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Faustino Blanco Gari


Albañil, pintor, escritor, estudioso de Sariñena y gran conocedor de su historia, todo un polifacético. Faustino resulta una enciclopedia abierta, con ganas de conversar y que amistosamente acoge en su estudio repleto de cuadros, libros, revistas y antigüedades. Profesa un gran amor por su pueblo y lo transmite cuando repasamos su vida y, en ella, parte de la memoria reciente de Sariñena, de la que desvela algunos de sus secretos y curiosidades.

Faustino nació en Sariñena el 3 de septiembre de 1941, hijo de Antonio y Auxilio, naturales de Sariñena y Estiche de Cinca respectivamente. Antonio fue albañil y Auxilio se dedicó a los trabajos propios de la casa. Su abuelo materno fue sastre y también un tío que ejerció de sastre en Sena. La familia Blanco – Gari vivió frente la capilla Loreto, entonces plaza Alvarado, actual Constitución, junto a la calle Meca.

Faustino recuerda perfectamente la desaparecida capilla de Loreto “En su cúpula había pintado un sol enorme”. Maltrecha, fue utilizada como almacén para Regiones Devastadas, durante la reconstrucción de Sariñena tras la guerra: “En la desaparecida capilla guardaban carretillos, regletes, tableros, andamios… En Sariñena había muchas casas caídas, destrozadas por la guerra, “Además no había faena continua, ni había dineros, se hacía lo que se podía”.

Fue a las viejas escuelas de la calle del Muro, Ronda San Francisco, donde les hacían cantar las canciones franquistas. Siempre llegaban tarde, no llevaban reloj y el maestro don Mariano Sampietro les esperaba con la vara. Ellos, que lo sabían, miraban antes por el amplio ojo de la cerradura y así, si veían que todo estaba muy tranquilo y en silencio, sabían que les estaba esperando tras la puerta. Por miedo se escapaban y tardaban varios días en volver a la escuela.

Todos los sábados tenían que ir a misa, por la mañana, sobre todo en verano, cuando tenían fiesta. Mosén Vicente siempre hablaba de la mano negra, la mano que ahogaba para que uno no confesase antes de morir. En último grado de la escuela, se escondían en el casino para no entrar en la iglesia, hacían fauneta y se iban a jugar.  Jugaban a fútbol en la plaza de la iglesia, a encondelicas o a tú lo llevas…También jugaban en las eras de Torres, Chin, Mora o Bolera.

De críos iban a coger cobre por los emparrados de los huertos para después venderlo, para ganarse algunas “perricas” y poder ir a ver alguna película de Tarzán al cine. Iban a buscar trozos de guerra, por el monte, a Miranda. También, en el brazal de la acequia del pesquero buscaban, cuando no bajaba agua por la acequia, peines de balas que habían tirado los milicianos.

Frecuentaban todas las badinas del río Alcanadre a su paso por Sariñena, los tres Chorretes, el Cantero y la ripa el Cuervo río abajo y de Santiago y el Hospital río arriba. La del Hospital era la más frecuentada “Pues había zonas que cubría y otras no”. Las chicas se ponían aparte, separadas.

En Sariñena llegaron a haber hasta dos boleras, una en la calle Dato, la de Luis El Tambor y otra en la pista de Antonio Porra. Faustino jugó a fútbol con el equipo de Nivelcampo, sin ficha y solamente algunos partidos. Les daban de merendar y se quedaban a bailar, iban a Binefar, Almudevar, Caspe, Lalueza, Villanueva de Sijena, Ontiñena… eran partidos amistosos, no había liguilla. Sobre 1965 se pasaron muchos al Sariñena que comenzaba a existir. Faustino jugó principalmente de portero y fuera de puerta.

A la escuela fue poco, hasta los 13 años, en septiembre hizo los años y en noviembre comenzó a trabajar, asegurado con tan sólo 13 años. Comenzó a trabajar cuando se comenzó a construir el primer silo del barrio de la Estación de Sariñena. Luego trabajó en Montesusín, San Lorenzo del Flumen, San Juan del Flumen, la Cartuja de Monegros y Artasona del Llano, entre Tardienta y San Jorge. Todo en albañilería, también en Huesca y en Zaragoza, en el Picarral. Solía ir con su padre y hermano Ángel, que le llamaban Antonio, como a su padre y también Pedrín, “Pues era muy reñidor y calentaba a todos, como uno de los protagonistas de las historietas de Roberto Alcazar y Pedrín”.

