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Belén Pamplona, bibliotecaria de Tardienta


Belén Pamplona es natural de Grañén, allí pasó su infancia y juventud hasta que se casó con un tardientano y se trasladó a Tardienta donde lleva diecinueve años como bibliotecaria. Con Belén descubrimos una nueva imprescindible en la serie de entrevistas a las bibliotecarias de Los Monegros.

Recuerdos de la niñez, escuela, juegos, tradiciones, la vida en el pueblo, marchar y quedarse, lo que ha cambiado, la vida de antes, trabajos, el papel de la mujer…

Soy nacida en el 72 y guardo en mi memoria olores y colores que me traen muy buenos recuerdos. La maravillosa aventura de la EGB, el viaje de estudios a Paris, don Joaquín, la señorita Pilar, don Miguel, don Ismael, los recreos de la comba, la goma y el balón prisionero. Las tardes de pan con Nocilla jugando al estribillo, el callejeo hasta bien entrada la noche, los juegos en la placeta de la iglesia hasta que entrábamos en catequesis, las fiestas de Santiago con la plaza llena de gente bailando, las bicicletas que son para el verano. Los primeros baños en la piscina, las charradas en la ventana de don Boni sin ninguna prisa por llegar a casa.

Llegó el BUP, el colegio de monjas en Huesca, los primeros bailes en la discoteca y algún beso robado por los bares del tubo.

La Universidad, una ciudad grande, la independencia, la libertad, una nueva manera de pensar.

Volver a casa, a las raíces, a mi Ítaca particular, encontrar el amor, formar una familia, disfrutar con el trabajo más maravilloso del mundo en el lugar donde morir querría, junto a mi gente, junto a los míos.

¿Qué es una biblioteca rural y su papel en nuestros pueblos?

La biblioteca rural es el lugar de referencia de la vida cultural de nuestros pueblos. No solo es un lugar de libros y de estudio, sino de tertulias, de aventuras, de juegos, de convivencias donde todos aprendemos.

Es un lugar de contacto, del cara a cara, del día a día, de complicidades, de sonrisas y también de llantos.

Es un lugar de oportunidades para algunos, de humanización e inclusión, de música, de documentales y vídeos, de poemas, de historias de risas y de historias de lágrimas. De historias de amores y de historias de odios. De chocolatadas y meriendas, de olores y sabores de países lejanos, de convivencia de culturas y de diversidad de opiniones. De deberes y de nervios de exámenes.

Un lugar donde todos caben, mayores y pequeños, sabios e ignorantes, nativos y extranjeros, parados y ocupados, hombres y mujeres…PERSONAS.  AQUÍ CADA GOTA CUENTA.

¿Qué es un libro?

El libro es fuerza, es calor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor, como bien escribió Rubén Darío.

Un género literario, un libro imprescindible, una poesía, una palabra bonita, una gran frase, una película, una canción

No hay un libro imprescindible, la lectura en sí es imprescindible.

Soy de gustos diversos, así me defino. Un libro que todos deberíamos hojear asiduamente, el Diccionario de uso del español de María Moliner. Un poema, Ítaca de Constantino Cavafis. La canción que me remueve por dentro y no me canso de escuchar es Enola Gay de Maniobras orquestales en la oscuridad. Una película, Doce hombres sin piedad. Una palabra, Democracia tal y como la definió el premio Nobel de la Paz Shimon Peres: La democracia implica una división, una colección de desacuerdos. No es lugar de gente similar sino de gente diferente. Su principio no es de igualdad sino de igualdad de derechos para que cada quién sea diferente y, no obstante, las diferencias y los puntos de vista variados, sea posible vivir juntos y sin violencia. La democracia es la historia de la pluralidad y la tolerancia, no la de la victoria y la imposición. Por ello no hay victorias en la democracia, hay paz y la paz es la verdadera victoria de la vida política de los pueblos”.

Una gran frase de Mafalda ¿No sería maravilloso el mundo si las bibliotecas fuesen más importantes que los bancos?

¿Qué sientes al oír Los Monegros?

Un festival de bellos colores en sus atardeceres, de olores silvestres a tomillo y ontina, de silencios sin frontera y el viejo canal como una ensoñación en medio de la sed.

