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Los Monegros/los Monegros/Monegros u Os Monegros


Los Monegros, como topónimo, se traduce en la composición de los términos “Monte” y “Negro”, presentando actualmente las diferentes formas de «Los Monegros», «los Monegros», «Monegros» e incluso «Os Monegros». En el presente trabajo indagamos en la propia naturaleza del término “Los Monegros”, en su raíz etimológica y evolución histórica, aproximándonos a su correcta denominación.

Los Monegros, oficialidad

Su denominación oficial es “Los Monegros”, Ley 17/2002, de 5 de julio, de Creación de la Comarca de los Monegros, artículo 1 que establece la creación y denominación de la Comarca de Los Monegros. Sin embargo, el mismo texto de ley, a pesar de su naturaleza jurídica, presenta ambigüedad al recoger, a la vez, las formas “Los Monegros” y “los Monegros”.

Evolución histórica

Durante el periodo de Al-Ándalus, Los Monegros fueron conocidos como «Al-Yabal al-aswad», término recogido por Emilio García Gómez en su trabajo Nuevas Ideas Sobre la Conquista Árabe de España. Toponimia Y Onomástica: Aswad, al-Yabal al- “Monte Negro” (al-Munt Nagar, Monegros). Concretamente, el término parte del geógrafo andalusí, al-UdriAl-Udri o El Odrí (Almería, 4 de septiembre del 1003 – Almería o Valencia, 1085) autor de un compendio geográfico-histórico sobre la Marca Superior de Al-Ándalus y que residió por algún tiempo en Zaragoza. En su descripción del término de la ciudad de Huesca, al-Udri expone: «Entre las sierras que están frente a sus ciudades y castillos y que sobresalen por su extensión, grandeza y vasta longitud y porque constituyen una cadena de montañas seguidas, está la sierra o monte conocido por al-Yabal al-Aswad ‘el Monte Negro’, que en la lengua de los cristianos se dice al-Munt Nagar, que un jinete a buena marcha recorre en tres días, mientras que una recua de trajineros lo cubre en seis etapas».

Emilio García Gómez señala que cuando en la toponimia hispanoárabe aparece la voz ‘niger’, ‘negro’ se pueden citar dos ejemplos: los Monegros de Aragón y Montenegro de Almería. Igualmente matiza “Yo creo que la sierra llamada al-Munt Nagar se identifica fácilmente con las sierras de la comarca de los Monegros, de gran extensión y limitada por los ríos Gállego, Ebro, Cinca y Alcanadre, desde Pina de Ebro y Sariñena hasta cerca de Fraga. Actualmente dicha comarca pertenece a los partidos judiciales de Sariñena y Fraga (provincia de Huesca) y Pina de Ebro (provincia de Zaragoza)”.

En el mismo siglo XI, el cantar de gesta francés Chanson de Roland, se calcula que fue escrito entre los años 1040 y 1115, nombra “Chernubles de Monegro”: De otro lado se encuentra Chernubles de Monegro. Sus cabellos son tan largos que le llegan hasta el suelo. […] Se dice que en su país ni hay sol, ni trigo creciendo, ni llueve, escarcha o rocía, que suelo y piedras son negros. Allí moran, según dicen, los demonios más perversos.” (El Cantar de Roldán. Transcripción de Redoli Morales (2006: LXXVIII, vv. 1773- 1786).

Durante el siglo XII se produce la incorporación de Los Monegros al Reino de Aragón, la zona norte por parte de Pedro I y la sur por el conde de Barcelona. El término árabe de Los Monegros sufre latinización. Gracias a Constantino Escuer, conocemos la denominación de “Monte Nigro” en 1168. La cita aparece recogida por el catedrático Ángel San Vicente en una separata de «Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita», dedicada a Perdiguera. La referencia se encuadra cuando Alfonso II concede «Illam almunian qui es in Monte Nigro qui vocatur Asterolas» (Esa almunia que está en Monte Negro que se llama Asteruelas) al abad Raimundo Guillermo del monasterio de Nuestra Señora del Salz, abadía predecesora de la de Rueda. Constantino matiza que “esa almunia es la ermita de Santa Engracia con el poblado aledaño y todo el monte, que hoy pertenece a Perdiguera, pues un comerciante que nació aquí, la compra al Cister cuando este atraviesa una crisis económica y cuando muere la dona a Perdiguera.”

En 1174 encontramos las denominaciones de “Monte Nigro” y “Montenigro”, ambas recogidas por Pascual Miguel Ballestín, en su trabajo toponimia histórica de Aragón (2007), basada en Agustín Ubieto. Es preciso señalar que, en estas primeras referencias, la composición de los dos términos resulta en singular.

Un documento de 1174, depositado en la Biblioteca de Cataluña, cita la sierra de «Monte negro». En el texto, Bernardo de Pallars, comendador de Sena y Sigena, dona a los pobladores de Sena y Sigena la sierra de Monegros, la cual el rey Alfonso I de Aragón donó a la orden del Hospital, a cambio de que paguen los diezmos y las primicias. (ES/BC – ARXIUHISTORIC_PERGAMINS/3558).

ES/BC – ARXIUHISTORIC_PERGAMINS/3558

En 1276, en el Archivo de la Corona de Aragón, aparece un documento de la época de Pedro III, Cancillería, registros, nº38, fol. 90v. Gracias a Ánchel Conte Cazcarro conocemos que el término Los Monegros se encuentra en la forma de “Monti Negri”, dativo singular.

Desde entonces, no es hasta 1619 cuando, en la descripción de Reyno de Aragón de Ioan Baptista Lavaña, aunque no aparece Los Monegros como tal, consta el lugar de “Castillón de Monnegros”. Reseñable que el sustantivo aparece ya en plural. Asimismo, son relevantes los diferentes lugares con una denominación distinta a la actual, como son el caso de Cap de Saso, Castelflorit, El Almolda, Farletillo, Laperdiguera. Monnegrillo, Poliñino, Xixena o Vallaries. Además, aparece San Caravas como san Caprasio y la denominación histórica del río Isuela hasta su unión con el Alcanadre.

Rafael Vidaller Tricas aporta diferentes referencias escritas sobre Los Monegros. Así conocemos en 1655 el Tratado de la peste de Çaragoça del año 1652, compuesto por el licenciado Ioseph Estiche, donde, en la página 36, pone: “Tan lamentable que se tiene por cosa de milagro no auerse despoblado los Monegros, Almudebar, Buxalaloz, y otros lugares”.

En 1719, en el mapa de Bourguignom aparece Castejón de Monegros como “Monnegro”, mostrando el sustantivo en singular. Igualmente, notables son la denominación “sierra de Alcubierre”, la “Venta” entre “Liciñena” y “La Perdiguera”, los “Monts de Liciñena”, “San Carpas” como san Caprasio y la ermita de “N.S. del Romero” en “Faratillo”. Otra particularidad del mapa es el camino de Barbastro a Zaragoza, que pasa al sur del santuario de Magallón.

“Monegros” y “los Monegros” queda patente en los Discursos sobre los medios, que pueden facilitar la restauración de Aragón. Continuación de las reflexiones económico – políticas. por don Thomas Anzano, 1768:

“Muchos son de sentir también, que la gran remesa que se hizo de Barcelona para la urgencia, en que se hallaba este Reyno, especialmente Zaragoza en el mes de mayo de 1766. era Trigo de Monegros, y así de otros lances.”

“Es menester suponer, que aunque en todos los Pueblos sería útil la ereccion del Póſito; pero á lo menos en la mitad convendría infinito, y podría ser que no fuese menester en mas. En la Rivera de Xalon en los Monegros, en la Litera, en la Hoya de Huesca, de las cinco Villas, Sierra de Luna, las Pedrolas, tierra de Belchite, y algunos otros Partidos seria convenientísimo.”

