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Las salinas de Bujaraloz y Sastago y la extracción de sal


En Bujaraloz, durante siglos se produjo la extracción de sal en algunas de sus lagunas salinas. Una extracción tradicional, cuyo patrimonio se desvanece en un paraje sorprendente, entre un paisaje lunar y ruinas de lo que un día fue un gran complejo industrial productor de sal. Sus orígenes apuntan a época romana e incluso anterior y que prácticamente se llegaron a realizar hasta mediados del siglo pasado. La sal, el oro blanco cuyas salinas de Bujaraloz y Sastago fueron importantes centros productores del reino de Aragón.

Salada de la Salineta bajo la luna, Bujaraloz.

Las saladas

Las Saladas de Sástago-Bujaraloz son un conjunto de lagunas endorreicas, temporales y salinas localizadas en la denominada plataforma Sástago-Bujaraloz en pleno valle del Ebro (Geología de Los Monegros). Un complejo lagunar salino que incluye unas 26 cubetas que ocupan una superficie de 8.144 hectáreas, considerado como el más extenso e importante de Europa, siendo único por sus particularidades en el contexto de Europa occidental.

Las saladas están incluidas en la lista de la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas (Convención de Ramsar), además de formar parte de la Red Natura 2000, tanto como LIC (Lugar de Importancia Comunitaria), código ES2430082 «Monegros»; como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), código ES0000181 «La Retuerta y Saladas de Sástago». Igualmente, a nivel aragonés se encuentra registrado en el Inventario de Humedales Singulares de Aragón. Un extraordinario lugar del gran entorno natural de Los Monegros.

Artemisia parthenogenetica. Fotografía Constantino Escuer Murillo.

En esos aljibes puede verse la artemisia parthenogenetica, un pequeño crustáceo de apenas un centímetro, habitante habitual de las salinas permanentes. Es una de las 1.200 especies que se calcula componen la biodiversidad de esta zona, especialmente invertebrados y también joyas vegetales.

La salinidad y la sal

La salinidad es la característica principal de las lagunas endorreicas de la citada plataforma Sástago-Bujaraloz. Unas sales que entran en las saladas y proceden básicamente de las aguas subterráneas y que suele variar entre 30.000 y más de 400.000 mg/l “dependiendo del régimen de entradas y salidas de cada momento”. Esta elevada salinidad ha permitido su explotación de sal hasta mediados del siglo pasado “donde se recogían dos cosechas al año” (Las saladas de Bujaraloz. Sástago. García vera, Miguel Ángel y Castañeda del Álamo, Carmen).

De acuerdo con las formas de extracción de sal estas respondían a manantiales y pozos, salinas marítimas, minas de sal, salinas de fuego, pluviales y lagunas saladas (Plata Montero, Alberto. El ciclo productivo de la sal y las salinas reales a mediados del siglo XIX).

En el caso que nos ocupa, las lagunas saladas de Bujaraloz- Sastago captan el agua de la lluvia reteniéndola durante cortos periodos de tiempo, especialmente hasta su desecación total en verano debido al extremo cálido verano de la zona. Tras su evaporación, en el fondo de las cubetas se depositan las sales, dejando las características costras salinas, que, realizadas en eras acondicionadas para ello, y que luego se recogía para su almacenamiento y comercialización.

De ellas, las conocidas como la salada del Rey o también llamada de La Playa, en término de Sastago y La Salineta en Bujaraloz fueron explotadas para la extracción de sal. No obstante, la salada del Rey, por su proximidad a Bujaraloz, históricamente y popularmente ha sido llamada salada de Bujaraloz, extremo que incluso recoge Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico de1845-1850, en su descripción del término de Sastago “Salina que produce mucha sal, muy blanca y regular y de ella se surten los principales pueblos de Aragón”, pues el monte de Sástago era muy rico “gracias a los buenos pastos de cría y a la salina que en él se encuentra”.

Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

La sal y su extracción fue un elemento importante a lo largo de la historia, como dice Alfredo Auñón Pastor “Fue un codiciable producto con una notable repercusión, ya fuese como un elemento de dominio político, una moneda de cambio frente a conflictos entre los diferentes poderes establecidos o una fuente de enriquecimiento y prosperidad de algunos grupos sociales”. Así, la sal fue en un elemento indispensable para las sociedades históricas, apunta Alfredo Auñón Pastor “no siendo la aragonesa medieval una excepción” (Auñón Pastor, Alfredo. Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi).