Una esperanza, ilusión o deseo

Que los pueblos resurjan con orgullo, como se merecen y, nuestras calles se vuelvan a llenar de gente como antaño. Porque aquí están nuestras raíces. VUESTRAS y de vuestros antepasados que tanto lucharon por su tierra.

Os Monegros, 15 años


15 años recorriendo Los Monegros, sus gentes, pueblos y paisajes, recogiendo parte de su extensa cultura, tradiciones y memoria. Siguiendo tantos pasos, de gente fuerte y humilde, aprendiendo de sus duras manos y arrugas de sabiduría, sintiendo todo lo que heredaron de sus antepasados, sus experiencias y conocimientos de toda una forma de entender, comprender y sentir la vida.

15 años tratando de sembrar en los surcos abiertos de una tierra cuarteada, dura y seca, en la inmensa aridez con los brazos abiertos, aguardando la lluvia que tanto se hace rogar. Viendo los campos cambiantes en sus continuos ciclos, como viendo las vidas pasar y descubrir sus huellas en cada montón de piedras amontonadas a los lados de los campos, en las espaldadas masadas o en las abandonadas balsas.

Son años de luces y sombras, de boiras y cierzeras, de días soleados y noches estrelladas. Son muchas las caídas y tropiezos, de perderse en caminos, en cruces y desvíos, hasta descubrir una imponente sabina que te hace levantar la vista y saber que el camino recorrido ha valido la pena.

De sentir sus raíces, su palpitar que te permite soñar y volar, surcar paramos únicos y singulares.

Os Monegros es un proyecto personal, independiente, sin ningún tipo de ayuda y que comparte libremente artículos, investigaciones, entrevistas y escritos varios. Acumulando y atesorando un amplio archivo en una plataforma digital que llega a todas partes del mundo. Un lugar de encuentro, donde opinar y criticar, de utilizar, apoyar u obviar, un lugar de paso donde siempre estás invitado a quedarte y regresar.

15 años donde compartir, donde contarnos nuestras historias y recuerdos, como sentados en la vieja cadiera al calor del hogar o reunidos a la fresca en una noche de verano.

Años de ilusiones y frustraciones, de un camino donde uno no sabe a dónde va. Donde encontrarse con la gente da sentido a todo, pues la vida es un camino y lo importante es el recorrido.  

Alegría y sufrimiento, sequias y cosechas perdidas, sed y hambre, guerras, malditas guerras y tantas ausencias. Tanto pasado que ahora lloran los pueblos viéndote marchar, las casas vacías, calles desiertas y escuelas cerradas, sin las risas por las plazas ni en los pequeños parques ni en las viejas eras.

15 años de la salamanquesa de Los Monegros, paciente, tranquila, de estudiados pasos, serena y astuta, contemplando el devenir de nuestros pueblos y hogares, testigo de este mundo rural tan poco valorado y tan amenazado.

-¡Ay!, mis queridos y amados Monegros-, pues como decía José Antonio Labordeta -Que de los pobres nunca hay un amigo, hay un amigo siempre de los más ricos y a esos les llevan agua y cordericos- Y van pasando los años entre proyectos de centrales o basureros nucleares, de delirantes proyectos de mega casinos o de llenar todo de molinos eólicos. Parece que seguimos sin querer esta tierra, sin aupar definitivamente esta tierra. Continuaremos a pesar de vuestra inquina a un bello territorio de áridas estepas y saladas lagunas, de espacios abiertos y curiosas formaciones geológicas, de torrollones y barrancos que asemejan desiertos, sierras donde perderse y preciosos sabinares. Patrimonio y tradiciones, una cultura ligada a la sed que ha marcado el carácter de la gente. -¡Pues aún no han vencido!- y seguiremos resistiendo con rasmia y sin reblar haciendo ciertas tus grandes palabras, gran poeta, -De esta tierra hermosa dura y salvaje haremos un hogar y un paisaje-.

Gracias a todas las personas que hacéis posible Os Monegros. Gracias, muchísimas gracias.

2006-2021, 31 de marzo, decimoquinto aniversario de Os Monegros.  Aridez.

Joaquín Ruiz Gaspar

Responsable de Os Monegros.  

