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Alicia y Alba Escanero Macaya, gaiteras de Lanaja


Alicia y Alba Escanero Macaya son dos hermanas gaiteras del dance de Lanaja, encontrándose con las raíces más autenticas y propias de su pueblo y comarca de Los Monegros. Y lo hacen a través de la música, del instrumento mágico que es la gaita de boto aragonesa, formando parte de la gran estirpe de gaiteros y gaiteras de Los Monegros.

Somos Alicia y Alba Escanero, hemos vivido en Zaragoza casi desde siempre, pero nuestra familia nunca se ha desvinculado de nuestro querido pueblo, Lanaja, así que tenemos la suerte de tener infinitos recuerdos de allí, donde hemos seguido yendo casi todos los fines de semana, navidades y veranos, y donde están nuestros amigos y familiares.

Las dos hemos estudiado música desde muy pequeñas, tocando varios instrumentos, especialmente el piano, aunque nos falta tiempo para que llegue uno nuevo a nuestras manos y ponernos a aprender. Así que, cuando una compañera del Dance, allá por el año 2002 le comentó a nuestros abuelos si queríamos participar en la asociación, les hizo tanta ilusión que no lo pensamos más, y ese fue el primer año que empecé a tocar, tuve que empezar yo sola ya que mi hermana Alicia estaba estudiando fuera en esos años y lo tuvo más complicado; decidí empezar con una acordeón, que aprendí a tocar aquel verano.

En el grupo de Dance existía una gaita de boto, y nos gustaba mucho el instrumento, entre otras cosas, también por ser un instrumento más tradicional, así que, algunos años después, nuestro padre nos regaló una gaita para cada una, un regalo de navidad un tanto especial que nos encantó, las cuales fueron fabricadas por Gaitería Tremol. Así que nos pusimos manos a la obra, fuimos aprendiendo poco a poco para poder tocar en las fiestas de San Mateo aquel septiembre.

Tuvimos la suerte que, como todos los años, la familia Lahiez vino a Lanaja a enseñar a los niños diferentes instrumentos, y como hacíamos cuando éramos pequeñas, nos apuntamos a las clases para que Alejandro nos enseñara a tocar. Con su paciencia y un poco de práctica conseguimos no desentonar en los primeros ensayos del Dance

La gaita, además de su sonido, que nos encanta, la de boto en concreto representa tradición de nuestra tierra, una tradición que casi se perdió y que poco a poco ha vuelto a crecer, haciendo que nos sentamos todavía más orgullosas de poder participar en este hecho.

Como instrumento, no tiene gran complejidad de una manera teórica, no es muy difícil aprender a tocar una melodía, pero tiene otras complicaciones bastante mayores, como conseguir encontrar un sonido bonito, sin “pitidos” que distorsionen; hacer silencios, o lo más complicado para nosotras, el mantenimiento del propio instrumento, las lengüetas de madera, “cañas” que lleva la gaita, con nuestro clima monegrino, se secan con gran facilidad, haciendo que se abran, o cierren, que se agrieten.. teniendo que volver a empezar con la afinación, y haciéndonos sudar un rato (la expresión “esto es una gaita” ya sabemos por que existe…).

En cuanto al mantenimiento en sí, Nacho, de Gaitería Tremol es el que nos ayuda, así que antes de las fiestas se las llevamos para que nos haga la puesta a punto, decidimos hace unos años que es mejor dejarlo en manos de un profesional.

¿Qué tiene de especial la gaita?

Por todo lo dicho antes, que no tiene de especial la gaita de boto, empezando por su historia, que hace que sea tan diferente a tantas otras gaitas, y porque no decirlo, mucho más bonita.

¿Qué significa para vosotras el dance?

El dance es un sentimiento de pertenencia a nuestro pueblo, Lanaja, y especialmente, a un grupo de Najinos que, sin esperar nada a cambio, invierte su tiempo y su esfuerzo para realizar una actuación el día del Patrón, el día más esperado del año para sus habitantes e intentar que salga lo mejor posible. Donde el pueblo entero se reúne para poder ver sus bailes tradicionales y reírse con los chascarrillos ocurridos durante todo el año con un mismo sentimiento, el de orgullo por su pueblo y sus tradiciones. Es una forma de honrar a San Mateo y a todos los Najinos

Una tradición y un lugar de Los Monegros.  

Lanaja, siempre.

Eloy Abadías Martínez, Mayoral del dance de Lanaja


Mayoral del dance de Lanaja, papel que comparte con su amigo Ángel Condón, Eloy es una caja de sorpresas. Hablamos de albañilería, de la forma tradicional de construir y de cómo ha cambiado todo. Nos abre las puertas de su casa, donde la artesanía y el arte, el trabajo con los materiales y el ingenio lo inunda todo. Pero con Eloy también nos adentramos en el dance de Lanaja, en su viva tradición hecha con la ilusión y el orgullo que cada 21 de septiembre, en honor a san Mateo, hace vibrar a Lanaja.    

Eloy Abadías Martínez y Ángel Condón, mayorales del dance de Lanaja.

Natural de Lanaja, Eloy Abadías Martínez nació en 1957. De casa Gabarre, por parte materna, casa pudiente de la localidad, y casa el Ribereño, por parte de paterna; pues venía de la ribera del Ebro. Su padre era albañil, al igual que su abuelo, oficio que continuó Eloy y del que su padre dijo -como enganches aquí ya no lo soltarás en toda la vida-.

Su abuelo trabajó en el canal de Monegros: -El vaso del canal lo picaban a mano, había mucha mano de obra y los pajares estaban llenos de trabajadores. Hay fotos en las que se ven a hombres con pico y pala y en el acueducto de las arcadas aún se ven las marcas de las tablas del encofrado-. Además, su padre trabajó mucho en la construcción de los pueblos de colonización, -hubo mucho trabajo-.

En Lanaja se ha trabajado mucho con piedra que se sacaba de la sierra, de canteras o piedras clarezca que salía de la labranza de los campos. Cando se bajaba de la sierra, siempre había que aprovechar el viaje y, aunque fuese, bajar algunas piedras. -Una cantera se ve muy bien la cantera de la Maladilla-, cuenta Eloy, -en la carretera de Lanaja a Monegrillo, con tan solo subir la sierra, en las curvas. De allí obtuvieron piedra para la carretera de Lanaja a Sariñena -. También se recogía piedra de yeso, la metían en hornos y una vez cocidas, en las eras, las molían con las ruedas de los carros. Así, obtenían yeso para la construcción.

Lo que faltaba era el agua, su abuelo decía que por Lanaja se cambiaba el vino por agua. Se subsistía, cada casa tenían algo de viñas, oliveras y criaban un tocino. En las casas pudientes había bodega de vino, prensa de vino y molino de aceite. En casa de Bastaras había unas enormes pipas para almacenar el vino, unos toneles grandísimos, apunta Eloy.

El agua la iban a buscar a las balsas. Eloy iba con dos pozales que llevaba gracias a una rueda con un eje donde los colgaba. Acudía a la balsa de los Tres Castillos, donde actualmente se encuentra el centro social de los jubilados. En aquella balsa bebían las personas, pero también el ganado. Por el parque estaba la balsa Alta y por donde está la deshidratadora la balsa Nueva o del Tejar. Aún queda la balsa de la Cruz, carretera a Monegrillo, a unos pocos metros de Lanaja.

En la balsa del Tejar había un tejar donde hacían ladrillos, tochos, tejas… También estaba el cañicero, hacía cañizos y los tejía en los tejados. Eloy ha visto también hacer adobas en la balsa de los Tres Castillos.

La madera la conseguían de la sierra, la mayoría era madera de pino, aunque en las casas buenas se utilizaba maderos del Cinca que subían desde Fraga. La madera de sabina, que es más dura, se empleaba en los cabeceros y en los puentes.

La leña la hacía la propia gente a nivel particular. En la sierra se hacía la vida. Su padre quiso ir a la sierra antes de morir, por Valdecarro, por donde había estado de rebadán, Se quedó sorprendido, antes distinguían el camino por las rodadas del carro y todo a su alrededor estaba pelado por el paso del ganado. Ahora, la vegetación se come los caminos -Antes había mucho ganado, la sierra estaba llena de vida-.  

Eloy, en su niñez, jugaba a los pitos o canicas, corría por las calles, iban a robar uva y alberjes al saso y subía por las canteras y las cuevas, -las cuevas se hicieron durante la guerra como refugios ante los bombardeos que sufrió la población-. Fue a la escuela hasta los 14 años, cuando la dejo para ir a picar a la obra hasta los 61, cuando se jubiló.

Se casó con Pilar Mari Pelegrín y tuvieron dos hijos, Aitor y Dani. Con 41 años sufrió un accidente, se cayó del andamio de un séptimo piso, en su caída se fue quedando liado entre unas silgas que detuvieron su caída a escaso medio metro del suelo. Eloy volvió a nacer.

Eloy tiene la afición de realizar manualidades, con madera, piedra o hierro, realiza maquetas, representaciones de fachadas de casas o detalles de diferentes construcciones. Es capaz de todo, utilizando diferentes materiales es capaz de realizar miniaturas, juguetes, cuadros e incluso sus marcos, elementos decorativos o ingeniosos muebles. Uno se queda corto porque la capacidad creativa de Eloy no tiene límites.

Con diez años, Eloy empezó a danzar en el dance de Lanaja, su hermano ya era danzante -Toda una vida danzando-. Incluso puede decir que junto a su mujer y sus dos hijos han sido pioneros en Aragón al danzar en familia –una familia completa en un dance-. Ha sido siempre danzante, hasta que en el 2016 falleció el antiguo mayoral Alfonso Nasarre “El Cartero”. Lo sucedieron los dos danzantes más mayores, Eloy y Ángel Condón, amigos de toda la vida y que actualmente comparten el papel de mayoral en el dance de Lanaja.

El dance de Lanaja se celebra para san Mateo, para el 21 de septiembre. Antiguamente se danzaba hasta tres días, un día se hacía ronda por casa de los mayores, el segundo con las mairalesas y el tercero para san Mateo.  

Actualmente, el dance de Lanaja consta de las siguientes partes:

  1. Pastorada.
  2. Procesión, ofertorio en la iglesia y actuación en la plaza de la iglesia.
  3. Mudanzas, de palos, espadas y el baile de cintas.
  4. Dichos y motadas, primero se dedican chascarrillos a los propios danzantes del grupo y luego van los dichos generales al pueblo.
  5. El degollau, se hace con espadas al ritmo de la gaita.y solo los hombres
  6. Se termina el baile de las cintas.

La danza de cintas se entrelaza doblemente, del palo central y entre ellas, lo que exige bastante a los danzantes, de cruzarse entre ellos. Es una particularidad del dance de Lanaja, comenta Eloy. El baile se había perdido, pero se logró recuperar.

El dance de Lanaja se recuperó en 1943 y desde entonces se ha introducido la mujer, ahora son una mayoría en el grupo. Eloy lleva más de 50 años de danzante, junto a Ángel Condón, y ambos fueron condecorados en su cincuenta aniversario como danzantes.

Empezaron ensayando todas mediodiadas en placetica de la iglesia, sin dejar dormir la siesta a los vecinos. Eloy se acuerda del Currutaco, de Jerónimo Tabueña y su hijo Luis Tabueña. Alfonso Nasarre “El Cartero”, antiguos mayorales. Como gaitero actualmente está Macario Andreu, Alicia y Alba Escanero y antes también “El Carnicer” que tocaba el acordeón. Macario aprendió de los Lahiez. A su vez han incorporado en la música violín y melódicas.

Para el ofertorio forman una fila los danzantes rojos y otra fila los azules, delante del altar con la espada apoyada en el hombro. Paso a paso todos van pasando por el altar besando una reliquia al ritmo de melodía de gaita y violín y 4 o 5 melódicas. Es un momento muy emotivo para los danzantes. Además, Eloy es el encargado de hacer los palos para los danzantes y realiza el mantenimiento de las espadas.

Dani, Aitor, Eloy, Pilar Marí y Ángel.

Eloy y Ángel ejercen de mayorales, conduciendo el dance de Lanaja con gran ilusión. Tradición viva gracias a personas excepcionales que con todo su empeño realizan el arte del dance con sus vecinos, amigos y sobre todo familia.

Parroquia de El Salvador de Sariñena


La iglesia parroquial de El Salvador de Sariñena, denominación oficial, responde a un soberbio edificio neoclásico, de cierta sencillez y claridad, pero con gran expresividad, evocando el clasicismo con sus magnas columnas toscanas. No es un edificio sin más, posee un gran valor arquitectónico y una gran historia, cuyo conocimiento, sin ningún tipo de duda, es una aventura apasionante.

Sus origines resultan difíciles de profundizar y, por qué no, de aventurar. Inocencio Cadiñanos Bardeci cita asentarse en una mezquita y en los materiales de una vieja atalaya mora. Realmente Sariñena se remonta a tiempos inmemoriales, pero lo cierto es que la actual iglesia se asienta en el solar de una vieja colegiata, descrita medieval por Javier Martínez Molina, en su tesis doctoral Arquitectura religiosa de la época de la Ilustración en Aragón: estudio histórico-artístico de la arquitectura religiosa de Agustín Sanz Alós (1724-1801) (tesis doctoral), Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2023, pp. 1399-1513. Tesis en la que describe la iglesia de Sariñena de dos naves, similar a la parroquia de Lanaja, más grande, pero que se hallaba en mal estado.

Remontándonos un poco antes de que Pedro I tomase Sariñena en 1101, antes de finalizar el siglo XI, en 1096, se cita una curiosa donación: La Almunia de la Reina “junto a Sariñena” con la torre que había allí y sus términos. Igualmente se recoge que el monasterio de Montearagón, tenía ciento cuatro iglesias bajo su jurisdicción, entre ellas La Almunia de la Reina “cerca de Sariñena” (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón). Almunia originalmente designaba a un huerto o granja y por extensión a una finca campestre o casa de campo, no obstante, en Sariñena existen las partidas de Las Almunias, Almunias Altas y Almunias Bajas, dirección Castelflorite. Queda por precisar e investigar la denominada y desconocida «La Almunia de la Reina».

El 5 de mayo de 1093, un documento del rey Sancho Ramírez recoge las donaciones que se han incorporado a la abadía de Montearagón, entre ellas figura la “Iglesia de Sariñena con sus mezquitas” (Mur Sangrá, Lorenzo. Montearagón desde su creación al ocaso). Todo apunta que Sariñena dependía del monasterio de Montearagón.

«El monasterio de Montearagón contaba con abad, cuatro canónigos dignidades (enfermero, limosnero, sacristán y chantre) y seis priores, uno de ellos con el título de Sariñena.»

Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón.

