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El Patxy, Jesús Ezquera Cacho y María Luisa Frauca Lax


El bar, pub y restaurante Patxy es historia viva de Peñalba. Regentado por el matrimonio peñalbino Jesús Ezquera Cacho y María Luisa Frauca Lax, a través de ellos descubrimos parte de la vida de Peñalba, de su memoria reciente, parte de ese libro de memoria colectiva que Jesús lleva en su saber “La vida de un pueblo llamado Peñalba”.

Ambos nacieron en Peñalba y pueden decir que tienen apellidos –muy peñalbinos-. Jesús proviene de familia de labradores, de aquellos secanos que M.ª Luisa recuerda en su crudeza -cuando no llovía todo era marrón, no se cogía nada-.  

Fueron a la escuela de Peñalba, iban a clases separadas por sexo y la escuela tenía un pabellón al lado, donde realizaban actividades. Para llegar a la escuela tenían que cruzar el barranco de La Valcuerna, por el que –siempre bajaba agua-.

-Antes, en invierno, nevaba más-, recuerdan, un año llegó a nevar hasta tres veces -hizo muchísimo frio, sería sobre 1951, heló tanto que jugamos a fútbol sobre el hielo en una balsa helada-.  En invierno se juntaban en las casas, había unos hogares grandes en los que se reunían al calor de la lumbre. En verano salían a la calle a la fresca.

En cada casa existía el “caño”, una cueva o pozo donde colocaban las tinajas para que conservasen el agua fresca en verano y, a la vez servía como fresquera o nevera, donde dejaban la verdura y fruta.  En la localidad había viñas en cada casa, de ½ a 1 hectáreas.

M.ª Luisa a los 14 años marchó a Barcelona para aprender peluquería, Jesús aprendió el oficio de barbero en Fraga, realizando también los últimos cursos en Barcelona, con Henry Colomer.

Se casaron en 1971. Por entonces Jesús tenía su barbería en Peñalba y M.ª Luisa una peluquería en casa de su madre. Cuando tuvieron su segundo hijo, M.ª Luisa trasladó la peluquería al lado de la barbería de Jesús –estaban juntas pero separadas-.

En 1972 se hicieron cargo del cine Avenida de Peñalba, si no se traspasaba lo iban a cerrar. A Jesús le gustaba mucho el cine y hacían sesión a las cinco de la tarde. Cuando finalizaba recogían las butacas y a las siete daban comienzo a una gran sesión de discoteca. Jesús colocó cuatro altavoces y unas luces con el electricista del pueblo, estas, con un órgano de luces, iban al ritmo de la música. La juventud después del cine se iba al Trigal a tomar unos tragos mientras el cine se transformaba en discoteca, lo que no se demoraba en más de media hora. La discoteca “Avenida” llegaba a congregar hasta unas 200 personas y acudían de distintas poblaciones cercanas, como Bujaraloz, Candasnos, Castejón de Monegros o La Almolda entre otras.

Cine discoteca Avenida.

En la entrada había un bar y arriba una pequeña terraza, pero no se usaba nunca. Tenían un maquinista de cine que era de Zaidín. Curiosamente, entre documentos encontrados, aparece como titular cinematógrafo en Peñalba, de 1948 a 1951, Bautista Lax Gros. Jesús recuerda algunas películas, destacando el Padrino I y II,

También llevaban orquestas, a Luc Barreto, un cubano que había sido boxeador y luego cantante, las Nayades o la orquesta Roxana de Lérida, que fue bastante habitual. Llegó a realizar un recital José Antonio Labordeta -Estuvo dos veces cuando estaba censurado mientras la pareja de la Guardia Civil estaba en la puerta para que no cantase lo que le habían censurado-.

Jesús, con sus características patillas largas, era conocido como el “Patillón”, a modo de apodo, lo que con el tiempo fue derivando en “Patxy”.  Así, Jesús, y por consecuencia el Avenida, fue conocido como el Patxy.

Tras el cierre del cine-discoteca Avenida, Jesús y M.ª Luisa abrieron el “Patxy”, popularmente conocido como el “Patxy II”. Al poco compraron la casa de al lado, ampliando el negocio, hicieron cocina y comedor. Daban de todo, de desayunos a cenas –El record está en 127 cenas en una fiesta mayor- pero en el día a día acudía mucha gente, trabajadores de riegos, del ave, camioneros y mucha gente del pueblo. Sus hijos les fueron de gran ayuda, especialmente con el pub, hasta tuvieron dos empleados. Casi todos los días cerraban a las 2 de la mañana y abrían pronto. El Patxy cerró hace unos diez años, dejando atrás no solo un bar sino un centro vital, un lugar de encuentro donde confluía la vida de Peñalba.

