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El baile de las joyas, aproximación al dance de Perdiguera


Costán Escuer, investigador perdiguerano, ha indagado sobre las fiestas de Perdiguera en la antigüedad, descubriendo la carrera de la espada y el baile de las Joyas. Dicho estudio, ha quedado plasmado en una serie de artículos publicados en la revista Montesnegros, números 70 y 71: “Fiestas de Perdiguera en la Antigüedad. La corrida de la espada y el baile de las joyas I y II”.

El presente artículo únicamente responde a la segunda parte, al baile de las joyas, una aproximación histórica al desconocido dance de Perdiguera.

Para la investigación, Costán ha estudiado los libros de cuentas de Perdiguera, Ocho libros de cuentas de los once que se escribieron durante el periodo que abarca desde el año 1521 hasta el año 1798” y que se conservan en el archivo histórico del ayuntamiento de Perdiguera.

“En estos libros, y bajo el epígrafe de “recibí” y pagué”, el escribano del concejo anotaba las cuentas que el Lugar, barrio de Zaragoza, debía presentar a quienes anualmente desde la ciudad venían a inspeccionarlas.

Estos libros no describen hechos, solo son apuntes contables, pero constituyen una fuente de información extraordinaria acerca de cómo era la organización administrativa y la vida de los habitantes del Lugar de Perdiguera, que no difería de la de los habitantes de los alrededores, tanto en el aspecto laboral, como en el religioso y el festivo.

Este último aspecto, el festivo, es el que voy a mostrar en este artículo. “

Escuer, Costán.
Fiestas de Perdiguera en la Antigüedad.
 La corrida de la espada y el baile de las joyas I.

En esa primera parte, Costán nos descubre la corrida de espadas, una carrera pedestre cuyo premio respondía a una espada. De acuerdo con su estudio “La de Perdiguera, comenzada en 1526, no solo es la corrida de espadas más antigua documentada de Aragón, sino que sería la más antigua de todas las competiciones de carreras pedestres de España”. Igualmente, documenta las carreras de agujetas o cintas y la de pollos.

A su vez, Costán, avanza la segunda parte, adelantando una anotación realizada en 1586: “Pagué de las joyas y espada y sombrero, calzas, zapatos y dos pares de pollos que se corrieron, de todo para la fiesta de Nuestra Señora de Agosto, de todo, ochenta y cinco sueldos y ocho dineros”. Así, Costán nos advierte “Como vemos en este apunte, el escribano ya nos habla de otros gastos en la fiesta que arrancan en el año 1578 y que nos meten de lleno en el baile de las joyas y posterior dance de Perdiguera del que hablaré en la segunda parte de este artículo”.

Fiestas de Perdiguera en la Antigüedad. La corrida de la espada y el baile de las joyas I.

Por Costán Escuer.

Como ya conté en el anterior artículo, desde el año 1528 hasta el año 1550, en los libros de cuentas del ayuntamiento, el escribano anota en los asientos contables unos gastos de la espada que se corre para el día de la patrona, Nuestra señora de Agosto.

El libro de cuentas que va de los años 1551 hasta el 1577 ha desaparecido y nada sabemos de esos años, pero el año 1578 hay una novedad en los gastos festivos: “Más pagué del sombrero y de los zapatos que se trajeron para la fiesta quince sueldos y dos dineros”

Nada nos indica acerca del uso que tendrían ese sombrero y esos zapatos, pero en los siguientes años se nos da información suficiente para resolver el enigma.

Fig.1: Año 1583. Compra de zapatos y sombrero.

En las fiestas de 1579 se anota lo siguiente: “Más pagué de las joyas que se bailó, veintiocho sueldos.” Y tras otros apuntes similares,  llegamos al año 1583 (fig. 1) en el que el escribano se extiende un poco más al detallar los gastos y apunta esto: “Más se compró seis pares de zapatos, los dos de hombre y los cuatro de mujer y costaron veinte sueldos y seis dineros.”

“Más pagué de un sombrero, seis sueldos y nueve dineros.”

 “Más se dio a dos bailadores, cada uno dos reales.”

Ya tenemos información para saber que hay un baile, para el que se compran diversos efectos a los que se les llama “joyas”, que participan dos hombres a los que se paga dos reales y cuatro mujeres a las que no se les paga nada y también sabemos que alguien de ellos porta un sombrero en dicho baile.

Fig. 2: Plaza del Altero con el antiguo ayuntamiento en la parte superior izquierda.

Dos años después, 1584, se añaden nuevos gastos del baile de las joyas: “Más pagué de las joyas, veintiocho sueldos.”

“Más se pagó de un sombrero, siete sueldos y medio.”

“Pagué de unas calzas de mujer, siete sueldos.”

“Más se pagó de dos pares de zapatos de hombre y seis de mujer veinticuatro sueldos y seis dineros.”

 “Más paguemos al juglar dos riales y otros dos a un bailador otros dos, que hacen cuatro reales.”

Hay un dato muy interesante este año, pues ya sabemos que se contrata a un juglar para que acompañe al baile con su música.

Tampoco tenemos el libro de los años 1587-1608 que nos hubiera aportado nuevas informaciones, pero llegamos al año 1610: “ Item pagué de las joyas que se trujeron para el día de Nuestra Señora de Agosto, que son: espada, sombrero de mujer, dos pares de calzas, dos pares de zapatos de hombres y cinco de mujeres, ciento y dieciséis sueldos.”

Nos acabamos de enterar de que el sombrero es para una mujer, que siempre participan dos hombres, y que el números de mujeres que bailan es variable, ya que unos años se compran cuatro pares de zapatos de mujer, otros seis y este año cinco, lo que nos indica que seguramente su número depende de la disponibilidad de mujeres que hay cada año dispuestas para participar.

Fig. 3: Por primera vez se nombra el dance.

El año 1613 nos aporta otra novedad, pues se traen unos ciegos para tañer en la fiesta y un gaitero para acompañar el baile de las joyas: “Item pagué a unos ciegos que vinieron a tañer para la fiesta de Nuestra Señora de Agosto, ciento y diez sueldos.”

“Item pagué a un gaitero que vino el día de Nuestra Señora de Agosto para bailar las joyas, cuarenta sueldos.”

Los apuntes del año 1618 nos resuelven otra duda, pues no sabemos si ese baile era recorriendo las calles del pueblo o en un sitio concreto. Por los pagos, sabemos que el baile se celebra en la plaza y de propina nos informa que de vez en cuando, los jóvenes tenían su vena artística-cómica y hacían comedias disfrazados: “Item pagué a unos mancebos que trujeron unos bancos de la iglesia el día de Nuestra Señora de Agosto a la plaza cuando bailaron las joyas, cuatro sueldos.

“Item pagué a unos hijos del Lugar que han hecho una comedia el día de Nuestra Señora de Agosto para pagar los vestidos que hicieron, cien sueldos.”

El año 1622, en el que por primera vez, tras recibir las reliquias de Santa Beatriz, se celebra el día de la patrona el 29 de julio, se baila ese día, pero también el día de Nuestra Señora de Agosto, que hasta este año fue el día de la fiesta grande en Perdiguera. Como veremos, se tira la casa por la ventana trayendo a los músicos de Lalueza, pólvora para fuegos de artificio y vestidos de Zaragoza para una comedia: “Item pagué de las joyas que se trujo para la fiesta que se hizo de Santa Beatriz, setenta y siete sueldos.”

 “Item pagué a un hombre que fue a buscar a los músicos a Lalueza, diez sueldos.”

“Item pagué a los músicos que vinieron para la fiesta de su trabajo y costa, doscientos ochenta sueldos.”

“Item pagué de la dieta de un jurado que fue a Zaragoza a buscar la pólvora y las joyas, seis sueldos.”

“Item pagué de los vestidos que trujeron para unos hijos del Lugar para hacer una comedia y los trujeron de Zaragoza, ciento cuarenta sueldos.”

“Item pagué de las dietas de los jurados que fueron a comprar las joyas para la fiesta de Nuestra Señora de Agosto a Zaragoza, doce sueldos.”

Otro nuevo elemento encontramos en los apuntes del año 1623, la compra de cascabeles para el baile: “Item pagué de unas achas y unos cascabeles que se trujo para el día de la fiesta de Santa Beatriz, cincuenta y dos sueldos.”

Los siguientes dos años, se celebra la fiesta por duplicado y el año 1624 vemos un considerable aumento en la participación femenina, nueve pares de zapatillas de mujer: “Item pagué de las joyas que se trujo para la fiesta de Nuestra Señora de Agosto que son, espada, sombrero de mujer, dos pares de calzas de mujer, dos pares de zapatos de hombre y nueve pares de zapatillas de mujer que hacen todo, ciento treinta y cuatro sueldos.”

Fig 4: Gaitero, danzantes, cascabeles y un poeta para los dichos.

Los años 1628, 1630 y 1631 se baila también para la fiesta del Corpus y por primera vez se habla de danzantes. Año 1628: “Más pagué a unos danzadores el día del Corpus, dieciséis sueldos.”

Avanzamos en el tiempo y el año 1658 se bailan las joyas el día de San Roque: “Más pagué de traer los bancos a la plaza el día de San Roque cinco sueldos cuando se bailaron las joyas”.

Llegamos al año 1667 y el escribano apunta la palabra clave, dance: “Más pagué a los mozos que hicieron el dance el día de Santa Beatriz, dieciséis sueldos”.

Aquí tengo que decir que le pasé todos estos datos a Mario Gros, músico, folclorista, lutier y experto en dances, quien me dijo, entre otras cosas, lo siguiente: “La voz aragonesa «dance» aparece por escrito a comienzos del XVII para designar una representación que amalgama teatro (coloquios, dichos, obra…) y danzas. Los cascabeles de los mancebos de 1624 y 1629 se utilizaron con casi total seguridad para la realización de danzas, pero no podemos saber si esas danzas estaban ya integradas en una representación de dance. En mi opinión, esta de 1667 sería la primera cita en la que con claridad se habla de un «dance» en Perdiguera. Las más tempranas referencias del término «dance» de las que tengo noticia son de unos pocos años antes: Jaca en 1623, Tarazona en 1636 y Albalate del Arzobispo en 1655, con lo cual la de Perdiguera sería una de las citas más antiguas de Aragón”.

Avanzamos hasta el año 1704 y por primera vez se nombran los dichos: “Más pagué para los dichos de Santa Beatriz, treinta y dos sueldos”.

En el año 1731 se nombran aspectos indispensables para un dance: gaitero, danzantes, cascabeles y un poeta para los dichos.

 “Más pagué al gaitero en dicho día (Santa Beatriz) cuarenta y ocho sueldos”.

“Más pagué al poeta que sacó los dichos para los danzantes en dicho día, veinticuatro sueldos”.

 “Más pagué de los cascabeles para los danzantes, dieciséis sueldos”.

 “Más pagué de medio cántaro de vino que se dio a los danzantes, un sueldo y cuatro dineros”.

Hasta 1759 los libros ya no aportan ninguna novedad y en 1760 vemos las últimas referencias al dance con este escueto apunte: “Data para la caridad del sermón y costa del predicador en el día de la patrona y músico, cascabeles, cera y demás gasto, siete libras, tres sueldos y ocho dineros”.

A partir de entonces, el gasto en fiestas ya no se detalla y los apuntes dicen en genérico “gasto en fiestas”.

Así pues nos encontramos con un Baile de Las Joyas, que arranca el año 1578, en el que participan dos hombres y un número variable de mujeres, una de ellas portando sombrero, acompañados por un juglar en los primeros tiempos y por un gaitero posteriormente. Para ello, se compran dos pares de zapatos de hombre y varios pares de zapatos y calzas de mujer, más un sombrero también de mujer. Este baile sucede en la plaza, a la que se bajan los bancos de la iglesia para mayor comodidad de los espectadores. Según lo apuntes, este baile se celebra el día de la patrona, pero ocasionalmente también se bailó para el Corpus, el día del Pilar y para San Roque.

Este baile deriva posteriormente en un dance, en el que ya vemos elementos como las camadas de cascabeles, nuevamente gaiteros y un poeta para declamar los dichos. ¿Hasta cuándo duró? Al menos hasta 1760, pero es fácil que siguiera muchos años después. Esto no lo podemos saber.

Poco más –y ya es mucho- se puede saber a partir de unos libros de contabilidad.

Termino dando las gracias a Mario Gros por su amabilidad y por sus valiosas aportaciones.

                                                                                                                                Costán Escuer

Carmelo Lorente Acín, mayoral del dance de Bujaraloz


Desde la recuperación del dance de Bujraraloz, Carmelo ejerce de mayoral. Es todo un apasionado del dance y de su pueblo, de su historia y tradiciones. A través de Carmelo, nos sumergimos en parte de la memoria reciente de Bujaraloz y su vivo dance, recuperado gracias al esfuerzo y empuje de los vecinos de la localidad monegrina; que volvieron a hacer rugir la gaita, las danzas, el teatro popular y los versos que configuran la gran manifestación artística que representa el dance aragonés.  

Ya con esa confianza
iré tomando materia
sin ponerme en trinidades
pues al Santo se reservan,
pero vamos discurriendo
y cada cual se prevenga
en el siguiente coloquio
a elogiarle como pueda.

Mayoral (Dance de Bujaraloz).

Carmelo Lorente Acín nació en Bujaraloz, en casa, en 1959. Su padre era barbero y tenía una peluquería en Bujaraloz. Son tres hermanos. Fue a la escuela hasta el graduado, cuando marcha a Zaragoza a realizar formación profesional de electrónica. La escuela, recuerda Carmelo, estaba donde actualmente se encuentra el ayuntamiento. Comenzó con cinco años y aún había clases de chicos separadas de las chicas, –aunque ya comenzaban a haber clases mixtas-.

Sus recuerdos nos llevan a aquella época que aún daban leche en polvo y en la escuela encendían la estufa con piñuelo, huesos de oliva. Jugaban a Cascabel Montapíe o al popular Churro, media manga, manga entera -Al final, pegado a la pared, se colocaba la madre, quién soportaba a todos apoyados y hacía de arbitro-. También jugaban al balón prisionero y se encorrían por la calle -Entonces la gente jugaba mucho en la calle-. Iban en pantalón corto hasta en invierno, era lo habitual hasta que comulgaban por primera vez -del frio se nos ponían cabrillas en las piernas-.

-En Bujaraloz no había agua, solamente agua de balsa-. Carmelo cuenta como en las ordenanzas, sobre la vida en Bujaraloz, aproximadamente de 1530, principalmente se basan en el uso y gestión del agua. Cada balsa tenía su finalidad, explica Carmelo. La balsa Buena dicen que es de época romana, del antiguo camino de los Fierros, aunque el Sistema de Información de Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA) le atribuye un origen bajo medieval. La balsa se encuentra carretera Caspe desvío a Sastago, donde actualmente está Guissona. Tiene unas escaleras para acceder a ella, entre muros, para el acceso humano. Además, presenta unos números romanos del I al XII, dividiendo la balsa por partes iguales para su limpieza, así, cada parte, debía ser limpiada según las tierras que cada propietario poseía. Los industriales traducían su parte en jornales que hacían los obreros o jornaleros. Eran trabajos comunales. La balsa fue remodelada en 1928.

Las balsas se hacían en barrancos y presentaban hueras (agüeras o güeras) que conducían el agua a las balsas. Estaba prohibido pastar en las hueras. En Bujaraloz, igualmente, se encuentran la balsa Pedrera, construida en 1944, la balsa Grande y balsa del Molino, con el pozo de la bomba entre ellas. A ellas hay que añadir las desaparecidas balseta de la Tejería o la balseta del Moro. Los pozos, que en cada casa había uno, eran salobres y tenían un cierto grado de salinidad. No servían para beber, si acaso, para las caballerías. El agua de balsa se almacenaba en las casas en tinajas y con el tiempo, más reciente, llegaron los aljibes. 

La escasez fue una constante en Bujaraloz y en varios pueblos de Los Monegros, -incluso en 1972 o 1973 tuvieron que traer agua para beber en Bujaraloz, la trajeron en camiones cisternas por medio de la base americana de Zaragoza-. Durante un mes, los abastecieron con agua que subieron desde Caspe, -agua para beber, asearse, cocinar, lavar o para dar a los animales-. No fue hasta el 23 de mayo de 1975 cuando el agua corriente llegó a Bujaraloz.

En las ordenanzas, anteriormente citadas, se prohibía subir por las noches a las cías, sería para evitar que se robase el grano, apunta Carmelo. Estas, estaban debajo del campo de fútbol y todavía existen dos cías.

Bujaraloz ha sido tierras de secano y pastos. Son características sus lagunas saladas que aprovechaban para la obtención de sal. Los campos daban escasas cosechas y en sus margüines se acumulan las piedras que los campesinos iban retirando de los campos. -Algunos, cuando iban al monte volvían con piedras y poco a poco fueron construyendo granjas de pollos. En unos cuatro años levantaban las paredes y, si conseguían buena cosecha, colocaban el tejado-.  El regadío llegó el 23 de mayo de 1995

La nacional II pasaba por el centro del pueblo. Es en torno a 1959-1960 cuando la sacan del pueblo y comienza a aparecer restaurantes, mesones, hostales y talleres. El poster de la gasolinera pasó de la plaza al lado de la nacional, donde el mesón Monegros. Fue un impulso para el pueblo -La carretera equivalía a un pueblo más-, hasta que en el 2021 se liberalizó la Autopista A 2 y la nacional II perdió su constante fluir de vehículos.  

En el mesón había un cine, -igual tenía hasta 500 butacas, y se hacían sesiones los sábados y dos sesiones los domingos-. Carmelo llegó a llevar el proyector mientras dos amigos se ocupaban de vender las entradas y cortarlas. Tenían 18 años, pero su afición al cine ha continuado, siendo miembro del certamen de cortometrajes de Bujaraloz.