Apuntamos también la cita de un siglo después, cuando en 1206 Martín de Lérida da al monasterio y a su hijo P. de Vinera y a S. Salvador de Sariñena una viña en Albar, término de Sariñena. (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

No es hasta 1310 cuando aparece, propiamente citada, por primera vez la iglesia de Sariñena, en un documento de Ramón de Fontona, prior de la iglesia de San Salvador de Sariñena. Dicho documento da a treudo a Artal de Hunera, a Bartolomé de Cartaser y a Pedro Cebrián un huerto situado en el término de Reguano en Sariñena por el pago anual de 14 sueldos jaqueses. Se nombra tanto la avocación a San salvador como a la figura de prior, título eclesiástico para un superior, pero por debajo de un abad, en este caso del abad de Montearagón. Sariñena debía de responder a un priorato, como veremos más adelante, a un territorio con jurisdicción propia del prior.

El 4 de abril de 1328, un nombramiento del rey aragonés Alfonso IV, pergamino de 138, cita la iglesia: “Reunidos los consejos de la villa y aldeas de Sariñena en la Iglesia de San Salvador, nombran a Marco de Sena, jurado de Sariñena, Domingo Lo Pico, vecino de Monsalva y jurado de la comunidad de aldeas de Sariñena, como procuradores especiales para que les representen en las próximas Cortes que se van a celebrar en la ciudad de Zaragoza, en la que se coronará a Alfonso IV” (Cancillería, pergaminos, Alfonso IV, carp.218, nº170/ Nombramiento).

En 1330 es citado prior de Sariñena Pedro Jiménez de Sarasa.

En 1364 se celebra un acuerdo con relación a las ventas del priorato de la iglesia de San Salvador de Sariñena entre Juan de Fortges, prior de la villa de Sariñena, y los racioneros, capellanes y siervos de dicha iglesia.

En 1385 Raimundo, abad del monasterio de Montearagón, comunica al vicario de la iglesia de San Salvador de Sariñena y a su lugarteniente que ha concedido a Guillermo Gastón y a su mujer Marta la licencia para construir en dicha iglesia una capilla bajo la advocación del beato Nicolás, confesor, que estará situada entre la capilla de San Laurencio y la puerta de Santa María, dotándola con 1.300 sueldos jaqueses anuales para pagar al capellán, otros 14 sueldos jaqueses anuales para gastos diversos y 1.100 sueldos jaqueses más para su ornamentación.

El 2 de noviembre de 1390, Juan de la Raga, prior de Sariñena, administrador y vicario General del monasterio de Montearagón y todo el cabildo, donan a treudo perpetuo a Martín de Ipiés, vecino de dicho lugar, un palacio con su heredad que tiene la casa de San Andrés de Fanlo en Ipiés mas una viña, debiendo pagar para San Miguel de septiembre dos cahíces de trigo y uno de ordio, medida de Jaca, dando la cuarta parte a Sancha López de Bananguás o a sus hermanos. (Signatura: F/055. Fondo de pergaminos del Archivo de San Pedro el Viejo de Huesca. Lectura, estudio y regesta de María Dolores Barrios Martínez (2013)).

En 1400, el monasterio (Montearagón) da a treudo a Eximino Loarre, clérigo racionero de la iglesia de San Salvador de Sariñena, el molino del Rey, sito en el lugar llamado Huerto de Suso en el término de Sariñena, molino antes estaba atreudado a Ramón de Castro, el cual no pagaba el treudo (1390-07-12). El racionero era el prebendado que tenía ración en una iglesia catedral o colegial.

En 1402 Juan de la Raga, prior de Sariñena, vende a [—] de Lomperuello, clérigo y racionero de la iglesia de San Salvador de Sariñena, un bancal de tierra blanca llamado el Bimaral por 5 sueldos jaqueses anuales.

El cinco de enero de 1413, Martín Deza, como procurador de su madre y hermanos, vende a don Juan de la Raga, prior de Sariñena y administrador de la prepositura de Montearagón, dos palacios y una torre con su señoría y la cuarta parte del treudo de tres palacios con su señoría en Ipiés por 2000 sueldos jaqueses (Signatura: F/065 . Fondo de pergaminos del Archivo de San Pedro el Viejo de Huesca. Lectura, estudio y regesta de María Dolores Barrios Martínez (2013)).

En 1416 se da la colación de una porción vitalicia en la iglesia de San Salvador de Sariñena a favor de Pedro Bonet de Guderizdel hecha por el cardenal Juan, administrador perpetuo del monasterio,

En el mismo año, se produce la colación de una porción vitalicia en la iglesia de San Salvador de Sariñena a favor de Pedro Bonet de Guderizdel hecha por el cardenal Juan, administrador perpetuo del monasterio. Monasterio de Jesús Nazareno de Montearagón de Quicena (Huesca, España).

En 1423 Juan de la Raga, prior de la iglesia de San Salvador de Sariñena, da a treudo a Martín de Calvera y a su mujer María Jaima un huerto sito en el término de Sariñena por el pago de 8 sueldos jaqueses durante los cuatro primeros años y a partir de entonces por 12 sueldos jaqueses anuales.

En 1423 el canónigo y Prior de Sariñena Juan de Larraga dona varias heredades a Montearagón, siendo abad de este Sancho de Murillo. Sello de García Martínez Prior de Sariñena y canónigo Montearagonense (Revista Hidalguía número 253. Año 1995). También lo recoge Ricardo Del Arco de la siguiente manera: “Juan de Larraga, canónigo de Montearagón y prior de Sariñena, da a los canónigos del cenobio varias heredades en la villa de Montearagón, en Huesca y en Quicena, con la carga de celebrarle anualmente un aniversario en el mes de octubre. Año 1423.”

En 1454, una bula (Documento Pontificio) de Pablo III suprime el priorato de Sariñena “que se valuó en 500 ducados de oro (Archivo Histórico Nacional. Ciprés Sisín, Antonio. El castillo de Montearagón). Esto dejó la presentación de las raciones al prior y Capítulo de Sariñena y la institución al abad de Montearagón” (Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

En 1522 se realiza el Testamento de Francisco Gómez, clérigo racionero de la iglesia de San Salvador de la villa de Sariñena, otorgado ante Nadal de Farlet, notario real y apostólico, vecino de Sariñena. (– 1522-02-21. Sariñena ES/AHPZ – C_PERGAMINOS/000007/000009).

En 1525, el rejero y relojero Pedro Tecedor, fabrica las rejas de la capilla de San Antolín en Sariñena

En 1630 la iglesia de Sariñena es nombrada Iglesia colegial o colegiata, de acuerdo a la propia definición de la Real Academia de la lengua Española responde a la iglesia que, no siendo sede propia del arzobispo u obispo, se compone de abad y canónigos seculares, y en ella se celebran los oficios divinos como en las catedrales. De alguna manera, parece ser un tipo de templo que sin ser catedral poseía un cabildo.

En 1689, en los pleitos civiles antiguos del archivo histórico provincial de Zaragoza, aparece la “Ejecución a instancia del Licenciado Jaime Ferraz, como capellán de una de las capellanías fundadas en la iglesia colegial de San Salvador de la villa de Sariñena por los ejecutores de Domingo Varón y Costa, y de Alberto Vitales, infanzón domiciliado en dicha villa, como tutor de Juan Vitales, menor, y capellán de la otra capellanía contra los jurados, concejo y vecinos de la villa de Pertusa y lugares de Laluenga, Perdiguera y la Cuadrada, por impago de las pensiones de un censo” (ES/AHPZ – J/000763/0008).

En 1737, en el archivo provincial de Zaragoza se encuentra un documento que trata sobre «Firma a instancia del capítulo eclesiástico de la iglesia colegial del Salvador, de la villa de Sariñena, contra el venerable obispo de la ciudad de Huesca, sobre derecho de décima» (ES/AHPZ – J/014769/000002 -, sección Pleitos civiles modernos, por la Real Audiencia de Aragón).

En documentación en torno a 1790 de Juan Comenge, con la villa de Sariñena, se refiere al cabildo eclesiástico de su Colegial, igualmente al prior de la parroquia y el cabildo, además de citar el convento Nuestra Señora del Carmen de monjas carmelitas (Fuero alfonsino y fuero de población de Sierra Morena en los proyectos de colonización de la corona de Aragón en la segunda mitad del siglo XVIII. Enrique Giménez López).

Una pequeña descripción la aporta Pedro Bleca y Paul en su Descripción Topográfica de la ciudad de Huesca y todo su partido de 1792 «iglesia colegial, antiquísima, es de dos naves, que las dividen una columna y dos arcos grandes, y se cree fue, la una, sinagoga, y la otra, iglesia de cristianos. Su advocación es la Transfiguración del Señor, y el clero se compone de un cabildo de prior, vicario y trece racioneros patrimoniales, que se presentan a hijos naturales de la villa con el orden de primer misacantano por bula de Paulo In, en Roma, año 1543, y la renta de cada uno, que consiste en los diezmos de la villa y sus aldeas, que son Alberuela de Tubo, Capdesaso, Lastanosa, Pallaruelo, Castejón de Monegros y Valfarta, que dividen con el reverendo obispo de Huesca y rector de esta última, asciende a 4000 reales de vellón, teniendo a más el prior presidente del cabildo 500 reales de vellón. A más de las dichas hay cuatro raciones naturales para segundo vicario, organista, maestro de gramática, cantor y predicador, con algunas capellanías colativas y laicales, que se han reducido según el último plan del obispo, por ser tenues sus rentas. El cabildo usa sus armas, y en ellas ballesta, cordero, dos llaves y cuatro barras de Aragón.«

Volvemos a aquella colegiata que a finales del siglo XVIII, en 1787, no se hallaba en buen estado: “estrecha, poco ventilada, en sitio hondo y con fea figura. Estaba integrada por dos naves «de aspecto ridículo». La torre se hallaba en ruinas, los retablos podridos y las bóvedas agrietadas. No era posible ensancharla por lo que debía ser reconstruida de nuevo.”

Ante aquel deterioro, en 1790 el concejo sariñenense solicita la construcción de una iglesia de nueva planta, “tanto las autoridades locales como los clérigos, apunta Inocencio Cadiñanos Bardeci, solicitaron licencia para levantar una nueva colegiata en la que cupieran los numerosos vecinos del pueblo. Para esto había que aplicar diezmos, primicias y ciertos propios del pueblo. Los vecinos prometieron aportar los materiales y trabajar los días festivos.

El proyecto de reforma es encargado a Manuel Inchauste, el cual es rechazado por la Academia de San Fernando. En 1792, el prestigioso arquitecto zaragozano Agustín Sanz, discípulo de Julián Yarza Ceballos y Ventura Rodríguez, recoge la empresa y traza los planos del nuevo edificio de la futura colegiata de Sariñena. Casualmente, el proyecto también es rechazado por la Academia de San Fernando.

Pedro Bleca y Paul en el momento de realizar su «Descripción Topográfica de la ciudad de Huesca y todo su partido» recoge como en 1792 en Sariñena «Actualmente se está haciendo de nueva planta la iglesia colegiata por orden del Supremo Consejo, que ha mandado destinar a este objeto el sobrante de Proprios de la villa, contribuyendo también los partícipes de los diezmos, y será uno de los mejores templos de la diócesis».

Mientras, Agustín Sanz se enfrenta de forma directa a la Comisión de la Academia señalando como las rectificaciones que ha recibido de Sariñena carecen, en su opinión, de sentido. Así, en 1793 somete de nuevo el proyecto rectificado a la comisión de Arquitectura y es definitivamente aprobado. Los planos muestran un ancho templo de tres naves notablemente simétrico tanto en sentido longitudinal como transversal, con un breve crucero en el centro rematado en cúpula con linterna. La torre, queda adosada al presbiterio. Mientras, el retablo mayor es de claras líneas y gustos neoclásicos. Finalmente, el proyecto es aprobado con algunas modificaciones por la academia de San Fernando.

El Consejo da orden de inicio de las obras en 1795 y los trabajos se llevan a cabo bajo la dirección de Vicente Gracián, uno de los arquitectos de los más acreditados de Zaragoza. Primeramente, la vieja colegiata fue completamente demolida. En sus aleñados, persisten los arcos del viejo Casino de Sariñena, góticos o similitud gótica y que probablemente respondieron a dependencias anexas a la vieja colegiata y que tal vez podamos aventurar que fuesen las bodegas También aparece una ventana gótica o de apariencia gótica abierta hacia la pared de la actual iglesia con restos de un hipotético ábside de una posible primitiva iglesia y varios accesos a túneles de ignorado recorrido. Hay incluso quién señala que un originario convento de San Francisco se ubicó en dicho lugar.

Los cimientos se tuvieron que ahondar más de lo previsto y en 1800, para abaratar costes, la cara piedra es sustituida por ladrillo, pues la sillería estaba resultando demasiado costosa y la piedra de las canteras cercanas resultaba de mala calidad

Por ello, en 1801 Agustín Sanz se queja de la mala calidad de los materiales y la malversación de caudales. La obra es suspendida y ese mismo año muere Agustín Sanz. En 1808 se producen las mismas quejas y en 1808 la guerra de la Independencia (1808 -1814) acaba paralizando las obras.

La obra se reanuda en 1818 y se hace cargo el arquitecto Antonio Vicente. En 1829 se decía estar ya muy adelantada: “parece ser suntuosa y de mui buen gusto” y mientras duran las obras, como parroquia se hace servir la iglesia conventual de San Francisco. En esta línea se manifiesta Pascual Madoz 1845-1850 en su descripción histórico geográfica de la Villa de Sariñena: Para igl. parr. se ha habilitada la del extinguido conv. de San Francisco bajo el título de San Salvador. A esto añade: “es independiente, perteneciendo el curato á la clase de vicariato, y lo presenta la colegiata en el racionero más moderno, quе es á quien le corresponde por derecho. Su comunidad eclesiástica secular es de la clase colegial, componiéndose de 15 individuos, á saber: 11 racioneros presbíteros, otro presbítero beneficiado y 2 de menores. Hay además un conv. de monjas de la clase de priorato; un cementerio cutre N. y E. de la población en; paraje ventilado”.

Una obra que fue compleja, sobre todo por la falta de recursos, al igual que la reconstrucción del puente sobre el Alcanadre, pues así lo recogía José Torner en 1833 en el Diccionario Geográfico Universal: «En 50 años no ha podido concluir su iglesia colegial, principada a últimos del siglo pasado, bajo las trazas del arquitecto D. Agustín Sanz, ni en 6 poner una sola piedra en el hermoso puente de cantería que les destruyo el río, por no haber atendido a reparar el cimiento de una de sus pilastras. Este puente que estaba a ¼ de hora de Sariñena sobre el río Alcanadre, es de necesidad absoluta no solo para la villa, sino para todo el país.» (Torner, José (1833), Diccionario geográfico universal, t. 8, Barcelona).