En la Memoria de la sociedad económica de 1780, Antonio de Sancha cita “Los Monegros”: “De los países mas distantes del agua que hay en España es el de los Monegros, y en él se hizo un pozo para regar el único olivar que hay en toda aquella tierra árida: iquanto mas útil sería este artificio para prados! El trigo sarraceno produce en qualquiera sequeral, y es un gran alimento para los bueyes.”

Antonio Ponz, en su Viaje de España, de 1788, expresa “los Monegros”: “A una parte del territorio expresado llaman los Monegros: á mí no me parece tan inepto como otros que he visto en Cataluña bastante bien cultivados. Es cierto que es caso de aguas, y, aun escasísimo; pero ¿qué diligencias se habrán practicado para tenerlas?.”

Centrándonos un poco en Castejón de Monegros, este aparece recogido en el mapa de Guss de 1798 como “Castejon de Monegro” y “Castejón de Monegros” en 1816 en el Plano Del Reyno Tomas López y “Castejón de Monegro” en el mapa de Spanien de 1825. Otras denominaciones encontradas más antiguas son “Castillon de Monegro” y “Castellon de Monnegro” [1211]. Rafael Vidaller apunta que Castellón o Castillón de Monnegro, en los mapas del XVII y XVIII suele salir en singular.

En relación a la documentación escrita, Rafael Vidaller señala a Roque Alberto Faci, en Aragón Reyno de Christo y dote de María Ss.ma., de 1739, al hablar de N. S. de la Guía de Bujalaloz, dice: «Está situado Bujaraloz en el Partido llamado de Monegros» y nombra un par de veces «Bujaraloz y su comarca».

Poco más tarde, en 1792, Pedro Blecua y Pascual (Descripción topográfica de la ciudad de Huesca y todo su partido en el Reyno de Aragón) nombra «Monegros» y «Sierra de Monegros” (Apunte de Vidaller Tricas, Rafael).

Ignacio de Asso, en su Historia de la Economía política de Aragón (1798), señala Rafael Vidaller, nombra Monegros unas cuantas veces, por ejemplo en las páginas 53-54 dedica un espacio a su etimología: «La porción más extensa de dicha faxa, que corre desde el rio ácia oriente, comprehende el territorio de los Monegros, así llamado por…» …»Los Monegros están situados entre el Ebro y la sierra de Alcubierre…».

Madoz, en su Diccionario de 1845-1850 tiene una entrada para «Monegros (Los) Comarca de Aragón…», y en Alcubierre, sierra: «Entre los dos brazos en que se divide la sierra al llegar a Castejón, está el terreno llamado de los Monegros, famoso por…» (Apunte de Vidaller Tricas, Rafael).

Los Monegros también quedan recopilados en las memorias de la comisión del mapa geológico de España de 1878, en la descripción física y geológica de la provincia de Huesca elaborada por Lucas Mallada: “Queda a la derecha del Alcanadre y del Cinca, hasta los confines meridionales de Zaragoza, la parte más triste, más seca, más desolada de la provincia, constituida por la sierra de Alcubierre y los Monegros. Aquella principia en los cerros de Santa Quiteria, al S. E. de Tardienta, se eleva como punto culminante en San Caprasio y esparcida en lomas sinuosas, cerradas por tortuosos barrancos a uno y otro lado, con matorrales y algunos grupos de pinos torcidos y delgados, separa los términos de Torralba, Senes, Robres, Alcubierre, Lanaja y Pallaruelo (Huesca) de los de Leciñena, Perdiguera, Farlete, Foratillo y La Almolda (Zaragoza). Al O. de Castejon se levanta Monte Oscuro, que se prolonga al S. hacía La Almolda, constituyendo la sierra de su nombre, que limita la hondonada de Valfarla, Bujaralóz y Peñalba, centro de los Monegros. Esta comarca, compuesta también del término de Candásnos, y parle de los de Fraga, Ballobar, Ontiñena, Villanueva de Sigena, Sena, Pallaruelo y Lanaja, es uno de los más agrestes y solitarios países de España, de los más secos y desnudos, rico en cereales algunos años, pero en general completamente árido.”

Etimología

Los Monegros, por lo que hemos podido constatar, podemos plantear su origen árabe. Lo que está claro, es que de acuerdo con las diferentes formas, al-Yabal al-Aswad al-Munt Nagar, Monte Nigro, Montenigro, Monti Negri, Monegro, Monnegro, Monnegros y Montesnegros, además de las aragonesas Mon Negro y Mons Negros, etimológicamente el sustantivo Monegros se compone de las palabras Monte y Negro, como ya habíamos comentado al principio. Así, Los Monegros, responden a un topónimo claramente descriptivo, a aquellos que describen o enumeran alguna característica física del lugar, que resulta especialmente sobresaliente o relevante.  

Precisando su condición de monte, según la definición de la RAE (Real Academia de la lengua Española), sus dos primeras afecciones corresponden a:

1. m. Gran elevación natural del terreno.
2. m. Tierra inculta cubierta de árboles, arbustos, matas o hierba.

Por lo tanto, es evidente que el topónimo se refiere a una elevación del terreno que podemos asegurar responde a la sierra de Alcubierre, totalmente predominante en un territorio principalmente llano, tierra plana. Como habíamos visto al principio, en el siglo XI el geógrafo andalusí, al-UdriAl-Udri ya definió a los Monegros como el territorio al sur de Huesca, la sierra negra.  

Mientras, el adjetivo “Negro” parece ser que hace referencia a la tonalidad oscura de la sierra de Alcubierre con su vegetación de pinar, carrascas y sabinas, que a la distancia se observa al horizonte oscura y negra en contraste con los suelos pobres y desnudos, blanquecinos del llano.

«A una cordillera de montes de mediana elevación, que se extiende por espacio de doce leguas, situada a la parte Oriental de este Reyno, llamamos Monnegros, por hallarse dicha cordillera rodeada por todas partes de espesísimos bosques, poblados de árboles y arbustos, que nunca despiden la hoja, apareciendo realmente negros estos montes, mirados á cierta distancia.»

El Correo Mercantil de España y Sus Indias, 30 de enero de 1794.

Sin embargo, históricamente se ha considerado Los Monegros una mancha oscura por entenderla cubierta de vegetación. Es indudable que la comarca sufrió una gran deforestación, en ocasiones erróneamente atribuida a la armada invencible, pero el carácter árido y estepario del llano siempre ha estado presente desde tiempos inmemoriales. Este es el caso de Lucas Mallada, en su descripción de la provincia de Huesca de 1878: “Su nombre parece ser contracción de Montes Negros, y así debieron dibujarse totalmente los cerros y lomas que los componen antes de ser arrasados en largos trechos, limpiándoles de leña y arbolado; por lo cual hoy resultan más bien cenicientos y blanquecinos, y tan escasos de agua, que pocas comarcas habrá en la Península de menos manantiales.”

Los Monegros plural

Los Monegros ha sufrido la pluralización de su nombre, del singular Monte Megro o Mon Negro al plural Montesnegros. En este sentido es claro Francho Nagore Laín (Aragonesismos y otras voces de interés en Banderas rotas, de José Antonio Labordeta) quien manifiesta que “Naturalmente, el término analógico se basa en la falsa y común creencia de que Monegros proviene de Montes negros”, apuntando que “el uso en plural debe de ser posterior cronológicamente al uso del singular, Monegro”. Para ello argumenta que “el nombre de la localidad de Monegrillo es diminutivo de Monegro y la imposibilidad, desde el punto de vista de la evolución fonética, de que Monegros se cree a partir de Mons negros (en aragonés) o Montes negros (en castellano)”. Francho Nagore concluye que “Monegro se explica perfectamente a partir del singular Mon negro. Una vez creado el término Monegro, es cuando pudo difundirse, hasta generalizarse, el uso del plural Monegros”.

