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El Santuario de Nuestra Señora de Magallón


Contemplando la sierra de Alcubierre, desde lo alto de un cerro, se erige solemne el Santuario de Nuestra Señora de Magallón. A sus pies se encuentra Leciñena, localidad que lo aloja y que, junto a las de Robres y Perdiguera, honra y venera y une su historia. Su advocación a la Virgen de Magallón, responde a una curiosa historia recogida en 1814 por Fray José de Santo Domingo en su obra “Historia de la prodigiosa imagen de la Santísima Virgen de Magallón, aparecida y venerada en los montes de Leciñena”. Pues la historia del Santuario y la Virgen de Magallón se encuentra ampliamente estudiada en numerosos trabajos y artículos, muchos de ellos publicados en la revista Montesnegros.

“Ntra. Sra. de Magallón, edificio hermoso y notable, situado en una colina á la dist. de 1/4 de leg. de la población.”

Pascual Madoz Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico 1845-1850.

Aquí va un pequeño recorrido por el santuario y parte de su historia, un recorrido con textos de Emilio Colas Laguia que estuvo presente en la romería de mayo de 1926 y que publicó en La Voz de Aragón del 19 de mayo de 1926. Una historia intensa que resulta compleja abarcar en su dimensión y exactitud, por lo que vayan por delante disculpas por los errores y omisiones involuntarias que se hayan podido producir.

Tenemos en el monte
de Leciñena
una imagen que brilla
toda la Tierra.
no hay que dudarlo,
mirad como relumbra
su Santuario.

Seguidilla de Leciñena.

El Santuario de Nuestra Señora de Magallón

El actual santuario responde a un edificio barroco del siglo XVIII, aunque su origen se atribuye a origen medieval del siglo XIII. Según Antonio Gracia-Diestre, es en un inmenso edificio construido en fases desde 1283 (Antonio Gracia-Diestre. Un cafetal del santuario de Nuestra Señora de Magallón en 1824, Revista Montesnegros N.º 48). Además, en sus inmediaciones se hallan restos de antiguas ermitas, las ermitas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista

“Esta ermita o Santuario que se alza allá al final de la sierra, como airón o cimera de su casco, no es, desde luego, como todas las ermitas o como todos los santuarios. Ni su fábrica ni su estructura, corresponden a esta clase de edificaciones que la piedad de las gentes hizo levantar en los lugares recónditos y apartados, en íntimo contacto con la naturaleza y lejos de toda contaminación.”

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

Se trata de un edificio rectangular de tres alturas que destaca en el entorno. Su fachada principal, que parece querer ser presidida por un aljibe de 1650, es dominada por grandes contrafuertes que le dan robustez, presentando, en referencia a SIPCA, una composición muy formalizada. La entrada destaca en su lado derecho por su arco escarzano: “Con derrame y escudo en la clave como portada. El resto de los vanos son huecos verticales, adintelados y con gran derrame.”

“El Santuario de Leciñena es una cosa realmente extraordinaria. Y ahora que llegamos a esta extensa planicie donde se asienta, damos por bien empleado el madrugón y el frío. Nos maravilla y nos conforta este enorme caserón de líneas sencillas, limpiamente enjalbegado, con sus cuatro puntos batidos por los vientos, sin otro resguardo que el de su propia consistencia.”

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

Una larga escalinata conduce a la primera planta, donde un largo pasillo va distribuyendo las distintas estancias de las cofradías hasta acceder a su iglesia: “De la portada se accede a un atrio que comunica con la iglesia mediante tres arcos rebajados y con la escalera principal que presenta bóveda de cañón, con perfil escarzano” (SIPCA). El mismo SIPCA da descripción de la iglesia: “La iglesia barroca está cubierta con bóveda de cañón con lunetos y tres capillas laterales en cada flanco aparece ocultado por sus flancos meridional y oriental por la edificación de carácter civil que le dan un aspecto singular. la Virgen que se venera en su camarín, una réplica de la original (perdida en 1936) escoltada en el altar mayor por dos cráteras.”

“El Santuario, donde cómodamente cabrían tres regimientos con toda su impedimenta, está dividido en enormes aposentos, subdivididos a su vez en verdaderos «pisos» habitables. Cada uno de estos «pisos», o habitaciones—todas con nombre de santos, San José, San Antonio, San Lorenzo—se compone de una gran sala, dos, tres o más dormitorios o alcobas (en algunas hemos contado hasta siete) comedor y cocina. En los dormitorios, sus correspondientes camas, con sus no menos correspondientes colchones. Bueno. Pues estas habitaciones se alquilan ¡gratis! durante todo el verano.”

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

AHP Zaragoza – «Leciñena, Zaragoza. Santuario Virgen de Magallón.». Juan Mora Insa.

Lugar de peregrinos, de sanación y curación, ruta Mariana, ha sido usado como fortaleza, cárcel y acuartelamiento en las guerras napoleónicas, además de ser saqueado durante la guerra de Independencia y utilizada como posición del bando sublevado en 1936.

“El Santuario de Nuestra Señora de Magallón, es, como decimos, realmente extraordinario. Y no es que la afluencia de romeros—unos tres mil—que en este día invaden todo el edificio, desde los altos a los bajos, le preste grandiosidad. Si el acto que se celebra le da hermosura, réstale, en cambio, el encanto de su propia soledad, plácido, apagados todos los rumores, salvo los de las montañas, cuando sólo se escuchen, entre aquellos recintos, el blando conversar y los apagados pasos de los dos buenos viejecitos encargados de su custodia.”

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

La Virgen de Magallón

Virgen patrona de las localidades de Leciñena y Robres, su historia se remonta al siglo XIII, cuando la Virgen se apareció a un pastor de Leciñena.

La causa de alegrarnos
en este día
fue la imagen del cielo
con su venida.
y desde entonces
tenemos protectora
en estos montes.

Seguidilla de Leciñena.

La Virgen de Nuestra Señora de Magallón presidía la Ermita de Santa María de Huerta de la localidad zaragozana de Magallón. Venerada, la Virgen gozaba del cariño y fervor de todos aquellos magalloneros y magalloneras, la misma imagen a la cual en el año 1257, pasando por la villa de Magallón, el Rey D. Jaime I, al oír misa en la ermita, hizo donación de todas las santas reliquias que el Rey Conquistador llevaba consigo.

Aquella “virgencita” fue la que se apareció al pastor, decía Emilio Colas Laguia en su viaje por el santuario en 1926, a quien, como a todos los que desconocemos la historia, se nos hace algo extraño eso de que una Virgen, con nombre de un pueblo, tenga su corte y reinado en otro bien distante: “Pero, sin embargo, la leyenda, una leyenda llena de ingenuas evocaciones, demuestra bien a las claras el origen de esa que parece sinrazón. Y para curiosidad de todos, quedemos estampar aquí una sencilla narración de los hechos”.

Así,la historia nos lleva al mismo Magallón, a mediados del siglo XIII, cuando dos vecinos del lugar, labradores, Juan de Albir y Sancho del Trago acaban enfrentándose con resultado de muerte para uno de ellos: “Trabáronse en riña sangrienta, de la que resultó muerto el segundo”.

El asesinato acabó en la justicia “Formado proceso contra el homicida y puesto el asunto en manos de la Justicia, determinó esta por sentencia definitiva, que Juan de Albir deberá sustentar y proveer de alimentos a la mujer e hijos del difunto Sancho del Frago” (Leyenda de la muerte de Juan Albir. Leyendas del Moncayo). Pero los hijos de la víctima no quisieron dejar impune el crimen y se concertaron para dar muerte a Juan de Albir: Por tres veces intentaron los vengadores mozos acabar con la vida del matador de su padre. Y por tres veces Albir, huyendo de sus perseguidores, refugióse en la Ermita de la Virgen, como considerándose libre de asechanzas en el santo lugar” (Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926).

