Natural de Castejón de Monegros, Antonio nació en 1932. Su padre se dedicaba a las labores del campo, tenían sus propias tierras y además llevaban tierras de casas ricas de Castejón de Monegros. Se sembraba trigo y cebada: “venían años muy malos y no se cogía nada”. En casa fueron tres hermanos, él y dos hermanas.
Antonio fue a la escuela hasta los trece años donde aprendió a leer, escribir y las cuatro reglas: sumar, restar, multiplicar y dividir. El agua la cogían de la fuente del pueblo y por los balsones del monte, que estaban fraguaus con piedra «Allí se sacaba el agua cuando llovía». En Castejón de Monegros no había huerta, sólo las casas ricas regaban con agua de las fuentes, había algunas viñas e higueras, poca cosa. En las casas se criaba algún cordero y se tenían dos o tres ovejas: Un pastor se encargaba de agrupar las 200 ovejas de las distintas casas y las apacentaba por el monte: “Por las tardes, a la vuelta, ellas solas volvían a cada casa”. En cada casa tenían 3 o 4 cabras para leche “Al ganado se les hacía ramas de sabina para que se alimentaran”.
“En Castejón de Monegros había dos o tres fuentes grandes y las casas ricas tenían algo de huerta”
En verano todos iban a la siega “Si había algo de cosecha”. El año 1949 fue muy malo “Aquel año sin sacar las gavilladoras de casa, no se cogió nada y en 1953 también se perdió toda la cosecha”. Con 14 años, Antonio ya labraba con los machos. Ha estado de pastor por las partidas de Castejón de Monegros, llevando ganado para una gran ganadería de Huesca: “Si te cogían se trabajaba para las casas ricas, sino a marchar, mucha gente marchó a trabajar al canal en Mequinenza”. También recogían esparto para venderlo a un comerciante.
Se recogía mucha leña de romero y se bajaba a vender a Sariñena, salían a las tres de mañana para llegar pronto a las seis de la madrugada, recorrían los 24 kilómetros con un carro tirado por mulas. La leña la cogían en el monte de Castejón de Monegros, se pasaban dos días haciendo leña, lo dejaban cortado en la era del Plano, donde tenían un corral. Lo vendían a tanto el fajo, por las calles y plazas. Con 17 años Antonio ya bajaba sólo a Sariñena a vender leña “Entonces, en Sariñena había unos cinco hornos de pan”. Bajaban unos tres o cuatro carros cada día para vender los fajos de romero aunque también iban a otros pueblos ”Hasta Quinto de Ebro o La Zaida”. Se hacía leña de pino, pero sólo para casa “De estraperlo se iba a hacer pinos en la sierra de Jubierre. También hacían lotes de pinos, pero muy pocos”. Su padre no podía trabajar, le dio un parálisis que le invalidó, así que Antonio tuvo que trabajar desde muy pequeño.
Con 14 años, en 1946, Antonio marchaba a La Almolda a trabajar ocho horas por 16 o 17 pesetas. Iba andando para trabajar en la construcción, a pico y pala, de la carretera, luego fueron a hacer la de Bujaraloz a Osera: “De Castejón de Monegros a La Almolda hay 8 kilómetros y tardábamos dos horas. Los de La Almolda vendían yesos.”
En 1953 fue a Bisaurri, cerca de Castejón de Sos. De Castejón de Monegros fueron veintiuna personas: “Para hacer un desmonte, a pico y pala, para una carretera”. Estuvo más de un mes gracias al contratista de Cantalobos Antonio Chesa Valdellón.
Antonio se casó en 1960. En Castejón había buenas fiestas, eran muy buenas, venían músicos todos los días y duraban tres días: “Se gastaban pocas perras, no había dineros. Iban orquestas buenas y se hacía el dance, todo a lo pobre”.
A los 38 años se dedicó a arrancar piedra para la construcción de los pueblos de colonización, muchas noches se quedaban a dormir en Lanaja: “En las cerros aparecen las cejas y allí está la piedra, piedra de cal, se hacía con todo: con pico y pala, con barrena…”. En La cartuja de Monegros apañaban la piedra y la abastecían a los albañiles. También trabajó en la construcción del túnel del canal de Monegros en la sierra “Se hicieron anillos de hormigón y se forraba con cemento”. “Lo Gavín”, le decían al terreno, “Se ganaba poco y se trabajaba mucho”.
También, Antonio se ha dedicado a la venta de verdura y fruta con una camioneta: “Primero con una Ebro y luego una Nissan”. Iba a Mercazaragoza a las dos de la mañana, muchas veces con su hijo y luego la vendían por los pueblos: “Lanaja, Candasnos, Peñalba… Hasta Lamasadera”. Alguna vez hasta atascó por alguna cuneta. “Luego han venido años mejores, aunque siempre todo costó mucho”.
Gracias a Pilar Guerrero y Aimar Mir de la Residencia de la tercera edad de Sariñena por su colaboración para la realización de las entrevistas, gracias!!