Antonio Castejón Nogueras


Natural de Castejón de Monegros, Antonio nació en 1932. Su padre se dedicaba a las labores del campo, tenían sus propias tierras y además llevaban tierras de casas ricas de Castejón de Monegros. Se sembraba trigo y cebada: “venían años muy malos y no se cogía nada”. En casa fueron tres hermanos, él y dos hermanas.

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Antonio fue a la escuela hasta los trece años donde aprendió a leer, escribir y las cuatro reglas: sumar, restar, multiplicar y dividir. El agua la cogían de la fuente del pueblo y por los balsones del monte, que estaban fraguaus con piedra «Allí se sacaba el agua cuando llovía». En Castejón de Monegros no había huerta, sólo las casas ricas regaban con agua de las fuentes, había algunas viñas e higueras, poca cosa. En las casas se criaba algún cordero y se tenían dos o tres ovejas: Un pastor se encargaba de agrupar las 200 ovejas de las distintas casas y las apacentaba por el monte: “Por las tardes, a la vuelta, ellas solas volvían a cada casa”. En cada casa tenían 3 o 4 cabras para leche “Al ganado se les hacía ramas de sabina para que se alimentaran”.

“En Castejón de Monegros había dos o tres fuentes grandes y las casas ricas tenían algo de huerta”

En verano todos iban a la siega “Si había algo de cosecha”. El año 1949 fue muy malo “Aquel año sin sacar las gavilladoras de casa, no se cogió nada y en 1953 también se perdió toda la cosecha”. Con 14 años, Antonio ya labraba con los machos. Ha estado de pastor por las partidas de Castejón de Monegros, llevando ganado para una gran ganadería de Huesca: “Si te cogían se trabajaba para las casas ricas, sino a marchar, mucha gente marchó a trabajar al canal en Mequinenza”. También recogían esparto para venderlo a un comerciante.

Se recogía mucha leña de romero y se bajaba a vender a Sariñena, salían a las tres de mañana para llegar pronto a las seis de la madrugada, recorrían los 24 kilómetros con un carro tirado por mulas. La leña la cogían en el monte de Castejón de Monegros, se pasaban dos días haciendo leña, lo dejaban cortado en la era del Plano, donde tenían un corral. Lo vendían a tanto el fajo, por las calles y plazas. Con 17 años Antonio ya bajaba sólo a Sariñena a vender leña “Entonces, en Sariñena había unos cinco hornos de pan”. Bajaban unos tres o cuatro carros cada día para vender los fajos de romero aunque también iban a otros pueblos ”Hasta Quinto de Ebro o La Zaida”.  Se hacía leña de pino, pero sólo para casa “De estraperlo se iba a hacer pinos en la sierra de Jubierre. También hacían lotes de pinos, pero muy pocos”. Su padre no podía trabajar, le dio un parálisis que le invalidó,  así que Antonio tuvo que trabajar desde muy pequeño.

Con 14 años, en 1946, Antonio marchaba a La Almolda a trabajar ocho horas por 16 o 17 pesetas. Iba andando para trabajar en la construcción, a pico y pala, de la carretera, luego fueron a hacer la de Bujaraloz a Osera: “De Castejón de Monegros a La Almolda hay 8 kilómetros y tardábamos dos horas. Los de La Almolda vendían yesos.”

En 1953 fue a Bisaurri, cerca de Castejón de Sos. De Castejón de Monegros fueron veintiuna personas: “Para hacer un desmonte, a pico y pala, para una carretera”. Estuvo más de un mes gracias al contratista de Cantalobos Antonio Chesa Valdellón.

Antonio se casó en 1960. En Castejón había buenas fiestas, eran muy buenas, venían músicos todos los días y duraban tres días: “Se gastaban pocas perras, no había dineros. Iban orquestas buenas y se hacía el dance, todo a lo pobre”.

A los 38 años se dedicó a arrancar piedra para la construcción de los pueblos de colonización, muchas noches se quedaban a dormir en Lanaja: “En las cerros aparecen las cejas y allí está la piedra, piedra de cal, se hacía con todo: con pico y pala, con barrena…”. En La cartuja de Monegros apañaban la piedra y la abastecían a los albañiles. También trabajó en la construcción del túnel del canal de Monegros en la sierra “Se hicieron anillos de hormigón y se forraba con cemento”. “Lo Gavín”, le decían al terreno, “Se ganaba poco y se trabajaba mucho”.