El 13 de marzo de 1283, principio de cuaresma, sábado al mediodía, Juan de Albir volvía con su asnillo por el mismo camino de la ermita. Lo esperaban los hermanos Antón y Martin Frago quienes le soltaron: «Tente traidor, que hoy has de morir y pagar la muerte de nuestro padre». Albir corrió a refugiarse a la ermita, pero esta vez no tuvo suerte: “Pero la venganza que demandaban los huérfanos, no respetaba lugar, por santo que fuese. Y aunque Albir, en su refugio, llegó a subirse al altar de la Virgen y abrazarse a la sagrada imagen, sus persecutores lo atravesaron a lanzadas. El manto de la Virgen se tiñó con la sangre de Albir. Los asesinos huyeron y el cuerpo del desventurado recibió sepultura en la misma ermita, donde había buscado refugio” (Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926).

El cuerpo de Juan de Albir fue encontrado por los vecinos de Magallón sin vida en la ermita y abrazado a la virgen: “Conociéndose la noticia, Magallón se conmovió, acudieron a la ermita el Justicia y los Jurados de la villa a socorrer en la medida de lo posible a Juan de Albir, pero ya no fue posible, encontrándolo ya difunto sobre el altar de la Santa Virgen”. Debido a las lanzadas sobre Albir, algunas llegaron a traspasar el manto de la Virgen y su rostro se dañó al caer esta del golpe.  Juan de Albir fue sepultado en la misma ermita y en aquella misma noche de sábado la virgen desapareció (Leyenda de la muerte de Juan Albir. Leyendas del Moncayo).

La causa de venirse
desde esa villa
fueron Martin y Antón
por homicidas.
Que sin cuidado
dentro del templo se meten
a profanarlo.

Seguidilla de Leciñena.

Aquella misma noche, del 13 marzo de 1283, la virgen se le aparece a un pastor en Leciñena. Aunque algunas versiones sostienen que fue el 15, como son las Seguidillas de Leciñena, o Emilio Colas que apuntaba erróneamente al 12. Igualmente sucede con el lugar concreto de su aparición, algunas fuentes indican sobre la rama de un pino y otras sobre una peña. No obstante, de esta forma lo relata Emilio Colas: “En la noche del 12 de marzo de 1283, el pastor Marcén, que se hallaba en el monte de Leciñena, quedó deslumbrado con una claridad que se cernía sobre una peña. Y aproximándose pudo ver que aquel resplandor, era el nimbo que rodeaba a la Virgen erguida sobre la peña.”

En el quince de Marzo
fue aparecida
al pastor inocente.
dichoso día
nadie lo ignora
de que fue aparecida
divina Aurora.

Seguidilla de Leciñena.

A pesar de ello, dos veces tuvo la virgen que aparecerse para que los vecinos de Leciñena creyesen al pastor: “Aunque el pastor contó su milagrosa aparición, en el pueblo no fue creído por nadie” (Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926).

De Magallón viniste
por tu destino
A parar a las ramas
de un bello pino.
¡Oh claro Cielo!
¡Cuánta fue la alegría
en este pueblo!

Seguidilla de Leciñena.

«Pero la Virgen volvió a aparecérsele y para enseñanza de incrédulos, ordenó al pastor se presentase en el pueblo, en Leciñena, con la mano derecha -sobre la mejilla, de la que no habría fuerza humana capaz de separar.

Ante tan irrefutable prueba, el pueblo, no vaciló en tomar como milagrosa y verdadera la aparición de la Virgen. Y en comitiva solemne y triunfal, van a buscar a la imagen para conducirla a lugar sagrado.«

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

El pueblo de Magallón, enterado de la aparición de su Virgen en Leciñena por dos veces trataron de recuperarla. En una primera reclamaron por ella, aludiendo que la imagen llevaba el relicario en el pecho que el Rey Don Jaime de Aragón, volviendo de Tarazona, con sus propias manos le puso y así levantó acta Benedet de Jesesa, Notario público de los Reinos de Aragón y Valencia.

Regresando la Virgen a la ermita de Santa María de la Huerta, esta fue colocada en su altar. Pero aquella misma noche volvió a desaparecer para presentarse de nuevo en Leciñena.

Por segunda vez emprendieron litigio los vecinos de Magallón por su Virgen y de nuevo la regresaron a su ermita. Y de nuevo volvió a suceder y por tercera vez desapareció la Virgen volviendo a aparecer en Leciñena, la cual sentenció: «Hasta que cualquier vestigio de la familia Frago desaparezca de Magallón, no volveré a pernoctar en mi querida Villa» (Leyenda de la muerte de Juan Albir. Leyendas del Moncayo).

Por ello se erigió el Santuario de Nuestra Señora de Magallón en el siglo XIII, para albergar la Virgen de Magallón. Lugar de leyenda, mágico, en un entorno privilegiado, con la sierra de Alcubierre y su lugar de Leciñena. Pero a su vez virgen de la también localidad monegrina de Robres.

AHP Zaragoza – «Leciñena, Zaragoza. Subida al santuario V. de Magallón.». Juan Mora Insa.

«Ya habréis adivinado lo demás .. La Virgen que se apareció al pastor en el monte de Leciñena, era la misma Virgen de Magallón. Claro que este vecindario no podía conformarse con verse privado de su celestial tesoro. Indaga el paradero de la imagen y logra recuperarla. Pero por tres veces, y desde los santuarios de La Sagrada (Monzalbarba), el Portillo y el Pilar, la Virgen se ausenta para posar sus divinas plantas en el Santuario do Leciñena.

Hasta aquí la narración. ¿Concebís nada mas piadosamente sugestivo?..«

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

Fray Manuel Bayeu y el Santuario

La decoración de la iglesia, de la bóveda y muros es realizada en 1797 por Fray Manuel Bayeu, autor del gran conjunto pictórico de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena. Una averiguación que se lleva a cabo en los años 1993 y 1994, tras un arduo trabajo de investigación que realiza, principalmente, Antonio Gracia Diestre y que el mismo recoge en la revista Montesnegros N.º 19 en su artículo «Fray Bayeu en el Santuario».

Para ello realizan una búsqueda de las pinceladas aún existentes tras las muchas «agresiones, modificaciones y diversos repintados», decapando hasta «cuatro o cinco capas superpuestas» y siguiendo la pista que deja fray José de Santo Domingo sobre el santuario: «En la fachada del Coro, que hace frente al Altar mayor, hay algunos adornitos correspondientes a la fábrica, y arquitectura, y los mismos se dexan ver sobre el Órgano».

Con los restos encontrados, constatan, gracias a Elena Barlés y José Ignacio Calvo, historiadores del arte, la autoría de fray Manuel Bayeu de las desaparecidas pinturas del monasterio: «El 25 de mayo de 1994 quedó constatado que el autor, tal como se suponía, había sido Fray Manuel Bayeu, de la Orden de los Cartujos de Ntra. Sra. de las Fuentes» (Gracia Diestre, Antonio. Fray Bayeu en el santuario).

La Guerra de Independencia

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), en el Santuario de Nuestra Señora de Magallón se dio la Batalla del Llano.

En enero de 1809, militares y campesinos formaron un pequeño ejército al mando de Felipe Perena, con la pretensión de socorrer la sitiada ciudad Zaragoza (Segundo Sitio de Zaragoza, 21 de diciembre de 1808 – 21 de febrero de 1809).

El 24 de enero de 1809, 5.000 soldados franceses, al mando del Mariscal Mortier, que habían salido de Villamayor al amanecer caen sobre las tropas aragonesas en la denominada Batalla del Llano. Las tropas francesas derrotan las tropas de Perena, asediando y tomando a continuación el Santuario de Nª Sª de Magallón de Leciñena, incendiándolo completamente. “El ejército de Perena disponía de dos cañones, uno en las eras de Leciñena y otro en el Santuario, manejado éste por la vecina Lorenza Marcén y su hijo Nicolás Seral un muchacho de tan solo quince años”.

El Prior Fr. José de Santo Domingo fue testigo de aquella batalla, aportando su testimonio en su libro de la “Historia de la Virgen”, capítulo 24, párrafo 3º: «Determinándose á tomar las armas quantos en los Pueblos se hallaban con fuerzas para tenerlas en la mano; y los que carecían de aquellas se vieron salir con picas, y lanzas, y muchos con las manos vacías, de que yo fui testigo» (Bagües Marcén, Javier. El historiador del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón).

