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250 años de la caída del meteorito de Sena


Por Antonio Cavero Barreu

Publicado en El Tarirán, Asociación Cultural Senense, n. 104, págs. 52-56, octubre 2023.

Este año 2023 es pródigo en efemérides que se refieren a nuestro pueblo. Además de celebrar el quincuagésimo aniversario de la fundación de la Asociación Cultural, y también de la recuperación de las Coplillas, se cumplen 250 años de la caída del meteorito de Sena, que tuvo lugar el 17 de noviembre de 1773, y que, como sabemos, es la más antigua registrada en España. Por este motivo el meteorito de Sena ha sido objeto de atención de distintos medios de comunicación desde hace unos meses, y está en curso una solicitud de la Agrupación Astronómica de Huesca para que pueda exhibirse en nuestra provincia coincidiendo con el aniversario.

Al margen de los aspectos científicos y de clasificación, de los que se han ocupado hace años un buen número de publicaciones relacionadas con la ciencia de los meteoritos, El Tarirán ya se ocupó ampliamente, entre 1999 y 2007, de los pormenores y el contexto de esta caída, con un primer artículo de Alberto Galindo en 1999, al que siguieron otros artículos o notas de María Jesús Nassarre, Miguel Ángel Lordán, Alfonso Campoy, Jesús Cancer y finalmente de Alberto Galindo en 2007. El próximo aniversario nos brinda la oportunidad de volver a ocuparnos del meteorito, que se exhibe en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (en adelante MNCN), y aportar nuevas informaciones sobre aspectos no suficientemente aclarados, como el lugar exacto de la caída.

El meteorito de Sena, en Google Arts and Culture

Google Arts & Culture (https://artsandculture.google.com/) es una plataforma de Google puesta en servicio en 2011, que permite acceder a una recopilación de imágenes en alta resolución de obras u objetos expuestos en múltiples museos, así como a un recorrido virtual por las galerías en las que se encuentran. Permite visualizar más de 200.000 piezas de arte y un total de 6 millones de fotos, vídeos, manuscritos y otros documentos relacionados con el arte, la cultura y la historia, en más de 2000 instituciones culturales de más de 80 países.

Sección dedicada a los meteoritos en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. El meteorito de Sena es el primero de la parte inferior izquierda en la primera vitrina. A la derecha, detalle con la leyenda “Caída más antigua conocida de España”.(https://artsandculture.google.com/story/9AUR8EWZmdKZLw).

Uno de los museos que colabora con la plataforma de Google es el MNCN de Madrid, cuyo patrimonio figura entre los más importantes del mundo. Custodia más de 11 millones de ejemplares en sus colecciones de historia natural, entre las cuales se encuentra la de meteoritos (Cuadro I), con unos 240 ejemplares, una quinta parte de los cuales procede de España. Para su visualización en Google Arts & Culture, el MNCN ha seleccionado, de entre sus millones de ejemplares, unas 160 piezas únicas, vídeos e imágenes en alta calidad. Entre ellas, el meteorito caído en Sena en 1773, el más antiguo de la colección, que se muestra al final del reportaje en el enlace https://artsandculture.google.com/story/9AUR8EWZmdKZLw

El análisis de Proust y la dispersión del meteorito de Sena

El meteorito de Sena cayó en 1773, pero su análisis no se publicó hasta 1804, y de ello se encargó nada menos que Luis Proust, uno de los fundadores de la química moderna (Cuadro II).

Izquierda: etiqueta histórica del meteorito de Sena, mostrando los resultados del análisis de Luis Proust (Servicio de fotografía del MNCN). Derecha: página del título de la obra Análisis de una piedra meteórica caída en las inmediaciones de Sixena (Proust 1804).

Luis Proust, cuya ley de las Proporciones Definidas, de las Proporciones Constantes, o sencillamente Ley de Proust se estudia y se utiliza ya desde la enseñanza secundaria, fue un farmacéutico y químico francés, aunque realizó la mayor parte de su carrera en España, en particular todas las investigaciones -entre 1794 y 1804- que le llevaron a enunciar su famosa ley. Cuando se ocupó del meteorito era director del Laboratorio Real de Madrid. Proust analizó el fragmento, pero no sospechó de ninguna manera el origen extraterrestre de la piedra, algo que en la época todavía no se había establecido. Tras este primer análisis, posteriores estudios han permitido concluir que se trata de una condrita H4, uno de los tipos de meteorito más común. Posteriormente al análisis, el meteorito se ha dividido y repartido por diversas instituciones o colecciones del mundo. El fragmento mayor, de 1,7 kg, es el que se conserva en el MNCN. Otro de 113 g se conserva en el Muséum National d’Histoire Naturelle de París. Y hay fragmentos menores -algunos de hasta unos pocos centigramos- en Viena, Chicago, Berlín, Londres y otros muchos museos. El Cuadro III muestra algunos fragmentos o rótulos del meteorito de Sena repartidos por el mundo.

La controversia sobre el nombre: ¿de Sena, de Sijena1, de Sena de Sijena, de Villanueva…?

La caída del meteorito de Sena está perfectamente documentada. El capitán general de Aragón, Luis Manso, encargó una investigación exhaustiva, cuyos resultados constituyen un informe de 93 páginas manuscritas, el protocolo 169 del archivo del MNCN, a cuya digitalización se puede acceder libremente en internet (MNCN 1774). El título, que se muestra en la imagen, no ofrece dudas sobre el lugar de la caída, ya que tras el año y el encabezamiento podemos leer (aunque no sin esfuerzo, dada la caligrafía del escribano): “Sobre El suceso del día 17 de noviembre de dicho año, en que cayó una piedra en la Huerta de Sena”. Y el rastreo de los testimonios aportados permite establecer la zona exacta de la caída, con precisión de unas decenas de metros, como veremos en otro apartado.

Siendo así, ¿por qué la controversia sobre el nombre del meteorito, que aparece en distintas fuentes como de Sena, de Sijena, de Villanueva de Sijena o de Sena de Sijena? Hay tres razones que lo explican. La primera, que el pueblo de Sena pertenecía en la fecha de la caída al Señorío de Sijena, y así fue hasta bien entrado el siglo XIX. Esto se traducía incluso en el nombre “Sena de Sijena”, que aparece en muchos documentos. La segunda, y consecuencia de la primera, es que la autoridad administrativa que regía sobre Sena, Villanueva y otros pueblos del contorno tenía como título “Alcalde y juez ordinario del distrito y territorio del Monasterio de Sijena”, o también “Alcalde de la Real Casa de Sijena”. En 1773 el cargo lo desempeñaba Manuel Martínez, y es a quien se encarga la investigación y el que remite los documentos al Capitán General, que a su vez los envía al Rey. Así que en los documentos aparece siempre el alcalde de Sijena, lo que alimenta la confusión sobre el lugar. Y finalmente, aunque la pieza principal del meteorito cayó en la huerta de Sena, días después del impacto se encontraron pequeños fragmentos en la huerta de las inmediaciones del Monasterio de Sijena, remitidos al Capitán General conjuntamente con el fragmento principal. Ello justifica que en la vitrina del MNCN donde se expone el meteorito se rotule su procedencia como “Sena o Villanueva de Sixena (Huesca)”, como hemos visto en el Cuadro I.

¿Dónde cayó exactamente el meteorito?

El alcalde del Distrito y Territorio de Sijena, Manuel Martínez, cumplió con eficacia el encargo del Capitán General. Se recogen en la documentación unas 15 declaraciones de testigos directos o de personas que sabían de la caída, aparte de la del Prior-Párroco de Sena, Antonio Pano, a quien se le entregó la piedra en primera instancia. En el momento de la caída, sobre las 12:30 del mediodía, los declarantes estaban mayoritariamente en Sena, comenzando por los que se encontraban “haciendo la mediodiada” en un campo propiedad de Manuel Calvo, contiguo al que cayó la piedra, propiedad de Francisco González; entre el punto en que cayó la piedra y el que se encontraban había unos veinte pasos (16-17, 68, 70, 73)2. Otros declarantes estaban en Villanueva de Sijena, en la huerta del Monasterio, y en Sariñena, aparte de los que estaban con el ganado en Cajicorva, o volviendo del monte Sisallar. Las declaraciones sobre el lugar de la caída son coincidentes: cayó en un campo de la partida “Los Tapiados”, “frente del lugar, bajo del molino, a un tiro de bala de distancia de este mismo lugar” (77), “un campo que está bajo el molino y a corta distancia de este lugar” (70-71), o simplemente, la expresión más repetida, “bajo el Molino”. También “bajo la acequia, a corta distancia del lugar” (14). En cuanto a la dirección indican que procedía de “como de parte del monte llamado El Vedado, término de este lugar, entre el poniente y norte” (72), o “hacia el monte de Cajal” (78).

Los planos del Cuadro IV nos ayudan a fijar el lugar de la caída. La partida “Los Tapiados”, como su nombre indica, correspondería en la época a la zona de huertos cerrados con tapias situados justo al sur del pueblo. La ubicación “bajo el molino”, considerada desde el pueblo, nos permitiría situar los campos citados al sur de la posición de este edificio, hoy desaparecido, marcado con la letra M. Sin embargo, cabe preguntarse si los campos estarían contiguos al molino o algo más al sur. Las expresiones “frente del lugar”, “a un tiro de bala de distancia” o “a corta distancia del lugar” excluyen la posibilidad de una excesiva separación entre los campos y el molino. En cuanto a “bajo la acequia” parece referirse a la acequia del molino, ya que un campo situado justo bajo la acequia de la ribera no podría estar también “bajo el molino”, que está algo más abajo. Finalmente, hay un testimonio que oyó y presenció la caída viniendo de su viña, situada en la partida Malpartir, cuando estaba en el puente por el que el camino que viene del río cruza la acequia del molino, es decir el puente llamado “Rómiz”, marcado en los planos con la letra P (75). Este testigo también vio caer la piedra delante de él, en un campo “bajo el molino”, y ofrece un punto de vista alternativo de la misma caída vista desde otro ángulo. Todo ello nos lleva a la conclusión de que la piedra cayó en un campo justo al sur del molino, como mucho a unas decenas de metros. Se trataría de alguno de los campos situados bajo la letra M en los planos. En la imposibilidad de acceder al catastro de finales del siglo XVIII y cotejar la existencia de dos campos contiguos, uno de Manuel González y otro de Miguel Calvo, es la máxima precisión a la que podemos aspirar para fijar el lugar de la caída del meteorito de Sena.

Planos de la zona de la huerta de Sena en la que cayó el meteorito. A la izquierda, imagen actual de Google Earth. A la derecha, imagen del catastro de mediados del siglo XX, cuando aún existían el molino y su acequia. Tomaremos como referencias el colegio público Alberto Galindo (C) y la bajada del lavador (L). El antiguo molino (M), situado en la calle Urgelet y hoy desaparecido, tomaba agua de la acequia de la ribera (AR) para su funcionamiento. Tras mover la muela, el agua se evacuaba mediante la acequia del molino (AM), de curso curvo, que se cruzaba con el camino que sube desde el Alcanadre en el llamando puente de Rómiz (P). Hoy en día, la acequia del molino ya no existe, pero su antiguo trazado puede intuirse por la disposición de las parcelas, al menos en algunos tramos. (Datos catastrales del Ayuntamiento de Sena)

El informe sobre el meteorito

En febrero de 2007 se inauguró en el MNCN la exposición permanente de meteoritos. El texto explicativo que figuraba junto al de Sena ya fue publicado ese año en el número 70 de El Tarirán, (Cuadro V).

