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Los García Arilla


Por Nieves García-Arilla Oliver.

El 16 de julio de 1936, Andrés García Blasco, Longares 1896, y su mujer Olimpia Arilla Gasituaga, Villafranca de Ebro 1897, emprenden un viaje en tren desde Villanueva de Gállego, donde él era secretario del ayuntamiento, hasta el pequeño pueblo zaragozano de Tiermas. El matrimonio, como en años anteriores, pasaba sus vacaciones estivales en el balneario donde Andrés intentaba recuperarse de una salud con la que siempre andaba a vueltas.

Tiermas y su balneario, hoy inundado por el embalse de Yesa, se publicitaba así en la prensa de la época: “Curaciones maravillosas de reumatismo, gota, parálisis, sífilis y enfermedades de los bronquios, matriz y corazón. Las únicas en España que, por su abundantísimo caudal, permiten tomar los baños en agua corriente por su temperatura de 41 grados en el punto de emergencia y 38 en las pilas y piscinas”[1].

Andrés García Blasco

El levantamiento militar del 18 de julio de 1936 les sorprendió en el pequeño y tranquilo pueblo de Tiermas. Las noticias llegaban confusas a través de la radio del balneario y el matrimonio empezó a estar intranquilo. La situación era de incertidumbre y desconocían el alcance de las consecuencias, los acontecimientos se iban sucediendo y no eran tranquilizadores, sus hijos de 9 y 11 años estaban a cargo de los abuelos paternos en Villanueva y el matrimonio quería regresar a casa cuanto antes.

Andrés y Olimpia, nerviosos, intentaron conseguir un medio de transporte para volver a casa, hasta que finalmente, un joven vecino de Tiermas, Rafael Jiménez Esparza (Tiermas 1913) se prestó a llevarlos en un coche que a su vez le había dejado otro vecino del pueblo, el también secretario de ayuntamiento D. Antonio Campo Martincorena.

El día 22 de julio[2], al menos los tres, emprendieron el viaje hacia Villanueva, quizá hubo un cuarto ocupante, pero no se ha podido constatar, trabajador de las obras de los riegos en la zona.

En algún punto de la carretera, que se desconoce, son parados por un grupo armado y retenidos para posteriormente ser conducidos a Tardienta.

Desde el día anterior, 21 de julio en Tardienta se montaban guardias a las afueras de la población con elementos armados afiliados al Frente popular y a sindicatos, con el objetivo de impedir la salida de personas de “derechas de la población” y de defenderse de las fuerzas “nacionales”, además se dispusieron puestos de vigilancia en los edificios más altos del pueblo (torre de la iglesia, harinera) y se comenzaron a vigilar a las personas de derechas.[3]

El mismo día 22 llegó a Tardienta un grupo de 20 soldados que procedentes de Huesca habían huido de los primeros bombardeos que se habían producido sobre la ciudad, estos soldados se pusieron a disposición del Comité Local tardientano.

En los días siguientes llegaron a Grañen y posteriormente a Tardienta hasta un total aproximado de 2200 milicianos miembros de la Columna del Barrio Trueba también llamada Carlos Marx, procedentes de Cataluña, quienes establecieron en Tardienta su cuartel general.

Olimpia Arilla Gasituaga.

Andrés fue detenido y conducido a la cheka de la localidad, en los primeros días dispuesta en el ayuntamiento y posteriormente en el edificio que hasta entonces había sido el cuartel de la guardia civil. Rafael y Olimpia no habrían sido detenidos, o al menos no hay constancia documental de ello, aunque si retenidos. Con el vehículo requisado y la situación caótica, habrían quedado allí en algún edificio de las afueras del pueblo hasta mediados de septiembre cuando un proyectil de artillería habría hecho explosión en el edificio en el que se encontraban causando la muerte de Olimpia e hiriendo a Rafael en una pierna.[4] Rafael no muere a consecuencia de las heridas, es atendido y evacuado a un hospital a Barcelona donde, una vez curado, fue chofer de altos mandos del ejército republicano, falleciendo en un ataque al coche que conducía a finales de la guerra[5].

Andrés continuó preso en la cheka durante varios meses, hasta el 21 de octubre de 1936 cuando, tras la toma de Santa Quiteria por los sublevados entre los días 18 y 19 de octubre, los milicianos realizaron una limpieza de cheka en la que fusilaron al menos a 10 personas, todos ellos hombres y procedentes de pueblos vecinos, que habían sido previamente denunciados por sus convecinos al comité local correspondiente (Robres, Poleñino, Torralba…) excepto una mujer tardientana, Carmen Paño Peleato viuda del también asesinado en julio de 1936 Mariano Gavin Pradel.

Las incógnitas sobre la historia siguen siendo innumerables, ¿Qué trayecto realizó el coche?, ¿Quién los detiene?, ¿Dónde?, ¿Por qué motivo?, ¿de qué se les acusa?, ¿en que condiciones malviven sus últimos días? Son preguntas que siguen quedando sin respuesta 86 años después, quizá demasiado tarde para ser contestadas.

Andrés y Olimpia tenían 39 y 38 años respectivamente y dejaban dos hijos pequeños.


