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Prudencio Santolaria Pérez


Prudencio Santolaria Pérez ejerció de maestro en Sariñena en la década de 1920. El sariñenense Luis Buil Espada lo recogió en sus memorias “Toda la vida en guerra de un pacifista”. Una simple mención como maestro suyo y a quien, años más tarde, encontró en plena guerra del 36 ejerciendo de secretario de la FETE (Federación española de Trabajadores de la Enseñanza) de la UGT de Barcelona.

Natural de Bailo, Prudencio Santolaria Pérez nació el 26 de mayo de 1896 (Expediente de alumno del Archivo Provincial de Huesca de 1911 ES/AHPHU – N-000278/000488 – SANTOLARIA PEREZ, PRUDENCIO. BAILO (HUESCA) Productor: Escuela Normal de Magisterio de Huesca SANTOLARIA PEREZ, PRUDENCIO).

Estudió en la Escuela Normal Superior de maestros de Huesca, realizando el Grado Superior de lengua Castellana (Diario de Huesca 22 de mayo de 1913).

En febrero de 1921 le fue adjudicada la plaza de Sariñena, cubriendo una vacante “en virtud de las oposiciones últimamente celebradas” (La Asociación, Revista de Primeras Enseñanza) y en 1929 fue designado a Sitges “Primer turno. -Séptima, 8537. -Don Prudencio Santolaria Pérez, excedente de Sariñena (Huesca), la de Sitges (Barcelona), siete años y 25 días. Caso segundo del artículo 70 del Estatuto” (Parte Oficial. Dirección General de Primera Enseñanza.9 de diciembre de 1929).

También aparece como primer escalafón de maestros de escuelas nacionales existentes en 1931: Número del escalafón general 5805 Número en la categoría 3140 Titulo y nota del mismo S nacido el 26 de mayo de 1896 en Bailo (Huesca).

Al parecer, afiliado a la UGT después de la guerra fue depurado por el franquismo como muchos otros maestros, «La educación, un arma revolucionaria». Por orden ministerial del 31 de julio de 1940, BOE N.º. 185, del 4 de julio de 1953, pág. 4060, fue apartado del servicio y condenado a «Trasladar fuera de la provincia durante tres años y inhabilitaciones para cargos directivos y de confianza” (https://garciaifortuny.com/biografia/formacio/).

Tras la guerra, Prudencio estuvo en la escuela nacional de Salomó (Tarragona), José García Fortuny lo recuerda por varios motivos “Primero porque, tanto en casa, los padres, en sus conversaciones, cuando hablaban de él, soltaban que las autoridades locales no veían muy de buen grado su presencia. Eso sí, ellos siempre tuvieron un aprecio y estima personal por Don Prudencio. Estos mismos conceptos también el sentía susurrando con otras personas del pueblo.” En un segundo lugar por sus cualidades como maestro: “Con los años José recuerda muy bien que fue un buen maestro, y que tenía una especial calidad por el lenguaje y la literatura castellana, lo que en términos académicos llaman «Letras». José ha querido dejar constancia de este docente porque siempre ha tenido un cierto convencimiento de que, junto con el Dr. Vado Camarena, y su labor pedagógica, lo que hizo que, con los años, se convirtió con esta manía investigadora.”

Don Prudencio Santolaria Pérez no puede participar en el concurso restringido por no haber realizado y aprobado el concurso oposición a plazas en localidades de más de 10.000 habitantes y reunir ninguna de las restantes condiciones que exige el artículo 15 del Decreto de 5 de febrero de 1959. (BOE de 20 de abril de 1961).

Prudencio contrajo matrimonio con Juana Mur Ordás y falleció en Barcelona el 1 de julio de 1969 a los 73 años de edad (La Vanguardia 2 de julio de 1969).   

Carmen Mir Loscertales


Vital y dinámica, familiar y amiga de sus amigas y vecinas, una mujer fuerte que ha sacado adelante su familia. Una campeona del guiñote, gran aficionada y jugadora. Así es Carmen, siempre muy alegre que nos acerca la vida de antes con ese cariño de siempre, de sus tortas de cuchara, magdalenas y farinosos que nos daba para merendar de críos, cuando con su nieto Luis, parábamos para verla. Con su nieta Carolina descubrimos a Carmen, con muchas historias y otras muchas que quedan por contar. 

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Carolina y Carmen.

De casa  “La Droguera”, Carmen nació en Sariñena el 3 de septiembre de 1927, en la calle de los Ángeles. Su padre trabajó en la estación “siempre iba y venía”, recuerda Carmen. Su madre Rosa Loscertales Tierz natural de Lalueza, de casa Guallart, fue de buena casa aunque fue la pequeña y tuvo que buscarse la vida. Una vez en Sariñena, Rosa iba mucho a casa Moreno, allí jugaba a las cartas mientras Carmen saltaba a la comba y jugaba a las tabas con otras chicas. Rosa lavó para otras mujeres en Sariñena, «fue muy querida y trabajadora». Ademas, Rosa vivía junto a su hermano Manuel que era padre de Santiago, Josefa “la del Romea” y Mª Carmen, que se criaron junto a ella, siendo primas hermanas de Carmen: “nos une un gran vinculo familiar”.