Al margen de este informe, que necesariamente omite muchos detalles, el acceso a la documentación completa de la carpeta 169 del archivo del MNCN permite obtener otros datos curiosos, al menos para la gente de Sena, aparte de los que nos han permitido la ubicación del lugar de la caída, que hemos comentado en el apartado anterior.

El Capitán General, Antonio Manso, declara haber recibido por parte del Alcalde de Sijena la información requerida junto a una caja sellada con la piedra, e igualmente “otro pedacito de Piedra, igual a la grande, que se cree parte de ella” por parte de las monjas de Sijena, “por medio del Recibidor de Malta en este Reino”. Y, tras proceder a su apertura en presencia de otros ilustres testigos, escribe:

Dejo a los sabios que discurran si la piedra fue erupción de la tierra, que la fermentación le dio impulso para elevarse hasta lo perceptible de la esfera Celeste, y que su gravedad la precipitó al paraje en que se vio caer; si algún torbellino levantó porción de materias que se unieron por la recíproca atracción que tendrían para juntarse formando la piedra, y que cayó esta de la Nube en que tuvo efecto esta operación; o que cayendo alguna exhalación mayor que las regulares, hallase la piedra en el territorio en que terminó su actividad, le comunicase su calor, la tostase en su superficie, y dejase el olor de sus materias que se notó. Yo solo digo por mí que el suceso, cuando no sea positivamente singular, no es común. (57-58)

Téngase en cuenta que, en la época, el hecho de que este tipo de piedras pudieran proceder del espacio exterior no era ni siquiera sospechado. Coherente con su idea de que el suceso no era “común”, el Capitán General requiere del Alcalde que “reciba nueva información sobre las particularidades siguientes”

1) Si se encuentran Piedras de igual naturaleza a la ocupada en el territorio de Sena, y su Comarca, y si se hallaban antes del suceso del día 17. Y caso de encontrarse se remitirán con la primera ocasión.

2) Si cayeron Piedras iguales en esa comarca, y de dónde han salido algunas que se han esparcido, y de las que tenía un pedazo dicho Excmo. Sr Capitán General, que le entregó un Caballero de San Juan. [El recibidor de Malta]

3) Si la Piedra bajó encendida o humeando.

4) Se examinarán asimismo testigos de de Sijena, Villanueva, Sena y Sariñena sobre el particular de haber oído los truenos, o ruidos en la hora que sucedieron, según resulta de la información, y se evacuará la cita del Prior de Sena, bien sea mediante declaración, o mediante oficio y Carta respuesta del mismo. (3)

Igualmente requiere

[…] información del suceso así de las personas que la vieron caer como de aquellas a quienes inmediatamente lo contaron, y la distancia a que se oyeron los truenos y ruidos indagando de los mismos del modo que cayó de la esfera celeste, si fue por línea recta y perpendicular o curva al modo que cae la piedra disparada hacia el horizonte, y en ese caso averiguará v.m. de dónde vino, si hay hacia aquella parte, o sus cercanías algún volcán que pudo despedirla (63)

No se puede negar que el Capitán General trató el tema con interés y rigor, y que, buscando explicaciones llegó a pensar hasta en los volcanes. De los testimonios obtenidos, totalmente concordantes y reiterados, entresacamos algunas frases representativas, que complementan o amplían la información del Cuadro V.

El hecho de que no parecía haber circunstancias meteorológicas capaces de causar el fenómeno se refleja en frases como “A mediodía, estando la esfera Celeste sin aparato de tempestad” (55) o “No había apariencia de tronada ni era tiempo regular para ello” (13-14).

Hay concordancia total en que los ruidos o detonaciones fueron tres: “Tres estruendos con poco intervalo de uno a otro” (13), o “en la esfera celeste tres estruendos muy fuertes con corto intervalo de uno a otro” (18). Algunos pensaron que se trataba de tiros “de artillería del castillo de Monzón” (31, 69).

Las descripciones más curiosas corresponden a lo que se oyó justo después: “Un susurro, como eco de campanas o cosa semejante” (73). Un pastor que se encontraba en Cajicorva “después del último estruendo notó y oyó también un ruido o eco como si fuera un panderillo guarnecido con sonajas o cascabillos que le parecía se dirigía a Sariñena” (18-19). Otro describe el sonido “como si por el aire pasara un enjambre grande de abejas” (75). Y aún: “Un susurro o eco como cuando de apartado se oyen los pífanos o flautines que usa la tropa” (14). Esta misma impresión llevó a otro a afirmar que “los que estábamos dentro de nuestras habitaciones oímos los estruendos solamente”, mientras que los que estaban al exterior oyeron además “el ruido continuo y particular como de cajas y pífanos”, de suerte que las mujeres que estaban en la calle baja del lugar se decían “vamos a ver los soldados que entran por el cabo alto del lugar. ¿No oyes los tambores y pífanos?” (40).

No cabe duda que los estruendos causaron temor en muchos. Lo expresan varios testigos que indican que buscaron refugio notando que “El cielo se abre o se rompe” (73). Unos ganaderos montañeses que volvían de dejar el ganado en el monte del Sisallar refirieron que “al pasar el puente que este lugar tiene construido en el rio Alcanadre habían oído los referidos estruendos de que se habían asustado mucho y atemorizado creyendo que se hundía el puente” (15). Otro testigo de Sariñena, temió por la suerte de la torre de la iglesia, algo deteriorada: “hizo juicio que había caído dicha torre y que eran resultas de ello dichos estruendos” (21).

También indicaron muchos que “faltaba una astilla o trozo” (71, 73-74, 75), que no fue hallado por más que se buscó. Probablemente se trataría de un pequeño fragmento que se separó en la caída y fue recogido algún día más tarde. Y, finalmente, algunos describen una estela dejada en el cielo por la piedra, como una “nubecilla de poco cuerpo y densidad como si fuese un pedazo de la niebla, vulgarmente boira” (76), algo que concordaría con las estelas persistentes dejadas por otros meteoritos avistados y documentados.

Referencias

MNCN (1774): Conjunto de informes manuscritos fechados entre noviembre de 1773 y enero de 1774, sobre la piedra caída en la Huerta de Sena. Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Arch. 169). Madrid. Consultable en http://simurg.csic.es/view/1617691

PROUST, Luis (1804): Análisis de una piedra meteórica caída en las inmediaciones de Sixena en Aragon, el 17 de noviembre de 1773, Madrid, s/i, 40 págs.; resumen en: Variedades de literatura y artes, 3 (1804) 193, 257; PROUST, L: «Sur une pierre meteorique tombée aux environs de Sigena, en Aragon, dans l’année 1773», Journal de Physique, de Chimie et d’Histoire Naturelle, t. LX (1805), págs. 185-205.

El meteorito de Sena, También en el museo del Prado

Por Antonio Cavero Barreu

Publicado en El Tarirán, Asociación Cultural Senense, n. 105, págs. 33-34, abril 2024.

El meteorito de Sena ha sido objeto de atención preferente en los últimos meses con motivo del 250º aniversario de su caída, que tuvo lugar el 17 de noviembre de 1773. Ello ha propiciado, aparte de un artículo en El Tarirán, extensos reportajes y menciones en prensa, radio y televisión. Incluso hemos podido contemplar el meteorito en directo, sin necesidad de ir a su sede habitual en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, porque el Planetario de Aragón organizó en Huesca, de noviembre de 2023 a enero de 2024, una interesante exposición sobre meteoritos, en la cual el de Sena ocupaba la plaza de honor, como se ve en la fotografía adjunta. No era la primera vez que nuestro meteorito salía de su sede habitual del Museo de Ciencias: entre noviembre de 2013 y abril de 2014, y acompañado de otros meteoritos de la colección, se exhibió en el Museo Nacional del Prado complementando a un cuadro de Rubens, en una curiosa relación -a través de la Vía Láctea- que vamos a desgranar en los párrafos que siguen.

La Vía Láctea, nuestra galaxia

Es sabido que la Vía Láctea es el nombre de la galaxia en la que se encuentra situado nuestro sistema solar. Se trata de una galaxia de tipo espiral, con un diámetro de más de 100.000 años luz, integrada por entre 200.000 y 400.000 millones de estrellas. Nuestro Sol es una de ellas, no de las más grandes, y situada en uno de los brazos. El nombre de Vía Láctea -literalmente, camino de leche- tiene relación con la apariencia que ofrece de noche, vista desde la Tierra, como una tenue y borrosa banda de luz blanca procedente de las estrellas y del gas interestelar que se hallan en el plano de la galaxia. Este fenómeno visual es fácil de entender a partir de las figuras: cuando desde un punto del Sistema Solar como la Tierra se mira de noche el firmamento en la dirección del plano de la galaxia se percibe la acumulación de estrellas y materia interestelar que la componen, mientras que en dirección perpendicular se percibe el firmamento más oscuro.

El origen de la Vía Láctea, según la mitología grecorromana

Según la leyenda, el dios Zeus (Júpiter para los romanos), “el padre de los dioses”, estaba casado con la diosa Hera (Juno para los romanos). Mantuvo una relación con Alcmena, una reina mortal, de la cual nació un hijo, Heracles (Hércules para los romanos), que era solamente un semidiós a causa de la falta de condición divina de la madre. Zeus pretendió que Hera amamantara a su hijastro Hércules, ya que su leche le hubiera conferido la inmortalidad, pero Hera, despechada, lo apartó bruscamente. Las gotas de leche derramada constituyen en el firmamento la Vía Láctea, el camino que conduce al Olimpo de los dioses. Esta leyenda mitológica fue objeto de diversas obras pictóricas, entre ellas el lienzo de Peter Paul Rubens El origen de la Vía Láctea, de 1636, encargado por el rey Felipe IV, una de las obras maestras de la colección del Museo Nacional del Prado.

La Vía Láctea y el meteorito de Sena en el Museo Nacional del Prado

Entre noviembre de 2013 y abril del 2014 se pudo ver en el Museo Nacional del Prado una curiosa exposición comisariada por el artista Miguel Ángel Blanco, un experimento de fusión consistente en la instalación de alrededor de 150 piezas de historia natural (minerales, animales naturalizados y en etanol, fósiles, esqueletos, e insectos) procedentes en su mayoría del Museo Nacional de Ciencias Naturales, junto a veinticinco obras de la colección del Museo de alguna manera relacionadas con ellas.

En la figura podemos ver uno de los montajes, que incluía una colección de meteoritos a modo de prolongación de las gotas de leche representadas en el lienzo El Nacimiento de la Vía Láctea, de Rubens, que como hemos visto narra el origen divino de esta galaxia. El programa de la exposición incluía interesantes comentarios sobre la fusión del cuadro y los meteoritos:

La aproximación mitológica a los fenómenos astrales visibles e intangibles se une al abordaje científico de una presencia tangible: la de los meteoritos que se precipitan sobre la tierra […] Estos fragmentos de cuerpos astrales parecen haberse desprendido del estrato pictórico para posarse junto a la obra y devolver a la tierra en forma de roca las gotas de aquel relato mítico. La mayoría de meteoritos que se desprenden sobre nuestro planeta provienen de un espacio legendario, el cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter, dos planetas con nombre de dios potente y amenazante como la fuerza de estos fragmentos al desprenderse de la bóveda celeste. (https://www.museodelprado.es/actualidad/exposicion/historias-naturales-un-proyecto-de-miguel-angel/860d26d4-8793-4737-be9f-e744e5c2daf4)

El meteorito de Sena, que proviene efectivamente del cinturón de asteroides, se puede ver en la imagen, el primero a la derecha, como capitaneando la partida de meteoritos.