Patxy II.

Jesús es un enamorado de la jota, siendo uno de los fundadores de la Rondalla de Peñalba. En verdad, apunta Jesús, el fundador fue el profesor Jesús Alustiza, de la rondalla Los Mañicos de Zaragoza, -hará unos 40 años y sigue muy viva-. Jesús tocaba la guitarra. Además, Jesús es presidente de la asociación de jubilados, que cuenta con un bar y un salón social.  Cada año realizan dos viajes, uno en marzo, de unos 3 días, y otro en septiembre de una semana. El día grande, el 22 de mayo, se hace fiesta en la ermita de Peñalba, hacen comida para los socios en el salón de baile y suelen traer algún espectáculo. Celebraban noche vieja un día antes, el 30 de diciembre, en el salón social de los jubilados –el año pasado fue el primero y fue todo un éxito-.

Hablamos del dance que existió en Peñalba, en el granero de casa de Jesús había una espada de madera y unos palos de dance –En Peñalba hubo dance-. Sin duda, la historia de Peñalba aguarda un tesoro sorprendente por descubrir.

Jesús y María Luisa atesoran gran memoria de su pueblo donde son muy queridos. Con familiaridad han abierto su casa para contar parte de su vida, en el que fue el Patxy II sumergiéndonos en parte del pasado reciente de la localidad monegrina en su título soñado “La vida de un pueblo llamado Peñalba”.

Monegros, el documental


“Monegros” responde a un documental reflexivo y de creatividad excepcional, donde la mirada, la curiosa mirada, observa una realidad a través de una cámara que, a la vez, se cuestiona a sí misma. Sin duda, “Monegros” es una obra experimental y artística llena de detalles y matices propios del surrealismo que reflexiona sobre el propio lenguaje cinematográfico y, en este caso, sobre el género documental. Una obra sublime que recientemente la Filmoteca de Zaragoza ha restaurado magistralmente.

AntonioArtero.jpg

Antonio Artero

La elección de Los Monegros parece que no es casual, la presencia de José Antonio Labordeta, como protagonista, imprime un fuerte nexo de unión del documental con el territorio, a través de las raíces del gran poeta y cantautor aragonés. Pero a la vez, el documental bien podría haber sido rodado en cualquier otra parte de aquella España subdesarrollada. Aun así, “Monegros” resulta un marco de partida más que poético en los versos de Labordeta, de sentimiento y territorio, “Monegros” es una verdadera obra maestra, artística y de culto.

“La obra no está exenta de sentido del humor y en ella no puede faltar, además de la región de Los Monegros, la figura de José Antonio Labordeta y tres de sus canciones.”

Mariana Artero

“Monegros” pone en duda su propia realidad, la que trata de reflejar en un estilo documental que ha sido comparado con “Las Hurdes”, del  gran genio aragonés y ampliamente reconocido Luis Buñuel. Pero “Monegros” no es todo lo que realmente parece y guarda grandes distancias con la obra de Buñuel. Realizado en 1969, el documental fue posible gracias a la colaboración de la Caja General de Ahorros de la Inmaculada de Zaragoza. Un trabajo que según Mariana Artero, hija de Antonio, “tenía en mente desde el año 1961 y no pudo realizarlo hasta 1969 por problemas económicos».

“El director, tras participar en las Primeras Jornadas Internacionales de Cine (Sitges, 1967), se encontraba en su fase más experimental y este “documental” es el reflejo de las búsquedas ideológicas y estéticas del sitgismo en este género. Si bien el film hace uso de los recursos propios del documental tradicional (voz en off e información de carácter científico), es con el fin de lograr el desmontaje de las formas de representación dominantes en este género.”

Colección en contexto. Caso de estudio 5. Antonio Artero. Monegros.

CDAN Centro de Arte y Naturaleza. Fundación Beulas, Huesca.

