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Antonio Luna Villagrasa


Del profundo secano aragonés, de ese corazón de Los Monegros llamado Bujaraloz, es Antonio Luna Villagrasa. En plena Nacional II, a su paso por Bujaraloz, Antonio ha llevado su propio surtidor de combustible, el agrupamiento de Campsa frente al Hotel Monegros. También se dedicó al mundo del taxi, un negoció que emprendió y le dio muy buenos resultados.

Antonio Luna Villagrasa nació en Bujaraloz el 8 de abril de 1935. Su padre había emigrado a Francia y junto a su hermano se criaron gracias a sus abuelos. No se juntaron con su padre hasta que Antonio tuvo 25 años, cundo pudieron ir a Francia y conocerse.

Con su hermano jugaron a fútbol con el Bujaraloz “Fútbol Club Bujaraloz”, solamente partidos amistosos, no había liga -Cosíamos el balón para poder jugar, el campo era de tierra e íbamos en alpargatas, era muy salitroso y cuando se levantaba viento no había quien pudiese estar allí–. Recuerda ir a jugar por donde el pozo de hielo, aunque eran donde tiraban los animales muertos y basuras. También estaban los restos del molino, que aún están, lo quisieron restaurar, se intentó algo, pero al final no salió adelante -En Malanquilla hay un molino idéntico y lo han restaurado-.

Fue muy poco a clase, solamente hasta los 12 años. En casa no tenían recursos y en lo poco que pudo se puso a trabajar. Eran otros tiempos, entonces se iba a buscar agua a las balsas con cubas tiradas por mulas y se guardaba en las casas en tinajas: -Con 5 pesetas te traían a casa una cuba de unos 800-1000 litros con la que se llenaban unas 5 o 6 tinajas-. Como filtro usaban un morral de tela, pues había cullorones y otros bichos: -El agua a veces la teníamos que ir a coger a balsas lejanas y en temporadas de sequía se secaban-.

La leña era otro problema, no había en el monte. Los montes eran principalmente de las casas Gros y Rozas, tenían guardas así que tenían que ir a otros montes donde sobre todo cogían romeros. Lo que sí que había era caza, incluso había 4 o 5 personas que vivían de la caza que luego vendían. También, recuerda Antonio, con un carro venía un hombre, con una tartana, a vender tozinos. Era Ezquerra de Peñalba, venía con unos 20 lechones y los vendía casa por casa para cría.

En Bujaraloz había tierra y mucho ganado, sobre todo ovino. Estaba la dula, que recogía cabras y ovejas, unas pocas de cada casa y las soltaba en conjunto todos los días un pastor común. Antonio fue trabajando algo en la agricultura y trabajó algún tiempo para casa Gros. Solo había cereal, en Bujaraloz no había huerta. De Caspe solían venir a vender carros con fruta y verdura. El canal y la llegada del agua a Bujaraloz ha sido muy revindicado, la gente mayor ha luchado mucho, saliendo muchas veces con la pancarta.

Además, en Bujaraloz, como en muchas localidades de Los Monegros, se arrancaba esparto, que compraba Carreras y llevaban a las papeleras. Algunos lo vendían tan solo recogido y otros lo trabajaban algo, lo limpiaban, peinaban, aporreaban y empacaban. Arrendaban los montes e iban a arrancar, el más importante fue el monte de Sastago. Había quien hacía soga de pita, cuerda que llevaban los camiones.

Sin embargo, una faena muy particular, fue la extracción de sal. Fue famosa la extracción en la salada de la Playa, en Sastago, pero también se extraía en la Salineta, una salina cerca de Bujaraloz que era propia del ayuntamiento. Antonio era muy curioso, iba a la Salineta y veía como era el proceso de extracción de sal. Al evaporar el agua, en verano, quedaba la sal que una vez seca recogían -Había familias que iban a sacarla y en invierno iban a venderla, por Sena, Villanueva o el Somontano. Incluso había uno que hacía soga y que también vendía en invierno a la vez que la sal. En la Salineta había una casa, hangar o almacén, donde almacenaban la sal, la cogían con pozales y la subían arriba para almacenarla-.

Había mucho fango, barro o limo, los que recogían la sal iban descalzos. Tenían que rader la sal, porque se quedaba abajo la sal asolada, con ella hacían montones de hasta 2.000 kilos.  A la salada de Sastago iba gente de Bujaraloz a trabajar, serían unos 3 o 4 del pueblo, pues estaba más cerca de Bujaraloz y la vinculación siempre fue mayor. Los últimos arrendatarios, de la salada de Sastago, eran de Barcelona. Hicieron unos pozos para tener agua y unas eras de hormigón y un molino para moler la sal. Pues la sal salía granosa y se tenía que moler para que fuese fina. Se la llevaban en camiones. Pero lo malo de la sal es que todo corroe y pronto todo se veía muy afectado: motores, camiones… y económicamente les acabó perjudicando mucho. Así, la explotación de sal se dejó de hacer sobre 1980.

Antonio estuvo en la construcción, en Bielsa construyendo un muro, en un salto en Sastago, y un túnel en el Ebro. A pesar de trabajar, cuando pudo no dejo de ir a clase de adultos, a Fuenclara en Zaragoza, concretamente cuando estuvo trabajando en un almacén de la base aérea de Zaragoza. Tras estar en la base, marchó a realizar el servicio militar a África, a Melilla. Por suerte fue recomendado y estuvo bien hasta que, a los cuatro meses, surgieron las escaramuzas de África Occidental. Fue destinado a Villa Cisneros, donde permaneció hasta finalizar la mili.

A su regreso, Antonio comenzó a trabajar en el surtidor de Campsa que le habían concedido. Entonces, las concesiones solían ir destinadas preferentemente a excombatientes o mutilados de guerra y por su paso por África y haber estado en zona de operaciones, Antonio era considerado excombatiente accediendo a la concesión. El surtidor no lo podía llevar uno solo y pronto se le unió su hermano.

Igualmente consiguieron una licencia de taxi con la que comenzaron a realizar gran cantidad de servicios, a Lérida y Zaragoza… a mucha gente que iba a médicos. Pero especialmente comenzaron a trabajar mucho cuando comenzaron las asistencias en viajes. Tenían el mejor coche y hacían una media de más de 8.000 kilómetros al mes, llegaron incluso a ir a Lisboa o Luxemburgo -fue un muy buen negocio-. Con la llegada de la autopista aún mejoró el taxi, incrementando los servicios que hacían, pues en Bujaraloz había muchos talleres entre Zaragoza y Lérida que dieron mucho trabajo.

Cuando desapareció el monopolio de los surtidores se dio de baja y cerró, fue entonces cuando comenzaron a aparecer un montón de gasolineras en las carreteras y áreas de servicios que decayeron con la liberación de la autopista AP2.

Se casó con María Dolores Ezquerra, una chica de Valfarta, con la que han tenido tres hijos.

Antonio ha sido muy aficionado a la apicultura. Su suegro era apicultor y le iba a ayudar y le fue gustando. Cuando abría las colmenas le gustaba ver el movimiento. Le ha sido como distracción y así tenía miel para casa, unos 100 kilos de miel al año principalmente de romero.

Además, ha sido presidente de la 3ª edad para que se mantuviese abierto. Había unos 120 socios y estuvo hasta la pandemia. Sin duda, Antonio es una gran persona que ama su pueblo, Bujaraloz, del que se siente orgulloso y del que espera un gran futuro.

Las salinas de Bujaraloz y Sastago y la extracción de sal


En Bujaraloz, durante siglos se produjo la extracción de sal en algunas de sus lagunas salinas. Una extracción tradicional, cuyo patrimonio se desvanece en un paraje sorprendente, entre un paisaje lunar y ruinas de lo que un día fue un gran complejo industrial productor de sal. Sus orígenes apuntan a época romana e incluso anterior y que prácticamente se llegaron a realizar hasta mediados del siglo pasado. La sal, el oro blanco cuyas salinas de Bujaraloz y Sastago fueron importantes centros productores del reino de Aragón.

Salada de la Salineta bajo la luna, Bujaraloz.

Las saladas

Las Saladas de Sástago-Bujaraloz son un conjunto de lagunas endorreicas, temporales y salinas localizadas en la denominada plataforma Sástago-Bujaraloz en pleno valle del Ebro (Geología de Los Monegros). Un complejo lagunar salino que incluye unas 26 cubetas que ocupan una superficie de 8.144 hectáreas, considerado como el más extenso e importante de Europa, siendo único por sus particularidades en el contexto de Europa occidental.

Las saladas están incluidas en la lista de la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas (Convención de Ramsar), además de formar parte de la Red Natura 2000, tanto como LIC (Lugar de Importancia Comunitaria), código ES2430082 «Monegros»; como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), código ES0000181 «La Retuerta y Saladas de Sástago». Igualmente, a nivel aragonés se encuentra registrado en el Inventario de Humedales Singulares de Aragón. Un extraordinario lugar del gran entorno natural de Los Monegros.

Artemisia parthenogenetica. Fotografía Constantino Escuer Murillo.

En esos aljibes puede verse la artemisia parthenogenetica, un pequeño crustáceo de apenas un centímetro, habitante habitual de las salinas permanentes. Es una de las 1.200 especies que se calcula componen la biodiversidad de esta zona, especialmente invertebrados y también joyas vegetales.

La salinidad y la sal

La salinidad es la característica principal de las lagunas endorreicas de la citada plataforma Sástago-Bujaraloz. Unas sales que entran en las saladas y proceden básicamente de las aguas subterráneas y que suele variar entre 30.000 y más de 400.000 mg/l “dependiendo del régimen de entradas y salidas de cada momento”. Esta elevada salinidad ha permitido su explotación de sal hasta mediados del siglo pasado “donde se recogían dos cosechas al año” (Las saladas de Bujaraloz. Sástago. García vera, Miguel Ángel y Castañeda del Álamo, Carmen).

De acuerdo con las formas de extracción de sal estas respondían a manantiales y pozos, salinas marítimas, minas de sal, salinas de fuego, pluviales y lagunas saladas (Plata Montero, Alberto. El ciclo productivo de la sal y las salinas reales a mediados del siglo XIX).

En el caso que nos ocupa, las lagunas saladas de Bujaraloz- Sastago captan el agua de la lluvia reteniéndola durante cortos periodos de tiempo, especialmente hasta su desecación total en verano debido al extremo cálido verano de la zona. Tras su evaporación, en el fondo de las cubetas se depositan las sales, dejando las características costras salinas, que, realizadas en eras acondicionadas para ello, y que luego se recogía para su almacenamiento y comercialización.

De ellas, las conocidas como la salada del Rey o también llamada de La Playa, en término de Sastago y La Salineta en Bujaraloz fueron explotadas para la extracción de sal. No obstante, la salada del Rey, por su proximidad a Bujaraloz, históricamente y popularmente ha sido llamada salada de Bujaraloz, extremo que incluso recoge Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico de1845-1850, en su descripción del término de Sastago “Salina que produce mucha sal, muy blanca y regular y de ella se surten los principales pueblos de Aragón”, pues el monte de Sástago era muy rico “gracias a los buenos pastos de cría y a la salina que en él se encuentra”.

Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

La sal y su extracción fue un elemento importante a lo largo de la historia, como dice Alfredo Auñón Pastor “Fue un codiciable producto con una notable repercusión, ya fuese como un elemento de dominio político, una moneda de cambio frente a conflictos entre los diferentes poderes establecidos o una fuente de enriquecimiento y prosperidad de algunos grupos sociales”. Así, la sal fue en un elemento indispensable para las sociedades históricas, apunta Alfredo Auñón Pastor “no siendo la aragonesa medieval una excepción” (Auñón Pastor, Alfredo. Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi).

La sal de las saladas de Bujaraloz – Sastago era destinada para salazones debido a su sabor amargo que no la hacía óptima para el consumo humano, debido a la presencia de sales de magnesio. Para evitar su sabor amargo se solía mezclar con sal gema de explotaciones minerales, mezcla que se hacía en Bujaraloz con sal gema procedente de los yacimientos de Remolinos y el Castellar, tal y como Gerónimo Ximénez de Aragües, relata en 1630 al referirse sobre la sal de la salina de Bujaraloz: «En el monte de Bujaraloz ay una Salina de agua que es de poca consideración por no ser muy perfecta la sal que della se saca, y no tener términos, pues aún en el mismo lugar de Bujaraloz no se puede gastar della, y assí está concertado con los arrendadores de Remolinos y el Castellar» (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Camino de los Fierros, vía romana

La extracción de sal, en las saladas de Bujaraloz Sastago, ha sido considerada en origen de época romana, e incluso prerromana. Esta hipótesis es fácil de sustentar debido a que Bujaraloz históricamente ha ocupado una posición geográfica destacable en el camino de los Ferros, la calzada Ilerda-Caesaraugusta, importante vía romana de comunicación que ya se apoyó en una antigua vía ibera.

Hay quien apunta que en época romana se llevaba la sal a Sastago donde se embarcaba en barcos y a través del Ebro se conducía a Tarragona.

Lo cierto es que históricamente la explotación de sal se conoce desde épocas bien tempranas, conclusión contemplada en el estudio de Mangas y Hernando: A nivel territorial, se conoce la explotación de yacimientos mineros de sal desde épocas muy tempranas, especialmente en el Sistema Ibérico, donde la preponderancia de la obtención de sal mediante evaporación fue muy común durante el I Milenio a.C. (Terán, 2016: 199-341), algo que no pasó inadvertido  para las élites de época romana, quienes crearon diferentes localidades como capitales de cabecera, con el objetivo de obtener los recursos naturales disponibles y un control político de los diferentes territorios (Mangas y Hernando, 2011: 50-67)”. Por lo que es difícil conocer la época en que se comenzaron a explotar u obtener la sal en las salinas de Bujaraloz – Sastago.

Retrospectiva documental de las salinas de Bujaraloz – Sastago

Documentalmente, una de las primeras referencias sobre las salinas nos lleva al 13 de febrero de 1209, cuando el rey Pedro el Católico da el lugar de Bujaraloz a la Orden del Hospital de San Jorge de Alfama y entre sus terminaciones se citan las salinas de Sástago (Alvira, 2010, doc. 868, p. 942). Pues, como manifiesta Alfredo Auñón Pastor “durante el resto del siglo XII y las primeras décadas del siglo XIII, la monarquía otorgó la explotación de sal, la percepción de sus rentas y el uso de sus entornos de producción y almacenamiento a diferentes instituciones y personas como un bien más del que sacar un rédito anual, además de continuar con su política de donaciones, especialmente al clero” (Auñón Pastor, Alfredo. Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi).

En 1218, Jaime I, a ruegos de Pedro del Bosch, toma bajo su especial protección a la villa de Bujaraloz y en septiembre de 1229 el prior de San Jorge de Alfama, acuciado por las deudas que había contraído su monasterio, vende el castillo y la villa de Bujaraloz al monasterio de Sigena por doscientos cincuenta maravedís alfonsíes (Mar, Carmen J. Bujaraloz. VIII Centenario de su fundación y época de su pertenencia a la Orden de San Jorge de Alfama). La venta genera un conflicto de los vecinos de Pina con el monasterio de Sigena y el febrero de 1231, para poner fin al contencioso, los vecinos de Pina entregan el término de Bujaraloz al monasterio, además de autorizarles a que todos los habitantes de Bujaraloz puedan obtener sal de “nuestras salinas en abundancia para el uso de sus hogares, siempre, pero no con el propósito de venderla o regalarla a otras personas en la tierra: quod omnes habitantes de Borialaroz de illas nostras salinas salem inde percipiant habundanter ad opus suarum domorum semprer sed non causa vendendi nec dandi aliis hominibus terre» (Ubieto, 1972, doc. 139, p. 206-207). Por aquellos años, los términos no están completamente definidos y las salinas debieron de pertenecer a Pina, de allí a que sean nombradas saladas de Sastago y Pina.

“Los vecinos de Pina, caballeros, infanzones, labradores y sarracenos llegan a una concordia con doña Sancha [Jiménez de Urrea], Priora de Sigena, por la que ceden a ésta y al convento de dicho nombre todo el término de Bujaraloz con la condición de que en él puedan apacentar sus ganados los de Bujaraloz y Pina y, si se hiciere vedado de leña, caza o hierbas para venderlos a extraños, perciban la mitad del producto los de Pina y la otra mitad el Monasterio. Con la misma condición ceden la Casa Blanca que poseen en el vedado de Pina. Finalmente conceden que todos los habitantes de Bujaraloz reciban la sal que necesiten para su consumo, no para venta, de las salinas de Pina”.

Documento ES/AHPHU – S/000006/000014.

En 1254, doña Urraca de Entenza, priora de Sigena, otorga la carta de población a Bujaraloz “Según la carta, estos territorios ya estaban poblados para esta fecha, y se regían por un derecho determinado; se les declara francos, libres e inmunes de ciertos impuestos”. Y el 5 de febrero de 1263, Jaime I autoriza al monasterio de Sigena para extraer cien cahíces de sal anualmente de las salinas de Bujaraloz y llevarlas libres y francas al monasterio, exentas del pago de peaje y lezda (ES/AHN – Órdenes militares/Car. 706/N.º 28).

Salicornia. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

A los pocos años, las salinas de Sastago y Pina, son concedidas al conde de Sástago en 1265 por Jaime I rey de la Corona de Aragón, Jaime I (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2). Aunque, en 1283 el privilegio General de Aragón establece que la sal se use y explote como antiguamente se hacía «Que todos los del regno de Aragón usen como solían de la sal de qual que más se querrán de los regnos e de  toda la senynoría del senynor rey de Aragón de aquella que más se querrán; et quend vendan los qui salinas an assí como  solían antigament; et aquellos qui per fuerez vendieron sus salinas e se tienen por agreviados que las cobren e que usen de  aquellas como solían, ellos empero tornando el precio quend  recebieron»(Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

 “La salina de Sástago y Pina es del Conde de Sástago, el qual tiene privilegio del Rey don Jayme el I, dado año 1265, para que todos los lugares desde Lérida hasta Pina puedan comer desta sal”

Ximénez de Aragües, Gerónimo. 1630.
Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2.

No obstante, en 1276 se crea una delimitación para la distribución y venta de la sal “sobre compraventa y usos de la sal de Pina de Ebro”, siendo sus límites “las localidades de Montalbán, en el sur, Morella y Tortosa, en el este, Fuentes de Ebro, en el oeste, y con los valles de los ríos Cinca, Alcanadre e Isuela, en el norte” (Alfredo Auñón Pastor, Alfredo. Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi. Archivo de la Corona de Aragón, Cancillería, registros, nº 38, f. 90v.).

El 4 de febrero de 1287, el rey de la Corona de Aragón manda a Juan Pedro Gallego a pagar 1.540 sueldos que adeudaban a Pedro Ahivar, de los cuales 1.000 sueldos se cargarían «super salinas de Burjalaros per mesnadiam sua: en las salinas de Burjalaroz por su mesnadia (Mesnada: Compañía, junta, congregación. Compañía de gente de armas que antiguamente servía bajo el mando del rey o de un ricohombre o caballero principal» (ACA, Cancillería, Registros, núm. 76, fol. 9).

Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Curiosamente, a pesar que las salinas se administran en nombre del monasterio de Sigena, el 16 de noviembre de 1300 la priora del monasterio de Sigena se lamenta del cobro de las sales al rey Jaime II: “A todos los colectores de la sal que han sido nombrados en las Cortes aragonesas celebradas en la ciudad de Zaragoza. Por parte de la priora y convento de Sigena, lamentándose, nos fue comunicado que vosotros, contra los capítulos editados en las Cortes antedichas, obligasteis e hicisteis obligar a los hombres del mismo monasterio a comprar la sal de las salinas las cuales tenéis y administráis en nuestro nombre. En el caso de que quisiese comprar esta sal para su uso propio, les sea permitido hacerlo por el mismo precio que se vende a otros hombres del reino y con la condición de que no la venderán ni darán a otros” (Arcal Royo, José Manuel Colección documental de Bujaraloz 1291-1931. ACA, Cancillería, Registros, núm 325, 30 v-31 r.).

