Una retrospectiva a través de su director Ángel Longás Miguel.
La revista Montesnegros cumple 30 años de existencia. Una revista que abarca casi todos los pueblos de Monegros sur y que responde a todo un referente cultural en Los Monegros. Todo un hito en su historia, de esfuerzo, trabajo y pasión que lleva a sacar adelante una excepcional revista en el medio rural, gracias a sus colaboradores y que cuenta con el afecto y cariño de vecinos y vecinas que la esperan con ilusión. De la mano de su director Ángel Longás Miguel, nos adentramos en los entresijos de la revista, a la que felicitamos por su trigésimo aniversario y deseamos larga vida y andadura.
Ángel Longás Miguel
Ángel Longás Miguel, natural de Ejea de los Caballeros, ha vivido durante años en Perdiguera, implicándose socialmente y culturalmente en la localidad monegrina, vinculación que ha continuado a pesar de residir últimamente en Zaragoza. Doctor en filosofía, Ángel ha ejercido como docente en el instituto IES Avempace de Zaragoza, como profesor de filosofía, además de ejercer en distintos lugares como Aliaga, Barbastro o Huesca. Acabó en Perdiguera al ocupar su mujer la plaza de médica a partir de 1980 hasta 1992, luego fue designada a Villamayor trasladándose a vivir a Zaragoza.
Este 2022 la revista Montesnegros cumple su trigésimo aniversario. Sus comienzos fueron en Leciñena, en 1992, de la mano de su primer director Antonio Letosa Escanero -Una gran persona con una gran inquietud cultural-. Le pusieron el nombre de Montesnegros y empezó de forma cuatrimestral y, curiosamente, con el número cero. Al principio le pasaban los escritos a Antonio Letosa y él mismo los pasaba a máquina. Los dos primeros números solo salieron en Leciñena -En Leciñena había un gran ambiente cultural y ya había habido dos revistas anteriormente-. Pronto se unió Perdiguera -Estuvieron otras localidades, como Pina de Ebro, pero se salió, también lo hizo Alcubierre y al final volvió-. Actualmente, la revista la componen los municipios de Leciñena, Perdiguera, Farlete, Monegrilllo, La Almolda, Bujaraloz y Alcubierre. La revista es semestral y cara tirada tiene 1.800 ejemplares.
La revista cuenta completamente con el apoyo de los ayuntamientos, aunque es independiente y hay absoluta libertad -Tratando de ser ecuánimes, plurales y que haya contraste de opiniones-. Mantienen un equipo de redacción que se reúne dos veces al año cuando preparan y organizan los contenidos para el siguiente número -Lo hacemos muy a gusto y voluntariamente, así la revista sale con entusiasmo-.
Revista Montesnegros. 30 años.
Montesnegros se estructura a través de diferentes secciones: el Pórtico que realiza un reconocimiento a una personalidad, le sigue una sección de documentación e investigación, otra de educación y miradas y una última sobre personas etnólogo historiadores, -Antes había una sección sobre asociaciones-. Se mantiene una buena estructuras, secciones y diseño y las portadas son cuidadas y llenas de diseño y creatividad, elaboradas por la artista Laura Campos. Son toda una obra de arte.
Algunas portadas de la revista Montesnegros. Montesnegros nº 50.
La revista lleva 30 años recogiendo la memoria de los pueblos de la parte sur de la comarca de Los Monegros –Culturalmente es una vida. El hecho que lleva 30 años demuestra la consistencia y el arraigo, no hay ni desaliento ni abandono-. En definitiva, la revista es querida, buscada y es recibida en cada casa -Los lectores habría que multiplicarlos, como poco, por dos por cada casa que recibe la revista-.
Antonio Letosa estuvo hasta el 2011, cogiendo el relevo en su dirección Ángel Longás a partir del número 47. Ángel comenzó a colaborar con la revista de la mano de Constantino Escuer de Perdiguera, en torno a 1992 a 1995. Escribe sobre filosofía, pensamientos, reflexiones, ética y relatos y continúa ejerciendo la dirección de la revista. Cuando llegó a Perdiguera le impresiono el contraste de la aridez y el pinar de la sierra de Alcubierre. Sigue yendo mucho a Perdiguera y está muy incorporado a la vida social del pueblo.