El director, guionista y ensayista Antonio Artero Coduras nació en 1936 en la cárcel de Zaragoza, a raíz del encarcelamiento de su madre por su condición anarquista en la zona sublevada. Una fuerte impronta libertaria que le acompañó a Antonio toda su vida y que reflejó y transmitió en su obra. Así, sus principios fue un corto sobre la Base Aérea Americana de Zaragoza y, entre sus obras, realizó una de las primeras obras cinematográficas en aragonés con el corto Pleito a lo sol (1980). Sus otras obras son: Doña Rosita la soltera (1965), El tesoro del capitán Tornado (1967), con Antonio Ozores, Del Tres al Once (1968) corto. Blanco sobre Blanco (1969) corto. Yo creo que…(1975), con Juan Diego y Concha Velasco Olavide, documental (1976), corto para el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Trágala, perro (1981), Amparo Muñoz, Fernando Rey y Cecilia Roth. Cartas desde Huesca (1993), con Óscar Ladoire. Además, Antonio Artero fue co-guionista de Una gota de sangre para morir amando (1973), dirigida por Eloy de la Iglesia y Bodas de Sangre (1981), dirigida por Carlos Saura.

Unos meses más tarde, en la reunión de los Clubs de Cine que se celebró en Sitges, Artero insistió en su apuesta por un cine más radical –de allí saldría una especie de manifiesto “por un cine más independiente, al margen de las estructuras sindicales, estatales e incluso industriales, y por la absoluta libertad en la expresión cinematográfica”- que iba a cristalizar en Blanco sobre blanco (una proyección sin película en una pantalla completamente blanca) y en Del tres al once, un cortometraje hecho con las guías de proyección de dos rollos que le había regalado Pablo del Amo. -El primero era una reflexión del cine, qué son las sombras chinescas y también sobre la destrucción del discurso representativo del cine. El segundo era una meditación sobre lo que no se ve, lo que se escamotea al espectador. Yo recuerdo que en el viejo Iris daba saltos de alegría cuando veía aquellos inicios de la película con colas, con números, con rayas. Decía: ¡Qué bonito! Esa experiencia cristalizó en el documental Monegros, cuando se decía aquello de “Atención, atención”.

Antón castro

El documental cuenta con la fotografía de Raúl Artigot, director y guionista aragonés especializado en el color y reconocido por su excelente trabajo “su trabajo es solicitado por los realizadores más inquietos y exigentes de nuestro cine, por aquellos que buscan en el cromatismo un aliado esencial para la ambientación” (Artigot, Raúl. Gran Enciclopedia Aragonesa).

“Monegros” está dedicado al también director de cine Juan Antonio Barden, a quien el documental se refiere: “Se rompió la nariz cerca de Bujaraloz cuando quiso hacer un film sobre: Monegros”. ¿Ficción o realidad? Es la verdadera naturaleza del documental, la reflexión que nos propone y que, como espectadores, vamos descubriendo a lo largo de sus veintiséis minutos de duración.

“Monegros”, en palabras de Mariana, «Funciona un poco como ensayo o también de propuesta teórica en torno al propio lenguaje cinematográfico del documental, que en este caso, el autor le da la vuelta para decirnos que la cámara y el director sirven como mediación a esa realidad».

Entre los sonidos que imponían miedo y cautela, recibió la extraña propuesta de un viejo amigo, el cineasta Antonio Artero (fallecido en 2004), recalado en Madrid, ciudad en la que comenzó una carrera muy ligada al cine experimental. Artero había nacido en la cárcel de Torrero en 1936, donde su madre, que era anarquista, cumplía prisión. Artero pensó en Labordeta para que le compusiese una canción, pero vio en él al personaje idóneo para interpretar a un ser humano que se funde en un paisaje tan imponente como el de los Monegros aragoneses. El rodaje en Semana Santa constituyó una fiesta. Se les unió el sociólogo Enrique Grilló y el cineasta y viejo amigo de juventud Manolo Rotellar. Para que el clima surrealista que acunó don Luis Buñuel tuviese su presencia en la película, aquella primavera llegó húmeda, y los Monegros, siempre secos y pardos, se mostraron tan verdes como una pradera irlandesa… Yo asistí al preestreno que tuvo lugar en el colegio La Salle. Esa noche fue el «acontecimiento» del año y el todo la Zaragoza cultural se dio de codazos para obtener una entrada. Pero antes se ofreció el estreno, que resultó un poco enrevesado y accidentado. Labordeta se lo contó a la especialista en cine Vicky Calavia: «Ramón Sáinz de Varanda (abogado y futuro alcalde de la ciudad) había conseguido un aval para la película de medio millón de pesetas que patrocinaba la CAI (Caja de Ahorros de la Inmaculada). Pero en el pase privado que se proyectó en una salita de la caja (cine Actualidades) saltaron chispas, siendo el momento de máxima tensión la escena del baño de una mujer desnuda. Fue terrible. Los directivos de la CAI retiraron el aval y la película de la circulación, quedándose de albacea (que no de avalista) Emilio Gastón.»

