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Juan Bastida Cascales


Con la llegada de la telefonía fija se crearon centralitas de teléfonos donde la gente podía recibir y realizar llamadas. Se mantuvieron hasta que el teléfono fijo llegó a cada casa, dando paso a una nueva revolución tecnológica que cada día resulta más vertiginosa. De la mano de Juan Bastida Cascales  y de sus recuerdos viajamos a la Sariñena de la centralita de teléfonos de su tía Matilde, del locutorio y de aquellos tiempos tan especiales.

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Juan Bastida Cascales

Juan Bastida Cascales nació en Sariñena en 1948, de casa Cascales, su madre era Rosario Cascales y su padre Francisco Bastida, natural de Murcia. Tenían un monte por la zona de Capdesaso y allí tenían oliveras y almendreras.

Juan recuerda las calles sin asfaltar y de jugar a los pitos, a las canicas, por las calles y a las perras negras, monedas antiguas, “Si tenían buen sonido se cambiaban bien”. Había un juego en el que doblaban las cartas, jugaban al futbol y los domingos iban al cine del Casino. Eran socios del Casino, así que podía ir a ver el cine, era por la tarde y las películas eran en blanco y negro: “Se hacía en el salón de arriba del casino viejo”. Al casino también iba mucha gente a ver la televisión, sobre todo cuando había partidos de futbol, colocaban una televisión enorme en el salón de arriba y se sentaban en las butacas del cine. El cine Victoria era mejor, pero era más caro, “Para las fiestas ponían películas muy buenas”.

Estudió en las nacionales y Juan recuerda a muchos de los maestros como a Mariano Sampietro, Rafael Mendiburo, Blas Casaus, Encarnación… Después fue a las monjas donde preparaban para el bachillerato, luego iban a estudiar a Huesca, al instituto Ramón y Cajal. Juan acabó licenciándose en Derecho por la Universidad de Zaragoza y durante su vida trabajó para la Seguridad Social en Huesca

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Antigua centralita de Matilde.

Su tía Matilde Cascales llevaba la centralita de teléfonos de Sariñena. Matilde era hermana del médico Pedro Cascales y de Rosario Cascales, madre de Juan. Rosario ayudaba a Matilde con la centralita, que estaba en la calle Santamaria, enfrente de la calle del Mercado. Tenían unos paneles donde iban clavando clavijas mientras la gente iba a llamar o recibir llamadas: “Según el tiempo y el lugar se cobraba la llamada”. Su tía iba conectando las diferentes conferencias. La centralita funcionó hasta que llegó el teléfono a las casas.

En las centralitas manuales la distribución de llamadas se hacía con operadoras (casi siempre eran mujeres) que se encargaban de la conexión de las clavijas de la red en las tomas que correspondieran. De este modo, la persona que efectuaba la llamada telefónica realmente estaba contactando primero con la centralita, que enchufaba la clavija en la toma que correspondiera a la persona destinataria de la llamada.

Historia de la centralita telefónica

(http://www.criteriasistemas.com)

La centralita de teléfonos también llegó a estar en casa Sabineta. Después fue Pilar Aparicio quien estuvo encargada de teléfonos, cogió el relevo.  Matilde llevó la centralita a partir de la guerra y llegó a tener varias personas a su cargo trabajando en la centralita, a Silvia y Nuria (La Albalatillera). En casa Sabineta también estuvo Correos y luego se trasladó a la planta baja del ayuntamiento.

Matilde aceptaba la llamada y decía “Aquí Sariñena” y daba aviso de la conferencia. Juan se dedicó a dar avisos por las casas, llevaba el aviso anunciando a que hora se iba a realizar la llamada y el interesado firmaba el aviso confirmando su comunicación.

Su tío Pedro Cascales ejerció de médico por Cataluña y luego vino a Sariñena donde ejerció como titular. También, como médico, estuvo Nicolás Andión. Pedro Cascales no tuvo descendencia y murió en 1996, con 98 años. La consulta estuvo en la plaza san Roque, actual Mayoral Antonio Susín.

El teléfono fue inventado por Antonio Meucci en 1854 y no fue instalado en España hasta 1877. Su implantación fue lenta, en 1924 se creó la Compañía Telefónica Nacional de España y a partir de aquella fecha comenzó su generalización. Gracias a Juan Bastida nos hemos trasladados a aquellos tiempos, con un hilo romántico que abría Sariñena al mundo de las comunicaciones, donde la voz tomaba su momento:  “Aquí Sariñena”.