Nunca paró de trabajar, hasta los 29 años a jornal, hicieron varias casas del pueblo. Luego fue autónomo y llevó a gente hasta que enganchó con Borruel. También realizó trabajos en el cementerio municipal de Sariñena “Una faena que no quería hacer nadie”. En sus últimos años estuvo de maestro en la escuela taller de Sariñena, en el módulo de albañilería. Participó en tres escuelas talleres y cada escuela duró unos dos años.

Faustino se casó con Josefina Laín y de viaje de novios estuvieron por Zaragoza, Pamplona y San Sebastián. Dos días antes de casarse, el 24 de agosto de 1967, Faustino colocó, con una escalera de tijera, el escudo de Sariñena en la fachada del ayuntamiento. Era un escudo de cinc pintado en azul, un escudo que donó el Banco Hispano, pues habían tenido las oficinas en los bajos de ayuntamiento, donde estuvo el Inaem.

Faustino y Josefina han tenido dos hijas: María José y Gema. A raíz que su hija Mª José pintaba, Faustino se animó también al arte de la pintura. En 1980 comenzó a pintar pero no comenzó a pintar en serio hasta que se jubiló. Desde entonces han hecho varias exposiciones conjuntas en Huesca, Fraga, Monzón… Siempre ha sido autodidacta y ha tratado todos los estilos.

También le apasiona la historia y ha investigado sobre Sariñena, escribiendo varios artículos en la revista Quio, de Sariñena y Los Monegros. Es conocedor de misterios de Sariñena, del polvorín de la guerra en la loma cercana a la ermita de Santiago, “Letosa lo destapó, puso una puerta y cultivó champiñones”. Con Faustino darían horas y horas de conversación, del antiguo poblado que había a orillas del Alcanadre a la sala del casino que servía para el diezmo, guardando aceite y trigo. Faustino habla de las marcas de cantero de los arcos, del escudo de Sariñena, de las casas de Sariñena, de cómo se vivía antes, de la Miguela y la posada, de la moneda…

“La vida ha cambiado para bien, no podemos comparar con los años 40 o 50, todo era miseria.” Faustino iba andando a trabajar a San Juan del Flumen, “No había dinero ni pa una bicicleta”. Cruzaba la Isuela (Flumen) en invierno, además había riadas y heladas, se quitaban las zapatillas y remangaban para cruzar el río. Se comenzó a vivir bien cuando los americanos soltaron la pasta, cuando se comenzaron a hacer pantanos y llegó el regadío. “A quien pillaban trabajando en domingo le ponían 25 pesetas de multa y luego debían de besar la mano al cura. Muchos simplemente iban al huerto, había que comer”.

Había mucha unión y se valoraban más las casas, ahora parece que se va a destacar sobre los demás. No se pagaba ni seguridad social, ni había casi leña, si cogían algunos romeros o aliagas para cocinar y calentarse y les pillaban les denunciaban. Y si de críos les pillaba el guardia, los días grandes, del Corpus o la Ascensión, les encerraban bajo llave en clase. De ocho de la mañana hasta entrada la noche, hasta las ocho, incluso les llevaban la comida. 

Cuando tenían vacaciones se pasaban todo el día en la badina, aunque no les dejaban ir. Se reían de Casimiro el tonto, por divertimiento, más que por maldad. Para las fiestas había dos o tres orquestas: en el Casino, en la pista de Porra y en el garaje de Remigio Alonso, frente al restaurante Los Monegros. El año que Faustino se casó, recuerda que actuaron en Sariñena Rocío Jurado y Camilo Sesto. Enfrente de Blecua, por la plaza de las Monjas, colocaban un entoldado completamente tapado por sus laterales y servía para la orquesta y pista de baile. Además, pegado al entoldado colocaban una pista de autos de choque.

Llegó a ver la cripta del Hospital, antiguo convento, aunque no bajó “Había mucha tierra”, sí que vio que era abovedado, con un pequeño pasillo central y cuatro nichos a cada lado. Después hicieron el pozo, como para señalar por donde está la cripta.

En casa Paraled estuvo el sindicato vertical, en el primer piso, y todos los archivos. También pusieron mesas de ping pong y biblioteca del frente de juventudes, si no eras del frente no dejaban entrar, ni daban camiseta ni dejaban jugar a fútbol.