La sal de las saladas de Bujaraloz – Sastago era destinada para salazones debido a su sabor amargo que no la hacía óptima para el consumo humano, debido a la presencia de sales de magnesio. Para evitar su sabor amargo se solía mezclar con sal gema de explotaciones minerales, mezcla que se hacía en Bujaraloz con sal gema procedente de los yacimientos de Remolinos y el Castellar, tal y como Gerónimo Ximénez de Aragües, relata en 1630 al referirse sobre la sal de la salina de Bujaraloz: «En el monte de Bujaraloz ay una Salina de agua que es de poca consideración por no ser muy perfecta la sal que della se saca, y no tener términos, pues aún en el mismo lugar de Bujaraloz no se puede gastar della, y assí está concertado con los arrendadores de Remolinos y el Castellar» (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Camino de los Fierros, vía romana

La extracción de sal, en las saladas de Bujaraloz Sastago, ha sido considerada en origen de época romana, e incluso prerromana. Esta hipótesis es fácil de sustentar debido a que Bujaraloz históricamente ha ocupado una posición geográfica destacable en el camino de los Ferros, la calzada Ilerda-Caesaraugusta, importante vía romana de comunicación que ya se apoyó en una antigua vía ibera.

Hay quien apunta que en época romana se llevaba la sal a Sastago donde se embarcaba en barcos y a través del Ebro se conducía a Tarragona.

Lo cierto es que históricamente la explotación de sal se conoce desde épocas bien tempranas, conclusión contemplada en el estudio de Mangas y Hernando: A nivel territorial, se conoce la explotación de yacimientos mineros de sal desde épocas muy tempranas, especialmente en el Sistema Ibérico, donde la preponderancia de la obtención de sal mediante evaporación fue muy común durante el I Milenio a.C. (Terán, 2016: 199-341), algo que no pasó inadvertido  para las élites de época romana, quienes crearon diferentes localidades como capitales de cabecera, con el objetivo de obtener los recursos naturales disponibles y un control político de los diferentes territorios (Mangas y Hernando, 2011: 50-67)”. Por lo que es difícil conocer la época en que se comenzaron a explotar u obtener la sal en las salinas de Bujaraloz – Sastago.

Retrospectiva documental de las salinas de Bujaraloz – Sastago

Documentalmente, una de las primeras referencias sobre las salinas nos lleva al 13 de febrero de 1209, cuando el rey Pedro el Católico da el lugar de Bujaraloz a la Orden del Hospital de San Jorge de Alfama y entre sus terminaciones se citan las salinas de Sástago (Alvira, 2010, doc. 868, p. 942). Pues, como manifiesta Alfredo Auñón Pastor “durante el resto del siglo XII y las primeras décadas del siglo XIII, la monarquía otorgó la explotación de sal, la percepción de sus rentas y el uso de sus entornos de producción y almacenamiento a diferentes instituciones y personas como un bien más del que sacar un rédito anual, además de continuar con su política de donaciones, especialmente al clero” (Auñón Pastor, Alfredo. Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi).

En 1218, Jaime I, a ruegos de Pedro del Bosch, toma bajo su especial protección a la villa de Bujaraloz y en septiembre de 1229 el prior de San Jorge de Alfama, acuciado por las deudas que había contraído su monasterio, vende el castillo y la villa de Bujaraloz al monasterio de Sigena por doscientos cincuenta maravedís alfonsíes (Mar, Carmen J. Bujaraloz. VIII Centenario de su fundación y época de su pertenencia a la Orden de San Jorge de Alfama). La venta genera un conflicto de los vecinos de Pina con el monasterio de Sigena y el febrero de 1231, para poner fin al contencioso, los vecinos de Pina entregan el término de Bujaraloz al monasterio, además de autorizarles a que todos los habitantes de Bujaraloz puedan obtener sal de “nuestras salinas en abundancia para el uso de sus hogares, siempre, pero no con el propósito de venderla o regalarla a otras personas en la tierra: quod omnes habitantes de Borialaroz de illas nostras salinas salem inde percipiant habundanter ad opus suarum domorum semprer sed non causa vendendi nec dandi aliis hominibus terre» (Ubieto, 1972, doc. 139, p. 206-207). Por aquellos años, los términos no están completamente definidos y las salinas debieron de pertenecer a Pina, de allí a que sean nombradas saladas de Sastago y Pina.