En el salón del pueblo se hacían bailes. También estuvo la discoteca Sagitario “el Chato”, en el bar Avenida, –venía gente de todos los pueblos, fue durante 1970 a 1980-.

Cuando contaba con unos 14 años, un grupo de personas se unieron para hacer cosas por el pueblo. Consiguieron un local y compraron juegos y tableros de ajedrez. En el local se juntaban unas diez personas que decidieron hacer un periódico, el “Secarral”. Hubo dos épocas, una primera más inocente y sin medios y una segunda más política y con medios. Publicaban sobre asuntos del pueblo y el maestro les ayudaba a imprimirla; -aunque había cosas que censuraba y una vez se negó a imprimirla-. No se podía hablar aún de política y, a pesar que no tenían nada, hacían entrevistas con un magnetófono.

Ejemplar de Secarral, revista de Bujaraloz.

Con 16 años, Carmelo se marchó a estudiar a Zaragoza, aunque volvía todos los fines de semana. Fueron tiempos muy activos -Se reivindicó la piscina y se recaudó dinero con la carrera de la san Silvestre y una chocolatada en1981-.

Durante la primera etapa del Secarral, investigando la historia de Bujaraloz, se descubrió que había habido carnaval en la localidad y lo recuperaron. También descubrieron que había habido dance.

Efectivamente, el dance de Bujaraloz se había perdido sobre 1910. Al parecer, cuenta Carmelo, aquel año fueron a danzar a una exposición, quizá Barcelona, y alguien se les quedó el dinero. Tuvieron que volver como pudieron, de malas maneras, y al llegar al pueblo se les rieron. Se enfadaron tanto que dejaron de danzar.

Mercedes Pueyo Roy, en su libro “El dance en Aragón” (Zaragoza, 1973, p. 73) afirma que el dance de Bujaraloz se ejecutó por última vez en 1900 y que intervenían en el baile dieciséis hombres, -los más fuertes del pueblo, en la procesión y después en la plaza y que nadie recuerda nada del texto, si es que lo hubo-. “Ha desaparecido totalmente este Dance y con él el famoso baile de la «Gaita», de mucho renombre. La última vez que se hizo fue en 1900. No existe documento alguno de él, y estas escasas noticias han sido recogidas gracias a la feliz memoria de un anciano. Se hacía el día 5 y días 28 y 29 de agosto, con motivo de las fiestas patronales.   PERSONAJES. – Intervenían en el baile dieciséis hombres, los más fuertes del pueblo.   DESARROLLO. – Se hacía el baile en la procesión y después en la plaza.   En cuanto al texto, si es que lo hubo, nadie lo recuerda ni nada queda de él. En cuanto al aludido baile de la «Gaita» sabemos que era muy posterior al dance y que el pueblo lo consideraba de tipo más bien profano. Era una especie de jota aunque no con todas sus características escénicas ni su ritmo, aunque sus pasos y variaciones la recuerdan un poco. Su música se conserva en notas y hoy día se canta como «gozo» a la Virgen de las Nieves, y que nosotros hemos grabado en la fonoteca del profesor Beltrán. No existe texto.” Pueyo Roy, Mercedes.   Mercedes Pueyo Roy realizó algunas grabaciones junto a Antonio Beltrán Martínez y Pio Beltrán “Algunas de las melodías que acompañaban las mudanzas las recogimos y grabamos en cinta de Pío Beltrán” (Materiales para el estudio del folklore aragonés: I. el dance de Bujaraloz por Antonio Beltrán).   

Afortunadamente, en la labor investigadora del Secarral, descubrieron la existencia de un libro sobre el dance de Bujaraloz, datado, aproximadamente, en 1840, con textos y anotaciones que pasaron a texto mecanografiado en 1976. Constaba de 112 páginas, aunque faltaban las diez primeras y con la primera y última hoja en muy mal estado. Los textos ensalzaban al santo San Agustín, un converso al cristianismo -así que presenta y juega con ambas condiciones, a quién principio se le quiere hacer pasar por moro, desencadenando una batalla donde gana el bien-. Hay textos para dos días, comenta Carmelo, con loas al santo que no se reproducen, pues son muy extensas.

También el catedrático de prehistoria Antonio Beltrán Martínez se hizo eco del texto de mano de José Rozas Beltrán:

“El texto completo del dance citado en dos versiones manuscritas. Una sin fecha, pero de hacia mediados del siglo XIX y otra copiada en 1902, más correcta, con este gracioso título en verso. Las hojas perdidas contenían algunos gozos y las conservadas, parte de los dedicados a Santiago, los gozos y romances de la Virgen de las Nieves, las coplas de San Agustín y los dances de San Agustín del primero y segundo días de las fiestas. “

«En este libro se contiene / coplas para dispertar / todos los días festivos / que tiene la cristiandad. / Además también contiene / Dichos de San Agustín / que por ser patrón del pueblo / le celebran un festín. / Y este libro fue copiado por Vicente Used y Ros / en el tercer mes de marzo de mil novecientos dos».

En 1989, a iniciativa de Mariano Villagrasa, entonces concejal del ayuntamiento, se recuperó el dance de Bujaraloz. Mariano juntó a 23 personas en mayo y a finales de agosto, del mismo año, celebraron de nuevo el dance, -tanto hombres como mujeres-.  Así, el dance de Bujaraloz se volvió a celebrar para san Agustín el 28 de agosto, y santa Mónica, el 29 de agosto de 1989. En su ejecución, se retomó a representar la lucha de moros y cristianos con mudanzas intercaladas que los mismos textos presentaban en anotaciones, indicando las mudanzas concretas que se debía ejecutar en cada momento.

Dance de Bujaraloz, 1887.

Han investigado e indagado mucho sobre el dance de Bujaraloz, recuperando la mayoría de sus partes. En 1890, el dance de Bujaraloz estuvo danzando en el auspicio de Zaragoza, la crónica comentaba que era muy gracioso, ágil y vistoso. Sorprendentemente, apareció una foto del dance de 1895, apreciándose bien la indumentaria y corroborando el testimonio de una mujer del pueblo que ya había advertido que los danzantes llevaban faldas muy cortas. Muchas mudanzas las recuperaron gracias a que había gente que se acordaba de ellas y las cantaban y tatareaban. Un danzante, que se había casado en La Almolda, conservaba los palos y una espada del dance de Bujaraloz -los palos eran de carrasca, de los palos de las ruedas de los carros, eran muy resistentes-. Carmelo lamenta que lo que más se ha perdido es el baile, salvo uno, pues en pleno ensayo, una persona mayor se acercó y les transmitió un baile que recordaba.

“Ved si en cuatro palotadas/ desatáis el gran enredo”

Rabadán (Texto antiguo del dance de Bujaraloz).

Tienen constancia que estuvo el gaitero Aniceto Serrate “El Tintorero”, natural de Castejón de Monegros. La gaita la recuperaron gracias a Eduardo Plana Galindo de Sena, montaron un taller de fabricación y aprendizaje de gaita en 1993. El curso duró unos dos años y entre los muchos participantes, unos diez, salieron los gaiteros Chusé Rozas Auría y Javier Martínez Samper. Eduardo Plana Galindo colaboró con la recuperación del dance de Bujaraloz.

En el 2013 se incorporó como gaitera Mila Dolz, la fueron a buscar a Zaragoza el mismo día de san Agustín y durante el viaje y descansos del dance, se fue aprendiendo las melodías. Fue gracias a Mario Gross ya que ese año no pudo tocar Chusé Rozas Auría. Actualmente, se ha incorporado la joven bujaralocina Lidia Berdejo Escanilla con una gaita del taller de Pablo Morales de Caspe.

Suelen actuar para san Agustín y en la ofrenda de frutos para la fiesta del Pilar de Zaragoza. Han actuado en la exposición universal de Zaragoza, en el 2008, con los de Tauste, Graus, Sariñena y el de San Juan o Tenerías. También han estado en Italia.

Carmelo sostiene que para bailar y danzar en la iglesia debían llevar faldas, al igual que los infanticos en el Pilar, quizá esto sea una versión del dance más tradicional y más vinculada con la iglesia. Como curiosidad, el dance de Bujaraloz cuenta con rabadán moro.

Asimismo, se recitan las motadas, que también son dichos o motadas directas a los danzantes o gentes del pueblo. Al principio lo hacían los rebadanes, pero desde hace años las hace el gaitero Chusé Rozas Auría. Hubo algunas ocasiones que la misma gente del pueblo pasaban las motadas escritas en papel, pero hubo quién abusó de la situación

El romance a san Agustín se realiza con gaitas y bandurrias, en la madrugada del 28, realizándose una por las calles del pueblo, deteniéndose en las esquinas donde se encuentran las pequeñas capillas. A las puertas de la iglesia se canta una Salva.

Los días 4 y 5 de agosto en Bujaraloz se celebra la virgen de las Nieves, sin gaita se hace el romance a la Virgen. Luego se realiza el baile de la calle baja con gaita, salió del cancionero de Mingote (Introducción al Folklore Aragonés II. Canto, baile, dance, Zara- goza, 1980. Ángel Mingote: Cancionero Musical de la provincia de Zaragoza, 2. ed., 1967). El baile de la Gaita o Jota de la calle Baja, conmemora el final de una trágica epidemia de peste que asoló al pueblo.

En el 2014 cumplieron los 25 años de su recuperación, aunque lo celebraron un año después, con 16 cuadros interpretando de forma conjunta una mudanza, estaban todos los danzantes y antiguos danzantes, gaiteros y personas vinculadas al grupo.

Carmelo lleva trabajando como gestor en la comunidad de regantes Montesnegros, aunque también ha trabajado montando riegos. Ha sido concejal municipal y recuerda que durante su etapa Miguel Ángel Berna estuvo de profesor de jota en Bujaraloz –Ángel realizó una de sus representaciones de Danza viva en Bujaraloz tras su estreno-. Carmelo comenzó como mayoral y aún ejerce con pasión a su dance de Bujaraloz. Su callao, palo de mayoral, se lo hizo un pastor con una rama de sabina, la dobló y la dejó unos días en una femera para que se conserve mejor.

Hoy en día, el dance de Bujaraloz continúa con gran viveza y vitalidad, gracias a personas como Carmelo, cuya pasión nos ha acercado el dance y la vida pretérita del monegrino lugar de Bujaraloz.

El Tarirán, revista de Sena


El Tarirán, la revista de la Asociación Cultural Senense. Una gran trayectoria fruto de la ingente labor que, la asociación senense, lleva realizando desde hace cincuenta años. Gracias a su director, Jesús Cancer Campo, repasamos parte de su historia, de sus más de cien números atesorando la vida de la localidad monegrina de Sena. Un reconocimiento a su trabajo, a su esfuerzo y dedicación, al amor por su pueblo y en pro de la cultura desde el medio rural, con pocos medios y apoyos.

Por Jesús Cancer Campo.

El año 2023 ha sido pródigo en efemérides para la cultura y la historia de Sena. Y es que, en el aspecto histórico o científico, el pasado 17 de noviembre se cumplieron 250 años de la caída del primer meteorito documentado en España. Fue en la huerta de Sena y tal acontecimiento ha sido ampliamente aireado por los medios de comunicación, llevando nuestro meteorito desde el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid hasta el palacio de Villahermosa de Huesca, donde se ha convertido en la “estrella” de la exposición organizada por la Agrupación Astronómica de Huesca sobre meteoritos. También es grato recordar que nuestra Coral “Voces Amigas” ha cumplido sus 25 años de brillante actividad cantora. Y, finalmente, que la Asociación Cultural Senense, una de las más antiguas de la provincia de Huesca, con actividad artístico-cultural ininterrumpida desde su fundación, ha celebrado este mismo año su ¡50 Aniversario!

Seis años después de su fundación en 1973, Benito Cavero Cambra, primer presidente de la Asociación Artístico-Cultural Senense –como se denominaba en 1979–, puso en marcha el llamado Servicio de Publicaciones de dicha asociación, con la aparición trimestral de un boletín cultural, que pronto pasó a ser también informativo. Eran aquellas nostálgicas y viejas hojas grapadas, impresas a multicopista, que llegaban al domicilio de todos los asociados y cuyo contenido, como decimos, era de carácter cultural con referencias a Sena y con informaciones, además, de tipo social y de interés para todos.

Durante cinco años –hasta el inesperado fallecimiento de Benito Cavero en 1984– el Servicio de Publicaciones de la Asociación, quedó malherido. Pero ese mismo año se rehízo con la edición de un número especial dedicado al ínclito Cavero. Así, de la mano de Pilar Monter Ardanuy y Luis Ardanuy Uriol al frente de un equipo de entusiastas, se continuó con la edición trimestral de la revista con ese nombre hasta 1989, cuando pasó a denominarse El Boletín. Durante estos años la revista fue ampliando su contenido paulatinamente con la aparición de ilustres colaboraciones, que fueron otorgando interés y prestancia a esta publicación local.

La desaparición de algunos importantes colaboradores, amén algunos problemas internos –de los que nadie está exento– trajeron un periodo de crisis entre 1990 y 1994 en los solo aparecieron tres entregas de El Boletín, en formato de impresión ófset, abandonando el obsoleto método de la mítica multicopista.

Dicho trance se resolvió, en lo que a la continuidad de la revista se refiere, con la aparición de un nuevo equipo comandado por Jesús Cancer Campo, quien tomó la responsabilidad y el compromiso de recuperar la publicación de El Boletín con carácter semestral, y así fue desde 1995 hasta hoy, con la inclusión de números extraordinarios en algunos años.

Con la aparición del nuevo siglo XXI, llegó una reforma de los Estatutos de la Asociación, que pasó a llamarse a partir de ahí: Asociación Cultural Senense (suprimía, así, el termino: Artístico). Y de la misma manera la revista pasó a tomar el nombre de El Tarirán, desde el mismo año 2001.

El Tarirán es una breve pieza musical de nuestro antiguo Dance, que se toca con gaita de boto al final de cada mudanza bailada por los danzantes y es, a su vez, como un toque de atención para estar preparados para la siguiente mudanza. Nos pareció un nombre muy senense, adecuado para nuestra publicación y ahí está, sin más.

En la progresión de la revista se fueron imprimiendo las cubiertas en color, y en la actualidad, desde el año 2020 –aquel año maldito de la pandemia del covid–, en un intento de neutralizar tanta tristeza, decidimos hacer la revista a todo color y ahí seguimos.

Fue para nosotros un verdadero hito alcanzar el número 100 y ya estamos preparando el 105. El número de páginas es aleatorio, dependiendo de las colaboraciones recibidas; el número 104, por ejemplo, ha alcanzado las 72 páginas. La tirada actual es de 360 ejemplares, que llega hasta los 340 socios, más algunos de cortesía.

La revista muestra un buen número de fotografías que ilustran en gran manera la publicación, algo que gusta mucho a los lectores, donde muchos de ellos se ven retratados (en el buen sentido). Contamos con una nómina variable de colaboradores que, creemos, dan a la revista un atractivo y elevado nivel, sin querernos desviar de nuestra modestia. Además de los eventos socioculturales protagonizados por los numerosos grupos de Sena y los que recibimos de fuera, contamos con colaboraciones de tipo cultural, histórico, científico, social… que entendemos del interés general y que, muy a menudo y por pura lógica, tienen que ver con el discurrir y la actualidad de nuestra antigua villa.

Los dos últimos números reflejan algunos cambios en la maquetación y características de la revista, debido al obligado cambio de empresa impresora; así como el cambio de nuestro logotipo (ahora, cabeza de ciervo hallada sobre cerámica en el yacimiento de Las Valletas de Sena, expuesta en el Museo Provincial de Huesca, vestigio más antiguo de nuestra milenaria cultura local (edad bronce-hierro).

Muchos de los socios, sobre todo los que viven fuera de Sena, la esperan “como agua de mayo”, para ilustrarse, entretenerse y estar al día de lo que ocurre en su pueblo.

Con esta aportación, los de Sena venimos a sumarnos a la nómina de publicaciones que en la actualidad afloran en el panorama comarcal de Los Monegros, junto a las revistas hermanas: Montesnegros, El Pimendón, Despertad y Quio.

Lamento, de todos modos, que la enorme riqueza que atesoran estas publicaciones no se vea reconocida, en absoluto, por la institución comarcal quien, en atención a sus presupuestos y al parecer, tiene otros aspectos a los que atender, y no tanto, o miaja, a los de la Cultura.

Arqueología en Los Monegros, a través de Hugo Chautón Pérez.


Un mundo por explorar, un patrimonio que nos remonta a las antiguas civilizaciones que dejaron su impronta. Nos adentramos en el mundo de la arqueología en Los Monegros a través de Hugo Chautón Pérez, apasionado arqueólogo que nos descubre la riqueza que esconde Los Monegros, que no por ser desconocida, resulta fascinante y más importante de lo que creemos.

1 ¿QUIËN ES HUGO CHAUTÓN PÉREZ?.


Nací en Madrid en 1971 y vivo desde hace más de tres lustros en Zaragoza. Licenciado en Geografía e Historia, especialidad Historia Antigua por la Universidad de Extremadura. He dedicado toda mi vida profesional e investigadora al estudio de nuestro pasado. Casado con Raquel, también arqueóloga y padre de dos hijos: Claudia y Darío, a los que trato de transmitir las maravillas que supone el estudio de nuestro pasado, con éxito relativo hasta la fecha.