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Carmen Mir y Eugenia Palacio.

Fueron cinco hermanos en casa: Carmen, Fina, Manuel “El Cubano”, Antonio y Jesús. Carmen fue muy amiga de Carmen Santolaria, hermana del que después fue su marido, iban a jugar al solar donde luego hicieron la casa, por la calle Ronda san Francisco: “Éramos como hermanas, íbamos a bailar, a saltar a la comba…”. Carmen aprendió a coser en casa de Dolores “La Hermosa”, la mujer del barbero: «la barbería la tenía por la calle del Mercado».

Carmen fue a la escuela muy poco, la guerra le pilló justo entonces y esta se interrumpió. Carmen recuerda la sirena y las campanas que avisaban de los bombardeos y tener que ir corriendo al refugio de Torres, donde se juntaban muchísima gente. A Carmen se le murió un hermano «Jugando con una pelota que resultó ser una bomba».

Su abuelos Antonio Loscertales, “El Zumarro” y su mujer Carmen Tierz Marías celebraron antes de hora la entrada de los nacionales y rezagados republicanos los asesinaron cuando se retiraban. La casa familiar la escachó la aviación durante los bombardeos, así que después de la guerra se mudaron a casa de los abuelos a la calle Larosa. Allí se reunían mucho la familia y tiempos después en la casa de la calle del Horno, casa de su hermana Fina. Tras la guerra, el racionamiento fue vital: “Tanto tocaba por uno”.

“Esa casa siempre estaba con gente y todos recuerdan a mi tía Fina y a mi bisabuela Rosa  con mucho cariño por su cercanía y su generosidad de tener siempre la casa abierta»

 Carolina Santolaria Lafita

Carmen se casó muy joven, a los dieciocho años. A su marido lo conoció en el cine del teatro Romea, él se acercaba al gallinero para verla y estar cerca de ella. Su marido fue Francisco Santolaria Cazacarra, conocido por el apodo de “El Calistro”. Paco tenía campos y fue labrador, además de ir con los albañiles: “Iba con todos”. Francisco tuvo mulas y carro y con el tiempo fue encargado en “Pretensados Alcanadre”, haciendo vigas. Su hermana Luisa tuvo una pescadería por el callejón del Saco, donde actualmente se encuentra el bar La Lifara.

En casa tenían conejos, pollos, pavos y mucha huerta, hacían conserva, mermeladas, peras cocidas al vapor, tomate embotado… “Para todo el año, sobre todo para pasar el invierno”. Paco le hacía ir de joven al huerto para ayudar con las faenas, pero a Carmen no le gustaba mucho. Tuvieron tres hijos: Luis, Paco y Rosa. Cuando estaba embarazada del primero le mataron al suegro en la conservera: “Escondía la caza y debieron pensar que era un maqui, le dispararon».

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Carmen y Abelina

Los domingos por la mañana iban al casino a tomar vermut. Iban al Casino con el Riau (que tuvo un bar), con Abelina, Marianeta, Carmen y Florentín (El Cartujano). Iban al cine y a bailar los domingos por la tarde, había orquestas y casi siempre la orquesta sariñenense Cobalto.

Se juntaban en las casas a merendar, tortas de casa y a jugar a las cartas. En verano por las noches a la fresca, en la calle se juntaban las vecinas y hablaban. Carmen ha sido una gran jugadora de cartas y con su compañera Abelina han ganado numerosos campeonatos de guiñote, tanto en la residencia como en el Casino. ¡¡Todas unas campeonas!!.

También Carmen ha tenido una grandísima amistad con su cuñada María Jesús, mujer de su hermano Manuel “El Cubano”, a quien recuerda con ternura porque eran los dos mayores: «Se supo buscar la vida». Manuel regentó la tasca de “El Cubano”  siendo muy popular sus meriendas y él mismo. Allí han pasado alguna navidad todos juntos, al lado del hogar que estaba al final del local.

«La taberna de El Cubano venia  ya de su abuela Manuela por parte de su padre, que provenía de Alcolea, así  que tiene más de 100 años el bar”.

Carolina Santolaria Lafita

Carmen es muy familiar y muy querida por los suyos, amigas y vecinas. Su vida está llena de recuerdos y vivencias que con gran afecto nos ha transmitido, gracias Carmen. Y gracias a Carolina Santolaria Lafita, nieta de Carmen, que con su gran cariño y admiración a su abuela ha hecho posible esta entrevista.