En la primera mitad del siglo XIX se finalizan las obras y se produce la ceremonia de consagración de la colegiata secular de San Salvador de Sariñena. El Diccionario de Historia Eclesiástica de España apunta como a inicios del siglo XIX, Sariñena es una de las dieciocho colegiatas existentes en Aragón (Eran El Grado, Puebla de Castro, Aínsa y Boltaña en la diócesis de Barbastro; San Pedro el Viejo, Alquézar y Sariñena en la diócesis de Huesca y en esta provincia también Monzón, Albelda, Tamarite y Roda que pertenecían a la diócesis de Lérida). Sin embargo, en aquel primer tercio del siglo XIX la disminución de rentas que recibían las colegiatas las disminuye significativamente hasta nueve y entre ellas la de Sariñena. Javier Martínez Molina señala que el rango de colegiata lo perdió el templo a raíz del célebre Concordato de 1851 entre España y la Santa Sede, que supuso la reducción de la mayoría de colegiatas a simples parroquiales.

En ese primer tercio del siglo XIX las rentas que recibían las colegiatas se habían reducido enormemente en muchas de ellas. Canga Arguelles publicó 9 los avalúos de la Cámara de Castilla y ya omite los cabildos colegiales que en 1802 no llegaban a cubrir los puestos que quedaban sin proveer. En Aragón solo quedaban verdaderamente activos 9 cabildos colegiales: Sariñena, Roda, Monzón, Tamarite y Albelda en Huesca; Santa María la Mayor y Santo Sepulcro de Calatayud en la diócesis de Tarazona y Daroca y Alcañiz en la de Zaragoza.

Ricardo Del Arco fotografío en 1920 dos cálices en la iglesia de Sariñena (Cálices. Ricardo del Arco y Garay. Sariñena. Monegros – 1920. ES/FDPH – ARCO/1017). Son citados al describir a Juan de Quintana, abad de Montearagón entre los años de 1532- 1534: “del que por cierto hemos visto un hermoso cáliz de plata sobre dorada de estilo plateresco, con sus armas, en la parroquia de Sariñena. (ES/FDPH – ARCO/1017. Del Arco, Ricardo. El monasterio de Montearagón).

Ricardo del Arco los describe “La pieza que correspondería a la parte baja de un cáliz, presenta perfil lobulado con ocho cartuchos elevados decorados en su campo interior con guirnaldas y decoración vegetal «a candelieri» repujada y cincelada. Tipología muy similar a otras piezas conservadas de este periodo y en concreto a un cáliz de la iglesia parroquial de Loarre, que se completa con un nudo esférico achatado y copa lisa acampanada con crestería gótica”. En el almacén del Museo Diocesano de Huesca se conserva una basa de cáliz de plata sobredorada de estilo plateresco que presenta un pequeño escudete con inscripción que los identifica como donación del abad Juan Quintana. Del Arco vio y describió este cáliz completo en la iglesia parroquial de Sariñena, desde donde tras la Guerra Civil y la destrucción de parte del patrimonio de dicha iglesia pasó a los almacenes del Obispado de Huesca y de allí al Museo Diocesano. (Mur Sangrá, Lorenzo. Montearagón desde su creación al ocaso).  

Iglesia parroquial. Cálices. Ricardo del Arco y Garay. Sariñena. Monegros – 1920 ES/FDPH – ARCO/1017.  

«Ha sido nombrado beneficiado ecónomo de la colegiata de Sariñena, D. Delfín Soldevilla.«

El Resumen (Madrid), 14 de febrero de 1887.

La colegiata o iglesia colegial de Sariñena, de acuerdo con la documentación consultada, contó con la dignidad rectora de un Prior. Igualmente, repasando documentación antigua encontramos la advocación a San Salvador. Sin embargo, también encontramos que la plaza se denomina plaza del Salvador o que la actual iglesia es nombrada como parroquia de El Salvador o del Salvador. Javier Martínez Molina, autor del documental “Agustín Sanz, el arquitecto fiel” comenta que la plaza debería llamarse también de San Salvador, aunque también se puede decir El Salvador. Las demás variantes, tales como Plaza de El Salvador, del Salvador o Del Salvador Jesucristo, no proceden. Actualmente, la denominación oficial es “Parroquia El Salvador” mientras que la plaza consta como “Plaza Del Salvador”. Como curiosidad, durante la guerra de 1936 la plaza tomó el nombre de Fransico Ascaso.

Parte de sus archivos se destruyeron durante la guerra, al igual que el antiguo retablo, imágenes, figuras o la sillería del coro y otras pertenencias de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes (La guerra civil en Sariñena). Sacaron de las dos iglesias y capillas privadas sariñenenses las imágenes y ornamentos a la calle y en carros fueron llevadas a la orilla del río Alcanadre donde les prendieron fuego. José Zamorano Cabellud, en su declaración, señala: «Después de haber sacado las imágenes y ornamentos sagrados a la calle ordenaron a los vecinos que con carro las llevasen al puente del río Alcanadre y en la orilla de dicho río les prendieron fuego y seguidamente se incautaron de los negocios del pueblo.» Los hechos los podemos enmarcar el 24 de julio de 1936 según el relato, mencionado anteriormente, de Manuel Brosed Brosed (Víctor Pardo Lancina y Raúl Mateo Otal. Todos los nombres).

La cabeza de la talla de la Virgen de las Fuentes se salvó de la quema gracias a la Pomara, vecina de Sariñena que arriesgó su vida para conservarla (La talla de la Virgen de las Fuentes).

Una vez saqueada, se estableció un Garaje y Taller de reparación de vehículos y automóviles, Taller casa Ford. En su puerta principal existió un letrero colosal con la inscripción: UHP (Unión de Hermanos Proletarios). Tras la toma de Sariñena, por las fuerzas nacionales, el redactor Flecha relató «Hay restos de vehículos, grasas, herramientas. Sobre la fachada un gran parapeto de sacos terreros donde se escondían armas antiaéreas».

Efectivamente, en la torre de la iglesia se instaló un puesto de vigilancia, con armas antiaéreas y una alarma para avisar a la población ante los ataques aéreos. La señal de alarma se instala el 16 de julio de 1937: “Se acuerda publicar un bando avisando al vecindario la señal de alarma caso de un posible ataque aéreo contra esta población civil cuyo puesto de guardia se instalaba en la torre de la iglesia. También, a través de las actas municipales sabemos que el puesto debió de ser muy precario, quedando así recogido en el acta del Consejo Municipal de Sariñena del 4 de octubre de 1937. Da cuenta (presidencia) de que la vigilancia de la torre le es muy difícil prestar los servicios sino se instala una especie de cuarto que permita hacer la guardia evitando en lo posible el frío”

El de 1 diciembre 1937 se  acuerda la venta de las campanas: “Se da lectura a un escrito de la Junta de Defensa Pasiva sobre la venta de las campanas por su cuenta para atender a las diferentes necesidades urgentes que tiene  encomendadas a lo que el camarada Aznar propone que dicha venta sea por cuenta del Consejo y se facilite a la Junta de Defensa lo que se crea por conveniente en ayuda para los refugios una vez se cobre su importe y el resto repartirlo en los pobres de la localidad, siendo aprobada esta proposición”. Actas del Consejo de Sariñena.

Estando en la iglesia, llegó un hombre preguntando si tenían “matafuegos”, antiguos extintores: «En tanto que si tenemos, que si no tenemos, explotó el polvorín. Me contó muchas veces como había pedazos de carne pegados hasta en las paredes de las casas donde está ahora el portillo. Detrás del altar, contaba que se bajaba por una escalera a la cripta de la iglesia, que no llegaron a verla, ya que las linternas eran muy pobres de luz. Allí se oían ruidos, golpes y trajinar que siempre relaciono con la actividad del polvorín. La casualidad hizo que una hija suya se casase con un aragonés que trabajaba en Barcelona y volviera a tener relación con Sariñena.»   Testimonio de Francisco Martínez recogido por su nieto Javier López Martínez.  

En 1949 se presupuestaron los arreglos de la Iglesia Parroquial El Salvador y construcción de la Casa Rectoral. Regiones devastadas aborda el arreglo y reforma de la iglesia parroquial del Salvador de Sariñena, así lo denomina el expediente de reformas de Regiones Devastadas elaborado en 1954. Las obras tardan cinco años y contaron con un gasto de cerca de dos millones de pesetas «Totalmente reconstruida y restaurada», añadiendo una segunda torre que da más luz al interior del templo. Se puso una torre tras la guerra. El retablo fue realizado por los hermanos Albareda. Se construye se cierra el pórtico y se recrece el muro de los pies. La consagración e inauguración de la iglesia se llevó a término el sábado 18 y domingo 19 de abril de 1959 respectivamente. En 1964 son colocadas tres campanas, quitadas durante la contienda, y en 1969 se instala el órgano.

El retablo fue sustituido por ocho retablos realizados por los hermanos Albareda, como hemos comentado anteriormente: “Son piezas que imitan los estilos gótico, renacentista y barroco, destacando por su riqueza iconográfica y material el Retablo Mayor, un bello trabajo neogótico formado por predela, tres cuerpos de tres calles y guardapolvo, a la manera de los retablos afiligranados del siglo XV. Una talla de bulto redondo de Cristo Salvador preside la mazonería; a su alrededor, diez pinturas con escenas evangélicas”.

Como curiosidad, Eduardo Lagunilla en la Oficina de Proyectos de Zaragoza en abril de 1943 plan de ordenación interior pretendió unir las plazas. La iglesia de Sariñena había formado parte del conjunto urbano de Sariñena, con su pórtico abierto, con enormes verjas de hierro y una plaza y calle de mercado de edificaciones con porches abiertos a la plaza y la calle.

En el 2001 se realiza el proyecto de restauración cubierta: proyecto, expediente administrativo de la Iglesia parroquial de San Salvador y en el 2014 se remodela la cubierta y realizan actuaciones complementarias para evitar la filtración de aguas. El proyecto es de Joaquín Naval Más (Proyecto básico y de ejecución de la restauración y conservación de la Iglesia Parroquial del Salvador de Sariñena. Intervención de urgencia en cubierta (1ª fase): proyecto y expediente administrativo. Sariñena. Iglesia del Salvador 2012-2015).

Con la colegiata de San Salvador de Sariñena, Agustín Sanz abrazó, en su madurez, la nueva estética neoclásica, de la que fue uno de sus principales difusores en Aragón, siendo considerado el mejor arquitecto aragonés de la ilustración. En esta fase acometió proyectos tan relevantes como la Colegiata de Sariñena o el Cuartel de Convalecientes de Zaragoza. Actualmente la iglesia parroquial de Sariñena, ex colegiata, responde a un extraordinario templo neoclásico, a pesar de su inconclusa fachada.

De acuerdo con Javier Martínez, empleó un lenguaje inequívocamente neoclásico, hasta tal punto que su fachada principal, que fue parcialmente construida, se convirtió, con sus monumentales pórticos laterales de columnas toscanas exentas, en una de las más avanzadas de la arquitectura religiosa española de su tiempo, pudiéndose contemplar en ella la génesis del neoclasicismo aragonés en el ámbito de la arquitectura religiosa.

“Su llamativa e imponente fachada sorprende por portada adintelada precedida por un pórtico tetrástilo de orden dórico gigante, considerado por diferentes autores de una gran potencia visual y difícil de encontrar en la arquitectura española, a pesar de quedar cortado a la altura del entablamento y encontrarse cerrado mediante muros en la actualidad. La planta es longitudinal en forma de cruz, con 3 naves divididas en 3 tramos. La cruz se difumina relativamente en planta al haber sendas sacristías, de igual tamaño que los tramos de la nave, a cada lado de la cabecera, y un pórtico, a los pies, que ocupa todo el largo de la fachada. La nave central se cubre con bóveda de cañón con lunetos, lo mismo que los lados del crucero, ocupando el centro del mismo una gran cúpula con linterna sobre pechinas. Los tramos de las naves laterales, a modo de capillas, se cierran con cúpulas sobre pechinas. Las tres naves están separadas por grandes pilares achaflanados a los que se adosan pilastras de orden compuesto, jónico con guirnaldas, típico de la arquitectura clasicista aragonesa del siglo XVIII. Sobre ellas discurre un entablamento de gran desarrollo, pero de escasa molturación. Los vanos son en arco rebajado con vidrieras modernas, en las capillas del primer tramo, y ventanas en los lados del crucero. Éstos y los elementos estructurales constituyen la única decoración del interior.”

Descripción del SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés.

El orden toscano (en lengua latina, Ordo Etruscus, Ordo Tuscanus u Ordo Tuscanicus; en idioma griego, Τοσκανικός ρυθμός) no pertenece al grupo de los órdenes arquitectónicos griegos (dórico, jónico y corintio), sino que es la aportación etrusca a los órdenes clásicos. Deriva del dórico, del que es una simplificación, y fue utilizado en Etruria , Italia, en época anterior a la conquista de Grecia. Posteriormente fue adoptada y difundida por los romanos. Con el paso del tiempo, dado que los arquitectos renacentistas conocían mucho mejor el arte romano que el griego, el orden toscano también fue muy habitual desde el siglo XV (mucho más que el orden dórico que, prácticamente era desconocido y no fue recuperado hasta el Neoclasicismo).

Mi agradecimiento a Javier Martínez Molina por su ayuda en la elaboración de este reportaje, esperando que sus tesis nos descubra la gran obra de la iglesia colegial de San Salvador, poco valorada, por el desconocimiento, pero que espero, al menos un poco, ayude a dar luz este humilde artículo.

Eugenio Monesma Moliner, el nieto del Trenzaderas


Con raíces monegrinas, el etnógrafo, investigador y documentalista altoaragonés Eugenio Monesma Moliner siempre ha querido y valorado esta tierra. Ha pisado el polvo monegrino, aventurándose a descubrir e inventariar los secretos del territorio, sus piedras de areniscas, construcciones tradicionales y sus gentes, costumbres y oficios, el saber popular y recorrer sus paisajes. Para Eugenio, Los Monegros posee un valor excepcional, pero ha de ser su propia gente quien reconozca y ponga en valor a Los Monegros.

Eugenio Monesma Moliner en el paraje de Jubierre.

Gregoria Pallares Cor, abuela materna de Eugenio, era natural de Castejón de Monegros. De joven marchó a servir a una casa de Sariñena, lugar donde conoció a su abuelo Pedro Moliner, natural del mismo municipio de Sariñena. Le decían el Trenzaderas, a modo de apodo, y le llamaban así por las trenzas de los pantalones que siempre llevaba sueltas. Se casaron, pero los cinco primeros hijos murieron. Al sexto, Benito, lo pasaron por la acequia la noche de san Juan y se marcharon de Sariñena, nunca más volvieron – ¡Consiguieron engañar a la maldición! -.

Eugenio nace en Huesca, donde ha desarrollado su vida. Con 18 años se fue a Ibirque, al lado de Nocito, con un pastor, para aprender la vida de pastor. Para Eugenio, la etnografía y antropología ha sido algo vocacional, afición y profesión que ha compartido con su primo Manuel Benito y Ángel Gari, del Instituto Aragonés de Antropología.

Pronto comienza a grabar artesanos y documentar oficios. Eugenio ya se había iniciado en la realización con cortos en super 8, películas de corte pacifista y cortos de animación. “Jaque de Reyes” fue uno de sus cortos, sobre las guerras y su maquinaría, cómo se organizan, quienes combaten, quienes pierden, quienes ganan y quiénes se benefician. También realizó “Soldados de papel”.