De esta curiosa manera se asoció, pues, durante unos meses, el meteorito de Sena con Peter Paul Rubens y la Vía Láctea bajo los auspicios del Museo Nacional del Prado.

Carlos Muntadas Prim


Una lápida, en el entorno del aeródromo «Alas Rojas» de Sariñena, recuerda la memoria de Carlos Muntadas Prim S. Prim Duque de los Castillejos y el alférez Abelardo Carazo Calleja “Aquí cayó con otros compañeros el 14 de septiembre de 1937. II A.T. luchando por Dios y por España el capitán voluntario de aviación Carlos Muntadas Prim S. Prim Duque de los Castillejos nacido en Barcelona en enero de 1901.” En este artículo nos adentramos en la figura de Carlos Muntadas Prim, duque de Castillejos.

Carlos Muntadas Salvador Prim Muntadas y Golferichs II duque de los Castillejos nace en Barcelona en enero de 1901, hijo de Carlos Muntadas y Muntadas y Concepción Salvadó-Prim y Golfrich. Su padre, Carlos Muntadas y Muntadas, del linaje Muntadas, respondía a una importante familia catalana fundadores de la factoría la España Industrial y propietarios, entre otras posesiones, del Monasterio de Piedra (La Saga de los Muntadas Prim. Destino del 12 al 22 de febrero de 1978, nº. 2.106.). El linaje Muntadas, en origen Muntades, ahonda el periodista Xavier Boro, proviene de Sant Sadurní de Sovelles: “Dos de sus miembros, Matías Muntadas y Francisca Campeny, se trasladaron a Igualada donde nacieron sus siete hijos, fundadores de la que sería una de las compañías más potentes de todo el estado”.

Por parte materna, Carlos Muntadas Prim hereda los títulos del ducado de Prim y del ducado de los Castillejos. Su madre, Concepción, era sobrina materna de Isabel Prim y Agüero, I duquesa de Prim grande de España. De hecho, el ducado de Prim fue el primer título que concedió Amadeo I, seguido del ducado de los Castillejos.

Ingeniero industrial, estudia en la Escuela Central de Ingenieros Industriales (Relación de alumnos caídos, ABC 31 de marzo de 1940). Como empresario, Carlos Muntadas Prim estuvo vinculado al Banco Zaragozano, del que fue consejero, y a la España Industrial. Además, es aviador y gran aficionado a la aviación, siendo uno de los pioneros del vuelo a motor en Cataluña y que alcanza el grado de teniente de aviación durante la guerra civil española.

Carlos Muntadas Prim (Diario de Barcelona. La Saga de los Muntadas Prim. Destino del 12 al 22 de febrero de 1978, nº. 2.106).

Es reseñable, tal y como recoge Xavier Boro, Carlos Muntadas Prim es socio y atleta del Club Deportivo Espanyol y participa en campeonatos de primer nivel con la recién creada sección de atletismo del club blanquiazul.

Como curiosidad, su padre Carlos Muntadas Muntadas preside, entre 1921-1931, el Centro Aragonés de Barcelona, sustituyendo al sariñenense Rafael Ulled: “Su gestión duró dos años, a él le cupo el honor de vivir otro período ilusionante: la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Se programó una Semana Aragonesa en el Palacio de Proyecciones y en el Pueblo Español. Hubo exposiciones, cine documental, espectáculos folclóricos y conferencias, que impartieron Isidro Comas y Ricardo del Arco, entre otros. El monarca Alfonso XIII, en su visita al Pueblo Español, asistió –“gratamente sorprendido”, según las crónicas– a un recital del jotero José Oto, que dirigió el Orfeón Goya y la rondalla del Centro.” (Historia – CENTRO ARAGONÉS DE BARCELONA (centroaragonesdebarcelona.es)).

Con la irrupción de la guerra, Carlos Muntadas Prim se alista como voluntario de aviación en el bando franquista, pasando de Biarritz a zona sublevada con el ST-25 que utiliza para competir. Concretamente llega a Pamplona “En aquellos momentos de intensa exaltación patriótica, llega a Pamplona pilotando una avioneta de su propiedad, el duque de los Castillejos. Como ellos, con el mismo fervor, con idéntico entusiasmo, viene a luchar por Dios y por España” (La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939). No obstante, algunas fuentes citan que primero se presenta «rápidamente» con su bimotor Monospar a las fuerzas nacionales en Burgos (Revista de aviación).

Efectivamente, a los mandos de su avioneta, Carlos Muntadas Prim presta sus primeros servicios en el bando nacional, realizando arriesgados enlaces “de gran trascendencia en aquellos momentos confusos llevando a cabo enlaces arriesgados, de enorme responsabilidad, que contribuirán al éxito de las primeras operaciones”. Al poco, comienza a pilotar aviones de mayores dimensiones, tomando parte en numerosas operaciones, como en Somosierra, San Marcial e Irún: “Días más tarde, sustituye su avioneta por un viejo aparato de la Aviación Nacional, con el que toma parte en las operaciones de Somosierra, San Marcial e Irún. (La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939). Se cita que pilota “Dragones” y “Fokkers”, encuadrado en el Grupo 31 y en octubre Muntadas se incorporó a los Junkers «donde hasta su muerte realizó un importante papel” (Revista de aviación).

Por méritos de guerra, Carlos Muntadas es ascendido al grado de teniente y pasa a formar parte del 1er grupo español de vuelos nocturnos, confiándole un moderno trimotor bombardero junto a los aviadores Carlos de Haya González de Ubieta y el ruso el teniente Vsevolod Marchenco Larinof. La Vanguardia, en su edición del 14 de septiembre de 1939 lo recogía de la siguiente forma: “Ascendido a teniente por méritos de guerra, se le confía un moderno trimotor de bombardeo, formando con los inolvidables Haya y Marchenco, el primer grupo español de vuelos nocturnos. Con el primero de dichos héroes, aprovisiona de víveres y municiones a los heroicos defensores del Santuario de la Virgen de la Cabeza. Toma parte activa en la famosa batalla de Brúñete, y colabora eficazmente en la brillantísima campaña del Norte. Asciende a capitán”.

Entre enero y abril de 1937, Carlos Muntadas Prim, junto a los aviadores Carlos de Haya y el ruso Marchenko realizan el aprovisionamiento de víveres a los militares atrapados en La Basílica y Real Santuario de la Santísima Virgen de la Cabeza, santuario ubicado en pleno parque natural de la Sierra de Andújar, en el paraje conocido coloquialmente como cerro del Cabezo, provincia de Jaén. En el santuario quedan atrapados unos doscientos guardias civiles, sus familias y numerosos civiles de la provincia de Jaén, bajo el mando del capitán Santiago Cortés González. Consiguieron resistir durante nueve meses al asedio hasta que el 1 de mayo de 1937, con el Santuario reducido a escombros, cae herido de muerte el capitán Santiago Cortés González y el Santuario es tomado por el bando republicano.

De aquellos sucesos, existe una detallada relación de misiones en las que interviene Carlos Muntadas Prim, principalmente en el asedio al monasterio de la Virgen de la Cabeza (Página Facebook: El Santuario de la Virgen de la Cabeza en la Guerra Civil)