Alfredo Auñón Pastor (Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi), apunta que, con la conquista completa del actual territorio aragonés, la corona introduce nuevas políticas que afianzan su control sobre el territorio y sus recursos hasta bien entrado el siglo XV “En esta etapa, se delimitaron las zonas de consumo obligatorio de sal, es decir, se crearon zonas en las que las distintas localidades estaban obligadas por voluntad real a comprar y consumir de una salina o salinas específicas” (Auñón Pastor, Alfredo. Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi). Por ello «toda la sal está reducida a estancos y cada salina tenía su coto o distrito donde solo se podía consumir su sal. Estos estancos locales fueron los predecesores del posterior estanco general” (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Los estancos respondieron a una administración del estado de la sal ostentando el monopolio de la producción, distribución y venta, así como de la recaudación de impuestos. Los estancos se crean en 1564, cuando el 10 de agosto todas las salinas son incorporadas a la Corona de España de la mano de Felipe II.

Avanzando al siglo XVII, un documento del 17 de marzo de 1618, el 7º conde de Sástago, Martín de Alagón y Pimentel (*1600-+1639), dice que “era el señor de Pina y Sástago y de sus salinas, y que en Sástago se hacía mucha «Sal de Agua» en una fábrica llamada «Salinas de la Sal» o «Salinas de Pina y Sástago», cuya sal se hacía, vendía, daba y distribuía libre y francamente por todo un distrito que, de Oeste a Este, abarcaba de Zaragoza a Lérida y de Norte a Sur de Castejón de los Monegros a Alcorisa” (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

En el año 1630 Gerónimo Ximénez de Aragües, a su paso por Bujaraloz, describe la salina y la calidad de su sal: «En el monte de Bujaraloz ay una Salina de agua que es de poca consideración por no ser muy perfecta la sal que della se saca, y no tener términos, pues aún en el mismo lugar de Bujaraloz no se puede gastar della, y assí está concertado con los arrendadores de Remolinos y el Castellar» (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

El 20 de agosto de 1709 el rey Felipe V decreta incorporar a la corona y Patrimonio Real todas las salinas “He resuelto por ahora, que las salinas de Castellar i Remolinos que son de piedra i propias mías, las de Monte de Sástago, Naval, Peralta de la Sal, Arcos, Ojos Negros i la de Armillas, que son de agua, quedan abiertas i subsistentes, i que en ellas se continúa la fábrica de la sal para el abasto del Reino de Aragón” (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

A finales de 1766 se crea la Compañía Suelta de Fusileros de Aragón, integrada por 100 hombres, cuya primera misión es la protección y vigilancia de las salinas de Sástago, Peralta y Naval (Armillas, 1988, p. 562) (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

“La importancia estratégica y económica de esta producción motivó que, en 1776, se creara una fuerza militar dedicada a su protección: la Compañía Suelta de Fusileros de Aragón. Esta unidad fue propuesta por Gerónimo de Torres Monreal, acaudalado vecino de La Muela, al rey Carlos III con el objetivo de defender a la población frente a bandidos y asegurar enclaves vitales como las salinas. Tras su aprobación real en septiembre de 1766, una de sus primeras misiones fue custodiar permanentemente las instalaciones salineras de Bujaraloz. La compañía dispuso de dependencias en el mayor edificio del complejo y se mantuvo activa hasta 1844, cuando fue disuelta tras la creación de la Guardia Civil, que asumió sus funciones. Además de su labor de vigilancia, este cuerpo participó en la Guerra de la Independencia en 1808. No tenemos el dato de cuando se terminó la extracción de mineral de esta salina.”

Patrimonio industrial en peligro incluido en la lista roja de Hispania Nostra.

En 1777, Sástago producía 14.000 fanegas, el 12,4% de la producción total, que era de 113.000 fanegas (La producción es en fanegas castellanas). En Sástago, el coste de producción de cada fanega era de 1,07 reales y se vendía a 26 reales (Elormendi, 1777, fol. 4-5) (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Entre el 28 de noviembre y el 10 de diciembre de 1792, Carlos Beramendi pasó por Bujaraloz, viniendo de Zaragoza y camino de Barcelona. Sobre esta villa escribió: «A dos leguas al medio día de esta villa hay una salina en un monte que pertenece al Conde de Sástago, el que percibe anualmente por via de recompensa 6.000 rs. von. (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Asso en 1798 cita que las salinas producían unas 14.000 arrobas castellanas de sal al año, equivalentes aproximadamente a 160 toneladas.

También la recoge Pascual Madoz en 1845-1850 en su descripción de Bujaraloz, apuntando que la sal va a beneficio de la hacienda nacional y que la misma compensa a la villa de Bujaraloz con 200 libras jaquesas al año: “Muy próximo á la v. una gran playa llamada la Salineta, donde se depositan las aguas de lluvias, y á poco tiempo se convierten en sal; algunos años se extraen muchos centenares de fan. á beneficio de la hacienda nacional, quien paga al pueblo una pensión anual de 200 libras jaquesas en compensación”.

La publicación “Tecnológico nacional de agricultura, artes industriales, ciencias, comercio y literatura” del 19 de diciembre de 1834, n.º 32 publica una relación de las “Salinas que existen en España” de ellas en Aragón citan que “existen las de Remolinos de piedra, las de Peralta, Naval, Bujaraloz, Sástago, Castellar, Arcos, Vatablado y Arnillas, son 9”.

El Clamor público del 9 de junio de 1852recoje Bujaraloz y otras salinas bastan para el consumo de Aragón”.

Tras poco más de 300 años de funcionamiento, la revolución de La Gloriosa en 1868 se termina el monopolio estatal de las salinas concluyendo con la abolición de los estancos en 1870.  Aquel año de 1870, las salinas de Sástago vuelven, por poco tiempo, a manos de los condes de Sástago (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Yegros en 1853, en el siglo XIX, bajo explotación estatal, apunta que su producción anual alcanzaba las 5.400 fanegas (unas 170 toneladas), “consolidando su relevancia económica y logística en la región”.

La producción de sal continúa hasta que a mediados del siglo XX la explotación de sal se abandona completamente.

Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

La extracción de sal

En las saladas de Bujaraloz – Sastago el método de extracción de la sal se realizaba por medio de la evaporación. Se aprovechaba el agua de la laguna, alimentada por lluvia, y se almacenaba en depósitos o aljibes para su posterior conducción a las eras y su desecación para la extracción de sal.

El proceso queda bastante descrito en el informe elaborado en 1853 por Ventura Valencia, Administrador de la salina del Rey, en virtud de la Circular de la Dirección General de Fábricas de efectos estancados de 7 de diciembre último. Memoria “De los terrenos, edificios, efectos y cuantos obgetos útiles e inútiles pertenecen a la Hacienda y ecsisten en el presente año que se manifiestan”, que describe el proceso e instalaciones de la explotación, compuestas: “De varios edificios que sirben de habitación a los empleados, almacenes, horno, cuerpo de guardia, cuadra de los conductores, pajar, casas de norias y plano dividido en cuadriculas o eras donde se fabrica la sal”.

Los depósitos, norias y canales

En la salina del Rey existían dos depósitos calentadores, a modo de aljibes, que almacenaban el agua para poder, en los meses más cálidos, poder proceder a la extracción de la sal. Depósitos completamente detallados en el informe de Ventura Valencia de 1853:Los dos depósitos que ecsisten en esta fábrica titulados mayor y menor, el primero es de figura cuadrada en su centro y sus estremidades la cierran dos circulos, y contiene 82.350 pies cúbicos de agua. El menor es un galacho 160 de 386 pies de latitud, 4 de longitud y 6 de profundidad, en su centro tiene un circulo y sus estremidades se hallan cerradas por otros dos y contiene 15.920 pies cúbicos.”

De los depósitos calentadore, el agua era conducida por medio de unas norias y canales de madera a las eras: “En dichos dos depósitos o calentadores ecsisten para la estracción de las aguas dos norias de madera con cubos de la misma y la rueda del mayor consta de 24 pies de elebación, una contra rueda de 10 con su linterna que es la que da el impulso a la máquina; desde ella parte una canal de madera que conduce el agua a la fábrica de 611 pies largo y 1 palmo ancha; desde la entrada a la fábrica parte en tres ramales de canal igual a la anterior el agua a las heras de cristalización y contiene 1049 pies. En el depósito menor ecsiste otra noria como la anterior con una rueda de 22 pies de elebación, sus cubos, contra-rueda de 8 y su linterna. Desde ella parte otra canal de madera que se incorpora con las de la fábrica de 120 pies y de igual ancho que las anteriores; todas componen un total de 1708 pies.”

Depósitos calentadores. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Un complejo sistema que, para Ventura Valencia, requería “mejoras extraordinarias”: “Ofrecen mejoras estrahordinarias y son de necesidad, pues hallandose construidos con piedra caliza suelta, suceden filtraciones de consideración y quitan bastante caudal de agua, rebestidas sus paredes como en otras fábricas con cal y alguna otra mezcla, mantendrían el agua plubial que en ellos entra, única con que cuenta esta fábrica por no ecsistir manatial alguno; así es que en lo mejor de la elaboración se ve seca como ha sucedido en los 6 años que me encuentro al frente de ella, escepto el 47 que fueron las llubias de invierno y abundantes. No solo sería conveniente y utilisimo que se revistieran sus paredes, sino también su engrandecimiento, que su coste sería el de 9 reales por bara cúvica. Dichos dos depósitos son unos verdaderos calentadores alimentados por las aguas pluviales que caen en la playa que se halla contigua a los mismos y a la fábrica”.

Deposito o aljibe. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Las eras

Una vez en las eras, el agua se iba evaporando totalmente, a los doce o quince días, quedando en los fondos de las eras la sal. Aquellas eras respondían a espacios rectangulares de base de losa delimitadas por unos pequeños muretes de mampostería de unos cuarenta centímetros de altura. Eras que, de acuerdo con Carlos Beramendi, antes de 1792 se encontraban en plena laguna hasta que se construyeron ladera arriba junto al complejo de depósitos/pozos, norias y caños de madera con el fin de abaratar costes: “Conociendo que era costosa y prolija la recolección de la sal en la antigua fábrica de tierra destinada a este efecto en el centro de un llano, se ha construido otra más alta de ladrillo; de forma que sacada el agua salobre que producen dos poços por medio de dos norias y conducida por varios caños de madera fijos sobre pies derechos de lo mismo a unos quadrados de ladrillo, divididos con listones de madera en eras pequeñas, y dejándola reposar allí de doce a quince días, se convierte en sal muy buena y blanca”.

Eras para la extracción de la sal. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Así, en 1853 el complejo constaba con un número considerable de eras que Ventura Valencia describe: “Las 141 heras de que se compone la fábrica son de figura cuadrada y ocupan 104.684 pies superficiales que rebajados 20.084 que ocupan los andadores, andenes y saleros donde se deposita la sal para su depure queda reducido su plano a 84.600 pies ocupados por las 141 heras y cada una consta de 25 pies de longitud, 24 de latitud y 600 de superficie. Los materiales de que se compone los suelos y rebestimientos son de piedra de cal y yeso, lo peor que en mi concepto puede usarse en esta clase de obras, su pavimento arcilla y losa de cal muy imperfecta con una desnibelación horrorosa, pues hay heras que tienen 12 y 14 dedos por manera que al verificarse el cuage jamás lo es con igualdad, y efecto de la mala construcción y desnibelación de su pavimento por no tener ni siquiera una losa de cal trabajada, escupen las arcillas y hacen en su mayor parte la sal de un color moreno terroso” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Con la acción del calor y el aire, la evaporización, en las eras se producía el cuaje de la sal: “Sino suceden filtraciones, el estado admosférico es caluroso y las aguas son de invierno se obtiene el primer cuage a los 20 o 25 días, el cual no escede de dos o tres plazas, y así subcesibamente ba biniendo la elaboración. Bien puede conseguirse el que sino todas las heras en su mayor parte cuage a la vez, pero a ello se oponen multitud de circunstancias que producirian perjuicios de consideración a la Hacienda. Presentado todo el cuage en la fábrica, son indispensables de 40 a 50 hombres por un solo día, y como se consiguen estos en el rigor del calor cuando tienen unas ocupaciones por ser la época con que más trabajo cuentan y en la que se le dan 10, 12 y aún más reales de jornal y su manutención, ¿ocupados por infinidad de dias? ¿Como repito bienen a un desierto que se encuentra del pueblo más prócsimo 2 leguas por un solo día, cuando solo para su llegada necesitan andar medio sin retribución? Esto es imposible de conseguir y no contandose como no se puede con dicho nº de hombres se perderian muchas sales, pues en el acto de ver la sal en estado de estracción hay que verificarlo porque de lo contrario al día siguiente es perdida y hay que hacer un doble gasto para su estracción, nueba barrida y riego como si se ejecutase nueba limpia y friega. Así es que desde que me encuentro al frente de esta fábrica, se han practicado estos trabajos (aunque a pesar mio) por los individuos del Resguardo ausiliados en ocasiones por jornaleros, y esta misma necesidad ha sido reconocida en tiempo de la empresa del arriendo de esta Renta por todos los Gefes y Administradores anteriores” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Vista aérea de la Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Este proceso también es conocido como cristalización de la sal: “La cristalización de la sal se acelera con el viento N fuerte, pero si es escesibo y frio la pierde: es necesario que sea moderado para que produzca mayor cantidad y mejor grano: si sucede viento S la paraliza y queda a mitad de grano: el color de la sal en unas heras aparece bastante blanca, en otras moreno y otras más terroso: el color de las aguas al empezar a coagularse es diverso, en unas aparece un dorado fuerte, en otras más claro y en otras natural” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Extracción, saleros y almacenamiento

Una vez evaporada el agua, la sal de las diferentes sacas se extraía de las eras para dejarlas orear, secar, un par de días en los saleros, zonas entre las eras destinadas para tal fin: “Para la estracción de la sal se ocupan 6 o más hombres como en la limpia y friega, y estos tienen de trabajo 1/4, 1/2 o 3/4 día según el nº de heras que hay que estraer y esto se practica por medio de barridas con escobas fuertes, se arrastra con los retabillos hasta un estremo de la hera, desde cuyo punto es conducida por dos hombres con un balluarte a los saleros que ecsisten al efecto, en los cuales permanece para su oreo uno o lo más dos días, según el tiempo lo permite” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Allí, en los saleros, se producía el denominado “depure de la sal”, proceso que Ventura Valencia consideraba insuficiente, pues solía mantener cierta humedad: “Para el depure de las sales convendrían el que se constituyeran chozas o casillas por la poca capacidad que tienen los saleros en que se deposita y a la interperie, por lo que permanece muy poco tiempo y se conducen con mucha humedad: una, dos o tres cargas se depositan en el almacén para su depure y a los 8 dias se apartan de ella de 9 a 12 libras”.

Posteriormente se recogía y se llevaba a los almacenes en caballería mayor: “Los entroges en almacenes se efectúan en dos cajones conducidos por una caballeria mayor, y puesta en el almacén es apilada por el Resguardo sin retribución alguna. Dichos trabajos tienen principio en 1º de mayo y termina en fin de septiembre si ecsisten aguas abundantes y de buena calidad: el precio del jornal de hombres es el de 6, 7, 8, 9 y hasta 10 reales según la cosecha de cereales: el de caballerias es comunmente de 10 a 12 reales una, tanto en esta fábrica como en los pueblos limitrofes” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Un proceso, el de almacenamiento, que también recoge Carlos Beramendi en 1792: “Se conduce a los graneros que están inmediatos, a cuyo lado se ha hecho una zona para habitación de los empleados y almacén, pues antes no vivían allí, y tenian que concurrir precisamente dos dias de data a la semana, de lo que se les seguía notable perjuicio y tampoco podían estar tan a la vista en todas las operaciones”.

Almacenes

Al norte del complejo se encuentra el almacén más antiguo, en una de las laderas que caen a la salada. Es una construcción comprendida entre mediados del siglo XVIII y mediados del XIX pero que ha tenido diferentes fases constructivas a lo largo de los años. De planta rectangular, consta de dos alturas diferenciadas, construido en sillares de arenisca en la planta baja y la superior en mampostería muy tosca, reforzadas por cadenas de ladrillo. A la superior se accede por medio de una rampa, por la que accedían para el almacenaje de la sal. SIPCA destaca del edificio, por su gran interés, los contrafuertes: “Que presentan los paramentos de sillar, hasta la altura en que termina el mismo. Son cuadrados y cuentan con un remate piramidal, recordando obras de ingeniería del siglo XVIII, como algunas construcciones vinculadas con el Canal Imperial”.

Antiguo almacén. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

El edificio principal, muy posiblemente del siglo XIX, es una gran construcción de planta rectangular, de mampostería y esquinazos de ladrillo. De tres plantas, consta de tres cuerpos diferenciados e independientes. Los cuerpos laterales debieron servir de viviendas y el central, que contaba hasta con capilla de acuerdo con SIPCA Esta tenía cabecera plana, cubierta por una cúpula sobre pechinas con uno de los laterales abierto en un gran rosetón; se prolongaba mediante una nave rectangular, que iba cubierta por una bóveda de cañón, sobre la cual se situaba un espacio de finalidad desconocida”. El resto de la sección central servía como almacén.

Edificio principal. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

“Los almacenes ecsistentes en esta fábrica son dos, el primero ecsistente en el piso bajo de la casa principal y donde se entroja la sal es espacioso y se halla perfectamente conserbado, su cabida de 71.502 pies cúbicos con un piso y paredes perfectas. La cubicación de la sal podría hacerse en este almacén una sola vez su medición marcando las fanegas y a simple vista sin necesidad de practicar ninguna operación se sabria esactamente y en cualquier tiempo el nº de fanegas ecsistente: siempre que la sal se entrojase hecho el depure y no humeda como se hace en algunas ocasiones, bien por amenazar llubia o por no cojer en los saleros que ecsisten en la fábrica para dicho obgeto. En la casa donde habita el pesador y Resguardo tiene otro almacén donde se entrojaba la sal cuando no ecsistian el anterior, su cabida es de 5.580 pies cúbicos y está destinado para la colocación de los útiles y efectos de la fábrica.

Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

El nº de edificios que ecsisten pertenecientes a este establecimiento son 6. El principal donde ecsiste la casa del Administrador, Oficial Inspector y Capellán, almacén para entrojar las sales y la capilla donde se celebra misa, consta de 184 pies de longitud, 56 de latitud y 30 de elebación, ocupa un terreno de 10.304 pies superficiales. Se halla ocupado el centro del piso bajo por el almacén que tiene una cabida de 71.502 pies cúbicos, la capilla 18.768 con inclusión de la sacristia; a los dos estremos de la casa se hallan dos puertas que conducen a las habitaciones de los empleados que se citan anteriormente y en su piso bajo se hallan dos cuadras, bodegas y gallineros. Además, otro pìso bajo entresuelo donde ecsiste la oficina de la Administración, y los demás ocupados por ser los de los empleados. En el principal ecsisten tres cocinas y varias piezas destinadas para los mismos con una tribuna para hoir misa. Todas las habitaciones se comunican con las piezas situadas al N que no se usan, y es un paso destinado para la comunicación de los empleados. La casa se halla toda en muy buen estado. A las 50 baras de la misma y parte de lebante se halla otro edificio que contiene un cuerpo de guardia para el Resguardo, horno de cocer pan, pajar y cuadra para los conductores. Consta de 100 pies de longitud, 28 de latitud y 12 de elebación, ocupa un terreno de 2.800 pies. A distancia de 60 baras frente al mismo se halla una casa que anteriormente ha sido destinada para habitación del Administrador e Interbentor y hoy es ocupada por el Resguardo y pesador; en la misma ecsiste el almacén anteriormente dicho donde se colocan los útiles y efectos de la fábrica. Consta de 40 pies de longitud, 32 de latitud y 27 de elebación, ocupa un terreno de 1.208 pies superficiales. A 110 baras del edificio principal se halla la fábrica y en el estremo de ella a la parte de N se encuentra una caseta aspillonada con un piso alto y en él su cocina destinada para el Resguardo donde se coloca para defensa de la fábrica, ocupa un terreno de 196 pies y tiene 20 de elebación. Frente a la misma y a la parte de lebante se halla otro edificio donde ecsiste la noria menor, aspillerado, y en él se coloca en tiempo de la elaboración el Resguardo, quedando la fábrica cubierta perfectamente, pues desde la Torreta se cruzan los fuegos; ocupa un terreno de 1.254 pies. Desde esta noria a la mayor se halla un hilo de canal de 611 pies y donde ecsiste otra casa que la cubre y ocupa un terreno de 1190. Las norias casa-torreta de la fábrica y la cuadra para los conductores necesitan algunas reparaciones. Además de estos edificios eciste una casa en la salada de Camaron que se halla fuera de la vista de este establecimiento y otra en la de la villa de Bujaraloz donde se está concluyendo un almacén que más adelante se hará”.

Limpieza de los depósitos y las eras

Limpieza depósitos y las eras se hacía en marzo y abril, antes de iniciar la campaña de la sal, un proceso que describe al detalle Ventura Valencia:El método seguido para la limpia de los depósitos calentadores ha sido por medio de cubos de madera conducidos por hombres colocados a corta distancia unos de otros, y esto se ha efectuado cuando se han hallado totalmente secos con muy corta cantidad de agua. La limpia y friega de las heras de cristalización se efectua todos los años en los meses de marzo y abril según se presenta el tiempo y termina a los 10 o 12 días, cuya operación se practica dandolas primeramente, un riego para que hablande el tejo que contengan y el polbo introducido por el viento. Seguidamente se colocan 10 o 12 hombres en su mayor parte con escobas fuertes con su ramage voluminoso y se dan una, dos o más barridas hasta que se consideran perfectamente limpias, estrayendolas el agua mezclada con dicho tejo y polbo por un conducto que tienen cada dos heras y sale a los dos andadores donde se deposita para ser conducido con balluartre (Parihuela) ocupado cada uno por dos hombres fuera del radio de la fábrica; seguidamente se da un riego de medio palmo alto en cada hera y da principio la elaboración” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Salicornia sp. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Materiales, costes y robos

Ventura Valencia en su elaborado informe no olvida ningún detalle llegando incluso a recoger los aparatos o utensilios utilizados en la explotación de la sal: “Los aparatos de que se hace uso en esta fábrica para todos los trabajos que se practican en la elaboración, 1º escobas de ramage fuerte y altura de 5 palmos, su coste 24 mrs. 2º retabillos que es una pala de 9 palmos de largo y un recior de dos y medio dedos, redondo como un mango de pala, en uno de sus estremos se coloca una tabla labrada de 3 palmos con esquinas agudas para que agarre y arrastre la sal, su coste 6 reales, 3º palas de roble su coste 4 rs, 4º cajones en donde se conduce la sal de 3 pies de largo uno y dos pulgadas ancho y uno de alto, su coste 24 rs por compra, pues en subasta aún no se han adquirido, 5º balluartes 32 rs, 6º azadas 36 rs, 7º azadones 25 rs. La duración de los útiles que anteriormente se mencionan es la de un año, escepto los cajones, azadas, azadones y balluartes que duran 4. El coste de cada una de las norias por compra será el de 6.000 reales vellón. El gasto a que han ascendido en los últimos 6 años sus reparaciones es de 2.149 y el de los útiles y efectos de la fábrica o sean de conserbación y entretenimiento a 1.419 que unido forma un total de 3.568 reales.”

Gracias a Carlos Beramendi, 1792, podemos conocer el coste y beneficio de la producción de sal a finales del siglo XVIII: “Las de la fabricación de una fanega de sal, y su conducción del almacén no pasan de un real de vellón, y en esta nueva fábrica serán más varatas por sus bellas proporciones, redundando todo esto en mayor utilidad, aunque la que deja es bastante, pues se vende cada fanega a treinta reales vellón. Antes que el Sor. Felipe V incorporase esta renta a la corona, se vendía la fanega de sal a 3 rs. vn. bien que los comestibles eran más baratos, y no tenían contra sí los gastos de empleados, ni otras atenciones de la corona.»

El informe de Ventura Valencia habla de los robos, del pillaje pero quizá también estuviese ya actuando aquel celebre bandolerismo que años más tardes se haría ampliamente celebre con su máximo exponente del bandido Cucaracha y su banda: “Los habitantes del pais son estremadamente propensos a  la embriaguez y al robo de sales, pues siendo años de llubias se cria bastante sal en las saladas ecsistentes en este monte que se hallan fuera de la vista de este establecimiento y concurren armados al robo según se ha visto en los años anteriores, pues en el momento de aparecer sal en dichas saladas se presentan audaces con amenazas al Resguardo, y cubierta la luz, si este no accede, hacen su estracción a vivo fuego sin que dicho Resguardo pueda contenerlo por la multitud de hombres que a él se dirigen”.

“El jueves 20 del corriente pasaron 30 caballos de la facción que manda et rebelde Bosque, el rio Ebro por Chiprana, quedándose 300 hombres en dicho punto y Sástago. Llegaron aquellos á la salina de Bujaraloz, se llevaron cuentos rebaños de ganado encontraron en el monte de Sástago , y algunas carretadas de sal y los transeúntes que hallaron, y repasando tranquilamente el Ebro, se fueron á esconder el fruto de sus rapiñas sin obstáculo alguno.

Correo nacional (Madrid). 29 de septiembre de 1838.

Uno de los problemas quizá fue la situación de la salada, alejada de nucleos urbanos y el estado de los caminos, pues la Salada del Rey se encontraba a dos leguas de Bujaraloz El estado de los caminos es deplorable por toda la circumferencia, y únicamente el de regular estado es la carretera de Barcelona a Zaragoza, que dista dos leguas. El río más importante y prócsimo es el Ebro que se encuentra a tres leguas y media; y siendo muy penosa la conducción de aguas por la mucha madre y cerros elebadisimos que tiene a sus inmediaciones(Informe Ventura Valencia, 1853).

La Salineta

La Salineta fue la salina de Bujaraloz que fue explotada para la producción de sal. Se encuentra en sus inmediaciones, cerca del actual polígono, carretera Caspe.

Bujaraloz, apunta Alberto Plata Montero, a mediados del siglo XIX tenía una producción anual eras de 2.227 fanegas con un coste de producción de la fanega 153,6 maravedíes, estando bajo la supervisión del administrador de la salada del Rey: “Bajo la supervisión de su administrador también estaba la laguna o “Salineta” de Bujaraloz y una serie de espumeros localizados en los montes de Sástago que se encontraban bajo la vigilancia de los oficiales de resguardo para evitar su explotación” (Plata Montero, Alberto. El ciclo productivo de la sal y las salinas reales a mediados del siglo XIX).

La Salineta. Bujaraloz.

Ventura Valencia, en su informe de 1853, matiza que es laguna de manantial, particularidad que le hacía asegurar más el agua a la vez que por su producción se debía garantizar custodia de la misma: “En la de Bujaraloz es más cierta la producción por contener siempre agua que sin duda es manantial, sin que hasta la fehca se sepa el origen y únicamente sucede lo que en las anteriores; si tiene aguas abundantes el invierno aún cuando no en tanta cantidad se hace bastante sal y a ello deben contribuir llubias pequeñas en la estación del verano, sin que por esta causa se pueda asegurar la producción. En ella ecsiste todo el año fuerza del Resguardo para su custodia.”

Además, el informe nos indica que sobre aquellas fechas estaba en construcción el edificio almacén de sal de la Salineta: En la salineta de Bujaraloz situada a legua y media de esta fábrica se está construyendo un almacén para entrojar las que la misma produzca, de 76 palmos de longitud, 52 de latitud y 22 de elebación, ocupa un terreno de 3.952. Su cabida, deducido el espesor de sus paredes, es de 62.832 palmos; en la misma ecsiste otra casa donde se coloca el Resguardo, de 16 pies de longitud, 15 de latitud y 11 de elebación; ocupa un terreno de 240 pies.”

La Salineta, Bujaraloz.

Ventura Valencia es exhaustivo en su informe, aportando detallada información, incluso de su distribución, principalmente al alfolí de Zaragoza, el almacén de sal, ubicado en el actual paseo de Echegaray y Caballero, levantado en 1760, proyecto de Francisco de Velasco y Julián de Yarza y derruido entre 1967 y 1972: Los alfolíes y depósitos que se surten de sales lo son Zaragoza que dista 14 leguas, Fraga 11 y Caspe 6. El costo de conducción de cada fanega con arreglo a contrata es el de 6 rs 13 mrs con Zaragoza, 5 rs 50 centésimos Fraga y 2 rs 25 mrs Caspe, verificandose las mismas por cuenta de la Hacienda serian a Zaragoza 4 rs 17, Fraga 4 rs y Caspe 3. Los endimientos de sal de esta fábrica en los años en que ecsisten las llubias de invierno seran de 8 a 10.000 fanegas que podran espenderse en los alfolíes de Fraga, Caspe y Pina, que dista 6 leguas y el resto a Zaragoza. Informe: El orden establecido para el despacho de sal es la asistencia del Administrador, Oficial Inspector, Pesador, Cabo del Resguardo y los Dependientes que ecsisten, pues hallandose esta fábrica según se ha manifestado a dos leguas de Bujaraloz y 4 de Sástago, es la causa de que los individuos del Resguardo hagan el pique de sal y carguen los carros, percibiendo para este trabajo 6 y 8 rs. en proporción del nº de fanegas que cada uno lleba, mas si los conductores quieren cargarlas por si, ningún derecho les cargan. El carácter de los conductores es regular bajo todos conceptos.”

Alfolí de Zaragoza.

Una actividad y un patrimonio industrial que se desvanece. Escasamente queda en la memoria como es el caso de Antonio Luna Villagrasa. Antonio era curioso, iba a la Salineta, que era propia del ayuntamiento y veía el proceso de la obtención de la sal -Había familias que iban a sacarla y en invierno iban a venderla, por Sena, Villanueva o el Somontano. Incluso había uno que hacía soga y que también vendía en invierno a la vez que la sal-.

Así recuerda como en la Salineta había una casa y hangar o almacén donde almacenaban la sal: -cogían la sal con pozales y la subían arriba para almacenarla-.

Aunque es famosa la extracción en la salada de la Playa, en Sastago, la Salineta estaba muchísimo más cerca de Bujaraloz, añade Antonio:  -Se formaban unas eras, donde el agua mermaba, la sacaban con pozales. Había mucho fango, barro o limo, los que recogían la sal iban descalzos. Tenían que rader la sal, porque se quedaba abajo la sal asolada, con ella hacían montones de hasta 2.000 kilos.  Luego la vendían, canjeaban por otros artículos, por comida, trueque…-.

A la salada de Sastago iba gente de Bujaraloz a Trabajar, añade Antonio, serían unos 3 o 4 del pueblo -Los últimos arrendatarios eran de Barcelona “explotaban la sal”. Hicieron unos pozos para tener agua y unas eras de hormigón y un molino para moler la sal. Pues la sal salía granosa y se tenía que moler para que fuese fina. Se la llevaban en camiones. Lo malo de la sal que corroe todo y pronto todo se veía muy afectado, motores, camiones… y económicamente les acabó perjudicando mucho. La explotación de sal se dejó de hacer sobre 1980-.

Carlos Carrión, Carlos. Suplemento XL Semanal número 1749.

Carlos Urzainqui Biel escribió “Bajo un sol de castigo, el de la comarca de los Monegros, trabajaron aquí miles de salineros a lo largo de los siglos, hasta que la sal dejó de ser imprescindible para conservar los alimentos” (El Retabillo de Carlos Urzainqui Biel). Ciertas palabras que no podemos hacer más que suscribir, la memoria de las gentes que trabajaron extrayendo sal a lo largo de la historia de las salinas de Bujaraloz – Sastago. A su memoria y las ruinas que permanecen contando la historia de las salinas y el oro blanco de la sal en un entorno natural privilegiado y de alto valor ecológico por preservar y patrimonio que, quizá, soñar con no dejarlo perder.  

Gaudencio Beltrán Pallarés, el peón caminero curandero


La figura de peón caminero respondía al operario encargado de cuidar, a pie del camino o carretera del estado, una determinada distancia, aproximadamente, en este caso, de unos seis kilómetros. En España, esta figura es creada en el siglo XVIII, concretamente en 1759, durante el reinado de Fernando VII. Así, en Bujaraloz, en su paso de la nacional II, resultó celebre el peón caminero Gaudencio Beltrán Pallarés, pero no por su oficio, sino por un don divino que le hizo celebre por su capacidad de curación y sanación. Una historia a la que nos adentramos a través de las crónicas de Marcial Buj publicadas en el Heraldo de Aragón.

Gaudencio Beltrán Pallarés, peón caminero al que se le atribuyen curaciones sobrenaturales.

Gaudencio Beltrán Pallarés nace en Bujaraloz en febrero de 1885. En el censo electoral de Bujaraloz, correspondiente al año 1913, aparece registrado a sus 27 años de edad, domiciliado en la calle Alta n.º 42, de profesión “jornalero” y con un “No” en el apartado de – ¿sabe leer o escribir? -.

Era de mediana estatura, enjuto de carnes, correctas facciones, ademanes expresivos y una gran agilidad de pensamiento, que expresaba con torpeza por su falta de instrucción, como el confesaba en un alarde de humildad. Gaudencio estuvo casado y tuvo tres hijas. Fue peón caminero de la carretera de Madrid a Francia por Barcelona, actual Nacional 2; antiguo camino de los Fierros, vía romana. Su puesto correspondía a la casilla más cercana a Bujaraloz, dirección Zaragoza. Se encargaba de seis kilómetros de carretera que estaban a su cargo “manejando la pala o la azada”, comenzando a trabajar con el sol hasta que este se ponía, cuando terminaba su tarea: “Golpea con el pico, araña con la pala y traslada capazos llenos de tierra, de uno a otro lado; más todas esas labores van acompañadas de unos divinos coloquios de San Antonio”.

El peón caminero, Gaudencio Beltrán al que se atribuyen curas sobre naturales, conversando en el lugar donde trabaja con los enfermos que acuden a consultarle.

Muchos son los que aparecen a su encuentro, a suplicarles sanación a lo que siempre respondía “Pueden marcharse por donde han venido. Yo no puedo curar hasta el sábado por la noche”.  Es lo que más le molesta, ver como los enfermos y familiares que los acompañan se van aglomerando en la carretera allí donde se halla. Esto lo subleva, porque, en aquel momento, sólo es un funcionario de Obras Publicas que se está ganando el sueldo que recibe del estado. Pues para Gaudencio el trabajo era sagrado “El que quiera comer pan, que cave la tierra”.

Todo comienza un 19 de enero de 1926, cuando Gaudencio regresa de su trabajo bastante fatigado -cosa extraña, porque nunca se cansa de trabajar-, el sueño le resulta imposible de conciliar y, al apagar la luz de cabo de vela, quiere ver en las paredes de su alcoba “ciertas fosforescencias que llegaron a ser ráfagas como las de relámpago”.  De repente, una de aquellas ráfagas se torna permanente inundando la alcoba de vivísima luz -lo mismo que la del sol; aún más potente y cegadora-. Gaudencio, emocionado y a su vez con su respiración paralizada, en sus pulmones y la sangre en vena, ve a San Antonio junto a la cama “tal y como se representa en sus imágenes”. A través de San Antonio -vi a Dios, nunca lo había visto-.

En declaraciones al periodista Marcial Buj, Gaudencio declara que había hablado con San Antonio:

-Si, señor. Hablóme y muy claro. De parte de Dios. -me dijo- vengo a enterarle que te ha sido concedida la gracia de curar las dolencias que padezcan tus semejantes, aunque se trate de enfermedades ante las cuales se declaró impotente la ciencia.  

Pues “Dios todo lo puede y, los hombres, nada pueden sin Dios. El te concede esa merced divina, de la que tú harás buen uso los domingos; el día del Señor”.

-¿Y desapareció?

-No, que se detuvo atendiendo a mis suplicas.

-¿Qué le dijo usted?

-Le dije que las gentes, casi siempre separadas de Dios no creerían en la merced divina que se me acaba de conceder y que, como una prueba palpable del prodigio, pusiera en mi cuerpo alguna señal que no dejara lugar a duda.

Y aquí las tiene usted. Fíjese bien en esta mano; la derecha ¿No ve grabada una cruz? Vea usted ahora el pecho; mi pecho ¿No ve nada?

La alcoba queda a oscuras.

Su celebridad pronto es recogida en las crónicas de la época de la que se hacen eco: “El peón caminero Gaudencio Beltrán Pallarés ha recibido de Dios, mediante la intervención de San Antonio, una gracia casi limitada para curar todo género de dolencias y adivinar los más recónditos secretos, según dicen y creen firmemente las gentes, muchas gentes: Y esa fe ciega, que avanza y se extiende invadiendo Cataluña, Valencia, Vizcaya, Navarra y todo Aragón, como se puede demostrar con casos prácticos, es una fe sin disciplinas, ni garantías”.

Honrado y humilde, cuentan que de nadie aceptó un solo céntimo y, pretender entregarle dinero, es el mayor agravio que se le puede inferir. Incluso hubo familia distinguida zaragozana que le puso respetable suma de dinero que no dudó de devolver.

Automóviles, que conducían enfermos, aguardando a la puerta a la casilla del peón caminero Gaudencio Beltrán.

Gaudencio tenía normas claras. Llega el enfermo a su presencia y, como puede leer en las conciencias, le dice, en la generalidad de los casos, casos recientes: “A ti no te puedo curar porque estas en pecado mortal. A ti no te puedo curar porque no has restituido seis pesetas que hurtaste en cierta ocasión; y tú, faltaste a tal mandamiento, y tú a este otro.” Por ello, antes de proceder con la curación ha de confesar y perdonar, limpiar la conciencia del enfermo. Es entonces cuando les entregaba un escrito, de su propia mano, indicando el tratamiento que debían de seguir “siempre a base de manteca de cerdo, si es para mujer y de cerda si ha de ser hombre el curado. Todo Bujaraloz sabe el gran consumo que hace de dicho artículo traído de Barcelona por comerciantes de la plaza. Extrañados de lo de la manteca, nos atrevimos a interrogarle y nos contestó: -Igual curaría sin ella, pero es algo que va ligado al pecado original-”.

“En sus ojos, que parecen muertos, hay esplendidas corrientes de vida y la paradoja podría explicarse diciendo que mira para adentro. Cuando agita nerviosamente sus brazos, la imaginación de quien lo mira levanta un pulpito en sus pies y siempre, siempre, toda la vida del peón caminero da las sensaciones de un iluminado. Tiene visiones de taumaturgo y estremecimiento de poseso.»

Pero Gaudencio no escapa de las habladurías y mentiras y bulos.  Por toda la comarca y fuera de ella se lanza la noticia de que, el último sábado, obrará un milagro, dando vista a una ciega de Bujaraloz. El anuncio de ese prodigio atrae a gentes de distintos puntos y el mismo Gaudencio afirma enérgicamente —no he dicho semejante disparate.