El mismo José de Santo Domingo relata como los franceses trataron de dar muerte al santero mientras trataba de esconder la imagen de la virgen. Los franceses dieron con él, dándole muerte y destrozando a la virgen.

Al día siguiente, relata Javier Bagües Marcén: «Recogieron todos los trozos de la Virgen dos jóvenes del pueblo: Tomás Cavero y Matías Calvo, entregándolos al párroco de Leciñena que en el 1810 la transporta a Zaragoza para su restauración. Así lo executo Pedro León maestro escultor, y un pintor diestro llamado Baltasar Ponzano le dio la encarnadura correspondiente. (Frase escrita en el libro de Fr. José, capitulo 25, párrafo 2).»

El 11 de Enero de 1811 la talla es conducida de vuelta a Leciñena.

«Pero el pueblo de Leciñena que sale á recibirla en una muy devota procesión, espera ya en el Llano, á larga distancia del Lugar, impaciente ya de ver á su Favorecedora, y Protectora. Apenas llega, aquí es el llanto, los suspiros, y las efusiones del corazón. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, chicos y grandes, todos manifiestan unos transportes de devoción que ad miran. Era menester haber estado allí para formar una idea justa y exacta de este recibimiento, y yo que me hallé presente, aseguro en obsequio de la verdad, que queda muy atrás toda relación. Hubo enseguida Misa Solemne, y sermón, que predicó el Historiador del Santuario” (Fr. José, capítulo 25, párrafo 4. Bagües Marcén, Javier. El historiador del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón).

En el santuario, los daños causados por el incendio producido por los soldados franceses fueron muy gravesy estos, en palabras de Antonio Gracia-Diestre, requirieron de una intervención urgente para que la totalidad del edificio no cayera en la ruina (Antonio Gracia-Diestre Un cafetal del santuario de Nuestra Señora de Magallón en 1824, Revista Montesnegros N.º 48). Así fue, y en 1824 fue reconstruido.

El edificio fue asaltado en el año 1809, por los franceses, que, al mando del mariscal Mortier, quisieron reducir a un grupo de tropas españolas allí refugiadas.

Los invasores mataron al santero, destrozaron la imagen y prendieron fuego al edificio.

La imagen fue restaurada, así como fue reedificado el Santuario en 1814.

Todavía se conservan en la sacristía huellas indelebles del fuego.

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

Sobre la Batalla del Llano, Juan José Marcén Letosa publica: «El manuscrito de Matías Calvo. Memorias de un monegrino durante la Guerra de la Independencia», Zaragoza (Ayuntamiento de Leciñeña, Mira Editores, 2000).

Los Santeros

El Santuario contó con las figuras de los santeros, personas dedicadas a cuidar el santuario y que trabajaban y residían en el mismo. Emilio Colas Laguia ya cita su presencia con el asedio y quema del santuario en 1809 por parte de los franceses, matando a su vez al santero. Y, en el mismo artículo de La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926 con motivo de la romería celebrada aquel año, dedica parte de su relato a los santeros que entonces habitaban el santuario. Quizá los últimos.

¡Los santeros!… Les hemos visitado en su propio refugio, en la cocina que de ordinario ocupan, alargadas sus manos a las caricias de los leños que chisporrotean en el lar, y algo aturdidos, confusos, por esta invasión que lo llena todo de ruidos y de voces.

Jacinto Solanas y Manuela Comenge, que así se llaman estos bienaventurados -bien aventurados por estar con ellos la paz, la mayor de las bienaventuranzas- llevan doce años al servicio del Santuario.

—Alguna vez – inquirimos del santero- allá en la invernada, no dejará usted de sentir el miedo.

¡Miedo!’-… El buen Jacinto nos mira absorto y con ceño que quiere disimular su disgusto, exclama:

—¡No se me ha arrimao miaja el miedo! ¡Fuertes de espíritu! Aunque sus cuerpos se encorven hacia la tierra, conservan esos santeros aragoneses, el temple de todas las reciedumbres.

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

Sanatorio

El santuario albergó a enfermos, constituyéndose en 1887 como Fundación Santuario de Nuestra Señora de Magallón con el objeto de servir de albergue a los enfermos, convalecientes, pobres y vecinos del municipio (Fundación Santuario de Nuestra Señora de Magallón. Objeto: albergue a los enfermos, convalecientes, pobres y vecinos del municipio. Reclamación de títulos fundacionales (1887), Investigación de inscripciones (1935), Expediente solicitud de instrucción de información para perpetua memoria en sustitución del título de fundación (1947), Clasificación (1947), Solicitud de exención de impuesto (1948), Incidentes (1953), Anulación de inscripciones nominativas (1976). Leciñena Fecha(s) 1871-1976 Archivo de la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón ES/AACAA – 021845).

Emilio Colas Laguia constata la presencia de veraneantes en el santuario a principios del siglo XX. Pues, al parecer, el santuario a los pies de la sierra de Alcubierre y bien ventilado serviría de lugar de sanación, curación, descanso y vacacional:

El veraneo ideal

¡Querido y admirado Casañal! Es usted un verdadero lince. ¡Ahí es nada’.. Descubrir

un refugio como éste, donde se puede veranear completamente gratis.

¡Gratis; sí, señores, gratis!

Sin agobios de casa, luz, ni combustibles.

¡Oh! Estamos ciertamente asombrados de este prodigioso descubrimiento.

Porque verán ustedes…

El Santuario, donde cómodamente cabrían tres regimientos con toda su impedimenta, está dividido en enormes aposentos, subdivididos a su vez en verdaderos «pisos» habitables. Cada uno de estos «pisos», o habitaciones—todas con nombre de santos, San José, San Antonio, San Lorenzo—se compone de una gran sala, dos, tres o más dormitorios o alcobas (en algunas hemos contado hasta siete) comedor y cocina. En los dormitorios, sus correspondientes camas, con sus no menos correspondientes colchones. Bueno. Pues estas habitaciones se alquilan ¡gratis! durante todo el verano.

¿Eh?…-¿Qué les parece a ustedes?…

Esta ganga, única en todo el globo terráqueo, era conocida por el chispeante don Alberto. Y el muy «pirandeliano», no nos había dicho una sola palabra de tamaño acontecimiento.

Es decir. Que ustedes tienen necesidad o gusto de disfrutar de un veraneo en plena sierra, con el consiguiente gasto de la alimentación. Y ustedes no tienen otra cosa que hacer sino escribir al señor administrador solicitando les sea reservada una de las habitaciones.

Claro está que hay un turno de peticiones. Pero todas ellas son atendidas.

Los veraneantes tienen la leña al alcance de la mano. Y el agua—agua del cielo agua de lluvia—abundante y fresca en algibe, con capacidad para cinco mil litros del preciado elemento.

Los encantos del lugar y del paisaje, son alicientes sobrados para que la «parroquia» sea todos los veranos más que numerosa.

¡No existirá seguramente balneario en España más apetecido!… ¡Gratis!.

Pero en este ayuntamiento de Leciñena, se han debido volver locos todos sus miembros

y tienen ganas de regalar la salud a todo el que la solicite.

La salud y un curso de economía doméstica, que no puede ser más practica

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

Prior Fray José de Santo Domingo

Figura imprescindible es la del Prior Fray de Santo Domingo (Loscos, Teruel 1762 – 1829, Huesca), autor de la “Historia de la prodigiosa imagen de la Santísima Virgen de Magallón, aparecida y venerada en los montes de Leciñena”, obra publicada en 1814. Fue sacerdote y Prior de Sos del Rey Católico entre los años 1808-1811. Pasó por el santuario en la guerra de la independencia, viviendo los trágicos sucesos anteriormente descritos, legando una maravillosa obra sobre el santuario.

Fray José de Santo Domingo “Historia de la prodigiosa imagen de la Santísima Virgen de Magallón, aparecida y venerada en los montes de Leciñena”.

La importancia del libro viene remarcada por Javier Bagües Marcén: «Es la historia de 500 años del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón en Leciñena. Tiene 267 páginas y 25 capítulos. Cada capítulo nos cuenta infinidad de detalles, desde la aparición de la Virgen en 1283, todas las mejoras que hubo en la casa, las donaciones de personas nobles, las joyas que tenía y los más de 25 pueblos que acudían en romería. Gracias a este libro tenemos una documentación importante, ya que el archivo que tenía el Santuario fue saqueado e incendiado el 24 de enero del 1809 por las tropas napoleónicas» (Bagües Marcén, Javier. El historiador del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón. Prior Fr. José de Santo Domingo).