Como también ocurre a muchos compañeros de vocación, mi pasión por la arqueología se remonta a mi infancia. Pasábamos los veranos en la casa familiar en San Vicente de Toranzo, un pueblecito en el Valle del Pas, en Cantabria, y a menudo hacíamos excursiones para ver las fantásticas manifestaciones rupestres paleolíticas de las cuevas del Monte Castillo, en Puente Viesgo. A pesar de los años transcurridos siempre he recordado con gran claridad aquellos momentos, así como la impresión que me causaba poder contemplar aquellas escenas de hace miles de años. Desde entonces me consta la intención vital de pasar mis días estudiando viejas culturas. Conocerlas a través de los objetos o restos materiales que emplearon facilita enormemente el viaje en el tiempo que la arqueología siempre propone.


De vuelta a la actualidad, desde hace un lustro trabajo en la empresa Athmos Sostenibilidad, de Zaragoza, realizando estudios sobre proyectos de infraestructuras para garantizar la conservación del Patrimonio Cultural. Con un mismo objetivo conservacionista pero hacia el medioambiente en esta ocasión, colaboro con colegas que se encargan con el máximo empeño de que el desarrollo industrial y económico aragonés no suponga un deterioro para nuestro hábitat.


También formo parte de la junta directiva de Ilustre Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras de Aragón, la institución que agrupa a los profesionales de la arqueología y se ocupa de garantizar sus derechos profesionales.


2 LOS YACIMIENTOS EN LOS MONEGROS, DE LOS MÁS ANTIGUOS A LOS MÁS RECIENTES, SU IMPORTANCIA. ARQUEOLOGÍA EN LOS MONEGROS.


La comarca de los Monegros conserva una riqueza arqueológica inusual y poco frecuente en otras regiones. En la carta arqueológica de Aragón hay unos 13.000 yacimientos, y de ellos 721 se encuentran en Los Monegros, contando con todo el abanico cronológico desde la Prehistoria hasta llegar a la Guerra Civil española.


En el plano académico, en los últimos años me he posicionado entre la Prehistoria Reciente y la Protohistoria y he dedicado gran parte de mi esfuerzo a la investigación de la Cultura de los Campos de Urnas. Se trata de un periodo de transición que aun mantiene un buen número de incógnitas por descubrir, hecho que sin duda lo hace aun más atractivo. En los Monegros contamos con ejemplos únicos de esta cultura proveniente de Europa y que en la península restringe su ámbito de expansión de manera exclusiva al cuadrante nordeste. El yacimiento de Las Valletas, que tuvimos oportunidad de estudiar sobre el terreno, es un importante referente de este horizonte arqueológico.


EL asentamiento íbero y romano en la región fue sin duda intenso, como demuestran los numerosos yacimientos de la época que encontramos. Además del poblado ibero de San Miguel de Castejón de Monegros, villas romanas como el Escobizal o la necrópolis de Presiñena, ambos en Sena, Cajal o el Puntal en Villanueva de Sigena, solo por citar algunos ejemplos, podrían aportar importante información al conocimiento de este periodo.


Uno de las fases históricas más interesantes en los Monegros es el Medievo. El asentamiento de los pueblos germanos, concretamente visigodos, debió suponer una transformación geopolítica importante, no obstante aun contamos con muchas lagunas sobre sus características. La necrópolis de las Peñetas de Manolo en Sena, uno de los proyectos insignia de nuestras campañas, está destinada a convertirse en un referente en el estudio del periodo altomedieval en la región. En las excavaciones del Castillo, en Castelflorite, hallamos los restos de una espada de tipología visigoda.

Figura 1. Lámina espada y cantimplora.

Mucho más conocida es la herencia islámica en el territorio y es en gran parte gracias a los trabajos de Philippe Sènac, catedrático de la universidad de Toulouse-Le Mirail II en Francia. La región formaba parte de la Marca Hispánica y cuenta con numerosos asentamientos, tanto civiles como militares.


El mundo de las creencias funerarias y su reflejo en la cultura material, en cualquier época, me ha resultado siempre una temática fascinante. Pero no me podría decantar por un único periodo histórico. A lo largo de mi carrera me he sentido igualmente atraído por otros muchos periodos con la misma intensidad. Quizás en un aparte debería mencionar la dedicación desde la arqueología forense, hacia la investigación de los episodios de violencia y represión durante la Guerra Civil y la Dictadura en Aragón. En los Monegros contamos con un buen número de fosas comunes aun por investigar y cada una de ellas es una página del libro de nuestra historia contemporánea más reciente y también más cruel. Una historia intencionadamente oculta donde los arqueólogos tenemos mucho que decir.


De la propia guerra también contamos con vestigios de gran interés, como las posiciones atrincheradas de la Ruta Orwell, conocidas internacionalmente, el espectacular bunker de Lanaja o las instalaciones del aeródromo entre Sariñena y Albalatillo, por citar solo alguno de los numerosos ejemplos. Incluso contamos con el Centro de Interpretación de la Guerra Civil en Aragón, en Robres, reflejo de la relevancia del territorio monegrino durante el conflicto.


3 PROYECTOS LLEVADOS A CABO, EXPERIENCIAS, PARTICIPACIÓN, IMPLICACIÓN LOCAL.


La primera campaña arqueológica se remonta al verano de 2013 y tuvo como escenario la localidad de Castelflorite, concretamente el cerro donde se asienta el yacimiento conocido como El Castillo. En aquel momento poco se conocía de este conjunto. Figuraba en la Carta Arqueológica de Aragón y se citaba su adscripción a contextos medievales, sin aportar más. En la meseta del cerro se conservaban un par de silos y el terreno natural afloraba por buena parte de la superficie. Todo hacía presagiar que no se habrían conservado demasiados restos del asentamiento original.


Yo conocía bien el asentamiento ya que años atrás tuve la fortuna de llevar a cabo unos trabajos de control y seguimiento arqueológico de las tareas de instalación de un vallado perimetral en el cerro. En ese momento conocí también a Pedro Loscertales, alcalde de la localidad. Desde entonces no dejamos de barruntar la posibilidad de plantear alguna idea que permitiese poner en valor el conjunto y activar el interés de la población local hacia su patrimonio cultural, en esta ocasión arqueológico. Finalmente en el verano de 2013, en plena crisis económica mundial, nos decidimos a poner en marcha un proyecto junto a las arqueólogas Pilar Peña y Sofía Seguí, con un par de ideas muy claras y un amplio listado de incógnitas que resolver.


Nos encontramos en pleno corazón de la Comarca de los Monegros, un territorio relativamente apartado objeto de la dejadez y desidia de las administraciones centralizadas y centralistas, donde el acceso a los recursos culturales no resultaba tan sencillo en aquellos momentos y la población de los núcleos rurales estaba condenada a vivir de espaldas a su propia cultura, a desconocer y despreciar su propia historia en la gran mayoría de las ocasiones.


Contando con esta situación inicial respecto a nuestro hábitat, adaptamos nuestro proyecto en dos sentidos. Por un lado estaba el entorno social. Por mi parte tenía claro que la estructura del proyecto en este sentido debería tener una clara referencia a la metodología empleada por la Arqueología Pública o Arqueología Comunitaria, una forma de estudiar nuestro pasado que siempre me ha resultado muy atractiva y cuyo desarrollo estoy convencido que puede suponer una transformación muy profunda y positiva en la percepción y valoración de la sociedad hacia su cultura y su historia. En resumen se trata de abrir las puertas de la excavación a su entorno social e implicar a la ciudadanía en los proyectos arqueológicos, bien de manera directa contando con la participación en algunas tareas de la excavación que no supongan un riesgo para el yacimiento, o bien por medio de actividades de carácter tangencial tales como charlas o jornadas de puertas abiertas, menos comprometidas pero igualmente efectivas.

Figura 2. Jornada de puertas abiertas en Las Valletas de Sena (2016).

En cuanto a la campaña arqueológica, en aquella primera experiencia se planteó como un curso de campo. Los participantes eran estudiantes de los últimos años de carrera de alguna de las pocas universidades en las que en aquellos años se empezaba a impartir el grado de Arqueología. En sus centros no se les ofrecía la posibilidad de la formación práctica y no tenían más remedio que buscarse la vida.


Sobre los medios, los ayuntamientos y la Comarca aportaban alojamiento y a veces la manutención de nuestros colaboradores, o los explorers, como cariñosamente y con cierta curiosidad nos llamaban al principio en Castelflorite. El resto del presupuesto lo sacábamos con las habituales y recurrentes iniciativas que caracterizan a estos proyectos. La arqueología le debe mucho a la venta de camisetas. Por cierto, en nuestro caso cada año sacábamos una colección diferente y en algunos casos tienen ya carácter de legendarias.


La respuesta de nuestro entorno en aquella campaña pionera fue una gratísima sorpresa para todos. Gradualmente la población fue aumentando su interés hacia el proyecto y sintiendo suyo el objeto de nuestro estudio: su identidad. Las convocatorias a las charlas y a la jornada de puertas abiertas contaban con asistencia multitudinaria. Nos consta que el proyecto tuvo un impacto positivo enorme en nuestro entorno. Consecuencia de esta respuesta social fue la atención de los medios de comunicación hacia los proyectos, una constante a lo largo de los años de campañas que de manera simbiótica recrecía el interés ciudadano por nuestra iniciativa.

Figura 3. Grabación de la excavación de la necrópolis altomedieval de Sena.

El éxito generado nos motivó a continuar las campañas y a repetir los esquemas a lo largo de los siguientes años, con campañas en Sena, en Pallaruelo de Monegros y en Villanueva de Sigena, con gran implicación social en todos los casos, pero también con un desarrollo científico muy notable. Complementamos las acciones con la creación del Encuentro de Arqueología de los Monegros, que celebramos en dos ocasiones contando con la participación de figuras muy relevantes de la arqueología aragonesa.

Figura 4. I Encuentro de Arqueología de los Monegros (Sariñena 2015), con algunos de los participantes.


En paralelo también aumentaba exponencialmente el interés de los estudiantes en colaborar con nosotros. En el año 2015 contamos superamos las 300 solicitudes. Este hecho nos suscitaba también una doble lectura. Si bien por un lado nos enorgullecía recibir la atención de futuros arqueólogos de todas partes (además de universitarios españoles hemos contado también con participantes de Argentina, Francia, Irlanda, México o Inglaterra), por otra parte era obligada la cuestión acerca de las carencias para el desarrollo de los conocimientos prácticos en arqueología de las universidades originarias de los solicitantes.


4 LA CONTINUIDAD, EL FUTURO.


En 2018 nos vimos obligados a realizar una parada técnica en nuestros proyectos. Por un lado las campañas habían generado una gran cantidad de información científica que no habíamos tenido tiempo material de procesar con la merecida atención. Aún hoy en día, cinco años después, seguimos exprimiendo los resultados de aquellas años y desarrollando nuevas investigaciones. La arqueología monegrina siempre ha estado presente en todas las ediciones del Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés, y también en el Congreso Nacional de Arqueología Profesional y es un referente en el estudio del horizonte de los Campos de Urnas, uno de los temas arqueológicos más investigados a lo largo del tiempo, que también fue uno de los objetivos de nuestros trabajos contando con intervenciones tan relevantes como la campaña en el conocido yacimiento de Las Valletas, en Sena o el descubrimiento de otros nuevos como Los Sabinales o La Portellada, en Pallaruelo de Monegros, o El Cuartico en Villanueva de Sigena. La necrópolis altomedieval de Las Peñetas de Manolo, en Sena, es un fantástico ejemplo del mundo funerario visigodo y los estudios en curso sobre los materiales recuperados de la excavación serán un punto de inflexión para el conocimiento de este periodo.


Figura 5. Participación en el II Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés.


Es mucho aun lo que aquellos resultados nos pueden ofrecer y debemos profundizar los trabajos en ese sentido. Por otra parte, tratamos de mantener la relación con los otros protagonistas de nuestros proyectos, la ciudadanía. Sin duda nuestro punto débil es la falta de disponibilidad que el propio discurrir de la cotidianeidad diaria implica. Todos los trabajos venían determinados por nuestra propia motivación de conocimiento e implicación con el entorno. La parada de 2018 se planteó como un punto y seguido, un lapso necesario para poner en orden la documentación generada y replantear el futuro de las campañas teniendo en cuenta todos los factores, incluida nuestra propia disponibilidad. En esas estábamos cuando nos sorprendió la pandemia interrumpiendo cualquier planificación posible y dando un nuevo sentido a las expectativas de futuro de nuestros proyectos y también de gran parte de la humanidad. En ese punto nos encontramos en este momento. Han pasado diez años desde que iniciamos aquella fantástica aventura arqueológica y muchos aspectos de nuestras vidas han cambiado también. Nuevas responsabilidades laborales o familiares, proyectos o investigaciones son parte ahora de nuestros designios vitales y es necesario repensar la situación.


Como ya he comentado, en el plano científico la continuidad está garantizada de aquí a varios años. En el ámbito social, es necesario repensar la situación y buscar nuevas formas de colaboración y relación con los ámbitos de actuación. Ya contamos con ideas y proyectos y muy pronto también los pondremos en marcha. Por otra parte, creo que es necesario aprovechar las ventajas de las redes y de las comunicaciones online, un camino que aun no hemos explorado suficientemente y que pienso que puede ser muy útil para mantener un contacto directo con nuestros amigos monegrinos.


5 LA IMPORTANCIA DE LA ARQUEOLOGÍA Y LO IMPORTANTE DE INVESTIGAR Y APRENDER.

Es evidente la relevancia que para cualquier sociedad debería suponer conocer en profundidad sus orígenes. En nuestro pasado se encuentra la explicación de nuestras acciones presentes y también se pueden predecir nuestro futuro, especialmente si nos empeñamos en obviar nuestra memoria, tratamos de manipularla o interpretarla inadecuadamente. Las fosas comunes son un ejemplo muy evidente. Son una evidencia material de todos aquellos valores que representan nuestra peor versión como sociedad. Pero son una parte de nuestra historia y debemos conocerla, analizarla y estudiarla, tal vez con mayor intensidad que cualquier otra, puesto que esas fosas son también una lección de vida y de futuro. Son el ejemplo de las actitudes que como ciudadanos no podemos volver a repetir y de las consecuencias que la pérdida de valores humanitarios, la falta de solidaridad y empatía hacia el prójimo y las derivas de tendencia fascista pueden provocar en nuestra sociedad.


La arqueología genera conocimiento, crea contenidos y escribe los renglones de las páginas del libro de nuestra historia, pero con un matiz muy relevante que tal vez otros investigadores no poseen. Los arqueólogos tratamos de leer el pasado por medio de la materialidad, de los restos de los objetos y artilugios que empleaban las diferentes culturas y esto implica necesariamente un factor de objetividad. Los textos del cronista Polibio nos van a contar la vida, milagros y hazañas del líder militar romano Publio Cornelio Escipión que sometió a los heroicos numantinos. Su visión ensalza, como en la mayoría de las crónicas, las bondades de los vencedores y olvida al derrotado. Los arqueólogos por el contrario nos vamos interesar por cómo eran los platos donde comían esas personas, como construían sus casas y poblados, como vivían y como morían los ricos y los pobre, los jefes y los vasallos. La vida cotidiana de las personas es un objeto de estudio principal para la arqueología.


Pero si queremos encajar en nuestro entorno social tenemos también que saber transmitir estos conocimientos que generamos. Pienso que este es uno de los grandes retos que en la arqueología tenemos por delante y con el que llevamos batallando en los últimos años. Tenemos grandes dificultades para lograr que la sociedad comprenda nuestro trabajo y nuestra función en su perspectiva real. Es habitual que se asocie a la figura del arqueólogo a la del héroe aventurero cinematográfico, de látigo y sombrero que viaja por el mundo en busca de supuestos tesoros, un ideograma que se aleja por completo de la realidad y que nos perjudica en cierta manera relativizando el gran esfuerzo y dedicación que supone nuestro trabajo cotidiano, la sobriedad y el rigor científico y metodológico que conlleva cada pequeño hallazgo. Es cierto que buscamos tesoros, pero se parecen más a un fragmento de cerámica que nos puede indicar la presencia de un horizonte cultural y que pasaría inadvertido para la mayoría de los mortales, que con fantásticos ídolos de oro y brillantes ocultos en cualquier exótico templo en algún rincón de la jungla.


En otro sentido, los años venideros van a ser trascendentales para la arqueología de gestión. Es necesario asentar definitivamente nuestra posición profesional. Como en todos los sectores de la sociedad española, la discriminación laboral por identidad de género supone una anacrónica y vergonzosa lacra para el colectivo y una prioridad avanzar definitivamente en todo tipo de iniciativas destinadas a lograr la igualdad en el trato y en las condiciones laborales de los y las profesionales de la arqueología.


Ciertamente la arqueología profesional se encuentra en una transición, sometida a las profundas transformaciones que en muchas ocasiones afectan también al resto de sectores profesionales. Afortunadamente, nuestra presencia en todo tipo de obras y proyectos de construcción, urbanismo o ingeniería ha crecido notablemente en los últimos años y es necesario resolver definitivamente viejos problemas que arrastramos desde nuestros inicios en el sector profesional, y afrontar los nuevos retos que nos planeta el futuro.


Es imprescindible reorientar nuestro trabajo hacia la ciudadanía, no olvidar en ningún caso que de ellos depende nuestro desarrollo y el pasado y el objeto de nuestro trabajo e investigaciones es también suyo. Y en ese mismo esquema nos convertimos en un elemento necesario, encargados de garantizar la objetividad y veracidad científica de las interpretaciones de nuestro pasado, mal que le pese a aquellos que siempre encuentran ocasión para tratar de manipular interesadamente nuestra historia. Distorsionando la recurrente frase televisiva, los arqueólogos sabemos bien que La verdad está ahí abajo.