En 1990 crea la productora Pyrene P.V y en 1983 pasa a vivir de la realización. Aquel año realiza Navateros y su carrera le ha llevado a realizar más de 3.200 documentales, publicaciones, programas de televisión y recibir numerosos reconocimientos, distinciones y premios.    

Desde sus inicios se ha aventurado por Los Monegros. Entonces, Los Monegros no se habían estudiado, prácticamente no se había estudiado nada. Con su primo Manuel Benito bajaban a Los Monegros, iban a ver a Macario de Lanaja y descubrían los secretos monegrinos. Manolo comenzó a investigar los dances y Eugenio los oficios. Pero iban por todas partes, igual subían a la montaña que recorrían el llano.

Eugenio Monesma Moliner ha realizado numerosos trabajos etnográficos y antropológicos, especialmente como productor audiovisual. Con su mirada al mundo rural, en Los Monegros ha documentado todos los dances. Los dances los grabó íntegramente con Manuel Benito, además de realizar un documental genérico sobre los dances de Los Monegros. El dance de Los Monegros se ha conservado muy bien, igual que los de la zona de la ribera alta y baja del Ebro, apunta Eugenio – El dance es la fiesta más importante en Los Monegros -. El diablo de Castejón era su pariente, Serrate, cuando lo grabó. El dance de Castejón de Monegros lo ha grabado tres veces, la primera vez en super 8 en el año 85 u 86 y en video otras dos veces.

Igualmente, ha grabado el yeso de La Almolda y sus hornos de yeso, además los de Lanaja y Leciñena. La cera y la casa de la cera en Castejón de Monegros, el esparto en Lalueza y Poleñino, el jabón de palo en Leciñena, las plantas medicinales por la sierra de Lanaja o el nivelador de Lalueza Valentín Baseca. La botería Mairal en Sariñena y la siega y trilla con la asociación Añoranza, los grabados de pastores por Usón o el tambor de Robres, una caseta de piedra seca.

Eugenio Monesma Moliner en la Bodegueta, entre Sariñena y Castelflorite.

También ha capturado el juego de las olletas de Huerto o las corridas de rosca de Grañén, en la festividad de santa Águeda, la romería de palos de Huerto, la vieja remolona en Alcubierre o la festividad de San Sebastián en Castejón de Monegros cuando tiran las naranjas a san Sebastián y sacan la cabra.

-Buscando secretos de las piedras por Castejón de Monegros, José Puey me llevó hasta «El arenal», un lugar con un tipo de piedra frágil con grano muy fino que utilizaban las mujeres para fregar los útiles de la cocina y para sacar brillo a los hierros. –

En su momento, trató de documentar al tonelero de Sariñena, pero no pudo ser. Ha estudiado los pozos de hielo, recrearon el oficio de los pozos de hielo en Uncastillo. También a inventariado las cías, para almacenar grano, hay 6 o 7 muy interesantes por monte Tubo, se almacenaba trigo. Con el esparto descubre el tarantismo y el baile de la tarantela, también estaba la picadura del alacrán y la solución de freírlo en aceite y con ese aceite aplicarlo untado en la picadura –Hasta los años 60 se ha mantenido la tradición oral-.

Mención especial merecen las cuevas rituales de Los Monegros, las mal llamadas cuevas de la fertilidad o fecundantes. Aunque es verdad que, desde un principio, se relacionaron con la fertilidad, por su similitud en forma a un útero materno. Desde hace dos años, investigaciones recientes junto a Aurelio Bail han encontrado diferentes cerámicas, llegando a la conclusión que las cuevas respondían a enterramientos, claramente era cerámica de enterramientos anterior a la romanización: -En Huesca hay 54 cuevas, la mayoría en Los Monegros y en el conjunto de San Lorenzo encontramos casi juntas en torno a una docena de cuevas. Están muy próximas entre ellas-.

Eugenio ha sido pregonero de las fiestas mayores de Sariñena en 1985: “Luego vendrá el pregón de un bravo realizador que hace buenos cortos, en plan moralizador, aunque lo que mejor maneja es el costumbrismo, eso de costumbres y tradiciones, que no son de ahora mismo.  Eugenio Monesma Moliner es este pregonero; aplaudirle con ganas, que no cuesta dinero.” También, en el 2011 ejerció de pregonero de las fiestas de santa Ana de Monegrillo y en las de Castelflorite.

Con Carmelo Lorente Acín, el mayoral del dance de Bujaraloz, descubrieron el agua en la zona de Los Monegros más seca, realizando el documental el Patrimonio hidráulico en Bujaraloz –Los Monegros son paisajes muy diferentes, el tema del agua es muy importante, balsas, aljibes… Los paisajes de la provincia de Huesca no solo son Pirineos, Monegros y sierras. –

Participó en la creación del centro de interpretación de la guerra civil de Robres, con Manuel Benito y ha colaborado con la casa Miguelé en La Almolda, espacio expositivo que nos lleva a una casa del siglo XX, desarrollada por el ayuntamiento de La Almolda y la fundación Miguel Carreras. También ha grabado fogones tradicionales en Los Monegros, con Constantino Escuer Murillo en Perdiguera y otros lugares como el conejo en Grañén.

No deja de visitar Los Monegros, de descubrirlos, pues Los Monegros son una tierra desconocida – Tiene muchas tradiciones y al no haber tantas influencias externas no se han contaminado –. Apunta que Los Monegros posee mucha cultura, pero tiene que haber gente de casa que lo valore primero y luego la gente de fuera. Trata siempre de apoyar las iniciativas y siempre que puede acude. Sin duda, Eugenio es un enamorado de Los Monegros:

Esos Monegros secos que nos cantaba Labordeta tienen su belleza si los observamos con detenimiento. Jubierre, ese espacio estepario de gigantescos torrollones entre Castejón de Monegros y Sena, que en un día caluroso de verano bien nos podrían parecer los molinos de Don Quijote, es un territorio poco conocido. Recorrer su paisaje disfrutando de las formas y colores de la naturaleza es un placer. Aquí os dejo con uno de los tozales, el llamado de Colasico, donde las tierras de colores, las lajas de areniscas orientadas hacia el infinito y los cristales de yeso emergiendo en formación entre la tierra de buro transportan nuestra mente hacia otros lugares de este planeta. – (Texto de Eugenio Monesma en una de sus excursiones por Jubierre).

Eugenio Monesma Moliner y Joaquín Ruiz Gaspar (Os Monegros).

Continúa su interés por Los Monegros, surcando lagares y trujales, algunos fueron documentados en la sierra de Alcubierre -Hay referencias que había en el monte hasta que a partir del siglo XIX comenzaron a desaparecer-. También arnales, abejares o colmenares, la miel y la cera, construcciones perimetrales, inventariando una docena por el monte de Castejón de Monegros. Destaca el arnal «del Cortante» o de «Casa Salvio»: -Vemos que se trata de un recinto cerrado con un edificio de bancales al fondo en el que se alojaban las cajas o colmenas bien protegidas y orientadas hacia el sur para recoger el calor de los rayos de sol en los meses más fríos. Todavía se conserva la máquina extractora de la miel, una especie de centrifugadora manual que servía para separar la miel de la cera. –

Eugenio, en su visión global, reconoce el valor excepcional de Los Monegros, de sus tradiciones y cultura hasta el entorno, el medio natural y el paisaje. Queda mucho por descubrir, por aprender, por estudiar y sin duda su trabajo resulta imprescindible en ese testimonio documental que significa su obra, un tesoro etnográfico de un valor universal que deja constancia de una forma de vida artesanal y de sabiduría popular que hemos dejado atrás. ¡Gracias Eugenio!

-Os recomiendo este espacio poco conocido de Los Monegros. Se trata de Jubierre, en el término de Castejón de Monegros. De vez en cuando, sobre todo en este tiempo primaveral, me gusta hacer alguna excursión por sus tozales. Ayer, recorrimos algunos de los parajes más conocidos y visitables. Pero hay lugares recónditos a los que tras una buena andada puedes acceder por sus barrancos. El agua, escasa, se convierte en fuente de vida. Jubierre como paisaje le tiene encantado, se tendría que estudiar y proteger, hay restos anteriores a la romanización. La Gabarda como paisaje también es excepcional-.

Gonzalo Pelegrín Coto


La memoria es frágil, recordar años duros, de penurias, de escaseces… es difícil. En Los Monegros fue una constante, la falta de agua y cosechas, se pasó sed y hambre; mucha gente emigró. Tocó sobrevivir, luchar, ayudarse, tener ingenio y sobre todo trabajar duramente. Gonzalo Pelegrín Coto es pura memoria de aquellos tiempos, de una forma de vida que nos cuesta entender, cuando cada día era una lucha para poder llevarse algo a la boca. Vidas que forjan.

Gonzalo y Victorina.

Gonzalo Pelegrín Coto nació en Lanaja, el 12 de enero de 1937. Era de casa muy humilde, sus padres no tenían tierras -ni un palmo de tierra-. De oficio esquiladores, era solamente un trabajo temporal, así que había que trabajar en todo lo que se podía. La casar era pequeña, dos habitaciones, cocina y corral. Los colchones eran de paja y en una cama dormían cuatro hermanos: -el primero que se levantaba tenía albarcas, el resto se tenían que conformar con ir descalzos-. Gonzalo ha sido el segundo de diez hermanos, tres chicos y siete chicas.

Su padre no paraba, esquilaba, cazaba y cualquier faena que pudiese realizar. Cazaba conejos, liebres, perdices, pájaros… entonces se comían todo lo que podían, incluso muy guisada la carne de rabosa, o los gustosos fardachos o serpientes, los gorriones fritos, huevos de los nidos, caracoles que cogían en el Matical, -aunque casi todo eran cabras-. Ponían cepos para coger pajarillos, que antes había muchos, apunta Gonzalo. -¡Y, si había suerte, liebre con arroz!-.

Gonzalo no fue a la escuela, solamente fue un día, el maestro le dio cuatro reglazos en la mano y ya nunca más volvió. Un hermano suyo incluso durmió en el calabozo por cantarle a Fernando el maestro -Tolón, tolón-.

-Cuando se aprendía a andar ya se valía para trabajar-. A pozales iban a buscar agua a la balsa de la Cruz, cuando se los dejaban, pues ni pozales tenían para ir a buscar agua. También acudían a la balsa Alta, en el parque, y a la de Tres Castillos. Luego estaba la balsa El Tejar, para las mulas o el resto de animales de trabajo. Cuando llovía, en el barranco de “Árboles de Campos” se formaban pozas que duraban algunos meses y allí se bañaban y aseaban mientras las mujeres lavaban la lana.

Gonzalo ha ido a respigar con las mujeres y otros niños, los campos recién cosechados, tanto trigo como cebada, olivas, almendras o maíz. Hacían fajos de sosa para leña y a veces la hacían para otros -si se hacían dos fascales, uno para ellos y el otro para quien tenía la concesión-.

De muy joven aprendió a esquilar, su padre esquilaba todo, además del ganado, esquilaba las mulas e incluso a algunos hombres, lo hacía hasta gratis, había gente muy pobre. Con las mulas era habitual marcar con las tijeras un dibujo a mitad de lomo o en las ancas para distinguir las mulas y saber a quién pertenecían, de qué casa eran.

Solía vigilar el muladar y si tiraban alguna mula iban a por la piel que luego vendían en Sariñena, a Modesto Giral el Peletero. Según cómo estaba la piel pagaban más o menos. Un año cayó un rayo matando un potro, a la media hora no quedaba ni herradura. Su padre se enteró enseguida, estaba cazando cerca de la aldea de Escanero.

Con tan solo 7 años, Gonzalo marchó a trabajar de rebadán, de ayudante de pastor. Comenzó con el ganau de Los Campetes, a los pies de la sierra de Alcubierre y recuerda que también pastaban por los alrededores del pueblo, corrían todos los yermos, incluso las tierras donde actualmente se encuentra su casa.

También trabajó como rebadán para los montañeses que bajaban en invierno en trashumancia. Se quedaba todo el invierno en la sierra, sólo bajaba al pueblo algún que otro día. Dormía en la misma paridera, una caseta con corral, dentro tenían un hogar donde se calentaban y cocinaban. Almorzaban y con un piazo de tozino aguantaban todo el día. Un año le bajaron los montañeses 5 o 6 yeguas para que las cuidase aquí abajo. En verano iba a segar a casa Sinpato, con Leandro y Paco. Eran tiempos de penurias, de mucho trabajo y hambre; de miserias.

Su padre iba a Alcubierre a llevar y traer el correo en un saco al hombro, le daban 12 ptas. y un pan. Una vez nevó tanto que tuvo que ir con una pala abriéndose paso. Aquel año fue bueno para los pobres, recuerda Gonzalo, pues alguna oveja o cordero se murió por el frío y la aprovecharon para comer; entonces estaba de rebadán por Balsasmedias.   

Con ocho o nueve años comenzó a hacer esparto, iba a Lalueza y a los campos cercanos a Lanaja, los campos hacia Sariñena o por donde luego se establecieron los pueblos de La Cartuja y San Juan. Se dedicaban a arrancarlo y a la una del mediodía, una camioneta de Basols de Sariñena se acercaba para comprarlo. También lo vendían a Salavert de Sariñena. Su primer esparto lo hizo en el cementerio de Poleñino.

Con 12 o 14 años, con su hermano Emiliano y su primo Lorenzo se compraron una bicicleta. Con ella bajaban a Sariñena los sábados a cobrar el esparto que habían recogido durante la semana. Las bicicletas las pagaron a plazos.

Con su hermano y primo iban a poner cepos por la sierra, también ponían lazos o cazaban con escopeta, hurón o el mismo Gonzalo hacía de perro yendo por los margüines haciendo salir las liebres y conejos. No se podía malmeter ni un cartucho, recuerda Gonzalo. Hacían mucho furtivismo y la guardia civil sabía que iban a cazar y trataban de pillarlos, más de una vez tuvieron que salir corriendo, -nos encorrieron muchas veces-. Si les pillaban les quitaban las escopetas. Había mucha liebre y cuando se cazaba un jabalí era toda una fiesta, se hacían chorizos y guisos y se repartía entre todos.

Una noche, por el barranco de Maza, un hurón cayó por un agujero, Gonzalo se pudo meter por el agujero y descubrió un hueco enorme, con literas, cartuchos y balas, quizá era un refugio de maquis, recuerda Gonzalo. Después, intentaron varias veces volver a localizar el agujero, pero nunca más lo volvieron a encontrar. 

Todos tuvieron que trabajar en casa, siempre intentando llevar algo, lo que fuese, unas almendras, algo de uva, unos huevos o pajarillos… Sus hermanas Concha y Josefa marcharon a trabajar a la fonda, hacían recados para casa Gazol o su madre lavaba la ropa de toda la semana de casa Campana, -les daban un poco de jabón-. Otra hermana Carmen tejía en “Nuestra casa” y las otras bordaban a máquina. Gonzalo ha estado en tres o cuatro casas y en todas le hacían dormir en las cuadras.