En el 2013 celebraron su número 50, dedicando un especial a la revista y repasando su historia: -Se supone que aguantará muchos años, el problema hoy en día es llegar a los jóvenes. Es muy adulta y para adultos. Se escriben cosas dignas, propias, que se pueden desarrollar. Nada de ecos o repeticiones, la revista, a través de sus artículos, consigue tener su propia personalidad. Es una revista comarcal que quizá debería de tener algo más de apertura. –
Revista Montesnegros nº 50.
30 años son mucho, toda una generación, viviendo el cambio de una generación -La revista es intergeneracional. Satisface ver cómo hay gente que se anima a escribir y se lanza a la revista. Superar ese miedo al folio en blanco, gente que igual nunca se había planteado escribir y nuca se había puesto a ello. Potencialmente creces y vas adquiriendo cualidades. Es una alegría considerable para el colaborador. Es garantía de pluralidad, contar con tantos colaboradores, consistencia y futuro tener a tanta gente colaborando con la revista. –
La revista Montesnegros es un nexo cultural de unión entre pueblos monegrinos, un tesoro que deja constancia de la historia, memoria y a la vez das las vidas, del día a día de nuestros pueblos del sur de Los Monegros aportando autenticidad, calidad y en definitiva cultura en mayúsculas gracias al empuje de personas excepcionales e imprescindible. Enhorabuena a todos los que hacéis posible la revista Montesnegros, ¡Enhorabuena y larga vida a Montesnegros!.
Entrevista a los hermanos de mi abuelo. Por Laura Lalana Bosque 2º BachilleratoIES Gaspar Lax
1.- ¿Me pueden decir el nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento, dónde vivían con sus familias y cuál era el trabajo de sus padres?
Antonio: Yo soy Antonio Bosque Barrieras, nací el 20 de febrero de 1.931 en Sariñena, y he vivido siempre ahí. El trabajo era ir a trabajar al campo, y ya. Se iba al campo con las mulas, pero mi madre se quedaba en casa.
Josefa: Yo soy Josefa Bosque Barrieras. Nací el 22 de abril de 1.923 en Sariñena y también he vivido siempre aquí. El trabajo era también ir a labrar al campo con las mulas.
2.- ¿Tienen o tenían hermanos o hermanas? ¿Cuántos?
Antonio: Nosotros somos hermanos. Éramos tres chicos y tres chicas.
Josefa: Y uno que se murió.
Antonio: Bueno, se murió uno de muy pequeñer en la guerra.
Josefa: No, yo digo una chica que a los cinco años se murió, porque entonces los críos se morían.
Antonio: Sí, en total siete, pero sólo vivieron seis.
3.- ¿Qué recuerdos tienen de su infancia?
Antonio: La cosa no estaba como ahora ni mucho menos, había pocos medios, no había de nada.
Josefa: Pasar hambre no, pero bueno, tampoco te ibas siempre a la cama con la tripa llena, te quiero decir.
Antonio: Y que no había nada. La cocina con leña, ni teníamos nada, ni calefacción, ni baño…
Josefa: A la cuadra.
Antonio: Ah, sí, no he dormido yo poco con las mulas en la cuadra ahí…
Josefa: Sí, y dormir en la pajera, porque no había sitio arriba.
Puede decirme algo de juegos, trabajos en casa, la escuela, la vida en el pueblo y en el campo… cuando eran niños.
Josefa: Íbamos a jugar con los críos.
Antonio: Venías del campo y luego si te sobraba un rato de tiempo, jugábamos a la pelota con los críos. Te juntabas aquí (con) críos y las pelotas, entonces, hechas de trapo o de lo que había, que era nada.