El artículo «Los«

Como hemos visto al principio “Monegros” suele aparecer escrito principalmente con el artículo “Los/los”, tanto inicial en mayúscula o en minúscula. El uso del articulo Los/los viene regulado por la RAE (Real Academia de la lengua Española), concretamente la ORAE, 3.3.2. (Ortografía de la Real Academia de la lengua Española) estableciendo las mayúsculas iniciales en función de la condición o categoría cuando el artículo forma parte «oficialmente» del nombre propio, ambas palabras comenzarán por mayúscula. Ejemplos: El Salvador, La Zarzuela, La Habana, Las Palmas…».

En su evolución histórica, todo apunta a que el artículo “Los” ha pasado a formar parte del nombre propio, por lo que, de acuerdo a las actuales normas ortográficas, corresponde colocar con mayúscula inicial el artículo, lo que ha quedado consolidado con su propia denominación oficial de “Los Monegros”.    

Consideraciones

La sierra de Alcubierre, además de dar nombre a esta tierra, también ha servido para delimitar las zonas norte y sur de Los Monegros. Esta división se ha traducido en la parte norte dependiente del partido judicial de Sariñena y la sur al partido de Monegros, con capital en Bujaraloz. Todo hasta la creación de la actual comarca de Los Monegros con su propia delimitación. Zonas como Ballobar, Candasnos, Ontiñena e incluso Pina de Ebro, que han formado parte de Los Monegros históricos, han quedado excluidas de la delimitación comarcal oficial. Igualmente, diferentes poblaciones que nunca habían formado parte de Los Monegros han pasado a formar parte de la comarca.

Podemos considerar la sierra de Alcubierre como el corazón de Los Monegros. Sin embargo, Los Monegros connota aridez e incluso consideración de “desierto”, concepto más publicitario que real y curioso cuando su propia etimología se refiere a una sierra cubierta por una gran masa forestal. Así, se ha ido creando un imaginario de Los Monegros, incluso convirtiéndose en una marca reconocida, una imagen que transmite idea de desierto, paisaje árido y seco, muy asociada a diferentes acontecimientos multitudinarios y de gran repercusión internacional como la marcha ciclista Orbea Monegros, el evento internacional Nowhere y muy particularmente el festival de música electrónica “Monegros Desert Festival”. Por lo tanto, Los Monegros adquiere una dimensión mayor más allá de su concreción geográfica y natural, transcendiendo a una marca propia en sí misma. 

Por ello, aunque las diferentes formas de nombrar Los Monegros se puedan entender en diferentes contextos, hay una forma correcta de escribir Los Monegros, como territorio y comarca.  

Conclusión

En definitiva, Los Monegros provienen de Monte Negro, haciendo referencia a la sierra de Alcubierre, aproximando su origen al periodo musulmán de Al-Ándalus. En sus diferentes formas históricas, el topónimo Los Monegros ha sufrido dos evoluciones claras: su pluralización y la incorporación del artículo “Los”, que ha pasado a formar parte del propio nombre, concluyendo que debe de escribirse con la inicial en mayúsculas. Por lo tanto, la forma correcta y oficial responde a Los Monegros. Un hogar y un paisaje.

Con la colaboración de Ánchel Conte Cazcarro, Constantino Escuer Murillo y Rafael Vidaller Tricas.

Alberto Lasheras Taira


Alberto Lasheras Taira es todo un alcoberreño y monegrino, amante de su tierra, de sus paisajes, patrimonio, historia y cultura. Es una persona cercana, inquieta y curiosa, que muestra con pasión y cariño la Cartuja de Nuestra Virgen de las Fuentes, además de ser investigador de numerosas historias y tradiciones de Alcubierre y Los Monegros. Desde hace un tiempo es colaborador y miembro del equipo de redacción de la revista Montesnegros. Por ello, con la excusa del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Alberto Lasheras Taira

Nací en Alcubierre en 1956, donde se desarrolló mi infancia y la memoria me lleva a recordar la escuela con su recreo, las lecciones aprendidas con D. Melquiades, maestro de unas cuantas generaciones de mis vecinos, los juegos en la plaza antes de entrar por la tarde, el vaso de leche, los vía crucis los viernes de cuaresma y, cómo no, el día de “La Vieja Remolona”.

Recuerdo que con la cuadrilla de amigos recorríamos las ruinas, las cuevetas y los barrancos entre juegos y aventuras.

En 1969 fuimos cuatro amigos de la cuadrilla a estudiar a la Universidad Laboral de Cheste, en Valencia. Allí estudiamos los cuatro primeros cursos de bachillerato, con una beca de Mutualidades Laborales. Fuimos a este centro, en régimen de internado y volvíamos a casa por Navidad, Semana Santa y verano, al terminar cada trimestre. Fue toda una experiencia personal, de convivencia, con un método pedagógico muy innovador.

De Cheste  pasé a la Universidad Laboral de Huesca para continuar mis estudios con el bachillerato superior, C.O.U. e Ingeniería Técnica Industrial.

Mi afición a la Historia desde mi juventud, me llevó a indagar y a buscar información sobre hechos poco conocidos de la historia de mi localidad y de nuestra tierra en general.

Mi actividad laboral, la realizo en la empresa familiar de Alcubierre, Talleres Lasheras, junto a mi hermano. Nos dedicamos a la fabricación de chimeneas, barbacoas, hornos…

Una parte de mi tiempo libre la dedico a la actividad de “contador de historias” y guía en La Cartuja de Ntra. Sra. de Las Fuentes.

Alcubierre

Con una población actual de 463 vecinos, su ubicación al pie de la cara norte de la Sierra de Alcubierre, podríamos decir que forma parte de su identidad. Los hechos históricos a lo largo de los siglos nutren la memoria de Alcubierre; nos da una gran capacidad para reconocer el pasado con referentes propios que nos ayudan a enfocar el presente y mirar hacia el futuro.

Conocemos objetos del periodo Calcolítico, Íbero, Romano, acontecimientos medievales documentados, las tres ocasiones en las que Carlos V pasó, comió y durmió en Alcubierre, la Guerra de la Independencia con importantes personajes y sucesos, la figura de Cucaracha y el bandolerismo del XIX, la tragedia de la Guerra de España 1936-1939, la presencia de George Orwell en Alcubierre y en las trincheras.

Mantenemos tradiciones como la de San Caprasio desde 1276 y la Vieja Remolona, posiblemente desde el siglo XVII. En los tiempos actuales, Alcubierre apuesta por la inteligencia con su Torneo Internacional de Ajedrez, del que se va a celebrar su XV edición. En la Ruta Orwell se hacen recreaciones relacionadas con la última guerra en España y, también de alguna batalla de la II Guerra Mundial, para las que también sirve como marco el casco urbano.

En la Sierra podemos contemplar huellas geológicas, su flora y la recogida de agua en pozos, balsetas y balsetes. A todo ello, debemos añadir el interés creciente por el estudio de un buen número de fósiles.

Respecto al patrimonio, destacar la iglesia parroquial de estilo gótico-mudéjar-renacentista con su bella torre, las casas solariegas, el monumento al Corazón de Jesús, y el retablo mayor de la iglesia recreado a partir de fotos anteriores a su destrucción en 1936. El retablo original fue donado probablemente por el X Conde de Sástago, a cuya casa perteneció una parte de  Alcubierre hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX. A una rama de la casa de Sástago, el rey Alfonso XIII le dio el título nobiliario de Conde de Alcubierre, creado el primer día de julio de 1909 y se le concedió carácter perpetuo y hereditario el 31 de Enero de 1912.