Y un agradecimiento a Pilar Guerrero y Aimar Mir de la Residencia de la tercera edad de Sariñena por su colaboración para la realización de las entrevistas, gracias!!.

Correos y Telégrafos


El cuerpo de correos y telégrafos sufrió una de las mayores depuraciones de toda la administración. Juan Carlos Bordes, “El servicio de correos durante el régimen franquista (1936-1975), depuración de funcionarios y reorganización de los servicios postales”, sostiene “que, en contra de lo que se ha difundido, el cuerpo de correos fue el más afectado por la represión franquista y no el de los maestros, siendo en cualquier caso ambos grupos de la administración los más afectados”. Después de todo, el cuerpo de correos y telégrafos garantizaba -o restringía- la capacidad de comunicación del pueblo.

Artículo enmarcado en la serie sobre la guerra civil en Sariñena

Retrotrayéndonos a aquellos tiempos pasados, al periodo anteguerra, en Sariñena podemos atrevernos a decir que la estafeta de correos debía de estar en casa Sabineta, por la calle Santamaría, telégrafos en casa Procopio, calle Mercado, y teléfonos en casa Bastida (Matilde), también calle Mercado, aunque anteriormente debió de estar en la calle José Fatas esquina con los Ángeles.

La estafeta de Sariñena aparece en la relación de las estaciones de estafetas limitadas de tercera clase, servidas por auxiliares permanentes (El Telégrafo Español, 13 de febrero de 1891). También existió una estafeta móvil para las milicias que se desplazó por el frente. Además, en el aeródromo de Alas rojas se instaló “un telégrafo de código y una línea de teléfono, básica para las comunicaciones directas con el frente o con el Alto Mando instalado en la misma población de Sariñena”. (TRALLERO, Salvador, Alas Rojas. Sariñena. Sariñena. Sariñena Editorial. 2006.)

En Sariñena encontramos documentación en las notas de las solicitudes de Informes Políticos-Sociales. Son los casos de José Peleato Otal, cartero urbano que prestó servicio durante la dominación roja (Solicitud de información del Juzgado especial de Valladolid, dirección general de correos y telecomunicación). Antonio Mir Loncan, afiliado a la UGT, fue considerado “muy peligroso por su ideal extremista. Ingreso voluntario en los primeros movimientos” (Solicitud de información de la Administración principal de correos de Barcelona). José Torres Porta, que prestó servicios como funcionario del cuerpo técnico de correos en la estafeta de Sariñena, considerado “Izquierdista”. Julián Sarrate Olivena, oficial de correos. Severino Romerales (Sebastian Romerales), cartero urbano de la estafeta de Sariñena. Gabriel Portoles Minguez, administrador de correos. Evaristo Egido Roca: “guardia civil que permaneció en esa localidad ocho meses desempeñando un destino de correos” e Ignacio Díaz pardo que prestó sus servicios en la estafeta de correos de Sariñena.

Y por parte del cuerpo de telégrafos: Vicente Gil Gallardo, oficial de telégrafos que prestó servicios de guerra en Sariñena (Solicitud de información del Juzgado especial de telégrafos). José Mulet Camacho, oficial 2º de telégrafos, de quién preguntan “Si medió para conservar dos días la vida al telegrafista de Belchite, asesinado por los rojos”. Luis Nicolas Esparza,  operador interino de telégrafos. Andres Ballespin del Val, repartidor de telégrafos, natural de Sariñena, detenido en la prisión zaragozana de predicadores, los informes son solicitados para su puesta en libertad vigilada. Francisco Marquez Sapico, repartidor de telégrafos, juzgado especial sección telégrafos de Madrid. Antonio Sanz Tello, celador del cuerpo de telégrafos: “Persona de orden durante la dominación, estaba en casa con uno de derechas con el cual hablaba siempre a favor de la causa nacional”.

Reseñable es la existencia de una estafeta móvil para las milicias catalanas de Aragón, que seguramente se desplazaría por las diferentes posiciones del frente de la sierra de Alcubierre. Así aparece recogido en la solicitud de información de Tomas Oros Gimeno, quien prestó sus servicios en estafeta móvil de milicias catalanas de Aragón: “oficial de correos, hospedado en el hotel Anoro y que ostentaba insignias de capitán rojo”.

Sin duda, fueron cuerpos muy investigados y depurados, junto al cuerpo de maestros y maestras. Sariñena no fue una excepción y el régimen fascista extendió sus garras  de represión y control. En su memoria, de tantos y tantos.