Pero de muy joven ya, a trabajar al campo. A lo mejor de once u [sic] doce años ya a trabajar, y después ibas a la escuela si acaso poco, particular por la noche a lo mejor ibas, pero nada. Por eso lo poco que sabemos.
Josefa: Enseguida a picar con la jada.
Antonio: A picar, a hacer remolacha y cereales.
4.- ¿Había agua potable cuando eran niño? ¿Había luz?
Antonio: Yo me acuerdo de no ver agua potable en casa, de tener que coger los cántaros y [sic] ir a la fuente a buscar agua.
Josefa: No había agua. Luz sí.
Antonio: ¿En la época de hace setenta años? Ni agua potable.
¿Tenían animales en casa?
Josefa: Burros.
Antonio: Mulas, cerdos y gallinas, conejos, de todo eso.
Josefa: Nada, cuatro sólo, no más había.
Antonio: Mi madre sí criaba muchos animales, ¿eh? Todos los años, un par de cerdos y gallinas. Teníamos las mulas, y criábamos animales, gallinas, el cerdo, que lo matábamos para casa…
5.- ¿Qué hacía la juventud para divertirse?
Josefa: Nada.
Antonio: Pues mira, te digo, ¿Qué ibas a hacer? Jugabas aquí, a correr, a jugar a marro que le [sic] llamábamos, a encorrerte (localismo de Aragón, correr detrás de alguien) por ahí. A lo mejor, uno la paraba, así, ¿sabes? (escenifica la acción). Y a brincar, a brincar uno encima del otro. Al churro le [sic] llamábamos. El churro, media manga y manga entera. Y como estaba uno así (escenifica la acción), así te lo adivinaba. El que estaba abajo lo tenía que adivinar.
¿Cómo eran las fiestas, los bailes, etc.?
Antonio: Aquí íbamos al baile, al casino, y tocaban cinco o seis: los Lobateras, Jorge Casasnovas…
Josefa: Pero antes era en la plaza.
Antonio: Y tocaban [sic] la orquesta del pueblo cuando íbamos al casino, así ibas al casino a bailar.
Josefa: En la plaza lo hacían antes del casino.
Antonio: El casino es más viejo, y después vinieron [sic] el entoldao. Un entoldado, ¿sabes? Que lo ponían en la plaza.
Josefa: Y bailaban allí también.
Antonio: Y después al casino. Pa fiestas sólo.
Josefa: Hombre, aquí en Sariñena en el casino todo el año, ¿eh?
Antonio: En el casino, tol año había, sí.
Antonio: Eran normal (es), eran las fiestas. Ibas a las fiestas y [sic] ibas al baile, claro. Lo que pasa es que las cosas de repostería, que ahora no te falta [sic] en todo el año en casa, entonces, pa Navidad y la fiesta, y no había más. Pa Navidad, empanadones y farinosos.
Josefa: Y frutas ni en comías, si no eran del campo.
Antonio: La fruta nosotros la teníamos abundante, de casa, claro. Las cosas de comer, de lamines (localismo de Aragón, golosinas), de lo que hay ahora, que no falta [sic] en todo el año magdalenas ni cosas de esas, entonces, nada más lo catabas pa las fiestas y pa Navidad.
Josefa: Y las hacíamos en casa.
6.- ¿Cuál era el trabajo de los jóvenes?
Antonio: Eso depende. El campo principalmente, pero otros serían mecánicos, y otros, lo que fuera.
Josefa: Poner herraduras en las patas en las mulas. Y a abrevar a los abrevadores [sic].
Antonio: El nuestro, el campo.
Josefa: Yo estaba en el horno.
Antonio: Y era panadera.
Josefa: Iba a repartir las levaduras pol pueblo, antes de amasar.
Antonio: Antes se iba [sic] a buscar las masas a casa.
Josefa: Y se cocían.
Antonio: Lo llevabas al horno y allí se cocían.
7.- ¿Qué recuerdan del matrimonio? ¿Cómo se celebraban las bodas? ¿Y el viaje de novios?