Raquel vendía caramelos, abugos, cerezas… colocaba una mesa con cuatro tarros frente a la barbería del Chespín, en los Porches, y si le daba el sol cambiaba de lado. El cine les costaba tres pesetas, iban a las toleradas, aptas para todos los públicos. Iban por la tarde, al Victoria, también había en el casino, por la noche. Los domingos había baile en el Casino, con la orquesta Cobalto. Para nocheviejas y fiestas, cuando había dineros por medio, traían orquestas de fuera.

Faustino estuvo en la inauguración de los juegos olímpicos de Barcelona de 1992. Culturalmente activo e inquieto son muchas cosas las que tiene por contar, anécdotas e historias que seguiremos disfrutando al igual que sus pinturas  y compañía por nuestras calles. Faustino, un gran y buen hombre.

Faustino Blanco Gari, un pintor con Sariñena en el corazón.

Manuel Antonio Corvinos Portella, “Cronista de Sariñena”.


Manuel Antonio Corvinos Portella es un escritor que recoge la actualidad sariñenense, un cronista moderno que plasma lo más relevante que sucede en la villa monegrina. Con gran acierto, relata los diferentes acontecimientos, aportando análisis y opinión en su singular sección de “El Observatorio”, en las páginas de “Quio, revista de Sariñena y Los Monegros”. Sin duda, bien lo podríamos nombrar “Cronista Mayor de la Villa de Sariñena”.

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Manuel Antonio con la cerámica del 10º aniversario de «Os Monegros».

Manuel Antonio Corvinos Portella, “Cronista de Sariñena”

      Natural de Sariñena, de casa Corvinos, estudió en las escuelas nacionales y en las monjas de Sariñena, luego marchó a Huesca donde cursó bachillerato y los estudios de magisterio. De familia de comerciantes, sus tíos Emilio y José Portella poseían dos tiendas de ultramarinos, donde Manuel Antonio pasaba los veranos y vacaciones. Ha ejercido de maestro en 24 pueblos de Aragón, Cataluña y Andorra, todo un maestro rural que por tierras monegrinas ejerció 9 años en Cartuja de Monegros y 17 años en Sariñena de forma discontinua. Con sus alumnos de la antigua E.G.B. hacían revistetas para cada clase y les ponían nombres en aragonés como “tremoncillo”. Con los alumnos de la escuela del pueblo de la Cartuja de Monegros editaron la revista escolar “Monegros Norte”. También llegaron a hacer programas de radio en la emisora local que instalaron en el ayuntamiento sariñenense, “cada viernes realizábamos un programa radiofónico”.

“Manuel Antonio Corvinos Portella es una de esas personas que cuando va por la calle todo el mundo para, para preguntar, para saludar o simplemente para contagiarse de esa luz que durante su vida ha sido capaz de crear, superando obstáculos y pruebas que a otros nos parecen insalvables…y que siempre, cuando te lo encuentras, te mira de frente….y sonríe….”

Marga Bretos.

Manuel Antonio, 40 años de maestro

Macp

Manuel Antonio en el diario del Altoaragón.

     Empezó a escribir a principios de la década de los 80: “Cuento lo que veo y lo que vivo”, dando sus primeros pasos en la revista “Quio”, con la sección de “El Observatorio”, toda una seña de identidad. Siempre aparece en las últimas páginas, como colofón de la revista, aunque muchos la comienzan a leer al revés. “El Observatorio” lleva apareciendo desde el número 60, publicado en septiembre de 1998. Pero su actividad va mucho más allá, en la revista nunca faltan sus apartados de fotografías: “Sariñena hoy” y “Fotos para el recuerdo”, un trabajo ingente que la gente espera con ilusión. A lo largo de los años ha escrito artículos de lo más variado, con sus series de “Callejeando por Sariñena” describiendo el origen de los nombres de las calles, “Historia del C.D. Sariñena”, “La cocina de nuestras abuelas”, “La aventura de la vida”… elaboró el “Vocabulario aragonés monegrino” y ha publicado escritos en aragonés en el apartado “Fuella d´Aragonés”, como el cuento “Nuei de bruxas i demonis”. Disfruta entrevistando a personas que nos trasladan a otros tiempos y las publica en las secciones de “Historias en tiempos difíciles” y “Oficios desaparecidos”, que las podemos disfrutar en esta web en la ventana de “Etmografía”. Recientemente ha motivado la recuperación de la hoguera de San Antón y es responsable del insuperable ponche de navidad que anima el Belén viviente de la localidad.