«…La historia no es simplemente un tema reservado a unos pocos profesores encerrados en sus bibliotecas. Se trata de una actividad ciudadana, comunal y compartida…no ser capaz de pensar de forma histórica hace que seamos todos ciudadanos empobrecidos. Eso es porque la historia no es simplemente el pasado»

Mary Beard, catedrática de Clásicas de la Universidad de Cambridge especialista en la Antigüedad clásica y recientemente galardonada con el Premio Princesa de Asturias. 

Francisco Javier Beltrán Calavera


Peñalbino hasta la medula, Francisco Javier Beltrán Calavera nació en Lérida, ciudad donde se atendían las necesidades sanitarias de la localidad altoaragonesa de Peñalba. Su padre, Francisco Beltrán era labrador y matachín, lo que llevó a Paco a escribir el libro “La matacía del tocino en Peñalba, Huesca”. Un libro que, a través de fotografías y de recuerdos de su padre, recoge la memoria del trabajo de matachín. Sin duda, Paco es un peñalbino de pura cepa orgulloso y gran conocedor de parte de su historia.

Paco en Gestiona Radio.

Su madre, Rosa Calavera tenía la tienda local “Casa la Rubia”, por la calle principal del pueblo dedicada al nobel aragonés Ramón y Cajal. Paco se ha criado en Peñalba, corriendo por sus calles, con la bicicleta y jugando al futbol por sus eras: -Después de salir de la escuela íbamos corriendo a jugar a las eras-. Entre los chico del pueblo y los vecinos entusiastas, sacaron adelante un equipo de futbol que años después subiría a la categoría  de regional  preferente “El CD.  Peñalba ”. Su afición al futbol marcó a Paco, como es conocido, en lo que ha sido y es parte de su vida profesional.  Paco escribió el libro “Peñalba, más de 50 años de fútbol” que se presentó conjuntamente con una exposición fotográfica de la historia de este deporte en el pueblo, dentro de una fiesta de todos los aficionados peñalbinos el 1 de Noviembre de 2013.

Del libro “Peñalba, más de 50 años de fútbol”.

-Se jugaba mucho por el pueblo-, con la bici llegaban hasta Valcabrera y la Valcuerna, donde se bañaban, iban por el monte y las balsas. En Peñalba existían varias balsas. Estaba la “Balsa Lugar”, apunta Paco, donde actualmente están las piscinas y al lado, donde está la pista de tenis, se encontraba la “Balsa Fraguada”. Existía la figura del aguador, este era el tío Julián, quien, con una cubeta tirada por un macho, una mula, iba repartiendo agua por las casas. Otras balsas respondían a la “Balsa Loren”, por donde tiene la granja  Carlos Reblet, la “Balsa Nueva”, cerca de donde actualmente existe un taller, y la “Balseta Hoguera”, donde se encuentran  los depósitos de agua potable del pueblo -El agua corriente comenzó a llegar a través de una tubería desde la salida de un  túnel por la zona de Alcubierre del canal de Monegros. Sería en torno a 1968-.

Dibujo de Peñalba, por Paco Beltrán.

El Barranco de La Valcuerna era un manantial, de críos lo cruzaban por una pasarela de piedras y cemento, un poco más abajo de las escuelas, y cuando bajaba agua se mojaban los pies. A la escuela iban a clases diferenciadas por sexo y agrupados por edades, Paco iba hasta con niños de cinco años mayores que él. Recuerda a los profesores y profesoras  Don José Til y Don Gabriel, la señorita Pilarín, etc….

La carretera nacional II, que en un principio pasaba por dentro del pueblo, era un continuo paso de vehículos, costaba mucho incorporarse y mucho más cruzarla, existía el dicho “Va a pasar hoy hasta el coche de Valfarta”, que era el coche que iba desde Valfarta  a Sariñera . La Nacional II atravesaba la localidad hasta que se realizó la variante de Peñalba, aproximadamente, en 1964. La Nacional II ha marcado mucho a estos pueblos, desarrollando actividad, tanto en hostelería, talleres y transporte. Celebre es el toro de Osborne ubicado en la localidad, de recuerdo en la Película de Bigas Luna “Jamón Jamón”, comenta Paco.

Peñalba desde la cueva Sabeta. Por Paco Beltrán.

Paco indica que: -ha habido muchos transportistas en Peñalba de forma autónoma, ha sido un pueblo muy dedicado al transporte, sin embargo ahora prácticamente se ha quedado con la referencia de algunas agencias como   Blascotrans , Carreras, Tisaire… que han dejado algunas de sus sedes de una forma u otra en el pueblo-.  

-Si a la  restauración nos referimos, también ha sido un pueblo con bastantes bares a los largo del tiempo ,  Bar la Mallena, donde paraba el coche de línea Zaragoza- Lérida, el Motel Aragón (al que siempre se le llamaba Hostal Aragón,  o simplemente el Hotel), La Ruta, el Trigal y el restaurante de Tomás Cacho al lado del silo. También estaba el bar de las Mañas, que era una fonda y además funcionó como pub. Actualmente, con la liberación de la autopista, la nacional II tiene bastante menos  circulación. Ahora, los bares del pueblo son La Posada y el Hogar del Jubilado con el salón social, y en verano también la piscina. Hubo un tiempo que el baile se hacía en la Cantonada, y cuando se tiró el ayuntamiento viejo, en el hueco que quedó en la plaza, hasta la construcción del nuevo, se hacía un envelado para el baile. Aparte de estos,  ha habido diferentes lugares en los que tocaron las orquestas para las fiestas-.

Mítico fue el Patxy, primero el Patxy I, en el antiguo cine Avenida, que a la vez servía como pista de baile -Acababa el cine y se quitaban las butacas transformándose en una discoteca-. Patxy responde a Jesús Ezquerra, quien con su mujer, Marisa Frauca,  llevaron primero el Patxy I, en el Avenida, y luego el Patxy II en la calle Horno, bocacalle con María Auxiliadora.

aco en la Romareda con la cadena Ser.

Paco marchó a estudiar a Zaragoza, donde realizó el bachillerato en los Escolapios, de la denominada entonces calle del General Franco y ahora llamada Conde Aranda. Estudió en la actual Facultad de Educación en la Especialidad de Ciencias Humanas y postgrado en Educación Física. Ha ejercido como profesor de educación física, siendo Técnico Deportivo Superior y director del colegio público de Garrapinillos “Gustavo Adolfo Bécquer”. Entrenador nacional de fútbol sala de 1ª División ha entrenado al Racing Delicias femenino y al Sala 10 masculino en  la división de Honor del futbol sala nacional.

Además, ha hecho algunos pasos en el periodismo deportivo, ha sido director de deportes en Onda Aragonesa Radio, Gestiona Radio y  comentarista de fútbol en Cadena Ser Radio Zaragoza, comentando retransmisiones radiofónicas del Real Zaragoza, y tertuliano deportivo en Aragón Televisión.

Igualmente ha sido presidente de la Asociación Nacional de Entrenadores de Fútbol Sala, seleccionador de la selección aragonesa de fútbol sala, con la que ganaron el campeonato de España (2001). También ha dado clases, conferencias – En muchas partes del mundo- sobre todo de futbol sala.

Desastre aéreo, por Paco Beltrán.

A Paco le gusta la pintura – Dicen que soy expresionista-. Ha hecho algunas exposiciones, una conjunta con la joven artista local Judith Lerín y otros artistas del pueblo. Paco es una persona activa, comprometido con su pueblo, gran forofo del Real Zaragoza y muy querido en su pueblo, Peñalba de su corazón.

El Patxy, Jesús Ezquera Cacho y María Luisa Frauca Lax


El bar, pub y restaurante Patxy es historia viva de Peñalba. Regentado por el matrimonio peñalbino Jesús Ezquera Cacho y María Luisa Frauca Lax, a través de ellos descubrimos parte de la vida de Peñalba, de su memoria reciente, parte de ese libro de memoria colectiva que Jesús lleva en su saber “La vida de un pueblo llamado Peñalba”.

Ambos nacieron en Peñalba y pueden decir que tienen apellidos –muy peñalbinos-. Jesús proviene de familia de labradores, de aquellos secanos que M.ª Luisa recuerda en su crudeza -cuando no llovía todo era marrón, no se cogía nada-.  

Fueron a la escuela de Peñalba, iban a clases separadas por sexo y la escuela tenía un pabellón al lado, donde realizaban actividades. Para llegar a la escuela tenían que cruzar el barranco de La Valcuerna, por el que –siempre bajaba agua-.

-Antes, en invierno, nevaba más-, recuerdan, un año llegó a nevar hasta tres veces -hizo muchísimo frio, sería sobre 1951, heló tanto que jugamos a fútbol sobre el hielo en una balsa helada-.  En invierno se juntaban en las casas, había unos hogares grandes en los que se reunían al calor de la lumbre. En verano salían a la calle a la fresca.

En cada casa existía el “caño”, una cueva o pozo donde colocaban las tinajas para que conservasen el agua fresca en verano y, a la vez servía como fresquera o nevera, donde dejaban la verdura y fruta.  En la localidad había viñas en cada casa, de ½ a 1 hectáreas.

M.ª Luisa a los 14 años marchó a Barcelona para aprender peluquería, Jesús aprendió el oficio de barbero en Fraga, realizando también los últimos cursos en Barcelona, con Henry Colomer.

Se casaron en 1971. Por entonces Jesús tenía su barbería en Peñalba y M.ª Luisa una peluquería en casa de su madre. Cuando tuvieron su segundo hijo, M.ª Luisa trasladó la peluquería al lado de la barbería de Jesús –estaban juntas pero separadas-.

En 1972 se hicieron cargo del cine Avenida de Peñalba, si no se traspasaba lo iban a cerrar. A Jesús le gustaba mucho el cine y hacían sesión a las cinco de la tarde. Cuando finalizaba recogían las butacas y a las siete daban comienzo a una gran sesión de discoteca. Jesús colocó cuatro altavoces y unas luces con el electricista del pueblo, estas, con un órgano de luces, iban al ritmo de la música. La juventud después del cine se iba al Trigal a tomar unos tragos mientras el cine se transformaba en discoteca, lo que no se demoraba en más de media hora. La discoteca “Avenida” llegaba a congregar hasta unas 200 personas y acudían de distintas poblaciones cercanas, como Bujaraloz, Candasnos, Castejón de Monegros o La Almolda entre otras.

Cine discoteca Avenida.

En la entrada había un bar y arriba una pequeña terraza, pero no se usaba nunca. Tenían un maquinista de cine que era de Zaidín. Curiosamente, entre documentos encontrados, aparece como titular cinematógrafo en Peñalba, de 1948 a 1951, Bautista Lax Gros. Jesús recuerda algunas películas, destacando el Padrino I y II,

También llevaban orquestas, a Luc Barreto, un cubano que había sido boxeador y luego cantante, las Nayades o la orquesta Roxana de Lérida, que fue bastante habitual. Llegó a realizar un recital José Antonio Labordeta -Estuvo dos veces cuando estaba censurado mientras la pareja de la Guardia Civil estaba en la puerta para que no cantase lo que le habían censurado-.

Jesús, con sus características patillas largas, era conocido como el “Patillón”, a modo de apodo, lo que con el tiempo fue derivando en “Patxy”.  Así, Jesús, y por consecuencia el Avenida, fue conocido como el Patxy.

Tras el cierre del cine-discoteca Avenida, Jesús y M.ª Luisa abrieron el “Patxy”, popularmente conocido como el “Patxy II”. Al poco compraron la casa de al lado, ampliando el negocio, hicieron cocina y comedor. Daban de todo, de desayunos a cenas –El record está en 127 cenas en una fiesta mayor- pero en el día a día acudía mucha gente, trabajadores de riegos, del ave, camioneros y mucha gente del pueblo. Sus hijos les fueron de gran ayuda, especialmente con el pub, hasta tuvieron dos empleados. Casi todos los días cerraban a las 2 de la mañana y abrían pronto. El Patxy cerró hace unos diez años, dejando atrás no solo un bar sino un centro vital, un lugar de encuentro donde confluía la vida de Peñalba.

Patxy II.

Jesús es un enamorado de la jota, siendo uno de los fundadores de la Rondalla de Peñalba. En verdad, apunta Jesús, el fundador fue el profesor Jesús Alustiza, de la rondalla Los Mañicos de Zaragoza, -hará unos 40 años y sigue muy viva-. Jesús tocaba la guitarra. Además, Jesús es presidente de la asociación de jubilados, que cuenta con un bar y un salón social.  Cada año realizan dos viajes, uno en marzo, de unos 3 días, y otro en septiembre de una semana. El día grande, el 22 de mayo, se hace fiesta en la ermita de Peñalba, hacen comida para los socios en el salón de baile y suelen traer algún espectáculo. Celebraban noche vieja un día antes, el 30 de diciembre, en el salón social de los jubilados –el año pasado fue el primero y fue todo un éxito-.

Hablamos del dance que existió en Peñalba, en el granero de casa de Jesús había una espada de madera y unos palos de dance –En Peñalba hubo dance-. Sin duda, la historia de Peñalba aguarda un tesoro sorprendente por descubrir.

Jesús y María Luisa atesoran gran memoria de su pueblo donde son muy queridos. Con familiaridad han abierto su casa para contar parte de su vida, en el que fue el Patxy II sumergiéndonos en parte del pasado reciente de la localidad monegrina en su título soñado “La vida de un pueblo llamado Peñalba”.

Un lugar llamado Peñalba


Peñalba, lugar de paso del antiguo camino de los Fierros, donde confluyen varios barrancos y discurre el barranco de La Valcuerna; el único río que nace en Los Monegros. El monegrino pueblo, al sur de la provincia de Huesca, se enclava en una pequeña ladera, coronada por un letrero de grandes dimensiones que nos advierte que estamos en Peñalba, dejándose caer hacia los barrancos que han moldeado el paisaje, frutos de la erosión y del paso del tiempo. Pascual Madoz, en su diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar 1845-1850, lo describe -al pie de una colina, en medio de dos barrancos denominados Val de Castejón y Val Cardosa-.

Panorámica de Peñalba (Peñalba.es).

-L. con ayunt. en la prov. de Huesca (19 horas), part. jud. De Fraga (8), aud. terr., c. g. de Zaragoza, dióc. de Lérida (15). Con buena ventilación y clima sano; las enfermedades comunes son fiebres intermitentes y gastritis. Tiene 120 casa que forman cuerpo de población; una escuela de instrucción primaria dotada con 2,200 rs. vn., concurrida por 40 alumnos, y otra de igual clase para niñas a quienes se les enseñan las labores propias de su sexo, y cuya maestra disfruta 600 rs. de pensión anual; concurren 20 educandas, y ambas dotaciones se pagan de los fondos de propio. –

Pascual Madoz.

Restos del antiguo castillo de Peñalba (Castillos.net).

Pasa La Valcuerna al continuo paso que se ha sentido el pasar, por la localidad, el antiguo camino de los Fierros, vía imperial romana que unía Lérida con Zaragoza, con su desaparecida Venta de la Perdiz, a la nacional II hasta la liberación de la autopista A2. Hileras de camiones y vehículos cruzaban la localidad, como en la época romana discurrían por el camino de los Fierros carruajes y caminantes, atravesando la árida estepa monegrina. Madoz, en el siglo XIX, decía que los caminos eran de rueda y de herradura y conducían a los pueblos limítrofes, además de la carretera general de Barcelona a Madrid que cruzaba el término y la población. Peñalba abastecía de agua de aljibes y balsas al pasajero bajo la protección del desaparecido castillo que la localidad lleva por escudo, bajo los palos de gules y coronado por una corona real cerrada. El castillo, recogido por Madoz, se sumaba a otras destacadas construcciones -hay casa consistorial, cárcel’, un antiguo edificio llamado el Castillo y una iglesia parroquial-.

Además, Peñalba es paso del ramal catalán de San Jaime, ruta Jacobea que discurre desde Barcelona pasando por Lérida, recalando Peñalba para reunirse después, en Fuentes de Ebro, con el camino Jacobeo del Ebro. Desde allí, se encamina hacía Zaragoza para acabar en Logroño desembocando en el principal Camino de Santiago. 

Lugar de acogida y hospitalario, Peñalba aparece citada en 1170 en una «carta de fundación» que Alfonso II dispuso para la fundación de un Hospital para transeúntes -libre e ingenuos de todo tributo a todos los que fuesen a poblar aquel lugar- Hospital que Francisco Castillón Cortada cita que perteneció a la Orden del Temple. En 1737 lo visitó ya en ruinas Gregario Galindo, obispo de Lérida, –tiene la Villa un Hospital que está casi destruido por una avenida grande de agua- (Archivos de la Catedral Nueva de Lérida).

Documento de Jaime I de Aragón, 1225.

En 1225, Peñalba y su término, fue donado a Pedro Lobera, rico hombre de Aragón, señor así mismo del casal de Munébrega y de los castillos de Manchones, Murero y Peñalba (Los Lobera y Ximénez de Lobera- Linajes en Aragón). La donación aparece en un documento de Jaime I de Aragón «El Conquistador» confirmando la entrega que ya realizó Alfonso II del pueblo de Peñalba -El rey Jaime I confirma la donación que Alfonso II hizo de la villa de Peñalba y del lugar de Boarç a favor de Pedro de Lobera y sus sucesores-. (Biblioteca Catalunya. ES/BC – ARXIUHISTORIC_PERGAMINS/3568). Aunque el término mantenía enfrentamientos entre Fraga y Peñalba por sus lindes, la administración, gobierno y posesión del hospital fue concedida a Pedro Lobera, quien llegó a percibir la cuarta parte de los tributos que el monarca imponía a Peñalba, así como los hornos y las tierras roturadas. Aunque Agustín Ubieto Arteta, entre 1333 Y 1397, señala Peñalba como aldea, vemos en el documento que ya presenta el titulo de Villa. Un privilegio que, Agustín Ubieto Arteta, recogió fue alcanzado en 1785, todo muy lejos de la creencia popular que dicho título fuese otorgado por la reina Isabel II, cuando la reina realizaba un viaje hacia Barcelona, otorgando el título de Villa -por el trato recibido de sus habitantes-.