“Los vecinos de Pina, caballeros, infanzones, labradores y sarracenos llegan a una concordia con doña Sancha [Jiménez de Urrea], Priora de Sigena, por la que ceden a ésta y al convento de dicho nombre todo el término de Bujaraloz con la condición de que en él puedan apacentar sus ganados los de Bujaraloz y Pina y, si se hiciere vedado de leña, caza o hierbas para venderlos a extraños, perciban la mitad del producto los de Pina y la otra mitad el Monasterio. Con la misma condición ceden la Casa Blanca que poseen en el vedado de Pina. Finalmente conceden que todos los habitantes de Bujaraloz reciban la sal que necesiten para su consumo, no para venta, de las salinas de Pina”.

Documento ES/AHPHU – S/000006/000014.

En 1254, doña Urraca de Entenza, priora de Sigena, otorga la carta de población a Bujaraloz “Según la carta, estos territorios ya estaban poblados para esta fecha, y se regían por un derecho determinado; se les declara francos, libres e inmunes de ciertos impuestos”. Y el 5 de febrero de 1263, Jaime I autoriza al monasterio de Sigena para extraer cien cahíces de sal anualmente de las salinas de Bujaraloz y llevarlas libres y francas al monasterio, exentas del pago de peaje y lezda (ES/AHN – Órdenes militares/Car. 706/N.º 28).

Salicornia. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

A los pocos años, las salinas de Sastago y Pina, son concedidas al conde de Sástago en 1265 por Jaime I rey de la Corona de Aragón, Jaime I (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2). Aunque, en 1283 el privilegio General de Aragón establece que la sal se use y explote como antiguamente se hacía «Que todos los del regno de Aragón usen como solían de la sal de qual que más se querrán de los regnos e de  toda la senynoría del senynor rey de Aragón de aquella que más se querrán; et quend vendan los qui salinas an assí como  solían antigament; et aquellos qui per fuerez vendieron sus salinas e se tienen por agreviados que las cobren e que usen de  aquellas como solían, ellos empero tornando el precio quend  recebieron»(Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

 “La salina de Sástago y Pina es del Conde de Sástago, el qual tiene privilegio del Rey don Jayme el I, dado año 1265, para que todos los lugares desde Lérida hasta Pina puedan comer desta sal”

Ximénez de Aragües, Gerónimo. 1630.
Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2.

No obstante, en 1276 se crea una delimitación para la distribución y venta de la sal “sobre compraventa y usos de la sal de Pina de Ebro”, siendo sus límites “las localidades de Montalbán, en el sur, Morella y Tortosa, en el este, Fuentes de Ebro, en el oeste, y con los valles de los ríos Cinca, Alcanadre e Isuela, en el norte” (Alfredo Auñón Pastor, Alfredo. Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi. Archivo de la Corona de Aragón, Cancillería, registros, nº 38, f. 90v.).

El 4 de febrero de 1287, el rey de la Corona de Aragón manda a Juan Pedro Gallego a pagar 1.540 sueldos que adeudaban a Pedro Ahivar, de los cuales 1.000 sueldos se cargarían «super salinas de Burjalaros per mesnadiam sua: en las salinas de Burjalaroz por su mesnadia (Mesnada: Compañía, junta, congregación. Compañía de gente de armas que antiguamente servía bajo el mando del rey o de un ricohombre o caballero principal» (ACA, Cancillería, Registros, núm. 76, fol. 9).

Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Curiosamente, a pesar que las salinas se administran en nombre del monasterio de Sigena, el 16 de noviembre de 1300 la priora del monasterio de Sigena se lamenta del cobro de las sales al rey Jaime II: “A todos los colectores de la sal que han sido nombrados en las Cortes aragonesas celebradas en la ciudad de Zaragoza. Por parte de la priora y convento de Sigena, lamentándose, nos fue comunicado que vosotros, contra los capítulos editados en las Cortes antedichas, obligasteis e hicisteis obligar a los hombres del mismo monasterio a comprar la sal de las salinas las cuales tenéis y administráis en nuestro nombre. En el caso de que quisiese comprar esta sal para su uso propio, les sea permitido hacerlo por el mismo precio que se vende a otros hombres del reino y con la condición de que no la venderán ni darán a otros” (Arcal Royo, José Manuel Colección documental de Bujaraloz 1291-1931. ACA, Cancillería, Registros, núm 325, 30 v-31 r.).

