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Los primeros viajeros a las Indias de Los Monegros


Por José Elbaile Ollés.

En el año de 1492, Cristóbal Colón descubrió lo que entonces se llamó las Indias. A partir de entonces son muchos los españoles que fueron o intentaron ir: militares y funcionarios al servicio del Rey para controlar las nuevas tierras, religiosos con el fin de evangelizar o aventureros en busca del oro y riquezas de las que hablaban quienes volvían.

Pero el monopolio sobre el comercio con los nuevos territorios y las gentes que podían embarcarse eran potestad del Rey, que ejerció su control desde la casa de Contratación de Sevilla. Ciudad desde donde partían las galeras hacia América.

En un primer momento sólo los ciudadanos del Reino de Castilla podían trasladarse a las nuevas tierras descubiertas. Pero en las cortes celebradas en Monzón y Binefar el año de 1585, se establece que los aragoneses puedan pasar “a las indias y gocen de lo que los castellanos, ya que fueron descubiertas en tiempo del serenísimo Rey Don Fernando el Católico de gloriosa memoria y participaron gente de este reino”.

Aun así, eran pocos los que conseguían una autorización real para poder desplazarse y siempre era como criado o acompañante de alguien que iba como funcionario, militar o religioso.

En el Archivo general de Indias, se conservan los expedientes de los primeros monegrinos que marcharon a hacer las Américas:

Juan de Marroviza y Estrella, de 19 años nacido en Sariñena era hijo de Jaime de Marroviza y de Gerónima Estrella y nieto por línea paterna de Pedro Marroviza y de Martina Montesino. Todos de Sariñena.

El cuatro de diciembre de 1588, Jaime de Marroviza, presenta en la Diputación del Reino en Zaragoza para que se resuelva en el Consejo de Aragón, la petición de licencia al rey para que su hijo Juan de Marroviza y Estrella pueda viajar a las indias. A la provincia del Perú, donde trabajaba como funcionario Pedro Estrella, un primo hermano de su madre que acababa de llegar de esas tierras.

Para conseguirla debería demostrar mediante testigos que no es de los prohibidos a pasar a aquellas tierras por ser como es él y sus padres cristianos viejos, hidalgos, notarios y como descendientes de tales, limpios de toda raza, moros ni judíos, y sin faltas ni penitencias por parte del Santo Oficio de la Inquisición.

También que era mozo soltero, no casado ni sujeto a religión o matrimonio.

En la solicitud se debía hacer una pequeña descripción física para su control. Así dijo ser: de mediana estatura y moreno de rostro con un poco de barba negra y con una pequeña herida debajo del ojo derecho.

En mayo de 1591 Pedro estrella recibió en Madrid un nuevo nombramiento que le obligaba a volver a aquellas provincias. Entonces pidió que le dejasen llevar a su sobrino.

Al final Juan Marroviza consiguió la autorización Real y marcharía en 1592 en calidad de sobrino de Pedro Estrella.

No sabemos la vida que llevaron en Perú donde todavía existe el apellido Estrella.

Francisco Ignacio Aysa Gasion, que nació el 30 de Julio de 1669 en Sesa, de una familia infanzona de Marcén. Se embarcó a los catorce años para las Américas como criado de su tío fray Manuel Mimbela, que había sido nombrado obispo de Guadalajara y Oaxaca en Méjico. Embarco el 6 de agosto de 1712 en el galeón Santo Soto de Román. Entre los acompañantes de su tío también se encontraba su primo Pedro Mimbela de diecinueve años, nacido en Morillo de Gallego.

Francisco, como sobrino del obispo, supo aprovechar su estatus prominente dentro de la sociedad de Nueva España. Se avecindó en Guadalajara. Amasó una gran fortuna, compró una mina de plata en Bolaños y poseyó grandes extensiones de tierras de labranza y varias haciendas

Fue nombrado Marques del Castillo de Aysa el 18 de septiembre de 1727 y obtuvo el grado de coronel de la infantería española.

Desde 1734 a 1743, se convierte en gobernador de Nueva Galicia y presidente de la Real Audiencia. Durante su mandato se hicieron varias expediciones a California para establecer mayor control administrativo.

Fue un buen administrador desarrolló la economía de la zona e hizo mejoras sociales como la traída y distribución del agua en Guadalajara. Falleció el 8 de diciembre de 1778.

Antón Sanz Anoro que obtuvo el pase para embarcar en la casa de Contratación el 21 de marzo de 1623.

La solicitud la presenta en la Real Audiencia de Zaragoza, su padre, Antón Sanz, mayor de días, de la villa de Castejón de Monegros. Donde a pesar de ser Infanzón y familiar del Santo Oficio de la Inquisición tiene que demostrar su nobleza y limpieza de sangre.

Antón era hijo de Antón Sanz de Escarrillla en el valle de Tena y de María de Anoro de Castejón de Monegros donde vivían.

Su hermano Gerónimo Sanz Anoro estaba casado con Gracia Cascarosa, tenían un hijo, Jaime Sanz Cascarosa. Todos nacidos en Castejón de Monegros y los dos notarios.

Antón Sanz Anoro se acaba de quedar viudo hacía dos años. Había estado casado con Gracia Berdun de Castejón de Monegros. Tenía entonces 36 años.

Fue entonces cuando Andrés Sanz hermano de Antón padre, que vivía en las Indias con su familia lo reclamó para que se hiciera cargo de una hacienda. Andrés que se embarcó con veinte años, llevaba en Trujillo cuarenta desempeñando diferentes cargos de importancia al servicio del Rey.

Sin ninguna carga familiar y cumpliendo todos los requisitos, a Antón, se le permite viajar a la provincia de Venezuela el año 1623 con sus criados Francisco Rodríguez Almonte y Juan Muñoz. La autorización para embarcar es firmada en Madrid el 5 de diciembre de 1622. Y se justifica “Para la cobranza de una hacienda”.

En su descripción dice: que es de mediana estatura y disposición barbinegro que comienza a mezclar con alguna cana tiene más grueso el ojo derecho que el izquierdo con una curvación que le impide algo la vista en este ojo.

Elbaile Ollés, José.
Publicado en la revista Tierra de Lalueza.

Parroquia de El Salvador de Sariñena


La iglesia parroquial de El Salvador de Sariñena, denominación oficial, responde a un soberbio edificio neoclásico, de cierta sencillez y claridad, pero con gran expresividad, evocando el clasicismo con sus magnas columnas toscanas. No es un edificio sin más, posee un gran valor arquitectónico y una gran historia, cuyo conocimiento, sin ningún tipo de duda, es una aventura apasionante.

Sus origines resultan difíciles de profundizar y, por qué no, de aventurar. Inocencio Cadiñanos Bardeci cita asentarse en una mezquita y en los materiales de una vieja atalaya mora. Realmente Sariñena se remonta a tiempos inmemoriales, pero lo cierto es que la actual iglesia se asienta en el solar de una vieja colegiata, descrita medieval por Javier Martínez Molina, en su tesis doctoral Arquitectura religiosa de la época de la Ilustración en Aragón: estudio histórico-artístico de la arquitectura religiosa de Agustín Sanz Alós (1724-1801) (tesis doctoral), Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2023, pp. 1399-1513. Tesis en la que describe la iglesia de Sariñena de dos naves, similar a la parroquia de Lanaja, más grande, pero que se hallaba en mal estado.