Baste decirle—añadió–que hasta comenzada la curación de un enfermo, no obtengo el permiso de Dios para sanarlo.

Ese milagro anunciado ha sido obra de quienes pretenden impedir que la gracia de Dios se manifieste a través de este humilde siervo de San Antonio; pero contra Dios no se puede ir. El que pretenda marchar por ese camino, será destruido.

El corresponsal acaba matizando que  -Es tan interesante y digno de estudio todo esto, que nos permitimos estampar la tan sobada y muchas veces alarmante advertencia de “se continuará”-.

Gaudencio les recibe en su casa, cerca se encuentra la Posada nueva, en ella se alojan algunos enfermos y sus familiares, haciendo a su vez de sala de espera:  

En la plaza de Bujaraloz hay una posada; la Posada Nueva, cuyo propietario se llama Gregorio Escanilla, quien ha visto entrar en su casa, con motivo de esto acontecimiento, las siete vacas gordas de la Biblia o quién sabe si más de siete, Junto a la posada, tocando a ella, levántase una casuca, de aspecto mísero, que es la casa del caminero.

Esa razón de vencidad convierte la posada en una especie de sala de espera, aguardando el turno para visitar al que ha de poner remedio a las más incurables dolencias.

La posada tiene un gran patio y a los lados de este patio hay bancos rústicos que ocupan hombres, mujeres y niños, en espera de poder besar las manos del caminero, a cuyos pies se postrarán de hinojos, para moverle a compasión y conseguir que les de la salud.

La posada está colmada de viajeros.

 Los que llegaron tarde, alojanse en casa de huéspedes que se han abierto y en algunas particulares y cuando de nada de esto se dispone, el buen mesonero habilita dormitorios en cualquier parte.

El último viernes, por la tarde, habían llegado a Bujaraloz, para visitar al iluminado, 114 personas.

Algunas llevaban esperando seis y ocho días.

Para el día siguiente, sábado, esperabase la llegada de más de 150, de Mequinenza, Fraga, Pina y la mayor parte de Zaragoza.

Grupo de enfermos esperando la llegada del peón caminero Gaudencio Beltrán Pallarés.

Al parecer fue una contaste de enfermos los que acudían a Bujaraloz, en gran cantidad van queriendo visitar al curandero caminero, afamado en gran parte de Aragón y mucho más allá de sus límites:

No hay turno, por orden de llegada; no hay excepciones ni preferencias que pudieran determinar los casos graves – ¿Y qué es eso de casos de gravedad? ¿Quién sabe lo que es grave y urgente y lo que no es? Una persona está muriéndose; en la agonía, pero reacciona y se salva, volviendo a la vida sana y fuerte que tenía y otro que se encontraba completamente sano, muere en un momento a consecuencia de una desgracia. ¿Quién estaba grave?.

Conozco a cuantos me esperan; sólo veré a diez, los más necesitados, los más graves; pero sólo yo puedo conocerlos.” Y este es el procrecimiento para poder ser “visto y tratado”.

Cuando estamos hablando con enfermos y recogiendo notas que ya saldrán, llegan varios automóviles abarrotados de forasteros atraídos por las prodigiosas curaciones que ge cuentan,

Detallaremos a la ligera la llegada de esos automóviles, Z, 1.252; Z. 1.163; Z, 1.205; L, 1.195; B. 16.750.

Llegan con el completo, ¡Todos son enfermos y familiares que los acompañan; en su mayoría, mujeres y niños!.

Todo lo que lega tras la curación del caminero, ha sido desahuciado por la ciencia.

Lo dicen las madres, entre sollozos de angustia y esperanza, a un tiempo.

Mire usted: A este hijo de mi vida lo han visto muchos médicos. Todos me dijeron lo mismo; que no tenía remedio, ¿Qué iba a hacer yo? Si me hubieran dicho que en el fondo del río Ebro estaba la medicina para curar al hijo de mis entrañas, al río me habría tirado de cabeza.

Y Bujaraloz se va inundando de peregrinos y todos entonan igual plegaria de dolor.

En esa incesante romería, en el mayor contingente los barrios de Zaragoza, pudiendo asegurarse que “el sábado habría en Bujaraloz más de cien personas de Montañana, Santa Isabel, la Cartuja, etc.

De Pina, Quinto, Castejón, Fraga, La Almolda, Osera, La Puebla y otros de esa comarca, un buen núcleo.

 Al caer la tarde, cuando habían llegado ocho automóviles, con más de cincuenta personas, llegó a la casilla un autobús de Zaragoza, de la Compañía Berna, el núm. 1.190, con 28 viajeros.

Autobús con 25 viajeros, llegados de Zaragoza anteayer para ver al caminero.

Marcial Buj imprime su impronta sobre la historia que le ha llevado a Bujaraloz, tratando de recoger lo que puede atestiguar entre la ciencia y lo divino, dejando impronta de una carismática figura que respondió a Gaudencio Beltrán Pallarés, peón caminero y curandero:

No hacemos otra cosa que referir todo lo que presenta esta palpitante actualidad. Lo que hemos visto; lo que hemos oído; como lo ven y lo oyen diariamente centenares de almas. Y hemos limpiado esta información de todo aquello que nos contaron y que entendíamos caía dentro de lo chabacano y poco serio.

¿Qué debo hacerse? ¿Qué hay en todo esto? ¿Nadie contesta? Desde luego, es indudable la existencia de un gran movimiento ritual cuyo radio de acción va tomando proporciones que aconsejan una intervención.

Dictarla nosotros, habría de ser tanto como invadir un terreno extraño.

En cambio, pisamos el nuestro exponiendo la situación, en toda su inquietante realidad y opinando, que todo ese estado que se forma que, aceleradamente se agranda, debe ser sometido a una inmediata depuración por parte de los dos fueros llamados a intervenir: La Iglesia y la ciencia, Y, como amparador de todo derecho y corregidor de cualquier ilegalidad, la autoridad gubernativa.

Esta es la historia de Gaudencio Beltrán Pallarés, peón caminero y curandero, que trabajó junto a otros camineros como Elías Broto del Río y Pedro Royo Asín o Pedro Luy Grañena como capataz caminero. Oficios desaparecidos, al igual que virtudes desaparecieron con la ciencia pero que, en su divina medida, ayudaron en la curación y sanación de muchas personas con el tan solo hecho de creer.

Camino de los Fierros, vía romana


Los Monegros, lugar de paso, a mitad camino entre Madrid y Barcelona. Paisaje árido, casi desértico del Aragón profundo, la nada… Pasa la nacional II, la AP2 y la línea ferroviaria del AVE, atravesando Los Monegros en un eje que se remonta a la antigüedad. Una vía de comunicación que ha convertido a Los Monegros en tierra de paso mirando a una tierra despoblada que ha suscitado una cierta seducción y misticismo en el subconsciente popular.

Aquella percepción de desierto viene ya de lejos tal como deja constancia, por los años 1465 a 1467, León de Rosmithal, relación de Shaschek, en su descripción del camino en su tramo de Zaragoza a Osera “Cerca del camino por donde íbamos crecen enebros dobles, vulgares y rojos, tienen el tronco tan grueso que apenas lo pueden abarcar dos hombres con los brazos extendidos, son tan altos como pinos y las ramas se extienden formando pira. Más allá va por unos desiertos que no crían más que romeros, salvia y ajenjo”. Como curiosidad, Alfonso Villuendas Diaz, en su obra Deforestación y repoblación en Aragón, destaca el matiz que no comprende en la distinción en tres especies de la sabina de Los Monegros.

Años más tarde, Enrique Cock en su viaje de Zaragoza a Fraga en 1585 describe su paso como “montes estériles y sin gente” resaltando la curiosidad del cultivo del azafrán: “A la mano izquierda del camino hay montes estériles sin gente, de manera que se hallen pocos pueblos en el camino, y los que hay sus vecinos se mantienen con ganados y azafrán que allí produce la tierra”.

En 1660, un autor anónimo relata su tránsito en la forma siguiente “Este país es todo desierto hasta Alcarraz”. Y en 1755, el padre Norberto Caíno, de Cataluña a Zaragoza, expone que encuentra el itinerario de Fraga a Candasnos como un terreno inculto. Incluso en Candasnos se llega a preguntar: “¿No os parecería por esta pintura que viajo por los desiertos de África?”.

Bujaraloz (Burjalajos), acuarela de Pier Maria Baldi, Biblioteca Laurenciana de Florencia, recogida en Sánchez Rivero A, Mariutti de Sánchez Rivero A. «Viaje de Cosme de Médicis por España y Portugal (1668-1669)», Madrid: Sucesores de Rivadeneyra; 1933. 11 – 10 – 1668 Vista general. Silueta de las iglesias de Santiago el Mayor y la Merced y del palacio de Torres Solano, construidos poco antes de la visita principesca.

El relato continúa a través de José Townsend en 1786, quien, al entrar en Aragón hacia Zaragoza, vía Lérida, ve una gran diferencia de terreno entre Cataluña y Aragón: Townsend observa como el terreno no es completamente árido, pero sin cultivo y abandonado “Durante varias millas no encuentra ni casa, ni árbol, ni hombre, ni animal”. Su viaje lo encontramos descrito gracias a Alfonso Villuendas Diaz “De Fraga a Candasnos hace el comentario de que estas montañas no producen más que plantas aromáticas. La califica de comarca árida, con arenas finas, muchas piedras calcáreas y algo de yeso. Candasnos a Zaragoza lo califica también de llano árido, de finos arenales durante el espacio de veinte millas, y puntualiza más: «sin ver casa, ni hombre, ni animal, ni pájaro, ni árbol, ni matorral». El mismo aspecto desolado le ofrece el paisaje desde Candasnos hasta Zaragoza, donde no ve más que roca desnuda y yesosa, hasta llegar a los regadíos de la huerta”.

En 1792, el barón de Bourgoing, describe el itinerario Zaragoza-Barcelona: «No hay nada tan desierto, tan repelente como una gran parte de la zona que se recorre desde Villa-franca hasta dos leguas más allá de la triste villa de Fraga».

Está claro que hay un denominador común en los diferentes relatos a través de los tiempos, la idea de territorio árido, casi desértico, de tierras baldías y estériles y de un absoluto desierto demográfico. Pero volviendo al camino, históricamente la vía siempre ha formado parte del corredor del valle del Ebro, en su unión de Zaragoza con Tarragona.

Conocido como el camino de los Fierros, este respondía a un antiguo camino romano que unía Iltirta (Lérida), capital de los dominios ilergetes con Celsa (Velilla de Ebro), y que correspondía a un ramal de la vía romana Augusta. Celsa es la primera fundación en el valle del Ebro de una colonia inmune de ciudadanos libres romanos, fundada con el nombre de Colonia Victrix Iulia Lepida en honor a Lépido. En el año 36 a. C. cae en desgracia, y la ciudad romana cambia su nombre por el de Colonia Iulia Victrix Celsa, latinizando el nombre de la probable antigua ciudad ibérica sobre la que se emplazó, Celse. La población es abandonada poco después del 70 d. C., probablemente debido al auge de Cesaraugusta.

Calzadas romanas en la península ibérica.

El camino de los Fierros para Antonio Beltrán Martínez repite una denominación que se halla en las canciones de gesta franceses con el nombre de «Chemin Ferré» y en Bretaña y el Pirineo como «Chemin de Aucfer» y «La Herrade» respectivamente. (Beltrán Martínez, Antonio. La red viaria en la Hispania Romana: Introducción. Vías Romanas, topografía y ocupación del suelo).

Pero su origen se remonta mucho más y según el análisis de M. A. Magallón Botaya (Vías Romanas, 1991) se desprende el hecho de que Roma construye, en esta zona del Valle Medio del Ebro, gran parte de sus calzadas sobre antiguas vías indígenas: “Los principales sistemas de comunicación están conectados con la fundación de las dos colonias que se establecieron en el Valle del Ebro: Celsa y Caesaraugusta. la construcción de caminos que debió producirse a comienzos del siglo II a. C; cuando todo el Valle se verá inmerso en las guerras celtibéricas, con el consiguiente movimiento de tropas que conocemos por las fuentes escritas, reduciéndose todos los estudios a la reconstrucción teórica de los itinerarios seguidos por los diferentes ejércitos”. 

La calzada romana de época republicana Ilerda-Caesaraugusta, discurría por Soses y Alcarrás, para subdividir su recorrido en tramos que pasaban por la Llitera, Aitona, Serós, Massalcoreig, Torralba, hasta llegar a Cardell, Candasnos y Peñalba (Salleras Clarió, Joaquín en La Voz del Bajo Cinca. La vía romana a su paso por el Baix Cinca). Desde Peñalba continuaba hacia Bujaraloz, Hostal del Ciervo, ventas de Santa Lucía, Pina del Ebro, Fuentes del Ebro, Burgo de Ebro y Zaragoza.

Es curioso que Fraga no es relevante en su trazado hasta el medievo. Si que, en 1113, la vía sirve de vía al asedio de Fraga en 1134 por parte de las tropas aragonesas bajo el mando del rey Alfonso I “El Batallador”.  Para Joaquín Salleras Clarió: “De todos modos, el desvío por Fraga, pasando por el Barranc de Castelló, es un desvío posterior, porque la vía principal cruzaba el río por Massalcoreig y por Torralba”.

«La adecuación de la red viaria romana a los caminos naturales y a las necesidades estratégicas se comprueba por su persistencia a lo largo de la Edad Media y en buena parte en tiempos posteriores, en España, hasta el siglo XVIII cuando la centralización y los planteamientos radiales desde Madrid llevaron a un plan nacional de distinta concepción.»  

Beltrán Martínez, Antonio.
La red viaria en la Hispania Romana: Introducción.

Vías Romanas, topografía y ocupación del suelo.

Igualmente hay constancia de diverso patrimonio ligado a la vía carretera, como es el caso en Bujaraloz de la balsa de la Calzada, y el pozo del Pedregal y la Venta de la Perdiz donde se han encontrado fragmentos de Terra Sigillata. Algunas balsas documentadas que abastecían al camino eran la balsa de Boberal (Bujaraloz); y desde Velilla primero la balsa la Rostana, luego la balsa del Gango, el pozo del Pedregal, la balsa de Peñalba y la balsa de Candasnos (Beltrán, A.: «El tramo de la vía romana entre Ilerda y Celsa y otros datos para el conocimiento de Los Monegros». I Congreso Int. del Pirineo. Zaragoza, 1952, págs. 5-24. Pita Merce, R.: «La vía romana desde Lérida a Bujaraloz», Ilerda. 27-28, Lérida 1963-65, págs, 51-77).

En Bujaraloz hay restos en «Venta de la Perdiz» y «Pozo del Pedregal», y vestigios de una posible villa rústica en la partida de Las Vales, con cerámicas ibéricas pintadas, y romana campaniense y sigillata. Este yacimiento se asociaría también a la vía, cuyo nombre se conserva en la «Balsa Calzada».

Mapa del Instituto Geográfico y Catastral, 1953. Se aprecia parte del trazado del camino de los Fierros, la balsa de la Calzada y el pozo del Pedregal. Término municipal de Bujaraloz.

En Peñalba, Hübner documenta varios miliarios de los años 7-8 a.C., uno en la Venta de la Perdiz, y otro a un kilómetro de Candasnos. Un miliario o piedra miliar es una columna cilíndrica, oval o paralelepípeda que se colocaba en el borde de las calzadas romanas para señalar las distancias cada mil passus (pasos dobles romanos) es decir, cada milla romana, lo que equivale a una distancia de aproximadamente 1480 metros.

La importancia de las balsas y elementos auxiliares queda patente en Antonio Beltrán Martínez “la extraña sequedad de Los Monegros hace de capital importancia para el conocimiento de la política que presidía el trazado de las vías, la situación de balsas de agua potable y la utilización de pozos salobres, pero aprovechados por las bestias, como el del Pedregal, mostrando que las dificultades que podían plantear terrenos poco accesibles eran superadas con realizaciones que no han sido mejoradas hasta tiempos muy recientes” (A. Beltrán, «Notas sobre construcciones hidráulicas de Los Monegros», Congreso Nacional de Arqueología, Almería, Cartagena, 1959, p. 236 y «El tramo de la vía romana entre llerda y Celsa y otros datos para el conocimiento de los Monegros», I Congreso Internacional del Pirineo, Zaragoza, 1950, p. 5.).

También apuntar como tanto Bujaraloz como Peñalba se establecieron sendos hospitales, tal vez ligados a la existencia del camino: “Sobre los hospitales de la región, el ejemplo más antiguo es la fundación del hospital de Peñalba por parte de Alfonso II en 1170. Muy cerca de la localidad de Peñalba y por indicación del mismo monarca, parece ser que fue fundado el hospital de Bujaraloz” (Villagrasa Elías, Raúl. La red de hospitales en el Aragón medieval ss. XII – XV).

Pues durante la edad media continúo siendo una importante vía de comunicación entre Zaragoza y Barcelona, de acuerdo con María Teresa Iranzo Muñío, el camino tradicional entre Zaragoza y Barcelona, citando A. Magallón, ob. cit., pp. 227-245 y A. Gargallo y M. J. Sánchez, Cuenta de un viaje, cit., este «Se superponía a una calzada romana, la vía Augusta, y el itinerario medieval es, según se describe en un viaje de 1366, Alfajarín, Pina, Bujaraloz, Peñalba, Candasnos, Fraga y Mequinenza, donde se cruzaba el Segre» (Iranzo Muñío, María Teresa. Los sistemas de comunicación de Aragón en la edad media: una revisión).

Agustín Ubieto Arteta, en su obra Los caminos peregrinos de Aragón, lo cita como Camino de San Jaime y que a partir del siglo XVI es el más transitado de todos los aragoneses. El camino responde a la prolongación de Camino de Sant Jaume catalán: «Procedente nada menos que de Barcelona (foco de concentración de peregrinos), pasa por Lérida y entra en Aragón por Fraga hasta acabar en Zaragoza, desde donde los romeros tienen varias alternativas en función de su destino final. Su mayor activo y propaganda serán, sin duda, las facilidades físicas de tránsito aunque recorre parajes inhóspitos según cuentan algunos caminantes, pero no deja de mostrar varios signos propagandísticos: aparte de las 19 tumbas de santos concentradas en Zaragoza, vemos en él veneras, iglesias y ermitas de los santos de referencia, bastantes fiestas y calles dedicadas a éstos y templos cuya titular es la Virgen del Pilar lo que nos habla de su permanencia en el tiempo. Momento llegará en el que será el más transitado de todos los caminos romeros aragoneses«.

Ubieto Arteta, Agustín. Los caminos peregrinos de Aragón.

A pesar de haber sobrevivido el paso del tiempo, la vieja calzada romana conocida como el camino de los Fierros ha desaparecido con las relativas recientes roturaciones agrícolas. Un camino, del que Pascal Madoz decía ser tan sólido que se hacía impenetrable al arado: “Hacia la parte del S. se conserva una travesía de 5/4 de hora de la famosa vía Pompeya, construida por los romanos desde Tarragona á Lisboa, cuya dirección ha desaparecido en tantos puntos de la Península: es tanta la solidez de las varias argamasas con que está fundada, que la hacen impenetrable al arado, y por eso se le llama á aquel sitio el camino de los Fierros”. Madoz, en su descripción de Peñalba decía que los caminos eran de rueda y de herradura y conducían a los pueblos limítrofes (Madoz, Pascual. Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico de 1845-1850).