Alfredo Auñón Pastor (Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi), apunta que, con la conquista completa del actual territorio aragonés, la corona introduce nuevas políticas que afianzan su control sobre el territorio y sus recursos hasta bien entrado el siglo XV “En esta etapa, se delimitaron las zonas de consumo obligatorio de sal, es decir, se crearon zonas en las que las distintas localidades estaban obligadas por voluntad real a comprar y consumir de una salina o salinas específicas” (Auñón Pastor, Alfredo. Hacia una cartografía de la sal en el Reino de Aragón durante la edad media ss. xi-xvi). Por ello «toda la sal está reducida a estancos y cada salina tenía su coto o distrito donde solo se podía consumir su sal. Estos estancos locales fueron los predecesores del posterior estanco general” (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Los estancos respondieron a una administración del estado de la sal ostentando el monopolio de la producción, distribución y venta, así como de la recaudación de impuestos. Los estancos se crean en 1564, cuando el 10 de agosto todas las salinas son incorporadas a la Corona de España de la mano de Felipe II.

Avanzando al siglo XVII, un documento del 17 de marzo de 1618, el 7º conde de Sástago, Martín de Alagón y Pimentel (*1600-+1639), dice que “era el señor de Pina y Sástago y de sus salinas, y que en Sástago se hacía mucha «Sal de Agua» en una fábrica llamada «Salinas de la Sal» o «Salinas de Pina y Sástago», cuya sal se hacía, vendía, daba y distribuía libre y francamente por todo un distrito que, de Oeste a Este, abarcaba de Zaragoza a Lérida y de Norte a Sur de Castejón de los Monegros a Alcorisa” (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

En el año 1630 Gerónimo Ximénez de Aragües, a su paso por Bujaraloz, describe la salina y la calidad de su sal: «En el monte de Bujaraloz ay una Salina de agua que es de poca consideración por no ser muy perfecta la sal que della se saca, y no tener términos, pues aún en el mismo lugar de Bujaraloz no se puede gastar della, y assí está concertado con los arrendadores de Remolinos y el Castellar» (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

El 20 de agosto de 1709 el rey Felipe V decreta incorporar a la corona y Patrimonio Real todas las salinas “He resuelto por ahora, que las salinas de Castellar i Remolinos que son de piedra i propias mías, las de Monte de Sástago, Naval, Peralta de la Sal, Arcos, Ojos Negros i la de Armillas, que son de agua, quedan abiertas i subsistentes, i que en ellas se continúa la fábrica de la sal para el abasto del Reino de Aragón” (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

A finales de 1766 se crea la Compañía Suelta de Fusileros de Aragón, integrada por 100 hombres, cuya primera misión es la protección y vigilancia de las salinas de Sástago, Peralta y Naval (Armillas, 1988, p. 562) (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

“La importancia estratégica y económica de esta producción motivó que, en 1776, se creara una fuerza militar dedicada a su protección: la Compañía Suelta de Fusileros de Aragón. Esta unidad fue propuesta por Gerónimo de Torres Monreal, acaudalado vecino de La Muela, al rey Carlos III con el objetivo de defender a la población frente a bandidos y asegurar enclaves vitales como las salinas. Tras su aprobación real en septiembre de 1766, una de sus primeras misiones fue custodiar permanentemente las instalaciones salineras de Bujaraloz. La compañía dispuso de dependencias en el mayor edificio del complejo y se mantuvo activa hasta 1844, cuando fue disuelta tras la creación de la Guardia Civil, que asumió sus funciones. Además de su labor de vigilancia, este cuerpo participó en la Guerra de la Independencia en 1808. No tenemos el dato de cuando se terminó la extracción de mineral de esta salina.”

Patrimonio industrial en peligro incluido en la lista roja de Hispania Nostra.

En 1777, Sástago producía 14.000 fanegas, el 12,4% de la producción total, que era de 113.000 fanegas (La producción es en fanegas castellanas). En Sástago, el coste de producción de cada fanega era de 1,07 reales y se vendía a 26 reales (Elormendi, 1777, fol. 4-5) (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Entre el 28 de noviembre y el 10 de diciembre de 1792, Carlos Beramendi pasó por Bujaraloz, viniendo de Zaragoza y camino de Barcelona. Sobre esta villa escribió: «A dos leguas al medio día de esta villa hay una salina en un monte que pertenece al Conde de Sástago, el que percibe anualmente por via de recompensa 6.000 rs. von. (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Asso en 1798 cita que las salinas producían unas 14.000 arrobas castellanas de sal al año, equivalentes aproximadamente a 160 toneladas.