Remontándonos un poco antes de que Pedro I tomase Sariñena en 1101, antes de finalizar el siglo XI, en 1096, se cita una curiosa donación: La Almunia de la Reina “junto a Sariñena” con la torre que había allí y sus términos. Igualmente se recoge que el monasterio de Montearagón, tenía ciento cuatro iglesias bajo su jurisdicción, entre ellas La Almunia de la Reina “cerca de Sariñena” (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón). Almunia originalmente designaba a un huerto o granja y por extensión a una finca campestre o casa de campo, no obstante, en Sariñena existen las partidas de Las Almunias, Almunias Altas y Almunias Bajas, dirección Castelflorite. Queda por precisar e investigar la denominada y desconocida «La Almunia de la Reina».

El 5 de mayo de 1093, un documento del rey Sancho Ramírez recoge las donaciones que se han incorporado a la abadía de Montearagón, entre ellas figura la “Iglesia de Sariñena con sus mezquitas” (Mur Sangrá, Lorenzo. Montearagón desde su creación al ocaso). Todo apunta que Sariñena dependía del monasterio de Montearagón.

«El monasterio de Montearagón contaba con abad, cuatro canónigos dignidades (enfermero, limosnero, sacristán y chantre) y seis priores, uno de ellos con el título de Sariñena.»

Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón.

Apuntamos también la cita de un siglo después, cuando en 1206 Martín de Lérida da al monasterio y a su hijo P. de Vinera y a S. Salvador de Sariñena una viña en Albar, término de Sariñena. (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

No es hasta 1310 cuando aparece, propiamente citada, por primera vez la iglesia de Sariñena, en un documento de Ramón de Fontona, prior de la iglesia de San Salvador de Sariñena. Dicho documento da a treudo a Artal de Hunera, a Bartolomé de Cartaser y a Pedro Cebrián un huerto situado en el término de Reguano en Sariñena por el pago anual de 14 sueldos jaqueses. Se nombra tanto la avocación a San salvador como a la figura de prior, título eclesiástico para un superior, pero por debajo de un abad, en este caso del abad de Montearagón. Sariñena debía de responder a un priorato, como veremos más adelante, a un territorio con jurisdicción propia del prior.

El 4 de abril de 1328, un nombramiento del rey aragonés Alfonso IV, pergamino de 138, cita la iglesia: “Reunidos los consejos de la villa y aldeas de Sariñena en la Iglesia de San Salvador, nombran a Marco de Sena, jurado de Sariñena, Domingo Lo Pico, vecino de Monsalva y jurado de la comunidad de aldeas de Sariñena, como procuradores especiales para que les representen en las próximas Cortes que se van a celebrar en la ciudad de Zaragoza, en la que se coronará a Alfonso IV” (Cancillería, pergaminos, Alfonso IV, carp.218, nº170/ Nombramiento).

En 1330 es citado prior de Sariñena Pedro Jiménez de Sarasa.

En 1364 se celebra un acuerdo con relación a las ventas del priorato de la iglesia de San Salvador de Sariñena entre Juan de Fortges, prior de la villa de Sariñena, y los racioneros, capellanes y siervos de dicha iglesia.

En 1385 Raimundo, abad del monasterio de Montearagón, comunica al vicario de la iglesia de San Salvador de Sariñena y a su lugarteniente que ha concedido a Guillermo Gastón y a su mujer Marta la licencia para construir en dicha iglesia una capilla bajo la advocación del beato Nicolás, confesor, que estará situada entre la capilla de San Laurencio y la puerta de Santa María, dotándola con 1.300 sueldos jaqueses anuales para pagar al capellán, otros 14 sueldos jaqueses anuales para gastos diversos y 1.100 sueldos jaqueses más para su ornamentación.

El 2 de noviembre de 1390, Juan de la Raga, prior de Sariñena, administrador y vicario General del monasterio de Montearagón y todo el cabildo, donan a treudo perpetuo a Martín de Ipiés, vecino de dicho lugar, un palacio con su heredad que tiene la casa de San Andrés de Fanlo en Ipiés mas una viña, debiendo pagar para San Miguel de septiembre dos cahíces de trigo y uno de ordio, medida de Jaca, dando la cuarta parte a Sancha López de Bananguás o a sus hermanos. (Signatura: F/055. Fondo de pergaminos del Archivo de San Pedro el Viejo de Huesca. Lectura, estudio y regesta de María Dolores Barrios Martínez (2013)).

En 1400, el monasterio (Montearagón) da a treudo a Eximino Loarre, clérigo racionero de la iglesia de San Salvador de Sariñena, el molino del Rey, sito en el lugar llamado Huerto de Suso en el término de Sariñena, molino antes estaba atreudado a Ramón de Castro, el cual no pagaba el treudo (1390-07-12). El racionero era el prebendado que tenía ración en una iglesia catedral o colegial.

En 1402 Juan de la Raga, prior de Sariñena, vende a [—] de Lomperuello, clérigo y racionero de la iglesia de San Salvador de Sariñena, un bancal de tierra blanca llamado el Bimaral por 5 sueldos jaqueses anuales.

El cinco de enero de 1413, Martín Deza, como procurador de su madre y hermanos, vende a don Juan de la Raga, prior de Sariñena y administrador de la prepositura de Montearagón, dos palacios y una torre con su señoría y la cuarta parte del treudo de tres palacios con su señoría en Ipiés por 2000 sueldos jaqueses (Signatura: F/065 . Fondo de pergaminos del Archivo de San Pedro el Viejo de Huesca. Lectura, estudio y regesta de María Dolores Barrios Martínez (2013)).

En 1416 se da la colación de una porción vitalicia en la iglesia de San Salvador de Sariñena a favor de Pedro Bonet de Guderizdel hecha por el cardenal Juan, administrador perpetuo del monasterio,

En el mismo año, se produce la colación de una porción vitalicia en la iglesia de San Salvador de Sariñena a favor de Pedro Bonet de Guderizdel hecha por el cardenal Juan, administrador perpetuo del monasterio. Monasterio de Jesús Nazareno de Montearagón de Quicena (Huesca, España).

En 1423 Juan de la Raga, prior de la iglesia de San Salvador de Sariñena, da a treudo a Martín de Calvera y a su mujer María Jaima un huerto sito en el término de Sariñena por el pago de 8 sueldos jaqueses durante los cuatro primeros años y a partir de entonces por 12 sueldos jaqueses anuales.

En 1423 el canónigo y Prior de Sariñena Juan de Larraga dona varias heredades a Montearagón, siendo abad de este Sancho de Murillo. Sello de García Martínez Prior de Sariñena y canónigo Montearagonense (Revista Hidalguía número 253. Año 1995). También lo recoge Ricardo Del Arco de la siguiente manera: “Juan de Larraga, canónigo de Montearagón y prior de Sariñena, da a los canónigos del cenobio varias heredades en la villa de Montearagón, en Huesca y en Quicena, con la carga de celebrarle anualmente un aniversario en el mes de octubre. Año 1423.”