  • 18 de enero de 1937. Tras intentar sin conseguirlo, arrojar víveres sobre los asediados el día 17, Haya y Muntadas lo vuelven a intentar el día 18. Apenas daban las ocho de la mañana en Tablada, el Douglas de Carlos de Haya y, algo después, el Junkers-52 de Muntadas, ponen rumbo a levante buscando la sierra de Andújar con dos cargas de víveres, la de Haya para el santuario y la de Muntadas para Lugar Nuevo. Los dos pilotos tuvieron que volver, debido al mal tiempo; lo intentaron al mediodía: ¡Misión imposible!.
  • 16 de abril de 1937 Muntadas y Bengoechea participan en el bombardeo de Linares.
  • 20 de enero de 1937 Aprovisionamiento al santuario de la Virgen de la Cabeza. Aparatos:  Junkers 52 nº 22-54 Piloto: teniente Muntadas Material Arrojado: Indeterminado número de víveres. Nota: Muntadas efectuó 3 vuelos.
  • 16 de enero de 1937 Aparato: Junkers JU-52 nº 22-54 Pilotos: teniente Muntadas y Alférez Gallo Nota: Resulta imposible arrojar víveres por la niebla y el mal tiempo.
  • 17 de enero de 1937. Carlos de Haya y Carlos Muntadas, conscientes de las penurias, ya espantosas, que estaban padeciendo los sitiados, uno en el Douglas DC- 2 y el otro en un Junkers 52, intentan un abastecimiento de urgencia, pero eran tales las nieblas que coronaban el santuario que les fue misión imposible, entre la desesperación no ya de las familias sino de Cortés. Nada más comprobar y escuchar cómo se alejaban los aviones, el capitán ordenó sacrificar tres caballerías que quedaban y que habían servido para bajar y subir, con cargas, entre Lugar Nuevo y el santuario y viceversa. ¡Mil bocas para comerse tres bestias!.
  • 19 de enero de 1937 Fue un día de sol y lloviznas, pero sin nieblas. Los aviadores Haya y Muntadas aprovecharon la oportunidad que les daba el tiempo para hacer cinco viajes al santuario, dos desde Sevilla y tres desde Córdoba. En uno de los viajes, Haya bombardeó la posición desde la que el ejército republicano los fustigaba con el fuego de una ametralladora antiaérea, destruyéndola. Aquel día nos dice Juan Pedro Cortés Camacho en su libro La Epopeya del Silencio, Haya y Muntadas arrojaron a los sitiados 2.236 kilogramos de víveres sobre el santuario y 1.275 sobre Lugar Nuevo.
  • 27 de abril de 1937. Aprovisionamiento Aparato: Savoia 81 nº 20-21. Piloto: capitán Carlos de Haya González. Tripulante: teniente Muntadas Duración del vuelo: 2 h. Material arrojado: 1.000 kg. de suministros, entre ellos 200 kg. de bombas de mano y gasolina para defenderse de los tanques. Nota: Aprovisionamiento y bombardeo. Nocturno. 1 impacto
  • 19 de enero de 1937Aparatos: Junkers 52 nº 22-54 Piloto: teniente Muntadas Material arrojado: Indeterminado número de víveres. Nota: Muntadas efectuó 2 vuelos.
  • 30 de abril de 1937 Aparato: Junkers-52 nº 47 Piloto: capitán Carlos de Haya González Tripulante: teniente Muntadas Duración del vuelo: 2 h. 10 m. Nota: Bombardeo. Nocturno. 3 impactos y dos ráfagas de metralla Aparato: Junkers-52 Piloto: teniente Marchenko Tripulante: teniente Ercilla Material arrojado: Víveres
  • 20 de marzo de 1937 El heliograma enviado hasta Porcuna y destinado al capitán Rodríguez de Cueto, un mensaje -parte el día 20 y parte el 22- que decía: Estamos sin víveres-…, llevan dos días bombardeándonos sus aparatos desde Andújar, habiéndonos causado dos bajas. Los Katiuskas habían arrojado en este día casi tres centenares de bombas. Ese mismo día Marchenko y Bazán a las 18 h. 55 m. y Haya-Muntadas casi media hora más tarde abastecían las posiciones del santuario. Lugar Nuevo había sido aprovisionado algo antes, por medio de un Junker-52 pilotado por Bengochea acompañado de Prada.
  • 18 de enero de 1937 Aparato: Douglas DC-2 Piloto: Carlos de Haya Material arrojado: Indeterminado número de víveres. Nota: De Haya efectuó 2 vuelos desde Sevilla y otros 2 desde Córdoba. Aparato: Junkers-52 nº 22-54 Piloto: teniente Muntadas Material arrojado: Indeterminado número de víveres. Nota: Muntadas realizó 2 vuelos.
  • 17 de abril de 1937APARATO: Junkers 64 Piloto: Capitán Carlos de Haya González Duración vuelo: 2 h. 30 m. Nota: Aprovisionamiento y bombardeo. Nocturno Aparatos: Junkers 52 Pilotos: Bengoechea y teniente Muntadas. Nota: La escuadrilla ataca posiciones republicanas con el resultado de 37 bajas
  • 17 de enero de 1937 Aparatos:  Douglas DC-2 Junkers JU-52 nº 22-59 Pilotos: Carlos de Haya, teniente Muntadas y Alférez Gallo Nota: Ambos vuelos fracasan debido a las condiciones meteorológicas.
  • 20 de marzo de 1937 Aparato: Junkers-52 nº 22-62 Piloto: capitán Carlos de Haya González Auxiliar: teniente Muntadas Material arrojado: Víveres Tiempo de vuelo: 2 h. 15 m. Nota: Vuelo nocturno. Aparato: Savoia-81 nº 21-20 Piloto: capitán Bengoechea. Auxiliar: Prada. Material arrojado: Víveres. Nota: Atacado por los cazas republicanos recibió impactos. Aparato: Junkers-52 nº 22-59. Piloto: capitán Bazán. Auxiliar: teniente Marchenko. Material arrojado: Víveres. Nota: Atacado por los cazas republicanos recibió impactos
  • 19 de abril de 1937. Aparato: Junkers-52 nº 22-61. Piloto: Capitán Carlos de Haya González / teniente Muntadas. Duración de vuelos: Se realizaron dos servicios de 1 h. 42 m. y otro de 1 h. 40 m. Nota: Bombardeo proximidad santuario. Nocturno. Antiaéreos. Este día Marchenko y Prada lanzan otro mortero de 81 mm. Desde el Savoia.
  • 20 de abril de 1937. Aparato: Savoia-81 nº 21-20. Piloto: capitán Carlos de Haya González / capitán Prado. Duración del vuelo: 2 h. 10 m. Material Arrojado: Víveres y otros Nota: Aprovisionamiento y bombardeo. Nocturno. Antiaéreos. Aparatos: Junkers-52 y Fiat. Pilotos: teniente Marchenko, teniente Muntadas, Jaime Díaz de Rivera, comandante Mendizábal. Realizaron ataques contra posiciones republicanas. El grupo de Junkers del comandante Gil Mendizábal, protegido por 24 cazas Fiat, ataca a los tanques, morteros y caminos republicanos, con tal éxito que los republicanos fracasaron en el ataque iniciado.
  • 18 de abril de 1937 Aparato: Savoia-81 nº 21-20. Piloto: capitán Carlos de Haya González / Ccapitán Prado. Duración del vuelo: 2 h. 14 m. Material Arrojado: 1 mortero, fusiles, ametralladoras y munición, parte del cual cae en posiciones republicanas. Nota: Aprovisionamiento y bombardeo. Nocturno. Antiaéreos. Este día Marchenko hace 2 servicios de bombardeo y Muntadas uno, ambos con aparatos Junkers.
“La guerra se endurece por momentos: nuestros valientes aviadores se superan abatiendo sin cesar aparatos enemigos. Llega septiembre: el dragón rojo Intenta un esfuerzo supremo, pretende conquistar Zaragoza. ¡Vana ilusión!, las victoriosas tropas de nuestro Caudillo dan al traste con tamaña fanfarronada. Nuestra heroica Aviación trabaja intensamente.” La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939.  

En torno a septiembre de 1937, la pista de Carlos Muntadas Prim se sitúa en la base aérea de zaragoza. Es entonces, cuando la noche del 14 de septiembre de 1937, sobre la 20:30 horas, Carlos Muntadas Prim despega de la base aérea de Zaragoza con destino bombardear el aeródromo republicano “Alas Rojas” de Sariñena.

Lo hace a bordo del Junker Ju-52 núm. 22 – 61 del Grupo I Ju-52 de 2.G/22 con código 22+61 (Cosas de la Aviación), con base en Zaragoza, avión de transporte alemán que fue adaptado durante la guerra civil española como bombardero y que llevó por nombre “Sariñena” (También ostentó este nombre el 22-99). Le acompañan el teniente Vsevolod Marchenko Larinof, conocido como el “ruso blanco”, el sargento artillero, ametrallador, José Ramón Blasco Lavín, el alférez Abelardo Carazo Calleja, el ingeniero sargento Federico Romero y el cabo, operador de radio, Ángel Aparicio Velasco. Algunas fuentes también citan a Carazo Calleja (Cosas de la Aviación).

Sin embargo, antes de alcanzar su objetivo, a medio camino de su destino, el avión es avistado por tropas republicanas al pasar sobre la sierra de Alcubierre, desde el puesto de Lanaja, poniendo en alerta al aeródromo republicano Alas Rojas. Así, una vez avisados en el aeródromo, un chato, a los manos del ruso Eugene Yakushin, despega al encuentro del Ju-52;. aunque, no obstante, algunas fuentes apuntan que fue el ruso Iván Trofimovich Eremenko.

Sarlvador Trallero (Alas Rojas. Sariñena Editorial), apunta que el piloto respondía a Eugene Yakushin, piloto de la unión soviética, especialista en vuelo nocturno y asesor de aviación. Yakushin, también era conocido como Mateo Rodrigo, “quien protagonizó en Sariñena en los primeros días de febrero de 1937, el primer derribo en combate nocturno reseñado en la historia española de la aviación.” (Pardo Lancina, Víctor. Algunas notas sobre la guerra civil en Los Monegros, “Agnes Hodgson A una milla de Huesca”).

El relato que recoge Salvador Trallero, describe como entrada la noche, el Ju-52, el Junker pilotado por Carlos Muntadas, trata de localizar su objetivo, arrojando una bengala que ilumina completamente la zona: “Esto permitió a Yakushin localizar y ametrallar el aparato en dos ocasiones, siendo en esta última cuando el aparato se vio alcanzado completamente, cortando la cola del avión y ametrallando mientras este descendía. Lograron lanzarse en paracaídas el capitán Carlos Muntadas Prim, el teniente Vsevolod Marchenko Larinof y el sargento José Ramón Blasco Lavín. En el aparato murió el alférez Abelardo Carazo Calleja, el sargento Romero y el cabo Aparicio. (Trallero, Salvador. Alas Rojas).

Un día, en el aeródromo de Zaragoza, los jefes y oficiales de servicio comienzan a impacientarse: el capitán Muntadas debiera estar de regreso, comentan. Pasa el tiempo y el nervosismo aumenta. ¡Vana espera, e] capitán Muntadas no había de regresar!   Como ellos llegó un día a Pamplona dispuesto a luchar por Dios y por España, como ellos juró defenderla hasta la muerte. Hoy hace dos años, en el frente de Aragón, sector de Sariñena, el capitán Muntadas cumplía su solemne juramento.   ¡Capitán Carlos Muntadas Salvado Prim, duque de los Castillejos! ¡Presenté! I. — L   La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939.  

Carlos Muntadas Prim y Vsevolod Marchenko Larinof fueron muertos y abatidos, respectivamente, aquella misma noche. La Causa General de Sariñena, L. 1412, recoge como “el 13 de septiembre de 1937, en el término de Sariñena ‘Partida los Sasos’ apareció herido con magullamiento general por accidente de aviación, el teniente de Aviación llamado Marchenco, del que se decía que era ruso blanco”. Para el investigador altoaragonés Víctor Pardo Lancina, este documento explica que “cayó el aparato que pilotaba incendiado, en combate con los cazas de Alas Rojas”. Igualmente, Pardo cita a Jesús Salas Larrazá-Bal quien, en La guerra de España desde el aire, p. 267, sitúa el accidente en esta misma fecha de septiembre. Al parecer, encontraron los cadáveres de la tripulación completamente quemados e irreconocibles.

Xavier Boró relata como aferrado a los mandos en un último y supremo esfuerzo, moría carbonizado “Su copiloto, Vsevolod Marchenko, un «ruso blanco”, era apresado y fusilado”. Al parecer, todo apunta a que a Carlos Muntadas Prim le falla el paracaídas, este no se le abre y acaba estrellándose contra el suelo. Salvador Trallero recoge como en un bolsillo “llevaba las entradas para ir al cine en Zaragoza con la novia cuando llegara”. Marchenko logra saltar, pero acaba siendo localizado, falleciendo tras un intercambio de disparos con sus perseguidores Si que consigue escapar José Ramón Blasco Lavín, alcanzando líneas nacionales.

Según Salvador Trallero los cadáveres de los pilotos son enterrados en la rambla de Guerrero, no lejos de Albalatillo, colocándose unas piedras para marcar el lugar.

Noticias necrológicas. El duque de los Castillejos   Ha dado heroicamente su vida por la patrie el joven capitán de aviación don Carlos Muntadas Salvador Prim Muntadas y Golferichs, segundo duque de los Castillejos. A su desconsolada madre, a sus hermanos, los vizcondes del Bruch, los duques de Prim y los condes de Reus y demás miembros de la distinguida familia barcelonesa, testimoniamos nuestro sincero pesar. ABC. Edición Sevilla, 25 de septiembre de 1937.  

Su muerte encuentra eco en los medios de la época y el mismo general Queipo de Llano pronuncia unas palabras en su memoria en Radio Sevilla “A esos rojillos de Sariñena que nos han matado a unos valientes aviadores, yo les prometo que recibirán muy pronto su castigo. El castigo no se hace esperar, tres días después una escuadrilla de Heinkel-III bombardea el campo desde mucha altura” (Trallero, Salvador. Alas rojas).