Diez años después, en 1235, el mismo rey Jaime I dona la villa de Peñalba al monasterio de Sigena -Jaime I de Aragón dona al monasterio de Sigena el castillo y la villa de Peñalba, con todos sus habitantes y pertenencias- (Biblioteca Catalunya. ES/BC – ES/BC – ARXIUHISTORIC_PERGAMINS/3565). El monasterio de Sigena hizo suyos los montes de omprio (de sombra en aragonés).

Documento de Jaime I de Aragón, 1235.

En 1237, los derechos de Peñalba sobre sus termino son restituidos a la baronía de Fraga por Guillén de Moncada -reservándose el derecho de ser albergado en el castillo de Peñalba-. Así quedó dictado por el rey Alfonso IV: «…castrum et vil/a m de Fraga, in Cathalonia consistencia, necnon loca de Vallobar et de Pennalba et cetera loca Baronie de Fraga, quem Nobilis Guillelmus de Montecatheno quondam pro nobis tenebat in teudum». El mismo rey, el 25 de febrero de 1331, cede a su esposa, la reina Leonor, -la villa de Fraga con sus aldeas, entre las que estaba Peñalba. (Sinués, nº 896). Esto mismo lo fecha José Salarrullana de Dios el 5 de Julio de 1331-.

Sus lindes volvieron a estar en conflicto en 1686, en la Capitulación y concordia entre Bujaraloz y Peñalba sobre el libre tránsito por los caminos del monte de Fraga (Adicción a la concordia en 1694).

Detalle del mapa de Bourguigno,1719.

Durante la Guerra de Sucesión española, a principios del siglo XVIII, en Peñalba se produjo un enfrentamiento entre las tropas días antes de la batalla de Zaragoza -Los aliados se pusieron en marcha hacia Zaragoza y trataron de picar la retaguardia borbónica en Peñalba el 15 de agosto de 1710- (Revista de Historia Militar. Guerra de Sucesión Española). Durante la guerra española de 1936 a 1939 Peñalba se quedó en la retaguardia del frente de Aragón, en el lado republicano. La población albergó un pequeño hospital, una clínica médica que se ubicó en las escuelas (La organización sanitaria del XI Cuerpo del Ejército Republicano (1937-1939) Closa Salinas, Francesc). La escuela estuvo encima del actual banco Santander, durante la guerra.

Documento Pedro II, 1198.

Etimológicamente, una de las denominaciones de Peñalba responde a Penalba, citada en el documento del rey Pedro II de Aragón en el que prohíbe cazar, pastar o cortar leña en el vedado del pinar de Peñalba, y autoriza a Diosdado de Lobera –a que embargue a cualquier pesona que trate de hacerlo- (1198/07. Zaragoza ES/BC – ARXIUHISTORIC_PERGAMINS/1720). El mismo documento recoge la denominación “Valle de Valcorna” refiriéndose al barranco de La Valcuerna. Agustín Ubieto Arteta, «Documentos de Sigena», en Textos Medievales, 32 (Valencia 1970)” también recogió su denominación “Pennalba” en 1229, en una carta de población de Sariñena otorgada por el rey Jaime II de Aragón. En la carta se puede leer «usque ad Penalba».

Recopilando podemos decir que se hallan las referencias históricas de Penalba, Pennalba y Penyalba [1229]. Existe la idea que Peñalba debe su nombre a “altura blanca” y que estuvo bajo la protección de un castillo o atalaya. Pero su origen es más que posible que fuese ibero. El estudioso de lengua ibera Bienvenido Mascaray, quién además ejerció de maestro en la misma localidad de Peñalba, durante el curso 1956-57, atribuye su origen a la composición -Pena (étimo del castellano pena) que vale por «trabajo, fatiga», al que se une Alba con elipsis al final del primer término con encuentro de vocales iguales, Pen(a)Alba, voz esta que significa jadeo, respiración fatigosa, asfixiante. La traducción: «El trabajo asfixiante»-. Igualmente, Peñalba atesora una rica toponimia recogida y estudiada por María Ángeles Lax Cacho en su trabajo “Toponimia de la zona meridional de Los Monegros”.

– ¿cómo de dura y penosa era la labranza? Respuesta: «Bueno. No se labraba todo el terreno ni mucho menos; se aprovechaba solamente el fondo de las vaguadas donde la tierra era más dulce. Por encima de éstas, las calizas y los yesos hacían casi imposible la labor». Si, además, retrocedemos a los tiempos de los iberos y sus aperos, el cuadro de penosidad y fatiga queda completo. –

Peñalba, por Bienvenido Mascaray.

Peñalba, 1925. Archivo Histórico de la Fundación Telefónica. Línea Barcelona Zaragoza.

El pueblo ha tenido gran actividad en torno a la nacional II, restaurantes, hoteles o empresas de transporte. Sin embargo, históricamente se han dedicado a la –producción de trigo, cebada, centeno, avena; cría ganado lanar y cabrío; caza de perdices, conejos, liebres, palomas, lobos y zorras; a la importación de aceite, vino, legumbres y otros artículos que faltaban, y exportación de los sobrantes- (Madoz, 1845-1850).

-Participa de tenaz y flojo y aunque de secano y pedregoso es fértil y muy productivo en años lluviosos; abundan los pastos, y hay bastante bosque de arbustos y mata baja que sirve para leña-

Pascual Madoz.

Reseñable es la cita que Madoz realiza sobre una fábrica de vidrio -Industria: una fábrica de vidrio ordinario de propiedad del ayuntamiento-. Curiosamente, la familia de Vicente Calvo Martínez se dedicó a la fabricación de vidrio blanco –La casa es de 1837, calle el Rosario nº 33, hacían jarrones y porrones de vidrio que vendían en Zaragoza y en la montaña. En su fachada aún se puede observar tallada en piedra la figura de un porrón-.

Así mismo, Vicente cuenta como en Peñalba había muchos tocineros, entre unos 10 o 12, que bajaban de la montaña lechones en febrero o marzo para criar en casa y estos aprovechaba para vender vidrio por la montaña. Los lechones los vendían por Pina de Ebro, Fuentes, Osera, Quinto, Gelsa… La fábrica de vidrio se cerró a finales del siglo XIX principios siglo XX.-

En Peñalba se hace vidrio
En Bujaraloz la sal
En Caspe las olivetas
Y en La Almolda los jarretes.

Como en muchos pueblos de Los Monegros el agua se recogía en balsas, algunas como la balsa Lugar, la Fraguada, la balsa Nueva o la balseta Hoguera. Vicente recuerda como de crio iban a patinar a la balsa cuando helaba. Cogían leña para calentarse en invierno y cuando cogían ontina y romero verde y encendían la estufa la escuela se llenaba de humo. El agua corriente comenzó a llegar a través de una tubería desde la salida del túnel de Alcubierre del canal de Monegros a finales de la década de 1960. Años atrás se había construido un pequeño embalse, el de Valdecabrera, luego llegó el agua del canal de Monegros y la transformación a regadío. 

En el vuelo de 1956-1957, la fotografía aérea muestra el núcleo de Peñalba y algunas de sus balsas. Estas responden a la “Balsa Lugar”, apunta Paco Beltrán Calavera, donde actualmente están las piscinas y al lado, donde está la pista de tenis, se encontraba la “Balsa Fraguada”. También se observa, abajo a la derecha, la «Balsa Nueva».

Balsa Peñalba. Proyecto terminación. Peñalba regiones devastadas 1950.

Entre las calles peñalbinas se halla la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario o de la Santa Cruz, obra finalizada en 1691 -con su fachada de piedra sillar y puerta en arco de medio punto, su planta parece más una cruz griega que latina, con gran nave central y dos laterales, separadas por pilares y arco de medio punto-. La antigua iglesia, de época medieval, se ubicaba en el castillo, dedicada a Ntra. Sra. de los Ángeles. De acuerdo con Eladio Gros -el deterioro del castillo acarreó el deterioro de la iglesia, por lo que se pensó en la construcción de una nueva-. El antiguo retablo gótico fue quemado en 1936, siendo reconstruido posteriormente. El Altar Mayor, Madoz (1845-1850) lo atribuye a la Invención de la Sta. Cruz, iglesia -servida por un cura de segundo ascenso de provisión real y ordinaria, y 2 beneficiados de patronato familiar; este templo fue fundado en 1692; es bastante capaz, y nada notable ofrece su arquitectura-.

Dibujo de la plaza de Peñalba con su iglesia. Paco Beltrán Calavera.

En una loma al sur de Peñalba se encuentra la Ermita de Santa Quiteria, originalmente templo románico. En su devoción se celebran las fiestas de mayo, de la santa Cruz, en el primer fin de semana del mes. Antes coincidían con la festividad y eran de tres días. En octubre son a la patrona del pueblo la virgen del Rosario -Por testimonios de algunas personas se recuerdan otros patrones, por lo que parece que el patronazgo de la Virgen del Rosario es relativamente reciente. En 1783, de acuerdo a los archivos diocesanos, como patrono de la villa figura San Francisco de Paula- (Peñalba.es).

-Fue muy importante la devoción durante los siglos medios, extendida por juglares, limosneros, cruciferarios, colectores de aceite, vino. Nuestra ermita poseía en 1702 un artístico altar con escenas de la Santa, auténtico libro catequético que entraba por los ojos de los romeros». El 22 de mayo se celebra la festividad de la Santa. En 1828 contaba con un olivar y un rebaño administrado por el prior de la cofradía-

Peñalba.es

El Obispo de Lérida, Don Gregario Galindo, en su visita a Peñalba en 1737, hace referencia a la ermita de Santa Quiteria, -que tiene ermitaño y otra ermita que se va haciendo con las limosnas de los fieles – (Archivos de la Catedral Nueva de Lérida). Según la web municipal -Actualmente no existe ningún resto arqueológico que testimonie esta segunda ermita, ni tampoco en la memoria colectiva-.

Dibujo de Santa Quiteria. Paco Beltrán Calavera

Pasa el cauce sereno del barranco de La Valcuerna como queriendo pasar desapercibido, con su lecho encauzado, donde unos caballos pastan tranquilamente. Es fruto de una pequeña depresión en el corazón del valle del Ebro, en el aparecen diversas hoyas de fondo plano con prados de vegetación salobre y lagunas saladas temporales, las llamadas salinas. En la cuenca -cualquier lluvia o precipitación que caiga en la cuenca permanece allí, abandonando el sistema únicamente por infiltración o evaporación, lo cual contribuye a la concentración de sales-. Su cuenca abarca unos de 2.552 Km2 desarrollando el cauce del río La valcuerna que alcanza los 37 km de longitud, desembocando en el embalse de Mequinenza.

La Valcuerna a su paso por Peñalba (Peñalba.es).

La escasez de precipitaciones, una constante en Los Monegros, y su irregularidad, hace escasa las aportaciones a su cuenca, con una media de 350 mm/año. Sin embargo, la cuenca no está exenta de crecidas extraordinarias por fenómenos torrenciales de lluvia. Madoz (1845-1850) apuntaba -Uno de los barrancos mencionados recoge mucha agua de los montes inmediatos, y en las grandes avenidas son perjudiciales sus desbordaciones-. La Valcuerna goza de instrumentos de protección como Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) ES0000182 Valcuerna, Serreta Negra y Liberola y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) ES2410030 Serreta Negra. El barranco llegó a formar un bosque en galería de tamariceras, constituyendo un ecosistema único y de gran valor ecológico.

Cuenca de La Valcuerna. CHE.

En la misma Varcuena, hace unos 140.000 años, existió un asentamiento prehistórico. La historia de Peñalba se hunde hasta épocas remotas y en su término municipal hay constatados de hasta unos 107 yacimientos del paleolítico y neolítico; de acuerdo a un estudio arqueológico llevado a cabo por la Universidad de Zaragoza con motivo de la transformación de regadíos de la localidad. Hay hallazgos de industria lítica en las vales de Valcabrera, Valdecaldes, Valcelada, Royano y La Valacuerna. El estudio describe 33 referencias de restos cerámicos hechos a mano, la mayoría ligados a industria lítica paleolítica en Calvera, Valdelalmolda, Valdeladroneslos igualmente vestigios de la Edad del Bronce y I Edad del Hierro que se localizan en Puyaldelobos, Valdeladrones. El máximo exponente de estas épocas se encuentra en el tozal de los Regallos en Candasnos, justo en la huega de Peñalba. Allí se halló una espada de hierro y los restos de un poblado íbero hoy accesible y señalizado. Restos menores de la misma edad en la val de Ladrones y habitaciones de planta rectangular, el poblado de Valdeladrones, y el Cabezo de la Vieja en Peñalba, de la edad del Bronce. (Peñalba.es).

Escena de Los Monegros de la joven artista peñalbina Judith Lerín Gros

Lugar de paso, Madoz (1845-1850) decía que el correo se recibía de Bujaraloz por medio de valijero. Vicente se acuerda del correo de Monegros –un furgón iba de Valfarta, Bujaraloz, La Almolda a Castejón de Monegros, un camión con dos o tres líneas de asientos y un cajón donde ponían corderos para llevar a matar a Sariñena y que a la vez traía medicamentos, sería por la década de 1970-. Antes estuvo la tartana del Petiforro, cuenta Vicente, que iba de Sariñena a Candasnos, también Ontiñena Villanueva de Sijena, Sena y Sariñena.

Motel Aragón. Peñalba.

La vida en Peñalba transcurre sosegada entre sus calles y comercios locales, en el ir venir de sus gentes. Está la «Posada Peñalba» con Asún y Jesús, lugar entrañable y familiar, el hogar del jubilado, la panadería, las tiendas o las peluquerías son lugares de encuentro. Atras queda en la memoria del cine Avenida, que luego fue también discoteca o el celebre restaurante, bar y pub Patxy.

Peñalba es un lugar acogedor, históricamente de paso, con el testimonio de construcciones en desuso que daban servicio a la nacional II y su característico toro de Osborne inmortalizado en la película de Bigas Luna “Jamón, Jamón”. Cerca, pasa la línea ferroviaria y aunque no se ve, el meridiano de Greenwich. Algunos de sus comercios ligados a la nacional eran el bar la Mallena, donde paraba el coche de línea Zaragoza- Lérida, el motel Aragón, La Ruta, el Trigal y otro al lado del silo. También estaba el bar de las Mañas, que era una fonda y además funcionó como pub. Con el tiempo se construyó una variante que alejó el trafico por el casco urbano, luego llegó la liberación de la A2 y actualmente la nacional II queda lejos de lo que un día fue, de un continuo pasar de vehículos y coches.

Escena de Los Monegros de la joven artista peñalbina Judith Lerín Gros.

Peñalba rebosa de vida, a pesar de su extinto dance, pero continúa con fuerza la rondalla de Peñalba o la orquesta laudística de Peñalba. Sin duda, Peñalba ofrece una actividad cultural intensa en un pueblo que lucha por seguir vivo. Un lugar con historia, un lugar de paso donde detenernos y descubrir un lugar llamado Peñalba en el antiguo camino de los Fierros.

Arbórea sabina, apuntes ante un modelo cultural


La sabina albar (Juniperus thurifera), principal sabina de Los Monegros, suele presentar gran diversidad de porte. En general, es considerada de porte bajo y arbustivo, con una copa cónica u ovalada en ejemplares jóvenes o bien desarrollados, pudiendo ser asimétrica, irregular, y en ejemplares desmochados aplanada. Sin embargo, es capaz de sobrepasar hasta los 25 metros de altura gracias a la intervención humana. Así, por medio de la poda, se han desarrollado características sabinas de gran porte arbóreo que salpican el paisaje monegrino, vestigios de un paisaje histórico que nos ha sido conservado.

Efectivamente, a lo largo de los tiempos las sabinas han sido objeto de podas, principalmente como aprovechamiento de leñas menores, pero también como aporte para el ganado, sin olvidar su efecto frente a incendios. Las sabinas sin podar, que apenas se desarrollan, se denominan “sabinizos” mientras que el proceso tradicional de poda se ha denominado “ramiar”. Francisco Lasierra, El Chato de Pallaruelo de Monegros, recuerda como se rameaban las sabinas, en su artículo “Las Sabinas”, publicado en la revista Quio, “Hoy los antes citados (sabinizos) se dan en nuestra monte en cantidades muy numerosas, estas sabinas sino se cortan las ramas de debajo, operación que aqui denominamos «ramiar” y que en realidad se llama poda, en vez de ser árboles con un crecimiento normal están prácticamente siempre igual, y más bien son como arbustos. Tengo ejemplos de cuando era pequeño, de algunas ramiadas con mi padre, y que con el paso de los años se han convertido en árboles; así, algunos vecinos de Pallaruelo, que vamos ramiando bastantes, esperamos ver los frutos de su crecimiento.” Sin embargo, una cita de 1819 en el libro de ordinaciones de Perdiguera, aportadas por Constantino Escuer, sobre la regulación de la poda de las sabinas, aparece el término “Escemalar”: “Pena del que escemala carrasca o sabina. Instituimos y mandamos que a cualquier vecino o avitador que se cogiese escemalando carrascas o sabinas, tenga de pena por cada cemal de carrasca 30 sueldos y de sabina 10 sueldos”.  El caso, de la pena por “escemalar”, Escuer apunta “Hay que tener en cuenta que, según el Aragonario, escamalar es: desgajar, desmochar, desramar, podar, tronchar. Por otra parte, según el mismo diccionario, zemal es un tocón y camal es una rama. Con lo cual, esa pena podía ir destinada al que cortase ramas gruesas, o al que arrancase los tocones. Pienso que más lo primero que lo segundo”.