Patronato de la Virgen de Magallón

La primera referencia al patronato de la Virgen de Magallón lo hallamos en un expediente relacionado con una escritura de transacción entre el Ayuntamiento de Leciñena y el de Zaragoza, en relación al Patronado de la casa y santuario de Nuestra Señora de Magallón o Leciñena, sito en términos de la baronía de Zuera: “Expediente sobre que el Ayuntamiento del lugar de Leciñena no otorgue escritura de transacción ni ajuste con el de la ciudad de Zaragoza, en relación al Patronado de la casa y santuario de Nuestra Señora de Magallón o Leciñena, sito en términos de la baronía de Zuera” (ES/AHPZ – J/009945/0005. 1740).

En 1777 un expediente trata sobre la “Firma del ayuntamiento de Leciñena como patrones de la casa y santuario de Nuestra Señora de Magallón, sobre derecho de patronado y otros” (ES/AHPZ – J/013265/000001.1777).

En 1794, un documento recoge la solicitud del ayuntamiento de Leciñena para tener la licencia de pedir limosna para el santuario en todo el Reino de Aragón: “Provisión del Consejo para que esta Audiencia informe en la instancia del Ayuntamiento del lugar de Leciñena, en que solicita se le conceda licencia para pedir limosna en todo el Reino de Aragón, para la manutención del Santuario de Nuestra Señora de Magallón, sito en los términos de dicho pueblo, como siempre se ha practicado en los lugares del territorio” (ES/AHPZ – J/000929/000011).

En 1832 una curiosa demanda contra los patronos: “Demanda de Antonio Viola, vecino de Zaragoza, contra los Patronos del Santuario de Nuestra Señora de Leciñena, sobre pago de maravedís” (ES/AHPZ – J/013536/000004. 1832).

AHP Zaragoza – Batería de artillería nacional en posición con parapetos y sacos terreros. Camino de Leciñena cerca de la ermita de la Virgen de Magallón, sobre Alcubierre. Antonio Cobos Berges.

Fray José de Santo Domingo, en su «Historia del Santuario» las donaciones que personas nobles realizaban al santuario (Bagües Marcén, Javier. El historiador del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón. Prior Fr. José de Santo Domingo).

Emilio Colas Laguia relata como a principios del siglo XX las donaciones de vecinos de Leciñena y Robres, más las aportaciones del ayuntamiento de Leciñena sostenían el santuario además de realizar reparaciones, mejoras o adquisiciones:

El Santuario constituye uno de los bienes del Municipio de Leciñena, que nombra un administrador encargado de regirlo.

Actualmente ocupa esto cargo el concejal de aquel Ayuntamiento don Francisco Marcén García.

El Santuario se sostiene con una recaudación anual que hace el Municipio, entre el vecindario, de especies y metálico. Esta recaudación no solamente se hace en Leciñena sino en Robres.

En el último ejercicio queda un beneficio de 1.160 pesetas a favor del Santuario, donde actualmente se están practicando obras de reparación y consolidación, que consumirán, a buen seguro, este remanente.

El Ayuntamiento de Leciñena gestiona la adquisición de una lámina de beneficencia, por valor de 144 pesetas anuales, que constituirá un nuevo ingreso para el Santuario.

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

Revista MONTESNEGROS, n.º 42, año XVII (Diciembre 2008): Repercusión de los Sitios en Perdiguera (págs. 8-10), por Constantino Escuer Murillo.

Existen en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza libros de cuentas de la Fundación Santuario de Nuestra Señora de Magallón, de mediados del siglo XX. En el mismo archivo se encuentra un documento aparentemente curioso de 1756: “Asiento de la cuenta de la fábrica nueva del Santuario de Nuestra Señora de Magallón, dada por don Tomás Agustin Fernández de Lis. 1756, octubre, 9.” (ES/AHPZ – P/000176/0024).

La Llega

La Llega es una tradición de Leciñena y Robres por la cual recogían donativos para el Santuario. Esta tradición es recogida por Marisún Montesa Escanero y publicada en la revista Montesnegros números 67 y 69. En palabras de Marisún “La denominada Llega es la recogida de bienes y dinero para la Virgen de Magallón y la ermita”.

En Leciñena se celebraba cada 15 de agosto, cuando ya se había finalizado la cosecha “Con una galera engalanada recorrían el pueblo mientras los vecinos aportaban granos de trigo, llenando sacos”. El beneficio del trigo se ingresaba en dinero a cuenta del Patronato de la Virgen de Magallón y con el tiempo los donativos pasaron a ser económicos. La tradición fue recuperada realizándose en nuestros días.  

En cambio, la Llega en Robres “Hasta los años no venta se hacía en un domingo a final de septiembre, y ahora por recomendación de los propios robresinos se realiza a final de agosto”. Allí, matiza Marisún: “La Llega se asocia con la existencia en tiempos lejanos de la figura del limosnero de la Virgen, que cada año se pasaba por las casas del pueblo y recogía los donativos”.

El refugio del «Cucaracha»

En el relato de Emilio Colas Laguia no falta su mención al celebre bandido Cucaracha, tal vez aún muy presente en la memoria:

Esta sierra, quebrada, pelada, hostil, fue antaño el refugio de un célebre bandolero que tenía atemorizada a la comarca entera.

Apodábase el tal, «Cucaracha» y no pudo escoger el forajido guarida más a propósito para ocultar sus malandanzas. La sierra es trágica en su perpetua desolación. Bien que en otro tiempo apareciese esmaltada con las copas de los mies de copos que allí se extendían.

Pero en la actualidad, todos estos vericuetos que nuestro coche salva como si fuera un cacharro de juguete, lanzado al azar de su mecanismo, infunden en el ánimo mas esforzado un respeto que no puede asemejarse más al miedo.

¿A «Cucaracha»?… ¡No! Ya no quedan ejemplares de aquellos, que atemoricen a los caminantes en sendas más o menos extraviadas. Pero sí cantan su eterna canción en el fondo de los barrancos y de los despeñaderos, esas deidades malignas que parecen acechar el peligro de los que se lanzan como un huracán, como una tromba, impulsados por el sortilegio de unos «caballos» encerrados en un motor, a salvar las distancias.

La sierra inhospitita va muy bien para refrenar todos los impulsos de locura. En aquellas ingentes moles que se levantan o se achican, según de donde se les mire, está el más acabado estudio de humillación que pudiera soñarse. Ante tanta grandeza, tanta inmensidad, ¿Qué es un ligero cochecillo con sus ocupantes?.

Romerías

La localidad de Leciñena realiza una romería al Santuario cada 15 de marzo, subiendo en procesión y realizando su tradicional dance y canto de sus seguidillas de Leciñena. La romería de Robres es el último domingo de mayo, acuden a realizar su dance de embajadores de Robres. Javier Bagües Marcén, citando a José de Santo Domingo, apunta que más de 25 pueblos acudían de romería al santuario.

Una romería en el sanatorio de la Virgen de Magallón. Fachada principal del Sanatorio. Foto. A. de la Barrera.

Todos los años—desde hace medio siglo el pueblo de Robres dedica un día del mes de mayo a visitar el Santuario en alegre y pintoresca caravana y en piadosa manifestación de fe a la venerada Virgen

Y este año, la romería de costumbre, quiso el pueblo de Robres que revistiera carácter extraordinario. Motivos mas que sobrados tiene para ello. Por un lado la esplendidez de la cosecha que se presenta Por otro, el haber conseguido para continuación de las obras de los grandes riegos, una subvención de tres millones y medio de pesetas.

Estaban invitados a la romería el gobernador de Huesca, el obispo, el señor Sanz Soler y el cariño de estos buenos hermanos nuestros había levantada a la entrada del Santuario, un arco de ramaje con expresiva dedicatoria.