En 1454, una bula (Documento Pontificio) de Pablo III suprime el priorato de Sariñena “que se valuó en 500 ducados de oro (Archivo Histórico Nacional. Ciprés Sisín, Antonio. El castillo de Montearagón). Esto dejó la presentación de las raciones al prior y Capítulo de Sariñena y la institución al abad de Montearagón” (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

En 1522 se realiza el Testamento de Francisco Gómez, clérigo racionero de la iglesia de San Salvador de la villa de Sariñena, otorgado ante Nadal de Farlet, notario real y apostólico, vecino de Sariñena. (– 1522-02-21. Sariñena ES/AHPZ – C_PERGAMINOS/000007/000009).

En 1525, el rejero y relojero Pedro Tecedor, fabrica las rejas de la capilla de San Antolín en Sariñena

En 1630 la iglesia de Sariñena es nombrada Iglesia colegial o colegiata, de acuerdo a la propia definición de la Real Academia de la lengua Española responde a la iglesia que, no siendo sede propia del arzobispo u obispo, se compone de abad y canónigos seculares, y en ella se celebran los oficios divinos como en las catedrales. De alguna manera, parece ser un tipo de templo que sin ser catedral poseía un cabildo.

En 1689, en los pleitos civiles antiguos del archivo histórico provincial de Zaragoza, aparece la “Ejecución a instancia del Licenciado Jaime Ferraz, como capellán de una de las capellanías fundadas en la iglesia colegial de San Salvador de la villa de Sariñena por los ejecutores de Domingo Varón y Costa, y de Alberto Vitales, infanzón domiciliado en dicha villa, como tutor de Juan Vitales, menor, y capellán de la otra capellanía contra los jurados, concejo y vecinos de la villa de Pertusa y lugares de Laluenga, Perdiguera y la Cuadrada, por impago de las pensiones de un censo” (ES/AHPZ – J/000763/0008).

En 1737, en el archivo provincial de Zaragoza se encuentra un documento que trata sobre «Firma a instancia del capítulo eclesiástico de la iglesia colegial del Salvador, de la villa de Sariñena, contra el venerable obispo de la ciudad de Huesca, sobre derecho de décima» (ES/AHPZ – J/014769/000002 -, sección Pleitos civiles modernos, por la Real Audiencia de Aragón).

En documentación en torno a 1790 de Juan Comenge, con la villa de Sariñena, se refiere al cabildo eclesiástico de su Colegial, igualmente al prior de la parroquia y el cabildo, además de citar el convento Nuestra Señora del Carmen de monjas carmelitas (Fuero alfonsino y fuero de población de Sierra Morena en los proyectos de colonización de la corona de Aragón en la segunda mitad del siglo XVIII. Enrique Giménez López).

Una pequeña descripción la aporta Pedro Bleca y Paul en su Descripción Topográfica de la ciudad de Huesca y todo su partido de 1792 «iglesia colegial, antiquísima, es de dos naves, que las dividen una columna y dos arcos grandes, y se cree fue, la una, sinagoga, y la otra, iglesia de cristianos. Su advocación es la Transfiguración del Señor, y el clero se compone de un cabildo de prior, vicario y trece racioneros patrimoniales, que se presentan a hijos naturales de la villa con el orden de primer misacantano por bula de Paulo In, en Roma, año 1543, y la renta de cada uno, que consiste en los diezmos de la villa y sus aldeas, que son Alberuela de Tubo, Capdesaso, Lastanosa, Pallaruelo, Castejón de Monegros y Valfarta, que dividen con el reverendo obispo de Huesca y rector de esta última, asciende a 4000 reales de vellón, teniendo a más el prior presidente del cabildo 500 reales de vellón. A más de las dichas hay cuatro raciones naturales para segundo vicario, organista, maestro de gramática, cantor y predicador, con algunas capellanías colativas y laicales, que se han reducido según el último plan del obispo, por ser tenues sus rentas. El cabildo usa sus armas, y en ellas ballesta, cordero, dos llaves y cuatro barras de Aragón.«

Volvemos a aquella colegiata que a finales del siglo XVIII, en 1787, no se hallaba en buen estado: “estrecha, poco ventilada, en sitio hondo y con fea figura. Estaba integrada por dos naves «de aspecto ridículo». La torre se hallaba en ruinas, los retablos podridos y las bóvedas agrietadas. No era posible ensancharla por lo que debía ser reconstruida de nuevo.”

Ante aquel deterioro, en 1790 el concejo sariñenense solicita la construcción de una iglesia de nueva planta, “tanto las autoridades locales como los clérigos, apunta Inocencio Cadiñanos Bardeci, solicitaron licencia para levantar una nueva colegiata en la que cupieran los numerosos vecinos del pueblo. Para esto había que aplicar diezmos, primicias y ciertos propios del pueblo. Los vecinos prometieron aportar los materiales y trabajar los días festivos.

El proyecto de reforma es encargado a Manuel Inchauste, el cual es rechazado por la Academia de San Fernando. En 1792, el prestigioso arquitecto zaragozano Agustín Sanz, discípulo de Julián Yarza Ceballos y Ventura Rodríguez, recoge la empresa y traza los planos del nuevo edificio de la futura colegiata de Sariñena. Casualmente, el proyecto también es rechazado por la Academia de San Fernando.

Pedro Bleca y Paul en el momento de realizar su «Descripción Topográfica de la ciudad de Huesca y todo su partido» recoge como en 1792 en Sariñena «Actualmente se está haciendo de nueva planta la iglesia colegiata por orden del Supremo Consejo, que ha mandado destinar a este objeto el sobrante de Proprios de la villa, contribuyendo también los partícipes de los diezmos, y será uno de los mejores templos de la diócesis».

Mientras, Agustín Sanz se enfrenta de forma directa a la Comisión de la Academia señalando como las rectificaciones que ha recibido de Sariñena carecen, en su opinión, de sentido. Así, en 1793 somete de nuevo el proyecto rectificado a la comisión de Arquitectura y es definitivamente aprobado. Los planos muestran un ancho templo de tres naves notablemente simétrico tanto en sentido longitudinal como transversal, con un breve crucero en el centro rematado en cúpula con linterna. La torre, queda adosada al presbiterio. Mientras, el retablo mayor es de claras líneas y gustos neoclásicos. Finalmente, el proyecto es aprobado con algunas modificaciones por la academia de San Fernando.

El Consejo da orden de inicio de las obras en 1795 y los trabajos se llevan a cabo bajo la dirección de Vicente Gracián, uno de los arquitectos de los más acreditados de Zaragoza. Primeramente, la vieja colegiata fue completamente demolida. En sus aleñados, persisten los arcos del viejo Casino de Sariñena, góticos o similitud gótica y que probablemente respondieron a dependencias anexas a la vieja colegiata y que tal vez podamos aventurar que fuesen las bodegas También aparece una ventana gótica o de apariencia gótica abierta hacia la pared de la actual iglesia con restos de un hipotético ábside de una posible primitiva iglesia y varios accesos a túneles de ignorado recorrido. Hay incluso quién señala que un originario convento de San Francisco se ubicó en dicho lugar.

Los cimientos se tuvieron que ahondar más de lo previsto y en 1800, para abaratar costes, la cara piedra es sustituida por ladrillo, pues la sillería estaba resultando demasiado costosa y la piedra de las canteras cercanas resultaba de mala calidad

Por ello, en 1801 Agustín Sanz se queja de la mala calidad de los materiales y la malversación de caudales. La obra es suspendida y ese mismo año muere Agustín Sanz. En 1808 se producen las mismas quejas y en 1808 la guerra de la Independencia (1808 -1814) acaba paralizando las obras.