Igualmente en la crónica del ABC del 17 de septiembre de 1937, en su edición de Madrid:, confundiendo a Marchenko con Manowski, «Aragón. Tres Junkers abatidos por nuestros cazas. Perecen varios aviadores alemanes, entre ellos el célebre pilotó Manowski«:

Sariñena 1.6, 10 mañana. A las nueve de la noche del martes fueron oídos unos aviones que volaban sobre esta villa y sus proximidades. Rápidamente funcionaron las señales de alarma, y las gentes acudieron en su mayoría a los refugios, aunque hubo quien prefirió quedarse en la calle, o salir al campo. De improviso, se vio iluminado el espacio por la luz de una bengala, lanzada desde gran altura, y al momento observarse también que se encendían todas las luces del campo de aviación. Con un intervalo de varios segundos, se oyeron dos ráfagas de ametralladora, y se vio como descendía una especie de bólido, qué dejaba tras sí una estela de humo densísimo. Momentos más tarde se supo que nuestros cazas habían derribado dos trimotores alemanes, marca Junkers, y los restos de uno de ellos estaban, parte, cerca de las alambradas del campo y otra parte a 300 metros del borde de una montaña. El hecho quedó confirmado, y produjo extraordinario júbilo entre las gentes, que no mucho rato antes habían: oído la explosión de cinco bombas en las proximidades del, pueblo de Albalatillo. Por nuevas noticias llegadas se supo. que otro Junkers había caído, sin duda, a muchos kilómetros del campo de aviación. Se le vio huir incendiado, los jefes del campo formaron unas patrullas, que salieron en busca de los restos del avión y de los tripulantes. Los servicios se organizaron inmediatamente. También se ordenó que otra patrulla custodiara los restos del trimotor que cayó en las proximidades del campo y recogiera los cadáveres de los tripulantes. Se encontraron, en efecto, dos cadáveres carbonizados, y junto al trimotor un paracaídas.

También podemos contar con el relato publicado en la Revista Aviación:

Finalizando el verano de 1937, la Aviación Nacional, por medio de los infatigables «Junkers», debutó en el bombardeo nocturno de los aeródromos enemigos. El 14 de septiembre, al llevarse a cabo la segunda actuación, todo parecía que iba a discurrir con la misma tranquilidad que la víspera; tras el despegue, de Zaragoza, al anochecer, el trimotor 22-61 voló sin problemas hasta el objetivo: el aeródromo de Sariñena, pero en este punto sorpresivamente salió a su encuentro la caza republicana, que no tuvo dificultad para derribarlo.

Con la excepción del cabo ametrallador Blasco -quien, tras una auténtica odisea, consiguió salvarse- y el teniente Marchenko que haciendo uso del paracaídas también, cayó herido en zona enemiga, donde fue fusilado, el resto de los tripulantes: capitán Muntadas, alférez Carazo, sargento mecánico Romero y cabo radio Aparicio, perderían la vida. El comandante del «Junkers» abatido, capitán Carlos Muntadas Salvadó Prim, duque de Castillejos, era piloto civil antes de la guerra. El Alzamiento le sorprendió en Francia, presentándose rápidamente con su bimotor «Monospar» a las fuerzas nacionales en Burgos. El aviador pasó a volar en los «Dragones» y «Fokker» y su aparato militarizado, fue encuadrado en el Grupo 31. En octubre Muntadas se incorporó a los «Junkers» donde hasta su muerte realizó un importante papel.

Por Decreto del 23-2-1940 al capitán Muntadas le sería concedida la Medalla Militar individual. Ante el «Sariñena» (22-61) -también ostentó este nombre el (22-99)- aparecen de izquierda a derecha de pie: alférez Díaz de Bustamente, teniente Pérez Meléndez (Lisardo), alférez Sánchez Cabal, mecánico Aregay y radio Ismael; sentado, alférez Muntadas (José Vicente).

Pero, como se ha apuntado anteriormente, algunas fuentes apuntan al ruso Iván Trofimovich Eremenko autor del derribo del Junker de Carlos Muntadas Prim.:

  • Junkers 22-61 fue derribado por Ivan Eremenko por la noche. Página 214 del libro “La guerra aérea en España” de Sergei Abrosov.
  • “El 14 de septiembre, sobre la región de Sariñena, Iván Eremenko volando un I-I6 derribó un Ju-52 de 2.G/22” (Cosas de la Aviación).
  • “Al mando de un Junkers Ju-52 Muntadas tenía la misión de bombardear la base republicana de Sariñena; sin embargo, un caza pilotado por el ruso Iván Eremenko, Ramón” (Xabier Boró).

También lo recoge Mijáil Zefirov en su Biblioteca histórica militar: “En julio la escuadra participó en batallas en la zona de Brunet y Madrid, y en otoño operó desde Zaragoza. La noche del 14 al 15 de septiembre de 1937 en la zona Sariñena, 65 km al noreste de Zaragoza, Eremenko derribó el Ju-52/3m»22+61″ del 2-G-22, en el que volaba como copiloto Capitán Vsévolod Marchenko.” (La segunda guerra mundial, aliados de la Luftwaffe italiana).

En este sentido se manifiesta Carlos Lázaro Ávila, quien cree que es Eremenko el piloto que derriba el Junkers, matizando que este hecho, si mal no recuerda, ha sido bien estudiado por el biógrafo de Carlos de Haya “se dice que le acusaron de la muerte de Muntadas por mal planteamiento de la misión”. El libro, apunta Carlos Lazaro Ávila, está acabado hace tiempo, pero Defensa se muestra reticente a publicarlo.

Igualmente, Carlos Lazaro Ávila apunta como en España el Junkers 52 ya era un aparato en configuración militar: «Si mal no recuerdo en el aeródromo de Sariñena-Albalatillo había una patrulla de I-15/Chato por las incursiones nocturnas previas. Creo que ni Haya, ni Muntadas se imaginaban que hubiera una patrulla de I-15. De hecho, me consta que los primeros derribos nocturnos se achacaron a fallos del sistema eléctrico de las espoleado.» 

“Unos labradores encontraron la cola del avión en la partida de Cachicorva, a unos kilómetros del aeródromo. “

Alas Rojas. Trallero, Salvador.

En el lugar donde fueron derribados, una lápida a modo de memorial recuerda a Carlos Muntadas Prim S. Prim, considerándose el tercer derribo nocturno de la aviación. Se encuentra junto a la de Abelardo Carazo Calleja: “En este lugar dio su vida por dios y por España el alférez de aviación Abelardo Carazo Calleja en accidente nocturno el 14 de septiembre de 1937. Sus padres le dedican este recuerdo.”

Tumba y estela de aviadores. En la Partida Los Sasos, en el límite de las defensas del aeródromo y en una vaguada al lado de una caseta para control de riegos, se encuentran una tumba rematada con una lápida y una estela de piedra. En la tumba, trapezoidal, puede leerse: «Aquí cayó con otros compañeros el 14-IX-1937, II A. T. (Año Triunfal) luchando por Dios y por España, el capitán voluntario de Aviación Carlos Muntadas S. Prim Duque de los Castillejos nacido en Barcelona en enero de 1901». A pocos metros se halla una estela de piedra arenisca levantada sobre un pedestal y coronada por una semiesfera a modo de tímpano con los símbolos de la Falange, el yugo y las flechas; una cruz latina en el centro y a la derecha el emblema del Arma de Aviación. En el cuerpo central una leyenda: «En este lugar dio su vida por Dios y por España el alférez de aviación Abelardo Carazo Calleja en accidente nocturno el 14 de septiembre de 1937. Sus padres le dedican este recuerdo». Ley 14/2018, de 8 de noviembre, de memoria democrática de Aragón, ruta de la memoria democrática de Aragón «El Frente de los Monegros»  

Esquela Carlos Muntadas Prim. El Noticiero, 22 de septiembre de 1937.

Esquela I aniversario Carlos Muntadas Prim. El Noticiero, 13 de septiembre de 1938.

Banco Zaragozano a sus Consejeros. Amanecer, 8 de agosto de 1939.

Necrológicas

Segando aniversario de la gloriosa muerte del capitán de Aviación Carlos Muntadas. Hoy hace dos años, en el frente de Aragón, sector de Sariñena, caía en acto de servicio un aristócrata catalán, un soldado de España. Sería injusto, imperdonable, que en estas horas felices de paz y bienestar para los españoles, olvidáramos a quien tan eficazmente contribuyó a deparárnoslas a costa del sacrificio de su vida. Su meritísima actuación en la gloriosa Cruzada contra los enemigos de España, da comienzo el día veinte de julio de mil novecientos treinta y seis. Son los inolvidables días del Alza miento. A Pamplona afluyen sin cesar, legiones de boinas rojas y camisas azules; patriotas de todas edades, desde el joven imberbe hasta el hombre maduro, casi anciano. En aquellos momentos de intensa exaltación patriótica, llega a Pamplona pilotando una avioneta de su propiedad, el duque de los Castillejos. Como ellos, con el mismo fervor, con idéntico entusiasmo, viene a luchar por Dios y por España.

En su propia avioneta presta los primeros servicios de gran trascendencia en aquellos momentos confusos, llevando a cabo enlaces arriesgados, de enorme responsabilidad, que contribuirán al éxito de las primeras operaciones. Días más tarde, sustituye su avioneta por un viejo aparato de la Aviación Nacional, con el que toma parte en las operaciones de Somosierra, San Marcial e Irún. Ascendido a teniente por méritos de guerra, se le confía un moderno trimotor de bombardeo, formando con los inolvidables Haya y Marchenco, el primer grupo español de vuelos nocturnos. Con el primero de dichos héroes, aprovisiona de víveres y municiones a los heroicos defensores del Santuario de la Virgen de ja Cabeza. Toma parte activa en la famosa batalla de Brúñete, y colabora eficazmente en la brillantísima campaña del Norte. Asciende a capitán. La guerra se endurece por momentos: nuestros valientes aviadores se superan abatiendo sin cesar aparatos enemigos. Llega septiembre: el dragón rojo Intenta un esfuerzo supremo, pretende conquistar Zaragoza. ¡Vana ilusión!, las victoriosas tropas de nuestro Caudillo dan al traste con tamaña fanfarronada. Nuestra heroica Aviación trabaja intensamente.

Un día, en el aeródromo de Zaragoza, los jefes y oficiales de servicio comienzan a impacientarse: el capitán Muntadas debiera estar de regreso, comentan. Pasa el tiempo y el nervosismo aumenta. ¡Vana espera, e] capitán Muntadas no había de regresar!

Como ellos llegó un día a Pamplona dispuesto a luchar por Dios y por España, como ellos juró defenderla hasta la muerte. Hoy hace dos años, en el frente de Aragón, sector de Sariñena, el capitán Muntadas cumplía su solemne juramento.

¡Capitán Carlos Muntadas Salvado Prim, duque de los Castillejos! ¡Presenté! I. — L

La Vanguardia, 14 de septiembre de 1939.

Obituario aniversario Abelardo Carazo Calleja. Diario de Burgos : de avisos y noticias: Año XLVIII Número 19765 – 1938 septiembre 13.

No fue el único de su familia, el también aviador Jorge Luis Muntadas falleció durante la guerra civil en un accidente de aviación. Así lo recoge La Vanguardia del 14 de Septiembre de 1939 «La casualidad hizo que tiempo más adelante un primo de Carles Muntadas, también muriera en un accidente de aviación que en este caso se produjo en Málaga: Jorge Luís Muntadas Claramunt (conocido como Muntaditas según la Vanguardia), con 21 años era el piloto español más joven de la aviación franquista». Pues, como ya avanzaba la misma La Vanguardia del 19 de Julio de 1939., «De estirpe ilustre en Barcelona, ​​Jorge Luis Muntadas fue un paladín más de la Cruzada, a la que ha rendido esta noble familia su tributo de sangre con la muerte del también glorioso aviador, ya aludido, el duque de los Castillejos , primo hermano del que ahora lloramos».