Antonio: Pues mira, a lo mejor se casaba un pariente y hacías un pequeño refresco en casa.
Josefa: En casa. Siempre en casa.
Antonio: Un pequeño refresco cuando salías de la boda.
Josefa: Refresco y comida se hacía.
Antonio: Pero más que nada eso era.
Josefa: Y cuatro. Ibas [sic] cuatro y nada, la comida que hacían por casa.
Antonio: En casa, y a lo mejor hacías…
Josefa: Algún caldo y cosas de esas, matar conejos.
Antonio: Mataban pollos y estábamos ocho…
Josefa: Pero en casa. Entonces, los restoranes no había pa ir.
Bueno, no había, no había… ¡no había perras pa ir (risas)! Yo aún fui a Zaragoza, pero fui porque me dieron la casa, que si no, no habría ido. A casa de mi tía. Allí fui yo. Dormíamos los novios con la prima, todos arriba en un cuarto. Fíjate, con los novios, y ahí estuvimos.
Antonio: Y tus abuelos a Madrid, a casa de la hermana de tu abuelo.
8.- Díganme cómo eran sus casas, ¿tenían hogar?
Los dos: Malas.
Josefa: Yo dormía en un cuarto en la casa de la abuela, que cuando caía la nieve la veía por el tejado. Es lo que era.
Antonio: Si estaba sin nada la habitación de abajo, estaba sin lavar el techo.
Josefa: Estaba sin lavar, y cuando nevaba, la nieve reprandaba [sic].
Antonio: Un hogar pa quemar leñas había. Si te mandaban, anda, ale a buscar leña, y la echabas en la cocina. Y a echar escobizos (localismo de Aragón, escoba corta, pequeña, y de ramas secas), aliagas…
Josefa: Lo que había.
Antonio: Ni cuartos de baño, ni aguas potables.
Josefa: A la cuadra, con las mulas, que no había váter. Y te picaban las gallinas, las muy malditas.
9.- ¿Cómo eran sus trabajos después de casarse?
Josefa: Después de casarme, yo ya nada… En casa con el crío.
¿Tuvieron hijos?
Antonio: No.
Josefa: Yo sí. Un hijo.
10.- ¿Cómo era el cuidado de los hijos?
Josefa: Pues mira, como se podía. Hacías todo lo que podías pero no se podían atender bien, porque no había nada. Se le daba todo lo que podías, yo eso era lo que hablaba con tu tío Antonio. Yo trabajaba en el horno y venía a almorzar a casa. Y mi madre me guardaba un plater de farinetas (localismo de Aragón, gachas). Y decía:
—Yo no quiero eso, mamá.
—Pues oye, no tengo otra cosa.
Y me daba una perricapa comprarme chocolate de aquel del que me gustaba, y me lo comía mejor que las farinetas. Pero si no, farinetas. No había otra cosa.
Antonio: Cosas de comer, todo cosas de casa, prácticamente. Hombre, ahora…
Josefa: Aquello no era, y esto tampoco. Ahora es demasiado. ¿Por qué ande va a parar? Que hay mucho derroche ahora, más de cuatro en casa na más hacen que derrochar. Yo ahora he visto barras de pan tiradas en el contenedor.
Antonio: Yo tirar el pan si había perros y por ahí no me importaba, pero tirarlo por tirarlo siempre me ha causado rechazo.
Josefa: Siempre había uno que le daba para tener más perras… pero pa los demás, na más había calamidades.
Antonio: Y dormir amontonaos. Eran las casas pequeñas y caro.
Josefa: Vosotros, los hermanos, dormíais en la cuadra, en una pajera. Y nosotras a montón. Yo dormía con mi abuela, y a los pies me echaba a mi madre. Y la otra en la cabecera.
¿Cómo se entretenían?
Josefa: En la calle jugando, hija mía, a pegar patadas con una peloteta o a jugar a marro o… a eso, porque no había otra cosa, porque pa ir por ahí a los bares, no. A ningún sitio, porque no había pa pagar nada, ni pa pagar un vaso de agua había (ríe).