La obra se reanuda en 1818 y se hace cargo el arquitecto Antonio Vicente. En 1829 se decía estar ya muy adelantada: “parece ser suntuosa y de mui buen gusto” y mientras duran las obras, como parroquia se hace servir la iglesia conventual de San Francisco. En esta línea se manifiesta Pascual Madoz 1845-1850 en su descripción histórico geográfica de la Villa de Sariñena: Para igl. parr. se ha habilitada la del extinguido conv. de San Francisco bajo el título de San Salvador. A esto añade: “es independiente, perteneciendo el curato á la clase de vicariato, y lo presenta la colegiata en el racionero más moderno, quе es á quien le corresponde por derecho. Su comunidad eclesiástica secular es de la clase colegial, componiéndose de 15 individuos, á saber: 11 racioneros presbíteros, otro presbítero beneficiado y 2 de menores. Hay además un conv. de monjas de la clase de priorato; un cementerio cutre N. y E. de la población en; paraje ventilado”.

Una obra que fue compleja, sobre todo por la falta de recursos, al igual que la reconstrucción del puente sobre el Alcanadre, pues así lo recogía José Torner en 1833 en el Diccionario Geográfico Universal: «En 50 años no ha podido concluir su iglesia colegial, principada a últimos del siglo pasado, bajo las trazas del arquitecto D. Agustín Sanz, ni en 6 poner una sola piedra en el hermoso puente de cantería que les destruyo el río, por no haber atendido a reparar el cimiento de una de sus pilastras. Este puente que estaba a ¼ de hora de Sariñena sobre el río Alcanadre, es de necesidad absoluta no solo para la villa, sino para todo el país.» (Torner, José (1833), Diccionario geográfico universal, t. 8, Barcelona).

En la primera mitad del siglo XIX se finalizan las obras y se produce la ceremonia de consagración de la colegiata secular de San Salvador de Sariñena. El Diccionario de Historia Eclesiástica de España apunta como a inicios del siglo XIX, Sariñena es una de las dieciocho colegiatas existentes en Aragón (Eran El Grado, Puebla de Castro, Aínsa y Boltaña en la diócesis de Barbastro; San Pedro el Viejo, Alquézar y Sariñena en la diócesis de Huesca y en esta provincia también Monzón, Albelda, Tamarite y Roda que pertenecían a la diócesis de Lérida). Sin embargo, en aquel primer tercio del siglo XIX la disminución de rentas que recibían las colegiatas las disminuye significativamente hasta nueve y entre ellas la de Sariñena. Javier Martínez Molina señala que el rango de colegiata lo perdió el templo a raíz del célebre Concordato de 1851 entre España y la Santa Sede, que supuso la reducción de la mayoría de colegiatas a simples parroquiales.

En ese primer tercio del siglo XIX las rentas que recibían las colegiatas se habían reducido enormemente en muchas de ellas. Canga Arguelles publicó 9 los avalúos de la Cámara de Castilla y ya omite los cabildos colegiales que en 1802 no llegaban a cubrir los puestos que quedaban sin proveer. En Aragón solo quedaban verdaderamente activos 9 cabildos colegiales: Sariñena, Roda, Monzón, Tamarite y Albelda en Huesca; Santa María la Mayor y Santo Sepulcro de Calatayud en la diócesis de Tarazona y Daroca y Alcañiz en la de Zaragoza.

Ricardo Del Arco fotografío en 1920 dos cálices en la iglesia de Sariñena (Cálices. Ricardo del Arco y Garay. Sariñena. Monegros – 1920. ES/FDPH – ARCO/1017). Son citados al describir a Juan de Quintana, abad de Montearagón entre los años de 1532- 1534: “del que por cierto hemos visto un hermoso cáliz de plata sobre dorada de estilo plateresco, con sus armas, en la parroquia de Sariñena. (ES/FDPH – ARCO/1017. Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

Ricardo del Arco los describe “La pieza que correspondería a la parte baja de un cáliz, presenta perfil lobulado con ocho cartuchos elevados decorados en su campo interior con guirnaldas y decoración vegetal «a candelieri» repujada y cincelada. Tipología muy similar a otras piezas conservadas de este periodo y en concreto a un cáliz de la iglesia parroquial de Loarre, que se completa con un nudo esférico achatado y copa lisa acampanada con crestería gótica”. En el almacén del Museo Diocesano de Huesca se conserva una basa de cáliz de plata sobredorada de estilo plateresco que presenta un pequeño escudete con inscripción que los identifica como donación del abad Juan Quintana. Del Arco vio y describió este cáliz completo en la iglesia parroquial de Sariñena, desde donde tras la Guerra Civil y la destrucción de parte del patrimonio de dicha iglesia pasó a los almacenes del Obispado de Huesca y de allí al Museo Diocesano. (Mur Sangrá, Lorenzo. Montearagón desde su creación al ocaso).  

Iglesia parroquial. Cálices. Ricardo del Arco y Garay. Sariñena. Monegros – 1920 ES/FDPH – ARCO/1017.  

«Ha sido nombrado beneficiado ecónomo de la colegiata de Sariñena, D. Delfín Soldevilla.«

El Resumen (Madrid), 14 de febrero de 1887.

La colegiata o iglesia colegial de Sariñena, de acuerdo con la documentación consultada, contó con la dignidad rectora de un Prior. Igualmente, repasando documentación antigua encontramos la advocación a San Salvador. Sin embargo, también encontramos que la plaza se denomina plaza del Salvador o que la actual iglesia es nombrada como parroquia de El Salvador o del Salvador. Javier Martínez Molina, autor del documental “Agustín Sanz, el arquitecto fiel” comenta que la plaza debería llamarse también de San Salvador, aunque también se puede decir El Salvador. Las demás variantes, tales como Plaza de El Salvador, del Salvador o Del Salvador Jesucristo, no proceden. Actualmente, la denominación oficial es “Parroquia El Salvador” mientras que la plaza consta como “Plaza Del Salvador”. Como curiosidad, durante la guerra de 1936 la plaza tomó el nombre de Fransico Ascaso.

Parte de sus archivos se destruyeron durante la guerra, al igual que el antiguo retablo, imágenes, figuras o la sillería del coro y otras pertenencias de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes (La guerra civil en Sariñena). Sacaron de las dos iglesias y capillas privadas sariñenenses las imágenes y ornamentos a la calle y en carros fueron llevadas a la orilla del río Alcanadre donde les prendieron fuego. José Zamorano Cabellud, en su declaración, señala: «Después de haber sacado las imágenes y ornamentos sagrados a la calle ordenaron a los vecinos que con carro las llevasen al puente del río Alcanadre y en la orilla de dicho río les prendieron fuego y seguidamente se incautaron de los negocios del pueblo.» Los hechos los podemos enmarcar el 24 de julio de 1936 según el relato, mencionado anteriormente, de Manuel Brosed Brosed (Víctor Pardo Lancina y Raúl Mateo Otal. Todos los nombres).