También, Antonio se ha dedicado a la venta de verdura y fruta con una camioneta: “Primero con una Ebro y luego una Nissan”. Iba a Mercazaragoza a las dos de la mañana, muchas veces con su hijo y luego la vendían por los pueblos: “Lanaja, Candasnos, Peñalba… Hasta Lamasadera”. Alguna vez hasta atascó por alguna cuneta. “Luego han venido años mejores, aunque siempre todo costó mucho”.

Gracias a Pilar Guerrero y Aimar Mir de la Residencia de la tercera edad de Sariñena por su colaboración para la realización de las entrevistas, gracias!!

Pueblo: Grañen


Grañen aparece ligeramente elevado sobre la planicie monegrina, en una colina donde antiguamente dominaba el desaparecido castillo.  El río Flumen discurre próximo a la localidad monegrina, entre tierras de regadío y la línea férrea entre Madrid y Barcelona. Grañen responde a la capital septentrional de Los Monegros, muy influenciada y condicionada por su cercanía a Huesca. En 1900 contaba con unos 1.000 habitantes experimentando un extraordinario crecimiento hasta los 3.248 habitantes en la década de 1970 con la construcción de los pueblos de colonización de Curbe (1958) y Montesusín (1958). A partir de entonces, Grañen fue decayendo hasta los 1.753 habitantes en el 2018, estableciendo una densidad de  14,1 hab./km² y un índice de viabilidad demográfica de menos uno.

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A través de jóvenes de la localidad conocemos su visión e inquietudes sobre la vida rural. Una perspectiva joven para reflexionar sobre el presente y futuro de nuestras localidades, una serie de entrevistas enmarcadas en la serie “Pueblo” de la iniciativa cultural “Os Monegros”. Gracias al IES Montes Negros de Grañen y muy especialmente a Lurdes Gracia por ayudar a hacer posible este proyecto.

Carlos Abadía Obón

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  • IES Montes Negros Grañen
  • Curso: 3º de la E.S.O.
  • Localidad: Grañén.
  • Música: Melendi.
  • Película: Un hombre de fe.
  • Deporte: Fútbol.
  • Equipo: Real Madrid.
  • Afición: Salir con los amigos.

A Carlos el pueblo le gusta más Es más tranquilo, no hay grandes distancias y todo está más junto y cerca”. Lo que más le gusta es salir a jugar con los amigos, a jugar al fútbol y a dar alguna vuelta, “En Grañen tenemos  una peña donde jugamos a la playstation”. Por el contrario, no le gusta del pueblo ver casas vacías y abandonadas. Le gustaría quedarse a vivir en Grañén, aunque Carlos tiene pensado salir a estudiar a Huesca “Algo relacionado con el deporte”.

Su lugar favorito es el campo de fútbol y el parque de San Julián “La iglesia es muy representativa de Grañen”. También está la Cruceta,  un lugar muy bonito al lado de una torre con cigüeñas. Lo mejor son las fiestas de verano para Santiago “En general están muy bien” y para San Jorge se celebra la tradicional comida en San Julián.

Carlos ve diferencias con la vida respecto a la de sus abuelos y tiene claro que ahora se vive mejor “La vida antes fue más dura y antes, mis abuelos vivían en una finca”.

A Carlos le gustaría tener un grado o bachillerato en Grañen, no tener que marcharse tan pronto.  Echa en falta más población “Cada vez hay menos gente, se nota mucho”. Se siente monegrino, ha vivido toda la vida en Grañén y le gusta mucho su tierra:  Los Monegros.

Ylenia Melero Pinos

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  • IES Montes Negros Grañen
  • Curso: 4º de la E.S.O.
  • Localidad: Grañén.
  • Libro: Perdona si te llamo amor.
  • Música: Melendi.
  • Película: Lo imposible.
  • Deporte: Fútbol.
  • Equipo: Real Madrid.
  • Afición: Estar con los amigos.

“En un pueblo se está muy a gusto”, te conoces mucho más, no hay tanto agobio y a Ylenia le gusta mucho su pueblo. Le gustaría quedarse a vivir en Grañen, Huesca está muy cerca y aunque en Grañen no hay de todo, es suficiente. En Huesca quiere estudiar ADE (Administración y dirección de empresas).