Gonzalo realizó el servicio militar en Melilla. Fue un gran tirador y le tuvieron gran aprecio los mandos. Al licenciarse, enviaron a casa de sus padres una carta de méritos y agradecimiento. La carta llegó antes que Gonzalo y contenía tantos elogios que la familia entendió que había fallecido. Comenzaron a llorar su muerte hasta que la carta la leyeron en el cuartel de la guardia civil y estos aclararon que Gonzalo estaba perfectamente y de regreso a casa.

Tras la mili, Gonzalo trabajó como peón de la construcción, trabajando en la construcción de los nuevos pueblos de colonización. Trabajó con tres amigos de Lanaja y trabajaban tanto que les tenían que hacer parar; iban a destajo y les decían que no les iban a pagar tanto. Llegaban incluso a reñir por la faena, cuando llegaba un camión de piedra reñían por quien se quedaba la piedra, para tener más faena. Todos lo querían, iban a tanto el metro. Mientras, si no había faena, ayudaba a algunas casas con las labores de la siembra.

La familia ha tenido gran tradición en esquilar. Gonzalo ha esquilado durante más de 50 años, esquilando ganados de Lanaja, Montesusín, Sariñena… En Sariñena esquilaba en las eras y corrales a la entrada de Zaragoza, donde estaba el bar el Cubano y donde aprovechaban para tomar algún café. Esquilaban para Pichirrín de Sariñena. Alguna oveja se quedaban cuando iban a esquilar.

Para esquilar tenían unas máquinas de peine, que cuando podían mandaban en el autobús para afilar en Huesca, si no lo hacían ellos. Con el tiempo iban los tres hermanos con los hijos a esquilar. No paraban de esquilar ni un momento, iban sin parar. -Antes la lana valía mucho-, comenta Gonzalo, -ahora no vale nada-. Estuvo toda una temporada trabajando para comprar un colchón de lana, con el centeno o la paja de caña, hacían un montón y cama hecha.

Por ello les han llamado casa El Esquilador. Dani, su nieto, siempre contesta que él es nieto de Gonzalo “El Esquilador”.

También ha cargado alfalfa trabajando para Montreal, cargando pacas de alfalfa en camiones. Llevaban unos zahones para no desgastar los pantalones y con unos ganchos se ayudaban para cargar y colocar las pacas de alfal. Luego pesaban el camión y pagaban al peso cargado. Si había mucho trabajo, Gonzalo buscaba gente para trabajar, iba al bar Navarro, pues a veces tenían hasta tres o cuatro camiones que cargar, y reclutaba una cuadrilla. Merendaban alguna sardina de cubo o pan con vino, siempre a destajo.

Montreal también comerciaba con mulas y toros. Iban a las ferias a comerciar con mulas, iban con unas y volvían con otras. Gonzalo cuidaba 30 o 40 mulas, de Valentín, las alimentaba, sacaba el fiemo… Una vez, un caballo le dio una coz que se le clavó en la pierna, aún lleva marca.

Gonzalo también trabajó en un almacén de vino cuya prensa de vino iba a mano, pues antes -había mucha viña-.

En 1961, Gonzalo se casó con Victorina Val Ezquerra y han tenido cuatro hijos, dos chicos y dos chicas. Victorina, a los 11 años ya la mandaron de niñera. Eran también de casa pobre y Victorina recuerda como, en una ocasión, le pidió a su madre un lapicero: -mama, mama, cómprame un lapicero– a lo que esta respondió –escribe con el dedo-.

Pero también hubo tiempo para las fiestas. -Las fiestas de antes eran otra cosa-, apuntan los dos sonrientes -Venía el turronero y cuando se descuidaba le quitábamos algún piazo de turrón-. Victorina se acuerda mucho de la Recañe, Juliana, de Sariñena, que subía a Lanaja a vender helados. También subía a Lanaja con un carro a vender verdura.

A las fiestas de Lanaja acudían orquestas muy buenas y bailaban mucho. Había carreras, se hacía la carrera del hombre contra el caballo, con los caballos de Escanero y corría el Simpato, Julián Salillas. -Aunque no tenían dinero eran muy buenas fiestas-. Se divertían mucho y las recuerdan con mucho cariño.

Se hacían rondas y se cantaban a las chicas, Victorina se acuerda de alguna de las estrofas:

Arriba la cachipurriana
que se te seca el tomate
Tíralo por la ventana
Y si se mata que se mate.

Tienes la casa muy alta
Y el granero muy vacío
Y este año has sembrado
Porque te han dejado el trigo.

Ambos, Gonzalo y Victorina apuntan lo dura que ha sido la vida, el trabajo y esfuerzo, pero también de la solidaridad entre la gente, aunque no tuviesen para comer siempre había un plato para algún amigo; muchos en casa tampoco tenían mucho o nada para comer. Ahora, a veces, no se sabe lo que hacer para comer, -abres la nevera y hay de todo, puedes elegir, pero antes el problema es que no había nada-, apunta Victorina. La abuela con poco hacía unos platos deliciosos -¡Aquellas farinetas!, y de nada hacían una sopera-.

Han pasado mucha hambre. Todo lo que pillaban era para casa, cogían hasta la última almendra, aunque estuviese arriba del todo de la almendrera. Gonzalo ha ido a regar por las noches para otros. ha sido muy setero, ha sido quien más cogía setas de cardo por el monte y también ha sido muy setero, ha sido quien más cogía setas de cardo por el monte. El Chutis, le vendió muchos caracoles y al caspolino y particulares. Era un ingreso económico muy bueno.

Gonzalo acabó trabajando de nuevo en la construcción, con Armando Borraz, jubilándose en una obra en Naval.

No han sabido lo que es guardar un día fiesta. Gonzalo recuerda como su madre nunca paró de trabajar y nunca protestó. No paraba ni un segundo, si el pantalón estaba roto o sucio, al día siguiente limpio y arreglado. Limpiaba las tripas de cordero, cuántas limpió su madre, con tanto trabajo y delicadeza. Limpiaba y trenzaba los chichorros, lo que llaman también “menudos”, los guisaba muy, muy buenos, incluso amigos de Gonzalo bajaban de Huesca para comerlos.

Su madre Donata Coto Martínez, mujer incansable, atenta con todos y muy feliz, cuando su pequeña casa estaba llena de gente para navidades, fiestas o cumpleaños. Siempre decía que había pasado necesidades pero que en su vejez no le había faltado de nada. Disfrutó en las bodas y comuniones de sus nietos. Murió muy mayor, rodeada de sus diez hijos, sus veinte nietos y sus diez biznietos.

Pilar Mari Pelegrín.

Gonzalo y Victorina guardan la sabiduría de esta tierra dura y salvaje, una vida que hemos dejado atrás pero que vivieron nuestros abuelos y abuelas. Saben del esfuerzo y del trabajo, pero también guardan esa sonrisa al pasado, de los recuerdos y de una vida de la que se sienten orgullosos, que se la ganaron cada día. Resistencia y fortaleza. Pura nobleza.

Marcos Rodés Pueyo


Continuado la estirpe familiar, Marcos ha trabajado como pastor de ganado ovino en los montes de Sariñena. Una tierra que ha visto transformarse con la llegada del regadío y un mundo agrario en plena ebullición, con el que ha convivido y convive con su ganado en un oficio cada vez más difícil, donde continuar es toda una lucha diaria.

Marcos Rodés Pueyo, natural de Sariñena, nació en casa el 15 de septiembre de 1957. Vivían en una casa de la calle Enado hasta que se mudaron a la calle Peñetas. Su padre, Marcos, sariñenense, era pastor y trabajó para casa Castanera y casa Torres. Mientras, María, su madre, trabajaba en casa. Son cuatro hermanos Marisa, Marcos, Silvia y Marian.

No tenían tierras, solamente un pequeño huerto. Aunque en casa siempre tuvieron algo de ganado, -muy poco, unas 10 o 12 ovejas-. Las encerraban en las cuadras de abajo de casa y en casa su abuelo tenían tocinos. Las ovejas las llevaban a la dula cada mañana, las juntaban en un corral y un pastor común las llevaba, se hacía cargo del ganado compuesto por ovejas de casas pequeñas. De alguna manera, aclara Marcos, la dula era un pastor particular que pagaban entre todos y que juntaban por la zona del Mercadal, que antes eran corrales, -por lo menos había una docena de corrales-. También, por la misma zona, estaban los corrales de Blanco y Torres, que tenían grandes ganados: -Antes, igual para un rebaño de unas 1500 cabezas había unos 10 pastores-.

Marcos fue a las monjas, en la actual casa de la cultura, y luego a las escuelas nacionales, ahora Casino Nuevo. También estudió bachiller elemental a distancia, iban los que decían que valían para estudiar y se examinaban en Huesca, en el Ramón y Cajal, 4º y revalida.

Sus padres querían que estudiase, pero lo suyo era el campo, pura y dura vocación. Desde los 7 año los veranos se los pasaba con su padre, su mayor ilusión era ir a ver las ovejas y los corderos. Luego, si podía, se escapaba de la escuela para estar con el ganado. Pero, sobre todo, al terminar la escuela pasaba por casa, comía algo rápidamente o cogía la comida y su pequeño palo de pastor y corría a reunirse con su padre que estaba con el ganado en el monte. Iba a donde se encontrase, ya fuese en las Almunias, Miranda o Moncalver; a veces corría hasta más de 7 kilómetros -antes no había peligro para nada-.

Entonces los montes eran secos, no había regadío, pero había más pastos, apunta Marcos. Tras la siega se pastaban los rastrojos del cereal, la huerta en invierno y algún campo de alfalfa. En primavera se hacían mucho los barbechos, que antes, en secano se hacía mucho. Entonces el ganado tenía mucho más terreno para pastar. No había trashumancia, aunque sí pasaban pastores trashumantes de la montaña y algún pequeño rebaño se quedaba porque había huerta Los pastores se juntaban mucho más, hacían vida en el monte y se quedaban en las parideras hasta quince días seguidos o más.

Marcos recuerda que antes el tiempo era más extremo, más calor en verano y mucho frio en invierno, con duras heladas, con los típicos chupones de hielo y nevadas. Se acuerda de crio, tendría unos tres años, ver subir a su padre por el Enado en un surco abierto en la nieve. En casa Torres había muchas almendreras y remolacha en la huerta.

A los 14 años comenzó a trabajar para Antonio Trillo, tenía la paridera en Bancels, camino Lalueza, ahora carretera. Estuvo cuatro años hasta los 18, cuando marchó un verano a recoger fruta a Fraga, luego se pasó un año y medio de pintor con Manuel Millera, junto a sus amigos Alfonso y José. Luego tuvo que realizar el servicio militar obligatorio, 15 meses en Huesca. En el ejército obtuvo el carnet de camión y cuando salió se fue a trabajar como camionero a una empresa en Lagunarrota. Allí estuvo 7 años.

Marcos se casó con Visi Zapater y han tenido dos hijas, Beatriz y Julia. A los 28 años se hizo autónomo, pidió un crédito y compró su propio rebaño. Adquirió unas 800 ovejas, de rasa aragonesa, y arrendó el corral de Blanco en las Almunias: -El oficio se lleva dentro, es vocación pura y dura. Esto no es por dinero-.

El monte de Sariñena se ha transformado mucho -sin la llegada del regadío a saber que sería de Sariñena y sus alrededores-, apunta Marcos. Hay menos pastos y los pastores han tenido que poner sus propios campos y sembrar hierba para el ganado. Pero también han aparecido nuevas técnicas que benefician a todos -A veces va bien que se coma el ganado el maíz viejo para que salga el nuevo sembrado-.

Con el tiempo le dieron un lote del IRYDA (Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario) y construyó su propio corral, por las Almunias. A Marcos siempre le ha gustado el extensivo, ni siquiera le ha gustado vallarlo o colocar el pastor eléctrico. Todo ha cambiado mucho, ha mejorado la crianza de corderos, antes nacía uno y ahora dos, era muy raro que saliesen gemelos. -Es muy importante estar en el momento que paren, le puedes engañar a una oveja, frotándole al recién parido hace salvar muchos corderos-.

Pero el sector se enfrenta a una crisis permanente y en su opinión son varios los problemas:

1º La zancadilla de la administración, si uno que quiera empezar de cero le exigen demasiado.

2º El sacrificio, es todos los días, te tiene que gustar mucho, o que fuese muy rentable. Podría ser dos pastores, pero no da. Además, es muy complicado encontrar mano de obra cualificada.

3º. Se disparan los precios, los piensos, la paja… ha habido sequía, menos paja y menos corderos, nacen menos.

Siempre ha participado llevando ganado a Femoga, la feria agrícola y ganadera de Sariñena, y ha ganado premios con sus chotos, en los concursos. Siempre le ha gustado participar, para Marcos es importante teniendo animales. Además, está asociado a la cooperativa Oviaragón, que agrupa a pastores de todo Aragón. Para Marcos, estar en Oviaragón, da tranquilidad y servicio, buscando ser más competitivos. Desde la cooperativa, el 22 de septiembre de 2019, le hicieron un homenaje junto a Benjamín Fantova.

Marcos continúa disfrutando con su ganado, siempre ha sido –Oír cuatro esquilas e ir a mirar el rebaño-. Con su rebaño recorre las tierras, con sus perros ayudándole a controlar el ganado, – son muy importantes, dan mucha tranquilidad-. Pues siempre se aprende: -Los animales, si quieres te enseñan, si los observas aprendes. Las ovejas son muy dóciles, pero las cabras hacen lo que quieren, van ciegas. Las ovejas saben el campo, los límites, no los pasan, se saben los horarios y los recorridos, son más inteligentes de lo que la gente cree. –

Pastores de Los Monegros:

Santa Águeda y el juego de las olletas en Huerto


Hoy es día de Águeda Santa
que tantos martirios le hicieron pasar
.

Cuplilla a santa Águeda.

Cada 5 de febrero, como en muchos lugares, en Huerto se conmemora la festividad religiosa de santa Águeda; una de las fiestas más populares, conocida principalmente por conmemorarse y celebrar el día de las mujeres. Gracias a Maribel Ferrer, Marimar Alquezar, Conchita Casbas y Tere Zubiri, nos acercamos a conocer esta particular celebración de santa Águeda en el lugar de Huerto.

La fiesta de santa Águeda en Los Monegros, como en muchos otros lugares, cobra mucha importancia como festividad donde las mujeres son las protagonistas. Lo refleja perfectamente Elisa Laúna a sus 93 años de edad, recordando como antes los hombres no podían salir ni participar en nada “Sí se veía a un hombre por la calle se le encorría y se trataba de desnudarlo. Si se le veía trabajando, con la obra, se le tiraba el yeso o el cemento, se le tiraba la obra”. Solamente podían salir los hombres al baile y eran las mujeres quienes les sacaban a bailar. Pero en Huerto la fiesta adquiere una singularidad especial, muy identitaria, de la que, en palabras de Pablo Gracia Castel, Huerto siente un especial orgullo por esta fiesta” y así lo demuestran cada año, sin duda son “sus raíces culturales más propias”.