La cabeza de la talla de la Virgen de las Fuentes se salvó de la quema gracias a la Pomara, vecina de Sariñena que arriesgó su vida para conservarla (La talla de la Virgen de las Fuentes).

Una vez saqueada, se estableció un Garaje y Taller de reparación de vehículos y automóviles, Taller casa Ford. En su puerta principal existió un letrero colosal con la inscripción: UHP (Unión de Hermanos Proletarios). Tras la toma de Sariñena, por las fuerzas nacionales, el redactor Flecha relató «Hay restos de vehículos, grasas, herramientas. Sobre la fachada un gran parapeto de sacos terreros donde se escondían armas antiaéreas».

Efectivamente, en la torre de la iglesia se instaló un puesto de vigilancia, con armas antiaéreas y una alarma para avisar a la población ante los ataques aéreos. La señal de alarma se instala el 16 de julio de 1937: “Se acuerda publicar un bando avisando al vecindario la señal de alarma caso de un posible ataque aéreo contra esta población civil cuyo puesto de guardia se instalaba en la torre de la iglesia. También, a través de las actas municipales sabemos que el puesto debió de ser muy precario, quedando así recogido en el acta del Consejo Municipal de Sariñena del 4 de octubre de 1937. Da cuenta (presidencia) de que la vigilancia de la torre le es muy difícil prestar los servicios sino se instala una especie de cuarto que permita hacer la guardia evitando en lo posible el frío”

El de 1 diciembre 1937 se  acuerda la venta de las campanas: “Se da lectura a un escrito de la Junta de Defensa Pasiva sobre la venta de las campanas por su cuenta para atender a las diferentes necesidades urgentes que tiene  encomendadas a lo que el camarada Aznar propone que dicha venta sea por cuenta del Consejo y se facilite a la Junta de Defensa lo que se crea por conveniente en ayuda para los refugios una vez se cobre su importe y el resto repartirlo en los pobres de la localidad, siendo aprobada esta proposición”. Actas del Consejo de Sariñena.

Estando en la iglesia, llegó un hombre preguntando si tenían “matafuegos”, antiguos extintores: «En tanto que si tenemos, que si no tenemos, explotó el polvorín. Me contó muchas veces como había pedazos de carne pegados hasta en las paredes de las casas donde está ahora el portillo. Detrás del altar, contaba que se bajaba por una escalera a la cripta de la iglesia, que no llegaron a verla, ya que las linternas eran muy pobres de luz. Allí se oían ruidos, golpes y trajinar que siempre relaciono con la actividad del polvorín. La casualidad hizo que una hija suya se casase con un aragonés que trabajaba en Barcelona y volviera a tener relación con Sariñena.»   Testimonio de Francisco Martínez recogido por su nieto Javier López Martínez.  

En 1949 se presupuestaron los arreglos de la Iglesia Parroquial El Salvador y construcción de la Casa Rectoral. Regiones devastadas aborda el arreglo y reforma de la iglesia parroquial del Salvador de Sariñena, así lo denomina el expediente de reformas de Regiones Devastadas elaborado en 1954. Las obras tardan cinco años y contaron con un gasto de cerca de dos millones de pesetas «Totalmente reconstruida y restaurada», añadiendo una segunda torre que da más luz al interior del templo. Se puso una torre tras la guerra. El retablo fue realizado por los hermanos Albareda. Se construye se cierra el pórtico y se recrece el muro de los pies. La consagración e inauguración de la iglesia se llevó a término el sábado 18 y domingo 19 de abril de 1959 respectivamente. En 1964 son colocadas tres campanas, quitadas durante la contienda, y en 1969 se instala el órgano.

El retablo fue sustituido por ocho retablos realizados por los hermanos Albareda, como hemos comentado anteriormente: “Son piezas que imitan los estilos gótico, renacentista y barroco, destacando por su riqueza iconográfica y material el Retablo Mayor, un bello trabajo neogótico formado por predela, tres cuerpos de tres calles y guardapolvo, a la manera de los retablos afiligranados del siglo XV. Una talla de bulto redondo de Cristo Salvador preside la mazonería; a su alrededor, diez pinturas con escenas evangélicas”.

Como curiosidad, Eduardo Lagunilla en la Oficina de Proyectos de Zaragoza en abril de 1943 plan de ordenación interior pretendió unir las plazas. La iglesia de Sariñena había formado parte del conjunto urbano de Sariñena, con su pórtico abierto, con enormes verjas de hierro y una plaza y calle de mercado de edificaciones con porches abiertos a la plaza y la calle.

En el 2001 se realiza el proyecto de restauración cubierta: proyecto, expediente administrativo de la Iglesia parroquial de San Salvador y en el 2014 se remodela la cubierta y realizan actuaciones complementarias para evitar la filtración de aguas. El proyecto es de Joaquín Naval Más (Proyecto básico y de ejecución de la restauración y conservación de la Iglesia Parroquial del Salvador de Sariñena. Intervención de urgencia en cubierta (1ª fase): proyecto y expediente administrativo. Sariñena. Iglesia del Salvador 2012-2015).

Con la colegiata de San Salvador de Sariñena, Agustín Sanz abrazó, en su madurez, la nueva estética neoclásica, de la que fue uno de sus principales difusores en Aragón, siendo considerado el mejor arquitecto aragonés de la ilustración. En esta fase acometió proyectos tan relevantes como la Colegiata de Sariñena o el Cuartel de Convalecientes de Zaragoza. Actualmente la iglesia parroquial de Sariñena, ex colegiata, responde a un extraordinario templo neoclásico, a pesar de su inconclusa fachada.

De acuerdo con Javier Martínez, empleó un lenguaje inequívocamente neoclásico, hasta tal punto que su fachada principal, que fue parcialmente construida, se convirtió, con sus monumentales pórticos laterales de columnas toscanas exentas, en una de las más avanzadas de la arquitectura religiosa española de su tiempo, pudiéndose contemplar en ella la génesis del neoclasicismo aragonés en el ámbito de la arquitectura religiosa.

“Su llamativa e imponente fachada sorprende por portada adintelada precedida por un pórtico tetrástilo de orden dórico gigante, considerado por diferentes autores de una gran potencia visual y difícil de encontrar en la arquitectura española, a pesar de quedar cortado a la altura del entablamento y encontrarse cerrado mediante muros en la actualidad. La planta es longitudinal en forma de cruz, con 3 naves divididas en 3 tramos. La cruz se difumina relativamente en planta al haber sendas sacristías, de igual tamaño que los tramos de la nave, a cada lado de la cabecera, y un pórtico, a los pies, que ocupa todo el largo de la fachada. La nave central se cubre con bóveda de cañón con lunetos, lo mismo que los lados del crucero, ocupando el centro del mismo una gran cúpula con linterna sobre pechinas. Los tramos de las naves laterales, a modo de capillas, se cierran con cúpulas sobre pechinas. Las tres naves están separadas por grandes pilares achaflanados a los que se adosan pilastras de orden compuesto, jónico con guirnaldas, típico de la arquitectura clasicista aragonesa del siglo XVIII. Sobre ellas discurre un entablamento de gran desarrollo, pero de escasa molturación. Los vanos son en arco rebajado con vidrieras modernas, en las capillas del primer tramo, y ventanas en los lados del crucero. Éstos y los elementos estructurales constituyen la única decoración del interior.”