Joaquín Carbonell. Querido Labordeta.

 

4, 5, 8, 4, 5… ¡Atención, atención! Títulos pop.

Una corta sucesión de tebeos novelados, fotogramas de un hombre que escapa de la ciudad en busca de la tranquilidad y la pureza del agua, simbolizan los inicios cinematográficos de un joven Antonio Artero “Aquel cine que Artero hacía con sus amigos en casa o en la calle, con tiras de los tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín o El guerrero del antifaz. -Cogíamos un tebeo, lo recortábamos y lo íbamos pegando en tiras, a veces incluso por atrás. Y luego lo enrollábamos en dos palos de polo de helado. Y a la caja le hacíamos un rectángulo, a modo de pantalla. Metíamos los palos por el interior de la caja y los íbamos haciendo rodar-“ (Antón Castro. Antonio Artero: Con nosotros para siempre y de viva voz).

Una descripción sobre Los Monegros va introduciendo el documental donde la reflexión sobre el mismo género documental va adquiriendo su propio sentido: “El documental no es un documento. Siempre hay una mediación, que es la cámara. Yo cogí una realidad arquetipada y, a diferencia de lo que hizo Buñuel en Las Hurdes, quise ofrecer una negación de la realidad. Yo creo que al cineasta le es imposible dar la realidad. Con Monegros quise negar la existencia del documental” (Antón Castro. Antonio Artero: Con nosotros para siempre y de viva voz).

Los campos, los rabiosos secanos monegrinos, los arcos del real monasterio de Santa María de Sijena, la torre de la iglesia de Alcubierre…  imágenes que se van sucediendo mientras la voz en off va aportando datos sobre la comarca aragonesa de Los Monegros, sin renunciar a cuestionar la estructura de la propiedad privad, estableciendo que el director y su compromiso político social iban de la mano

Los suelos adquieren su impronta, los suelos áridos arenosos y arcillosos, la mirada al paisaje seco hasta sumergirse en las balsas de agua, buceando en el oasis de sus aguas. “Monegros” refleja la antigua cultura del agua, la escasez y su recogida en balsas, acarreada a las casas en modernos tractores con cubas frente al antiguo carro tonelero tirado por un mulo. “Monegros” reivindica su valor etnográfico, reflejando la realidad que ha querido cuestionar e incluso evitar.

Las Arcillas

Estas arcillas viejas,
estas arcillas pobres,
sólo crían miseria,
sólo producen hambre.

Hambre y camino.
Hambre todos los meses.
Camino largo y duro
a las ciudades.

Sólo quedan los viejos
y los barrancos,
como esqueletos rotos
contra la tarde.

Tardes que se hacen noches,
noches eternas,
esperando la vuelta
que nunca llega.

Estas arcillas viejas…

Las saladas de Bujaraloz con el palacio de los Condes de Sastago, las salinas explotadas pon un catalán mientras un hombre va paleando la sal… Y la sabina irrumpe con su inmutable, inalterable, inamovible e imperturbable presencia, solitaria en un pedregal: “árbol cuya resistencia a la sequía se pone a prueba en esta región”. La sabina da paso al desaparecido poblado de Moncalvo, en los retos de la antigua pared de su iglesia gótica, de una pared que se resiste a desaparecer. En sus ruinas Labordeta interpreta “Montesnegros”, donde el equipo de grabación aparece retratado, entre ellos Manolo Rotellar, primer director del Archivo de la Filmoteca de Zaragoza, que protege con un paraguas a Labordeta mientras toca y canta. En la vieja pared de Moncalvo aparece una pintada “1959”, un año en el que muchos pueblos de colonización se estaban construyendo y para los cuales se utilizaron piedras de las desaparecidas casas del olvidado poblado de Moncalvo.

