Aterrizaje en Toulouse

En mayo de 1937, 16 aviones republicanos aterrizaron en el aeropuerto de Toulouse. «Catorce cazas y otras dos aeronaves; una de ellas un trimotor Douglas en el que hacían viaje varios miembros del partido comunista de Cataluña».

Foto: http://www.griegc.com/2017/09/01/el-campo-de-aviacion-de-sarinena

Por aquellos días se sucedían los sucesos de Barcelona o jornadas de mayo de 1937, una serie de enfrentamientos entre los partidarios del gobierno de la República y Generalitat contra grupos anarquistas y miembros del POUM. Se dieron principalmente en Barcelona, entre el 3 y el 8 de mayo de 1937.

Del frente aragonés partieron algunos milicianos para participar en dichos enfrentamientos, entre ellos varios milicianos de las divisiones Lenin y Ascaso, de la CNT y del POUM. Estos hechos los recoge Salvador Trallero en Alas Rojas Sariñena junto al enfrentamiento que se vio obligado a intervenir el comandante Reyes, del aeródromo Alas Rojas de Sariñena, contra los milicianos que se dirigían a Barcelona: “Cerca de Lérida, la columna es detenida por tropas de aviación al mando del teniente coronel Reyes, que parlamenta con sus dirigentes y les amenaza con bombardearles si no vuelven a sus puestos de combate. La amenazas del bombardeo logra que gran parte de las fuerzas vuelvan a los puestos de vanguardia”.

Al final, los sucesos de Barcelona repercutieron por todo el bando republicano y concretamente en el aeródromo de Alas Rojas que se quedó sin aviación: “En ese mes de mayo, el aeródromo de Sariñena fue parcialmente evacuado dentro de la reorganización de la Aviación Republicana”. Salvador Trallero (Alas Rojas Sariñena).

Aquellos 16 aviones que aterrizaron en el aeropuerto de Air France de Toulouse, los 14  cazas de construcción soviética con pilotos extranjeros y otras dos aeronaves, habían salido de Sariñena para escapar de un posible golpe de los anarquistas, pero al enterarse de que el aeródromo de la capital estaba en poder de los extremistas, decidieron aterrizar en Toulouse, según recogió la prensa del bando nacional «La prensa: diario republicano: Año XXVII Número 10143 – 1937 Mayo 11».

Sin embargo, para José Juan Arilla Herrero «El aterrizaje de los aviones republicanos en aeródromos franceses en mayo de 1937 (hubo varios) no obedeció a las causas marcadas por el artículo, si no a un intento de traslado de aviones de guerra republicanos al frente norte (Euskadi, Cantabria y Asturias), aislado del resto del territorio gubernamental».

Un mes antes también habían aterrizado aviones republicanos en Francia, algunos del aeródromo de Sariñena. La noticia del aterrizaje de varios aviones republicanos, el 10 de abril de 1937, aparece en el Heraldo de Zamora, edición del viernes 16 de abril de 1937: “Por diversas causas y en distintos puntos de Francia aterrizaron cuatro aviones militares rojos, todos ellos tripulados por oficiales y clases al servicio del llamado Gobierno de Valencia”.

Así, un «Breguet 19 pilotado por el suboficial Julio Augusto Gutiérrez y el teniente Manuel Boltado, en calidad de observador», fue a caer en las cercanías de Cadours, a cincuenta kilómetros de Toulouse “Según declaración de los interesados, habían emprendido el vuelo en el aeródromo de Sariñena (Huesca) con dirección a Santander, pero el temporal reinante les hizo despistarse y perderse”.

También un «Breguet monomotor, tripulado por dos jóvenes oficiales y armado de una ametralladora, con su dotación completa de cartuchos», se vio obligado a aterrizar cerca del Hipódromo de Tríe-Sur-Baíse, a 40 kilómetros de Tarbe, “Por las mismas causas que los ocupantes del primer avión«.

Mientras, un «Bregnet, con motor de 450 caballos» de fuerza aterrizó en la comuna de Santo Bonset Brance, a unos 20 kilómetros de Limoges, sufriendo un aterrizaje forzoso que le causó serios desperfectos: “Los aviadores que solo padecen ligeras contusiones y heridas leves declararon que partieron de Sariñena con dirección a Bilbao, formando escuadrilla con tres aparatos de bombardeo. Desorientados por la niebla y teniendo conocimiento de que volaban sobre territorio francés, el piloto decidió tomar tierra con el objeto de averiguar la ruta a emprender. A causa del mal estado del campo, el tren de aterrizaje se destrozó capotando el avión.”

El último de los cuatro aviones respondía a un aparato de origen holandés, con motor de 450 caballos de fuerza, tomando tierra francesa a las ocho de la noche en Mont de Marsans: “Armado de cuatro ametralladoras, de las cuales, dos se hallan colocadas en las alas, y otras dos en torretas de combate. La gendarmería francesa, que se encargó de la custodia del mismo, procedió inmediatamente a incautarse del armamento. El sargento y cabo que tripulaban este aparato han declarado que salieron desde Lérida para Bilbao, pero a causa del mal tiempo reinante no les fue posible tomar tierra en esta última ciudad, a pesar de haber llegado encima de ella. Perdieron de visa otros dos aviones que les precedían en las cercanías de Biarritz y se vieron obligados a aterrizar en suelo francés por falta de gasolina.”

Estos aterrizajes, sin duda, suponían un conflicto entre los mandos del bando nacional y el gobierno francés quien, junto a Gran Bretaña, habían acordado la no intervención en el conflicto español, a la que se sumaron otros países. Todo a pesar del apoyo de los regímenes fascistas de Alemania e Italia que, desde un principio, dieron a los sublevados. En este caso, la prensa afín al bando nacional exigió el cumplimiento de la legalidad internacional y el cumplimiento del pacto de No intervención “Cuarto aviones de guerra armado, y tripulados por militares al servicio de un bando beligerante, se encuentran en estos momentos inmovilizados en suelo francés, por causas fortuitas e imprevistas y habiendo quebrantado de este modo la neutralidad de la nación vecina. Los Tratados y el uso internacional requieren para casos similares que sean internados hasta el término del conflicto dentro de los confines de la nación neutral, las personas que indebidamente traspasaron los límites de la zona de su jurisdicción así como la incautación durante idéntico plazo de los medios de locomoción que emplearon. En la actualidad, y a mayor abundamiento, el Pacto de No Intervención exige el solemne y exacto cumplimiento de esta; obligaciones ineludibles. Es de esperar que con relación a los casos concretos que acabamos de reseñar, se encuentre dispuesto el Gobierno francés a adoptar las medidas oportunas que el más elemental deber y la copiosa jurisprudencia internacional requieren.”

Al final, fueron hechos puntuales y anecdóticos en una Europa agitada y muy convulsa, en un preludio y antesala de la II Guerra Mundial en la que España se convirtió en un banco de pruebas de armamento y desarrollo militar.

Aterrizaje en Toulouse, mayo del 37

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