Efectivamente, tal y como apunta Antonio Beltrán Martínez, las labores de roturación y la paulatina ocupación de los caminos, aparte de la erosión producida por el paso del tiempo, han hecho desaparecer las trazas del camino, como en Bujaraloz, en el llamado «camino de los Fierros», contiguo a la balsa Calzada: “realmente de la Calzada romana y hoy totalmente labrada así como desaparecida totalmente junto a la mutación que hubo junto al pozo del Pedregal, sin duda usado para servicio de los viandantes como lo fueron las balsas dispuestas a una decena de kilómetros una de otra” (Beltrán Martínez, Antonio. La red viaria en la Hispania Romana: Introducción. Vías Romanas, topografía y ocupación del suelo).

También ha seguido los pasos de la calzada romana Isaac Moreno Gallo, la cual aún se puede intuir a través de imágenes aéreas a pesar de su roturación para transformación en tierras agrícolas. Además, apunta Isaac como la vía romana de Julia Lepida Celsa a Ilerda, ha sido conocida como camino del diablo en la cartografía antigua en la parte catalana de Cardiel a Soses “Camino carretero del diablo” y en Candasnos como “Camino Viejo de Tarragona a Zaragoza” (Moreno Gallo, Isaac. Carreteras romanas desde el aire 03. El camino del Diablo).       

En estos llanos áridos casi desérticos, la vía romana casi resulta ya testimonial, mientras la vida pasa de largo por las nuevas vías, que ven un territorio vacío pero que sigue escondiendo una importante riqueza natural, paisajista y patrimonial. La historia de un camino que ya no es lugar de paso.

Enrique Cock en 1585 de Zaragoza a Fraga

“La tierra cuasi toda es sin fruto, si no es la que está cerca del Ebro, una legua de Ucera, donde hay algunas viñas y huertos. A la mano izquierda del camino hay montes estériles sin gente, de manera que se hallen pocos pueblos en el camino, y los que hay sus vecinos se mantienen con ganados y azafrán que allí produce la tierra.  

Aguilar Venta de Santa Lucía: “Habiendo caminado tres leguas de Ucera, está una venta en el camino con una capilla que se dice Santa Lucía, allí quedó Su Majestad a comer y vio con el Duque y el Príncipe y sus hijas danzar los labradores. Para nosotros y otros criados del Rey había tanta falta de todas las cosas, que agua para beber no hallábamos por dinero que fuese buena. Los caballos comían la verdura del campo que ya comenzaba a crecer, y a nosotros convidaba el buen tiempo a tener paciencia. ¡Mirad, por amor de Dios qué cosa es caminar por desiertos! Acordéme lo que Justo Pascasio dice en su libro de los dados de España, el cual como en muchas partes no había hallado cosa para comer, ni pan ni vino, con todo esto dice que nunca halló lugarcillo ni venta por ruin que fuese en que no hallase naipes para jugar. Lo mismo me ha acontescido algunas veces yendo por España, y aca no faltaban tampoco quien engañase el tiempo con ellas.

Después de comer fuimos otras tres leguas adelante y venimos a boca de noche en Borgaroloos, villa donde todos estaban aposentados, y tampoco cuasi no hallábamos qué comer por la muchedumbre de gente que había accedido, por tantas acémilas y carros que habían venido, que todas las calles estaban atapadas que no se podía pasar. Al dormir tomamos la medida de un banco. Había algunas casares un tiro de piedra fuera de la villa, en las cuales los labradores recogen la paja; en estos quedaban nuestros caballos, para que no padesciesen debaxo el cielo.

Jueves a cuatro de abril muy de mañana, siendo el sol levantado dexamos a Su Majestad allí con su gente para entrar en Fraga, la cual villa está seis grandes leguas de Borgaraloos y muy mal camino para proveer en tiempo que no cayésemos en semejante falta de aposientos. Su majestad vino hoy en Candasnos, pueblezuelo, a posar en la mitad del camino lleno de mesones, para no hacer tan grande jornada. Una legua de Borgaraloos está Peña Alva, lugar en un valle, y a la mano izquierda del camino se vee Muella Villeta y no la pejor desta muy estéril tierra, que está de aquí una legua. Los vecinos destos pueblos cogen grande abundancia de azafrán cada año, de cuya ganancia se sustentan.

Dexado que habíamos Peña Alva venimos a Candasnos, adonde los aposientos todos fechos para Su Majestad, no querían estos ladrones de mesoneros a nadie vender vianda por su dinero, de manera que estando en pie habíamos de acabar la comida deste día. De allí acabando lo que nos restaba del camino, a puesta del sol abaxamos en una llanura dexando las sierras y su esterilidad.

Lidia Berdejo Escanilla, gaitera del dance de Bujaraloz


Nació en Bujaraloz en 2002 y vivió allí hasta los 16 años cuando se fue a vivir a Zaragoza buscando oportunidades para estudiar música. Posteriormente se mudó a Pamplona a estudiar la carrera de Piano Jazz, que no terminó, y actualmente reside en Salamanca, donde estudia la carrera de Etnomusicología. Desde hace unos años es una de las gaiteras del dance de Bujaraloz.

Lidia Berdejo con Mila Dolz.

Mis recuerdos de infancia en Bujaraloz son agridulces. Por una parte todos conocemos las virtudes que tiene el crecer en un pueblo, pero por otro lado, está la inmensa soledad que se puede llegar a sentir creciendo en un lugar donde el círculo social disponible, que es muy limitado, te rechaza.

Desde que me fui de allí mi vínculo con mi pueblo ha estado limitado a mi familia y al folklore.

Mis inicios en la colla del dance fueron como danzante con unos 12 años, antes de empezar a tocar la gaita, que aprendí a tocar con 16 años. Desde entonces he formado parte de los gaiteros de Bujaraloz junto a Mila, Chusé y el intermitente Martínez.

Mi gaita se la compré a Pablo Morales, un luthier de Caspe, y más adelante compré un clarín en Tremol.

Para mí, acostumbrada al piano, donde el único contacto físico con el instrumento son las yemas de los dedos, tocar y estudiar gaita es una experiencia totalmente opuesta. Hay que abrazar la gaita con fuerza para que suene. En un brazo está el boto, en otro el bordón, y entre las manos el clarín y la bordoneta, y consigues sentir la vibración del sonido en tu cuerpo, además de notar en las yemas de los dedos cómo pasa el aire por dentro del clarín. Sensaciones que con el piano no son posibles de experimentar.  Aparte de todo el tiempo que se debe invertir en cuidar y ajustar las cañas, que al fin y al cabo también es tiempo que le dedicas al instrumento aunque no sea tocando, y de nuevo ese tipo de relación tan personal no se puede tener con el piano.

Además, la gaita no sólo me conecta con mi cuerpo sino que siento que me conecta a la historia y me conecta a mi tierra, de la que siempre había renegado. Comencé a tocar la gaita el último año que viví en Bujaraloz, sabiendo que al año siguiente ya no iba a estar ahí. Decidí aprender este instrumento que veía como tan característico nuestro para intentar sentir algún tipo de pertenencia al lugar donde crecí y del que nunca me llegué a sentir parte.

Comencé aprendiendo con Chusé, el otro gaitero del pueblo, y seguí estudiando en la Escuela Municipal de Música de Zaragoza con Mario Gros, con quien mantengo relación y al que le guardo mucho cariño.

Para mí uno de los momentos que más orgullosa me hacen sentir como gaitera es cuando alguien ajeno al mundo del folklore, que llega con prejuicios sobre la gaita por la representación que se le suele dar de instrumento desagradable y estridente, escucha mi gaita y se queda maravillado por su sonido y la música que sale de ella.

Creo que el sonido continuo es un elemento que fascina a todas las culturas, ya que encontramos instrumentos con esta característica en todo el mundo. Ya sea por la propia construcción del instrumento, como es el caso de la gaita o la zanfona, o por el uso de respiración circular, como por ejemplo la alboka. Creo que es lógico que al ser humano le cautive este sonido continuo, pues por nosotros mismos no somos capaces de producirlo, y al escucharlo parece algo mágico. Además la gaita tiene ese otro elemento cautivador que son los bordones, que le da ese cuerpo tan característico y envolvente al sonido.

Para mí el dance significa historia. No es la historia que se enseña en clase, pero es la historia directa de mis antepasados. Me resulta muy emotivo pensar en qué debía sentir el pueblo en los siglos pasados cuando llegaban las fiestas y llegaban los días de dance, teniendo en cuenta el escaso acceso a la música de la gente durante el pasado, y el gran sentimiento religioso que debía producir esta representación.

Una tradición y un lugar de Los Monegros.

Siempre me ha fascinado la historia de que antiguamente, durante el baile de la gaita en la Virgen de las Nieves en Bujaraloz, hacían tocar al gaitero desde una bodega para que el sonido de la gaita saliese a través de las rendijas, y gracias a la acústica de la bodega, se pudiera escuchar por toda la calle.

Mila Dolz, gaitera del dance de Bujaraloz


Milagros Dolz (Zaragoza, 1995) estudió Gaita de Boto en la Escuela Elemental de Música y Danza con Mario Gros y Rafa García Hermoso, pero en lo formal es graduada en Bellas Artes, Master en Pintura y actualmente doctoranda en investigación en arte contemporáneo. En su caso no es de Los Monegros pero se considera gaitera monegrina, no solo debido a su trayectoria sino también a sus influencias, estilo y repertorio. Ella misma nos descubre su inicio con la gaita y el dance aragonés y su desarrollo hasta llegar a ser una de las gaiteras del dance de Bujaraloz.

Mila en el centro con la gaitera Lidia y el gaitero Chusé. Dance de Bujaraloz.

En agosto del año 2013 me llamó Luis Miguel Bajén, profesor de dulzaina en la EMMD de Zaragoza, para decirme si me interesaba ir a Bujaraloz a tocar el dance del pueblo. Resulta que había coincidido con uno de los gaiteros, Chusé Rozas, quién no podía ir a tocar por cuestiones laborales y necesitaban un apoyo. A mí me maravilló la idea, me sentía como los gaiteros antiguos que iban a tocar de pueblo en pueblo los dances durante el siglo XX. Chusé me proporcionó audios y partituras del repertorio que preparé en unos días y el día de San Agustín vino a buscarme el mayoral del dance, Carmelo, un hombre encantador. Cuando llegué la gente no sabía que Chusé no iba a estar y fue una revolución, me acogieron con una hospitalidad infinita, salí en procesión y dance junto con dos gaiteros del pueblo, Martínez y un chico joven del pueblo que ya no toca. Desde aquella festividad de San Agustín guardamos una gran amistad y continúo tocando con ellos siempre que puedo.

Empecé a tocar la gaita en el año 2011, cuando tenía 15 años, después de adquirir una las navidades de 2010. Ya trasteaba un poco con la dulzaina, pero yo tenía una obsesión con tocar la gaita de boto. Me parecía un instrumento tan fascinante como místico, con un sonido continuo que se colaba por las rendijas de las calles, una melodía aguda y estridente en un instrumento precioso vestido con saya de flores. Puede ser que me gustasen los instrumentos ruidosos solo por el hecho de existir.

Yo paloteaba en el danze de San Chusé de Zaragoza, entonces iba a ensayar con ellos con dulzaina y gaita, aunque no los dominaba demasiado. En septiembre de 2011 accedí a la Escuela Municipal de Música de Zaragoza mediante la prueba de acceso a 2º año de Gaita de Boto, y desde entonces entablaría una gran amistad con Mario Gros, Rafael García y otros tantos profesores de la escuela. Fue un salto cualitativo muy grande donde aprendí muchísimo y pude conectarme más con el mundo del folklore en Aragón.

Después de ello mi gaita ha ido conmigo a todos los lugares donde he vivido, y ahora que ya no resido en Aragón me siento que hago de embajadora de la tierra. Como anécdota destacable, en el año 2015 me llamaron para participar en la película «Jota de Saura» del director Carlos Saura, donde toqué con un grupo de gaiteras jóvenes de toda la península una canción entre las cuales se incluía el baile de la gaita de Bujaraloz.

La gaita es y será siempre mi instrumento de referencia. Como decía antes, desde su sonido, con los bordones haciendo la nota pedal de manera continua y su melodía aguda en el clarín, hasta su estética particular, con la madera dorada de boj, el forrado de piel de culebra y su llamativo vestido de flores. Con los años he tocado más tipos de gaitas de otras zonas y nunca encontré una tan cómoda. Para tocarla hay que abrazarla, como la historia de la hija del gaitero.

Con los años descubrí también que la gaita la teníamos gracias a que se preservó su uso para los dances monegrinos, cuestión que vi real cuando empecé a frecuentar la zona. La gaita está ligada a ese paisaje, a la dureza de la vida allí, a los pensamientos de la gente que lo habitan y a las supersticiones que heredan. Es su lugar natural y donde tiene sentido su sonido (no se si me explico bien). Y llega hasta nosotras gracias a todas las personas que defendieron el rito: a quienes preservaron las gaitas, las investigaron, las reprodujeron; quienes continuaron el dance con otros instrumentos perpetuando la tradición, las melodías, los bailes y los trajes; y no menos importante quienes se esfuerzan todos los días para que todos los años siga hacia adelante. Conocer el origen de las cosas es vital para entender mejor lo que hacemos y hacia donde lo encaminaremos.

El rito del dance para mi es la expresión más grande de pertinencia que se puede desarrollar. Las personas que los componen son muy heterogéneas, considerando (creo que de manera más o menos acertada) que en la mayoría de dances se cumplen estas normas: algunos viven en el pueblo, otros viven fuera pero acuden de manera regular, o gente como yo, que estamos «de pegote» pero lo disfrutamos como nadie. El sentimiento que mueve a cada uno también es variado: desde la religiosidad hasta la preservación de la tradición, o cualquier tipo de sensibilización al respecto. Además, el dance lo componen personajes visibles (danzantes, mayoral, rabadán, gaiteras/os y demás) y no visibles (desde quién monta el sonido hasta la abuela que prepara el traje), creando entre todas y todos una bonita comunidad en la que se comparte más que una procesión y unas danzas.  El «espectáculo» será la parte visible, pero la emoción brotará siempre de lo que no se ve desde fuera. Esta comunidad, con sus cosas buenas y malas, es para mí el auténtico rito a preservar.

Una tradición y un lugar de Los Monegros.

Mi primera respuesta sería el romance a la Virgen de las Nieves y el posterior baile de la gaita en Bujaraloz. Es una fiesta a la que he podido ir pocas veces, pero que aúna todas las cosas que me gustan de las tradiciones monegrinas: cantos, gaita y baile participativo. En ella también participan gente de la Asociación Balcardosa (la que se encarga del dance en sí).

Pero no siendo tradición y debido al esfuerzo que suponen, quería destacar las otras actividades organizadas por dances y ayuntamientos, sea el reciente encuentro de Dances de Los Monegros o la Trobada de gaiteros en Robres. 

Luis Aguilar Palacio


Famosas son las madalenas de Bujaraloz que han sido y son horneadas con el sabor tradicional, pues Bujaraloz ha sido y es pueblo de grandes panaderos: El Betes, Barrachina, Claver o Aguilar. Gracias a Luis Aguilar Palacio, nos adentramos al calor de su horno, en su panadería cuyo olor a masa madre amasándose, a pan recién hecho y a bollería y repostería nos conquistan para siempre. 

Luis Aguilar Palacio nació el 24 de junio de 1938 en Bujaraloz, en casa, asistido por el practicante -por aquellos tiempos atendía todos los partos-. Su padre trabajaba en el campo y su madre en casa, eran seis hermanos. Campo de secano y muy pocas tierras, por lo que su padre se dedicaba a hacer yeso, por lo que era conocido como “Casimiro el Yesero”.

Tenía un horno y el pueblo un molino y el rollador, donde molían el yeso -Pagaban según gastaban luz, según los kilovatios consumidos-. Antiguamente rollaban con las ruedas de los carros en el Tollanco, con las mulas tirando el carro y chafando el yeso. Casimiro vendía el yeso en Peñalba y a gente de Caspe que venían a comprarlo a Bujaraloz. Subían albañiles, particulares a comprar yeso -Si se cocía bien se hacía muy bueno-, recuerda Luis. No había cemento y se hacía todo con yeso –El que más se cocía era mejor y se gastaba para hacer suelos, resistía igual que el cemento-.

Luis jugaba a los pitos, colocaba cepos para cazar pajaricos o iba a las eras a jugar al fútbol. A la escuela trataba de no faltar nunca, únicamente cuando tenía que ayudar a su padre en el molino, especialmente cuando había dos moliendas y había que separarlas.

No eran años buenos, afirma Luis -Los años malos la gente marchaba a trabajar a Cataluña o a arreglar carreteras, cuando había faena-. Algunos tenían mulas y llevaban en invierno paja a Gandesa (Tarragona). Otros trabajaban para las casas ricas que tenían mucho ganado, tenían unos 6 a 7 pastores, como casa Gros o casa Rozas. En casa tenían cerdos, un gallinero, pasaron años muy justos. Entre 1940 y 1950 mucha gente emigró a trabajar fuera.

Llegaron años peores, a partir de 1946 se empezó a no coger nada del campo, fue una sequía muy dura, recuerda Luis. En 1950, viendo que así no podían vivir, marcharon a Castillonroy (Comarca de la Litera). Allí trabajaron llevando una finca, permaneciendo por unos 10 años. El dueño era un militar retirado que siempre les trató muy bien, incluso cuando hicieron el servicio militar obligatorio, les ayudó. Luis realizó la mili entre 1960 y 1962, durante año y medio, siendo destinado a África, a Sidi Ifni. Ya no había guerra y estuvo en posiciones sin escuchar ni un solo tiro.

Con la marcha de sus hijos al servicio militar, su padre no pudo hacerse él sólo con las tierras que llevaban en Castillonroy. Así que Casimiro volvió a Bujaraloz, retomando las tierras propias y las de un tío de su madre. También se incorporó Luis cuando finalizó el servicio militar, llevando las tierras con su padre.

Al poco, con su hermano montaron una tocinería en Bujaraloz “Tocinería Aguilar”.  La llevaron entre los dos hasta que Luis se casó, quedándose su hermano con la tocinería.  Luis estuvo un año trabajando en el Mesón -La nacional II era la vida del pueblo-. El Betes, uno de los panaderos del pueblo, solía pasar por el Mesón. En una ocasión, Luis le dijo al Betes -¡Qué bien viven los panaderos!- y este, sin dudarlo, le respondió -porque no quieres, que allí tienes la panadería-. Así, Luis cogió la panadería en arriendo y durante quince días el Betes le estuvo enseñando a hacer pan.  

Luis se casó con Madalena Mateu Pascual de Castillonroy. Ambos trabajaron duramente para sacar adelante la panadería y a sus cuatro hijos, tres chicos y una chica. Servían al Ciervo, al Español, al Parador Mesón Aragonés, la Perla… y a otros muchos de los negocios hosteleros vinculados a la nacional II. En 1986, recuerda Luis, con su mujer hicieron mucho trabajo, pero la renta fue subiendo cada año hasta que Luis y su mujer se vieron obligados a construir su propio horno. –Algunos le dijeron si estaba loco-, recuerda Luis, pero desde 1969 vienen manteniendo abiertas las puertas “Panadería artesanal Aguilar, en horno de leña. Desde 1969”.

Es un oficio que no se aprende nunca– comenta Luis –Solo con que cambie el tiempo todo cambia mucho. Lo importante es la masa madre, la fermentación-. En tiempos las mujeres amasaban en casa y luego iban a cocer sus propios panes al horno, apunta Luis.

Su padre le ayudaba mucho a limpiar las máquinas y en semana santa le tenía que ayudar la guardia civil a cruzar la nacional II, parando el tráfico, para llevar el pan a los bares restaurantes al otro lado de la carretera. Luis también contó con algún aprendiz y trabajador, como Pedro y José Luis Villanua, de Castejón de Monegros, a quienes les une una gran amistad.