Moncalvo labordeta.jpeg

El río Alcanadre discurre por las secuencias filmográficas del documental, los suelos siempre van teniendo su presencia, la salinidad, igual que los detalles: la cámara, el objetivo, las cajas de películas, las colas numeradas, el diagrama de escalas de colores fotográficos de la casa Kodak… Todo nos lleva a tener muy presente que estamos ante un documental, reflejando el proceso de grabación, como una advertencia ¡atención! ¡atención!, como un guiño a Vertov y su gran obra “El hombre de la cámara”.

Tras pasar un pajar semiderruido, la tradición oral y la memoria irrumpe con fuerza. La música del dance de Sariñena, la figura del pastor y el gran mayoral del dance de Sariñena Antonio Susín Palacio, recitando y manteniendo fluido dialogo con el rebadán Domingo Lana Novellón. Domingo Lana recuerda cuando se rodó el documental, la escena con Susín la grabaron en el piso de Manolo Berdun, en la plaza de la iglesia de Sariñena. Al parecer, el equipo de rodaje estableció su base de operaciones en Sariñena a finales de primavera de 1969 (Colección en contexto. Caso de estudio 5. Antonio Artero. Monegros. CDAN Centro de Arte y Naturaleza. Fundación Beulas, Huesca). “Fuimos a cenar al Hotel Anoro y tras la cena Labordeta sacó la guitarra y tocó algunas canciones” recuerda Domingo, a quien Labordeta le regaló un disco con cuatro canciones.

El documental continúa recorriendo Los Monegros, con la carretera nacional II a su paso por Bujaraloz, se ven pasar aquellos camiones y coches de la época y después Labordeta por una carretera solitaria, con su guitarra, interpretando ¿A dónde van las carretas?. Luego, el documental se detiene en La Almolda, donde “venden caracoles” mientras se entrelazan algunas pinturas, posiblemente de Sijena. Resulta una mirada inquieta y curiosa, reflejando el vivir cotidiano de un pueblo, sus gentes y su reacción ante las cámaras. Se desarrolla una secuencia en movimiento recorriendo una calle y deteniéndose ante la gente. “Monegros” es considerado por la Fundación José Antonio Labordeta como “Inaudito documental vanguardista”, Artero experimenta y crea y, en un instante del documental, presenta aun ave rapaz muerta en un árbol. Artero busca la reflexión, conversa y dialoga con lo que capta y no deja indiferente al espectador.

“Monegros” cuestiona la mecanización, los avances de la época y los nuevos modelos de agricultura. En el documental aparece el recién construido pueblo de colonización de san Juan del Flumen, término municipal de Sariñena, con las calles de tierra y sus nuevos habitantes, Artero retrata un hombre en un fotograma en negativo.

Al final, Labordeta interpreta su última canción “Dónde se van”, aparece por detrás de una locomotora a vapor con la Harinera de Monegros como fondo. Domingo Lana estuvo presente durante la grabación de aquella escena y también en la de Moncalvo, hace ya 50 años.

Homenajeando a Joaquín Costa, el documental se despide con la mirada curiosa, como intrusa, de una mujer risueña que observa a los observadores, a los documentalistas que tratan de recoger la realidad, o no “El cine no es la realidad”.

NOTAS DEL DIRECTOR:

Monegros es un documental cinematográfico y una reflexión sobre el cine. Yo creo que un grupo de hombres que pasan unos días en una región subdesarrollada, como la objeto primario de este film, y se plantean críticamente su “rol”, sólo pueden entender su “instalación” tal y como se pretende decir en el cortometraje. Esto es: que había una cámara, una película virgen, un aparato de sonido…y unos técnicos. Pero…y aquí empezaron nuestras dudas. Nosotros sólo poseemos elementos del conjunto del sistema cultural: elementos convencionales, representativos. Sin embargo, la REALIDAD estaba allí y sólo allí. Nunca en la pantalla, nunca en el arrastre de la Arriflex, nunca en la película Kodak…Todo –el material técnico y nosotrosera la reificación del sistema. Y nadie ante aquellas tierras y sus habitantes puede reificar. Por ello Monegros es un intento de investigar en los códigos y pasar a continuación a impugnarlos, intentar saber de qué sistema de determinaciones partimos cuando decidimos emitir una comunicación. Nuestras sociedades modernas, cuyo modelo cultural es de origen burgués, se apoyan en la práctica del código enmascarado, del fetichismo del código vergonzosamente inserto en una escenografía y un contexto autodefinido como verista y naturalista. ¿Cómo puede liberarse el cine de la sociedad de signos vergonzantes en la que nació? Quizá la solución para una vanguardia consciente esté en la búsqueda de un código MATERIALISTA, que escape radicalmente a la categoría de expresión, autor, etc. Toda concepción REPRESENTATIVA admite la existencia de un significado trascendental y responde sólo a preguntas y necesidades que pertenecen al idealismo filosófico. Hoy la tarea más urgente se presenta como desalienación del código. Manifestar el código del que forma parte el sistema, repito, constituye en estos momentos la única salida de todo arte que se quiera y pretenda de nuevo.