La tradición oral ha apreciado la leña de sabina como combustible doméstico, tanto en hogares como en hornos de leña o fraguas. Por el contrario, nunca la ha considerado buena para carbón. “Los propietarios de sabinas se dejaban antiguamente algunas, seleccionadas al efecto, para tener leña con que calentarse durante su vejez. Sin embargo, hay quien dice que da mucho olor y puede provocar dolor de cabeza. Probablemente ello sea más cierto en la leña poco seca.” (Usos etnobotánicos de la Sabina Albar y arbustos que le acompañan en Aragón, L. Villar, Instituto Pirenaico de Ecología. Espagne J.V. Ferrández. Instituto Pirenaico de Ecología, Espagne).

En su poda tradicional, encontramos citas en Segovia, donde las sabinas se podaban “reguilar” con frecuencia para acelerar su formación y de paso conseguir forraje para las ovejas. “También para que se posasen los pájaros y poder cazarlos. En algunos casos indican: “Tanto personal que había antes, descabezaban los árboles, podaban de cualquier manera por la escasez de leña, y por eso no crecían tanto”. Igualmente, en Los Monegros, las ramas se empleaban como alimento para el ganado: “Forraje verde o seco La rama de sabina, denominada barda, bardera o ramonizo, es considerada buena forrajera para las ovejas; se cortaba en invierno como forraje, sobre todo los inviernos duros. Según indican “los animales también comen los frutos”. Hay curiosos comentarios de pastores en relación con las variedades de esta especie según la palatabilidad del ganado. Así distinguen sabinas amargas y sabinas más dulces: “les gustan más las ramas que tienen agállaras (agallas)”, “algunas ramas son más amargas y no les gustan”. Pasto En general la sabina es apreciada como buen forraje, aunque las jóvenes no son comidas por las ovejas” (Emilio Blanco. Inventario Español de los Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad. Miteco).

Félix Tabueña, antiguo pastor de Pallaruelo de Monegros, contaba como se podaban las sabinas: “Las ramas las aprovechaban para el ganado y el hogar”. Con el astral las iba desramando, se guardaba la astraleta en el cinturón y trepaba hasta la copa hasta dejarles una buena corona. Las dejaban bien podadas y así se formaban buenos fustes, ideales para la construcción de casas. A veces le decían que podaba demasiado, pero esas sabinas que podó en una marguin de un campo, cerca de la balsa del ahogau, nunca se murieron: “Las sabinas se mueren cuando se dejan yermos los campos, unos valles los abandonaron y las sabinas se secaron”.

Para Francisco Lasierra, las hojas que había en las sabinas eran exquisito manjar para el ganado lanar, pero muy especialmente para las cabras, hasta tal punto, que solían estar por la zona de monte más poblada de sabinas y así se mantenían mucho mejor. Igualmente lo atestigua José Luis Campos, pastor de Monegrillo, “Sin podar, a ellas, al ganado ovino y caprino, les gusta mucho…se escuelgan igual ovejas que cabras. Yo les doy en la mano de las de abajo y no las quieren, de un metro y medio para arriba sí.”

Entendiendo la poda como actividad cultural y tradicional, resulta interesante la iniciativa que el Parque Natural de la Puebla de San Miguel, Comunidad Valenciana, dentro de su programa de conservación de ejemplares monumentales, que en noviembre del 2012 llevó a cabo con la poda de Sabina Albar mediante técnicas tradicionales. Su objetivo fue estudiar los métodos tradicionales y la gestión realizada durante años que han favorecido notablemente la conservación de estos árboles centenarios “Antiguamente los vecinos de Puebla “Echaban una sabina”, nombre como se conoce a este tipo de poda, para poder aprovechar sus ramas para el ganado. Esta técnica consistía en la poda completa de la sabina para sanearla y fortalecerla, solía hacerse cada 10 o 12 años dependiendo del crecimiento de la sabina. Sus ramas se podaban y eran utilizadas para alimentar el ganado durante el invierno, proporcionaban zonas de sesteo, de ellas obtenían la madera para la construcción de casas.”

Como hemos visto anteriormente, una de la finalidad de la poda era la búsqueda de grandes fustes para destinar a la construcción. La corta de los fustes enteros ha sido destinada para la construcción como vigas, dinteles, pilares y postes, para cercados, tapias y vallas, además para fabricación de herramientas y fabricación de muebles y enseres doméstico. No obstante, hay que apuntar la pudrición del interior del tronco de la sabina, se suelen ahuecar con el tiempo, lo que muchos grandes portes no han servido para la construcción o para la fabricación de muebles. Paco Lasierra, el Chato, cita como las sabinas que estaban en las fincas gozaban del privilegio de los agricultores, si bien se utilizaban algunas para puertas, cletas, tableros de carro y muchos objetos que de su madera muy resistente al paso del tiempo se hacían.

A su vez, los portes finos han destacado por su resistencia a la producción, siendo utilizados en balsas y en el cauce del río Ebro: “En el Ebro aún permanecen postes de sabina, los colocaban antiguamente para la pesca de anguilas, hace ya más de 40 años. Con la madera de sabina se construían piezas para los pozos, iba muy bien la sabina pues es resistente a la pudrición. Según un viejo carpintero, amigo de Javier Blasco, la sabina no servía de mucho, pues la pequeña tiene muchos nudos y las grandes están podridas por dentro.” (Las sabinas de Los Monegros). También aguantaban bien la pudrición hundidos en el fiemo, y eran colocados en las parideras como puntales para separar corderos u ovejas en lactancia. “Los mismos palos servían a veces para cerrar la paridera de un modo rudimentario”. “En Lanaja y otros pueblos de Monegros, para aumentar el volumen de carga de los carros, al acarrear la «garba» (miés) a las eras, se usaban «pugas» y «pugones», que prolongaban el varal por ambos lados y por atrás. Las «portaderas» o capachos de mimbre para llevar las uvas al «cubo» o lagar, se remataban con madera de trabina, sobre todo por la parte de las asas, por su tenacidad.” (Usos etnobotánicos de la Sabina Albar y arbustos que le acompañan en Aragón, L. Villar, Instituto Pirenaico de Ecología. Espagne J.V. Ferrández. Instituto Pirenaico de Ecología, Espagne).

Las sabinas salpican diversas zonas de Los Monegros como linde de tierras de cultivo o de sombra y protección y a la vez formando bosquetes de sabinas generalmente por la sierra de Alcubierre. “Por supuesto, este árbol es valorado por su sombra y frescor en verano; por ello era a veces respetado en las lindes de algunas tierras de cultivo donde a veces quedan grandes ejemplares” (Emilio Blanco. Inventario Español de los Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad. Miteco). Sobre la sombra de la sabina y su cultura, Francisco Lasierra escribió  “La sombra de las sabinas ha sido y es utilizada para infinidad de cosas, cuando se hacían las faenas del campo a mano, a la hora de la comida, eran lugares donde se estaba más fresco, así algunas sabinas que estaban en sitios estratégicos se cuidaban de forma que no diese el sol en todo el día; mención especial merece la siega, cuando en muchos casos comían todos los segadores debajo de ellas; también se ponían las bebidas (agua y vino) para que estuviesen frescas. Los pastores igualmente han buscado la sombra de las sabinas para sentarse, al igual que los perros de estos, que así reposaban del trabajo que les daba el ganado.”

La formación de sabinas arbóreas, al igual que las dehesas, el trasmocho del fresno o del chopo cabecero, son formas culturales de gestión del arbolado, que configuran un paisaje antrópico, muy ligado al uso del territorio con la actividad agrícola y ganadera. Sin embargo, la poda no deja de ser una actividad humana, que puede traer beneficios al árbol o por el contrario causar daños o perjuicios al árbol y a la masa. Las ramas bajas ayudan a conservar la humedad del suelo, evitan una mayor radiación y evapotranspiración, además de favorecer una mayor biodiversidad asociada, sobre todo entomofauna, además de líquenes o su relación “simbiotica” con la efedra, lo que a muchos lleva desaconsejar completamente su poda.

Sin embargo, de acuerdo con algunos estudios sobre selvicultura de sabinas, las recomendaciones sobre su poda apuntan que las podas bajas de las ramas inferiores de las sabinas adultas creen que pueden ser beneficiosas para la masa (muchas veces el porte de la sabina está formado por ramas desde la base) posibilitando un mayor desarrollo de los fustes, lo que además elimina riesgo de propagación del fuego (Cuerda~ 1995): “La poda puede suponer un plus de alimento para el ganado por mejora del tapiz herbáceo bajo la copa (Costa el al., 1986~ Tárrega y Luis. 1989~ y Gómez Manzaneque.1991) y por el propio ramón, e incluso resultarían aconsejables por razones fitosanitarias (menos puntisecado. ramas secas. etc.)».

«No llegamos tan lejos como algunos autores. que refiriéndose a los sabinares estiman que el ramoneo puede ser compatible con la conservación y mejora de estas masas (Fernández-Yuste el al., 1986). pero sí consideramos que una poda técnica con argumentos silvícolas y bajo determinadas características del arbolado~ no sólo no es incompatible con la conservación, sino que es deseable y mejora a la masa. En la práctica la Administración Forestal no ha permitido esa actuación (actualmente parece que ya se permite), aunque el Decreto 12/1987 que regula la protección del sabinar sí lo aprueba (por debajo del tercio superior de la altura total del pie)“ (Gestión de los sabinares albares (Juniperus thurifera L.) Occidentales de la provincia de Albacete. Eduardo Orozco Bayo, Juan José Martínez Sánchez, Alfonso San Miguel Avanz).”

Estas prácticas tradicionales poco a poco se han ido perdiendo, abandonado una gestión que a lo largo de los años ha producido una serie de árboles característicos, sabinas de porte arbóreo, algunas incluidas en el inventario de árboles singulares de Aragón como la sabina Cascarosa de Monegrillo, con una altura de 16 metros o la sabina Filada Jorge de Lanaja, con 12 metros de altura, ambas considerados árboles monumentales. En definitiva, el presente articulo no más pretende realizar una aproximación a la consideración de esta actividad como patrimonio cultural y patrimonial, un modelo de gestión tradicional, que ha creado un paisaje con identidad, manteniendo un carácter agrosilvopastoral tradicional aportando servicios de carácter social, paisajístico y de hábitat. La sabina árborea ¿Un patrimonio cultural?.

Gaiteros y gaiteras de Los Monegros


La gaita de boto aragonesa es un instrumento arraigado a la cultura de Los Monegros, instrumento que ha ido forjando, a lo largo de los tiempos, grandes gaiteros. Tal y como apuntan Luis Miguel Bajén y Mario Gros, es en Los Monegros donde mejor se ha mantenido el uso de la gaita de boto aragonesa, asociada al ritual del dance y a diversos géneros de canto (LCD La gaita en Los Monegros. Editorial Prames. 1999). Aun así, la gaita de boto aragonesa estuvo a punto de desaparecer tras dejar de sonar la gaita del gaitero sariñenense Juan Mir en 1975 y la de Juan Cazcarra de Bestué. Gracias al esfuerzo, de Martín Blecua y Pedro Mir, la gaita de boto aragonesa se recuperó “La famosa” volviendo a sonar en Sariñena en 1980 y desde entonces no ha parado de rugir con su característico timbre.

Sixto Lana, «El Rey». Foto-archivo: Ricardo Compairé (FDPH).

La gaita es un instrumento remoto con vestigios en la antigüedad, hay grabados egipcios tocando un instrumento muy parecido a la gaita, la conocieron los griegos y para los romanos era el instrumento de su infantería. Mario Gros matiza sobre el uso de la gaita en la antigüedad, pues no hay unanimidad entre los musicólogos “Los instrumentos que se tocaban en Egipto estaban desprovistos de odre y se tocaban con la técnica de la respiración circular. Los de Grecia (askaulos) y Roma (tibia utricularis) no está claro que sean gaitas«. En Europa, sobre los siglos IX y X vuelve a estar presente popularizándose en la baja edad media hasta comenzar su decadencia a partir del siglo XVIII. Aún así, la gaita ha sobrevivido en lugares concretos y a la vez dispersos, adquiriendo su propia entidad en Aragón. Antonio Beltrán Martínez, en el Dance Aragonés (1982), la denominó «Gaita de fuelle», matizando que «Tampoco es igual la gaita de fuelle aragonesa a la zamorana, la gallega o la asturiana». Actualmente, la gaita aragonesa se constituye en sí misma como “Gaita de boto aragonesa”.

Debe su nombre al boto, el boto u odre, de piel de cabrito, que almacena el aire, llegando a ocupar hasta 25 litros de aire, que se llena a través de un soplador. El aire es expulsado a través del clarín, con ocho orificios para articular la melodía y dos de resonancia. Igualmente, el aire sale por el bordón y la bordoneta, produciendo un bajo continuo cada uno. Se complementa con un vestido, normalmente estampado, y los tubos suelen estar forrados con piel de culebra. “Según Alfonso García-Oliva Mascarós, en su catálogo de las cornamusas del Museo de la Gaita de Gijón, la gaita de boto aragonesa pertenece a las Cornamusas Europeas Occidentales (grupo D) y más en particular a la Familia Franco-Occitana.” (http://www.bandadegaitasdeboto.org/)

La gaita de boto aragonesa y la figura del gaitero ha sido todo un referente en la cultura y la tradición monegrina. Antonio Beltrán Martínez recoge que «Los dulzaineros y gaiteros recorrían diversos pueblos para intervenir no sólo en los dances, sino también en los bailes públicos y alegrar las fiestas». Constantino Escuer, entre los libros de contabilidad de Perdiguera, encuentra la presencia de la gaita y gaiteros en lo que quizá se pueda presuponer una aproximación al dance en Perdiguera en 1613 “Item pagué a un gaitero que vino el día de Nuestra Señora de Agosto para bailar las joyas, cuarenta sueldos.”; considerándose la cita más antigua en Los Monegros. Constantino Escuer matiza “Desde 1584 ya se nombra el gasto en juglares y músicos que vienen a tañer, pero no se especifica qué instrumentos tocan. Es en 1667 cuando el asiento contable dice lo siguiente: -Más pagué al gaytero que tocó la gayta el día de la fiesta de nuestra patrona Santa Beatriz, del gasto y paga, treinta y ocho sueldos-. O sea, que se le pagaba el salario y los gastos de manutención y alojamiento si era menester. Treinta y ocho sueldos equivaldrían al sueldo de un trabajador no cualificado de unos ocho días.”

En el monasterio de la cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes (Siglo XVIII) aparece representada la figura de un ángel tocando la gaita. La gaita de Francisco Becana Oto, gaitero de Robres fallecido en 1837, está datada su construcción a finales del siglo XVII, tanto por la prueba de carbono catorce como la datación del uso del clarín, unos 120 años, en torno a 1680, estudio realizado por Pablo Carpintero; su madera es de boj. Luis Mur, en 1926, publicó un reportaje sobre el dance de Robres a la Virgen de Magallón, “Terminando después con una danza muy vistosa, en la que todos toman parte, chocando sus espadas y haciendo curiosos juegos y combinaciones muy vistosas al compas del sonsonete de una gaita”. Casildo Becana Val, gaitero de Robres, vivió a finales del siglo XIX, decía “No le dejéis la gaita al gaitero de Pallaruelo, que no la devolverá” (La gaita de boto aragonesa). Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero recogen como en Pallaruelo de Monegros “Hubo un gaitero que, a caballo entre los siglos XIX y XX, acompañó el romance, los dances y tocaba en el interior de la iglesia para acompañar las misas de primera». En Alcubierre se conoce la casa del gaitero y cuentan que hace años hubo dance en la localidad monegrina. Macario Andreu Torralba, gaitero de Lanaja, aunque cuenta que no existe constancia de gaitero en Lanaja, en la sierra existe una aldea (caseta de monte) que lleva por nombre la aldea del gaitero «Por la zona de la manadilla balsa de Lorda pero hacia el norte, junto a la del confitero».

Aldea el Gaitero. Sierra de Lanaja. Fotografía Macario Andreu Torralba.

En Monegrillo, los últimos recuerdos de su dance era que danzaban gracias al gaitero de La Almolda (Ángel Calvo Cortes. Monegrillo en sus raíces). Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero apuntan como en Monegrillo “Recuerdan vagamente que un gaitero de Sena tocaba el dance antes que El Brujo de La Almolda”. Igualmente señalan el caso de Peñalba, donde el dance a principios de este siglo lo acompañaba un gaitero de la localidad, “Del que apenas queda recuerdo”. El caso de Leciñena presenta dudas, Gaiteros de Leciñena cuentan que “En febrero de 1993 nos proporcionaron datos de la existencia de una gaita de boto en Leciñena y de la existencia de un gaitero. La mala fortuna hizo que ese gaitero, José Marcén Vázquez, falleciera en agosto de 1993 sin haberlo podido entrevistar. La gaita pasó a manos de un sobrino que vive en Badalona y tras más de un año de pesquisas difíciles, parece ser que fue vendida a un anticuario de Barcelona junto con otro clarín o dulzaina.” como bien dicen Pedro Mir y Martín Blecua en su libro La Gaita de Boto Aragonesa, -estos datos a falta de comprobación deben ser tomados con mucha reserva-. No parece que por fotos, bibliografía y tradición oral se pueda aseverar esta afirmación de que hubo una gaita en Leciñena, antes de recuperar el dance en 1983.”