Descripción del SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés.

El orden toscano (en lengua latina, Ordo Etruscus, Ordo Tuscanus u Ordo Tuscanicus; en idioma griego, Τοσκανικός ρυθμός) no pertenece al grupo de los órdenes arquitectónicos griegos (dórico, jónico y corintio), sino que es la aportación etrusca a los órdenes clásicos. Deriva del dórico, del que es una simplificación, y fue utilizado en Etruria , Italia, en época anterior a la conquista de Grecia. Posteriormente fue adoptada y difundida por los romanos. Con el paso del tiempo, dado que los arquitectos renacentistas conocían mucho mejor el arte romano que el griego, el orden toscano también fue muy habitual desde el siglo XV (mucho más que el orden dórico que, prácticamente era desconocido y no fue recuperado hasta el Neoclasicismo).

Mi agradecimiento a Javier Martínez Molina por su ayuda en la elaboración de este reportaje, esperando que sus tesis nos descubra la gran obra de la iglesia colegial de San Salvador, poco valorada, por el desconocimiento, pero que espero, al menos un poco, ayude a dar luz este humilde artículo.

Pedro Sanz Mazuque


Pedro Felipe Sanz Mazuque, hijo de Juan y María, nació en Sariñena el 1 de agosto de 1905 y falleció en la Seu de Urgell (Lérida) el 23 de noviembre de 1938. Labrador de profesión, estaba casado con Carmen Grustán Abadía y tenía 2 hijos, Pilarín y Mariano. Lo conocían como “El Negus” pues su piel morena evocaba al famoso emperador etíope Haile Helasi.

Pedro perteneció al sindicato UGT y formó parte del Consejo Municipal de Sariñena, del 2 de abril de 1937 hasta la caída de Sariñena en marzo de 1938 (Actas del Consejo Municipal de Sariñena), además fue nombrado juez efectivo de Sariñena (Acta 10 de junio de 1937). Formó parte de la colectividad de Sariñena, donde Carmen trabajaba como panadera. Según testimonio de Carmen en aquel momento la relación con las milicias del POUM, “los del PUM”, no era buena. Relataba Carmen una noche en la que varios miembros del POUM fueron a buscarlo a su casa y salió ella por la ventana y les dijo “ya pueden irse de aquí que no está”, como medida para evitar un posible conflicto. Tal vez era el mantenimiento del frente y el de la retaguardia lo que generaba los conflictos. Su cuñado José Grustán Abadía siempre destacó la honradez y generosidad de Pedro. Así como su espíritu colectivista que recordaba rememorando una vez en la que se encontraban trabajando la tierra cerca de la estación y al ver pasar el ferrocarril Pedro le dijo “algún día ese tren será nuestro”. Carmen lo quiso durante toda su vida. Murió el 25 de noviembre de 1996.

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En el Centro de la Documentación de la Memoria Histórica de Salamanca aparece la ficha de Pedro como miliciano en el cuerpo de milicias sección rural. La ficha es producida por la Delegación Nacional de los Servicios Documentales (España), creada en 1944, con la función de clasificar e informar de antecedentes sobre las personas físicas y jurídicas, especialmente a la Dirección General de Seguridad.

Tras la caída de Sariñena, de acuerdo con el testimonio familiar, Pedro marchó a Barcelona donde acabó como guardia de Asalto. Finalmente fue destinado a Martinet, a 5 km de la Seu de Urgell, donde realizó, principalmente, controles. Allí fue herido y conducido al hospital de la Seu de Urgell, donde falleció. Su hija Pilarín nació en la Calle Castillejos de Barcelona el 17 de septiembre de 1938, dos meses antes de que muriera su padre. Él la vio una vez, cuando nació que le dieron permiso. Su hijo Mariano tenía entonces 9 años.

A su entierro asistió su cuñado José Grustán Abadía, que trabajaba como cocinero en Barcelona. Siempre, a la familia, les quedó la extraña sensación que algo raro había sucedido “Murió en extrañas circunstancias” y siempre han quedado dudas sobre las circunstancias de su muerte “Incluso se llegó a decir que si se tiró por la ventana del hospital o lo tiraron. Cuentan que salió por la ventana volando”. José llegó a decir que quizá “Lo tiraron los mismos compañeros”. Parece que sufrió grandes dolores, sobre todo en la cabeza, insoportables, y gritaba constantemente de dolor. Tras acabar la guerra Carmen y sus hijos Mariano y Pilarín pudieron regresar a Sariñena, hecho que no hubiera sido posible de vivir Pedro.

Su acta de defunción nº 67 (Tomo 24, página 34 de la Sección 3ª del Registro Civil de la Seu d´Urgell) está fechada el 30 de noviembre de 1938 en la Seu de Urgell ante Ramón Camps Garriga, suplente juez popular, y Josefa Masgran Guitar, secretaria habilitada. Figura como profesión Guardia de Asalto y falleció “En el hospital de campaña el 23 de noviembre de 1938, a las catorce horas, a consecuencia de neumonía traumática bilateral, según certificado facultativo y reconocimiento practicado y su cadáver habrá de recibir sepultura en el cementerio de esta ciudad. Esta inscripción se practica en virtud de un compañero del difunto consignándose además se ignora si ha otorgado testamento, habiéndola presenciado como testigos D. Luis Guillermo y D. Simeón. Son mayores de edad y vecinos de la presente.”

Gracias a Queralt Solé Barjau, Departament d’Història i Arqueologia Secció d’Història Contemporània i Món Actual Universitat de Barcelona, sabemos que por la zona de la Seu de Urgell «Se ubicó un Hospital en la población, del X Cuerpo de Ejército, donde murieron 70 soldados que fueron inscritos en el Registro Civil. Estaba instalado en el convento de Lestonnac, pero poco más se conoce de su funcionamiento. Tampoco se conoce dónde fueron inhumados estos soldados, siendo lo más probable que lo fuesen en el cementerio de la ciudad, que no está lejos y es y era grande. Años después, se instaló en la Seu d’Urgell un destacamento militar, en el castillo existente, y se hicieron suya una parcela del cementerio para enterrar a los soldados que morían. No es improbable que esta parcela fuese la que previamente se había utilizado durante la guerra y enterrado a los 70 soldados muertos en el convento. Esto mismo, de hecho, sucedió en el cementerio de Manresa. El año 2008 visité el cementerio y documenté que en la fosa de los militares hay una inscripción: “El CZM [Cuerpo de Zapadores de Montaña] Arapiles a sus compañeros fallecidos”.

Para el historiador Pau Chica Fernández «Siendo Guardia de Asalto y de fuera, si se le entierra en la Seu es posible que se hiciera en fosa común. En el cementerio de la Seu había una fosa común donde aún hoy habrían los restos de los soldados que morían por la zona. Desgraciadamente, el lugar de la fosa común está sin señalizar y pasa aún hoy totalmente desapercibido, al lado de los nichos nuevos realizados en los últimos años.»

A pesar de todo, su familia desconoce el lugar donde reposan sus restos. Para su nieta Pepa Casas Sanz, siempre ha habido dudas sobre lo que verdaderamente sucedió “Si murió porque estaba en la lucha y lo hirieron o qué pasó. Es contradictorio, lo de neumonía traumática bilateral, tiene que ver con una herida de guerra o con una enfermedad.”