Texto de Antonio Artero para la hoja de sala repartida con motivo de la proyección Monegros en el Cine Club ACOP, el 30 de octubre de 1971.

A Labordeta


A Labordeta

* Torrollón «El Abuelo»

Foto de «Proyecto Monegros»

Somos

  lo que nos permite o tiempo

  y lo que veyemos en ubrir os güellos,

  veyemos a tierra y a nuestra chent

  y as boiras que escampan en l´horizont.

Somos

  l´ulor

  d´os campos y d´os alteros mons

  d´os yermos y d´as estepas de tierra plana,

  l ´aroma que viacha en o cierzo

  y os versos que navegan en o cielo.

Somos

  o soniu d´as luengas

  as parolas que susurran a o corazón

  y as melodías que mos fan comprender

  o ritmo que a o tiempo dio a razón

  que a voz ama un nuevo amaneixer.  

Somos

  o gusto d´os labios enreligaus

  o gusto de reconoixer l´augua

  que chunto con o sol soniaba

  con a suya aimada tierra.

Somos

  o tauto d´os pies en o suelo

  os rozes que nunca oblidaremos

  as morisquetas que perén son 

  a luna que nunca se deixa tocar.

Somos

  a foscor

  que por un inte estiemos vida

  y eternament sentimiento,

  l´acordanza d´aber permanexiu

  endrezau con o puño entalto

  chilando y luitando por a libertat. 

Publicau en “ Os Monegros el 19 de septiembre del 2012.

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José Antonio Labordeta, Los Monegros”


José Antonio Labordeta estuvo muy ligado a Los Monegros. Un territorio al que hundía parte de sus raíces y al que dedicó profundos versos  que ya forman parte de la esencia pura de Los Monegros. 

José Antonio Labordeta “Monegros”

Mirando al sur desde la loma de La Almolda

José Antonio Labordeta, Los Monegros”

      Su último poemario “Monegros” se publicó en 1994. El mismo José Antonio Labordeta, en sus memorias “Regular, gracias a Dios”, narra que buscaba exaltar la esencialidad del paisaje, de este desierto Monegrino tan hermoso y al mismo tiempo tan nuestro. Lo reconoce como propio, por ello logra adentrarse en la esencia de esta tierra, con esa extraordinaria mirada poética y, en un tono socarrón, reflexiona sobre el paisaje y sus gentes. A José Antonio le estremece la compacta horizontalidad del cielo cayéndose de bruces sobre otra soledad, en un hermoso mar petrificado en el que ni los pájaros saben cómo posarse. Se adentra en la profundidad, en la misma vida tan concreta en la aridez aragonesa y el cierzo, en la soledad y en el silencio, en la metáfora del mar, de un infinito mar de desconciertos, contrastes y contradicciones; comprendiendo el autentico carácter secano de mirar al cielo aguardando la escasa y deseada lluvia. El prólogo de Antón Castro es clarificador «La tierra atormentada de Labordeta», considerando a Monegros como uno de sus mejores libros, para terminar sentenciando que “los versos del escritor nos lo revelan todo con la transparencia de un dolor inmenso, pero también con la fascinación irremisible de quien se siente cautivado por una hecatombe de tierra atormentada”.

      Un 27 de septiembre comenzó a escribir los primeros versos de Monegros.

“Nada saben los pájaros de sombra.

Huyen, vuelan, posan su lentitud

Sobre la clamorosa distancia del olvido.

Sólo el viento

Los devuelve a la vida.”