También la recoge Pascual Madoz en 1845-1850 en su descripción de Bujaraloz, apuntando que la sal va a beneficio de la hacienda nacional y que la misma compensa a la villa de Bujaraloz con 200 libras jaquesas al año: “Muy próximo á la v. una gran playa llamada la Salineta, donde se depositan las aguas de lluvias, y á poco tiempo se convierten en sal; algunos años se extraen muchos centenares de fan. á beneficio de la hacienda nacional, quien paga al pueblo una pensión anual de 200 libras jaquesas en compensación”.

La publicación “Tecnológico nacional de agricultura, artes industriales, ciencias, comercio y literatura” del 19 de diciembre de 1834, n.º 32 publica una relación de las “Salinas que existen en España” de ellas en Aragón citan que “existen las de Remolinos de piedra, las de Peralta, Naval, Bujaraloz, Sástago, Castellar, Arcos, Vatablado y Arnillas, son 9”.

El Clamor público del 9 de junio de 1852recoje Bujaraloz y otras salinas bastan para el consumo de Aragón”.

Tras poco más de 300 años de funcionamiento, la revolución de La Gloriosa en 1868 se termina el monopolio estatal de las salinas concluyendo con la abolición de los estancos en 1870.  Aquel año de 1870, las salinas de Sástago vuelven, por poco tiempo, a manos de los condes de Sástago (Fàbrga Albert. Apuntes sobre la historia de la sal en España. Volumen 2).

Yegros en 1853, en el siglo XIX, bajo explotación estatal, apunta que su producción anual alcanzaba las 5.400 fanegas (unas 170 toneladas), “consolidando su relevancia económica y logística en la región”.

La producción de sal continúa hasta que a mediados del siglo XX la explotación de sal se abandona completamente.

Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

La extracción de sal

En las saladas de Bujaraloz – Sastago el método de extracción de la sal se realizaba por medio de la evaporación. Se aprovechaba el agua de la laguna, alimentada por lluvia, y se almacenaba en depósitos o aljibes para su posterior conducción a las eras y su desecación para la extracción de sal.

El proceso queda bastante descrito en el informe elaborado en 1853 por Ventura Valencia, Administrador de la salina del Rey, en virtud de la Circular de la Dirección General de Fábricas de efectos estancados de 7 de diciembre último. Memoria “De los terrenos, edificios, efectos y cuantos obgetos útiles e inútiles pertenecen a la Hacienda y ecsisten en el presente año que se manifiestan”, que describe el proceso e instalaciones de la explotación, compuestas: “De varios edificios que sirben de habitación a los empleados, almacenes, horno, cuerpo de guardia, cuadra de los conductores, pajar, casas de norias y plano dividido en cuadriculas o eras donde se fabrica la sal”.

Los depósitos, norias y canales

En la salina del Rey existían dos depósitos calentadores, a modo de aljibes, que almacenaban el agua para poder, en los meses más cálidos, poder proceder a la extracción de la sal. Depósitos completamente detallados en el informe de Ventura Valencia de 1853:Los dos depósitos que ecsisten en esta fábrica titulados mayor y menor, el primero es de figura cuadrada en su centro y sus estremidades la cierran dos circulos, y contiene 82.350 pies cúbicos de agua. El menor es un galacho 160 de 386 pies de latitud, 4 de longitud y 6 de profundidad, en su centro tiene un circulo y sus estremidades se hallan cerradas por otros dos y contiene 15.920 pies cúbicos.”

De los depósitos calentadore, el agua era conducida por medio de unas norias y canales de madera a las eras: “En dichos dos depósitos o calentadores ecsisten para la estracción de las aguas dos norias de madera con cubos de la misma y la rueda del mayor consta de 24 pies de elebación, una contra rueda de 10 con su linterna que es la que da el impulso a la máquina; desde ella parte una canal de madera que conduce el agua a la fábrica de 611 pies largo y 1 palmo ancha; desde la entrada a la fábrica parte en tres ramales de canal igual a la anterior el agua a las heras de cristalización y contiene 1049 pies. En el depósito menor ecsiste otra noria como la anterior con una rueda de 22 pies de elebación, sus cubos, contra-rueda de 8 y su linterna. Desde ella parte otra canal de madera que se incorpora con las de la fábrica de 120 pies y de igual ancho que las anteriores; todas componen un total de 1708 pies.”