La vida de antes era muy dura, la gente se puso granjas de pollos y luego de cerdos. Todo cambio mucho al comenzar a trabajar con tractores y la llegada del regadío. Luis aún recuerda cuando los militares tenían que traer agua en camiones cisterna a Bujaraloz (1972-1973). Entre otras muchas cosas que Luis va contando es que en Bujaraloz existió una harinera.

Actualmente, la panadería continúa gracias a uno de sus hijos. Además del pan hacen unas de las famosas magdalenas de Bujaraloz, pero también bizcochos, bollos, empanadones de membrillo, rollos de pan… Sin duda, los recuerdos de Luis, nos llevan por la historia reciente de Bujaraloz pero también nos acercan a ese gran oficio de panadero, todo un placer.

Gracias a David, hijo de Luis.

Carmelo Lorente Acín, mayoral del dance de Bujaraloz


Desde la recuperación del dance de Bujraraloz, Carmelo ejerce de mayoral. Es todo un apasionado del dance y de su pueblo, de su historia y tradiciones. A través de Carmelo, nos sumergimos en parte de la memoria reciente de Bujaraloz y su vivo dance, recuperado gracias al esfuerzo y empuje de los vecinos de la localidad monegrina; que volvieron a hacer rugir la gaita, las danzas, el teatro popular y los versos que configuran la gran manifestación artística que representa el dance aragonés.  

Ya con esa confianza
iré tomando materia
sin ponerme en trinidades
pues al Santo se reservan,
pero vamos discurriendo
y cada cual se prevenga
en el siguiente coloquio
a elogiarle como pueda.

Mayoral (Dance de Bujaraloz).

Carmelo Lorente Acín nació en Bujaraloz, en casa, en 1959. Su padre era barbero y tenía una peluquería en Bujaraloz. Son tres hermanos. Fue a la escuela hasta el graduado, cuando marcha a Zaragoza a realizar formación profesional de electrónica. La escuela, recuerda Carmelo, estaba donde actualmente se encuentra el ayuntamiento. Comenzó con cinco años y aún había clases de chicos separadas de las chicas, –aunque ya comenzaban a haber clases mixtas-.

Sus recuerdos nos llevan a aquella época que aún daban leche en polvo y en la escuela encendían la estufa con piñuelo, huesos de oliva. Jugaban a Cascabel Montapíe o al popular Churro, media manga, manga entera -Al final, pegado a la pared, se colocaba la madre, quién soportaba a todos apoyados y hacía de arbitro-. También jugaban al balón prisionero y se encorrían por la calle -Entonces la gente jugaba mucho en la calle-. Iban en pantalón corto hasta en invierno, era lo habitual hasta que comulgaban por primera vez -del frio se nos ponían cabrillas en las piernas-.

-En Bujaraloz no había agua, solamente agua de balsa-. Carmelo cuenta como en las ordenanzas, sobre la vida en Bujaraloz, aproximadamente de 1530, principalmente se basan en el uso y gestión del agua. Cada balsa tenía su finalidad, explica Carmelo. La balsa Buena dicen que es de época romana, del antiguo camino de los Fierros, aunque el Sistema de Información de Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA) le atribuye un origen bajo medieval. La balsa se encuentra carretera Caspe desvío a Sastago, donde actualmente está Guissona. Tiene unas escaleras para acceder a ella, entre muros, para el acceso humano. Además, presenta unos números romanos del I al XII, dividiendo la balsa por partes iguales para su limpieza, así, cada parte, debía ser limpiada según las tierras que cada propietario poseía. Los industriales traducían su parte en jornales que hacían los obreros o jornaleros. Eran trabajos comunales. La balsa fue remodelada en 1928.

Las balsas se hacían en barrancos y presentaban hueras (agüeras o güeras) que conducían el agua a las balsas. Estaba prohibido pastar en las hueras. En Bujaraloz, igualmente, se encuentran la balsa Pedrera, construida en 1944, la balsa Grande y balsa del Molino, con el pozo de la bomba entre ellas. A ellas hay que añadir las desaparecidas balseta de la Tejería o la balseta del Moro. Los pozos, que en cada casa había uno, eran salobres y tenían un cierto grado de salinidad. No servían para beber, si acaso, para las caballerías. El agua de balsa se almacenaba en las casas en tinajas y con el tiempo, más reciente, llegaron los aljibes. 

La escasez fue una constante en Bujaraloz y en varios pueblos de Los Monegros, -incluso en 1972 o 1973 tuvieron que traer agua para beber en Bujaraloz, la trajeron en camiones cisternas por medio de la base americana de Zaragoza-. Durante un mes, los abastecieron con agua que subieron desde Caspe, -agua para beber, asearse, cocinar, lavar o para dar a los animales-. No fue hasta el 23 de mayo de 1975 cuando el agua corriente llegó a Bujaraloz.

En las ordenanzas, anteriormente citadas, se prohibía subir por las noches a las cías, sería para evitar que se robase el grano, apunta Carmelo. Estas, estaban debajo del campo de fútbol y todavía existen dos cías.

Bujaraloz ha sido tierras de secano y pastos. Son características sus lagunas saladas que aprovechaban para la obtención de sal. Los campos daban escasas cosechas y en sus margüines se acumulan las piedras que los campesinos iban retirando de los campos. -Algunos, cuando iban al monte volvían con piedras y poco a poco fueron construyendo granjas de pollos. En unos cuatro años levantaban las paredes y, si conseguían buena cosecha, colocaban el tejado-.  El regadío llegó el 23 de mayo de 1995

La nacional II pasaba por el centro del pueblo. Es en torno a 1959-1960 cuando la sacan del pueblo y comienza a aparecer restaurantes, mesones, hostales y talleres. El poster de la gasolinera pasó de la plaza al lado de la nacional, donde el mesón Monegros. Fue un impulso para el pueblo -La carretera equivalía a un pueblo más-, hasta que en el 2021 se liberalizó la Autopista A 2 y la nacional II perdió su constante fluir de vehículos.  

En el mesón había un cine, -igual tenía hasta 500 butacas, y se hacían sesiones los sábados y dos sesiones los domingos-. Carmelo llegó a llevar el proyector mientras dos amigos se ocupaban de vender las entradas y cortarlas. Tenían 18 años, pero su afición al cine ha continuado, siendo miembro del certamen de cortometrajes de Bujaraloz.

En el salón del pueblo se hacían bailes. También estuvo la discoteca Sagitario “el Chato”, en el bar Avenida, –venía gente de todos los pueblos, fue durante 1970 a 1980-.

Cuando contaba con unos 14 años, un grupo de personas se unieron para hacer cosas por el pueblo. Consiguieron un local y compraron juegos y tableros de ajedrez. En el local se juntaban unas diez personas que decidieron hacer un periódico, el “Secarral”. Hubo dos épocas, una primera más inocente y sin medios y una segunda más política y con medios. Publicaban sobre asuntos del pueblo y el maestro les ayudaba a imprimirla; -aunque había cosas que censuraba y una vez se negó a imprimirla-. No se podía hablar aún de política y, a pesar que no tenían nada, hacían entrevistas con un magnetófono.

Ejemplar de Secarral, revista de Bujaraloz.

Con 16 años, Carmelo se marchó a estudiar a Zaragoza, aunque volvía todos los fines de semana. Fueron tiempos muy activos -Se reivindicó la piscina y se recaudó dinero con la carrera de la san Silvestre y una chocolatada en1981-.

Durante la primera etapa del Secarral, investigando la historia de Bujaraloz, se descubrió que había habido carnaval en la localidad y lo recuperaron. También descubrieron que había habido dance.

Efectivamente, el dance de Bujaraloz se había perdido sobre 1910. Al parecer, cuenta Carmelo, aquel año fueron a danzar a una exposición, quizá Barcelona, y alguien se les quedó el dinero. Tuvieron que volver como pudieron, de malas maneras, y al llegar al pueblo se les rieron. Se enfadaron tanto que dejaron de danzar.

Mercedes Pueyo Roy, en su libro “El dance en Aragón” (Zaragoza, 1973, p. 73) afirma que el dance de Bujaraloz se ejecutó por última vez en 1900 y que intervenían en el baile dieciséis hombres, -los más fuertes del pueblo, en la procesión y después en la plaza y que nadie recuerda nada del texto, si es que lo hubo-. “Ha desaparecido totalmente este Dance y con él el famoso baile de la «Gaita», de mucho renombre. La última vez que se hizo fue en 1900. No existe documento alguno de él, y estas escasas noticias han sido recogidas gracias a la feliz memoria de un anciano. Se hacía el día 5 y días 28 y 29 de agosto, con motivo de las fiestas patronales.   PERSONAJES. – Intervenían en el baile dieciséis hombres, los más fuertes del pueblo.   DESARROLLO. – Se hacía el baile en la procesión y después en la plaza.   En cuanto al texto, si es que lo hubo, nadie lo recuerda ni nada queda de él. En cuanto al aludido baile de la «Gaita» sabemos que era muy posterior al dance y que el pueblo lo consideraba de tipo más bien profano. Era una especie de jota aunque no con todas sus características escénicas ni su ritmo, aunque sus pasos y variaciones la recuerdan un poco. Su música se conserva en notas y hoy día se canta como «gozo» a la Virgen de las Nieves, y que nosotros hemos grabado en la fonoteca del profesor Beltrán. No existe texto.” Pueyo Roy, Mercedes.   Mercedes Pueyo Roy realizó algunas grabaciones junto a Antonio Beltrán Martínez y Pio Beltrán “Algunas de las melodías que acompañaban las mudanzas las recogimos y grabamos en cinta de Pío Beltrán” (Materiales para el estudio del folklore aragonés: I. el dance de Bujaraloz por Antonio Beltrán).   

Afortunadamente, en la labor investigadora del Secarral, descubrieron la existencia de un libro sobre el dance de Bujaraloz, datado, aproximadamente, en 1840, con textos y anotaciones que pasaron a texto mecanografiado en 1976. Constaba de 112 páginas, aunque faltaban las diez primeras y con la primera y última hoja en muy mal estado. Los textos ensalzaban al santo San Agustín, un converso al cristianismo -así que presenta y juega con ambas condiciones, a quién principio se le quiere hacer pasar por moro, desencadenando una batalla donde gana el bien-. Hay textos para dos días, comenta Carmelo, con loas al santo que no se reproducen, pues son muy extensas.

También el catedrático de prehistoria Antonio Beltrán Martínez se hizo eco del texto de mano de José Rozas Beltrán:

“El texto completo del dance citado en dos versiones manuscritas. Una sin fecha, pero de hacia mediados del siglo XIX y otra copiada en 1902, más correcta, con este gracioso título en verso. Las hojas perdidas contenían algunos gozos y las conservadas, parte de los dedicados a Santiago, los gozos y romances de la Virgen de las Nieves, las coplas de San Agustín y los dances de San Agustín del primero y segundo días de las fiestas. “

«En este libro se contiene / coplas para dispertar / todos los días festivos / que tiene la cristiandad. / Además también contiene / Dichos de San Agustín / que por ser patrón del pueblo / le celebran un festín. / Y este libro fue copiado por Vicente Used y Ros / en el tercer mes de marzo de mil novecientos dos».

En 1989, a iniciativa de Mariano Villagrasa, entonces concejal del ayuntamiento, se recuperó el dance de Bujaraloz. Mariano juntó a 23 personas en mayo y a finales de agosto, del mismo año, celebraron de nuevo el dance, -tanto hombres como mujeres-.  Así, el dance de Bujaraloz se volvió a celebrar para san Agustín el 28 de agosto, y santa Mónica, el 29 de agosto de 1989. En su ejecución, se retomó a representar la lucha de moros y cristianos con mudanzas intercaladas que los mismos textos presentaban en anotaciones, indicando las mudanzas concretas que se debía ejecutar en cada momento.

Dance de Bujaraloz, 1887.

Han investigado e indagado mucho sobre el dance de Bujaraloz, recuperando la mayoría de sus partes. En 1890, el dance de Bujaraloz estuvo danzando en el auspicio de Zaragoza, la crónica comentaba que era muy gracioso, ágil y vistoso. Sorprendentemente, apareció una foto del dance de 1895, apreciándose bien la indumentaria y corroborando el testimonio de una mujer del pueblo que ya había advertido que los danzantes llevaban faldas muy cortas. Muchas mudanzas las recuperaron gracias a que había gente que se acordaba de ellas y las cantaban y tatareaban. Un danzante, que se había casado en La Almolda, conservaba los palos y una espada del dance de Bujaraloz -los palos eran de carrasca, de los palos de las ruedas de los carros, eran muy resistentes-. Carmelo lamenta que lo que más se ha perdido es el baile, salvo uno, pues en pleno ensayo, una persona mayor se acercó y les transmitió un baile que recordaba.

“Ved si en cuatro palotadas/ desatáis el gran enredo”

Rabadán (Texto antiguo del dance de Bujaraloz).

Tienen constancia que estuvo el gaitero Aniceto Serrate “El Tintorero”, natural de Castejón de Monegros. La gaita la recuperaron gracias a Eduardo Plana Galindo de Sena, montaron un taller de fabricación y aprendizaje de gaita en 1993. El curso duró unos dos años y entre los muchos participantes, unos diez, salieron los gaiteros Chusé Rozas Auría y Javier Martínez Samper. Eduardo Plana Galindo colaboró con la recuperación del dance de Bujaraloz.

En el 2013 se incorporó como gaitera Mila Dolz, la fueron a buscar a Zaragoza el mismo día de san Agustín y durante el viaje y descansos del dance, se fue aprendiendo las melodías. Fue gracias a Mario Gross ya que ese año no pudo tocar Chusé Rozas Auría. Actualmente, se ha incorporado la joven bujaralocina Lidia Berdejo Escanilla con una gaita del taller de Pablo Morales de Caspe.

Suelen actuar para san Agustín y en la ofrenda de frutos para la fiesta del Pilar de Zaragoza. Han actuado en la exposición universal de Zaragoza, en el 2008, con los de Tauste, Graus, Sariñena y el de San Juan o Tenerías. También han estado en Italia.

Carmelo sostiene que para bailar y danzar en la iglesia debían llevar faldas, al igual que los infanticos en el Pilar, quizá esto sea una versión del dance más tradicional y más vinculada con la iglesia. Como curiosidad, el dance de Bujaraloz cuenta con rabadán moro.

Asimismo, se recitan las motadas, que también son dichos o motadas directas a los danzantes o gentes del pueblo. Al principio lo hacían los rebadanes, pero desde hace años las hace el gaitero Chusé Rozas Auría. Hubo algunas ocasiones que la misma gente del pueblo pasaban las motadas escritas en papel, pero hubo quién abusó de la situación

El romance a san Agustín se realiza con gaitas y bandurrias, en la madrugada del 28, realizándose una por las calles del pueblo, deteniéndose en las esquinas donde se encuentran las pequeñas capillas. A las puertas de la iglesia se canta una Salva.

Los días 4 y 5 de agosto en Bujaraloz se celebra la virgen de las Nieves, sin gaita se hace el romance a la Virgen. Luego se realiza el baile de la calle baja con gaita, salió del cancionero de Mingote (Introducción al Folklore Aragonés II. Canto, baile, dance, Zara- goza, 1980. Ángel Mingote: Cancionero Musical de la provincia de Zaragoza, 2. ed., 1967). El baile de la Gaita o Jota de la calle Baja, conmemora el final de una trágica epidemia de peste que asoló al pueblo.

En el 2014 cumplieron los 25 años de su recuperación, aunque lo celebraron un año después, con 16 cuadros interpretando de forma conjunta una mudanza, estaban todos los danzantes y antiguos danzantes, gaiteros y personas vinculadas al grupo.

Carmelo lleva trabajando como gestor en la comunidad de regantes Montesnegros, aunque también ha trabajado montando riegos. Ha sido concejal municipal y recuerda que durante su etapa Miguel Ángel Berna estuvo de profesor de jota en Bujaraloz –Ángel realizó una de sus representaciones de Danza viva en Bujaraloz tras su estreno-. Carmelo comenzó como mayoral y aún ejerce con pasión a su dance de Bujaraloz. Su callao, palo de mayoral, se lo hizo un pastor con una rama de sabina, la dobló y la dejó unos días en una femera para que se conserve mejor.

Hoy en día, el dance de Bujaraloz continúa con gran viveza y vitalidad, gracias a personas como Carmelo, cuya pasión nos ha acercado el dance y la vida pretérita del monegrino lugar de Bujaraloz.

Gaiteros y gaiteras de Los Monegros


La gaita de boto aragonesa es un instrumento arraigado a la cultura de Los Monegros, instrumento que ha ido forjando, a lo largo de los tiempos, grandes gaiteros. Tal y como apuntan Luis Miguel Bajén y Mario Gros, es en Los Monegros donde mejor se ha mantenido el uso de la gaita de boto aragonesa, asociada al ritual del dance y a diversos géneros de canto (LCD La gaita en Los Monegros. Editorial Prames. 1999). Aun así, la gaita de boto aragonesa estuvo a punto de desaparecer tras dejar de sonar la gaita del gaitero sariñenense Juan Mir en 1975 y la de Juan Cazcarra de Bestué. Gracias al esfuerzo, de Martín Blecua y Pedro Mir, la gaita de boto aragonesa se recuperó “La famosa” volviendo a sonar en Sariñena en 1980 y desde entonces no ha parado de rugir con su característico timbre.

Sixto Lana, «El Rey». Foto-archivo: Ricardo Compairé (FDPH).

La gaita es un instrumento remoto con vestigios en la antigüedad, hay grabados egipcios tocando un instrumento muy parecido a la gaita, la conocieron los griegos y para los romanos era el instrumento de su infantería. Mario Gros matiza sobre el uso de la gaita en la antigüedad, pues no hay unanimidad entre los musicólogos “Los instrumentos que se tocaban en Egipto estaban desprovistos de odre y se tocaban con la técnica de la respiración circular. Los de Grecia (askaulos) y Roma (tibia utricularis) no está claro que sean gaitas«. En Europa, sobre los siglos IX y X vuelve a estar presente popularizándose en la baja edad media hasta comenzar su decadencia a partir del siglo XVIII. Aún así, la gaita ha sobrevivido en lugares concretos y a la vez dispersos, adquiriendo su propia entidad en Aragón. Antonio Beltrán Martínez, en el Dance Aragonés (1982), la denominó «Gaita de fuelle», matizando que «Tampoco es igual la gaita de fuelle aragonesa a la zamorana, la gallega o la asturiana». Actualmente, la gaita aragonesa se constituye en sí misma como “Gaita de boto aragonesa”.

Debe su nombre al boto, el boto u odre, de piel de cabrito, que almacena el aire, llegando a ocupar hasta 25 litros de aire, que se llena a través de un soplador. El aire es expulsado a través del clarín, con ocho orificios para articular la melodía y dos de resonancia. Igualmente, el aire sale por el bordón y la bordoneta, produciendo un bajo continuo cada uno. Se complementa con un vestido, normalmente estampado, y los tubos suelen estar forrados con piel de culebra. “Según Alfonso García-Oliva Mascarós, en su catálogo de las cornamusas del Museo de la Gaita de Gijón, la gaita de boto aragonesa pertenece a las Cornamusas Europeas Occidentales (grupo D) y más en particular a la Familia Franco-Occitana.” (http://www.bandadegaitasdeboto.org/)

La gaita de boto aragonesa y la figura del gaitero ha sido todo un referente en la cultura y la tradición monegrina. Antonio Beltrán Martínez recoge que «Los dulzaineros y gaiteros recorrían diversos pueblos para intervenir no sólo en los dances, sino también en los bailes públicos y alegrar las fiestas». Constantino Escuer, entre los libros de contabilidad de Perdiguera, encuentra la presencia de la gaita y gaiteros en lo que quizá se pueda presuponer una aproximación al dance en Perdiguera en 1613 “Item pagué a un gaitero que vino el día de Nuestra Señora de Agosto para bailar las joyas, cuarenta sueldos.”; considerándose la cita más antigua en Los Monegros. Constantino Escuer matiza “Desde 1584 ya se nombra el gasto en juglares y músicos que vienen a tañer, pero no se especifica qué instrumentos tocan. Es en 1667 cuando el asiento contable dice lo siguiente: -Más pagué al gaytero que tocó la gayta el día de la fiesta de nuestra patrona Santa Beatriz, del gasto y paga, treinta y ocho sueldos-. O sea, que se le pagaba el salario y los gastos de manutención y alojamiento si era menester. Treinta y ocho sueldos equivaldrían al sueldo de un trabajador no cualificado de unos ocho días.”