Antonio: Beh, ni había bares, había poca cosa. Tabernas le [sic] llamábamos, más que nada. Las que hubiera en aquella época, hace cincuenta u ochenta años, pues qué me sé yo.
Yo en Sariñena me acuerdo de ver un banco, ¿eh?, ¡un banco! (con ademán de sorpresa), ande está el Central Hispano (fusionado con el Banco Santander en 1.999), allí había el Banco de Aragón que le [sic] llamaban, con tres u [sic] cuatro empleados. Y sin más.
11.- Al hacerse mayores, ¿en qué ha cambiado la vida en el pueblo?
Josefa: Ahora mucho.
Antonio: La vida ha dado un cambiazo (con énfasis), del 500% o qué me sé yo de cuánto ha cambiao.
Josefa: Antes había ranas y bichos y ahora ya no se oyen. Antes estabas aquí al lado y oías cantar crac crac.
Antonio: Bueno, ahora eso ya ha desaparecido mucho.
Josefa: Y culebras, en venían por aquí por la calle abundantes.
Antonio: Hombre, y el campo no se puede comparar hoy el adelanto que hay. Entonces, todo a mano, a cortar alfal, que si corto con la galla…
Josefa: Y el sacarlo al cargadero, que no había pa llevarlo a ningún lao.
Antonio: Lo que te costaba entonces un día de trabajo muy grande, ahora diez minutos, caro.
Josefa: Ahora ya no nos hace falta de nada. Están mejor los pobres de ahora que los ricos de antes.
Antonio: El adelanto que hay hoy en todo comparao a entonces, pues entonces lo que digo yo. Entonces, ir a cortar cuatro espigas de alfal (fa), te matabas un día y ahora cuesta diez minutos.
Josefa: Y entonces a llevar la comida al campo que íbamos.
Antonio: Claro, estabas trabajando en el campo y ya no podías subir a comer. Y las mujeres siempre bajaban al campo a llevar la comida.
Josefa: Y yo también he ido. Na, cuatro judías.
Antonio: Sí, ya te digo que vosotras, aunque mi madre no. Pero anda que no bajaban pocas veces las que querían bajar… (ríe)
12.- ¿Recuerdan algún dicho o refrán?
Antonio: Pff, muchos. Ahora no sé.
Josefa: Ahora no se me viene ninguno a la mente.
13.- ¿Ha cambiado la mentalidad de la gente? ¿Y la suya?
Josefa: Pues mucho. Mucho ha cambiao.
Antonio: Pues no sé, pues entonces, qué te diré yo, mira, pues yo no sé. Entonces me parece que había más compañerismo.
Josefa: Más que ahora.
Antonio: Cuando matabas los tocinos (localismo de Aragón, cerdos), amigos y vecinos y por ahí, todos a hacer la cena.
Josefa: A hacer cena.
Antonio: De cuando hacían, que ahora eso ya no existe, caro.
Josefa: Ya hace años que no existe eso.
Antonio: Pues antes, cuando se mataba la matanza del cerdo, pos siempre se reunían las familias.
Josefa: Mariano —tu abuelo—, y por ahí, aquí en la calle los días de fiesta, como no iban a ningún lao, se compraban un litro de vino y ahí estaban toda la tarde.
Antonio: Ah claro, no había más.
Josefa: Un traguer, con la bota.
Antonio: Tres o cuatro viajes al sol con el pobre vino y a pasar allí la tarde.
Josefa: No había pa más.
Antonio: Pero chica, yo te diré que siempre he procurao hacer siempre lo mejor que he podido en todo. ¿Mentalidad? Pues mira, habrá de todo en la vida, pero, hay quien es muy familiar, y otros hagan menos caso de eso.
Ni le quitaré ideas a nadie ni le impondré, cada uno… Que aunque nos enseñen buenas ideas, siempre habrá gente mala pa todo.