Tras su muerte, Carlos Muntadas Prim es reconocido en su bando, concediéndole la medalla militar por Decreto del 23 de febrero de 1940. Igualmente fue condecorado con la Cruz del Águila alemana del gobierno nazi del III Reich, hecho recogido en El Adelantado de Segovia en su edición del 23 de octubre de 1942:

Condecoración alemana a los familiares del heroico capitán aviador Muntadas caído durante la Cruzada. Barcelona, 23. —Los familiares del capitán de Aviación, D. Carlos Muntadas S. Prim, segunde duque de Castillejos, caído en el frente de Aragón durante la cruzada, han recibido del gobierno del III Reich l preciada condecoración de la Cruz del Águila alemana con espadas, que el Führer ha concedido a varios héroes de nuestra aviación, muertos en la guerra de liberación.

El capitán Muntadas perteneció al grupo de cazas que mandaba el glorioso capitán Haya, que tanto se distinguió en el abastecimiento de los sitiados en el Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Cabeza, en cuyo servicio y en otros muchos tomó parte activa el duque de Castillejos.

El heroico capitán Muntadas, que poseía la Medalla Militar individual, participó asimismo en diversas acciones bélicas en los cielos de Guipúzcoa, Vizcaya, Santander, Brúñete y Porcuna, distinguiéndose por su arrojo y maestría en la navegación aérea. Logos.

En 1945, según algunas fuentes citan en 1949, el aeropuerto del Prat de Barcelona pasa a denominarse Aeropuerto Muntadas, en recuerdo de Carlos Muntadas Prim. Además, el aeropuerto había sido construido, en parte, sobre terrenos de su propiedad. El nombre dura hasta su denominación como Aeropuerto Transoceánico de Barcelona y sus siguientes denominaciones como Aeropuerto de Barcelona, Aeropuerto Barcelona-El Prat y Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat: «Es en su recuerdo que el aeropuerto de Barcelona de llama Muntadas, ya que al ser construido sobre terrenos propiedad de la familia Muntadas, esta quiso perpetuar el nombre del piloto» (La Saga de los Muntadas Prim. Moya Angeler, J. Destino del 12 al 22 de febrero de 1978, nº. 2.106).

Sobre esta denominación «Aeropuerto de Muntadas» en el artículo «Nuestro aeropuerto visto por dentro», entonces «Aeropuerto Transoceánico de Barcelona» en la sección «De mediodía a medianoche» encontramos la siguiente reseña: «El nombre de Muntadas era el que tenía cuando se hallaba emplazado en lo que ahora es una especie de acuartelamiento situado a mano derecha de la carretera pequeña y polvorienta que va desde el actual al pueblo del Prat de Llobregat, Adquirió entonces dicho nombre en honor del excelentísimo señor don Carlos Muntadas Prim, duque de los Castillejos, muerto gloriosamente en vuelo de servicio sobre el pueblo de Sariñena en dura lucha contra cazas pilotados por rusos».

Carlos Muntadas Prim también es recordado por su faceta deportiva. En este sentido, Xabier Boró recoge como el Real Club Deportivo Espanyol quiso recordar su faceta de deportista blanquiazul “con un memorial atlético, una carrera por las calles de Barcelona que partía como no de la plaça Universitat, donde tenía su sede el club. Ilustres pericos como Gregorio Rojo figuran en el palmarés”.

Carlos Muntadas Salvador Prim descansa en el panteón familiar del Monasterio de Piedra, término municipal de Nuevalos. Su cuerpo fue trasladado desde Sariñena hasta el monasterio probablemente en torno a junio de 1938, celebrando su ceremonia de enterramiento el 1 de julio del mismo año y recogida en el Heraldo de Aragón del 8 de julio de 1938.

Traslado de un capitán de aviación

Son las seis de la tarde del día primero de julio actual. El cielo triste, lluvioso, parece que se asocia al dolor de las gentes sencillas y buenas que de los pueblos próximos han concurrido a los claustros silenciosos del viejo Monasterio, aquellos claustros que en sus paredes tienen el testimonio de las parejas felices que emprendieron una nueva vida feliz prometedora de dichas, El contraste es solemne. Las gentes, con sus trajes endomingados, revelan en su rostro la pena y el dolor; esperan el cadáver, los restos del capitán de nuestra invencible y gloriosa Aviación caído en el cumplimiento de su deber en tierras recién liberadas hace unos meses, en Sariñena; de aquel que era querido de todos, porque con muchos de ellos había jugado de niño; de aquellos para cuyos hijos, cuando de estudiante venía al Monasterio, tenía siempre una caricia o un beso, y para los padres una frase de afecto del corazón.

Era bueno para todos.

Allí espera también el héroe de los héroes, el As de Ases; sencillo, también con cara de dolor; espera a su hermano de Arma, a su amigo entrañable. Las gentes lo miran y admiran; está reciente su última proeza casi inverosímil, propia de un Cid: él solo ha luchado, y puede decirse que vencido, a cuarenta y siete enemigos. Todos le miran con amor: las madres, porque defiende la vida de sus hijos en el frente con arrojo. Sin igual; los padres, porque honra nuestra raza española; los futuros hombres del mañana, como símbolo admirativo del deber a cumplir en todo momento, siempre sin dudas.

No necesitáis que os lo nombre, Basta con esto. Todos sabéis quién es.

Llegan los restos y entran por la plaza de San Martín en el viejo claustro. Silencio imponente. Lágrimas en ellas, contracción dolorosa en los rostros masculinos. Se pone en marcha el triste cortejo. Las encendidas velas dan un aspecto fantástico a las inmensas bóvedas claustrales, En hombros de compañeros y deudos se lleva lentamente, pausadamente, tristemente, el sarcófago. El clero entona el “Dies ila, Dies ire, in seculum…”. Los tremendos salmos resuenan lúgubremente en las bóvedas centenarias; el momento, el lugar, las circunstancias del caso, hacen que la. procesión triste sea de un sobrecogimiento extraordinario.

Yo no sé cómo sería el entierro de aquel gran abad — infante de Aragón —que lo fue en el Monasterio; yo no sé de la majestuosidad de pena del entierro de un monje del Monasterio; del efecto fantástico de los albos hábitos cistercienses, del sobrecogimiento de los terribles salmos en tal ceremonia; pero en la tarde del día uno los evocaba yo, y aumentaba la evocación mi tristeza de deudo del que conducíamos.

Y paulatinamente cruzamos la plaza de centenarios árboles; la lluvia, que persiste, sigue dando carácter al triste momento y al dolor de los asistentes. En la plaza, que por la caída de la tarde, por la tristeza del tiempo y de los que la atraviesan, parece tan vestida de luto, resuenan los lúgubres cánticos religiosos. Miro a los balcones y tras ellos adivino a una madre transida de dolor en cuyo corazón se clavan como saetas medievales los tristes cánticos del fúnebre momento, Pienso en la redención de nuestra amada España salvada de la horrorosa esclavitud fe los sin Dios por el holocausto de la vida del que acompañamos y de todos los caídos por la Causa. ¡Patria bendita, redimida de sus horrores por tanta sangre derramada por su salvación! ¡Que el Dios de misericordia se apiade de ti, bendita España! ¡Que infiltre el arrepentimiento en los que sean culpables de lo que ocurre!

Poco a poco llegamos a la capilla del Monasterio donde descansan el sueño eterno antepasados del que también viene a reposar junto a ellos.  

Comienza el oficio de difuntos, se repiten las invocaciones sacerdotales al Dios de misericordia, al Dios de inmensa justicia divina, al Dios de piedad infinita, al Dios de bondad sin límites.

Terribles salmos que laceran inmensamente el corazón de una madre, que está allí, en la santa capilla, rezando con cariño, poniendo el alma entera en pedir a Dios Todopoderoso por su hijo amado; y todos pidiendo por él y por España.

Termina el oficio, y yo, lector, que he cruzado ya la curva de la vida, en la que he visto dolores acerbos, puedo decirte que nunca, jamás, he visto un respeto más grande ni más emocionante que el que presencié cuando iniciado el desfile de los acompañantes, fue la primera la madre, apoyada en sus respetables muletas, quien lo comenzó. Jamás he presenciado más dolor ni visto mayor pena que la de la madre del muerto al besar la caja donde reposan para siempre los restos de su hijo, cubierta con la gloriosa bandera rojigualda y con la que fue enterrado, con desgarrado llanto.

Aquel gemido salido. de sus entrañas, de todo su ser, yo no lo he oído nunca; sobrecogió a todos, se transmitió a nuestros corazones; y sin hipérbole te digo, caro lector, que hizo nublar a todos, deudos y amigos, nuestros ojos. Hasta el hombre imperturbable ante el peligro de cada día, sintió la emoción natural del momento; tal vez recordó aquel hijo cuya muerte supo un día en un aeródromo, no importa en cuál, en el instante en que iba a subir en su obediente aparato. Y dice quién me lo contó, que rezó una oración por aquel hijo de su alma que iba al cielo de Dios. Fue un minuto de recogimiento, y al cielo de los hombres subió él, a luchar’ en pro del bien contra los hombres que siembran el mal, con el corazón traspasado de dolor, igual que la madre a la que veía gemir con un dolor sobrenatural por el hijo que se estaba enterrando en aquel instante.

Ella y él tienen el consuelo del santo amor a España; a ella le quedan más hijos que luchan por la Patria santa, y a él le quedan más querubines que le abrazan cuando regresa gozoso de realizar sus proezas, contento y satisfecho por el deber cumplido.

Gloria imperecedera a los soldados de todas las Armas del glorioso Ejército nacional, Carlos Muntadas S. Prim, capitán de Aviación, duque de los Castillejos, que diste tu vida por Dios y por España voluntariamente: ¡¡Presente!!

Un voluntario de julio del 1936.

Heraldo de Aragón,8 de julio de 1938.

Esta es parte de su historia a la que hemos llegado gracias a su familia, especialmente a su sobrino Felipe Muntadas y a su hija, descubriendo una figura relevante en la aviación española. y especialmente en la guerra civil.

Eloy Abadías Martínez, Mayoral del dance de Lanaja


Mayoral del dance de Lanaja, papel que comparte con su amigo Ángel Condón, Eloy es una caja de sorpresas. Hablamos de albañilería, de la forma tradicional de construir y de cómo ha cambiado todo. Nos abre las puertas de su casa, donde la artesanía y el arte, el trabajo con los materiales y el ingenio lo inunda todo. Pero con Eloy también nos adentramos en el dance de Lanaja, en su viva tradición hecha con la ilusión y el orgullo que cada 21 de septiembre, en honor a san Mateo, hace vibrar a Lanaja.    

Eloy Abadías Martínez y Ángel Condón, mayorales del dance de Lanaja.

Natural de Lanaja, Eloy Abadías Martínez nació en 1957. De casa Gabarre, por parte materna, casa pudiente de la localidad, y casa el Ribereño, por parte de paterna; pues venía de la ribera del Ebro. Su padre era albañil, al igual que su abuelo, oficio que continuó Eloy y del que su padre dijo -como enganches aquí ya no lo soltarás en toda la vida-.