No pudieron acudir estos invitados. El Ingeniero del tiempo que venimos «disfrutando». Es capaz de apagar todos los entusiasmos. Pero la animación el bullicio de los romeros está en todo su apogeo en esta primera hora de la mañana, cuando damos vista a la Ermita.

Una romería en el sanatorio de la Virgen de Magallón. Autoridades de Robres y Leciñena que concurrieron a la romería. Foto. A. de la Barrera.

Como una infanzona en su castillo, nos recibe amable y gentil Enriqueta Monreal, la bella esposa de nuestro querido amigo Paco Moliner. Ese profesor veterinario que ejerce su misión en Robres, y que, por su carácter llano, campechano y jovial, se ha ganado las simpatías de todos los que le tratan- ¡Ah!,  y por lo callado que es Paco Moliner no desplega sus labios… Vamos. ¡No los desplega más que cuando duerme! El hombre que más habla en toda la provincia de Huesca.

Saludamos a doña Rosario Pisa, esposa del diputado provincial don Vicente Rivas. Y entrambas damas, nos hacen los honores con la mas exquisita de las correcciones. En aquellos aposentos destartalados por su desnudez, grandes, inmensos, donde parece han de naufragar

todas las ideas del visitante nos sentimos obsequiados con un cordial recibimiento que pone un matiz de distinción en este marco tan genuinamente popular.

Primero un ligero refrigerio. Luego, la misa, la procesión. El dance.

¡De todo habrá que hablar!

Pero ahora solo queremos anotar que en muestra breve estancia en el Santuario nos hemos dejado afectos muy solidos nos hemos dejado empeñada nuestra palabra de acudir a otras fiestas. iAh! y nos hemos dejado olvidada por algún rincón una bufanda de lana dulce Que no es que valga mucho pero ¡caray! hacia su buen papel

Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.

En el santuario de la Virgen de Magallón. Señoritas y muchachos que dieron la nota alegre en la romería. Foto. A. de la Barrera.

Decadencia

Tras su intensa y maltrecha historia, el dañado santuario estuvo a punto de desaparecer en 1987. Marga Bretos, en su artículo “Nueva vida al Santuario de la Virgen de Magallón” publicado el 19 febrero del 2023, en el Diario del Alto Aragón, recoge como en 1987 Juan José Marcén, desde una loma vio a las excavadoras y fue corriendo al pueblo gritando -¿vais a dejar que se convierta en polvo?-.

Desde entonces y gracias a la implicación vecinal, se inicia su reconstrucción en 1993 por parte del Ayuntamiento Leciñena y del Gobierno de Aragón.  En el mismo artículo de Marga Bretos, citando a Ana Marcén da cuentas de que “Había un patronato formado por el alcalde, un concejal y el cura, y desde hace 32 años lo apoya una asociación que llegó a tener 600 socios de los tres municipios y que durante años coordinaba dinero y trabajo hasta finalizar la restauración del edificio”.

En el 2005 se establece un albergue en el santuario.

El 23 de julio de 2019 sufre su entorno un devastador incendio, el fuego pasa el santuario sin que esta sufra daños. El que suscribe este artículo, uno mismo, estuvo presente. Una deuda que tenía pendiente.

Con estas seguidillas
ya me despido
¡Viva¡ ¡Viva la Madre
del Rey divino
del Rey divino
la que fue aparecida
al pastorcillo.

Seguidillas de Leciñena.

Virgen de Magallón, canción de Juanjo Bona:

El Pimendón, periódico de Robres


El Pimendón, periódico de Robres, lleva 35 años publicándose con 179 publicaciones. Su director, Pedro Oliván nos acerca la historia del periódico, un referente cultural en Los Monegros y ejemplo del esfuerzo y el trabajo en pro de la cultura desde el medio rural.

Pedro Oliván. Director.

Queda muy lejano en el tiempo y muy desdibujado en nuestra memoria aquel día 13 de agosto de 1988 en el que se presentaba al público en Robres el n.º 0 de una revista-periódico escrito a máquina sobre ciclostil oliendo todavía a tinta fresca.

Su cabecera recibió el nombre de nuestra loma (lometa) el Pimendón, situada al sur de nuestro casco urbano, en cuyas laderas, en sus cuevas, o sobre su cima hemos jugado y peleado con palos, cañas y tiradores tantas pandillas de críos en aquellos tiempos de posguerra y previos a la televisión y los juguetes sofisticados.

Las inquietudes de dos o tres grupos de jóvenes, con estudios, sensibilidad y afán de compromisos socioculturales, a la vez que un clima de nuevo estilo de gestión democrática en Robres, propiciaron ese caldo de cultivo necesario para que pudiera nacer este proyecto sociocultural de EL PIMENDÓN.

Con una gran ilusión y entusiasmo se fueron llenando de contenido los primeros números a un ritmo bimestral sin temor al cansancio o al agotamiento de los posibles temas informativos a abordar, haciendo caso omiso a algunas opiniones socarronas de una minoría de escépticos o incrédulos que auguraban un recorrido breve a nuestro experimento. Hoy resulta evidente, afortunadamente, que se equivocaron en sus pronósticos.

Pero me parece muy importante reflexionar sobre por qué se equivocaron esa minoría de vecinos incrédulos o escépticos, pues la trayectoria de EL PIMENDÓN desde aquel n.º 0 hasta este n.º 179  en 35 años de actividad ininterrumpida no se explica tan fácilmente ni por el azar, ni porque sí. No es un fenómeno único, pero sí que tiene bastante de especial o excepcional, si tenemos en cuenta el contexto del periodo social y el ámbito rural en el que se ha desarrollado.

No es un fenómeno único, pues desde la transición democrática a finales de los 70 y en la década de los 80 comienzan a publicarse en nuestra zona de Monegros y en la provincia de Huesca revistas y periódicos similares a nuestro Pimendón, bien desde organismos y entidades oficiales y políticas, bien bajo una iniciativa mixta sociopolítica, socio religiosa u otras.

En Sariñena aparece la revista mensual Monegros (1975), que duró 5 años;  un poco más tarde aparece la revista QUIÓ (1986) con carácter bimestral, que sigue activa en la actualidad; en Lanaja surge la revista DESPERTAD (1978) con periodicidad cuatrimestral y que se mantiene viva; en Robres nace nuestro PIMENDÓN (1988) con periodicidad bimestral y en la actualidad trimestral; en Leciñena surge la revista MONTESNEGROS (1992), financiada por varios ayuntamientos de la Mancomunidad de Monegros-sur; también en Leciñena comienza a publicarse SANTUARIO DE MONEGROS (1992), promovida por la Asociación de N.ª S.ª de Magallón de Leciñena, Perdiguera y Robres; en Lalueza surge la revista EL RECAUTILLO (1996), ahora desaparecida; en Grañén aparece FLUMEN XXI (2000), que se mantuvo activa solo 2 años y medio; en Almudévar se ha editado  VIA LATA desde el año 1982, ahora también desaparecida; en Labuerda se publica EL GURRIÓN  desde 1980  con periodicidad trimestral.

En la actualidad intercambiamos nuestro periódico con las siguientes publicaciones en la provincia de Huesca: La Ronda de Boltaña, Amigos del Serrablo (Sabiñánigo), Despertad (Lanaja), Via Lata (Almudévar), Asoc. Cult. Senense (Sena), Gaiteros de Aragón (Zaragoza), Guaraguás (Aguas), Guayente (Eriste), 4 Esquinas (Huesca), Asoc Cult. Subordán (Hecho), El Gurrión (Labuerda).

Queda pues bien claro que no constituimos un fenómeno único. Lo que sí tiene nuestro PIMENDÓN es algo muy genuino y especial porque nace de la ilusión y el compromiso de un grupo de jóvenes con sensibilidades y posicionamientos distintos que se plantearon un objetivo común; porque apostó y sigue apostando por ser autónomo en su funcionamiento en base a sus socios suscriptores; por la neutralidad y la objetividad máxima posible en el tratamiento de la información, en la libertad de expresión correcta y respetuosa y en la pluralidad de los temas y tendencias abordados; porque ha contado con el compromiso firme, altruista y generoso de sus tres directores y sus respectivos equipos de redactores y colaboradores; porque ha mantenido el apoyo económico y constante de sus suscriptores y su respaldo a la línea de trabajo; porque ha logrado ocupar un espacio respetable y reconocido en el ámbito social, tanto por las instituciones y organismos públicos como por los medios de comunicación provincial y autonómico; porque a cualquiera que lo conoce le resulta increíble que EL PIMENDÓN surja y siga adelante desde un pueblo tan pequeño como Robres tan solo con un equipo de voluntarios y un presupuesto tan ajustado y austero.