[1] La Voz de Aragón 14 de julio de 1935
[2] Fecha de la CAUSA_GENERAL, 1426, Exp. 19 TIERMAS
[3] Barrachina Bolea, P.J y Viñuales Alcubierre J.A (2013) “En el frente de Tardienta: 1936-1938”. Ayuntamiento de Tardienta p.13
[4] CAUSA_GENERAL, 1426, Exp. 19 TIERMAS
[5] Entrevista con Rafael Jiménez Martínez.

Javier Blasco Zumeta, el gran amigo de Los Monegros


Javier Blasco Zumeta es vecino de la localidad ribereña de Pina de Ebro, donde ejerce de maestro de primaria. Su gran afición es descubrir la extraordinaria riqueza natural de la estepa aragonesa, lo que ha propiciado el hallazgo de nuevas especies naturales. A finales de los noventa creo la “Asociación de amigos de Los Monegros”: con el objetivo de divulgar no un espacio degradado, sino un ecosistema maduro con una fauna y flora propias y originales, que son, simplemente diferentes.

Javier Blasco Zumeta, el gran amigo de Los Monegros

     En este artículo nos adentramos en la gran persona y figura de Javier Blasco Zumeta: conocimiento, sabiduría y la pasión de amar, comprender y divulgar la tierra que uno pisa.

     Javier me recibe gustosamente en su casa, lo cual agradezco profundamente, y pronto entablamos una agradable conversación sobre las sabinas, tema que a ambos nos apasiona. Me comienza comentando que sobre 1800 ya se protegía la sabina albar, los permisos que daban en Farlete dejaban cortar enteras la sabina negral, mientras que la sabina albar no se dejaba ni tocar; los pinos solamente se podían podar y se permitía recoger el romero como leña. Hablamos de tiempos en que las leñas era un recurso muy demandado, a la vez que escaso.

      En los taludes de la sierra de Alcubierre se visualizan estratos que indican carbón, restos de antiguos incendios forestales sucedidos en la sierra monegrina. El fuego es y ha sido un factor clave en la dinámica evolutiva mediterránea, favoreciendo procesos de regeneración. La naturaleza es un libro abierto y nos enseña su historia, hay que aprender a leer en sus páginas y así amar lo que aún desconocemos: estos secarrales llenos de vida conocidos como Los Monegros.

      Javier realizó el “Manifiesto científico por Los Monegros”, con una gran repercusión y respaldo en la comunidad científica. Javier ha realizado numerosos estudios e inventarios sobre flora y fauna: «se ha conseguido cambiar la percepción de la estepa, una comunidad ecológica de gran biodiversidad». El desconocimiento ha despreciado la estepa, aquellos eriales y rabiosos secanos de paso. El objetivo lo considera cumplido: se ha estudiado y se ha puesto en valor, pero aún queda mucho por hacer: ninguna especie endémica, ni hábitat, se encuentra protegido. Existen espacios protegidos, las saladas de Bujaraloz son ZEPA, por la protección ornitológica de especies como la avutarda y el sisón, no por los endemismos, la entomofauna, los líquenes, las especies gipsícolas, salinas…

“Es por ello necesaria una importante tarea de divulgación y es en ese contexto en el que se enclava esta página, que pretende ser sólo herramienta útil que acerque esta tierra a los interesados para, conociéndola, llegar a quererla.”

Amigos de Los Monegros

      El gusto por la naturaleza, por los paisajes agrestes y la soledad, Javier es un enamorado de la estepa. Ha tenido la virtud de mirar donde nadie miraba, de preguntarse que especie encontraba ante sus ojos y cuando no encontraba respuesta la trasladaba a diversos expertos especializados en cada materia, lo que ha dado píe al descubrimiento de nuevas especies a la humanidad. Una labor ingente digna de reconocer.

      La Retuerta de Pina es un paraje estepario que enseña el monegros de hace cien años, es su paisaje de referencia. En 1912 se subastaron 2.000 hectáreas forestales en lotes de unas 200 ha, lo que favoreció la conservación de una zona muy especial, donde se mantienen muchas aves esteparias. En la sierra, al ser una masa cerrada, solamente hay aves forestales, pero la proximidad de hábitats contribuye a la gran biodiversidad que esconde Los Monegros.

      Acabamos volviendo a hablar sobre las sabinas, que por Pina se empleaban para hacer estacas (emplaizados) para sujetar las ribas de las acequias o del río. En el Ebro aún permanecen postes de sabina, los colocaban antiguamente para la pesca de anguilas, hace ya más de 40 años. Con la madera de sabina se construían piezas para los pozos, iba muy bien la sabina, pues es muy resistente a la pudrición. Hablamos del falso mito de la armada invencible, un carpintero viejo le comentó que la sabina no servía de mucho, pues la pequeña tiene muchos nudos y las grandes están podridas por dentro.

     Javier ha recogido más de doscientas especies que los expertos han  clasificado, dando a conocer la gran biodiversidad monegrina en el mundo científico. Diversas publicaciones y trabajos atestiguan su gran capacidad de trabajo y difusión, ampliamente reconocido y distinguido, sin duda es el mejor amigo de Los Monegros. ¡Muchas gracias Javier!.

Enlaces de interés:

Javier Blasco Zumeta.

Atlas de aves y flora de la rivera. 

Zancarriana w