Su abuelo trabajó en el canal de Monegros: -El vaso del canal lo picaban a mano, había mucha mano de obra y los pajares estaban llenos de trabajadores. Hay fotos en las que se ven a hombres con pico y pala y en el acueducto de las arcadas aún se ven las marcas de las tablas del encofrado-. Además, su padre trabajó mucho en la construcción de los pueblos de colonización, -hubo mucho trabajo-.

En Lanaja se ha trabajado mucho con piedra que se sacaba de la sierra, de canteras o piedras clarezca que salía de la labranza de los campos. Cando se bajaba de la sierra, siempre había que aprovechar el viaje y, aunque fuese, bajar algunas piedras. -Una cantera se ve muy bien la cantera de la Maladilla-, cuenta Eloy, -en la carretera de Lanaja a Monegrillo, con tan solo subir la sierra, en las curvas. De allí obtuvieron piedra para la carretera de Lanaja a Sariñena -. También se recogía piedra de yeso, la metían en hornos y una vez cocidas, en las eras, las molían con las ruedas de los carros. Así, obtenían yeso para la construcción.

Lo que faltaba era el agua, su abuelo decía que por Lanaja se cambiaba el vino por agua. Se subsistía, cada casa tenían algo de viñas, oliveras y criaban un tocino. En las casas pudientes había bodega de vino, prensa de vino y molino de aceite. En casa de Bastaras había unas enormes pipas para almacenar el vino, unos toneles grandísimos, apunta Eloy.

El agua la iban a buscar a las balsas. Eloy iba con dos pozales que llevaba gracias a una rueda con un eje donde los colgaba. Acudía a la balsa de los Tres Castillos, donde actualmente se encuentra el centro social de los jubilados. En aquella balsa bebían las personas, pero también el ganado. Por el parque estaba la balsa Alta y por donde está la deshidratadora la balsa Nueva o del Tejar. Aún queda la balsa de la Cruz, carretera a Monegrillo, a unos pocos metros de Lanaja.

En la balsa del Tejar había un tejar donde hacían ladrillos, tochos, tejas… También estaba el cañicero, hacía cañizos y los tejía en los tejados. Eloy ha visto también hacer adobas en la balsa de los Tres Castillos.

La madera la conseguían de la sierra, la mayoría era madera de pino, aunque en las casas buenas se utilizaba maderos del Cinca que subían desde Fraga. La madera de sabina, que es más dura, se empleaba en los cabeceros y en los puentes.

La leña la hacía la propia gente a nivel particular. En la sierra se hacía la vida. Su padre quiso ir a la sierra antes de morir, por Valdecarro, por donde había estado de rebadán, Se quedó sorprendido, antes distinguían el camino por las rodadas del carro y todo a su alrededor estaba pelado por el paso del ganado. Ahora, la vegetación se come los caminos -Antes había mucho ganado, la sierra estaba llena de vida-.  

Eloy, en su niñez, jugaba a los pitos o canicas, corría por las calles, iban a robar uva y alberjes al saso y subía por las canteras y las cuevas, -las cuevas se hicieron durante la guerra como refugios ante los bombardeos que sufrió la población-. Fue a la escuela hasta los 14 años, cuando la dejo para ir a picar a la obra hasta los 61, cuando se jubiló.

Se casó con Pilar Mari Pelegrín y tuvieron dos hijos, Aitor y Dani. Con 41 años sufrió un accidente, se cayó del andamio de un séptimo piso, en su caída se fue quedando liado entre unas silgas que detuvieron su caída a escaso medio metro del suelo. Eloy volvió a nacer.

Eloy tiene la afición de realizar manualidades, con madera, piedra o hierro, realiza maquetas, representaciones de fachadas de casas o detalles de diferentes construcciones. Es capaz de todo, utilizando diferentes materiales es capaz de realizar miniaturas, juguetes, cuadros e incluso sus marcos, elementos decorativos o ingeniosos muebles. Uno se queda corto porque la capacidad creativa de Eloy no tiene límites.

Con diez años, Eloy empezó a danzar en el dance de Lanaja, su hermano ya era danzante -Toda una vida danzando-. Incluso puede decir que junto a su mujer y sus dos hijos han sido pioneros en Aragón al danzar en familia –una familia completa en un dance-. Ha sido siempre danzante, hasta que en el 2016 falleció el antiguo mayoral Alfonso Nasarre “El Cartero”. Lo sucedieron los dos danzantes más mayores, Eloy y Ángel Condón, amigos de toda la vida y que actualmente comparten el papel de mayoral en el dance de Lanaja.

El dance de Lanaja se celebra para san Mateo, para el 21 de septiembre. Antiguamente se danzaba hasta tres días, un día se hacía ronda por casa de los mayores, el segundo con las mairalesas y el tercero para san Mateo.  

Actualmente, el dance de Lanaja consta de las siguientes partes:

  1. Pastorada.
  2. Procesión, ofertorio en la iglesia y actuación en la plaza de la iglesia.
  3. Mudanzas, de palos, espadas y el baile de cintas.
  4. Dichos y motadas, primero se dedican chascarrillos a los propios danzantes del grupo y luego van los dichos generales al pueblo.
  5. El degollau, se hace con espadas al ritmo de la gaita.y solo los hombres
  6. Se termina el baile de las cintas.

La danza de cintas se entrelaza doblemente, del palo central y entre ellas, lo que exige bastante a los danzantes, de cruzarse entre ellos. Es una particularidad del dance de Lanaja, comenta Eloy. El baile se había perdido, pero se logró recuperar.

El dance de Lanaja se recuperó en 1943 y desde entonces se ha introducido la mujer, ahora son una mayoría en el grupo. Eloy lleva más de 50 años de danzante, junto a Ángel Condón, y ambos fueron condecorados en su cincuenta aniversario como danzantes.

Empezaron ensayando todas mediodiadas en placetica de la iglesia, sin dejar dormir la siesta a los vecinos. Eloy se acuerda del Currutaco, de Jerónimo Tabueña y su hijo Luis Tabueña. Alfonso Nasarre “El Cartero”, antiguos mayorales. Como gaitero actualmente está Macario Andreu, Alicia y Alba Escanero y antes también “El Carnicer” que tocaba el acordeón. Macario aprendió de los Lahiez. A su vez han incorporado en la música violín y melódicas.

Para el ofertorio forman una fila los danzantes rojos y otra fila los azules, delante del altar con la espada apoyada en el hombro. Paso a paso todos van pasando por el altar besando una reliquia al ritmo de melodía de gaita y violín y 4 o 5 melódicas. Es un momento muy emotivo para los danzantes. Además, Eloy es el encargado de hacer los palos para los danzantes y realiza el mantenimiento de las espadas.

Dani, Aitor, Eloy, Pilar Marí y Ángel.

Eloy y Ángel ejercen de mayorales, conduciendo el dance de Lanaja con gran ilusión. Tradición viva gracias a personas excepcionales que con todo su empeño realizan el arte del dance con sus vecinos, amigos y sobre todo familia.

Antonio Castejón Nogueras


Natural de Castejón de Monegros, Antonio nació en 1932. Su padre se dedicaba a las labores del campo, tenían sus propias tierras y además llevaban tierras de casas ricas de Castejón de Monegros. Se sembraba trigo y cebada: “venían años muy malos y no se cogía nada”. En casa fueron tres hermanos, él y dos hermanas.

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Antonio fue a la escuela hasta los trece años donde aprendió a leer, escribir y las cuatro reglas: sumar, restar, multiplicar y dividir. El agua la cogían de la fuente del pueblo y por los balsones del monte, que estaban fraguaus con piedra «Allí se sacaba el agua cuando llovía». En Castejón de Monegros no había huerta, sólo las casas ricas regaban con agua de las fuentes, había algunas viñas e higueras, poca cosa. En las casas se criaba algún cordero y se tenían dos o tres ovejas: Un pastor se encargaba de agrupar las 200 ovejas de las distintas casas y las apacentaba por el monte: “Por las tardes, a la vuelta, ellas solas volvían a cada casa”. En cada casa tenían 3 o 4 cabras para leche “Al ganado se les hacía ramas de sabina para que se alimentaran”.

“En Castejón de Monegros había dos o tres fuentes grandes y las casas ricas tenían algo de huerta”

En verano todos iban a la siega “Si había algo de cosecha”. El año 1949 fue muy malo “Aquel año sin sacar las gavilladoras de casa, no se cogió nada y en 1953 también se perdió toda la cosecha”. Con 14 años, Antonio ya labraba con los machos. Ha estado de pastor por las partidas de Castejón de Monegros, llevando ganado para una gran ganadería de Huesca: “Si te cogían se trabajaba para las casas ricas, sino a marchar, mucha gente marchó a trabajar al canal en Mequinenza”. También recogían esparto para venderlo a un comerciante.

Se recogía mucha leña de romero y se bajaba a vender a Sariñena, salían a las tres de mañana para llegar pronto a las seis de la madrugada, recorrían los 24 kilómetros con un carro tirado por mulas. La leña la cogían en el monte de Castejón de Monegros, se pasaban dos días haciendo leña, lo dejaban cortado en la era del Plano, donde tenían un corral. Lo vendían a tanto el fajo, por las calles y plazas. Con 17 años Antonio ya bajaba sólo a Sariñena a vender leña “Entonces, en Sariñena había unos cinco hornos de pan”. Bajaban unos tres o cuatro carros cada día para vender los fajos de romero aunque también iban a otros pueblos ”Hasta Quinto de Ebro o La Zaida”.  Se hacía leña de pino, pero sólo para casa “De estraperlo se iba a hacer pinos en la sierra de Jubierre. También hacían lotes de pinos, pero muy pocos”. Su padre no podía trabajar, le dio un parálisis que le invalidó,  así que Antonio tuvo que trabajar desde muy pequeño.

Con 14 años, en 1946, Antonio marchaba a La Almolda a trabajar ocho horas por 16 o 17 pesetas. Iba andando para trabajar en la construcción, a pico y pala, de la carretera, luego fueron a hacer la de Bujaraloz a Osera: “De Castejón de Monegros a La Almolda hay 8 kilómetros y tardábamos dos horas. Los de La Almolda vendían yesos.”

En 1953 fue a Bisaurri, cerca de Castejón de Sos. De Castejón de Monegros fueron veintiuna personas: “Para hacer un desmonte, a pico y pala, para una carretera”. Estuvo más de un mes gracias al contratista de Cantalobos Antonio Chesa Valdellón.

Antonio se casó en 1960. En Castejón había buenas fiestas, eran muy buenas, venían músicos todos los días y duraban tres días: “Se gastaban pocas perras, no había dineros. Iban orquestas buenas y se hacía el dance, todo a lo pobre”.

A los 38 años se dedicó a arrancar piedra para la construcción de los pueblos de colonización, muchas noches se quedaban a dormir en Lanaja: “En las cerros aparecen las cejas y allí está la piedra, piedra de cal, se hacía con todo: con pico y pala, con barrena…”. En La cartuja de Monegros apañaban la piedra y la abastecían a los albañiles. También trabajó en la construcción del túnel del canal de Monegros en la sierra “Se hicieron anillos de hormigón y se forraba con cemento”. “Lo Gavín”, le decían al terreno, “Se ganaba poco y se trabajaba mucho”.