En el monasterio de la cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes (Siglo XVIII) aparece representada la figura de un ángel tocando la gaita. La gaita de Francisco Becana Oto, gaitero de Robres fallecido en 1837, está datada su construcción a finales del siglo XVII, tanto por la prueba de carbono catorce como la datación del uso del clarín, unos 120 años, en torno a 1680, estudio realizado por Pablo Carpintero; su madera es de boj. Luis Mur, en 1926, publicó un reportaje sobre el dance de Robres a la Virgen de Magallón, “Terminando después con una danza muy vistosa, en la que todos toman parte, chocando sus espadas y haciendo curiosos juegos y combinaciones muy vistosas al compas del sonsonete de una gaita”. Casildo Becana Val, gaitero de Robres, vivió a finales del siglo XIX, decía “No le dejéis la gaita al gaitero de Pallaruelo, que no la devolverá” (La gaita de boto aragonesa). Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero recogen como en Pallaruelo de Monegros “Hubo un gaitero que, a caballo entre los siglos XIX y XX, acompañó el romance, los dances y tocaba en el interior de la iglesia para acompañar las misas de primera». En Alcubierre se conoce la casa del gaitero y cuentan que hace años hubo dance en la localidad monegrina. Macario Andreu Torralba, gaitero de Lanaja, aunque cuenta que no existe constancia de gaitero en Lanaja, en la sierra existe una aldea (caseta de monte) que lleva por nombre la aldea del gaitero «Por la zona de la manadilla balsa de Lorda pero hacia el norte, junto a la del confitero».

Aldea el Gaitero. Sierra de Lanaja. Fotografía Macario Andreu Torralba.

En Monegrillo, los últimos recuerdos de su dance era que danzaban gracias al gaitero de La Almolda (Ángel Calvo Cortes. Monegrillo en sus raíces). Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero apuntan como en Monegrillo “Recuerdan vagamente que un gaitero de Sena tocaba el dance antes que El Brujo de La Almolda”. Igualmente señalan el caso de Peñalba, donde el dance a principios de este siglo lo acompañaba un gaitero de la localidad, “Del que apenas queda recuerdo”. El caso de Leciñena presenta dudas, Gaiteros de Leciñena cuentan que “En febrero de 1993 nos proporcionaron datos de la existencia de una gaita de boto en Leciñena y de la existencia de un gaitero. La mala fortuna hizo que ese gaitero, José Marcén Vázquez, falleciera en agosto de 1993 sin haberlo podido entrevistar. La gaita pasó a manos de un sobrino que vive en Badalona y tras más de un año de pesquisas difíciles, parece ser que fue vendida a un anticuario de Barcelona junto con otro clarín o dulzaina.” como bien dicen Pedro Mir y Martín Blecua en su libro La Gaita de Boto Aragonesa, -estos datos a falta de comprobación deben ser tomados con mucha reserva-. No parece que por fotos, bibliografía y tradición oral se pueda aseverar esta afirmación de que hubo una gaita en Leciñena, antes de recuperar el dance en 1983.”

El palotiau de Peñalba, que se representaba el 3 de mayo, por la Santa Cruz, y el primer domingo de octubre, por la Virgen del Rosario, siempre se acompañaban «Por el sonido de la gaita de boto, a veces con gaitero local, a veces con la presencia de Cristóbal Falceto, «El Brujo», de La Almolda.» (Mi abuelo Francisco y el palotiau de Peñalba. Carreras, Miguel Ángel. Desde Monegros).

Podemos decir que actualmente el dance monegrino goza de gran salud en Bujaraloz, Castejón de Monegros, La Almolda, Lanaja, Leciñena, Pallaruelo de Monegros, Robres, Sariñena, Sena, Tardienta y Valfarta. También hay documentación que acredita el dance en Albalatillo.

Como parte esencial del dance, destaca la figura del gaitero, el gran instrumental que ha permanecido en los dances monegrinos, forjados por una gran estirpe de gaiteros que merecen el mayor de los reconocimientos. Actualmente proliferan grandes gaiteras, manteniendo viva la tradición, augurando un gran futuro. Aquí van algunos de ellos y ellas.

Reconocimiento a las gaiteras monegrinas, por medio de una serie limitada de azucarillos, en la XXII edición de la Feria Nacional del Coleccionismo General y Popular Replega de monzón.

Gracias a Chusé Rozas, Constantino Escuer, Pedro Oliván, Pili Monter, Nuria Montull, Eduardo Plana y Mario Gros.

Gaiteros/as de Bujaraloz

En Bujaraloz, el dance, a principios del siglo XX dejó de realizarse, aunque se mantuvo el baile de la gaita, especie de vals o jota. Acudía el Brujo de La Almolda hasta que, en una ocasión, la gaita se la guardaron en un granero donde al día siguiente apareció llena de piojuelo. El Brujo se enfadó tanto que ya nunca más quiso volver a tocar en Bujaraloz. Durante la guerra no se hizo nada de dance hasta su recuperación, para la que contaron con la ayuda de los hermanos Carlos y Eduardo Plana Galindo de Sena. (Rozas Auría, Chuse).

  • Dolz, Mila. En el 2011 inicia sus estudios en la Escuela Municipal de Música y Danza de Zaragoza, en el grado de Gaita de Boto. Es integrante de las formaciones Os Diaples d’a Uerba, Danze de San Chusé o la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Zaragoza. En el 2013 se incorporó al dance de Bujaraloz como gaitera.
  • Rozas Auría, Chusé. Gaitero de Bujaraloz, comenzó gracias a los hermanos Plana en un curso donde se fabricaron sus propias gaitas y aprendieron a tocar. Junto a Chusé, han tocado Ambrosio Barrachina Royo y Javier Martínez Samper.
  • Serrate, Aniceto. “El Tintorero”. Natural de Castejón de Monegros, fue gaitero del dance de Bujaraloz hasta 1908 – 1910 aproximadamente. En ese momento se dejó de hacer el dance de Bujaraloz hasta su recuperación.

El día 27 de agosto de 1892, a las doce en punto del día, las célebres campanas de San Agustín y Nuestro Señor nos anunciaron con sus potentes y agradables sonidos el comienzo de las fiestas. En la puerta de la Iglesia Mayor, ante la presencia de la imagen de nuestro Patrón San Agustín, los danzantes, acompañados por el célebre gaitero, Aniceto Serrate, nos deleitaron con sus danzas, ter- minando el acto con los delirantes y tradicionales «¡VIVAS!» a San Agustín.”

Fiestas y danzantes en Bujaraloz a finales del siglo XIX. Chusé Rozas Auría.

Volteaban el día 27 las campanas
Inundando el aire de sonidos
Volteábanlas unos mozos fornidos
Anunciando al santo de tierras africanas
Salían el prior y el tintorero
Anunciando también a su patrón
Gemía gravemente de la gaita el zurrón
Uniase a la gaita el clamor callejero
Silbaban los cohetes voladores
Tañían las campanas a porgía
Invitando a la fiesta a todos los moradores
Notificando al pueblo el deseado día.

V.B.  
Hoja parroquial Bujaraloz. Años 60.

Gaiteros de Castejón de Monegros

  • Blas. Es el gaitero más antiguo que se conoce de Castejón de Monegros, abuelo de Virgilio Villanúa (La gaita de boto aragonesa). “Blas fue gaitero de Castejón de Monegros, durante los años que fue Mayoral acogía en su casa al gaitero de Sariñena Vicente Capitán, era lógico su gran conocimiento en el repertorio de mudanzas tanto del pueblo como de otros lugares” (Martín Blecua, A Virgilio Villanúa).
  • Pueyo Serrate, Senén. Natural de Castejón de Monegros, nació en 1890 y falleció en 1954 a los 64 años de edad. Conocido como el tío Senén, aprendió a tocar la gaita con Los brujos de La Almolda y fue el último de los gaiteros de Castejón. “Tocó durante cuarenta años, conocía muy bien el oficio de gaitero, construía pitas y cañas, llegando incluso a fabricarlas para el gaitero de Sariñena, Vicente Capitán” (La gaita de boto aragonesa).

“Era vecino de Tomás Serrate y aprendió a tocar con la mediana cuando trabajaba de pastor con Los Brujos de La Almolda. Era muy mañoso: él mismo se hizo todas las piezas de su gaita y curtió la piel para el boto; solía preparar las pitas con que tocaban él y Vicente Capitán, gaitero de Sariñena. Tocó durante cerca de cuarenta años en Bujaraloz, Castejón, La Almolda y Sena.” (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero)

  • Serrate Mallén, Tomás. De sobrenombre Cachencho, natural de Castejón de Monegros, nació en 1880 y falleció en 1971. “Heredó de su padre Gaudencio el oficio de pastor y sus conocimientos como gaitero. Ya de pequeño le llamaban «Cachencher, el gaiterer,» porque iba siempre con la gaita a todas partes. Por lo que se recuerda tocaba únicamente en Castejón.” (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

Tomás trató de transmitir sus conocimientos a Simeón, “Pero por falta de paciencia arrojó la gaita al fuego en un arrebato” (La gaita de boto aragonesa).

  • Serrate Mayoral, Simeón.  Natural de Castejón de Monegros (Castejón de Monegros,1913 – Zaragoza ,2011). “Fue un magnífico cantante a son de gaita, el último representante de este estilo de canto, así como un infatigable constructor de pitas y cañas para los gaiteros más jóvenes.” (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). En el 2008 se editó “Romances de ronda en Castejón de Monegros” una recopilación de romances del último de los cantadores a son de gaita monegrino.

Gaiteros de La Almolda

  • Falceto Aznar, Cristóbal.  De La Almolda proviene una de las más recordadas sagas de gaiteros, la de Los Brujos, El Brujón o el Tío Brujo de La Almolda. El tío Brujo, nació en 1869 y falleció en 1953 con 84 años, fue pastor y gaitero como su padre, El Brujé, su abuelo y su hermano Mariano (+1953 con 73 años). Aprendió a tocar la gaita de mano de su padre. En la comarca se ha conservad el dicho «ir de pueblo en pueblo como el gaitero de La Almolda» en recuerdo de las muchas localidades a las que acudía esta famosa familia de gaiteros. En la actualidad mantiene la tradición un bisnieto suyo, Jesús Falceto, conocido como El Gaiteré, que toca a dúo con el joven almoldano Luis Badía (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

    María José Camparola, escribió sobre Cristóbal: «El tío Cristóbal tenía muy mal genio y algún que otro rito misterioso para espantar las pedregadas. Eso sí, su gaita sonaba y sonaba, y donde estaba él estaba la gaita, sea con el ganado, sea en el pueblo… y siempre tocando, aunque no fueran fiestas» (Homenaje en Zaragoza a Jesús Falceto Lacort. Gaitero de La Almolda. Revista Montesnegros N.º 51).

“Su hermano Mariano y su hijo también fueron gaiteros. Le sucedió años más tarde Mariano Labat Pinós “El Mocé”, quien fue pionero en la recuperación de la gaita de boto aragonesa y que también tocó en el dance de Valfarta, y Jesús Falceto Lacort, biznieto de Cristóbal Falceto.”

La gaita de boto aragonesa.

«Cristóbal Falceto Aznar -el Brujo- (1869-1953), inolvidable y afamado gaitero, y don Mariano Labat Pinós -Mozé-(1936-2009) gaitero y persona clave en la historia de mantener e impulsar el dance.«

Identidad y dance: Memoria colectiva.
Máximo Gálvez Samper. Revista Montesnegros
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“Cristobal Falceto Aznar, pastor de profesión, perteneció a una de las estirpes más conocidas y recordadas de gaiteros, Los Brujos. Quizá fue más que merecido su apodo, “El Tío Brujo”, ya que la magia de Cristobal Falceto, el Gaitero de La Almolda, ha conseguido llegar hasta nuestros días”.

Arafolk (http://www.arafolk.net/tiobrujo.php)

  • Falceto Lacort, Jesús María. Gaitero bisnieto de Cristóbal Falceto Aznar. Comenzó como volante a principios de los años 70 y luego pasó a danzante. Llega como gaitero gracias a una anécdota que da cuenta María José Camparola «Allá por 1974, aquellos años en la que la primavera se quería abrir paso a toda costa ante el invierno, Labordeta actuó en La Almolda y una manera de agasajarlo fue invitarlo a ver la medianas de la gaita del gaitero. ‘Sí, sí… esto era de un gaitero de aquí, el Brujo le llamaban’. Esas medianas las tenía la tía Carmen, tía de Jesús, y no estaba claro dónde iban a acabar y quiso el destino que en ese momento estuviera presente el padre de Jesús: ‘Estas medianas p´al chico, que aprenderá a tocar la gaita…’, asintió su tío Mariano y así fue, volante, un año de danzante y gaitero. Las medianas del bisabuelo, Cristóbal Falceto, el Brujo, acabaron en las manos del bisnieto, pero el mote no» (Homenaje en Zaragoza a Jesús Falceto Lacort. Gaitero de La Almolda. Revista Montesnegros N.º 51).

    Aprendió de Mariano Labat Pinós, con quien llegó a tocar, además de las enseñanzas del danzante mayor Ezequiel Zaballos. Jesús comenzó con gaita gallega hasta su primera gaita de boto aragonesa construida por Mario Gros Herrero a mediados de los 80. Tras enfermar Mariano Labat, Jesús tocó solo a parir de 1991 hasta la incorporación, algunos años más tarde, de Luis Badía Jaria y Jesús María Jaria.

    “A Jesús Falceto, gaitero, nieto y bisnieto de gaiteros. Gaitero de herencia. Gaitero de Dance, y más de los Monegros. Gaitero de su pueblo, La Almolda. Gaitero denominación de origen… y gaitero… por casualidad». Eugenio Gracia.
  • Labat Pinós, Mariano. El Mocé, comenzó a tocar el dance en 1969 con clarinete y, desde el año siguiente, con gaita gallega hasta que lo dejó en 1991. “Es un instrumentista con una relevancia especial, pues contribuyó al mantenimiento de los dances de La Almolda, Castejón y Valfarta y participó en la primera recuperación del dance de Monegrillo” (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

Gaiteros/as de Lanaja

Andreu Torralba, Macario. Gaitero actual de Lanaja. «En Lanaja no tenemos constancia escrita de que hubiera gaiteros hasta 1982. No obstante, en la sierra hay una aldea escachada que en un inventario que hicimos hace años aparece como la aldea del gaitero.En 1982 quisimos introducir la gaita en el dance, nos construyeron una que fue la primera los de Biella Nuey (Mario Gros Herrero), modelo copiado de la gaita de Bestue, con dos clarines, uno el original y otro adaptado en do a los instrumentos actuales. Conseguimos para poderla pagar que el Ayuntamiento nos subvencionara la mitad creo que fueron 50.000 pesetas. El danzante que la iba a tocar, no fue capaz de hacerlo y por pura tozudez me comprometí yo mismo a hacerla sonar, sin tener ni idea de música y hasta ahora tocando «de oído». Hace unos años se incorporaron dos hermanas Alicia y Alba Escanero Macaya que integramos con más gente la «orquesta sinfónica» del Dance de Lanaja, formada por violín, trompeta, saxo y varias melódicas.» (Andreu Torralba, Macario).

Escanero Macaya, Alicia y Alba. Jóvenes gaiteras del dance de Lanaja desde el 2012 aproximadamente.

Curso 1989 de perfeccionamiento de Gaita en Monegros, programado desde la entonces Mancomunidad. Con Eugenio Gracia, Jesús Acero, Miguel A.Fraile, Macario Andreu y Eduardo Plana. Lanaja 1989. Fondo Eduardo Plana Galindo.

Gaitero de Leciñena

  • Marcén Vázquez, José. Gaitero de Leciñena, falleció en 1993.

Gaiteros/as de Robres

Actualmente el dance de Robres cuenta con los gaiteros Dani Vizcarra Capistros, Gonzalo Gracia Otín y Carlos Bolea Broset. Pronto se unirá la joven gaitera Sandra Cuello Capistros, de la saga Becana que está comenzando con una replica de la gaita familiar.

  • Becana, Mariano. Natural de Robres, falleció en 1805. Sus hijos Francisco y Domingo continuaron con la saga familiar, siendo ambos gaiteros. “Tocaron en Robres, Almudévar y Tardienta entre otras localidades. La tradición se interrumpió por no contar con descendientes varones y las gaitas quedaron arrinconadas en una bodega hasta su redescubrimiento en fecha reciente.”  (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero)
  • Becana Oto, Francisco. Natural de Robres, falleció en 1837. Con su hermano Domingo iban juntos a tocar por los pueblos (La gaita de boto aragonesa).
  • Becana Oto, Domingo.  

Los hermanos Becana dejaron de tocar la gaita en 1820, guardando las gaitas en una cesta hasta que, en 1986,el párroco de Robres, D. Carmelo Pérez las encontró. Entre estas piezas había tres largas bordonetas, cuyas características no ofrecían dudas en cuanto a su función original: «El tipo de bordoneta también era nuevo para nosotros: muy largas y construidas a escala del bordón. Eran pues las genuinas bordonetas de caña simple» (Pedro Mir y Martín Blecua: «La gaita de Robres: Clave para la gaita de fuelle en Aragón», Rev. El Pimendón, de Robres (Huesca), nº 3 (monográfico en torno a la gaita). Feb. 1989, p. l6.).

  • Becana Val, Casildo. Gaitero de Robres, vivió a finales del siglo XIX. Decía “No le dejéis la gaita al gaitero de Pallaruelo, que no la devolverá” (La gaita de boto aragonesa). Casildo guardó las gaitas aguardando un sucesor varón que nunca llegó.

Gaiteros de Sariñena

  • Blecua Vitales. Martín. La herencia y relevancia de estos míticos gaiteros sariñenenses la recogió Martín Blecua Vitales, actual gaitero de los dances de Sariñena, Castejón de Monegros y Valfarta. Comenzó a tocar en su pueblo en 1975 con gaita gallega, recuperando el uso de la aragonesa en 1980 junto a Pedro Mir. Es una figura de gran importancia en este periodo crítico, pues aprendió su repertorio del antiguo mayoral de Sariñena Antonio Susín. Blecua colaboró en el mantenimiento musical de muchos dances, siendo sus conocimientos, talante y disposición fundamentales en la definitiva recuperación del instrumento. Ha creado escuela y cuenta con dos discípulos aventajados: Leandro Cucalón, a su vez descendiente de El Rey, y Javier Espada.” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

Entrevista a Martín Blecua Vitales.

  • Capitán Inglán, Vicente. “Pierretes”. Natural de Sariñena, falleció en 1967 a los 68 años. Conocido como Pierretes, fue pregonero y cestero en Sariñena. “Fue el último gaitero en activo en los años 60, por lo que acompañó muchos de los dances de los Monegros (La Almolda, Sariñena, Sena, Castejón, Lanaja, Pallaruelo, Tardienta, Valfarta…) y los de los barrios de Las Tenerías y del Rabal de Zaragoza. Además de dances acompañaba el canto de romances e interpretaba pasacalles, procesiones, bailes (Albalatillo, Usón) y rondas (Lastanosa).” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). Antonio Beltrán Martínez se refiere a é como «señó» Vicente Capitán (El dance aragonés).