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«El Obseravatorio»     Quio nº 60

“Escribir en la revista “Quio” satisface y realiza intelectualmente y culturalmente. Cada vez que se escribe, exige investigar, hablar con la gente, algunas hay que buscarlas y otras acuden para comentarte hechos e inquietudes. La revista es parte muy importante de Sariñena, es una revista del pueblo, de la gente y a la vez la gente es participe y protagonista de la revista, que por suerte cuenta con una gran aceptación y de suscriptores. Actualmente Sariñena goza de una excelente actividad cultural, a la revista le han seguido diversas actividades, ciclos, tertulias, páginas digitales y una editorial”.

     Manuel Antonio sobretodo es un gran maestro de la sabiduría popular, de su pueblo y sus gentes, de gran bonhomía y familiaridad, siempre muy cercano y comprometido con Sariñena. Personalmente, siempre le he de estar muy agradecido por su ayuda en mis comienzos en el mundo de la etnografía y del aragonés, por su apoyo y consejos, por las empresas emprendidas y por las que están por venir y ante todo por su amistad. Desde el proyecto “Os Monegros” es todo un lujo contar con su colaboración y por ello es un honor reconocerle en este décimo aniversario. Pero para todos los sariñeneses, Manuel Antonio es y será aquellas páginas que buscamos cada vez que recibimos la revista “Quio”, de nuestro día a día, de todos nosotros y como decía Marga Bretos, una persona que cuando va por la calle «te mira de frente y sonríe…» ¡gracias a Macp!: el “Cronista Mayor de la Villa de Sariñena”.

Zancarriana w

Norabuena revista “Quio”


Norabuena revista “Quio”

Que aiga una revista como “Quio” en Sariñena y Los Monegros es pa quererla, auparla y pa llevarla encolicas. Por ello, aura, quiero agradecerle a la revista “Quio” la faina que s´ha hecho y se va haciendo, por dejar un espacio abierto de expresión  a todas las gentes del lugar y redolada.

El caráuter, el sentir se ve en los escritos, noticias y contrebuziones, pizquetas de nuestra historia reciente y remerando los tiempos d´antes, tiempos pasaus.  To regüelto en una revista que remata con la ilusión y el esfuerzo de los que hacemos posible la revista, prenzipiando por la extraordinaria faina del editor, colaboradores, escritores, patrocinadores y los imprescindibles leutores, sin tos busotros y busotras a revista “Quio” cosa seria.  Una barracha con nuestras cosetas, un lugar d´encuentro ciudadano, como una quedada bimensual en la plazeta pa tomar la fresca to el pueblo.

Póquer a póquer, como quien espedrega el campo, los números de “Quio” s´han publicau y al plegar en este número 134, en un conzeuto personal, quiero expresar mi sincera ¡norabuena revista “Quio”!.  Pues siempre es un güen momento pa felicitar y agradecer y es aura cuando he alcontrau mi momento.

Tamién me gustaría muchismo agradecer a tos los que hacen posible la revista d´uno a uno, pero siempre n´hai el peligro d´olvidarse d´alguien y no quiero olvidarme-ne de naide. Asinas que tos nos podemos sentir felicitaus en estas humildes palabras.

Y tamién quiero parar cuenta en el “zinqueno cabo d´año d´o blog Os Monegros”, y a mía norabuena por las cinco añadas en la red, ¡a por otros cinco años!.

Y a continar la faina, hojas en blanco que s´han d´escrivir, n´hai un borguil de historietas, de nuestro pasau, de noticias güenas y otras malas, de fotos, inquietudes, poesías, diferentes expresiones, de quejas y agradecimientos. Un reflejo de la sociedad Sariñenense y parte de la redolada monegrina, adoba tras adoba que construyen un pilar fundamental de nuestra actividad cultural.

¡Norabuena revista “Quio”!

¡A plantar fuerte y a continar por esta hermosa y árida tierra monegrina!

Publicau en “ Os Monegros el 13 de julio del 2011.

Zancarriana w

Los lenguajes de Sariñena


Los lenguajes de Sariñena

*Imagen: Portada revista «Quio», núm 1

Escrito de Arturo Morera Corull publicau en la revista Quio número 132.

