Constantino Escuer Murillo es de Perdiguera, donde todo el mundo le conoce como Costán. Es agricultor, dedicándose al cultivo de cereales de secano, almendros y un pequeño olivar de donde saca el aceite que consume. Disfruta mucho con un buen libro y le gusta observar todo lo que la naturaleza le ofrece, especialmente en el mundo de la entomología y de la botánica. También le interesa mucho todo lo relacionado con la historia de su pueblo, Perdiguera, ya sea investigando en los archivos municipales o recopilando fotografías antiguas.
Costán lleva prácticamente desde el principio vinculado a la revista Montesnegros, como colaborador y parte del equipo de redacción. Con motivo del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Perdiguera
Mis recuerdos de infancia son de un pueblo todavía en blanco y negro, con calles de tierra, iluminación escasa, agua recogida en aljibes y con una agricultura que comenzaba a cambiar las caballerías por los primeros tractores.
En la escuela todavía se separaba a los niños de las niñas y cuando salías, a casa a buscar la merienda y a jugar por las eras.
Según íbamos creciendo, el pueblo iba cambiando, llegó el asfaltado de las calles, el cambio de las viejas bombillas por farolas (recuerdo que el día que las estrenaron, cogí a mi abuelo por la mano, lo saqué a la calle y le dije: mira abuelo, parece que es de día), vino el agua corriente con su red de vertido, se construyó la piscina municipal, comenzó la restauración de edificios como la iglesia y el ayuntamiento, se creó la cooperativa, más tarde se hizo la concentración parcelaria y se construyó un centro multiusos…
En fin, Perdiguera fue modernizándose, cambiando en lo físico, pero también fue cambiando su población, que se iba marchando en un goteo constante hacia la ciudad y que pasó de estar ocupada en su gran mayoría en la agricultura a buscar nuevas salidas laborales.
Producto de esa pérdida de población fue la venta por parte del ayuntamiento de dos parcelas municipales para hacer dos urbanizaciones que sumasen nuevos habitantes a una población que se iba quedando pequeña y envejecida. Esto hizo que gente proveniente de distintos sitios, viniese a vivir a Perdiguera, integrándose con quienes ya vivíamos aquí y supuso una enorme revitalización para el pueblo y para su escuela.
Y aquí es donde ahora nos encontramos, en una localidad con buenos servicios, buena calidad de vida, pero que no obstante, comienza de nuevo a perder población.
Montesnegros
Hace ahora treinta años, yo era concejal de cultura cuando Antonio Letosa vino, con una revista que dirigía en Leciñena y que ya llevaba publicados dos números, a invitarnos a participar en ella junto a los vecinos pueblos de Farlete y Monegrillo,.
Reunidos con un pequeño grupo de vecinos comprometidos con la cultura, escuchamos su propuesta y le dijimos que podía contar con nosotros. Allí comenzó mi andadura en la revista como coordinador y articulista en Montesnegros.
Desde aquellos inicios, he participado con la redacción de setenta artículos y todavía sigo siendo el coordinador de la revista en Perdiguera.
La mayoría de mis artículos tienen relación con la naturaleza de nuestra zona. Comencé con la botánica y ahora escribo sobre todo sobre la rica biodiversidad de invertebrados que tenemos en Los Monegros.
Como ya dije, me interesa mucho la historia de mi pueblo, Perdiguera, y he dedicado también varios artículos a escribir sobre mis investigaciones en los archivos municipales. Reconozco que estoy muy satisfecho de lo que he escrito en este campo, sobre todo lo relativo al uso del agua y en especial de uno dedicado a la presencia de lobos y linces en nuestra sierra.
La revista Montesnegros es el resultado del compromiso con la cultura de un buen número de personas, que altruistamente, ponen sus conocimientos y sus diferentes sensibilidades a disposición de sus conciudadanos.
Es una ventana abierta al pasado, al presenta y al futuro de nuestros pueblos, desde la que podemos ver pasar los diferentes aspectos de conforman nuestra idiosincrasia en temas como la cultura, el deporte, la salud, el trabajo, la naturaleza, la historia…
Que haya llegado a cumplir treinta años, con la participación de 550 personas y cerca de 2000 artículos es un hecho casi sin precedentes en el mundo de las revistas comarcales o locales y nos habla de una revista viva, que se va adaptando a los tiempos, cambiando cuando es necesario formato, contenido y diseño, pero sin perder un ápice su calidad.
Montesnegros es un nexo de unión entre los pueblos que participan en la confección de la revista y sé de primera mano, que sus lectores más fieles reciben con especial cariño cada número que se reparte, guardándolo en sus colecciones particulares.
Montesnegros es CULTURA con mayúsculas.
Los Monegros
Los Monegros son la tierra donde se anclan mis raíces y las de mis antepasados.
Es una comarca que por sus especiales condiciones (clima, suelo…) nunca ha puesto la vida fácil a quienes la habitamos, ya seamos personas, flora o fauna.
Esto, sumado a la actual tendencia de la población a desplazarse para vivir en las grandes ciudades ha supuesto una pérdida constante de población, especialmente en los últimos tiempos.
Pero quienes aquí resistimos y vivimos, tenemos la satisfacción de poblar una tierra con unos extraordinarios paisajes y una biodiversidad apabullante que nos sale al encuentro en cada recodo del camino.
La resistencia y la solidaridad son los valores que hacen de Los Monegros un lugar donde la vida se abre camino y se disfruta pese a las dificultades.