Depósitos calentadores. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Un complejo sistema que, para Ventura Valencia, requería “mejoras extraordinarias”: “Ofrecen mejoras estrahordinarias y son de necesidad, pues hallandose construidos con piedra caliza suelta, suceden filtraciones de consideración y quitan bastante caudal de agua, rebestidas sus paredes como en otras fábricas con cal y alguna otra mezcla, mantendrían el agua plubial que en ellos entra, única con que cuenta esta fábrica por no ecsistir manatial alguno; así es que en lo mejor de la elaboración se ve seca como ha sucedido en los 6 años que me encuentro al frente de ella, escepto el 47 que fueron las llubias de invierno y abundantes. No solo sería conveniente y utilisimo que se revistieran sus paredes, sino también su engrandecimiento, que su coste sería el de 9 reales por bara cúvica. Dichos dos depósitos son unos verdaderos calentadores alimentados por las aguas pluviales que caen en la playa que se halla contigua a los mismos y a la fábrica”.

Deposito o aljibe. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Las eras

Una vez en las eras, el agua se iba evaporando totalmente, a los doce o quince días, quedando en los fondos de las eras la sal. Aquellas eras respondían a espacios rectangulares de base de losa delimitadas por unos pequeños muretes de mampostería de unos cuarenta centímetros de altura. Eras que, de acuerdo con Carlos Beramendi, antes de 1792 se encontraban en plena laguna hasta que se construyeron ladera arriba junto al complejo de depósitos/pozos, norias y caños de madera con el fin de abaratar costes: “Conociendo que era costosa y prolija la recolección de la sal en la antigua fábrica de tierra destinada a este efecto en el centro de un llano, se ha construido otra más alta de ladrillo; de forma que sacada el agua salobre que producen dos poços por medio de dos norias y conducida por varios caños de madera fijos sobre pies derechos de lo mismo a unos quadrados de ladrillo, divididos con listones de madera en eras pequeñas, y dejándola reposar allí de doce a quince días, se convierte en sal muy buena y blanca”.

Eras para la extracción de la sal. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Así, en 1853 el complejo constaba con un número considerable de eras que Ventura Valencia describe: “Las 141 heras de que se compone la fábrica son de figura cuadrada y ocupan 104.684 pies superficiales que rebajados 20.084 que ocupan los andadores, andenes y saleros donde se deposita la sal para su depure queda reducido su plano a 84.600 pies ocupados por las 141 heras y cada una consta de 25 pies de longitud, 24 de latitud y 600 de superficie. Los materiales de que se compone los suelos y rebestimientos son de piedra de cal y yeso, lo peor que en mi concepto puede usarse en esta clase de obras, su pavimento arcilla y losa de cal muy imperfecta con una desnibelación horrorosa, pues hay heras que tienen 12 y 14 dedos por manera que al verificarse el cuage jamás lo es con igualdad, y efecto de la mala construcción y desnibelación de su pavimento por no tener ni siquiera una losa de cal trabajada, escupen las arcillas y hacen en su mayor parte la sal de un color moreno terroso” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Con la acción del calor y el aire, la evaporización, en las eras se producía el cuaje de la sal: “Sino suceden filtraciones, el estado admosférico es caluroso y las aguas son de invierno se obtiene el primer cuage a los 20 o 25 días, el cual no escede de dos o tres plazas, y así subcesibamente ba biniendo la elaboración. Bien puede conseguirse el que sino todas las heras en su mayor parte cuage a la vez, pero a ello se oponen multitud de circunstancias que producirian perjuicios de consideración a la Hacienda. Presentado todo el cuage en la fábrica, son indispensables de 40 a 50 hombres por un solo día, y como se consiguen estos en el rigor del calor cuando tienen unas ocupaciones por ser la época con que más trabajo cuentan y en la que se le dan 10, 12 y aún más reales de jornal y su manutención, ¿ocupados por infinidad de dias? ¿Como repito bienen a un desierto que se encuentra del pueblo más prócsimo 2 leguas por un solo día, cuando solo para su llegada necesitan andar medio sin retribución? Esto es imposible de conseguir y no contandose como no se puede con dicho nº de hombres se perderian muchas sales, pues en el acto de ver la sal en estado de estracción hay que verificarlo porque de lo contrario al día siguiente es perdida y hay que hacer un doble gasto para su estracción, nueba barrida y riego como si se ejecutase nueba limpia y friega. Así es que desde que me encuentro al frente de esta fábrica, se han practicado estos trabajos (aunque a pesar mio) por los individuos del Resguardo ausiliados en ocasiones por jornaleros, y esta misma necesidad ha sido reconocida en tiempo de la empresa del arriendo de esta Renta por todos los Gefes y Administradores anteriores” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Vista aérea de la Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Este proceso también es conocido como cristalización de la sal: “La cristalización de la sal se acelera con el viento N fuerte, pero si es escesibo y frio la pierde: es necesario que sea moderado para que produzca mayor cantidad y mejor grano: si sucede viento S la paraliza y queda a mitad de grano: el color de la sal en unas heras aparece bastante blanca, en otras moreno y otras más terroso: el color de las aguas al empezar a coagularse es diverso, en unas aparece un dorado fuerte, en otras más claro y en otras natural” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Extracción, saleros y almacenamiento