Para Ylenia estar con los amigos y la familia es lo más importante, muchos se van a vivir a Huesca y a estudiar “En el pueblo hace falta mucha más juventud”.  Su lugar especial es la plaza, -no podía ser otro-, allí se juntan los amigos, es un lugar céntrico donde quedan y se juntan. La fiesta de verano es la mejor y también la tradicional fiesta de Santa Águeda.

A Ylenia le gustaría que hubiese algo para los jóvenes, un local o una peña donde juntarse y estar los jóvenes en invierno, en verano es más fácil y se apañan mejor.

Se siente monegrina “Los Monegros son diferentes a otros lugares, es único” a Ylenia le gusta el paisaje desértico. Antes vivían mucho peor aunque, en algunas cosas, vivieron mejor. Ahora, Grañen es muy conocido por la lotería.

“Los jóvenes se van y los mayores se mueren y al final acabaremos todos marchando”, pero ella no se quiere ir, lo tiene muy claro. “Habría que invitar a los jóvenes a que se queden y que lleguen más, el futuro está en los jóvenes”.

Continuará…

 

Aurora Piqueras Cisuelo


 Una vida dedicada a los demás, a su casa y a su familia, una vida de trabajo y esfuerzo, de dedicación y lucha. Un rostro entrañable que Alberto Lasheras nos relata descubriendo la vida de Aurora Piqueras Cisuelo; transmitiendo el respeto y cariño que Aurora se ha labrado en los secos y áridos monegros, entre Alcubierre y San Juan del Flumen.

Aurora

Aurora Piqueras

      Nació el 2 de junio de 1924, en Alcubierre. Era la novena de diez hermanos: Emilia, Modesta, Juana, Félix, Eusebio, Pilar, Paco, María, Aurora y Luis. Iban creciendo en el pueblo, colaborando en las tareas que sus padres les encomendaban y ayudándose unos a otros.

      Sus padres, María y Félix, trabajaban sin descanso dedicados a la venta ambulante por los pueblos para poder vivir honradamente. Cuando su madre no le podía dar el pecho, lo recibía de Cándida Suñén, que había tenido una hija tan sólo un mes antes. María se ponía en las plazas, en su puesto de mercado, y gritaba con energía y mucha gracia: ¡Naranjas como bombas!” Luego cuando vendían su mercancía regresaban a su casa, con su carro tirado por alguna yegua que habían renovado en el mercado de ganado.

        En 1930 la sequía se acentúa y las ventas se redujeron; malos tiempos se avecinaban. María y Félix deciden irse a Barcelona, allí habría trabajo para los dos. Las tres hijas mayores ya habían emigrado antes y encontrado trabajo. La mayor, en casa de los dueños de una fábrica de harinas, la Harinera de La Asunción, donde empezó Félix a trabajar nada más llegar para sacar adelante a su familia. María vendía helados en la playa de San Adrián del Besós, barrio en el que se instalaron. Félix murió de repente al año de llegar a Barcelona, dejando viuda, nueve huérfanos y a María embarazada.

     Todos se trasladaron a una casita del barrio obrero de Las Corts. Los chicos, adolescentes, trabajaban en el carbón, en la harinera y de botones en un banco. Eran tiempos convulsos de fuertes luchas sindicales con una gran implantación de la CNT y del anarquismo en Barcelona. Aurora cuenta que su hermano Félix era amigo de José Gavín Casaus (Alcubierre 1914-zaragoza 1935 “Otro Gavin de Alcubierre”, Desdemonegros), que a veces le permitió pasar la noche y dormir en su casa de la Colonia Castell, en Las Corts, escondiéndose de la búsqueda de la policía, si bien siempre le decía que “marchase al amanecer, cuanto antes, para no comprometer a su familia”.