Por eso nos parece increíble y admirable también a quienes estamos tan metidos en esta aventura sociocultural, cual robresinos  quijotescos en  nuestra estepa monegrina. Y es que abruma coger en las manos cualquiera de los 15 tomos encuadernados de los 178 números de nuestro PIMENDÓN e ir hojeando sus páginas dejándolas deslizarse entre nuestros dedos.

Impacta bastante pensar en la cantidad de información recogida sobre la vida e historias de nuestro pueblo que hemos conseguido plasmar y dejar disponible para las generaciones futuras: una enciclopedia  sustancial de Robres.

Hemos publicado distintos monográficos sobre el Dance, la Gaita, el vino, los oficios artesanos, los juegos tradicionales, la iglesia parroquial, el agua, la música, el teatro… Damos a conocer nuestra microhistoria, nuestras tradiciones y modos de vida, nuestro patrimonio arqueológico e histórico, velamos por el mantenimiento del Museo Etnológico Municipal, vamos reflejando la crónica de nuestro presente, promovemos jornadas y eventos como las Navidades Culturales y las Trabadas de Gaiteros.

Estoy convencido de que nuestro periódico EL PIMENDÓN no habría podido desarrollar sus objetivos iniciales y llegado hasta hoy sin la sólida estructura en la que se asienta: la de EL PIMENDÓN como ASOCIACIÓN CULTURAL y su multitud de colaboradores.

Las inquietudes socioculturales del periódico necesitaron muy pronto una estructura organizativa estable y autónoma en forma de asociación y así se fundó la Asociación Cultural EL PIMENDÓN en septiembre de 1994. Desde esa nueva estructura organizativa fuimos asumiendo nuevos objetivos, como el de hacernos cargo del Museo Etnológico instalado en una de las viviendas de maestros, promover las Navidades Culturales, organizar las Trobadas de Gaiteros, así como colaborar con el Ayuntamiento y las demás asociaciones de Robres en otras actividades colectivas.  La Asociación Cultural nació desde la vivencia de unas convicciones y las nuevas necesidades del equipo de redacción de EL PIMENDÓN.  Cada una de esas actividades que hemos venido desarrollando no se habrían podido llevar a cabo sin el apoyo y entrega personal de muchos y muchas vecin@s y la generosidad de tantos amigos y amigas de fuera de Robres que han aceptado nuestras invitaciones a participar en nuestros proyectos. A través de estos proyectos hemos ido también creando vínculos de estas personas con nuestro pueblo que siguen perdurando en el tiempo.

Este edificio de EL PIMENDÓN se ha venido construyendo piedra a piedra, pieza a pieza o escrito a escrito, con la aportación voluntaria y entusiasta de tod@s es@s miembros que han venido integrando los sucesivos equipos de redacción en el periódico y en las juntas de la Asociación, y todos nuestros colaboradores .Con una tirada impresa de 320 ejemplares con un promedio de 40 páginas mantenemos un contacto asiduo de residentes en el pueblo con los robresinos y robresinas afincados por la geografía nacional, así como  un número significativo de  suscriptores interesados en seguir el desarrollo y la vida de nuestro pueblo.

Desde 2005 nos damos también a conocer en las redes sociales a través de nuestro Blog: http::/www.robreselpimendon.blogspot.com donde dejamos a disposición de los internautas los artículos más destacados de nuestra publicación.

Alberto Lasheras Taira


Alberto Lasheras Taira es todo un alcoberreño y monegrino, amante de su tierra, de sus paisajes, patrimonio, historia y cultura. Es una persona cercana, inquieta y curiosa, que muestra con pasión y cariño la Cartuja de Nuestra Virgen de las Fuentes, además de ser investigador de numerosas historias y tradiciones de Alcubierre y Los Monegros. Desde hace un tiempo es colaborador y miembro del equipo de redacción de la revista Montesnegros. Por ello, con la excusa del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Alberto Lasheras Taira

Nací en Alcubierre en 1956, donde se desarrolló mi infancia y la memoria me lleva a recordar la escuela con su recreo, las lecciones aprendidas con D. Melquiades, maestro de unas cuantas generaciones de mis vecinos, los juegos en la plaza antes de entrar por la tarde, el vaso de leche, los vía crucis los viernes de cuaresma y, cómo no, el día de “La Vieja Remolona”.

Recuerdo que con la cuadrilla de amigos recorríamos las ruinas, las cuevetas y los barrancos entre juegos y aventuras.

En 1969 fuimos cuatro amigos de la cuadrilla a estudiar a la Universidad Laboral de Cheste, en Valencia. Allí estudiamos los cuatro primeros cursos de bachillerato, con una beca de Mutualidades Laborales. Fuimos a este centro, en régimen de internado y volvíamos a casa por Navidad, Semana Santa y verano, al terminar cada trimestre. Fue toda una experiencia personal, de convivencia, con un método pedagógico muy innovador.

De Cheste  pasé a la Universidad Laboral de Huesca para continuar mis estudios con el bachillerato superior, C.O.U. e Ingeniería Técnica Industrial.

Mi afición a la Historia desde mi juventud, me llevó a indagar y a buscar información sobre hechos poco conocidos de la historia de mi localidad y de nuestra tierra en general.

Mi actividad laboral, la realizo en la empresa familiar de Alcubierre, Talleres Lasheras, junto a mi hermano. Nos dedicamos a la fabricación de chimeneas, barbacoas, hornos…

Una parte de mi tiempo libre la dedico a la actividad de “contador de historias” y guía en La Cartuja de Ntra. Sra. de Las Fuentes.

Alcubierre

Con una población actual de 463 vecinos, su ubicación al pie de la cara norte de la Sierra de Alcubierre, podríamos decir que forma parte de su identidad. Los hechos históricos a lo largo de los siglos nutren la memoria de Alcubierre; nos da una gran capacidad para reconocer el pasado con referentes propios que nos ayudan a enfocar el presente y mirar hacia el futuro.

Conocemos objetos del periodo Calcolítico, Íbero, Romano, acontecimientos medievales documentados, las tres ocasiones en las que Carlos V pasó, comió y durmió en Alcubierre, la Guerra de la Independencia con importantes personajes y sucesos, la figura de Cucaracha y el bandolerismo del XIX, la tragedia de la Guerra de España 1936-1939, la presencia de George Orwell en Alcubierre y en las trincheras.

Mantenemos tradiciones como la de San Caprasio desde 1276 y la Vieja Remolona, posiblemente desde el siglo XVII. En los tiempos actuales, Alcubierre apuesta por la inteligencia con su Torneo Internacional de Ajedrez, del que se va a celebrar su XV edición. En la Ruta Orwell se hacen recreaciones relacionadas con la última guerra en España y, también de alguna batalla de la II Guerra Mundial, para las que también sirve como marco el casco urbano.

En la Sierra podemos contemplar huellas geológicas, su flora y la recogida de agua en pozos, balsetas y balsetes. A todo ello, debemos añadir el interés creciente por el estudio de un buen número de fósiles.

Respecto al patrimonio, destacar la iglesia parroquial de estilo gótico-mudéjar-renacentista con su bella torre, las casas solariegas, el monumento al Corazón de Jesús, y el retablo mayor de la iglesia recreado a partir de fotos anteriores a su destrucción en 1936. El retablo original fue donado probablemente por el X Conde de Sástago, a cuya casa perteneció una parte de  Alcubierre hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX. A una rama de la casa de Sástago, el rey Alfonso XIII le dio el título nobiliario de Conde de Alcubierre, creado el primer día de julio de 1909 y se le concedió carácter perpetuo y hereditario el 31 de Enero de 1912.