También, Antonio se ha dedicado a la venta de verdura y fruta con una camioneta: “Primero con una Ebro y luego una Nissan”. Iba a Mercazaragoza a las dos de la mañana, muchas veces con su hijo y luego la vendían por los pueblos: “Lanaja, Candasnos, Peñalba… Hasta Lamasadera”. Alguna vez hasta atascó por alguna cuneta. “Luego han venido años mejores, aunque siempre todo costó mucho”.

Gracias a Pilar Guerrero y Aimar Mir de la Residencia de la tercera edad de Sariñena por su colaboración para la realización de las entrevistas, gracias!!

Virgilo Villanua Ainoza


Virgilio Villanua Ainoza, natural de Castejón de Monegros, nació el 26 de junio de 1912 y falleció el 14 de abril de 1993. Fue albañil, cantero, picador de piedra y danzante del dance de Castejón de Monegros. De la mano de José Luis Villanua, hijo de Virgilio, nos adentramos en su figura, recordando y reconociendo su impronta. También Martín Blecua Vitales plasma, en un sentido homenaje, la memoria de Virgilio, dedicando unas sentidas palabras que amablemente nos comparte y que tanto agradecemos.

 

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Virgilio Villanua Ainoza

 

Virgilio contrajo matrimonio con María Serrate Pueyo, también de Castejón de Monegros, una mujer que a los 14 años marchó a servir a Barcelona. A su vuelta conoció a Virgilio con quien se casó en seguida, un 22 de diciembre, se llevaban diez años. Con María, Virgilio tuvieron cuatro hijos: Tomas, José Luis, Pedro y Begoña, un quinto falleció al nacer. Virgilio trabajó de albañil adquiriendo maestría en el oficio de cantero y picador de piedra, trabajando en multitud de obras como las casas que hicieron para los jefes de obras del pantano de Sallen de Gállego, un arco en piedra picada a la salida sur del canal de los Monegros y en la pista de baile de Castejón de Monegros, lo que se denomina el frontón para jugar a la pelota de mano, que por detrás se puede ver qué es todo de piedra, desde el suelo hasta arriba y hecho totalmente por él, recuerda José Luis.

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Virgilio y María

“Era muy trabajador y muy buena persona” recuerda Blanca Villanua, nieta de Virgilio. Blanca inauguró la pila bautismal que realizó su abuelo en piedra para la iglesia de Castejón de Monegros. Gracias a Blanca por su trabajo, fotos, datos e información para hacer posible el presente artículo, demostrando el gran cariño que guarda a su abuelo. No obstante, Virgilio fue reconocido en vida y en su pueblo, en Castejón de Monegros, le realizaron dos homenajes, tanto el ayuntamiento en 1983 como el dance en 1992.

 

 

Así que recordamos a Virgilio Villanua Ainoza, poniendo en valor y honrando su extraordinaria figura que ha sido pilar fundamental en el dance de Castejón de Monegros, de nuestras tradiciones y raíces.

Virgilio, danzante de Castejón de Monegros.

El dance de Castejón de Monegros es uno de los más antiguos que se conservan en la actualidad. En un principio los danzantes solamente eran hombres, hasta que por unas cosas o por otras se perdió en el pueblo durante unos años. Se recuperó después con hombres y alguna mujer que se atrevió a danzar con ellos, hasta que los hombres terminaron dejándolo de lado y dejando paso a las mujeres, ellas son las que actualmente lo mantienen vivo y en activo. Además cuentan con la inestimable colaboración de una persona de Sariñena que ha puesto todo su interés y tiempo en ayudar a conservarlo, estoy hablando de Martín Blecua Vitales, buen gaitero y mejor persona (no hay quien lo ponga en duda).

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La relación entre Martín y Virgilio Villanúa, mi padre ya fallecido, comenzó cuando Martín era un chaval. En Castejón había danzantas pero no gaitero. Venia uno de La Almolda, pero el mozo tocaba de oído y las notas no las tenía muy claras. Un día propuso que el dance de Castejón danzara con mudanzas de La Almolda y fue entonces cuando Virgilio Villanúa se plantó y dijo que eso sí que no iba a ocurrir. Tuvieron sus palabras y acabó la relación.

Fue entonces cuando Enrique Pérez, que es un gran amigo de la familia, le dijo a mi padre que en Sariñena había un gaitero joven, si le interesaba…. Y a mi padre ¡¡¡tiempo le faltó!!!!. Se pusieron en contacto y empezaron los ensayos. Mi padre le tatareaba las mudanzas y Martin enseguida cogió el “tranquillo” y eso a Virgilio le ¡¡volvía loco!!. Martin era un crío, un  gaitero que tocaba las mudanzas con el arte con la que las tocaba… ¡Era una locura!. Mi padre quería mucho a Martín casi como a un hijo, supo darle aquello por lo que siempre había luchado.

Yo en mi niñez, como Rabadán de los danzantes, siempre me acuerdo que el primer gaitero que tocaba en Castejon fue también un chico de Sariñena, que también tocaba la gaita aragonesa, creo que se llamaba Domingo.

Yo como castejonero (aquí en Sariñena soy castejonero y en Castejón soy el de Sariñena… a estas alturas, no sé de donde soy). Bromas aparte, en mis recuerdos los mejores y únicos gaiteros que yo he conocido han sido los de Sariñena y por eso:

VIVA EL DANCE DE CASTEJON DE MONEGROS

VIVA EL DANCE DE SARIÑENA

Y VIVAN LOS GAITEROS QUE COLABORAN EN MANTENER VIVOS LOS DANCES

                                               José Luis Villanúa Serrate

Virgilio, cantero y picador de piedras

Virgilio fue toda su vida albañil y de ahí su afición y facilidad para picar piedra. Cuando él empezó con los tochos, bloques de cemento… pocos sabían trabajarlos y a él siempre le tocó manejarlos. Por su corpulencia no las podía manejar fácilmente pero tenía una gran habilidad, primero picándolas y haciéndoles cara y luego haciendo pared de piedra. Paredes que aún se conservan en perfecto estado.

En los montes de Castejon “abundaban” las canteras de piedra. Una piedra muy sana y que además, si sabias manejarla como hacia mi padre, se hacían obras de arte.

De sus últimos trabajos que hizo se conserva en la Iglesia de Castejon de Monegros una pila bautismal hecha íntegramente, desde la base hasta la pila.

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Bautizo de Blanca Villanua en la pila bautismal realizada por Virgilio. 

También hizo unas pilas para el agua bendita a la entrada de la Iglesia. Pero… como siempre tiene que haber un pero… el cura de entonces le dijo que si quería hacerse notar más que nadie en la Iglesia. Así que mi padre cogió tal rebote… que cogió las dos piletas de piedra picada y se las llevó a casa para comedero y bebedero de las gallinas del corral.

Otra de las obras de piedra que hizo fue por encargo de una antigua empresa de construcción de aquí, Albas- Huerva. Virgilio no era muy fuerte y las piedras que había que poner ahí pesaban lo suyo. Entonces le dijo a Manolo que le pusieran a alguien para ayudarle a darle la vuelta a las piedras: “Y, que si no  les parecía mal, le pusieran a una persona de Sariñena que también manejaba la piedra». Le llevaron un hombre del que desconozco su nombre real, ya que siempre lo llamaban Casillas y por ese nombre lo conocíamos todos. Entre los dos hacían uno y así sacaron adelante el encargo.

 

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Se puede observar a día de hoy un ojo de buey hecho todo de piedra picada que se puede ver en la parte de detrás de la Iglesia. Vale la pena verlo. Ya que no es “moco de pavo” ya que las paredes de las iglesias son de unos 80 cm de ancho y para picar las piedras  y darles forma circular tiene su mérito y secreto. Así que desde aquí se merecen un recuerdo para Virgilio y Casillas por su buen trabajo.

José Luis Villanúa Serrate

A Virgilio Villanua, por Martín Blecua Vitales

Conocí a Virgilio Villanua un 26 de Julio de 1983, festividad de Santa Ana, Patrona de Castejón de Monegros. Aquel día, junto con Pedro Mir Tierz, habíamos ido a ver el Dance, que hacia su salida por las calles del pueblo en el rosario de la tarde. Nuestra intención era recopilar información para nuestro libro La Gaita de Boto en Aragón; sacar fotografías; hablar con nuestro amigo y gaitero Mariano Labat Pinós y con Simeón Serrate que era el actual Mayoral del Dance de Castejón.

Terminado el Rosario, nos reunimos con ellos en un bar de la localidad donde los danzantes estaban tomándose un refresco, transcurrido un rato se acercó a nuestra mesa un señor menudo que muy respetuosamente y tras presentarse, nos preguntó si éramos nosotros los gaiteros de Sariñena que le habían dicho que estaban en el pueblo, tras la respuesta afirmativa, se interesó por saber si la gaita que nosotros tocábamos era la Aragonesa, como la que tocaba Vicente Capitán. Aquel hombre menudo, resulto ser Virgilio Villanua, ultimo Mayoral del dance de Castejón antes de su recuperación en los años setenta.

Por un casual, llevábamos en el coche una de las gaitas que nos regaló el lutier francés Marcel Gastellu Etchegorry, se la mostramos y nos pidió si podíamos tocar algo, y si conocíamos la mudanza de la Zarza. Toque la melodía que tenemos en Sariñena con el mismo nombre, que resultó ser muy parecida a la de Castejón, tras escucharla, abriendo un poco los brazos y con la emoción reflejada en sus ojos y en su voz, nos dijo: “Esto sí, esto sí, creía que no volvería a escucharla nunca”.

Quedamos en hablar otro día a solas con él y pasadas las fiestas patronales, una tarde en su casa pudimos grabar en cassette todas las melodías del dance de Castejón, llevándonos una gran sorpresa por la cantidad de ellas, muchas de las cuales no se danzaban desde hacía muchos años, y otras que solo las conocíamos de oídas.

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Martín con José Luis, Blanca y Pablo.

El Tío Virgilio, hombre afable, al que le gustaban las cosas bien hechas, como amante del dance era exigente en la ejecución del mismo, su abuelo Blas fue gaitero de Castejón, durante los años que fue Mayoral acogía en su casa al gaitero de Sariñena Vicente Capitán, era lógico su gran conocimiento en el repertorio de mudanzas tanto del pueblo como de otros lugares.

Cuando en 1984 empecé a tocar el dance, se comportó conmigo como Mayoral, y siguiendo la tradición, junto con su esposa María  se me acogió en su casa como uno más de la familia, me acompañaba a los ensayos, donde el grupo de Dance demostraba un gran respeto hacia él y propició la recuperación de mudanzas olvidadas durante muchos años.

Virgilio Villanua es un personaje, que por haber realizado una actividad normal y habitual en Castejon, como es ser Mayoral del Dance, no se le ha dado la importancia que realmente merece, pues gran parte del patrimonio cultural del Dance Catejonero la tiene gracias a él.

Yo como gaitero, me siento orgulloso de haber podido ser el receptor y trasmisor de toda la sabiduría que atesoraba el Tío Virgilio; agradecido de poder gozar de su amistad y que hoy tiene continuidad con su familia y después de tantos años, seguir siendo gaitero del Dance de Castejón sintiéndome un Castejonero más.