Montesnegros

Empecé a colaborar en la revista porque Constán me invitó a escribir un artículo sobre La Cartuja de las Fuentes y otro sobre Cucaracha. Alcubierre todavía no se había reincorporado a la revista, un poco más adelante, al entrar como concejal en el Ayuntamiento de Alcubierre en 2015, lo propuse en un pleno y se aprobó. Así comenzamos a colaborar participando con nuevos artículos y acontecimientos producidos en nuestra localidad.

Durante este tiempo hemos aportado artículos sobre personas relacionadas con Alcubierre en tiempos pasados y actuales, como Ramón Cisterna Cáncer, Florentina Casamayor Giménez, Mariano Gavín Suñén, sobre el torneo de ajedrez, recreaciones históricas… En general sobre temas de nuestra localidad.

La revista Montesnegros es un vehículo de transmisión de cultura, es un lazo de vecindad entre los pueblos de la comarca que colaboran y participan en ella.

Casi podríamos decir que a lo largo de estos 30 años y los que vengan, todo lo publicado y por publicar, va a suponer una notable enciclopedia sobre este conjunto de municipios, a cuyos ayuntamientos hay que agradecer su soporte económico.

Me parece destacable el interés, el rigor y la pasión que se pone al elaborar cada número de la revista, la labor de nuestro director Ángel Longás, la humildad y generosidad de todos los colaboradores.

Personalmente, compartir  las páginas de la revista, con mis aportaciones y, sacar adelante temas que tanto nos gustan junto a todo el equipo, me produce una sensación de agrado y felicidad.

Montesnegros es una muestra de que se puede hacer cultura desde el medio rural y que puede llegar a cualquier rincón del mundo. Para sus lectores, la revista supone encontrarse con contenidos muy variados y cercanos, que no aparecen en otras publicaciones y que pueden llegar a emocionarles.

Los Monegros

El proceso silencioso de despoblación que sufre el mundo rural y que nos afecta a todos, debe servir para que juntos aprovechemos los recursos y las oportunidades que puedan ir llegando o que nosotros mismos creemos.

Hay que seguir buscando soluciones y mantener vivo el mundo rural, por todas las ventajas que conlleva y no perder de vista las energías renovables como oportunidad de crear trabajo y desarrollo.

Las personas que viven, trabajan y luchan día a día por mantener viva esta comarca en todos y cada uno de los aspectos que la conforman, son un auténtico tesoro para Monegros.

Vemos con optimismo y esperanza la llegada de nuevos vecinos, desde otros países incluso, a los que debemos ayudar a integrarse en nuestros pueblos. La inclusión depende de nuestra actitud hacia ellos con trato de igualdad, empatía y solidaridad.

El territorio de Monegros es nuestro espacio vital más inmediato. Sus paisajes se meten en el alma y son como un aliento de razón y de origen, de identidad, donde nos reconocemos a nosotros mismos.

Contemplar estos amplios espacios, recorrer sus caminos, su sierra, visitar su patrimonio, invitan  a una observación íntima y silenciosa que nos tiene que llevar a conocerlo y quererlo para así poderlo proyectar hacia otras gentes y lugares.

Gonzalo Gavín González


Gonzalo Gavin González es todo un enamorado y estudioso de su pueblo Leciñena, del que además ha sido alcalde. Ha colaborado en amplitud de revistas y tiene varias publicaciones, especialmente dedicadas a la historia de Leciñena y a nuestra comarca de Los Monegros. Igualmente, desde hace años es colaborador y miembro del equipo de redacción de la revista Montesnegros. Por ello, con la excusa del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Leciñena

En Leciñena se habían publicado varias revistas, de muy sencilla presentación, desde 1980. La Fraucada, una revista promovida por la Junta Cultural que canalizaba la acción cultural del Ayuntamiento. Ceprén, como iniciativa particular, pocos años después. Ambas con el objetivo de servir de vehículo a las iniciativas culturales y la actualidad del municipio. De alguna forma se pueden considerar precedentes de Montesnegros, que nació en 1992 desde la Junta Cultural, pero con la pretensión de incluir en su ámbito varios municipios próximos.

Revistas de Leciñena. Gonzalo Gavín González. Revista Montesnegros nº 67.

Montesnegros

Durante estos años, ya 30, transcurridos, Montesnegros ha permitido poner en las manos de sus lectores, en cada casa, un volumen muy importante de información relativa al pasado, la naturaleza, las costumbres y las personas de nuestros pueblos. Aunque hay publicaciones en forma de libros -en el número 68 de la revista un artículo enumera los publicados durante estos 30 años- no se dispondría a estas alturas de tal cantidad de información si no fuera por la revista. Se puede consultar en https://revistamontesnegros.com el índice de artículos por temas hasta el número 67 -próximamente se actualizará con los del número 68- y ahí se puede constatar lo fructífero que ha resultado este proyecto:

  • Información publicada en libros especializados que quedaban fuera del alcance de nuestros lectores y que se ha difundido en artículos de la revista.
  • Aficionados a distintos temas que estaban recopilando información (naturaleza, historia, costumbres) que han encontrado un cauce para transmitir esos datos a los vecinos.
  • La propia existencia de un medio de publicación que ha animado a muchos colaboradores a buscar documentación en archivos para publicarla, y que de no ser por la revista seguiría inédita.
  • a interesarse por distintas tradiciones y personajes para poder elaborar un artículo y dejar testimonio de información que quizá habría desaparecido con la muerte del protagonista.

Como proyecto cultural, Montesnegros ha venido a completar la actividad que se programa en cada localidad, situándose a medio camino entre el concepto de revista local tradicional y las revistas más cultas de los distintos centros de estudios (IFC, IEA, etc), es decir, tratando casi siempre temas locales o comarcales, pero acogiendo también artículos de investigación.

Por mi parte, empecé a colaborar en Montesnegros en el número 3, con un vocabulario de interés dialectal que había ido recopilando en Leciñena a lo largo de los años. Debido a su extensión se fraccionó en siete entregas. Este vocabulario fue posteriormente incluido en el libro Bocabulario monegrino, editado en 2005 por el Consello d’a Fabla Aragonesa -aunque eliminando todo el aparato bibliográfico con el que se publicó en la revista, y homogeneizando su presentación con el resto de vocabularios que incluía este libro.

Posteriormente la mayor parte de mis artículos han tratado de historia de Leciñena. También desde hacía años había recopilado las reseñas que sobre Leciñena aparecían en publicaciones que estudiaban distintos episodios del pasado y que de forma más o menos aislada citaban algún dato, un nombre, o una fecha relativa a Leciñena. Ese tipo de datos dio origen a un artículo Notas para una historia de Leciñena, que se publicó en varias entregas en la revista Santuario de Monegros, también editada a partir de 1992 en Leciñena. Pero intentando completar la información de tales publicaciones, comencé a buscar su origen en diversos archivos -lamentablemente no se conserva ningún archivo histórico local en Leciñena- pues era de suponer que unas referencias me podrían llevar a otras y recopilar información de interés local. A partir de la información recogida fui elaborando artículos que se han ido publicando a lo largo de los años. Una parte de esa información, convenientemente reelaborada, constituye el libro Notas para una historia de Leciñena, que la Institución Fernando el Católico publicó en 2016.

Constantino Escuer Murillo


Constantino Escuer Murillo es de Perdiguera, donde todo el mundo le conoce como Costán. Es agricultor, dedicándose al cultivo de cereales de secano, almendros y un pequeño olivar de donde saca el aceite que consume. Disfruta mucho con un buen libro y le gusta observar todo lo que la naturaleza le ofrece, especialmente en el mundo de la entomología y de la botánica. También le interesa mucho todo lo relacionado con la historia de su pueblo, Perdiguera, ya sea investigando en los archivos municipales o recopilando fotografías antiguas.