Encontrar sus restos es aún una cuestión pendiente 84 años después.

Gracias a Queralt Solé Barjau, Jordi Oliva i Llorens (El cost humà de la Guerra Civil de 1936-1939), Pau Chica Fernández y a Climent Miró Tuset.

Marisa Sanz Anoro (1938-2007)


Marisa fue una persona muy querida en Sariñena. Sin duda fue el alma y el corazón vivo del hotel Anoro de Sariñena, un hotel que durante décadas fue centro neurálgico de la villa y puerta de entrada a la localidad, por donde pasaron infinidad de viajeros y visitantes. Pero además, Marisa fue una persona comprometida con el pueblo y con su gente. Una extraordinaria mujer cuya memoria y recuerdo es nuestro mejor homenaje.

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Su madre María Luisa Anoro Casañola, natural de Sariñena, nació en la Fonda Casañola, abierta en 1900 por su abuelo Jorge Casañola Casabón y que en los años veinte, Miguel Anoro Pueyo, padre de María Luisa, convirtió en el conocido Hotel Anoro. Desde muy joven María Luisa trabajó en el negocio familiar hasta que comenzó la guerra civil y la UGT socializó el hotel durante la contienda, periodo que sirvió de alojamiento a los mandos del aeródromo de Alas Rojas. Además, su padre Miguel Anoro Pueyo fue hecho preso al poco de estallar la guerra y María Luisa, que tenía  22 años, se quedó sola con su madre. Su hermano, Luis Anoro Casañola, había sido administrador de casa Bastaras, familia terrateniente propietaria de la Cartuja de Las Fuentes, y se había ganado la animadversión de la gente más humilde al haberse prohibido la caza en tierras del rico hacendado, actividad que practicaban sobre todo las familias más humildes para dar de comer a sus hijos. Aquel odio lo terminó pagando su padre, pues entonces Luis trabajaba en Huesca para Automóviles La Oscense. Afortunadamente, y con la ayuda de algún miembro del comité local, Miguel Anoro pudo salir de la cárcel indemne, aunque estuvo a punto de morir fusilado.

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Miguel Anoro y Marisa.

En aquel ambiente bélico, María Luisa conoció a Juan Sanz Benito, que había llegado a primeros de agosto como conductor del Comandante Reyes, jefe del campo de aviación “Alas Rojas” de Sariñena. Juan llegó al hotel y quedó enamorado a primera vista de María Luisa. Cuando pudo, ayudó a Miguel Anoro a salir de Sariñena con su mujer, María Casañola, y su hija María Luisa, y las llevó a Barcelona, donde había emigrado hacía tiempo el hermano de Miguel, Manuel Anoro.

Juan Sanz Benito había nacido en Barcelona, de donde era su padre, Juan Antonio Sanz. Pero su madre descendía de Sariñena. Juan Sanz, por tanto, seguía teniendo familia en Sariñena, entre otros Ángel Benito Vicente, que regentó un puesto de periódicos y revistas durante años en la calle Dato. Es posible que sus conexiones familiares llevaran a sus superiores a destinarlo como conductor de confianza del Comandante Reyes, dado que Juan, antes de la guerra, trabajaba ya como policía secreta de la Generalitat.

 

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María Luisa y Juan se casaron en enero de 1937, en Barcelona, primero por lo civil y, al día siguiente, en secreto, por la Iglesia, ceremonia que celebró el rector del seminario de Gerona. Al año siguiente nació Marisa Sanz Anoro en el Estartit, Gerona, un 14 de mayo de 1938. Sin embargo, Marisa siempre se sintió sariñenense y aragonesa.

Tras la contienda, la familia Sanz Anoro huyó a Francia por Portbou, aunque pronto regresaron por el país vasco. Juan acabó preso en Bilbao mientras Marisa y su madre volvieron a Sariñena. A su regreso encontraron todo el hotel desecho y arruinado. A pesar de todo, volvieron a rehacer el hotel y sus puertas volvieron a abrirse. Juan estuvo dos meses recluido en Bilbao depurando responsabilidades, y al no tenerlas, fue liberado y quiso juntarse con la familia. Pero el hermano mayor de María Luisa, Luis, se negó a recibir “al rojo que se había casado con su hermana” y Juan tuvo que pasar dos años viviendo solo en Zaragoza, donde trabajó como camarero del Plata, donde adoptó el apodo de “Pitt”. Dos años más tarde, en 1941, pudo la familia volver a estar unida en Sariñena y, en 1942, nació su segunda hija, Pili.

Juan Sanz y el FC Sariñena

Juan Sanz dirigiendo una sesión de estrategia deportiva con el F.C. Sariñena

Juan Sanz había nacido en una familia burguesa, pues su padre había sido un próspero empresario. Al volver a Sariñena, no era nadie. Su suegro, Miguel Anoro, seguía siendo el dueño del hotel. María Luisa regentaba el hotel con su padre, sobre todo tras la muerte de su madre, María Casañola, en 1945. Juan se encargó especialmente del servicio de transporte, pues el hotel tenía su pequeño autobús para transportar viajeros desde la estación de Sariñena al pueblo. Así que, sobrado de horas, y siendo todo un artista, se dedicó a otras tareas.  Juan fue todo un referente de aquella época en Sariñena, revolucionando el ambiente cultural y deportivo. Fue entrenador del F.C. Sariñena, cronista deportivo del “Nueva España” de Huesca –donde firmaba sus crónicas como “Juanito”–, y miembro muy activo de la federación. Como tocaba el violín desde su infancia, junto con el maestro José Guioni Lavetti, hicieron la primera agrupación musical de Sariñena. Entrenó a toda una generación a tocar de oído al crear la  primera rondalla de jotas de Sariñena. Realizaron las primeras actuaciones en el antiguo cine Victoria, donde cantaban y bailaban jotas. Marisa Sanz Anoro comenzó a dar sus primeras voces como cantadora de jotas, haciendo pareja con Domingo Lana Novellón. Juan también organizaba teatro y Felipe Fabana era la pareja artística de Marisa. Con la idea de mejorar su economía, también se dedicó a pintar. Hizo cientos de cuadritos con escenas cubistas de toreros que luego mandaba a Jaca donde las vendían las tiendas a los turistas franceses, tarea en la que le ayudó Salvador Trallero Galicia. Para tal actividad, rescató su nombre artístico “Pitt”, con el que firmaba los cuadros. Y, en esa inquieta búsqueda de su propia “empresa”, llegó incluso a criar y vender canarios, actividad que le reportó más ocio que negocio. Juan murió en octubre de 1957 tras una enfermedad final relacionada con su diabetes. Habían sido 16 años de intensa vida en Sariñena que marcaron a mucha gente, sobre todo a Marisa, que siempre adoró a su padre.

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Marisa haciendo teatro con Felipe Fabana.