El palotiau de Peñalba, que se representaba el 3 de mayo, por la Santa Cruz, y el primer domingo de octubre, por la Virgen del Rosario, siempre se acompañaban «Por el sonido de la gaita de boto, a veces con gaitero local, a veces con la presencia de Cristóbal Falceto, «El Brujo», de La Almolda.» (Mi abuelo Francisco y el palotiau de Peñalba. Carreras, Miguel Ángel. Desde Monegros).

Podemos decir que actualmente el dance monegrino goza de gran salud en Bujaraloz, Castejón de Monegros, La Almolda, Lanaja, Leciñena, Pallaruelo de Monegros, Robres, Sariñena, Sena, Tardienta y Valfarta. También hay documentación que acredita el dance en Albalatillo.

Como parte esencial del dance, destaca la figura del gaitero, el gran instrumental que ha permanecido en los dances monegrinos, forjados por una gran estirpe de gaiteros que merecen el mayor de los reconocimientos. Actualmente proliferan grandes gaiteras, manteniendo viva la tradición, augurando un gran futuro. Aquí van algunos de ellos y ellas.

Reconocimiento a las gaiteras monegrinas, por medio de una serie limitada de azucarillos, en la XXII edición de la Feria Nacional del Coleccionismo General y Popular Replega de monzón.

Gracias a Chusé Rozas, Constantino Escuer, Pedro Oliván, Pili Monter, Nuria Montull, Eduardo Plana y Mario Gros.

Gaiteros/as de Bujaraloz

En Bujaraloz, el dance, a principios del siglo XX dejó de realizarse, aunque se mantuvo el baile de la gaita, especie de vals o jota. Acudía el Brujo de La Almolda hasta que, en una ocasión, la gaita se la guardaron en un granero donde al día siguiente apareció llena de piojuelo. El Brujo se enfadó tanto que ya nunca más quiso volver a tocar en Bujaraloz. Durante la guerra no se hizo nada de dance hasta su recuperación, para la que contaron con la ayuda de los hermanos Carlos y Eduardo Plana Galindo de Sena. (Rozas Auría, Chuse).

  • Dolz, Mila. En el 2011 inicia sus estudios en la Escuela Municipal de Música y Danza de Zaragoza, en el grado de Gaita de Boto. Es integrante de las formaciones Os Diaples d’a Uerba, Danze de San Chusé o la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Zaragoza. En el 2013 se incorporó al dance de Bujaraloz como gaitera.
  • Rozas Auría, Chusé. Gaitero de Bujaraloz, comenzó gracias a los hermanos Plana en un curso donde se fabricaron sus propias gaitas y aprendieron a tocar. Junto a Chusé, han tocado Ambrosio Barrachina Royo y Javier Martínez Samper.
  • Serrate, Aniceto. “El Tintorero”. Natural de Castejón de Monegros, fue gaitero del dance de Bujaraloz hasta 1908 – 1910 aproximadamente. En ese momento se dejó de hacer el dance de Bujaraloz hasta su recuperación.

El día 27 de agosto de 1892, a las doce en punto del día, las célebres campanas de San Agustín y Nuestro Señor nos anunciaron con sus potentes y agradables sonidos el comienzo de las fiestas. En la puerta de la Iglesia Mayor, ante la presencia de la imagen de nuestro Patrón San Agustín, los danzantes, acompañados por el célebre gaitero, Aniceto Serrate, nos deleitaron con sus danzas, ter- minando el acto con los delirantes y tradicionales «¡VIVAS!» a San Agustín.”

Fiestas y danzantes en Bujaraloz a finales del siglo XIX. Chusé Rozas Auría.

Volteaban el día 27 las campanas
Inundando el aire de sonidos
Volteábanlas unos mozos fornidos
Anunciando al santo de tierras africanas
Salían el prior y el tintorero
Anunciando también a su patrón
Gemía gravemente de la gaita el zurrón
Uniase a la gaita el clamor callejero
Silbaban los cohetes voladores
Tañían las campanas a porgía
Invitando a la fiesta a todos los moradores
Notificando al pueblo el deseado día.

V.B.  
Hoja parroquial Bujaraloz. Años 60.

Gaiteros de Castejón de Monegros

  • Blas. Es el gaitero más antiguo que se conoce de Castejón de Monegros, abuelo de Virgilio Villanúa (La gaita de boto aragonesa). “Blas fue gaitero de Castejón de Monegros, durante los años que fue Mayoral acogía en su casa al gaitero de Sariñena Vicente Capitán, era lógico su gran conocimiento en el repertorio de mudanzas tanto del pueblo como de otros lugares” (Martín Blecua, A Virgilio Villanúa).
  • Pueyo Serrate, Senén. Natural de Castejón de Monegros, nació en 1890 y falleció en 1954 a los 64 años de edad. Conocido como el tío Senén, aprendió a tocar la gaita con Los brujos de La Almolda y fue el último de los gaiteros de Castejón. “Tocó durante cuarenta años, conocía muy bien el oficio de gaitero, construía pitas y cañas, llegando incluso a fabricarlas para el gaitero de Sariñena, Vicente Capitán” (La gaita de boto aragonesa).

“Era vecino de Tomás Serrate y aprendió a tocar con la mediana cuando trabajaba de pastor con Los Brujos de La Almolda. Era muy mañoso: él mismo se hizo todas las piezas de su gaita y curtió la piel para el boto; solía preparar las pitas con que tocaban él y Vicente Capitán, gaitero de Sariñena. Tocó durante cerca de cuarenta años en Bujaraloz, Castejón, La Almolda y Sena.” (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero)

  • Serrate Mallén, Tomás. De sobrenombre Cachencho, natural de Castejón de Monegros, nació en 1880 y falleció en 1971. “Heredó de su padre Gaudencio el oficio de pastor y sus conocimientos como gaitero. Ya de pequeño le llamaban «Cachencher, el gaiterer,» porque iba siempre con la gaita a todas partes. Por lo que se recuerda tocaba únicamente en Castejón.” (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

Tomás trató de transmitir sus conocimientos a Simeón, “Pero por falta de paciencia arrojó la gaita al fuego en un arrebato” (La gaita de boto aragonesa).

  • Serrate Mayoral, Simeón.  Natural de Castejón de Monegros (Castejón de Monegros,1913 – Zaragoza ,2011). “Fue un magnífico cantante a son de gaita, el último representante de este estilo de canto, así como un infatigable constructor de pitas y cañas para los gaiteros más jóvenes.” (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). En el 2008 se editó “Romances de ronda en Castejón de Monegros” una recopilación de romances del último de los cantadores a son de gaita monegrino.

Gaiteros de La Almolda

  • Falceto Aznar, Cristóbal.  De La Almolda proviene una de las más recordadas sagas de gaiteros, la de Los Brujos, El Brujón o el Tío Brujo de La Almolda. El tío Brujo, nació en 1869 y falleció en 1953 con 84 años, fue pastor y gaitero como su padre, El Brujé, su abuelo y su hermano Mariano (+1953 con 73 años). Aprendió a tocar la gaita de mano de su padre. En la comarca se ha conservad el dicho «ir de pueblo en pueblo como el gaitero de La Almolda» en recuerdo de las muchas localidades a las que acudía esta famosa familia de gaiteros. En la actualidad mantiene la tradición un bisnieto suyo, Jesús Falceto, conocido como El Gaiteré, que toca a dúo con el joven almoldano Luis Badía (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

    María José Camparola, escribió sobre Cristóbal: «El tío Cristóbal tenía muy mal genio y algún que otro rito misterioso para espantar las pedregadas. Eso sí, su gaita sonaba y sonaba, y donde estaba él estaba la gaita, sea con el ganado, sea en el pueblo… y siempre tocando, aunque no fueran fiestas» (Homenaje en Zaragoza a Jesús Falceto Lacort. Gaitero de La Almolda. Revista Montesnegros N.º 51).

“Su hermano Mariano y su hijo también fueron gaiteros. Le sucedió años más tarde Mariano Labat Pinós “El Mocé”, quien fue pionero en la recuperación de la gaita de boto aragonesa y que también tocó en el dance de Valfarta, y Jesús Falceto Lacort, biznieto de Cristóbal Falceto.”

La gaita de boto aragonesa.

«Cristóbal Falceto Aznar -el Brujo- (1869-1953), inolvidable y afamado gaitero, y don Mariano Labat Pinós -Mozé-(1936-2009) gaitero y persona clave en la historia de mantener e impulsar el dance.«

Identidad y dance: Memoria colectiva.
Máximo Gálvez Samper. Revista Montesnegros
.

“Cristobal Falceto Aznar, pastor de profesión, perteneció a una de las estirpes más conocidas y recordadas de gaiteros, Los Brujos. Quizá fue más que merecido su apodo, “El Tío Brujo”, ya que la magia de Cristobal Falceto, el Gaitero de La Almolda, ha conseguido llegar hasta nuestros días”.

Arafolk (http://www.arafolk.net/tiobrujo.php)

  • Falceto Lacort, Jesús María. Gaitero bisnieto de Cristóbal Falceto Aznar. Comenzó como volante a principios de los años 70 y luego pasó a danzante. Llega como gaitero gracias a una anécdota que da cuenta María José Camparola «Allá por 1974, aquellos años en la que la primavera se quería abrir paso a toda costa ante el invierno, Labordeta actuó en La Almolda y una manera de agasajarlo fue invitarlo a ver la medianas de la gaita del gaitero. ‘Sí, sí… esto era de un gaitero de aquí, el Brujo le llamaban’. Esas medianas las tenía la tía Carmen, tía de Jesús, y no estaba claro dónde iban a acabar y quiso el destino que en ese momento estuviera presente el padre de Jesús: ‘Estas medianas p´al chico, que aprenderá a tocar la gaita…’, asintió su tío Mariano y así fue, volante, un año de danzante y gaitero. Las medianas del bisabuelo, Cristóbal Falceto, el Brujo, acabaron en las manos del bisnieto, pero el mote no» (Homenaje en Zaragoza a Jesús Falceto Lacort. Gaitero de La Almolda. Revista Montesnegros N.º 51).

    Aprendió de Mariano Labat Pinós, con quien llegó a tocar, además de las enseñanzas del danzante mayor Ezequiel Zaballos. Jesús comenzó con gaita gallega hasta su primera gaita de boto aragonesa construida por Mario Gros Herrero a mediados de los 80. Tras enfermar Mariano Labat, Jesús tocó solo a parir de 1991 hasta la incorporación, algunos años más tarde, de Luis Badía Jaria y Jesús María Jaria.

    “A Jesús Falceto, gaitero, nieto y bisnieto de gaiteros. Gaitero de herencia. Gaitero de Dance, y más de los Monegros. Gaitero de su pueblo, La Almolda. Gaitero denominación de origen… y gaitero… por casualidad». Eugenio Gracia.
  • Labat Pinós, Mariano. El Mocé, comenzó a tocar el dance en 1969 con clarinete y, desde el año siguiente, con gaita gallega hasta que lo dejó en 1991. “Es un instrumentista con una relevancia especial, pues contribuyó al mantenimiento de los dances de La Almolda, Castejón y Valfarta y participó en la primera recuperación del dance de Monegrillo” (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

Gaiteros/as de Lanaja

Andreu Torralba, Macario. Gaitero actual de Lanaja. «En Lanaja no tenemos constancia escrita de que hubiera gaiteros hasta 1982. No obstante, en la sierra hay una aldea escachada que en un inventario que hicimos hace años aparece como la aldea del gaitero.En 1982 quisimos introducir la gaita en el dance, nos construyeron una que fue la primera los de Biella Nuey (Mario Gros Herrero), modelo copiado de la gaita de Bestue, con dos clarines, uno el original y otro adaptado en do a los instrumentos actuales. Conseguimos para poderla pagar que el Ayuntamiento nos subvencionara la mitad creo que fueron 50.000 pesetas. El danzante que la iba a tocar, no fue capaz de hacerlo y por pura tozudez me comprometí yo mismo a hacerla sonar, sin tener ni idea de música y hasta ahora tocando «de oído». Hace unos años se incorporaron dos hermanas Alicia y Alba Escanero Macaya que integramos con más gente la «orquesta sinfónica» del Dance de Lanaja, formada por violín, trompeta, saxo y varias melódicas.» (Andreu Torralba, Macario).

Escanero Macaya, Alicia y Alba. Jóvenes gaiteras del dance de Lanaja desde el 2012 aproximadamente.

Curso 1989 de perfeccionamiento de Gaita en Monegros, programado desde la entonces Mancomunidad. Con Eugenio Gracia, Jesús Acero, Miguel A.Fraile, Macario Andreu y Eduardo Plana. Lanaja 1989. Fondo Eduardo Plana Galindo.

Gaitero de Leciñena

  • Marcén Vázquez, José. Gaitero de Leciñena, falleció en 1993.

Gaiteros/as de Robres

Actualmente el dance de Robres cuenta con los gaiteros Dani Vizcarra Capistros, Gonzalo Gracia Otín y Carlos Bolea Broset. Pronto se unirá la joven gaitera Sandra Cuello Capistros, de la saga Becana que está comenzando con una replica de la gaita familiar.

  • Becana, Mariano. Natural de Robres, falleció en 1805. Sus hijos Francisco y Domingo continuaron con la saga familiar, siendo ambos gaiteros. “Tocaron en Robres, Almudévar y Tardienta entre otras localidades. La tradición se interrumpió por no contar con descendientes varones y las gaitas quedaron arrinconadas en una bodega hasta su redescubrimiento en fecha reciente.”  (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero)
  • Becana Oto, Francisco. Natural de Robres, falleció en 1837. Con su hermano Domingo iban juntos a tocar por los pueblos (La gaita de boto aragonesa).
  • Becana Oto, Domingo.  

Los hermanos Becana dejaron de tocar la gaita en 1820, guardando las gaitas en una cesta hasta que, en 1986,el párroco de Robres, D. Carmelo Pérez las encontró. Entre estas piezas había tres largas bordonetas, cuyas características no ofrecían dudas en cuanto a su función original: «El tipo de bordoneta también era nuevo para nosotros: muy largas y construidas a escala del bordón. Eran pues las genuinas bordonetas de caña simple» (Pedro Mir y Martín Blecua: «La gaita de Robres: Clave para la gaita de fuelle en Aragón», Rev. El Pimendón, de Robres (Huesca), nº 3 (monográfico en torno a la gaita). Feb. 1989, p. l6.).

  • Becana Val, Casildo. Gaitero de Robres, vivió a finales del siglo XIX. Decía “No le dejéis la gaita al gaitero de Pallaruelo, que no la devolverá” (La gaita de boto aragonesa). Casildo guardó las gaitas aguardando un sucesor varón que nunca llegó.

Gaiteros de Sariñena

  • Blecua Vitales. Martín. La herencia y relevancia de estos míticos gaiteros sariñenenses la recogió Martín Blecua Vitales, actual gaitero de los dances de Sariñena, Castejón de Monegros y Valfarta. Comenzó a tocar en su pueblo en 1975 con gaita gallega, recuperando el uso de la aragonesa en 1980 junto a Pedro Mir. Es una figura de gran importancia en este periodo crítico, pues aprendió su repertorio del antiguo mayoral de Sariñena Antonio Susín. Blecua colaboró en el mantenimiento musical de muchos dances, siendo sus conocimientos, talante y disposición fundamentales en la definitiva recuperación del instrumento. Ha creado escuela y cuenta con dos discípulos aventajados: Leandro Cucalón, a su vez descendiente de El Rey, y Javier Espada.” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

Entrevista a Martín Blecua Vitales.

  • Capitán Inglán, Vicente. “Pierretes”. Natural de Sariñena, falleció en 1967 a los 68 años. Conocido como Pierretes, fue pregonero y cestero en Sariñena. “Fue el último gaitero en activo en los años 60, por lo que acompañó muchos de los dances de los Monegros (La Almolda, Sariñena, Sena, Castejón, Lanaja, Pallaruelo, Tardienta, Valfarta…) y los de los barrios de Las Tenerías y del Rabal de Zaragoza. Además de dances acompañaba el canto de romances e interpretaba pasacalles, procesiones, bailes (Albalatillo, Usón) y rondas (Lastanosa).” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). Antonio Beltrán Martínez se refiere a é como «señó» Vicente Capitán (El dance aragonés).

“Como gaitero fue correcto, afinaba bien el instrumento, pero como no se hacía las pitas. Al morir el gaitero de Castejón, el tío Senén, tuvo que comprarlas de gaita gallega en Zaragoza” (La gaita de boto aragonesa).

No transmitió su arte y su gaita acabó vendida, en 1963, a Doña Asunción Artero de Sena para el dance de la localidad. La gaita fue cuidada por las hermanas González y luego por Miguel Montull.  

  • Cucalón, Leandro. Gaitero actual del dance de Sariñena.
  • Cucalón Cano, Mario. Gaitero de Sariñena en la década de 1980. Con once años, pasó de volante del dance de Sariñena a Gaitero. Aprendió a tocar la gaita de la mano de Antonio Susín Palacio, con el clarín pues le costaba abrazar el boto. Comenzó con gaita gallega y luego aragonesa, esta última que forró con piel de una culebra que el mismo cogió por la zona de las Barceladas de Sariñena. Ejerció como gaitero del dance de Sariñena entre 1974 y 1981, cuando tuvo que realizar el servicio militar. Eduardo Plana Galindo lo señala por su alto nivel como gaitero, además «Acompañando con su instrumento a la orquesta de Sariñena Los Kents y Rios-Kents Swou. Hecho sin duda de una enorme relevancia en relación a Gaiteros y Gaitas en los Monegros.»

Mario Cucalón. El dance aragonés, Beltrán Martínez, Antonio.