Costán lleva prácticamente desde el principio vinculado a la revista Montesnegros, como colaborador y parte del equipo de redacción. Con motivo del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Perdiguera

Mis recuerdos de infancia son de un pueblo todavía en blanco y negro, con calles de tierra, iluminación escasa, agua recogida en aljibes y con una agricultura que comenzaba a cambiar las caballerías por los primeros tractores.

En la escuela todavía se separaba a los niños de las niñas y cuando salías, a casa a buscar la merienda y a jugar por las eras.

Según íbamos creciendo, el pueblo iba cambiando, llegó el asfaltado de las calles, el cambio de las viejas bombillas por farolas (recuerdo que el día que las estrenaron, cogí a mi abuelo por la mano, lo saqué a la calle y le dije: mira abuelo, parece que es de día), vino el agua corriente con su red de vertido, se construyó la piscina municipal, comenzó la restauración de edificios como la iglesia y el ayuntamiento, se creó la cooperativa, más tarde se hizo la concentración parcelaria y se construyó un centro multiusos…

En fin, Perdiguera fue modernizándose, cambiando en lo físico, pero también fue cambiando su población, que se iba marchando en un goteo constante hacia la ciudad y que pasó de estar ocupada en su gran mayoría en la agricultura a buscar nuevas salidas laborales.

Producto de esa pérdida de población fue la venta por parte del ayuntamiento de dos parcelas municipales para hacer dos urbanizaciones que sumasen nuevos habitantes a una población que se iba quedando pequeña y envejecida. Esto hizo que gente proveniente de distintos sitios, viniese a vivir a Perdiguera, integrándose con quienes ya vivíamos aquí y supuso una enorme revitalización para el pueblo y para su escuela.

Y aquí es donde ahora nos encontramos, en una localidad con buenos servicios, buena calidad de vida, pero que no obstante, comienza de nuevo a perder población.

Montesnegros

Hace ahora treinta años, yo era concejal de cultura cuando Antonio Letosa vino, con una revista que dirigía en Leciñena y que ya llevaba publicados dos números, a invitarnos a participar en ella junto a los vecinos pueblos de Farlete y Monegrillo,.

Reunidos con un pequeño grupo de vecinos comprometidos con la cultura, escuchamos su propuesta y le dijimos que podía contar con nosotros. Allí comenzó mi andadura en la revista como coordinador y articulista en Montesnegros.

Desde aquellos inicios, he participado con la redacción de setenta artículos y todavía sigo siendo el coordinador de la revista en Perdiguera.

La mayoría de mis artículos tienen relación con la naturaleza de nuestra zona. Comencé  con la botánica y ahora escribo sobre todo sobre la rica biodiversidad de invertebrados que tenemos en Los Monegros.

Como ya dije, me interesa mucho la historia de mi pueblo, Perdiguera, y he dedicado también varios artículos a escribir sobre mis investigaciones en los archivos municipales. Reconozco que estoy muy satisfecho de lo que he escrito en este campo, sobre todo lo relativo al uso del agua y en especial de uno dedicado a la presencia de lobos y linces en nuestra sierra.

La revista Montesnegros es el resultado del compromiso con la cultura de un buen número de personas, que altruistamente, ponen sus conocimientos y sus diferentes sensibilidades a disposición de sus conciudadanos.

Es una ventana abierta al pasado, al presenta y al futuro de nuestros pueblos, desde la que podemos ver pasar los diferentes aspectos de conforman nuestra idiosincrasia en temas como la cultura, el deporte, la salud, el trabajo, la naturaleza, la historia…

Que haya llegado a cumplir treinta años, con la participación de 550 personas y cerca de 2000 artículos es un hecho casi sin precedentes en el mundo de las revistas comarcales o locales y nos habla de una revista viva, que se va adaptando a los tiempos, cambiando cuando es necesario formato, contenido y diseño, pero sin perder un ápice su calidad.

Montesnegros es un nexo de unión entre los pueblos que participan en la confección de la revista y sé de primera mano, que sus lectores más fieles reciben con especial cariño cada número que se reparte, guardándolo en sus colecciones particulares.

Montesnegros es CULTURA con mayúsculas.

Los Monegros

Los Monegros son la tierra donde se anclan mis raíces y las de mis antepasados.

Es una comarca que por sus especiales condiciones (clima, suelo…) nunca ha puesto la vida fácil a quienes la habitamos, ya seamos personas, flora o fauna.

Esto, sumado a la actual tendencia de la población a desplazarse para vivir en las grandes ciudades ha supuesto una pérdida constante de población, especialmente en los últimos tiempos.

Pero quienes aquí resistimos y vivimos, tenemos la satisfacción de poblar una tierra con unos extraordinarios paisajes y una biodiversidad apabullante que nos sale al encuentro en cada recodo del camino.

La resistencia y la solidaridad son los valores que hacen de Los Monegros un lugar donde la vida se abre camino y se disfruta pese a las dificultades.

                                                                                                                  

Alejandro Laguna Martínez.


Alejandro Laguna Martínez de Monegrillo, nació en 1976 y es licenciado en administración y dirección de empresas por la Universidad de Zaragoza y Diplomado en ciencias empresariales por la Universidad de Zaragoza – Huesca. Además, técnico de cultura juventud y deportes DPZ y alcalde de Monegrillo desde 2007. Desde 1999 lleva vinculado a la revista Montesnegros y actualmente forma parte de su equipo de redacción. Con motivo del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Alejandro Laguna Martínez

Monegrillo

Monegrillo es un pueblo de unos 400 habitantes, enclavado en las faldas de la Sierra de Alcubierre, en el lado de la provincia de Zaragoza, pertenece a la comarca de los Monegros, se podría decir que es uno de los pueblos más típicamente Monegrino.

Con una importante extensión del término municipal 183 km², existen grandes diferencias entre su término municipal, en la parte norte predomina la Sierra Alcubierre con sus pinares, y en su val de montaña sabinas que se extienden a lo largo de la parte baja, acabando en una extensa estepa.

Quien llegue a Monegrillo encontrará un lugar limpio y acogedor, con gentes alegres trabajadoras y con gran capacidad de sacrificio, la influencia del entorno físico se nota en la excelente calidad humana de sus habitantes

Sus primeras referencias escritas son en torno hace 800 años, cuando era un asentamiento fundamentalmente ganadero. En la actualidad el tesón de sus pobladores y el progreso generalizado, han hecho que Monegrillo se haya situado en un nivel de bienestar y modernidad destacable.

La Naturaleza, Monegrillo es sin duda el pueblo de toda la comarca que mejor ha conservado su paisaje originario, pinares de pino carrasco con coscoja, profusión de sabinas salpicando campos y montes, configuran un paisaje de alto valor, es cual es de agradecer a los actuales vecinos y sus antepasados, por su conservación. Los Monegros y la sierra de Alcubierre son verdaderos paraísos para los aficionados del senderismo y el ciclismo de BTT, podríamos descubrir cientos de rutas.

En cuanto a la gastronomía es una buena riqueza del municipio destacable es el cordero asado con patatas, también productos típicos como la miel o la repostería de la panadería local.

Montesnegros

En cuanto a mí, como colaborador en la revista, recuerdo mi primer artículo para la revista Montesnegros, allá por el año 96, siendo estudiante en la universidad, un artículo defendiendo la vida en el medio rural, después vendrían otros, por ejemplo, por el tema del trasvase del Ebro.

De 1999 al 2003, como concejal de cultura en el ayuntamiento y como responsable de la revista en Monegrillo, redacté la crónica semestral, además de algún otro artículo de opinión, tras un paréntesis como responsable, en la actualidad formo parte del equipo de redacción.