                                                                      Labordeta

        Labordeta se detuvo en una tierra siempre de paso, lugar de su abuela paterna. En Memoria de un Beduino en el Congreso de los Diputados comienza con Razones desérticas, una primera parte que responde a una proclama de orgullo de sus diversos orígenes aragoneses. Monegros es esencial para comprender la figura de José Antonio Labordeta, es una planicie misteriosa, un cielo desmedido, y una tierra atormentada, donde “En los ojos sombríos de los hombres/ que atenazan la tierra con sus gritos/ para espantar, si cabe, aún más el tiempo/ que, lento/ desmigaja la intemperie brutal de los estíos”.

      “Mi abuela Josefa nació y se crío en uno de los lugares más agreste del territorio de Los Monegros aragoneses, La Amolda, pueblo asentado sobre una loma y protegido de los vientos del norte. Desde sus calles se contempla, hacia el sur, todos los barbechos, casi infinitos, esperando la lluvia y muriendo en unos pinares ralos y difusos, el fondo del paisaje, quizá, las últimas huellas de lo que fueran los montes negros”.

De esta tierra hermosa
dura y salvaje
haremos un hogar
y un paisaje.

                                                                Labordeta

      Para Los Monegros José Antonio Labordeta es su poeta, una memoria que permanece enraizada como una sabina contra un horizonte que no termina nunca a la intemperie del sol y el cierzo, como los versos que ocupan el silencio y la soledad en estos baldíos de tantos estíos, paramos yermos; su voz a la tierra, al paisaje resuena desgarrada: ¡dicen que quieres que te festejen!. ¡Gracias poeta!, que para empujar, ¡que empuje la mañana!.

En Los Monegros resplandecientes

Al horizonte tan solamente le irrumpe,

A la soledad, al silencio y al vacío,

Una eterna e infinita sabina.

Publicau en “ Os Monegros el 19 de septiembre del 2011.

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Me dicen que no quieres.

Ta cutio, josé Antonio!

Zancarriana w

Me Dicen Que No Quieres


Me Dicen Que No Quieres

Me Dicen Que No Quieres – Labordeta

Me dicen que no quieres
que te cortejen,
pienso que lo que quieres
que te festejen.

Que te festejen tierra
de los Monegros
pues al paso que vamos
todo para yermos.

Todo para yermos, oye,
que te lo digo
que de los pobres nunca
hay un amigo.

Hay un amigo siempre
de los más ricos
a esos les llevan agua
y cordericos.

También les llevan hombres
de los baldíos
que con el agua cerca
se van del sitio.

Hay que coger al Ebro
y otros ríos
y aplacar con sus aguas
tantos estíos.

Tantos estíos bestias
que han hundido
a los Monegros secos
casi perdidos.

Casi perdidos pero
todos unidos
vamos a aupar la tierra
pues no han vencido.

De esta tierra hermosa
dura y salvaje
haremos un hogar
y un paisaje.

Publicau en Os Monegros el 4 de noviembre del 2010.

Enlace relacionau: Ta cutio, José Antonio!

Zancarriana w

Ta cutio, José Antonio!


Ta cutio, José Antonio!

A José Antonio Labordeta

– Árida y hermosa tierra
de sed, salagón y yesos,
en sudor se labró el pasado
yermos paramos de Los monegros
baldíos, eterno entorno
entre sabinas que han forjado
sombras no mayores
de aquel poeta que cantó a la libertad.

– Tierra seca sacudida por el cierzo
el polvo levantado rugue al Sol
al Sol que vio nacer a su gente
en esta tierra dura y seca
que por hermosa también fue la poesía
¡qué fue lluvia!, ¡qué sacio la sed!,
que bien sabias, ¡qué te cortejen!
los versos que Labordeta te escribió.

– Tierra, de arena y piedra,
tras una adoba otra,
donde los pobres no reblan
ni el mallacán desgarra los estíos
ni la esperanza de vivir
en esta tierra hermosa y agreste,
donde se aguarda la lluvia
y varados se sueña con el mar,
en un horizonte eterno dominado por el Sol;
pues de los pobres siempre hay un amigo
que nos trajo versos y dignidad.

– La sabina, la piedra y el cielo
tonalidades, paisaje de contrastes,
detenido y olvidado en el tiempo,
de un azul inmenso y sediento
de un vino tinto y rosado,
poesía, un hogar y un paisaje
¡A festejarte tierra!
tierra hermosa de Los Monegros.

Publicau en Os Monegros el 19 de septiembre del 2010.

Zancarriana w