Aunque no se había perdido, algunas partes se dejaron de realizar por algunos años y había perdido vitalidad; en gran parte debido a la continua despoblación que afecta desde hace décadas al medio rural. Gracias al folclorista Pablo Gracia Castel, a su labor ingente de investigación y empuje por el pueblo, en sus tradiciones, folclore y cultura, los festejos tradicionales de santa Águeda volvieron a revivir con fuerza en Huerto. “Antes había mucho más folklore, había mucha más gente viviendo en Huerto, se ha pasado de los 1000 habitantes a unos 200” recuerda Elisa Laúna.

A las 6:30 de la mañana, cada 5 de febrero, como manda la tradición, comienza la festividad de santa Águeda en Huerto. Suena una campana y las mujeres, reunidas en la plaza de la iglesia, comienzan a recorrer las calles de la localidad entonando, a modo de despertaderas o auroras, las tradicionales “cuplillas” a santa Águeda. Durante el recorrido van llegando a los sitios prefijados donde, de forma grupal, entonan las cuplillas. Para Pablo Gracia Castel “Este ha sido el acto que, según cuentan las mujeres de Huerto, ha persistido inalterable y continuado, ya que se conserva tal y como se ha hecho siempre”.

Cuplillas de santa Águeda

Hoy es día de Águeda Santa

que tantos martirios le hicieron pasar.

Y su padre como un gran hereje

sus divinos pechos le mandó cortar.

Ya se sube Águeda a un castillo

por ver si la muerte se puede librar.

Es Águeda, mártir soberana

que por Jesucristo la vida perdió

Y prefiere derramar su sangre

por todas devotas de su devoción.

Devotas ¡venid!, devotas ¡llegad!.

A rezar el Rosario de Águeda,

si de Dios la gloria queréis alcanzar.

¡Viva Santa Águeda!

A las cuplillas le sigue el rosario, desde la iglesia se parte en procesión rezando el rosario “Allí están preparados los faroles, la cruz parroquial y el estandarte de la parroquia con la imagen de la Inmaculada”. Rezando el rosario, con los faroles y el estandarte, se da una vuelta al pueblo y se vuelve a acabar en la iglesia.

En cada uno de los misterios se canta una “Dios te salve”, variando la melodía entre tres, todas ellas populares. Entre un misterio y otro se canta una canción o plegaria diferente, entre las siguientes:

-Eres más pura.

-Tomad Virgen pura.

-Estrella de los mares.

-Salve madre.

-Divina Virgen.

Al llegar a la Iglesia, se acaba de rezar, y antes de la última oración se canta la salve en latín, que es popular. Para acabar este acto se entona un canto de despedida que dice así:

“Adiós Madre, adiós Virgen querida,

otro año esperamos volver,

a ofrecerte las bellas rosas

de esperanza, de amor y de fe”.

A la salida de la Iglesia, me cuentan las mujeres, que antiguamente era el momento de gastar bromas a los hombres que acudían a trabajar, o preparaban las labores de este día.  Algunas de esas bromas consistían en tirar la carga de paja, o de agua, o de leña, que traían de las eras hacia las casas. También se solía correr tras los hombres, y si se cogían, se les bajaba los pantalones.

Luego toca cargar fuerzas y llega el momento dulce de la mañana, las participantes se deleitan con un chocolate caliente. Elisa Laúna recuerda como “Casa Arasanz celebraban mucho santa Águeda y Aguedeta de Arasanz preparaba chocolate y rosquillas para todas”.

Llegado el mediodía, se parte desde la iglesia en procesión. Las mujeres llevan la peana con la santa, la llevan las mujeres recientemente casadas, que hayan parido o vayan a parir.

Se sale en procesión, igual que para el rosario, con la cruz de la parroquia y el estandarte. Ahora el cura está presente, y se coloca en el centro de la procesión. Se cantan los mismos cantos que por la mañana, las salves, las plegarias… dando la misma vuelta al pueblo. Todas las mujeres van en dos filas, bastante organizadas.

Al regresar a la iglesia se celebra la misa a santa Águeda, se cantan los cantos de la celebración y se realiza el ofertorio, el martirio y la ofrenda. El Martirio no se hacía antes pero se incorporó para que no se pierda.

En el ofertorio se colocan dos cestos que contienen trozos de bizcocho, en el altar para que el cura los bendiga. Es el llamado “pan bendito” que al término de la misa se repartirá entre los asistentes. Son trozos cuadrados de unos quince centímetros de lado y no demasiado gruesos. Están hechos en la panadería de Huerto. Lo hornean en unas tapas grandes que las señoras cortan luego en los trozos y los colocan en los cestos.

Después de bendecido el pan, el cura procede a dar a besar una reliquia de Santa Engracia, que es patrona de Huerto. Mientras los asistentes pasan a besarla, se entona un canto llamado “MARTIRIO DE SANTA ÁGUEDA”. Voy a explicar cómo se recuperó este canto más detenidamente:

Este canto dejó de cantarse hace más de 50 años, aunque se guardaba vivo en la memoria de algunas de las mujeres de Huerto. Para su recuperación hubo un dato que según cuenta Pablo Gracia, despistó bastante, ya que D. Juan José Demur (organista de la Catedral de Huesca) lo recoge en su cancionero, aunque las fuentes que él cita, como informantes, no lo recordaban. Otras personan lo sabían únicamente recitado, otras lo entonaban utilizando la melodía de “EL ROMANCE”, siendo incorrecto, ya que este canto es de muy diferentes características.

Tras la misa, se canta el Romance de santa Águeda. Las mujeres, describe Pablo, se colocan a los pies del altar, en dos grupos enfrentados y comienzan a cantar el romance «Lo más peculiar de este canto es la forma en la que se realiza.» Comienza a cantar el primer grupo y canta las dos primeras frases. El segundo grupo comienza a cantar repitiendo la segunda frase y añadiendo la tercera. El primer grupo repite la tercera e incorpora la cuarta. Así sucesivamente hasta el final. Las dos últimas frases las cantan los dos grupos juntos.»

Luego se celebra el juego de la olleta, “uno de los actos más particulares de la festividad de santa Águeda en Huerto”. Para ello, las mujeres se juntan a las afueras de la iglesia formando un corro, separadas a cierta distancia, y comienzan a lanzarse las olletas a modo de juego. Las olletas o cazueletas de barro se las van lanzando una a una hasta que van cayendo al suelo y terminan por romperse: “Se utiliza la picardía para lanzar la cazuela, la fuerza, la altura del recorrido, …”. Antiguamente, apunta Elisa Laúna, “Se guisaba con cazuelas y otros recipientes de barro. Los que se quedaban inservibles se guardaban para el día de santa Águeda para el tradicional juego de las olletas. También se empleaban los cantaros de agua, perolas u ollas.” Para Maribel “Es una renovación”, aunque actualmente se compran.

Luego vermut y comida. Hasta las cinco de la tarde, cuando se celebran las corridas, una serie de tres o cuatro carreras entre diferentes grupos:

  1. Entre mujeres casadas.
  2. Entre mujeres solteras.
  3. Entre hombres, (moderno).
  4. Entre niños y niñas.

Se realizan cuatro carreras. La primera de las niñas más pequeñas (3, 4, 5 y 6 años). Corren unos 30 metros. La segunda es de las niñas más mayores (7, 8, 9 y 10 años). Corren unos 100 metros. La tercera es la de las mujeres más jóvenes, solteras y casadas, entre 25 y 40 años. Corren también unos 100 metros. La última carrera es para las más mayores, entre los 50 y 60 años. Ellas sólo corren unos 50 metros. La salida a todas las carreras la da el alguacil del pueblo con una vieja trompeta que servía antiguamente para pregonar.

De premio se entregan unas roscas, unas tartas de bizcocho de forma circular adornadas con merengue y que se acaban compartiendo entre todas junto a un chocolate que de nuevo realizan. Para finalizar, se hacía baile, las mujeres sacaban a bailar a los hombres. Por una vez, eran ellas quienes podían elegir.

La festividad de santa Águeda goza de gran vida en Huerto, su arraigo, su singularidad, la hacen muy especial. Gracias, de nuevo, a Maribel Ferrer, Marimar Alquezar, Conchita Casbas y Tere Zubiri que han trasmitido el orgullo por su tradición y que cada año vuelven a realizar con gran ilusión. Y también gracias a Elisa Laúna, por esos recuerdos y a Pablo Gracia Castel, por compartir sus investigaciones y sabiduría.

Textos: La fiesta de santa Águeda en Huerto. Gracia Castel, Pablo.

Los Gimenólogos


Los Gimenólogos responden a un grupo de historiadores-investigadores aficionados franceses que trabajan por la recuperación de la memoria, de la Revolución Social y la guerra de España de 1936. Gracias a Myrtille, gimenóloga, nos adentramos en su trabajo muy relacionado con el Grupo Internacional que actuó en Los Monegros durante la guerra de 1936.

Grupo Internacional Columna Durruti. Los Gimenólogos.

¿Qué son los Gimenólogos?  Origen y trayectoria de los Gimenólogos ¿Antoine Gimenez?

Dos amigos de Marsella tenían algunos ejemplares del manuscrito de los recuerdos de Antoine Gimenez, cuando este murió en 1982 en esta ciudad. Se llamaba en realidad Bruno Salvadori. Nació en 1910 en Chianni (Pisa, Italia), y tomó contacto desde muy joven con el ideal libertario. Vagabundeó por Europa, bien transportando publicaciones, bien rehuyendo policías políticas que le seguían el rastro. En varias ocasiones fue expulsado de Francia y España. Por eso cambió de identidad en Barcelona y, a partir de 1935, pasa a llamarse Antoine Giménez. Actúa con esa documentación falsa hasta el final de su vida. Según sus propias palabras, Antoine era un rebelde que vivía al margen de la sociedad y se convirtió en un revolucionario en España, al ver reorganizarse la sociedad sobre unas bases comunistas libertarias.

Bruno Salvadori. Los Gimenólogos.

Su texto recoge los recuerdos de su estancia en España durante el periodo 1936-1939, en su mayor parte en el frente de Aragón. Antoine se integra en la columna Durruti, en uno de los grupos de voluntarios internacionales que se constituyeron en Pina de Ebro, bastante antes que las Brigadas Internacionales: el Grupo Internacional, creado por los franceses Berthomieu, Ridel y Carpentier en agosto de 1936, es muy poco conocido:

El Grupo [Internacional] se formó antes de que se planteara dar un sueldo a los milicianos. […] la mayor parte de sus miembros habían abandonado su profesión y sus ocupaciones habituales para acudir a España. Algunos venían de Italia, como el joven Giua, otros del Ruhr y del Sarre, otros del underground político y social, como aquel notable «palquista» romañol que, decidido a encontrar su final en el combate, sacrificó el botín que había acumulado en Francia para comprar armas.

Mercier Vega en 1975.

Bianchi, Staradolz, Bolchakov, Zimmerman, Santin, llamado el bordelés, Conte, Jiménez, Scolari, Balart, Barrientos y Cottin, compañeros de la cabalgada anónima.

Mercier Vega en 1970.

Gimenez y Ridel. Siétamo. Los Gimenólogos.

Antoine combatió hasta el final de la existencia del Grupo Internacional en Pina de Ebro, Fuentes de Ebro, Velilla de Ebro, Gelsa, Peñalba, Farlete, Alcubierre, Perdiguera, Bujaraloz, Siétamo, Sariñena, Tardienta, y en Cataluña. Pero para él «los recuerdos no son sólo los hechos materiales, los combates, las aventuras, sino también los motivos más o menos conscientes que nos llevaban a la acción».

Eso lo comentaba Paco Madrid, el prologuista de la primera edición de los Recuerdos:

«Lo que Antoine Gimenez nos ofrece son las experiencias directas de alguien que estaba luchando -junto a otros muchos- por llevar a la práctica esas difusas ideas que hasta entonces habían poblado su cotidianeidad y que de pronto se hacían realidad palpable. Era el sueño hecho realidad, la utopía convertida en actividad creadora y sustentada por miles de trabajadores y campesinos que no dudaron en participar también en esta nueva experiencia revolucionaria. Y naturalmente en esta exposición no podían estar ausentes las relaciones afectivas en su aspecto más amplio. […]

Por su relato, conocemos con precisión cuál era la situación en el frente de Aragón; con qué medios tenían que luchar los milicianos y cómo se volvía inútil el heroísmo desplegado por éstos para enfrentarse a un enemigo infinitamente mejor pertrechado. […]

En las memorias de Antoine Giménez no nos encontramos con la intrusión imprescindible del héroe, sino con la participación consciente del individuo. […]

Antoine Giménez fue un superviviente que aún tendría que atravesar dolorosas experiencias a lo largo de su vida, pero de todas ellas la que más impresión causó a su ánimo fue, sin duda alguna, la experiencia revolucionaria vivida en nuestro país.»

¿Un trabajo colectivo, un equipo de investigación, de estudio, colaboración?

¿La gimenología? ¿Podemos decir que existe este término?

Decidimos mostrar el recorrido de éste ilustre desconocido empezando por la realización colectiva de un serial radiofónico en Francia en 20 capítulos, emitido en radios comunitarias de Canadá, Bélgica, Francia y Suiza.

Después, hemos publicado una edición castellana de sus recuerdos en 2005: Del amor, la guerra y la revolución. Una pequeña edición italiana Amori e Rivoluzione salió en 2007 a Lugano. Pero al investigar más adelante en los archivos y en otros testimonios, a partir de lo que Gimenez nos contaba: datos, combates, discusiones, vida cuotidiana a la retaguardia de hombres y mujeres conocidos y desconocidos etc. – hemos redactado un aparato crítico más amplio que los recuerdos de Antoine: En busca de los hijos de la noche. Por eso hemos inventado una cátedra en Gimenologia al publicar en 2006 la edición francesa de los Recuerdos con casi 600 páginas (Les Giménologues). La segunda edición castellana salió en 2009, aumentada. También las ediciones siguientes: francesas con casi mil páginas e la inglesa.

Todo esto fue realizado colectivamente por un grupito de afinidad de más o menos 5 a 10 personas en Francia, con contactos y colaboradores en España, Italia, Alemania, Suiza. Por eso la gimenología es una disciplina que no deja de extenderse, y seguimos interesándonos en todo lo relacionado con la revolución social que se dio en amplias zonas de la España de 1936.

Isidro Benet. Los Gimenólogos.

Al presentar Los Recuerdos de Antoine en Francia en los años 2006-2009 nos hemos encontrado con unos milicianos o activistas protagonistas del frente de Aragón (o sus descendientes): Engracia, hija de Florentino Galván, miembro del Consejo de Aragón; Emilio Marco, miliciano de la Columna Sur Ebro, cuyo delegado general era Antonio Ortiz; Helios, hijo de Juan Peñalver, centurión de Emilio; Petra Gracia, joven libertaria de Zaragoza, madre de Tomás Ibáñez; Isidro Benet, del Grupo Internacional de la Columna Durruti, y su hijo César; Antoine, hijo de Manolo Valiña, hombre de acción de la CNT-FAI.