Montesnegros

Empecé a colaborar en la revista porque Constán me invitó a escribir un artículo sobre La Cartuja de las Fuentes y otro sobre Cucaracha. Alcubierre todavía no se había reincorporado a la revista, un poco más adelante, al entrar como concejal en el Ayuntamiento de Alcubierre en 2015, lo propuse en un pleno y se aprobó. Así comenzamos a colaborar participando con nuevos artículos y acontecimientos producidos en nuestra localidad.

Durante este tiempo hemos aportado artículos sobre personas relacionadas con Alcubierre en tiempos pasados y actuales, como Ramón Cisterna Cáncer, Florentina Casamayor Giménez, Mariano Gavín Suñén, sobre el torneo de ajedrez, recreaciones históricas… En general sobre temas de nuestra localidad.

La revista Montesnegros es un vehículo de transmisión de cultura, es un lazo de vecindad entre los pueblos de la comarca que colaboran y participan en ella.

Casi podríamos decir que a lo largo de estos 30 años y los que vengan, todo lo publicado y por publicar, va a suponer una notable enciclopedia sobre este conjunto de municipios, a cuyos ayuntamientos hay que agradecer su soporte económico.

Me parece destacable el interés, el rigor y la pasión que se pone al elaborar cada número de la revista, la labor de nuestro director Ángel Longás, la humildad y generosidad de todos los colaboradores.

Personalmente, compartir  las páginas de la revista, con mis aportaciones y, sacar adelante temas que tanto nos gustan junto a todo el equipo, me produce una sensación de agrado y felicidad.

Montesnegros es una muestra de que se puede hacer cultura desde el medio rural y que puede llegar a cualquier rincón del mundo. Para sus lectores, la revista supone encontrarse con contenidos muy variados y cercanos, que no aparecen en otras publicaciones y que pueden llegar a emocionarles.

Los Monegros

El proceso silencioso de despoblación que sufre el mundo rural y que nos afecta a todos, debe servir para que juntos aprovechemos los recursos y las oportunidades que puedan ir llegando o que nosotros mismos creemos.

Hay que seguir buscando soluciones y mantener vivo el mundo rural, por todas las ventajas que conlleva y no perder de vista las energías renovables como oportunidad de crear trabajo y desarrollo.

Las personas que viven, trabajan y luchan día a día por mantener viva esta comarca en todos y cada uno de los aspectos que la conforman, son un auténtico tesoro para Monegros.

Vemos con optimismo y esperanza la llegada de nuevos vecinos, desde otros países incluso, a los que debemos ayudar a integrarse en nuestros pueblos. La inclusión depende de nuestra actitud hacia ellos con trato de igualdad, empatía y solidaridad.

El territorio de Monegros es nuestro espacio vital más inmediato. Sus paisajes se meten en el alma y son como un aliento de razón y de origen, de identidad, donde nos reconocemos a nosotros mismos.

Contemplar estos amplios espacios, recorrer sus caminos, su sierra, visitar su patrimonio, invitan  a una observación íntima y silenciosa que nos tiene que llevar a conocerlo y quererlo para así poderlo proyectar hacia otras gentes y lugares.

Gonzalo Gavín González


Gonzalo Gavin González es todo un enamorado y estudioso de su pueblo Leciñena, del que además ha sido alcalde. Ha colaborado en amplitud de revistas y tiene varias publicaciones, especialmente dedicadas a la historia de Leciñena y a nuestra comarca de Los Monegros. Igualmente, desde hace años es colaborador y miembro del equipo de redacción de la revista Montesnegros. Por ello, con la excusa del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Leciñena

En Leciñena se habían publicado varias revistas, de muy sencilla presentación, desde 1980. La Fraucada, una revista promovida por la Junta Cultural que canalizaba la acción cultural del Ayuntamiento. Ceprén, como iniciativa particular, pocos años después. Ambas con el objetivo de servir de vehículo a las iniciativas culturales y la actualidad del municipio. De alguna forma se pueden considerar precedentes de Montesnegros, que nació en 1992 desde la Junta Cultural, pero con la pretensión de incluir en su ámbito varios municipios próximos.

Revistas de Leciñena. Gonzalo Gavín González. Revista Montesnegros nº 67.

Montesnegros

Durante estos años, ya 30, transcurridos, Montesnegros ha permitido poner en las manos de sus lectores, en cada casa, un volumen muy importante de información relativa al pasado, la naturaleza, las costumbres y las personas de nuestros pueblos. Aunque hay publicaciones en forma de libros -en el número 68 de la revista un artículo enumera los publicados durante estos 30 años- no se dispondría a estas alturas de tal cantidad de información si no fuera por la revista. Se puede consultar en https://revistamontesnegros.com el índice de artículos por temas hasta el número 67 -próximamente se actualizará con los del número 68- y ahí se puede constatar lo fructífero que ha resultado este proyecto:

  • Información publicada en libros especializados que quedaban fuera del alcance de nuestros lectores y que se ha difundido en artículos de la revista.
  • Aficionados a distintos temas que estaban recopilando información (naturaleza, historia, costumbres) que han encontrado un cauce para transmitir esos datos a los vecinos.
  • La propia existencia de un medio de publicación que ha animado a muchos colaboradores a buscar documentación en archivos para publicarla, y que de no ser por la revista seguiría inédita.
  • a interesarse por distintas tradiciones y personajes para poder elaborar un artículo y dejar testimonio de información que quizá habría desaparecido con la muerte del protagonista.

Como proyecto cultural, Montesnegros ha venido a completar la actividad que se programa en cada localidad, situándose a medio camino entre el concepto de revista local tradicional y las revistas más cultas de los distintos centros de estudios (IFC, IEA, etc), es decir, tratando casi siempre temas locales o comarcales, pero acogiendo también artículos de investigación.

Por mi parte, empecé a colaborar en Montesnegros en el número 3, con un vocabulario de interés dialectal que había ido recopilando en Leciñena a lo largo de los años. Debido a su extensión se fraccionó en siete entregas. Este vocabulario fue posteriormente incluido en el libro Bocabulario monegrino, editado en 2005 por el Consello d’a Fabla Aragonesa -aunque eliminando todo el aparato bibliográfico con el que se publicó en la revista, y homogeneizando su presentación con el resto de vocabularios que incluía este libro.

Posteriormente la mayor parte de mis artículos han tratado de historia de Leciñena. También desde hacía años había recopilado las reseñas que sobre Leciñena aparecían en publicaciones que estudiaban distintos episodios del pasado y que de forma más o menos aislada citaban algún dato, un nombre, o una fecha relativa a Leciñena. Ese tipo de datos dio origen a un artículo Notas para una historia de Leciñena, que se publicó en varias entregas en la revista Santuario de Monegros, también editada a partir de 1992 en Leciñena. Pero intentando completar la información de tales publicaciones, comencé a buscar su origen en diversos archivos -lamentablemente no se conserva ningún archivo histórico local en Leciñena- pues era de suponer que unas referencias me podrían llevar a otras y recopilar información de interés local. A partir de la información recogida fui elaborando artículos que se han ido publicando a lo largo de los años. Una parte de esa información, convenientemente reelaborada, constituye el libro Notas para una historia de Leciñena, que la Institución Fernando el Católico publicó en 2016.

Constantino Escuer Murillo


Constantino Escuer Murillo es de Perdiguera, donde todo el mundo le conoce como Costán. Es agricultor, dedicándose al cultivo de cereales de secano, almendros y un pequeño olivar de donde saca el aceite que consume. Disfruta mucho con un buen libro y le gusta observar todo lo que la naturaleza le ofrece, especialmente en el mundo de la entomología y de la botánica. También le interesa mucho todo lo relacionado con la historia de su pueblo, Perdiguera, ya sea investigando en los archivos municipales o recopilando fotografías antiguas.

Costán lleva prácticamente desde el principio vinculado a la revista Montesnegros, como colaborador y parte del equipo de redacción. Con motivo del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Perdiguera

Mis recuerdos de infancia son de un pueblo todavía en blanco y negro, con calles de tierra, iluminación escasa, agua recogida en aljibes y con una agricultura que comenzaba a cambiar las caballerías por los primeros tractores.

En la escuela todavía se separaba a los niños de las niñas y cuando salías, a casa a buscar la merienda y a jugar por las eras.