Una vez evaporada el agua, la sal de las diferentes sacas se extraía de las eras para dejarlas orear, secar, un par de días en los saleros, zonas entre las eras destinadas para tal fin: “Para la estracción de la sal se ocupan 6 o más hombres como en la limpia y friega, y estos tienen de trabajo 1/4, 1/2 o 3/4 día según el nº de heras que hay que estraer y esto se practica por medio de barridas con escobas fuertes, se arrastra con los retabillos hasta un estremo de la hera, desde cuyo punto es conducida por dos hombres con un balluarte a los saleros que ecsisten al efecto, en los cuales permanece para su oreo uno o lo más dos días, según el tiempo lo permite” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Allí, en los saleros, se producía el denominado “depure de la sal”, proceso que Ventura Valencia consideraba insuficiente, pues solía mantener cierta humedad: “Para el depure de las sales convendrían el que se constituyeran chozas o casillas por la poca capacidad que tienen los saleros en que se deposita y a la interperie, por lo que permanece muy poco tiempo y se conducen con mucha humedad: una, dos o tres cargas se depositan en el almacén para su depure y a los 8 dias se apartan de ella de 9 a 12 libras”.

Posteriormente se recogía y se llevaba a los almacenes en caballería mayor: “Los entroges en almacenes se efectúan en dos cajones conducidos por una caballeria mayor, y puesta en el almacén es apilada por el Resguardo sin retribución alguna. Dichos trabajos tienen principio en 1º de mayo y termina en fin de septiembre si ecsisten aguas abundantes y de buena calidad: el precio del jornal de hombres es el de 6, 7, 8, 9 y hasta 10 reales según la cosecha de cereales: el de caballerias es comunmente de 10 a 12 reales una, tanto en esta fábrica como en los pueblos limitrofes” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Un proceso, el de almacenamiento, que también recoge Carlos Beramendi en 1792: “Se conduce a los graneros que están inmediatos, a cuyo lado se ha hecho una zona para habitación de los empleados y almacén, pues antes no vivían allí, y tenian que concurrir precisamente dos dias de data a la semana, de lo que se les seguía notable perjuicio y tampoco podían estar tan a la vista en todas las operaciones”.

Almacenes

Al norte del complejo se encuentra el almacén más antiguo, en una de las laderas que caen a la salada. Es una construcción comprendida entre mediados del siglo XVIII y mediados del XIX pero que ha tenido diferentes fases constructivas a lo largo de los años. De planta rectangular, consta de dos alturas diferenciadas, construido en sillares de arenisca en la planta baja y la superior en mampostería muy tosca, reforzadas por cadenas de ladrillo. A la superior se accede por medio de una rampa, por la que accedían para el almacenaje de la sal. SIPCA destaca del edificio, por su gran interés, los contrafuertes: “Que presentan los paramentos de sillar, hasta la altura en que termina el mismo. Son cuadrados y cuentan con un remate piramidal, recordando obras de ingeniería del siglo XVIII, como algunas construcciones vinculadas con el Canal Imperial”.

Antiguo almacén. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

El edificio principal, muy posiblemente del siglo XIX, es una gran construcción de planta rectangular, de mampostería y esquinazos de ladrillo. De tres plantas, consta de tres cuerpos diferenciados e independientes. Los cuerpos laterales debieron servir de viviendas y el central, que contaba hasta con capilla de acuerdo con SIPCA Esta tenía cabecera plana, cubierta por una cúpula sobre pechinas con uno de los laterales abierto en un gran rosetón; se prolongaba mediante una nave rectangular, que iba cubierta por una bóveda de cañón, sobre la cual se situaba un espacio de finalidad desconocida”. El resto de la sección central servía como almacén.