Petra Gracia, Los Gimenólogos.

Emilio Marco. Los Gimenólogos.

Los intercambios que se multiplicaron después de 2006 con estos compañeros y compañeras fueron inesperados. Sus andancias nos fueron contadas por ellos mismos o por sus hijos e hijas. Aquí todavía podíamos abordar esta experiencia de forma encarnada, con protagonistas de la base del movimiento libertario español. Sin duda, fueron los últimos en hablarnos con tanta precisión y, como siempre, con tanta pasión.

Así, en la continuidad de En busca de los hijos de la noche, intentamos una vez más articular historias particulares y el análisis de cuestiones colectivas en un libro: ¡A Zaragoza o al charco! El tema central de la obra es la caída de la perla anarquista el 19 de julio de 1936, que representó una terrible catástrofe para el movimiento, en términos simbólicos y militares. Así lo comprendieron los militantes anarcosindicalistas, en Catalunya y Aragón que se movilizaron para recuperarla, con un doble objetivo: aplastar a los facciosos y, para una parte del movimiento, establecer el comunismo libertario.

Pero el corazón de este libro está en la narración de las vivencias de seis protagonistas libertarios que impulsaron la revolución cada uno a su manera.

Se encontrará también un capítulo sobre la única experimentación conocida de comunismo libertario en la historia, con abolición del trabajo asalariado. Esta se produjo de agosto 1936 a agosto 1937 en la única provincia de España sin estado: Aragón. La socialización de la tierra, de los medios de producción y de subsistencia con redistribución igualitaria de las cosechas implicó a casi 300.000 personas (cifras de miembros de la Federación Regional de Colectividades publicadas en junio 37).

«Que este mosaico nos permita vislumbrar lo que se jugó durante las luchas anticapitalistas de los años 30 en España.«

Trabajos realizados

  • Antoine Gimenez, Del amor, la guerra y la revolución. Recuerdos de la guerra de España.
  • Los Gimenólogos. En busca de los Hijos de la Noche. Notas sobre los Recuerdos de la guerra de España de Antoine Gimenez. Editorial Pepitas de Calabaza (2009).
  • Helios Peñalver Segura (y los Gimenólogos). Historia de Juan Peñalver Fernández. De la pols de Mazarrón a la neu dels Alps. Vida, exili i mort d’un llibertari. Arxiu Comarcal del Baix Llobregat y los Gimenólogo (2019).
  • Myrtille. Gimenóloga. Los caminos del comunismo libertario en España (1868-1937). Vol I. Y el anarquismo se hizo español (1868-1910), Editorial Pepitas de Calabaza (2022).
  • Los Gimenólogos. ¡A Zaragoza o al charco! Editorial Sueños de sabotaje, (2023).

Anexo I

Cronología sobre la organización y actividad de los anarquistas internacionales de la Columna Durruti. Agosto de 1936 – julio de 1937.

Hacia mediados de agosto de 1936: En Pina de Ebro, creación del Grupo Internacional (GI) con Ridel, Carpentier, Scolari y Berthomieu como delegados; al mismo tiempo creación de la centuria Sébastien Faure (voluntarios franceses). Sin duda, los extranjeros lucharon individualmente en grupos de francotiradores principalmente españoles, integrados en la columna Durruti (Banda Negra, Metalúrgicos, etc.).

16 de octubre del 36: Batalla de Perdiguera: pérdida de una cuarta parte de los efectivos de la GI. Desplazamiento del núcleo inicial francés; el GI se sitúa en Pina o Farlete.

Otoño del 36: importante llegada de alemanes del DAS, suizos, suecos, austriacos, etc. La centuria Erich Mühsam de Rudolf Michaelis pide que se le asigne la columna Durruti el 18 de noviembre. A finales de octubre, Vagliasindi sustituyó a Berthomieu como jefe de la GI, mientras que Ruano sustituyó a Durruti como jefe de la columna hacia el 10 de noviembre. Las protestas contra la militarización se habían producido desde octubre en la columna Durruti y en la columna Ascaso en el frente de Huesca, especialmente en la sección italiana.

Mediados de noviembre del 36: Vagliasindi y algunos internacionales van a Madrid con los 1500 voluntarios de la columna Durruti; tras la muerte de Durruti en condiciones sospechosas, muchos milicianos quieren volver al frente de Aragón.

A finales de diciembre del 36 – principios de enero del 37: Manzana (asistido por Carl Einstein) sustituye a Ruano y su Comité de Guerra al frente de la columna Durruti, e intenta contener la revuelta contra la militarización: entre 600 y 800 milicianos abandonan sin embargo la columna.

6 de enero de 1937: Los GI basados en Gelsa y Velilla de Ebro se dividieron en dos: los que aceptaron la militarización (con o sin condiciones) se trasladaron a Pina de Ebro (un centenar, principalmente alemanes del DAS); los demás permanecieron en Gelsa. Sin embargo, 49 de los primeros consideraron que Manzana no había cumplido sus compromisos y dimitieron el 11 de enero para ir a protestar a Barcelona (ver carteles, proclamas).

En el mes de enero del 37. La GI se convirtió en la Compagnie Internationale (CI) de la División Durruti; parece que no había ningún capitán a su cabeza antes de la llegada del francés Cardeur a principios de marzo del 37.

Marzo-abril del 37: Manzana intentó formar un Batallón Internacional de Choque (BI) con el CI y otras dos unidades, entre ellas la Banda Negra (un cuerpo libre que contenía españoles y extranjeros como Antonio Giménez, y probablemente Vagliasindi desde la ruptura del comité de guerra de Ruano -hipótesis-).

El 9 de marzo: Los internacionales participan en Barcelona en una asamblea de todos los milicianos del frente aragonés en la que la sección francesa de la CNT (representada, entre otros, por Fortin) intenta convencerles de que acepten la militarización, o de que se vayan. Algunos franceses abandonaron el frente e incluso España; otros se unieron a los grupos de franco-tiradores en Aragón.

El 12 de abril del 37: El BI es enviado a la batalla de Santa Quiteria donde sufrió un 50% de pérdidas debido a la no intervención de la fuerza aérea republicana, en poder de los comunistas. Varios milicianos describieron esta batalla, de la que guardaban un terrible recuerdo (Gmür, Kirschey, Lätt). Los supervivientes fueron enviados a Barcelona a finales de abril para reconstituir el batallón. Manzana, que a menudo se ausentaba, fue sustituido por Ricardo Sanz, que quería imponer la militarización por todos los medios (deteniendo a los «desertores», poniéndolos en primera línea, etc.).

Mayo de 1937: Parte de la columna/división Durruti y toda la BI se encuentra en Barcelona de permiso y asiste o participa en los «actos de mayo»; algunos morirán en los combates. Después del 7 de mayo, otros (especialmente alemanes, austriacos e italianos) fueron detenidos por la policía y los comunistas, y algunos desaparecieron en checas en Barcelona o Valencia.

El 7 de junio de 1937: El Batallón Internacional, reconstituido como pudo, volvió al frente; muchos extranjeros renunciaron o se incorporaron a las Brigadas Internacionales (y en particular a la XII Brigada Garibaldi, creada en noviembre de 1936, comandada por Randolfo Pacciardi, no comunista, donde los anarquistas estaban más seguros que en las otras) La división Durruti se integra en el Ejército del Este, bajo el mando del general Pozas. Giménez está en el Batallón Internacional de la 121ª Brigada Mixta [o de la 120ª ver listas en el apéndice]. Las grandes batallas de distracción en Aragón estaban a punto de comenzar y los milicianos anarquistas fueron, como siempre, enviados al frente, sin protección aérea: morirían en gran número, especialmente los JJLL. El CI luchó en Monte Oscuro a mediados de junio (véase el relato de Eddi Gmür).

Del 7 al 22 de julio del 37: Los internacionales, mal alimentados y mal equipados, fueron enviados de nuevo al frente en condiciones espantosas: la revuelta se estaba gestando y las negativas a entrar en combate se multiplicaban.

El 30 de julio: Se disolvió el Batallón Internacional: los extranjeros podían marcharse o unirse a la XII Brigada Internacional.

Les Giménologues Junio de 2006. Documento revisado en 2016.

Anexo II

Listado grupo Internacionales columna Durruti, sábado 26 de septiembre 1936.

Españoles

Pérez Martínez.
Casadumont, Ramón.
García, Juan.
Garrate, Asencio.
Castela, Emile.
Martínez López, Antonín.
Valcarel, Diego.
Bisquert, Frederic.  
Monji Vieko, Valentín.
Escriba Parreau, Antonie.
Rodríguez Cortes, Juan.
Rodríguez, Manuel.
Moreno, Ángel.
Artica Vidaurre, Vicente.

Franceses

Berge, Raymond.
Gascon, Freeric.
López Gloire, Francisco.
Peron, Joseph.
Boff, Emile.
Monvoisin, Jesn
Lesueur, Joseph.

Alemanes

Schwarz, Jean.
Honecker, Rudolf.
Wettlaufer, Albert.
Schoroth, Willi.
Marx, Auguste.
Heinz, Oskar.
Kneip, Jacob.
Bader, Albert.
Boehme, Kurt.
Majewski, Otto.
Berger, Alfred.
Teschke, Alfons.
Borostowski, Willi.
Rauschenberger, Norbert.
Jacob, Heinrich.
Fischer, Enmanuel.

Holandés

V.d. Donk.

Anexo III

Lista de los muertos en los combates de Perdiguera y Farlete el 11 de octubre de 1936 y 8 octubre de 1936.

Adorma, Placida. ?
Montes, Francisco 8-10-36 Farlette.
Remiere, Joseph 8-10-36.
García, Jean 16-10-36 Perdiguera.
Alonso, Eugenio 3ª Agrupación.
Foret, Miguel. ?.
Medina García, José. ?.
Barrienolas, J. 8-10-36.
Bayeu, Francisco, 3ª agrupación.
Brontin, Jean. 16-10-36.
Berthomieu, Louis. 16-10-36.
Marx, Augusta. 16-10-36.
Giralt, Jean. 16-10-36.
Bellini, Mario. (Ortiz).
Vasco Fontana. ? France.
Romualdo del Papa. ? France.
Carascon, Drionicio. ?.
Lacalle, Simón. 16-10-36.
Jacquelin Marcel. ? Enferma.
Hernaes. ? Muerto.
Gondolfer, Isidore. (Ortiz).
Collin, Emile. 8-10-36.
Starandonzy. 16-10-36.
Urueno, Lorenzo. ?.
Barrado, Teodoro. 16-10-36.
Martín, Jean. ? Ortiz.
Colon Dura, Evaristo. 4ª Centuria.
García, pedro. ?.
Ruzafa, Manuel. ?.
Gloire López, Francisco. 16-10-36.
Ruiz, Eugenio. 16-10-36.
Bianchella, Albano. 8-10-36.
Valcarel, Diego. 4ª Centuria. Pina.
Artica, Vicente.  4ª Centuria. Pina. (Artica Vidaurre, Vicente).
Castelar, Emile.
López Martínez, Antonio. ?.
Conte, Carlos. 16-10-36.
Criballes Estanislas. 16-10-36.
Escriba, Antoni. ?.
Penalba Segura, José. 16-10-36?.
Boudou, Rémy. 16-10-36.
Belmonte, Antonio. ? Hospital.
Gil, Francisco. 16-10-36.
Spohu, Charles. 16-10-36.
Pérez Zorita, Julio. 16-10-36.
… Henry ¿?.
Vitrac Yves. 16-10-36.
Kokoczinski. 16-10-36.
Baudard, Rouger. 16-10-36.
Fernández, Pedro. 16-10-36.
Meller, Pedro. 16-10-36.  Bernard [ou Pedro] Meller.
Delalain, Jean. 16-10-36.
Girbe, Suzanne [= Suzanne Hans].
Recoules, Louis [= Louis Recoule].
Lesaffre, André. 16-10-36.
Galissot, René. 16-10-36.
Albertini, Jean. 16-10-36.
Boff, Emilie. 16-10-36.
Chaffangeon, Georges. 16-10-36.
Santolaria, Benjamín. Desaparecido.
Giancoli, Raymond. Desaparecido.
Teschke, Alfons. Desaparecido.

Los fallecidos en Perdiguera responden al día 16 de octubre de 1936, el listado contiene algunas correcciones de Los Gimenólogos. Documento facilitado por los Gimenólogos.

Anexo IV

Lista de [37] muertos en Perdiguera el 16 de octubre de 1936

Revisado, corregido y ampliado por gimenólogos en septiembre de 2010 de IIHS Ámsterdam [IIHS PE 50/Caja 521].

Jean García .
Pedro Martínez.
Lorenzo Benzo.
Francisco López Gloire.
Francisco Gil.
Charles Spohu [o Sphou].
Julio Zorita Pérez.
Yves Vitrac.
Roger Baudard.
Bernard [o Pedro] Meller.
Jean Delalain.
Suzanne Girbe [= Suzanne Hans].
Louis Recoules [= Louis Recoule].
André Lesaffre.
René Galissot Jean.
Albertini Emile Boff.
Manuel Hernández.
Santos Tans.
Jean Ferret.
Juliette Baudart.
Jean Trontin.
Louis Berthomieu.
Augusta Marx.
Jean Giralt.
Simon Lacalle.
Alexandre Starandonzy.
Teodor Barrado.
Eugenio Ruiz.
Georges Chaffangeon.
Carlos Conte [= Carlo Conti, el amigo italiano de Durruti exfiltrado desde Zaragoza por Isidro Benet?].
Estanislas Criballes.
Manuel Aracil.
José Segura Rémy Boudou [no muerto en realidad].
Georgette Kokoczynski [su marido pudo haber sido Michel Kokoczynski, un socialista francés, que se refugió durante un tiempo en Marsella durante la guerra y luego en Orán* El «Diario de la Mimosa» fue encontrado en la IISG].
Pedro Fernández.

En otro documento garabateado que es difícil de leer dice:

«Giménez delegó ler gr(oupe?). El testigo permaneció casi hasta el último momento. Scolari (último camarada de Georgette)».

En la lista de David Berry, encontramos los nombres de quince franceses muertos en Perdiguera: los tres que menciona además de la presente lista son:

Bérard Mario, Bergé Raymond [que pudo haber caído el 21-11-36] y Delaruelle Henri.

En otra «Lista de los caídos en las batallas de Perdiguerras [sic] (…) en 11-10-36» [IISG, FAI, PE 15] también encontramos el nombre de Gabaloff.

Y añadimos:

Pietro Ranieri, caído en Perdiguera el 16 de octubre 1936, según el «Dizionario Biografico Anarchici Italiani, BFS, Pisa 2004».