La revista Montesnegros significa mucho, es cultura, unión entre pueblos vecinos, medio rural, investigación, calidad, diversidad… Es una publicación de gran importancia para los pueblos, ya que repasando sus números sirve para ver la evolución y los cambios en nuestros municipios.

Ha sido posible por la colaboración desinteresada de los que han escrito y sobre todo de los lectores, que la han mantenido viva y actual, destacar el fundamental apoyo de los ayuntamientos participantes, financiando este proyecto cultural durante 30 años.

Para los vecinos de los pueblos, es un orgullo, por su alta calidad.

La suma de estos proyectos y otros, confrontan directamente con el tema de la despoblación en el rural, un tema complejo, que tiene muchas aristas, que al menos ahora se ha puesto en las agendas de las instituciones, es un avance, ya que el primer paso para resolver un problema en reconocerlo, y por fin se reconoce que hay que actuar en serio y de manera contundente ante el reto demográfico.

Los Monegros, tierra.

Los Monegros son más que una comarca, más que una institución, ser monegrino es un sentimiento, que nos une a las gentes de estas tierras.

Revista Montesnegros, 30 años.


Una retrospectiva a través de su director Ángel Longás Miguel.

La revista Montesnegros cumple 30 años de existencia. Una revista que abarca casi todos los pueblos de Monegros sur y que responde a todo un referente cultural en Los Monegros. Todo un hito en su historia, de esfuerzo, trabajo y pasión que lleva a sacar adelante una excepcional revista en el medio rural, gracias a sus colaboradores y que cuenta con el afecto y cariño de vecinos y vecinas que la esperan con ilusión. De la mano de su director Ángel Longás Miguel, nos adentramos en los entresijos de la revista, a la que felicitamos por su trigésimo aniversario y deseamos larga vida y andadura.

Ángel Longás Miguel

Ángel Longás Miguel, natural de Ejea de los Caballeros, ha vivido durante años en Perdiguera, implicándose socialmente y culturalmente en la localidad monegrina, vinculación que ha continuado a pesar de residir últimamente en Zaragoza. Doctor en filosofía, Ángel ha ejercido como docente en el instituto IES Avempace de Zaragoza, como profesor de filosofía, además de ejercer en distintos lugares como Aliaga, Barbastro o Huesca. Acabó en Perdiguera al ocupar su mujer la plaza de médica a partir de 1980 hasta 1992, luego fue designada a Villamayor trasladándose a vivir a Zaragoza.

Este 2022 la revista Montesnegros cumple su trigésimo aniversario. Sus comienzos fueron en Leciñena, en 1992, de la mano de su primer director Antonio Letosa Escanero -Una gran persona con una gran inquietud cultural-. Le pusieron el nombre de Montesnegros y empezó de forma cuatrimestral y, curiosamente, con el número cero. Al principio le pasaban los escritos a Antonio Letosa y él mismo los pasaba a máquina. Los dos primeros números solo salieron en Leciñena -En Leciñena había un gran ambiente cultural y ya había habido dos revistas anteriormente-. Pronto se unió Perdiguera -Estuvieron otras localidades, como Pina de Ebro, pero se salió, también lo hizo Alcubierre y al final volvió-.  Actualmente, la revista la componen los municipios de Leciñena, Perdiguera, Farlete, Monegrilllo, La Almolda, Bujaraloz y Alcubierre. La revista es semestral y cara tirada tiene 1.800 ejemplares.

La revista cuenta completamente con el apoyo de los ayuntamientos, aunque es independiente y hay absoluta libertad -Tratando de ser ecuánimes, plurales y que haya contraste de opiniones-. Mantienen un equipo de redacción que se reúne dos veces al año cuando preparan y organizan los contenidos para el siguiente número -Lo hacemos muy a gusto y voluntariamente, así la revista sale con entusiasmo-.

Revista Montesnegros. 30 años.

Montesnegros se estructura a través de diferentes secciones: el Pórtico que realiza un reconocimiento a una personalidad, le sigue una sección de documentación e investigación, otra de educación y miradas y una última sobre personas etnólogo historiadores, -Antes había una sección sobre asociaciones-. Se mantiene una buena estructuras, secciones y diseño y las portadas son cuidadas y llenas de diseño y creatividad, elaboradas por la artista Laura Campos. Son toda una obra de arte.

Algunas portadas de la revista Montesnegros. Montesnegros nº 50.

La revista lleva 30 años recogiendo la memoria de los pueblos de la parte sur de la comarca de Los Monegros –Culturalmente es una vida. El hecho que lleva 30 años demuestra la consistencia y el arraigo, no hay ni desaliento ni abandono-. En definitiva, la revista es querida, buscada y es recibida en cada casa -Los lectores habría que multiplicarlos, como poco, por dos por cada casa que recibe la revista-.  

Antonio Letosa estuvo hasta el 2011, cogiendo el relevo en su dirección Ángel Longás a partir del número 47. Ángel comenzó a colaborar con la revista de la mano de Constantino Escuer de Perdiguera, en torno a 1992 a 1995. Escribe sobre filosofía, pensamientos, reflexiones, ética y relatos y continúa ejerciendo la dirección de la revista.  Cuando llegó a Perdiguera le impresiono el contraste de la aridez y el pinar de la sierra de Alcubierre. Sigue yendo mucho a Perdiguera y está muy incorporado a la vida social del pueblo.

En el 2013 celebraron su número 50, dedicando un especial a la revista y repasando su historia: -Se supone que aguantará muchos años, el problema hoy en día es llegar a los jóvenes. Es muy adulta y para adultos. Se escriben cosas dignas, propias, que se pueden desarrollar. Nada de ecos o repeticiones, la revista, a través de sus artículos, consigue tener su propia personalidad. Es una revista comarcal que quizá debería de tener algo más de apertura. –

Revista Montesnegros nº 50.

30 años son mucho, toda una generación, viviendo el cambio de una generación -La revista es intergeneracional. Satisface ver cómo hay gente que se anima a escribir y se lanza a la revista. Superar ese miedo al folio en blanco, gente que igual nunca se había planteado escribir y nuca se había puesto a ello. Potencialmente creces y vas adquiriendo cualidades. Es una alegría considerable para el colaborador. Es garantía de pluralidad, contar con tantos colaboradores, consistencia y futuro tener a tanta gente colaborando con la revista. –

La revista Montesnegros es un nexo cultural de unión entre pueblos monegrinos, un tesoro que deja constancia de la historia, memoria y a la vez das las vidas, del día a día de nuestros pueblos del sur de Los Monegros aportando autenticidad, calidad y en definitiva cultura en mayúsculas gracias al empuje de personas excepcionales e imprescindible. Enhorabuena a todos los que hacéis posible la revista Montesnegros, ¡Enhorabuena y larga vida a Montesnegros!.

Monegros, el documental


“Monegros” responde a un documental reflexivo y de creatividad excepcional, donde la mirada, la curiosa mirada, observa una realidad a través de una cámara que, a la vez, se cuestiona a sí misma. Sin duda, “Monegros” es una obra experimental y artística llena de detalles y matices propios del surrealismo que reflexiona sobre el propio lenguaje cinematográfico y, en este caso, sobre el género documental. Una obra sublime que recientemente la Filmoteca de Zaragoza ha restaurado magistralmente.

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Antonio Artero

La elección de Los Monegros parece que no es casual, la presencia de José Antonio Labordeta, como protagonista, imprime un fuerte nexo de unión del documental con el territorio, a través de las raíces del gran poeta y cantautor aragonés. Pero a la vez, el documental bien podría haber sido rodado en cualquier otra parte de aquella España subdesarrollada. Aun así, “Monegros” resulta un marco de partida más que poético en los versos de Labordeta, de sentimiento y territorio, “Monegros” es una verdadera obra maestra, artística y de culto.