  • Espada, Javier. Gaitero actual del dance de Sariñena.
  • Lana Muro, Sixto. “El Rey”. Natural de Capdesaso, nació en 1856 pero avecindado en Sariñena, falleciendo en 1936. Es recordado por quienes lo oyeron por su maestría y elegancia al tocar. El siñó Sixto enseñó a varios gaiteros, entre otros a Vicente Capitán, a quien cedió la gaita al retirarse. Acudía a tocar a bodas, bautizos y fiestas en numerosos lugares: Castejón de Monegros, Sariñena, Huesca, donde acompañaba a la comparsa de gigantes y cabezudos, o Zaragoza, en cuya catedral de La Seo tocaba «para misa” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). En Sariñena trabajó como pastor (La gaita de boto aragonesa).
  • Mir Susín, Juan. Natural de Sariñena falleció en 1996. Fue rebadán del dance de Sariñena hasta que consiguió la gaita aragonesa de El Malo y sustituyó a Capitán en el dance de La Almolda hasta 1968 y en Sariñena hasta 1975. Fue el último gaitero con gaita aragonesa en los años 70, aunque tocaba sin bordón ni bordoneta y usaba pitas gallegas compradas en comercios de Zaragoza.

Murió el 15 de noviembre 1996. “Sucedió a Vicente Capitán. Heredó pocos conocimientos, pues tocaba sin bordón ni bordoneta; sólo usaba el clarín con pitas de gaita gallega” (La gaita de boto aragonesa). “Tuvo el honor de ser el último gaitero aragonés heredero. Por problemas de salud dejó de tocar en público.» (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

  • Navarro, José. Gaitero del dance de Sariñena fue conocido como el “Zaragozano”. Acabó emigrando a Barcelona. “Coetáneo de Capitán, se recuerda a otro gaitero, José Navarro, El Zaragozano, que interpretó en varias ocasiones el dance de Sariñena” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).
  • Tella Bornao, Teodoro. Hijo del gaitero Tomás Tella Castán “El Malo”, falleció el 24 de noviembre de 1959, a los 60 años (La gaita de boto aragonesa). Heredó gaita y conocimientos, aunque únicamente tocó en Sariñena (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). Su gaita fue comprada por Juan Mir Susín.
  • Tella Castán, Tomás. “El Malo”.  Natural de Sariñena, falleció en 1934 a los 65 años. Fue también pastor y pertenecía a la familia de Casa el Gaitero y parece ser que construyó su propia gaita. “A pesar de su apodo familiar, los que le oyeron tocar le reconocen como un gran instrumentista, el mejor de su época. Tocó en Sariñena, Pallaruelo, Sena, Castejón, Tardienta, Huesca, Zaragoza o pueblos de Lérida como Almacellas” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). “Excelente gaitero que, a juicio de los abuelos de Castejón de Monegros y Pallaruelo de Monegros, fue el mejor gaitero de Sariñena” (La gaita de boto aragonesa).

Gaiteros/as de Sena

Antiguamente hay constancia que acudían gaiteros de Sariñena y Tamarite, a principios del siglo pasado (Siglo XX), La mundanza Arroyuelos a la mar la llamaban “Arrubielos”, porque así la llamaban los gaiteros de Tamarite. En una foto de 1920, de Ricardo del Arco, aparece el gaitero “El Malo”. Mosén Miguel Huget, párroco de Sena, llegó a ejercer de gaitero en la localidad monegrina. 

Primer Curso de Gaita en Sena. Con Daniel Ardanuy, Alberto Uriol, Eduardo Plana, Carlos Plana y Jaime Ramón. Sena 1991. Fondo Eduardo Plana Galindo.

  • Montúll Simón, Nuria. Aprendió de Carlos y Eduardo Plana Galindo y desde el 2013 ejerce de gaitera en el dance de Sena. Nuria está haciendo escuela, desde el 2017 dulzaina y del 2021 de gaita. Cuenta con jóvenes gaiteros y gaiteras que van tocando en el dance de la localidad: Clara Sese Períz, Marian Pellicer Soler, Vera Villafaina Soler, Alejo Villafaina Soler, Héctor Castel Campos y Leo Barrau Robledo.
  • Plana Galindo, Carlos (1965). Gaitero de Sena desde 1978.
  • Plana Galindo, Eduardo (1963). Gaitero de Sena 1978.

Carlos y Eduardo Plana Galindo aprendieron y recuperaron la gaita de boto y acompañaron a Jaime Ramón, como gaiteros en Sena. Comenzaron con los cursos para nuevos gaiteros. Los primeros a quienes enseñó Carlos, ya en la década de los 80, fueron Daniel Ardanuy, Alberto Uriol y Miguel Uriol. Los dos primeros fueron Gaiteros titulares de gran nivel en el Dance de Sena durante muchos años y hasta hace poco. En sucesivos cursos y cronológicamente, se iniciaron, Ernesto Montull y Fran Sesé. Ya a partir de 2010, se iniciaron con Carlos y Eduardo: Ramón Plana, Jorge Suelves, Elvira Plana, Belén Plana y Nuria Montull. Igualmente en esa época lo intentaron, Concha Santamaría y Daniel Nerin. En 2019, comenzó, aprendió y tocó en 2021 la gaita con el dance de Sena, Gonzalo García. (Plana Galindo, Eduardo).

Carlos y Eduardo realizaron varios talleres en Sena, de luthiería y de técnica. Luego, Eduardo hizo dos de luthiería en Zaragoza (1992) y Bujaraloz (1993). En Zaragoza continúan los de técnica de forma estable hasta hoy, en Casa Xixena del Arrabal. Carlos hizo todos los demás: Albalate, Barbastro, Jaca, Poleñino y Huesca, donde luego siguió de forma estable, continuando su legado en la Escuela Municipal de Huesca, donde creo la especialidad con los primeros talleres (Plana galindo, Eduardo).

Primeras Gaiteras de Sena. Con Belén Plana, Elvira Plana y Ramón Plana. Graus 2006. Fondo Eduardo Plana Galindo.

  • Plana Vargas, Ramón. Aprendió de Carlos y Eduardo Plana Galindo y desde el 2013 ejerce de gaitero en el dance de Sena.
  • Ramón Bitrián, Jaime. Natural de Sena, aprendió las mudanzas del dance de su pueblo con mosén Miguel Huguet, párroco de Sena y defensor de la pervivencia del dance. Aunque inicialmente intentó utilizar el viejo instrumento de Vicente Capitán, a quien compró la gaita, tocó el dance de Sena con gaita gallega. Desde 1987 sigue haciéndolo con gaita aragonesa en compañía de los hermanos Carlos y Eduardo Plana.  (La tradición musical en Los Monegros, Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero). En la década de 1980, Antón Corral de la Universidad Popular de Vigo reprodujo las piezas de la gaita conservada en Sena. 
  • Suelves Mur, Jorge. Aprendió de Carlos y Eduardo Plana Galindo y desde el 2013 ejerce de gaitero en el dance de Sena.

Curso 2013 de Gaita en Sena. Con Ramón Plana, Belén Plana, Jorge Suelves, Nuria Montull, Eduardo Plana y Jaime Ramón. Fondo Eduardo Plana Galindo.

Gaiteros de Tardienta

En el dance de Tardienta, la gaita estuvo presente durante muchos años. Hay constancia del gaitero de Robres Mariano Becana o Tomás Tella Castán y Vicente Capitán Inglán de Sariñena, que se acercaban a Tardienta durante las fiestas para la interpretación de sus mudanzas. El dance de Tardienta se perdió hasta su recuperación a finales de los años 70. Sergio Martínez Rui (El dance de Monegros. A partir de un estudio particular del dance de Tardienta y un proyecto de recuperación del dance de Grañén), cita la presencia en 1981 de los gaiteros Elias Abadía Aso y Francisco Peleato Estaún, según información proporcionada por la Agrupación Cultural “Santa Quiteria”. Villa de Tardienta.

  • Abadía Aso, Elías.Tocó, de forma autodidacta, la gaita gallega para acompañar el dance desde 1983 a 1987.” (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).
  • Peleato Estaún, Francisco. Autodidacta con Elías Aabadía. Ambos, con dos gaitas gallegas comenzaron a acompañar el dance «En solitario en un principio y, posteriormente acompañados por la magnífica Banda «El Guante Blanco» de Tardienta que, desde su formación y hasta la actualidad, se encargan de la parte musical.» (Danzantes de Tardienta).

«En el año 2010 la gaita de boto llegó de nuevo al dance de Tardienta, gracias a la afición de uno de sus danzantes y de José Manuel Barluenga y Álvaro García, únicamente para la interpretación del ofertorio (popularmente llamado «tiroriro») en la misa del 23 de mayo. Actualmente, José Manuel y Alfredo Viñuales, miembro de la banda, se encargan de que el sonido de la gaita este presente en el dance de Tardienta.»(Danzantes de Tardienta).

Gaiteros de Valfarta

  • Ballarín, Agustín y Labrador, Daniel tocaron en alguna ocasión las dianas con una antigua gaita gallega en el primer tercio del siglo pasado. (La tradición musical en Los Monegros. Luis Miguel Bajén García y Mario Gros Herrero).

Elena Villellas Laín


Elena responde a una periodista excepcional, tanto en lo profesional como en lo personal. Ha sido el corazón de Radio Monegros, en esas ondas cercanas que entraban en casa como si fuese de la familia. Su trayectoria la avala y su apuesta por vivir en Sariñena, ligada a la comarca de Los Monegros ¡Hoy le toca ser noticia!.

Elena Villellas Laín nace en 1970 en una casa ubicada en la calle Castillo Bajo de Sariñena, localidad de la que es oriunda su familia materna, mientras que la paterna procede de la vecina Capdesaso.

Se licenció en Ciencias de la Información (Periodismo) por la Universidad Autónoma de Barcelona en 1993. Siempre muy vinculada a su tierra natal, realiza sus primeras prácticas en “El Día” (redacción de Huesca) durante tres veranos. En este periódico se publican sus primeros artículos, muchos referentes a Los Monegros: el Monasterio de Sijena, FEMOGA, entrevistas al tonelero de Sariñena… y aparece el tema de la despoblación que ya abordó en aquellos primeros años 90 del siglo pasado y en el futuro será recurrente para ella. La lectura de “La lluvia amarilla”, de Julio Llamazares, y la observación de una realidad que conoce de primera mano, esa dicotomía entre el mundo rural y urbano, alimentaron su curiosidad hacia este fenómeno.

“Diari de Barcelona” y Radio Barcelona, Cadena SER fueron también medios de comunicación en los que realizó prácticas y siguió aprendiendo las claves del oficio, de la mano de grandes profesionales que tuvo la suerte de conocer a lo largo de su carrera. Entre los medios en los que ha trabajado también se encuentran el periódico SEGRE, Onda Cero radio, gabinete de prensa de la Institución Ferial de Barbastro, corresponsalía de Agencia EFE y Radio Nacional de España en Barbastro y ya en Zaragoza, Antena Aragón Televisión, donde permaneció cinco años, en redacción y presentación de informativos, programas de debate y de actualidad o producción, entre otros.

Una etapa muy fructífera y de la que guarda inmejorables recuerdos, tanto desde el punto de vista profesional como humano, y que deja atrás en 2003, para poner en marcha Radio Monegros, como emisora comarcal, que estuvo activa durante casi una década, y que compaginó desde 2006 con la labor de técnico de Comunicación de la Comarca de Los Monegros, función que desempeña desde entonces y hasta la actualidad.

¿Qué es el periodismo? En general y desde el medio rural, sus dificultades

Creo que el periodismo es un compromiso con la verdad y una garantía del derecho a la información. Se puede hacer buen o mal periodismo independientemente del lugar donde se ejerza el oficio: da igual que sea Nueva York o Sariñena, lo importante es no perder de vista la profesionalidad y la verificación que es lo que te da la credibilidad hacia una audiencia que puede ser de millones o de tan solo cien personas. En el medio rural, todo es a flor de piel, para lo bueno y para lo malo; no existe el anonimato y esa cercanía puede facilitar las cosas o hacerlas más complicadas. Otro tema sería la visibilización del medio rural, lo difícil que resulta a veces que historias que ocurren en los pueblos tengan repercusión si no van más allá de los sucesos o de los estereotipos.

Por otro lado, actualmente tenemos acceso a más información que nunca. Da igual dónde vivamos, hasta en la más remota aldea estamos bombardeados por noticias desde canales que antes no existían al alcance de la mano: internet, las redes sociales… nos acercan el conocimiento a todos los rincones del mundo, pero, por otro lado, también es mayor el riesgo de “contaminación informativa”, con el fenómeno de las fake news, la inteligencia artificial… A veces es difícil distinguir la verdad de la mentira y ahí es muy importante la labor del periodista como garante de un derecho democrático que no deberíamos perder de vista. La libertad de expresión es fundamental pero también lo es el acceso a una información veraz.

El papel de la mujer en el medio rural, como trabajadoras y periodistas o colaboradoras

En las recientes jornadas de periodismo local que se celebraron en Sariñena se pudo comprobar el gran número de medios locales que hay en nuestro país con una mujer al frente. Muchos de ellos son medios digitales microrrurales. Quizás hayamos encontrado nuestro lugar en el mundo en pueblos de “La España Vacía” (título del ensayo del escritor y periodista Sergio del Molino que nos puso en el escaparate) donde si no cuentas tú lo que ha pasado en un determinado momento y lugar, nadie lo hace porque no hay más personas ni medios para cubrir esa noticia. En muchos casos es así. Y ya sabemos que lo que no se cuenta, lo que no se comunica, es como si no existiera. Las mujeres son motor del medio rural y en esta profesión también se nota ese compromiso con el entorno, con su dinamización, con las raíces y la identidad de un territorio.

¿Papel, radio, televisión o medio digital?

Por mi trayectoria he trabajado en todos los soportes. Actualmente, el medio digital es vital para comunicar porque como decía antes, estamos informados las 24 horas a golpe de móvil. Lo importante, más que el canal utilizado, es la veracidad y la forma de contar la noticia. Naturalmente, cada canal tiene su lenguaje. La radio para mí es muy especial por muchas razones: la inmediatez, la conexión con el oyente, la magia de los sonidos y los silencios…pero también me atrae mucho la televisión de la que guardo grandes recuerdos, delante y detrás de las cámaras. Por otro lado, el papel fue la razón por la que me quise dedicar al periodismo porque siempre me ha gustado escribir desde que era una cría y de ahí nació mi vocación, aunque también jugaba a que trabajaba en una emisora y hacía mis grabaciones y mis maquetas de programas… De modo, que me quedo con los cuatro canales que pueden coexistir perfectamente, cada uno tiene su momento.

¿Un medio de comunicación? Un/a periodista de referencia?

Como periodista citaré a Carmen Sarmiento, de TVE. Para mi fue referente desde cría. Sus reportajes marcaron época y dio voz a quienes no tenían, que también es una función de nuestra profesión. Abordó temas que eran tabú hasta entonces en nuestro país y abrió puertas desde el punto de vista del feminismo. Series de documentales como “Los marginados” hicieron historia. También la corresponsal Rosa María Calaf es una periodista de referencia para mí. Actualmente, citaría a Mavi Doñate  y a Gervasio Sánchez. Recuerdo que estudiando la carrera fuimos con una compañera a la presentación de un libro de Oriana Fallaci en Barcelona y me impactó. Eran principios de los 90 del siglo pasado. Entonces me hubiera gustado ser corresponsal. Por otro lado, he tenido la suerte de conocer a periodistas que admiro. Nombraré a una gran profesional, Maite Cortina, que tristemente falleció y a quien tengo siempre en el recuerdo y muy presente. Como medio de comunicación, citaré a Radio Monegros porque fue para mí más que un lugar de trabajo. Fue un proyecto de vida y un reto maravilloso.

¿Un personaje de Los Monegros?

Miguel Servet, nacido en Villanueva de Sijena, porque más allá de la gran importancia de sus descubrimientos científicos, como la circulación pulmonar de la sangre por lo que es muy conocido, y también de sus publicaciones,  es un símbolo internacional de la libertad de pensamiento, de conciencia y de expresión.

También,  Martín Cortés de Albacar, de Bujaraloz, Me maravilla este personaje también del siglo XVI, un científico tan importante que nació mar adentro, en la estepa monegrina, y descubrió para la navegación la declinación magnética de la tierra y el polo norte magnético o la carta esférica, entre otras cosas. Es curioso que ambos insignes monegrinos nacieron con solo un año de diferencia.

¿Qué momento histórico, suceso o hecho de Los Monegros os gustaría haber cubierto?

El periplo y la gesta de las Canalistas de Lanaja que en 1915 dieron un ejemplo y fueron unas pioneras. También me gustaría entrevistar al bandido Cucaracha, Mariano Gavín Suñén, y comprobar de primera mano cuánto hay de verdad o de leyenda.

¿Una noticia importante en Los Monegros? ¿Cuál ha sido?

Por citar algunas diferentes en tiempo y temática, la llegada de regadíos, la adquisición y restauración de la Cartuja de las Fuentes por parte de la DPH,  y cuando tocó la lotería de Navidad en Grañén en 2011, más de 700 millones de euros,  fue un acontecimiento con mucha repercusión y son buenas noticias…

¿Una noticia soñada para Los Monegros?

Que se concluyera el Eje de Los Monegros y se arreglaran las carreteras que lo necesitan. Que se consiguieran más frecuencias y conexiones ferroviarias. Que se frenara la despoblación. Y puestos a soñar… que se descubriera la solución a la sequía mediante un sistema investigado y descubierto desde el futuro campus especializado en  agrotecnología que se ubicaría en Los Monegros y sería referente en todo el mundo.

Un lugar de Los Monegros

Hay tantos lugares especiales en Los Monegros que no puedo elegir uno. Propongo un atardecer en cualquiera de esos bellos lugares.