     Las chicas, unas se casaron y otras trabajaban. Los tres pequeños (una de ellos Aurora), por mediación de los dueños de la harinera, fueron acogidos en un colegio de protección de la infancia en Pueblo Nuevo, en la calle Batrás. Para ello, la hermana mayor medió para que el dueño de la casa en la que servía ayudase a que admitieran a sus hermanos pequeños en dicho colegio de huérfanos, ya que les habían notificado que no accederían por ser aragoneses. Este señor, se tomó interés y notificó al colegio que si no admitía a los tres hermanos, retiraría su aportación anual a dicha institución. Un coche grande y negro los recogió y Aurora recuerda cómo su madre lloraba porque su economía no le permitía criarlos. Las niñas con las monjas y el chico con los curas. Al hermano, con ocho años, no le gustaba que le obligasen a ir a misa ni que le hiciesen rezar, las veía por una valla del patio y las llamaba por su nombre: “ ¡Marieta, Auroreta,  si os pegan decídmelo a mí! “.  Aurora lo aprendió todo en catalán, y a los siete años la eligieron para leerle unos versos a Lluis Compayns, en una exposición en Barcelona.

    Fue una experiencia dura e inolvidable que les permitió recibir una educación, alimento y disciplina. Salieron con un oficio aprendido: María se hizo modista y Paco tornero mecánico, lo que le permitió más adelante montar un taller con su hermano Eusebio.

       Aurora contaba tan sólo nueve años, cuando su hermana mayor le pidió a su madre que la sacara del colegio, para ayudarle con dos niños pequeños que tenía. La madre accedió y Aurora cuidó de los pequeños, siendo uno de sus cometidos recorrer un kilómetro de ida y otro de vuelta, tres veces al día, con la niña en los brazos que era un bebé y el hermanito de la mano, para que la niña tomara el pecho, ya que la hermana de Aurora tenía  una tienda de comestibles, al frente de la cual trabajaba.

      Aurora vivía con su hermana y su cuñado cuando estalló la guerra en 1936. Conoció el horror, la tristeza, los muertos, las carreras a los refugios en los que se escondían, el silbido de las bombas y el impacto sobre los edificios. Una noche tembló su cama, se agrietó la pared de su habitación y mirando por la ventana vio una bomba clavada en el suelo que no explotó. Pasarían muchos años y ese silbido aterrador le venía a la mente cada vez que alguien cerca de ella comenzaba a silbar.Tres de sus hermanos varones fueron al frente, a la guerra, da igual el bando en el que lucharon, el que les llamó más desde sus ideales de juventud o decidieron las circunstancias. Cuenta Aurora que en la Batalla del Ebro, estaban sus hermanos en diferente bando y Paco le comentó años más tarde: “¡Cómo iba a disparar si mis hermanos estaban en frente y podía darles!”. Al acabar la guerra, sus hermanos vuelven a Barcelona con algunas heridas, procedentes de campos de concentración pero, al fin vivos.

    Contaba Aurora quince años cuando una hermana mayor, Emilia, que vivía en Alcubierre y había perdido una hija de meses, enfermó. Aurora fue a cuidar a su hermana y ayudarla a superar la muerte de su hija. Se lo pidieron y ella obedeció. Tomó el tren y acompañada de una vecina  regresó al pueblo en el que nació. Emilia pidió a su madre que le enviara a su hermano pequeño Luis, para llenar el vacío creado por la muerte de su hija. Así, Luis fue el consuelo de Emilia, al que crió como si fuese su propio hijo.

        En Alcubierre, ayudó mucho a su hermana y su cuñado en la tienda que regentaban. Trabajó con ellos en el campo, con los animales, con unas mulas que tirando de un carro los llevaban a Zaragoza cada semana a buscar género que luego vendían en el pueblo.

       Cumplió 26 años cuando un amigo de la familia le presentó a Pedro Lalana Royo. Con él se casó y recuerda que el coche que llevaba al novio a la boda, pinchó y ella le esperaba escuchando las campanas de la iglesia que ya daban el tercer toque cuando Pedro llegó. Tras un viaje de novios por Zaragoza y Barcelona, a los cinco días, regresó a Monegros a otra casa, a otro pueblo, con otra familia. En Sariñena, vivió unos años y allí nacieron sus cinco hijos; cuatro chicas y un chico. Pedro quería tener un niño para que le ayudara en el campo y continuara  las tareas. Cuando éste nació, le gastó una broma a su marido y puso al recién nacido desnudo en la cama, diciéndole que había sido otra niña. La sorpresa y alegría del padre fue mayúscula al ver que había llegado su deseado varón.