“La obra no está exenta de sentido del humor y en ella no puede faltar, además de la región de Los Monegros, la figura de José Antonio Labordeta y tres de sus canciones.”

Mariana Artero

“Monegros” pone en duda su propia realidad, la que trata de reflejar en un estilo documental que ha sido comparado con “Las Hurdes”, del  gran genio aragonés y ampliamente reconocido Luis Buñuel. Pero “Monegros” no es todo lo que realmente parece y guarda grandes distancias con la obra de Buñuel. Realizado en 1969, el documental fue posible gracias a la colaboración de la Caja General de Ahorros de la Inmaculada de Zaragoza. Un trabajo que según Mariana Artero, hija de Antonio, “tenía en mente desde el año 1961 y no pudo realizarlo hasta 1969 por problemas económicos».

“El director, tras participar en las Primeras Jornadas Internacionales de Cine (Sitges, 1967), se encontraba en su fase más experimental y este “documental” es el reflejo de las búsquedas ideológicas y estéticas del sitgismo en este género. Si bien el film hace uso de los recursos propios del documental tradicional (voz en off e información de carácter científico), es con el fin de lograr el desmontaje de las formas de representación dominantes en este género.”

Colección en contexto. Caso de estudio 5. Antonio Artero. Monegros.

CDAN Centro de Arte y Naturaleza. Fundación Beulas, Huesca.

El director, guionista y ensayista Antonio Artero Coduras nació en 1936 en la cárcel de Zaragoza, a raíz del encarcelamiento de su madre por su condición anarquista en la zona sublevada. Una fuerte impronta libertaria que le acompañó a Antonio toda su vida y que reflejó y transmitió en su obra. Así, sus principios fue un corto sobre la Base Aérea Americana de Zaragoza y, entre sus obras, realizó una de las primeras obras cinematográficas en aragonés con el corto Pleito a lo sol (1980). Sus otras obras son: Doña Rosita la soltera (1965), El tesoro del capitán Tornado (1967), con Antonio Ozores, Del Tres al Once (1968) corto. Blanco sobre Blanco (1969) corto. Yo creo que…(1975), con Juan Diego y Concha Velasco Olavide, documental (1976), corto para el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Trágala, perro (1981), Amparo Muñoz, Fernando Rey y Cecilia Roth. Cartas desde Huesca (1993), con Óscar Ladoire. Además, Antonio Artero fue co-guionista de Una gota de sangre para morir amando (1973), dirigida por Eloy de la Iglesia y Bodas de Sangre (1981), dirigida por Carlos Saura.

Unos meses más tarde, en la reunión de los Clubs de Cine que se celebró en Sitges, Artero insistió en su apuesta por un cine más radical –de allí saldría una especie de manifiesto “por un cine más independiente, al margen de las estructuras sindicales, estatales e incluso industriales, y por la absoluta libertad en la expresión cinematográfica”- que iba a cristalizar en Blanco sobre blanco (una proyección sin película en una pantalla completamente blanca) y en Del tres al once, un cortometraje hecho con las guías de proyección de dos rollos que le había regalado Pablo del Amo. -El primero era una reflexión del cine, qué son las sombras chinescas y también sobre la destrucción del discurso representativo del cine. El segundo era una meditación sobre lo que no se ve, lo que se escamotea al espectador. Yo recuerdo que en el viejo Iris daba saltos de alegría cuando veía aquellos inicios de la película con colas, con números, con rayas. Decía: ¡Qué bonito! Esa experiencia cristalizó en el documental Monegros, cuando se decía aquello de “Atención, atención”.

Antón castro

El documental cuenta con la fotografía de Raúl Artigot, director y guionista aragonés especializado en el color y reconocido por su excelente trabajo “su trabajo es solicitado por los realizadores más inquietos y exigentes de nuestro cine, por aquellos que buscan en el cromatismo un aliado esencial para la ambientación” (Artigot, Raúl. Gran Enciclopedia Aragonesa).

“Monegros” está dedicado al también director de cine Juan Antonio Barden, a quien el documental se refiere: “Se rompió la nariz cerca de Bujaraloz cuando quiso hacer un film sobre: Monegros”. ¿Ficción o realidad? Es la verdadera naturaleza del documental, la reflexión que nos propone y que, como espectadores, vamos descubriendo a lo largo de sus veintiséis minutos de duración.

“Monegros”, en palabras de Mariana, «Funciona un poco como ensayo o también de propuesta teórica en torno al propio lenguaje cinematográfico del documental, que en este caso, el autor le da la vuelta para decirnos que la cámara y el director sirven como mediación a esa realidad».

Entre los sonidos que imponían miedo y cautela, recibió la extraña propuesta de un viejo amigo, el cineasta Antonio Artero (fallecido en 2004), recalado en Madrid, ciudad en la que comenzó una carrera muy ligada al cine experimental. Artero había nacido en la cárcel de Torrero en 1936, donde su madre, que era anarquista, cumplía prisión. Artero pensó en Labordeta para que le compusiese una canción, pero vio en él al personaje idóneo para interpretar a un ser humano que se funde en un paisaje tan imponente como el de los Monegros aragoneses. El rodaje en Semana Santa constituyó una fiesta. Se les unió el sociólogo Enrique Grilló y el cineasta y viejo amigo de juventud Manolo Rotellar. Para que el clima surrealista que acunó don Luis Buñuel tuviese su presencia en la película, aquella primavera llegó húmeda, y los Monegros, siempre secos y pardos, se mostraron tan verdes como una pradera irlandesa… Yo asistí al preestreno que tuvo lugar en el colegio La Salle. Esa noche fue el «acontecimiento» del año y el todo la Zaragoza cultural se dio de codazos para obtener una entrada. Pero antes se ofreció el estreno, que resultó un poco enrevesado y accidentado. Labordeta se lo contó a la especialista en cine Vicky Calavia: «Ramón Sáinz de Varanda (abogado y futuro alcalde de la ciudad) había conseguido un aval para la película de medio millón de pesetas que patrocinaba la CAI (Caja de Ahorros de la Inmaculada). Pero en el pase privado que se proyectó en una salita de la caja (cine Actualidades) saltaron chispas, siendo el momento de máxima tensión la escena del baño de una mujer desnuda. Fue terrible. Los directivos de la CAI retiraron el aval y la película de la circulación, quedándose de albacea (que no de avalista) Emilio Gastón.»

Joaquín Carbonell. Querido Labordeta.

 

4, 5, 8, 4, 5… ¡Atención, atención! Títulos pop.

Una corta sucesión de tebeos novelados, fotogramas de un hombre que escapa de la ciudad en busca de la tranquilidad y la pureza del agua, simbolizan los inicios cinematográficos de un joven Antonio Artero “Aquel cine que Artero hacía con sus amigos en casa o en la calle, con tiras de los tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín o El guerrero del antifaz. -Cogíamos un tebeo, lo recortábamos y lo íbamos pegando en tiras, a veces incluso por atrás. Y luego lo enrollábamos en dos palos de polo de helado. Y a la caja le hacíamos un rectángulo, a modo de pantalla. Metíamos los palos por el interior de la caja y los íbamos haciendo rodar-“ (Antón Castro. Antonio Artero: Con nosotros para siempre y de viva voz).

Una descripción sobre Los Monegros va introduciendo el documental donde la reflexión sobre el mismo género documental va adquiriendo su propio sentido: “El documental no es un documento. Siempre hay una mediación, que es la cámara. Yo cogí una realidad arquetipada y, a diferencia de lo que hizo Buñuel en Las Hurdes, quise ofrecer una negación de la realidad. Yo creo que al cineasta le es imposible dar la realidad. Con Monegros quise negar la existencia del documental” (Antón Castro. Antonio Artero: Con nosotros para siempre y de viva voz).

