat, donde tenía su sede el club. Ilustres pericos como Gregorio Rojo figuran en el palmarés”.




Carlos Muntadas Salvador Prim descansa en el panteón familiar del Monasterio de Piedra, término municipal de Nuevalos. Su cuerpo fue trasladado desde Sariñena hasta el monasterio probablemente en torno a junio de 1938, celebrando su ceremonia de enterramiento el 1 de julio del mismo año y recogida en el Heraldo de Aragón del 8 de julio de 1938.
Traslado de un capitán de aviación
Son las seis de la tarde del día primero de julio actual. El cielo triste, lluvioso, parece que se asocia al dolor de las gentes sencillas y buenas que de los pueblos próximos han concurrido a los claustros silenciosos del viejo Monasterio, aquellos claustros que en sus paredes tienen el testimonio de las parejas felices que emprendieron una nueva vida feliz prometedora de dichas, El contraste es solemne. Las gentes, con sus trajes endomingados, revelan en su rostro la pena y el dolor; esperan el cadáver, los restos del capitán de nuestra invencible y gloriosa Aviación caído en el cumplimiento de su deber en tierras recién liberadas hace unos meses, en Sariñena; de aquel que era querido de todos, porque con muchos de ellos había jugado de niño; de aquellos para cuyos hijos, cuando de estudiante venía al Monasterio, tenía siempre una caricia o un beso, y para los padres una frase de afecto del corazón.
Era bueno para todos.
Allí espera también el héroe de los héroes, el As de Ases; sencillo, también con cara de dolor; espera a su hermano de Arma, a su amigo entrañable. Las gentes lo miran y admiran; está reciente su última proeza casi inverosímil, propia de un Cid: él solo ha luchado, y puede decirse que vencido, a cuarenta y siete enemigos. Todos le miran con amor: las madres, porque defiende la vida de sus hijos en el frente con arrojo. Sin igual; los padres, porque honra nuestra raza española; los futuros hombres del mañana, como símbolo admirativo del deber a cumplir en todo momento, siempre sin dudas.
No necesitáis que os lo nombre, Basta con esto. Todos sabéis quién es.
Llegan los restos y entran por la plaza de San Martín en el viejo claustro. Silencio imponente. Lágrimas en ellas, contracción dolorosa en los rostros masculinos. Se pone en marcha el triste cortejo. Las encendidas velas dan un aspecto fantástico a las inmensas bóvedas claustrales, En hombros de compañeros y deudos se lleva lentamente, pausadamente, tristemente, el sarcófago. El clero entona el “Dies ila, Dies ire, in seculum…”. Los tremendos salmos resuenan lúgubremente en las bóvedas centenarias; el momento, el lugar, las circunstancias del caso, hacen que la. procesión triste sea de un sobrecogimiento extraordinario.
Yo no sé cómo sería el entierro de aquel gran abad — infante de Aragón —que lo fue en el Monasterio; yo no sé de la majestuosidad de pena del entierro de un monje del Monasterio; del efecto fantástico de los albos hábitos cistercienses, del sobrecogimiento de los terribles salmos en tal ceremonia; pero en la tarde del día uno los evocaba yo, y aumentaba la evocación mi tristeza de deudo del que conducíamos.
Y paulatinamente cruzamos la plaza de centenarios árboles; la lluvia, que persiste, sigue dando carácter al triste momento y al dolor de los asistentes. En la plaza, que por la caída de la tarde, por la tristeza del tiempo y de los que la atraviesan, parece tan vestida de luto, resuenan los lúgubres cánticos religiosos. Miro a los balcones y tras ellos adivino a una madre transida de dolor en cuyo corazón se clavan como saetas medievales los tristes cánticos del fúnebre momento, Pienso en la redención de nuestra amada España salvada de la horrorosa esclavitud fe los sin Dios por el holocausto de la vida del que acompañamos y de todos los caídos por la Causa. ¡Patria bendita, redimida de sus horrores por tanta sangre derramada por su salvación! ¡Que el Dios de misericordia se apiade de ti, bendita España! ¡Que infiltre el arrepentimiento en los que sean culpables de lo que ocurre!
Poco a poco llegamos a la capilla del Monasterio donde descansan el sueño eterno antepasados del que también viene a reposar junto a ellos.
Comienza el oficio de difuntos, se repiten las invocaciones sacerdotales al Dios de misericordia, al Dios de inmensa justicia divina, al Dios de piedad infinita, al Dios de bondad sin límites.
Terribles salmos que laceran inmensamente el corazón de una madre, que está allí, en la santa capilla, rezando con cariño, poniendo el alma entera en pedir a Dios Todopoderoso por su hijo amado; y todos pidiendo por él y por España.
Termina el oficio, y yo, lector, que he cruzado ya la curva de la vida, en la que he visto dolores acerbos, puedo decirte que nunca, jamás, he visto un respeto más grande ni más emocionante que el que presencié cuando iniciado el desfile de los acompañantes, fue la primera la madre, apoyada en sus respetables muletas, quien lo comenzó. Jamás he presenciado más dolor ni visto mayor pena que la de la madre del muerto al besar la caja donde reposan para siempre los restos de su hijo, cubierta con la gloriosa bandera rojigualda y con la que fue enterrado, con desgarrado llanto.
Aquel gemido salido. de sus entrañas, de todo su ser, yo no lo he oído nunca; sobrecogió a todos, se transmitió a nuestros corazones; y sin hipérbole te digo, caro lector, que hizo nublar a todos, deudos y amigos, nuestros ojos. Hasta el hombre imperturbable ante el peligro de cada día, sintió la emoción natural del momento; tal vez recordó aquel hijo cuya muerte supo un día en un aeródromo, no importa en cuál, en el instante en que iba a subir en su obediente aparato. Y dice quién me lo contó, que rezó una oración por aquel hijo de su alma que iba al cielo de Dios. Fue un minuto de recogimiento, y al cielo de los hombres subió él, a luchar’ en pro del bien contra los hombres que siembran el mal, con el corazón traspasado de dolor, igual que la madre a la que veía gemir con un dolor sobrenatural por el hijo que se estaba enterrando en aquel instante.
Ella y él tienen el consuelo del santo amor a España; a ella le quedan más hijos que luchan por la Patria santa, y a él le quedan más querubines que le abrazan cuando regresa gozoso de realizar sus proezas, contento y satisfecho por el deber cumplido.
Gloria imperecedera a los soldados de todas las Armas del glorioso Ejército nacional, Carlos Muntadas S. Prim, capitán de Aviación, duque de los Castillejos, que diste tu vida por Dios y por España voluntariamente: ¡¡Presente!!
Un voluntario de julio del 1936.
Heraldo de Aragón,8 de julio de 1938.
Esta es parte de su historia a la que hemos llegado gracias a su familia, especialmente a su sobrino Felipe Muntadas y a su hija, descubriendo una figura relevante en la aviación española. y especialmente en la guerra civil.