Marisa

Marisa

Marisa estudió en las escuelas nacionales y más tarde en el recién abierto colegio de la Milagrosa de Sariñena, de las Hijas de la Caridad, para marchar luego como interna al colegio de Santa Ana de Zaragoza, donde terminó el bachillerato elemental. De vuelta a casa, continuó haciendo mecanografía, contabilidad y otros cursos que las monjas ofrecían a las chicas en la década de los cincuenta, mientras se convertía en una verdadera hostelera a pesar de su juventud. Tras la muerte de su padre, tuvo que hacerse cargo del hotel Anoro. Marisa hacía de cocinera, de gestora, de contable… era la cara amable del hotel Anoro, la puerta abierta de Sariñena, donde todos entraban cuando llegaban a Sariñena. Había gasolinera y transporte al barrio de la Estación para los viajeros del tren. Mariano Alegre era el chófer y también tenían algo de tierras que llevaba Manolo el Sete, mientras Jorge, el Popilo, cultivaba la huerta.

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Marisa en primer plano,  detrás sus primos hermano: de pie, Jorge Anoro Abenoza; segunda fila José María Edo Anoro, Miguel Anoro Abenoza, María Anoro Rapún y Luis Anoro Rapún.

A aquella puerta de entrada que era el hotel fue donde llegó perdido Mariano Yzuel Abadía, natural de Aruej, Villanúa, cerca de Canfranc. Había salido de casa con su moto y acabó en Sariñena, donde conocía a Fidel Bailo, entonces secretario del ayuntamiento de Sariñena. Fidel lo llevó al hotel para alojarlo y allí conoció a Marisa. Él con 24 años y ella con 20 iniciaron una relación que acabó en matrimonio tras seis meses de noviazgo e intercambio de cartas. Se casaron el 7 de marzo de 1959 en la zaragozana iglesia del seminario  de San Carlos Borromeo, celebrando el banquete en la Posada de las Almas. Tuvieron siete hijos: Juan, Pepe, Luisa Mari, Manolo, Miguel, Kike y Javi.

Marisa y Mariano crearon el Hostal Ylsa, comprando poco a poco el patrimonio de los Anoro. Este establecimiento fue el gran referente de la hostelería de Sariñena, sobre todo tras la apertura del bar en 1960, con un estilo moderno, música de sinfonola y barra donde podían alternar los jóvenes de ambos sexos en un ambiente de respeto y alegría. Cientos de parejas de Monegros celebraron su boda allí y cientos de niños tuvieron en aquellos comedores el banquete de su primera comunión.

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Postal Hostal Ylsa

Marisa siempre estaba de puertas afuera ayudando a los demás, un gran lado humano que era para lo bueno y para lo malo. Asistía a los partos ayudando al practicante, Domingo Pardo El Chespe y, a veces, se llevaba a su hija Luisa María –“Vamos, qué viene la cigüeña”- pero Luisa María nunca la veía –“¿Dónde está la cigüeña?”-, respondía. También asistía en los accidentes, socorría y ayudaba con Mariano mucho antes que llegase la Cruz Roja. Entraba en las casas cuando yacía muerta alguna anciana solitaria y amortajaba a los muertos cuando se lo pedía alguna familia. Marisa siempre estaba dispuesta para los demás, sin dudar en acoger personas solitarias o desamparadas.

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Marisa y Mariano con sus hijos.

Marisa fue concejal por UCD durante la legislatura 1979-1983, en plena transición española, bajo la alcaldía de Antonio Torres Asín. Con ella se comenzó a planificar la residencia de la tercera edad y se gestó la escuela municipal de jotas, participando en la creación y fundación del grupo folclórico Aires Monegrinos. También creó la asociación de padres y madres de Sariñena cuando se hizo el instituto de educación secundaria Gaspar Lax. Con la celebración del XXV aniversario de aquellas primeras elecciones, a Marisa se le hizo entrega de una placa por su paso como concejal pues fue la primera mujer concejal del ayuntamiento democrático de Sariñena.

En 1983 se separó de su marido y marchó con sus siete hijos a Zaragoza. Allí se hizo cargo de la cafetería de la Delegación de Hacienda, al lado de la puerta del Carmen, que regentó con su hijo Pepe y el trabajo y el apoyo laboral del resto de sus hijos. Allí fue cocinera 25 años hasta su jubilación. En la cafetería daban unos 200 desayunos y unas 190 comidas al día. También estuvo, muy poco tiempo, en el Club Náutico de Zaragoza, que lo llevaba su hijo José Luis. Una vida dedicada a la hostelería que se le reconoció en el año 2000 cuando la Asociación Provincial de Huesca de Hostelería y Turismo le premió con la insignia de honor.

En Zaragoza gozó de una extraordinaria actividad. Una mujer vital, imparable, dinámica, que creó la asociación ASDA de separados y divorciados de Aragón, una asociación que buscaba ser un lugar de encuentro y que organizó diferentes actividades, cenas y excursiones. Fue voluntaria en el Teléfono de la Esperanza en Zaragoza, en el APA del Colegio Calasancio y en el Centro Maín de las salesianas del Actur, donde dio clases de alfabetización. También participó en la creación de la asociación de mujeres Boira del Actur, de la que fue su secretaria y miembro directivo.

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Marisa con su hijo Juan en Camerún.

Viajó varias veces a Nueva York donde su hijo Juan estuvo de sacerdote, pues Juan era escolapio. Juan también estuvo de misionero en Camerún y Marisa fue a verlo. En ambos lugares causó una gran impresión por su capacidad de empatizar y comunicarse con personas de distintas lenguas y culturas, aún sin dominar el idioma. Dos de sus hijos, Manolo y Miguel, se casaron con chicas de Nueva York, lo que le llevó de nuevo allí para la boda del primero con Jessica en 1989 y para cuidar en Manhattan a su nieto Andrés, hijo de Miguel y Damaris, durante sus primeros seis meses en 1997. Hacerse presente en la vida de sus nietos (llegó a conocer a 11)  fue una de las etapas más felices de su vida, una vida entregada a su familia, que convocaba cada domingo alrededor de una mesa generosa y sabrosa en los dos pisos que habitó en Zaragoza, donde el espacio se quedaba siempre pequeño para tan gran familia.

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Marisa con su hijo Juan cantando jotas. 

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Jesús Budios, Antonio Torres y Marisa.

En abril del 2007 la Rondalla Aires Monegrinos realizó un homenaje a Marisa junto a Jesús Budios. Marisa siempre llevó muy adentro la jota, amenizando las bodas y celebraciones que se hacían en el hotel y educando a sus hijos en este arte. Cuando terminaban los banquetes de boda, para la sobremesa, Marisa se quitaba el delantal y salía de la cocina con alguno de sus hijos con la guitarra y siempre comenzaba cantando la jota de “Los Labradores”. Marisa conoció a los cantadores el Pastor de Andorra y a Mariano Fonts, y fue amiga del estudioso y médico Fernando Solsona Motrel. Marisa fue una apasionada de la jota, siempre orgullosa de ser aragonesa.

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Marisa murió a los 69 años de edad, el 15 de noviembre del 2007, víctima de un cáncer. Queda su gran recuerdo y su familia, una gran saga, que llevan en el corazón el gran centro neurálgico que fue el hotel Anoro, hoy Hotel Sariñena. Una parte de la historia reciente de Sariñena donde Marisa fue todo un referente, sin duda una persona excepcional que perdurará en la historia y memoria de la Villa de Sariñena.

Gracias a Luisa María Yzuel Sanz por todo lo contado y a Juan Yzuel Sanz por ser parte de este artículo, correcciones, aportación y redacción.

Joaquín Ruiz Gaspar y Juan Yzuel Sanz.