Los campos, los rabiosos secanos monegrinos, los arcos del real monasterio de Santa María de Sijena, la torre de la iglesia de Alcubierre…  imágenes que se van sucediendo mientras la voz en off va aportando datos sobre la comarca aragonesa de Los Monegros, sin renunciar a cuestionar la estructura de la propiedad privad, estableciendo que el director y su compromiso político social iban de la mano

Los suelos adquieren su impronta, los suelos áridos arenosos y arcillosos, la mirada al paisaje seco hasta sumergirse en las balsas de agua, buceando en el oasis de sus aguas. “Monegros” refleja la antigua cultura del agua, la escasez y su recogida en balsas, acarreada a las casas en modernos tractores con cubas frente al antiguo carro tonelero tirado por un mulo. “Monegros” reivindica su valor etnográfico, reflejando la realidad que ha querido cuestionar e incluso evitar.

Las Arcillas

Estas arcillas viejas,
estas arcillas pobres,
sólo crían miseria,
sólo producen hambre.

Hambre y camino.
Hambre todos los meses.
Camino largo y duro
a las ciudades.

Sólo quedan los viejos
y los barrancos,
como esqueletos rotos
contra la tarde.

Tardes que se hacen noches,
noches eternas,
esperando la vuelta
que nunca llega.

Estas arcillas viejas…

Las saladas de Bujaraloz con el palacio de los Condes de Sastago, las salinas explotadas pon un catalán mientras un hombre va paleando la sal… Y la sabina irrumpe con su inmutable, inalterable, inamovible e imperturbable presencia, solitaria en un pedregal: “árbol cuya resistencia a la sequía se pone a prueba en esta región”. La sabina da paso al desaparecido poblado de Moncalvo, en los retos de la antigua pared de su iglesia gótica, de una pared que se resiste a desaparecer. En sus ruinas Labordeta interpreta “Montesnegros”, donde el equipo de grabación aparece retratado, entre ellos Manolo Rotellar, primer director del Archivo de la Filmoteca de Zaragoza, que protege con un paraguas a Labordeta mientras toca y canta. En la vieja pared de Moncalvo aparece una pintada “1959”, un año en el que muchos pueblos de colonización se estaban construyendo y para los cuales se utilizaron piedras de las desaparecidas casas del olvidado poblado de Moncalvo.

Moncalvo labordeta.jpeg

El río Alcanadre discurre por las secuencias filmográficas del documental, los suelos siempre van teniendo su presencia, la salinidad, igual que los detalles: la cámara, el objetivo, las cajas de películas, las colas numeradas, el diagrama de escalas de colores fotográficos de la casa Kodak… Todo nos lleva a tener muy presente que estamos ante un documental, reflejando el proceso de grabación, como una advertencia ¡atención! ¡atención!, como un guiño a Vertov y su gran obra “El hombre de la cámara”.

Tras pasar un pajar semiderruido, la tradición oral y la memoria irrumpe con fuerza. La música del dance de Sariñena, la figura del pastor y el gran mayoral del dance de Sariñena Antonio Susín Palacio, recitando y manteniendo fluido dialogo con el rebadán Domingo Lana Novellón. Domingo Lana recuerda cuando se rodó el documental, la escena con Susín la grabaron en el piso de Manolo Berdun, en la plaza de la iglesia de Sariñena. Al parecer, el equipo de rodaje estableció su base de operaciones en Sariñena a finales de primavera de 1969 (Colección en contexto. Caso de estudio 5. Antonio Artero. Monegros. CDAN Centro de Arte y Naturaleza. Fundación Beulas, Huesca). “Fuimos a cenar al Hotel Anoro y tras la cena Labordeta sacó la guitarra y tocó algunas canciones” recuerda Domingo, a quien Labordeta le regaló un disco con cuatro canciones.

El documental continúa recorriendo Los Monegros, con la carretera nacional II a su paso por Bujaraloz, se ven pasar aquellos camiones y coches de la época y después Labordeta por una carretera solitaria, con su guitarra, interpretando ¿A dónde van las carretas?. Luego, el documental se detiene en La Almolda, donde “venden caracoles” mientras se entrelazan algunas pinturas, posiblemente de Sijena. Resulta una mirada inquieta y curiosa, reflejando el vivir cotidiano de un pueblo, sus gentes y su reacción ante las cámaras. Se desarrolla una secuencia en movimiento recorriendo una calle y deteniéndose ante la gente. “Monegros” es considerado por la Fundación José Antonio Labordeta como “Inaudito documental vanguardista”, Artero experimenta y crea y, en un instante del documental, presenta aun ave rapaz muerta en un árbol. Artero busca la reflexión, conversa y dialoga con lo que capta y no deja indiferente al espectador.

“Monegros” cuestiona la mecanización, los avances de la época y los nuevos modelos de agricultura. En el documental aparece el recién construido pueblo de colonización de san Juan del Flumen, término municipal de Sariñena, con las calles de tierra y sus nuevos habitantes, Artero retrata un hombre en un fotograma en negativo.

Al final, Labordeta interpreta su última canción “Dónde se van”, aparece por detrás de una locomotora a vapor con la Harinera de Monegros como fondo. Domingo Lana estuvo presente durante la grabación de aquella escena y también en la de Moncalvo, hace ya 50 años.

Homenajeando a Joaquín Costa, el documental se despide con la mirada curiosa, como intrusa, de una mujer risueña que observa a los observadores, a los documentalistas que tratan de recoger la realidad, o no “El cine no es la realidad”.

NOTAS DEL DIRECTOR:

Monegros es un documental cinematográfico y una reflexión sobre el cine. Yo creo que un grupo de hombres que pasan unos días en una región subdesarrollada, como la objeto primario de este film, y se plantean críticamente su “rol”, sólo pueden entender su “instalación” tal y como se pretende decir en el cortometraje. Esto es: que había una cámara, una película virgen, un aparato de sonido…y unos técnicos. Pero…y aquí empezaron nuestras dudas. Nosotros sólo poseemos elementos del conjunto del sistema cultural: elementos convencionales, representativos. Sin embargo, la REALIDAD estaba allí y sólo allí. Nunca en la pantalla, nunca en el arrastre de la Arriflex, nunca en la película Kodak…Todo –el material técnico y nosotrosera la reificación del sistema. Y nadie ante aquellas tierras y sus habitantes puede reificar. Por ello Monegros es un intento de investigar en los códigos y pasar a continuación a impugnarlos, intentar saber de qué sistema de determinaciones partimos cuando decidimos emitir una comunicación. Nuestras sociedades modernas, cuyo modelo cultural es de origen burgués, se apoyan en la práctica del código enmascarado, del fetichismo del código vergonzosamente inserto en una escenografía y un contexto autodefinido como verista y naturalista. ¿Cómo puede liberarse el cine de la sociedad de signos vergonzantes en la que nació? Quizá la solución para una vanguardia consciente esté en la búsqueda de un código MATERIALISTA, que escape radicalmente a la categoría de expresión, autor, etc. Toda concepción REPRESENTATIVA admite la existencia de un significado trascendental y responde sólo a preguntas y necesidades que pertenecen al idealismo filosófico. Hoy la tarea más urgente se presenta como desalienación del código. Manifestar el código del que forma parte el sistema, repito, constituye en estos momentos la única salida de todo arte que se quiera y pretenda de nuevo.

Texto de Antonio Artero para la hoja de sala repartida con motivo de la proyección Monegros en el Cine Club ACOP, el 30 de octubre de 1971.