“Como gaitero fue correcto, afinaba bien el instrumento, pero como no se hacía las pitas. Al morir el gaitero de Castejón, el tío Senén, tuvo que comprarlas de gaita gallega en Zaragoza” (La gaita de boto aragonesa).

No transmitió su arte y su gaita acabó vendida, en 1963, a Doña Asunción Artero de Sena para el dance de la localidad. La gaita fue cuidada por las hermanas González y luego por Miguel Montull.  

  • Cucalón, Leandro. Gaitero actual del dance de Sariñena.
  • Cucalón Cano, Mario. Gaitero de Sariñena en la década de 1980. Con once años, pasó de volante del dance de Sariñena a Gaitero. Aprendió a tocar la gaita de la mano de Antonio Susín Palacio, con el clarín pues le costaba abrazar el boto. Comenzó con gaita gallega y luego aragonesa, esta última que forró con piel de una culebra que el mismo cogió por la zona de las Barceladas de Sariñena. Ejerció como gaitero del dance de Sariñena entre 1974 y 1981, cuando tuvo que realizar el servicio militar. Eduardo Plana Galindo lo señala por su alto nivel como gaitero, además «Acompañando con su instrumento a la orquesta de Sariñena Los Kents y Rios-Kents Swou. Hecho sin duda de una enorme relevancia en relación a Gaiteros y Gaitas en los Monegros.»

Mario Cucalón. El dance aragonés, Beltrán Martínez, Antonio.

  • Espada, Javier. Gaitero actual del dance de Sariñena.
  • Lana Muro, Sixto. “El Rey”. Natural de Capdesaso, nació en 1856 pero avecindado en Sariñena, falleciendo en 1936. Es recordado por quienes lo oyeron por su maestría y elegancia al tocar. El siñó Sixto enseñó a varios gaiteros, entre otros a Vicente Capitán, a quien cedió la gaita al retirarse. Acudía a tocar a bodas, bautizos y fiestas en numerosos lugares: Castejón de Monegros, Sariñena, Huesca, donde acompañaba a la comparsa de gigantes y cabezudos, o Zaragoza, en cuya catedral de La Seo tocaba «para misa” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). En Sariñena trabajó como pastor (La gaita de boto aragonesa).
  • Mir Susín, Juan. Natural de Sariñena falleció en 1996. Fue rebadán del dance de Sariñena hasta que consiguió la gaita aragonesa de El Malo y sustituyó a Capitán en el dance de La Almolda hasta 1968 y en Sariñena hasta 1975. Fue el último gaitero con gaita aragonesa en los años 70, aunque tocaba sin bordón ni bordoneta y usaba pitas gallegas compradas en comercios de Zaragoza.

Murió el 15 de noviembre 1996. “Sucedió a Vicente Capitán. Heredó pocos conocimientos, pues tocaba sin bordón ni bordoneta; sólo usaba el clarín con pitas de gaita gallega” (La gaita de boto aragonesa). “Tuvo el honor de ser el último gaitero aragonés heredero. Por problemas de salud dejó de tocar en público.» (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

  • Navarro, José. Gaitero del dance de Sariñena fue conocido como el “Zaragozano”. Acabó emigrando a Barcelona. “Coetáneo de Capitán, se recuerda a otro gaitero, José Navarro, El Zaragozano, que interpretó en varias ocasiones el dance de Sariñena” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).
  • Tella Bornao, Teodoro. Hijo del gaitero Tomás Tella Castán “El Malo”, falleció el 24 de noviembre de 1959, a los 60 años (La gaita de boto aragonesa). Heredó gaita y conocimientos, aunque únicamente tocó en Sariñena (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). Su gaita fue comprada por Juan Mir Susín.
  • Tella Castán, Tomás. “El Malo”.  Natural de Sariñena, falleció en 1934 a los 65 años. Fue también pastor y pertenecía a la familia de Casa el Gaitero y parece ser que construyó su propia gaita. “A pesar de su apodo familiar, los que le oyeron tocar le reconocen como un gran instrumentista, el mejor de su época. Tocó en Sariñena, Pallaruelo, Sena, Castejón, Tardienta, Huesca, Zaragoza o pueblos de Lérida como Almacellas” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). “Excelente gaitero que, a juicio de los abuelos de Castejón de Monegros y Pallaruelo de Monegros, fue el mejor gaitero de Sariñena” (La gaita de boto aragonesa).

Gaiteros/as de Sena

Antiguamente hay constancia que acudían gaiteros de Sariñena y Tamarite, a principios del siglo pasado (Siglo XX), La mundanza Arroyuelos a la mar la llamaban “Arrubielos”, porque así la llamaban los gaiteros de Tamarite. En una foto de 1920, de Ricardo del Arco, aparece el gaitero “El Malo”. Mosén Miguel Huget, párroco de Sena, llegó a ejercer de gaitero en la localidad monegrina. 

Primer Curso de Gaita en Sena. Con Daniel Ardanuy, Alberto Uriol, Eduardo Plana, Carlos Plana y Jaime Ramón. Sena 1991. Fondo Eduardo Plana Galindo.

  • Montúll Simón, Nuria. Aprendió de Carlos y Eduardo Plana Galindo y desde el 2013 ejerce de gaitera en el dance de Sena. Nuria está haciendo escuela, desde el 2017 dulzaina y del 2021 de gaita. Cuenta con jóvenes gaiteros y gaiteras que van tocando en el dance de la localidad: Clara Sese Períz, Marian Pellicer Soler, Vera Villafaina Soler, Alejo Villafaina Soler, Héctor Castel Campos y Leo Barrau Robledo.
  • Plana Galindo, Carlos (1965). Gaitero de Sena desde 1978.
  • Plana Galindo, Eduardo (1963). Gaitero de Sena 1978.

Carlos y Eduardo Plana Galindo aprendieron y recuperaron la gaita de boto y acompañaron a Jaime Ramón, como gaiteros en Sena. Comenzaron con los cursos para nuevos gaiteros. Los primeros a quienes enseñó Carlos, ya en la década de los 80, fueron Daniel Ardanuy, Alberto Uriol y Miguel Uriol. Los dos primeros fueron Gaiteros titulares de gran nivel en el Dance de Sena durante muchos años y hasta hace poco. En sucesivos cursos y cronológicamente, se iniciaron, Ernesto Montull y Fran Sesé. Ya a partir de 2010, se iniciaron con Carlos y Eduardo: Ramón Plana, Jorge Suelves, Elvira Plana, Belén Plana y Nuria Montull. Igualmente en esa época lo intentaron, Concha Santamaría y Daniel Nerin. En 2019, comenzó, aprendió y tocó en 2021 la gaita con el dance de Sena, Gonzalo García. (Plana Galindo, Eduardo).

Carlos y Eduardo realizaron varios talleres en Sena, de luthiería y de técnica. Luego, Eduardo hizo dos de luthiería en Zaragoza (1992) y Bujaraloz (1993). En Zaragoza continúan los de técnica de forma estable hasta hoy, en Casa Xixena del Arrabal. Carlos hizo todos los demás: Albalate, Barbastro, Jaca, Poleñino y Huesca, donde luego siguió de forma estable, continuando su legado en la Escuela Municipal de Huesca, donde creo la especialidad con los primeros talleres (Plana galindo, Eduardo).

Primeras Gaiteras de Sena. Con Belén Plana, Elvira Plana y Ramón Plana. Graus 2006. Fondo Eduardo Plana Galindo.

  • Plana Vargas, Ramón. Aprendió de Carlos y Eduardo Plana Galindo y desde el 2013 ejerce de gaitero en el dance de Sena.
  • Ramón Bitrián, Jaime. Natural de Sena, aprendió las mudanzas del dance de su pueblo con mosén Miguel Huguet, párroco de Sena y defensor de la pervivencia del dance. Aunque inicialmente intentó utilizar el viejo instrumento de Vicente Capitán, a quien compró la gaita, tocó el dance de Sena con gaita gallega. Desde 1987 sigue haciéndolo con gaita aragonesa en compañía de los hermanos Carlos y Eduardo Plana.  (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). En la década de 1980, Antón Corral de la Universidad Popular de Vigo reprodujo las piezas de la gaita conservada en Sena. 
  • Suelves Mur, Jorge. Aprendió de Carlos y Eduardo Plana Galindo y desde el 2013 ejerce de gaitero en el dance de Sena.

Curso 2013 de Gaita en Sena. Con Ramón Plana, Belén Plana, Jorge Suelves, Nuria Montull, Eduardo Plana y Jaime Ramón. Fondo Eduardo Plana Galindo.

Gaiteros de Tardienta

En el dance de Tardienta, la gaita estuvo presente durante muchos años. Hay constancia del gaitero de Robres Mariano Becana o Tomás Tella Castán y Vicente Capitán Inglán de Sariñena, que se acercaban a Tardienta durante las fiestas para la interpretación de sus mudanzas. El dance de Tardienta se perdió hasta su recuperación a finales de los años 70. Sergio Martínez Rui (El dance de Monegros. A partir de un estudio particular del dance de Tardienta y un proyecto de recuperación del dance de Grañén), cita la presencia en 1981 de los gaiteros Elias Abadía Aso y Francisco Peleato Estaún, según información proporcionada por la Agrupación Cultural “Santa Quiteria”. Villa de Tardienta.

  • Abadía Aso, Elías.Tocó, de forma autodidacta, la gaita gallega para acompañar el dance desde 1983 a 1987.” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).
  • Peleato Estaún, Francisco. Autodidacta con Elías Aabadía. Ambos, con dos gaitas gallegas comenzaron a acompañar el dance «En solitario en un principio y, posteriormente acompañados por la magnífica Banda «El Guante Blanco» de Tardienta que, desde su formación y hasta la actualidad, se encargan de la parte musical.» (Danzantes de Tardienta).

«En el año 2010 la gaita de boto llegó de nuevo al dance de Tardienta, gracias a la afición de uno de sus danzantes y de José Manuel Barluenga y Álvaro García, únicamente para la interpretación del ofertorio (popularmente llamado «tiroriro») en la misa del 23 de mayo. Actualmente, José Manuel y Alfredo Viñuales, miembro de la banda, se encargan de que el sonido de la gaita este presente en el dance de Tardienta.»(Danzantes de Tardienta).

Gaiteros de Valfarta

  • Ballarín, Agustín y Labrador, Daniel tocaron en alguna ocasión las dianas con una antigua gaita gallega en el primer tercio del siglo pasado. (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

Salvador Dabau i Caussa y el piano de Monegrillo


Salvador Dabau i Caussa, natural de Vilajuïga, nació el 2 de marzo de 1909, maestro y músico, estudió magisterio y música, dominaba el piano, el órgano, el violín y la viola. Amplió sus estudios musicales en el conservatorio superior de música del Liceo y formó parte de la orquesta sinfónica de Gerona, como instrumentista de viola. A lo largo de su vida compuso unas 35 habaneras e hizo arreglos de unas cincuenta. Dabau es autor de habaneras tan populares como La barca abandonadaEntre las barcasUn canto de amor (letra de Carles Casanovas), El canto del mar (letra de Anton Vilàs), El viejo y la barcaViento de Garbí (letra de Armand Beneyto), y también de los conciertos para piano Havanera para una difunta y Casi una habanera .

Salvador Dabau i Caussa en el Frente de Aragón. (Foto fondo Familia Dabau – CdD Montgrí, illes Medes i Baix Ter. Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

La guerra civil le sorprendió en Torroella de Montgrí, donde ejercía como maestro. A pesar de sus convicciones religiosas y sus ideales de derechas, en septiembre de 1937 recibió la orden de presentarse en la caja de movilización de Gerona. Antes de partir hacía el frente, Dabau se despide de su familia “Era un día triste. Las golondrinas, en grandes bandadas, chillando, cubrían los hilos de las líneas eléctricas. Se reunían para levantar el vuelo hacia países más cálidos. Estoy muy triste…”. (Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

El 22 de septiembre sale hacía Bujaraloz para unirse a la 26ª División, antigua columna Durruti, en el frente de Los Monegros. Su primer destino es el cruce de Gelsa – Monegrillo con la carretera de Zaragoza a Lérida. “De unos ochocientos hombres reunidos, habría cerca de seiscientos analfabetos, entre ellos oficiales y sargentos. Solamente coincidieron cinco maestros y un licenciado. Todos ellos fueron enchufados en la plana Mayor excepto Dabau que fue destinado a Transmisiones”. (Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

Sus memorias, a modo de diario de un combatiente, fueron anotadas en ocho libretas escolares, recogiendo fotografías, planos, programas, recortes de prensa, etc. Dichas libretas dieron pie al artículo de Joan Surroca i Sens sobre la vida de Salvador Dabau i Caussa, del que principalmente basamos el presente artículo. Joan Surroca i Sens, natural de Torroella de Montgrí, es un educador, museólogo y político catalán autor de varias obras y escritos.  

Dabau estuvo a las órdenes de los sargentos Santacreu i Cabanes, voluntarios de la columna Durruti. “El primero, uno anarquista puro. Una bellísima persona. Un idealista con todas las cualidades buenas a las que puede llegar una persona humana. Fue como un padre para todos nosotros”. Joan Surroca i Sens apunta que del segundo no puede decir tantos elogios. En su destino, Dabau “Tuvo la oportunidad de aprender el alfabeto Morse y se ejercitó en el lanzamiento de granadas, pero ¡simulándolo con rocas! Estaban situados a quince kilómetros en retaguardia del frente, una distancia que les permitía escuchar las explosiones de la artillería.” (Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

Mapa del frente de Los Monegros, por Salvador Dabau i Caussa. (Foto fondo Familia Dabau – CdD Montgrí, illes Medes i Baix Ter. Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

“El sr. Dabau se acuerda de Torroella de forma muy viva durante el tiempo en frente: “Añora terriblemente a la familia, a los amigos, esa mi escuela donde voy dejar a aquellos alumnos magníficos que tanto me querían. Aquella clase donde preside, en sitio preferente, la foto que les dediqué cuando me despedí de ellos. Todos lloraban”. Escribía a sus alumnos y amistades de

Torroella y era correspondido con cartas y bultos de ropa y alimentos. Manifiesta alegrías como esta: “Recibo un paquete que me envían mis alumnos de Torroella. Contiene un jersey confeccionado por Elvira, Pepita, Pilar y otros alumnos. Dicen que me añoran mucho. Que recuerdan esas excursiones, aquellas veladas. También esas historias que les contaba… Los chicos me envían seis pichones ya cocidos. Qué lástima que cuando han llegado al frente estaban todos corrompidos. Los he tenido que tirar… Son unos alumnos maravillosos. Yo también les añoro mucho… ¿Cuándo volveré a verlos?… ¡Maldita guerra!”. En otra ocasión: “… he recibido una docena de huevos. He ido con el cocinero de la plana mayor (un labrador de la comarca de Olot) para que quisiera freírmelos; quería obsequiar a los compañeros de la chabola. Cuando, a la hora de cena, he ido a recoger los huevos fritos, el sinvergüenza del cocinero, con todo el cinismo del mundo, me contesta: ‘Ya se les han comido los comisarios y el comandante. ¡Verás, yo tengo que estar bien con ellos! ¡Tengo que conservar el enchufe!”. Momentos después, llegaban dos milicianos que llevaban unas enormes ratas ya despellejadas. El cocinero las ha cocido con la misma cazuela de los célebres huevos fritos. Seguramente los comisarios y comandante no las han catado. Cuando los dos milicianos con gran satisfacción se las comían, el nuestro cocinero echaba las lentejas o los garbanzos dentro de la cazuela donde permanecía todavía un dedo de grasa de rata. ¡Exquisito! ”.

Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens

El 18 de octubre es destinado aposiciones avanzadas, a primera línea del frente, desde donde pudo contemplar, en la distancia, el templo del Pilar de Zaragoza: “…el corazón se me va. He hecho la promesa de que si salgo de esta maldita guerra escribiré una misa dedicada a la Virgen del Pilar”. Joan Surroca i Sens señala que Dabau cumplió con su promesa y la pieza se estrenó en la iglesia de San Genís de Torroella el día de Corpus del año 1942.

Su vocación de maestro le llevó a ejercer en el frente, dedicándose a “dar lecciones a analfabetos de forma intermitente”. Fue destinado a Monegrillo donde descubrió un piano. Empezó a tocar junto a un miliciano que le acompañaba con el violín, hasta el punto que en un festival benéfico, a favor de refugiados, interpretó con gran éxito la Rapsodia núm. 2 de Litz. A raíz de ello, recoge Joan Surroca i Sens, “La voz corrió y le van invitar a realizar conciertos en Sariñena, Pina de Ebro y La Almolda. Fue nombrado, además director de la banda de la división.”

En Monegrillo se encontró con miembros del Comité de Torroella de Montgrí y temió por su vida “Una sensación de pánico se ha apoderado de mí. Todos saben que yo soy un elemento de derechas. Asiduo concurrente al casal de “can per lo senyal” de Torroella. Persona de ‘misa’… Me veo perdido si me delatan y un susto invade todo mi cuerpo… ¿Qué debo hacer?… ¿Cómo debo reaccionar? He logrado capear el temporal lo mejor que he podido (…). Contra lo que yo temía, han sido amables conmigo. Parece que tienen gran alegría de encontrarme entre ellos. Saben que muchos elementos de derechas torroellenses se encuentran al lado franquista… pero yo estoy entre los defensores de la República”. (Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

Entre los milicianos conoció a un amigo de un maestro procedente de Orce (Granada), Joan Surroca i Sens detalla que llegó a tenerle tanta confianza que acabó confiándole su secreto: «Mira como pienso yo», y se sacó un santocristo que llevaba en el bolsillo. Al ver que su amigo, tal y como sospechaba, coincidía con las creencias, dejó escrito: “Éramos más que hermanos… Nos unía el vínculo del mayor de los ideales: el de la creencia en Dios. El de la fe acompañada de una fortísima esperanza…”. A lo largo del medio año que va formar parte del ejército republicano planearon pasarse al otro bando, sin que nunca pudieran concretarlo.” (Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

Dibujo de Salvador Dabau i Caussa de posiciones en la sierra de Alcubierre. (foto fondo Familia Dabau – CdD Montgrí, illes Medes i Baix Ter. Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

Al poco, fue destinado a la Brigada 119, posicionada en el sector de Monte Oscuro (Sierra de Alcubierre), hasta la ofensiva nacional de marzo de 1938. “La Brigada se encontraba en el sector de la montaña de Loma Negra y de allí se vio obligada a retirarse a Monte Oscuro. Dabau tuvo la oportunidad de escabullirse y esconderse hasta llegar a la llanura. Aunque no lo manifiesta explícitamente, es verosímil que aspiraba a pasarse en el ejército nacional. Ahora, pues, era el momento para hacer realidad sus deseos. Deambuló perdido hasta que se encontró cara a cara con un grupo de soldados y rodeado de fusiles. Respiró tranquilo al observar que eran de los nacionales por la franja roja que llevaba el cabo. Lo hicieron prisionero.” (Salvador Dabau i Caussa (1909-2002) en el centenari del seu naixement [II] -1937 / 1942- Joan Surroca i Sens).

Acabó detenido en Santander, en el campo de concentración de la Magdalena. Pero pronto consiguió el aval necesario y se incorporó al bando nacional. Durante su vida, ejerció como maestro durante más de 47 años, además de su actividad musical, de sardanas y habaneras. Falleció en Gerona el 3 de diciembre del 2002.