Josefa: Con un tío nos dejemos [sic] de hablar también cuando yo era una crieta, que entonces se hablaba por las herencias, que no había ninguna (ríe).
Antonio: O sea, dice que el tío fue el heredero de la casa y te quiero decir… Se dejaron de hablar por la herencia.
Y al otro tío no sé también qué le dejarían.
Josefa: Nada.
Antonio: ¿Y sabes qué le dejaron a mi madre en casa de ella? Doscientas pesetas (ríe).
14.- Díganme si recuerdan algún remedio casero.
Josefa: Qué me sé yo. Té purgante y por ahí tomábamos.
Antonio: Té purgante.
Josefa: Pa la tripa, y si no, agua caliente y por ahí te apañaban pal resfriao.
Y aspirinas, que ahora aspirinas ya no dan.
Antonio: La aspirina tiene que ser muy vieja.
Josefa: De críos ya tomábamos.
Antonio: Cuando hacía frío, pa calentar la cama, la calentaban con un plato de brasa.
Josefa: O con bolsas de agua.
Antonio: Las bolsas de agua ya vinieron después. Bueno, igual ya habría, aunque no lo hubiera en todas casas.
Josefa: Una botella de agua caliente ponían y la cesta con la brasa pa calentar.
Antonio: No dormíamos poco bien en la cuadra, bien caliente, con las mulas, y ahí te levantabas por la noche porque algunas veces te se [sic] cagaban. Teníamos una yegua, la mala aquella, alguna vez te se [sic] cagaba encima.
Y cuando íbamos al monte también, mira, pues a dormir allí, en la paja y las ratas porencima. No me han pasao pocas por encima de ratas… (ríe) cuando ibas al monte a labrar, a sembrar o a lo que sea.
Josefa: Aquí no tenías ni un día pa ir a comprar, y comías lo que tenías en casa.
Antonio: Lo que pasa es que se hacía mucho de casa. Nueces se cogían… bueno (con énfasis), de cinco o seis nogueras. Higos, un saco en secábamos. Pero mírate, y ahora tan contaminao que está todo…
Josefa: Ahí en la ventana esa (la señala), ahí se ponían de moscas… Negro de moscas, estaban encima (de) los higos. Pues te los comías igual y no te morías. Y ahora tan delicaos que somos todos…
15.- ¿Qué creencias había?
Josefa: Pues sí, se creía. Yo siempre tengo las cosetas que te dan de la Virgen, de Dios y por ahí; así como otros lo tiran, yo siempre lo he tenido. Yo creo que algo tiene que haber.
Antonio: Hombre, pues creencias, cree uno, mira, unos creen más y otros dicen: «Pues bueno».
Josefa: Antes sí, ahora no. Ahora no cree en nada nadie ni nada.
Antonio: La cosa esta de curas a mí igual me da.
Josefa: Antes ocurría que cuando uno tenía una amargura, que le pasaba algo, se ponía el hábito de la Virgen del Pilar, el vestido morao, y lo llevaba (de) continuo un año, medio año o como fuera. Pero ahora no hacen caso ya de nada de cosas de esas.
Mi cuñada llevó más de un año el hábito de la Virgen del Pilar.
Antonio: Pues hombre, pues antes la gente… pfff. En la iglesia de Sariñena, cuarenta no se ven, claro…
Josefa: Pero ahora no, no creen en nada nadie.
Antonio: Ahora la gente pasa más.
Josefa: Oye, que yo sí, yo digo que algo tiene que ver.
Antonio: Pasa más de las cosas. Pues yo, pa decir a misa de propio (localismo de Aragón, a propósito), poco he ido, o sea que yo, ni creo ni dejo de creer.
Josefa: A entierros y por ahí hemos ido (de) continuo. Si es pa San Blas y por ahí, siempre hemos ido también. También tenemos la fe esa de comer algo pa san Blas. Y el año pasao también pa tú [sic] te llevemos [sic], pa todos, una bolseta de tortetas o no sé qué era.
Antonio: Este año me parece que no habrá san Blas…