      La vida le deparaba un nuevo destino; habían solicitado en San juan del Flúmen, nuevo pueblo de colonización, una casa y un lote de veinte hectáreas de tierra, a pagar en veinte años y, se lo concedieron. Les llegó una carta comunicándoles que debían vivir allí. Aurora contaba cuarenta y tres años y con su esposo cargó el remolque con sus enseres, sus hijos, un tractor recién comprado, a plazos, y se lanzaron a una aventura, con ilusión hacia un nuevo e incierto futuro.

      Fueron años muy duros, sin muchos medios. Los hijos ayudaban en todo lo que podían. Nueva escuela, tienda, médico, cura y nuevos amigos. Los vecinos se ayudaban y colaboraban  en un proyecto increíble que transformó aquellas casas en acogedoras viviendas y los lotes en fértiles tierras, creando potentes vínculos de amistad entre los nuevos habitantes de San Juan.

      En junio de 1992, su marido sufrió un  fuerte derrame cerebral. Tras siete meses hospitalizado volvió a casa con hemiplejia en el lado izquierdo de su cuerpo. Toda la familia se volcó en atenderlo durante doce años, afrontando con fuerza y cariño la dura situación.

      Hoy vive tranquila, sufrió un ictus en el 2012 del que se recuperó de una forma asombrosa. Con 93 años cumplidos, disfruta de la compañía de sus hijos, nietos y biznietos a los que adora, y a los que sigue transmitiendo amor, valentía, optimismo e ilusión. Siempre ha sido una mujer positiva, alegre y conserva su sonrisa de siempre con la que nos recibe cada vez que la acompañamos.

Con todo afecto y cariño.

Alberto Lasheras Taira

 

      Esta mirada se enmarca dentro de la serie “Rostros”, que va relatando diferentes visiones de mujeres monegrinas y su trabajo en el medio rural de Los Monegros. Muchas gracias Alberto Lasheras por un relato tan emotivo, escrito desde el corazón, con cariño y respeto.

 

En América del Sur también hay moscas


En América del Sur también hay moscas

El capitalismo, el omnipresente capitalismo, condiciona el mundo, limita las democracias y estructura al pueblo. El capitalismo configura nuestras sociedades, nuestras formas de relacionarnos, nos globaliza como productores y consumidores, nos hace iguales y desiguales en el mundo. Todas las ponencias, de los diferentes participantes de países de América del Sur y Europa, van girando sobre el capitalismo. Son enriquecedoras las diferentes miradas, las situaciones en cada país, la historia, la crisis, las dictaduras, las revoluciones, el poder, las luchas sociales, la derecha y la izquierda.

Son los mismos problemas con matices diferentes. Son los mismos problemas que causan las mismas desigualdades, que limitan los derechos sociales, las libertades, y aún así, hay diferentes mundos. Existen países que el mundo condena a guerras, a terribles hambrunas… y mientras el mundo “desarrollado” esquilma sus recursos, su pesca, sus minerales, su oro, diamantes, petróleo, gas etc.…

En el mundo, es la izquierda quien ha conquistado los derechos y las libertades en muchos territorios, pero las izquierdas… sus errores los han pagado siempre muy caros. Las diferentes conquistas de la izquierda, que han supuesto lucha y sacrificio, se han ido asumiendo con el tiempo, como un avance de la humanidad. Sin embargo, las sociedades que se han desarrollado gracia a los derechos y libertades no han aprendido la lección de continuar construyendo un mundo más igual, justo y solidario. Perdemos la conciencia de pueblo, perdemos el poder y nos cuesta recuperarlo.

Absorto en mis reflexiones, por un momento perdí la concentración e inevitablemente desvié mi atención siguiendo el perturbador vuelo de una mosca, que terminaba sus cortos vuelos sobre la piel de un asistente cercano. La mosca molestaba continuamente a la persona, desviaba su atención y la mía. El día era muy caluroso y pegajoso, al fin desperté de mi estado abstraído y concluí que en América del Sur también hay moscas, igual de molestas y pesadas.