Los lenguajes de Sariñena

     En el último número de la revista QUIO (Septiembre-Octubre 2010), aparece mi artículo “Las rentas Reales de Sariñena en el reinado de Fernando I”, en el que se transcribe un documento del Archivo de la Corona de Aragón. Tal documento fue redactado en la lengua aragonesa que se hablaba en nuestra villa en aquel tiempo, si bien está escrito de manera culta propia de unas actas notariales.

    Transcurridos cerca de seis siglos desde que fue escrito tal documento, me ha sorprendido muy agradablemente  la aparición  de un artículo en el mismo número de nuestra revista, titulado “Tributo a Quio”. Creo que es la primera vez desde la aparición de la revista, que alguien ha tenido la feliz ocurrencia de tratar de manera desenfadada y con una buena dosis de gracia y salero, sobre la palabra Quio, vocablo exclusivo de las gentes de Sariñena en su hablar cotidiano.

    Leyendo una y otra vez tal artículo, he revivido mi lejana infancia y juventud, recordando cómo hablaban mis paisanos y yo mismo, usando sin cortapisas el vocablo Quio, acompañado por otras palabras propias de la manera de hablar de los Sariñenenses en el primer tercio del siglo XX.

    Ignoro quien es el autor del referido artículo, pero sea quien sea, merece mi reconocimiento y mi gratitud y por ello felicito al autor de todo corazón y espero que sus escritos tengan continuidad.

    El autor usa las dos formas (masculina y femenina) para referirse al vocablo Quio, y por ello debo creer que es así como se usa en la actualidad. Pero en el tiempo de mi infancia y de mi juventud, muy raramente se usaba el modo femenino ¡Quia…!.  Al menos yo no lo recuerdo así y rememoro que las chicas y mujeres se llamaban entre ellas con el propio nombre patronímico.

    Como colofón a mis comentarios sobre el artículo “Tributo a Quio”, agradezco también la gracia y simpatía que provoca la deliciosa viñeta, en la que aparecen dos niños jugando a ver quien llamaba ¡Quio…! con más rotundidad.

Arturo Morera Corull

Arturo Morera es colaborador de la Revista Quio de Sariñena y Los Monegros, ha escrito dos libros: “Salvador Sarinianus” editado en 1995 y “Remembranza de los tiempos pretéritos”, en 2008. Aunque nació en Monzón ,a los seis meses ya residía en Sariñena con su familia, donde paso su infancia y juventud. Tras la guerra civil se estableció con su mujer en Barcelona, donde desarrollo su vida profesional. A partir de su jubilación se ha dedicado a investigar sobre la historia de Sariñena, examinando documentos del Archivo de la Corona de Aragón y explorando en grandes bibliotecas, entre ellas, la Central de Cataluña y la del Centro Aragonés de Barcelona.

Publicau en “ Os Monegros el 17 de febrero del 2011.

Zancarriana w

¡Qué esta añada sea güena!


¡Qué esta añada sea güena!

Quio

cansau por la güebra

la faina nos aguarda

de contino hasta la güega

inorando el tozudo mallacán.

Con jadón al hombro

p´al güerto y p´al campo,

d´aquí y p´allá,

agarrau al botijo

afogamos a los mesmos secanos.

L´agua de l´azequia

ya corre por l´azarbe,

de la enfila al brazal

y el panizo bien enfilau.

Quio

les en digo

pa la mula pasalla o magüexque,

y que aiga  güen tempero,

enantes d´encarar-se la tierra

sin eslomarte enchega el trautor.

Aura nadie s´esbarra

por las ringleras

que´n labra el trautor

y l´agua rujía,

en esos yermos,

ande la cosecha ha de brotar.

Quio

¡Qué ni la cierzera mingua la sed!

agarrau a la bota vino

y empinau el codo

p´al Sol un viner

p´al zierzo un chater de vino

y pa la boira otro traguer de vino.

¡Qué esta añada sea güena!.

Aspazier

espuntará l´amadrugada

ya escamparan las pretas boiras

y el Sol nos gubiernará,

tierra plana d´os Monegros:

¡Qué esta añada sea güena!.

Publicau en “ Os Monegros el 26 de diciembre del 2010.

Zancarriana w

Tributo a Quio


Tributo a Quio

Hey ¡Quios/as!!