Nota

*Cf. El sector de Marsella. Un chemin vers la liberté sous l’Occupation, de Daniel Bénédite, Clancier-Guénaud, 1984, págs. 284 y ss.

Liste extraída de « Recorrido 4 Isidro Benet La batalla de Perdiguera, 15 y 16 de octubre de 1936 » : http://gimenologues.org/spip.php?article448

Luis Aguilar Palacio


Famosas son las madalenas de Bujaraloz que han sido y son horneadas con el sabor tradicional, pues Bujaraloz ha sido y es pueblo de grandes panaderos: El Betes, Barrachina, Claver o Aguilar. Gracias a Luis Aguilar Palacio, nos adentramos al calor de su horno, en su panadería cuyo olor a masa madre amasándose, a pan recién hecho y a bollería y repostería nos conquistan para siempre. 

Luis Aguilar Palacio nació el 24 de junio de 1938 en Bujaraloz, en casa, asistido por el practicante -por aquellos tiempos atendía todos los partos-. Su padre trabajaba en el campo y su madre en casa, eran seis hermanos. Campo de secano y muy pocas tierras, por lo que su padre se dedicaba a hacer yeso, por lo que era conocido como “Casimiro el Yesero”.

Tenía un horno y el pueblo un molino y el rollador, donde molían el yeso -Pagaban según gastaban luz, según los kilovatios consumidos-. Antiguamente rollaban con las ruedas de los carros en el Tollanco, con las mulas tirando el carro y chafando el yeso. Casimiro vendía el yeso en Peñalba y a gente de Caspe que venían a comprarlo a Bujaraloz. Subían albañiles, particulares a comprar yeso -Si se cocía bien se hacía muy bueno-, recuerda Luis. No había cemento y se hacía todo con yeso –El que más se cocía era mejor y se gastaba para hacer suelos, resistía igual que el cemento-.

Luis jugaba a los pitos, colocaba cepos para cazar pajaricos o iba a las eras a jugar al fútbol. A la escuela trataba de no faltar nunca, únicamente cuando tenía que ayudar a su padre en el molino, especialmente cuando había dos moliendas y había que separarlas.

No eran años buenos, afirma Luis -Los años malos la gente marchaba a trabajar a Cataluña o a arreglar carreteras, cuando había faena-. Algunos tenían mulas y llevaban en invierno paja a Gandesa (Tarragona). Otros trabajaban para las casas ricas que tenían mucho ganado, tenían unos 6 a 7 pastores, como casa Gros o casa Rozas. En casa tenían cerdos, un gallinero, pasaron años muy justos. Entre 1940 y 1950 mucha gente emigró a trabajar fuera.

Llegaron años peores, a partir de 1946 se empezó a no coger nada del campo, fue una sequía muy dura, recuerda Luis. En 1950, viendo que así no podían vivir, marcharon a Castillonroy (Comarca de la Litera). Allí trabajaron llevando una finca, permaneciendo por unos 10 años. El dueño era un militar retirado que siempre les trató muy bien, incluso cuando hicieron el servicio militar obligatorio, les ayudó. Luis realizó la mili entre 1960 y 1962, durante año y medio, siendo destinado a África, a Sidi Ifni. Ya no había guerra y estuvo en posiciones sin escuchar ni un solo tiro.

Con la marcha de sus hijos al servicio militar, su padre no pudo hacerse él sólo con las tierras que llevaban en Castillonroy. Así que Casimiro volvió a Bujaraloz, retomando las tierras propias y las de un tío de su madre. También se incorporó Luis cuando finalizó el servicio militar, llevando las tierras con su padre.

Al poco, con su hermano montaron una tocinería en Bujaraloz “Tocinería Aguilar”.  La llevaron entre los dos hasta que Luis se casó, quedándose su hermano con la tocinería.  Luis estuvo un año trabajando en el Mesón -La nacional II era la vida del pueblo-. El Betes, uno de los panaderos del pueblo, solía pasar por el Mesón. En una ocasión, Luis le dijo al Betes -¡Qué bien viven los panaderos!- y este, sin dudarlo, le respondió -porque no quieres, que allí tienes la panadería-. Así, Luis cogió la panadería en arriendo y durante quince días el Betes le estuvo enseñando a hacer pan.  

Luis se casó con Madalena Mateu Pascual de Castillonroy. Ambos trabajaron duramente para sacar adelante la panadería y a sus cuatro hijos, tres chicos y una chica. Servían al Ciervo, al Español, al Parador Mesón Aragonés, la Perla… y a otros muchos de los negocios hosteleros vinculados a la nacional II. En 1986, recuerda Luis, con su mujer hicieron mucho trabajo, pero la renta fue subiendo cada año hasta que Luis y su mujer se vieron obligados a construir su propio horno. –Algunos le dijeron si estaba loco-, recuerda Luis, pero desde 1969 vienen manteniendo abiertas las puertas “Panadería artesanal Aguilar, en horno de leña. Desde 1969”.

Es un oficio que no se aprende nunca– comenta Luis –Solo con que cambie el tiempo todo cambia mucho. Lo importante es la masa madre, la fermentación-. En tiempos las mujeres amasaban en casa y luego iban a cocer sus propios panes al horno, apunta Luis.

Su padre le ayudaba mucho a limpiar las máquinas y en semana santa le tenía que ayudar la guardia civil a cruzar la nacional II, parando el tráfico, para llevar el pan a los bares restaurantes al otro lado de la carretera. Luis también contó con algún aprendiz y trabajador, como Pedro y José Luis Villanua, de Castejón de Monegros, a quienes les une una gran amistad.

La vida de antes era muy dura, la gente se puso granjas de pollos y luego de cerdos. Todo cambio mucho al comenzar a trabajar con tractores y la llegada del regadío. Luis aún recuerda cuando los militares tenían que traer agua en camiones cisterna a Bujaraloz (1972-1973). Entre otras muchas cosas que Luis va contando es que en Bujaraloz existió una harinera.

Actualmente, la panadería continúa gracias a uno de sus hijos. Además del pan hacen unas de las famosas magdalenas de Bujaraloz, pero también bizcochos, bollos, empanadones de membrillo, rollos de pan… Sin duda, los recuerdos de Luis, nos llevan por la historia reciente de Bujaraloz pero también nos acercan a ese gran oficio de panadero, todo un placer.

Gracias a David, hijo de Luis.

Música del dance y gaiteros en Leciñena


Músicos de Leciñena, marzo de 1997. Marcén, César.

Por César Marcén.

En febrero de 1993 nos proporcionaron datos de la existencia de una gaita de boto en Leciñena y de la existencia de un gaitero. La mala fortuna hizo que ese gaitero, José Marcén Vázquez, falleciera en agosto de 1993 sin haberlo podido entrevistar. La gaita pasó a manos de un sobrino que vive en Badalona y tras más de un año de pesquisas difíciles, parece ser que fue vendida a un anticuario de Barcelona junto con otro clarín o dulzaina.” Como bien dicen Pedro Mir y Martín Blecua, en su libro La Gaita de Boto Aragonesa, “estos datos a falta de comprobación deben ser tomados con mucha reserva”.

Parece que, por fotos antiguas, bibliografía y tradición oral, no se puede aseverar que hubo una gaita en Leciñena, antes de recuperar el dance en 1983.

Había en el Ayuntamiento copias de unas partituras antiguas. Parecen estar firmadas por Vicente Garcés, músico que tocó la trompa en la Orquesta Sinfónica de Zaragoza durante varios años, entre ellos desde 1949 hasta 1962, momento en el que, por dificultades y discrepancias de régimen interno, esta se disolvió. La mencionada orquesta no fue más que la continuidad de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos, fundada a mediados de los años 20 por el maestro Antonio Gracia. Con los mismos componentes, César Mendoza constituyó una orquesta con la que dio varios recitales en Zaragoza y otras capitales a beneficio de la Cruz Roja. (Gran Enciclopedia Aragonesa).

Pueden ser algunos de los componentes de esta banda los que tocaran el dance de los años 1926 y 1928, ya que recuerdan, los danzantes de esa época, que los músicos que venían a interpretarlo eran los músicos de la Banda de la Cruz Roja.

Fue un tal Sánchez, con el clarinete, quien interpretó el dance en el año 1950 con las partituras de las melodías firmadas por Vicente Garcés, acompañado por Gutiérrez al tambor; ambos músicos de la Banda Municipal de Zaragoza que amenizaban las fiestas de septiembre. Faltaban las partituras de dos mudanzas que los mismos danzantes les cantaron horas antes de la actuación, estas fueron transcritas e interpretadas sobre la marcha. (Hay copias de las partituras antiguas y las notas transcritas a mano por detrás de la hoja).

En el año 1951 el dance fue interpretado por los músicos de la orquesta que actuaba el mismo día por la noche, Orquesta LA DAYA. Recuerdan los danzantes de ese año que no se pudo bailar el Pastorcillo, porque los músicos de dicha orquesta no lo supieron tocar. Ya no se volvió a representar el dance hasta el año 1983.

Leciñena, 1983. Dulzainero y caja. Auto foto Pedro Arruego.

Respecto a la recuperación del dance en el año 1983, se tomaron como referencia las partituras que se encontraban en el ayuntamiento. Como no se tenía idea de notación musical, estas partituras se llevaron al director de la Banda Municipal de Villanueva de Gállego para que este las interpretara y ver si los danzantes de 1950 las reconocían como mudanzas del dance. La experiencia fue decepcionante cuando el director, de la Banda de Villanueva, dijo que esas no eran las mudanzas del dance de Leciñena, pero que él las conocía y tocó una mudanza del dance de Robres, que nombra a Leciñena y su Virgen de Magallón y que nada tenía que ver con el dance de Leciñena. Los danzantes nunca llegaron a escuchar las melodías escritas en las partituras y nunca supieron si esas partituras eran realmente las que se habían tocado en 1950 y 1951 o no. Entonces volvieron a recurrir a la memoria de los danzantes y así fue como se recuperaron las músicas del dance. Fue una vez más gracias al Tío Mariano Solanas “Caparreta”, este las cantó y Agustín de Felipe, por entonces director de la Banda Municipal de Leciñena, la transcribió a partitura.

Músicos de Leciñena, 1988. Marcén, César.

Debido a la influencia del cuadro de nuestro paisano Marín Bagüés, confeccionado para uno de los carteles de las Fiestas del Pilar y basado en otro cuadro suyo llamado Pan Bendito (1914), se pensó que la dulzaina pudo ser el instrumento con el que se tocaran las melodías del dance. Aunque bien es sabido que la zona de Monegros es tradicional interpretar las melodías de los diferentes dances con Gaita de Boto y ejemplos cercanos tenemos en Leciñena, como Robres, Sena o Sariñena.

Se compró una dulzaina en una tienda de Zaragoza llamada Mariano Viú y se contactó con un joven, por aquella época, y ahora afamado gaitero e investigador, Ángel Vergara. Éste tocó las melodías transcritas por Agustín de Felipe y las grabaron en una cinta, el “Tío Mariano” las escuchó y dio su aprobación diciendo: “ostia, así tenéis que cantarlas, que bien suena con estas gaiticas”.

Músicos de Leciñena, 1992. Marcén, César.

La dulzaina comprada en Zaragoza no dio los resultados esperados y nunca llegó a sonar afinada. Pero a partir de esta dulzaina Javier Bagüés, vecino de Leciñena, con un torno de taller mecánico y sin las herramientas más adecuadas consiguió hacer varias copias y que estas sonasen bastante afinadas. Recuerda Javier haber hecho 3 o 4 dulzainas de las cuales conserva una.

El primer año de la recuperación, hablamos del año 1983, el mismo Ángel Vergara a la dulzaina y Leandro Maza, que era concejal en aquellos años, al tambor, tocaron el pasacalle y las mudanzas del dance. En los años siguientes y con las dulzainas hechas por Javier Bagüés, dulzaineros locales fueron aprendiendo y tocando el dance. Ernesto Murillo fue el primer dulzainero, empezó a tocar el dance el año 1984 acompañado por Juan José “El Palomo” al tambor.

Años después se hicieron unas dulzainas para la Diputación Provincial de Zaragoza. Fueron del Ayuntamiento de Leciñena a la diputación para que les dejasen una para interpretar el dance, ¡al fin se consiguió una dulzaina “profesional”! con la que Ernesto Murillo siguió tocando el dance varios años. Francisco Seral también tocó en esos primeros años con la dulzaina construida por Javier Bagüés, hasta que compró una de Blas Coscollar.

Músicos de Leciñena, 2001. Marcén, César.

Han sido varias las formaciones que han tocado el dance a lo largo de estos 40 años, siempre, a excepción del primer año, con gaiteros de Leciñena. Ernesto Murillo fue, acompañado por “El Palomo”, la primera formación, estamos hablando del año 1984.

Después siguieron otros dulzaineros como Francisco Seral, que ya había sido danzante los primeros años, Alejandro Solanas, Rosaura Murillo, David Marcén, Daniel Murillo, Walter Bagüés, Roberto Berdún, Patricia Moreno y Oscar Bernal acompañados por los siguientes tamborileros: Juan José “El Palomo”, José Antonio Muñío, Raúl Vinués, Carlos Bagüés y César Marcén.

Hay que añadir a la lista otros músicos que acompañaron a los dulzaineros, en el año 1997 con el clarinete: Antonio Sieso y Carlos Maza y estos últimos años con el bombo: Violeta Remacha y Jorge Barrena.

Músicos de Leciñena, 2006. Marcén, César.

En la actualidad los dulzaineros del dance son Daniel Murillo y Walter Bagüés acompañados por César Marcén al tambor.

Nunca se ha tocado el dance con gaita de boto, pero en paralelo a los músicos del dance sí que se formaron grupos de gaiteros en los que sonaba la gaita de boto. A mediados de los años 90 se formó Gaiteros de Valseca, donde Alejandro Solanas tocaba la gaita de boto acompañando a David Marcén, Enrique Murillo y Rosaura Murillo a las dulzainas y César Marcén a las percusiones.

Ya por el año 2010 los gaiteros del dance crearon una nueva formación, Gaiteros de Leciñena: Walter, Dani, Oscar, Violeta, Héctor y César han acompañado a cabezudos, gigantes y demás actos festivos.

Músicos Leciñena. Autor fotos Jesús Rubio.

En el año 2015 se grabó un disco con las mudanzas del dance, los dichos que los danzantes dicen a la Virgen el día de la fiesta y la canción de Hato de Foces: Dance de Embajadores (compuesta por dos mudanzas del Dance de Robres).

En el año 2018 se añadió una nueva mudanza y un nuevo baile de palos al Dance de Leciñena, coreografía de Jesús Rubio, profesor de la Escuela municipal de Música y Danza de Zaragoza, con la melodía del disco de Hato de Foces “Amadruga” que ensalza Leciñena y su Virgen de Magallón: Dance de Embajadores.  Esta sí que se interpreta con gaita de boto, guitarrico y dulzainas y nos muestra que el dance está muy vivo y sigue evolucionando!.

César Marcén.
Leciñena, 20 de noviembre 2023.