El foro se desarrolló con motivo de la cumbre de los Pueblos, en Santiago de Chile entre el 25 y el 27 el pasado mes de enero. Circunstancias de la vida, yo andaba por esas tierras y acudí al Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL). En el instituto se desarrollaba un foro sobre la relación entre movimientos sociales y partidos políticos, con presencia de varios representantes de diferentes países de Suramérica.

Las diferentes experiencias en los distintos países son interesantísimas, la   convergencia de los partidos políticos y los movimientos sociales es complicada, pero inevitable. Voy recogiendo las reflexiones de los ponentes, las apunto. Se habla de la necesidad de que cada actor reconozca el papel que juega: los partidos, sindicatos y movimientos sociales. Los partidos de izquierda han de realizar participación social en la calle y no limitarse a las instituciones. Los diferentes sectores deben de complementarse con independencia, establecer relaciones de dialogo y nexos comunes. La participación social es imprescindible ante un nuevo proceso constituyente, el mundo necesita dar una respuesta internacional contra el capitalismo y el neoliberalismo.

El capitalismo no sólo impone un modelo económico,también impone el político.

La democracia son intenciones, la soberanía es del capitalismo. Es el pueblo quien ha de recuperar la soberanía, no nos podemos quedar agarrados a un sistema que nos está ahogando. Se han mercantilizado nuestros derechos y es nuestra responsabilidad ciudadana transformar el orden social dominante. Y en un mundo global, con una crisis mundial, la respuesta ha de ser mundial. Un ponente añade “la unión es urgente, al paso que vamos cuando sea efectiva nuestro estado de derecho estará destruido.”

El dinero es la mayor privatización, la producción de moneda ha sido la causante de la crisis. El dinero se encuentra monopolizado y evoluciona sin control, favoreciendo el capitalismo y la especulación. El resultado es la crisis, la inestabilidad y los conflictos sociales.

Reflexiono que la crisis económica, social, de valores, derechos y libertades es tan global. El sistema capitalista no está en crisis, se está ajustando y las personas somos peones y consumidores, en el mejor de los casos, que nos han de controlar y regular. Para el capitalismo los recursos son mercancía, se han de distribuir a quien más capital y poder posee. Pero es la lucha, que nos está enseñando al mundo Sudamérica, lo que da esperanzas: la nacionalización de los recursos. Hay que luchar para no permitir que nos roben los recursos al pueblo, que el pueblo no sea explotado para la obtención de los recursos y los pueblos no se mueran de hambre.  Especulan con los alimentos mientras la mayor crisis del mundo mundial es la hambruna, el sistema no puede ser más miserable. La humanidad no puede permitir que entes abstractos tengan el poder, somos el pueblo y podemos construir un mundo justo y humano, otro mundo es posible.

La cumbre de los Pueblos desarrolló múltiples foros y debates, me permitió acercarme a la realidad latinoamericana: a sus privatizaciones, a las represas, a la minería, la lucha de los pueblos indígenas, la pobreza, la marginalidad, las multinacionales, los transgénicos, el anti-imperialismo… Me sentí ilusionado y esperanzado del despertar latinoamericano. Participe en la marcha de los pueblos, admirando la gran diversidad que conformábamos la marcha, sintiendo la fuerza de los pueblos unidos. Siempre me incomodó la sensación de pertenecer a un estado, el español, incapaz de reconocer el genocidio que España cometió, hoy en día una actitud completamente despreciable. Sentí la percepción de arrogante superioridad que ha practicado España hacia América latina, pero también sentí la cercanía humana que nos une.

La lucha es larga y hay que convencer al pueblo, hay que luchar contra el capitalismo, contra el poder, contra esa derecha que busca privilegios y manipula al pueblo. En América del Sur también hay una derecha molesta y pesada, en América del Sur también hay moscas, igual de molestas y pesadas.

¡¡Respeto, justicia y libertad a los pueblos!!

En la senda de la lucha

Ya viene, ya se va y ya vuelve

Yace, se agacha y se levanta

Sorprende, en pie avanza.

P´adelante la esperanza

El amanecer llegará tras la noche

En movimiento el pueblo se mueve

Y el grito desgarrado se escucha

Son los versos que en la hoguera avivo

¡Es la tierra libre en avalancha!

Santiago, 2013

Publicau en “ Os Monegros el 24 de febrero del 2013.

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