Según íbamos creciendo, el pueblo iba cambiando, llegó el asfaltado de las calles, el cambio de las viejas bombillas por farolas (recuerdo que el día que las estrenaron, cogí a mi abuelo por la mano, lo saqué a la calle y le dije: mira abuelo, parece que es de día), vino el agua corriente con su red de vertido, se construyó la piscina municipal, comenzó la restauración de edificios como la iglesia y el ayuntamiento, se creó la cooperativa, más tarde se hizo la concentración parcelaria y se construyó un centro multiusos…

En fin, Perdiguera fue modernizándose, cambiando en lo físico, pero también fue cambiando su población, que se iba marchando en un goteo constante hacia la ciudad y que pasó de estar ocupada en su gran mayoría en la agricultura a buscar nuevas salidas laborales.

Producto de esa pérdida de población fue la venta por parte del ayuntamiento de dos parcelas municipales para hacer dos urbanizaciones que sumasen nuevos habitantes a una población que se iba quedando pequeña y envejecida. Esto hizo que gente proveniente de distintos sitios, viniese a vivir a Perdiguera, integrándose con quienes ya vivíamos aquí y supuso una enorme revitalización para el pueblo y para su escuela.

Y aquí es donde ahora nos encontramos, en una localidad con buenos servicios, buena calidad de vida, pero que no obstante, comienza de nuevo a perder población.

Montesnegros

Hace ahora treinta años, yo era concejal de cultura cuando Antonio Letosa vino, con una revista que dirigía en Leciñena y que ya llevaba publicados dos números, a invitarnos a participar en ella junto a los vecinos pueblos de Farlete y Monegrillo,.

Reunidos con un pequeño grupo de vecinos comprometidos con la cultura, escuchamos su propuesta y le dijimos que podía contar con nosotros. Allí comenzó mi andadura en la revista como coordinador y articulista en Montesnegros.

Desde aquellos inicios, he participado con la redacción de setenta artículos y todavía sigo siendo el coordinador de la revista en Perdiguera.

La mayoría de mis artículos tienen relación con la naturaleza de nuestra zona. Comencé  con la botánica y ahora escribo sobre todo sobre la rica biodiversidad de invertebrados que tenemos en Los Monegros.

Como ya dije, me interesa mucho la historia de mi pueblo, Perdiguera, y he dedicado también varios artículos a escribir sobre mis investigaciones en los archivos municipales. Reconozco que estoy muy satisfecho de lo que he escrito en este campo, sobre todo lo relativo al uso del agua y en especial de uno dedicado a la presencia de lobos y linces en nuestra sierra.

La revista Montesnegros es el resultado del compromiso con la cultura de un buen número de personas, que altruistamente, ponen sus conocimientos y sus diferentes sensibilidades a disposición de sus conciudadanos.

Es una ventana abierta al pasado, al presenta y al futuro de nuestros pueblos, desde la que podemos ver pasar los diferentes aspectos de conforman nuestra idiosincrasia en temas como la cultura, el deporte, la salud, el trabajo, la naturaleza, la historia…

Que haya llegado a cumplir treinta años, con la participación de 550 personas y cerca de 2000 artículos es un hecho casi sin precedentes en el mundo de las revistas comarcales o locales y nos habla de una revista viva, que se va adaptando a los tiempos, cambiando cuando es necesario formato, contenido y diseño, pero sin perder un ápice su calidad.

Montesnegros es un nexo de unión entre los pueblos que participan en la confección de la revista y sé de primera mano, que sus lectores más fieles reciben con especial cariño cada número que se reparte, guardándolo en sus colecciones particulares.

Montesnegros es CULTURA con mayúsculas.

Los Monegros

Los Monegros son la tierra donde se anclan mis raíces y las de mis antepasados.

Es una comarca que por sus especiales condiciones (clima, suelo…) nunca ha puesto la vida fácil a quienes la habitamos, ya seamos personas, flora o fauna.

Esto, sumado a la actual tendencia de la población a desplazarse para vivir en las grandes ciudades ha supuesto una pérdida constante de población, especialmente en los últimos tiempos.

Pero quienes aquí resistimos y vivimos, tenemos la satisfacción de poblar una tierra con unos extraordinarios paisajes y una biodiversidad apabullante que nos sale al encuentro en cada recodo del camino.

La resistencia y la solidaridad son los valores que hacen de Los Monegros un lugar donde la vida se abre camino y se disfruta pese a las dificultades.

                                                                                                                  

Alejandro Laguna Martínez.


Alejandro Laguna Martínez de Monegrillo, nació en 1976 y es licenciado en administración y dirección de empresas por la Universidad de Zaragoza y Diplomado en ciencias empresariales por la Universidad de Zaragoza – Huesca. Además, técnico de cultura juventud y deportes DPZ y alcalde de Monegrillo desde 2007. Desde 1999 lleva vinculado a la revista Montesnegros y actualmente forma parte de su equipo de redacción. Con motivo del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Alejandro Laguna Martínez

Monegrillo

Monegrillo es un pueblo de unos 400 habitantes, enclavado en las faldas de la Sierra de Alcubierre, en el lado de la provincia de Zaragoza, pertenece a la comarca de los Monegros, se podría decir que es uno de los pueblos más típicamente Monegrino.

Con una importante extensión del término municipal 183 km², existen grandes diferencias entre su término municipal, en la parte norte predomina la Sierra Alcubierre con sus pinares, y en su val de montaña sabinas que se extienden a lo largo de la parte baja, acabando en una extensa estepa.

Quien llegue a Monegrillo encontrará un lugar limpio y acogedor, con gentes alegres trabajadoras y con gran capacidad de sacrificio, la influencia del entorno físico se nota en la excelente calidad humana de sus habitantes

Sus primeras referencias escritas son en torno hace 800 años, cuando era un asentamiento fundamentalmente ganadero. En la actualidad el tesón de sus pobladores y el progreso generalizado, han hecho que Monegrillo se haya situado en un nivel de bienestar y modernidad destacable.

La Naturaleza, Monegrillo es sin duda el pueblo de toda la comarca que mejor ha conservado su paisaje originario, pinares de pino carrasco con coscoja, profusión de sabinas salpicando campos y montes, configuran un paisaje de alto valor, es cual es de agradecer a los actuales vecinos y sus antepasados, por su conservación. Los Monegros y la sierra de Alcubierre son verdaderos paraísos para los aficionados del senderismo y el ciclismo de BTT, podríamos descubrir cientos de rutas.

En cuanto a la gastronomía es una buena riqueza del municipio destacable es el cordero asado con patatas, también productos típicos como la miel o la repostería de la panadería local.

Montesnegros

En cuanto a mí, como colaborador en la revista, recuerdo mi primer artículo para la revista Montesnegros, allá por el año 96, siendo estudiante en la universidad, un artículo defendiendo la vida en el medio rural, después vendrían otros, por ejemplo, por el tema del trasvase del Ebro.

De 1999 al 2003, como concejal de cultura en el ayuntamiento y como responsable de la revista en Monegrillo, redacté la crónica semestral, además de algún otro artículo de opinión, tras un paréntesis como responsable, en la actualidad formo parte del equipo de redacción.

La revista Montesnegros significa mucho, es cultura, unión entre pueblos vecinos, medio rural, investigación, calidad, diversidad… Es una publicación de gran importancia para los pueblos, ya que repasando sus números sirve para ver la evolución y los cambios en nuestros municipios.

Ha sido posible por la colaboración desinteresada de los que han escrito y sobre todo de los lectores, que la han mantenido viva y actual, destacar el fundamental apoyo de los ayuntamientos participantes, financiando este proyecto cultural durante 30 años.

Para los vecinos de los pueblos, es un orgullo, por su alta calidad.

La suma de estos proyectos y otros, confrontan directamente con el tema de la despoblación en el rural, un tema complejo, que tiene muchas aristas, que al menos ahora se ha puesto en las agendas de las instituciones, es un avance, ya que el primer paso para resolver un problema en reconocerlo, y por fin se reconoce que hay que actuar en serio y de manera contundente ante el reto demográfico.

Los Monegros, tierra.

Los Monegros son más que una comarca, más que una institución, ser monegrino es un sentimiento, que nos une a las gentes de estas tierras.