Apelo a tú nombre, a ti zagal, a ti zagala, a tos nusatros que nos alcontramos por este lugar de Los Monegros, Sariñena y redolada. Quio/a, soy d´aquí y perviviré mientras charren de mí. Cuando os alcontrais por las calles y tras un “güen día”, recién amadrugau, un “como va quio”, mientras, al altro lau, una mujer rujia la calle con un pozal, pa luego escobarla.

Ese ¡quio/a!!!, gritau pa llamar a alguno mui lejano, qu´en hace salir a más de un alcagüete, quizas asustau; porque un quio gritau tamién es p´avisar que algo, a veces miaja güeno, va a suceder. “¡Ojo quio/a!”, mia no capuzes en l´aujero, que t´en daras un talegazo en to la sesera, para cuenta, marcha aspazico y ten más cuidau, que si te esbalizas t´estozolas.

Ese ¡quios/as! pa espantar a los zagales que están arramblando con os malacatones, o los alberjes, o las minglanas de la güerta del agüelo: “a jopar d´aquí!, ¡Que m´en vais a estropiziar to la faina!”.

Y ese quio/a p´aduyar y animar, venga quio/a que ya veras como s´enchega la moto. Un, mia quio/a un esparber; un quio p´al peluquero ¡la fogeta bien escoscada!; un, quia dame un enfarinoso bien torrau y güena chorradeta d´anis en el carajillo, á caramullo.

¿Quio/a ande vas? contina aspazier por la ringlera, sin pisar la güebra, y cuando alcances l´azarbe cambia el riego. Dimpués imos d´ir con el trautor a carriar alfalce, aura en el regadío panizo y en el secano a aguardar que aiga güen tempero pa los cereales; y quio/a no me seas mallacán.

Quio es la revista del lugar, ande se plasma nuestro sentir, el caráuter de nuestra gente, la cardelina y la raposa, el tremoncillo y el albardin, la carrasca y la sabina, el sol y las boiras. Quio/a ¡qué orache!, hace un frío que chela, ya ni se puede tomar la fresca en la plazeta.

Quio/a a campau p´ol mundo y s´ha perdiu por muitos lugares, “¡hombre quio, que casualidad!”. ¡Ya m´alcuerdo de cuando nos alcontremos! Nos emboliquemos por la noche y casi nos afogamos con tanto vino, ¡me cagüen…!

Bueno quios y quias, nos vemos, ya que quio o quia no es solo un adiós, es mucho más, es un sentir de nuestro lugar. ¡Mejor!.

Publicau en «Quio», rebista de Sariñena y Os Monegros (nº132) y  en Os Monegros el 30 de noviembre del 2010.

Enlace relacionau: ¿Por qué decimos Quio/Quia?

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AS FALTADAS D´O ZAGAL FALTON


    Una tardi m´alcontre a un conoziu muito faltón que acostumbra a dizir más faltadas que charra. M´embolico asabelo o tozuelo, tanto que acabemos medio encarrañaus. ¡Una miaja descozertau y asombrau m´en dejo aquel abentau!. Era un diya soleado, seco y de buena zierzera, as zancarrianas s´en beian por a redolada y paiceba que l´orache monegrino lo había dejau atontau, si hubiera parau cuenta d´alguna zequia lo hubiese dejau bien rugiau.

     ¡M´en caguen la…, estorbau! Enganché un zaborro y lo encorrí por toda la era, espendolau corría a to meter, más que un mixino escapa ascape del agua, hasta que os dos fartos de correr, caímos espiazaus y plegaus a la sombra de una carrasca.

     Mia lo que t´en boy a dizir: que toda a chen d´o lugar conocerá to lo que me has chitaú.

     Quio!, m´en dijo casi axfixiau, bamos ta casa que faremos as pazes y llenaremos l´andorga, a o pernil no l´en bas hacer disprezio y del buen bino abrebaremos hasta terminar bien pifaus; «Bien pifaus y fartos de bino».

     Asina, enfilamos ta bodega, entre risas y empentones.

As faltadas que me´n ba dizir el faltón:

Ababol Abarcudo Acusica Benau Borde Cagueta Cansau Carnuzo Desustanziau Estalentau Falso Fartizo Fato Fozin Lagañoso Laminaculos Maduro Malfachau Mallacán Maltraziau Manbrún Matraco Pocasustanzia Puerquizo Regulero Romanzero Tozoludo Zaforas Zamadungo Zancarrón

Publicau en «Quio», rebista de Sariñena y Os Monegros (nº 101) y en Osmonegros el 31 de marzo del 2006.

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