Edificio principal. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

“Los almacenes ecsistentes en esta fábrica son dos, el primero ecsistente en el piso bajo de la casa principal y donde se entroja la sal es espacioso y se halla perfectamente conserbado, su cabida de 71.502 pies cúbicos con un piso y paredes perfectas. La cubicación de la sal podría hacerse en este almacén una sola vez su medición marcando las fanegas y a simple vista sin necesidad de practicar ninguna operación se sabria esactamente y en cualquier tiempo el nº de fanegas ecsistente: siempre que la sal se entrojase hecho el depure y no humeda como se hace en algunas ocasiones, bien por amenazar llubia o por no cojer en los saleros que ecsisten en la fábrica para dicho obgeto. En la casa donde habita el pesador y Resguardo tiene otro almacén donde se entrojaba la sal cuando no ecsistian el anterior, su cabida es de 5.580 pies cúbicos y está destinado para la colocación de los útiles y efectos de la fábrica.

Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

El nº de edificios que ecsisten pertenecientes a este establecimiento son 6. El principal donde ecsiste la casa del Administrador, Oficial Inspector y Capellán, almacén para entrojar las sales y la capilla donde se celebra misa, consta de 184 pies de longitud, 56 de latitud y 30 de elebación, ocupa un terreno de 10.304 pies superficiales. Se halla ocupado el centro del piso bajo por el almacén que tiene una cabida de 71.502 pies cúbicos, la capilla 18.768 con inclusión de la sacristia; a los dos estremos de la casa se hallan dos puertas que conducen a las habitaciones de los empleados que se citan anteriormente y en su piso bajo se hallan dos cuadras, bodegas y gallineros. Además, otro pìso bajo entresuelo donde ecsiste la oficina de la Administración, y los demás ocupados por ser los de los empleados. En el principal ecsisten tres cocinas y varias piezas destinadas para los mismos con una tribuna para hoir misa. Todas las habitaciones se comunican con las piezas situadas al N que no se usan, y es un paso destinado para la comunicación de los empleados. La casa se halla toda en muy buen estado. A las 50 baras de la misma y parte de lebante se halla otro edificio que contiene un cuerpo de guardia para el Resguardo, horno de cocer pan, pajar y cuadra para los conductores. Consta de 100 pies de longitud, 28 de latitud y 12 de elebación, ocupa un terreno de 2.800 pies. A distancia de 60 baras frente al mismo se halla una casa que anteriormente ha sido destinada para habitación del Administrador e Interbentor y hoy es ocupada por el Resguardo y pesador; en la misma ecsiste el almacén anteriormente dicho donde se colocan los útiles y efectos de la fábrica. Consta de 40 pies de longitud, 32 de latitud y 27 de elebación, ocupa un terreno de 1.208 pies superficiales. A 110 baras del edificio principal se halla la fábrica y en el estremo de ella a la parte de N se encuentra una caseta aspillonada con un piso alto y en él su cocina destinada para el Resguardo donde se coloca para defensa de la fábrica, ocupa un terreno de 196 pies y tiene 20 de elebación. Frente a la misma y a la parte de lebante se halla otro edificio donde ecsiste la noria menor, aspillerado, y en él se coloca en tiempo de la elaboración el Resguardo, quedando la fábrica cubierta perfectamente, pues desde la Torreta se cruzan los fuegos; ocupa un terreno de 1.254 pies. Desde esta noria a la mayor se halla un hilo de canal de 611 pies y donde ecsiste otra casa que la cubre y ocupa un terreno de 1190. Las norias casa-torreta de la fábrica y la cuadra para los conductores necesitan algunas reparaciones. Además de estos edificios eciste una casa en la salada de Camaron que se halla fuera de la vista de este establecimiento y otra en la de la villa de Bujaraloz donde se está concluyendo un almacén que más adelante se hará”.

Limpieza de los depósitos y las eras

Limpieza depósitos y las eras se hacía en marzo y abril, antes de iniciar la campaña de la sal, un proceso que describe al detalle Ventura Valencia:El método seguido para la limpia de los depósitos calentadores ha sido por medio de cubos de madera conducidos por hombres colocados a corta distancia unos de otros, y esto se ha efectuado cuando se han hallado totalmente secos con muy corta cantidad de agua. La limpia y friega de las heras de cristalización se efectua todos los años en los meses de marzo y abril según se presenta el tiempo y termina a los 10 o 12 días, cuya operación se practica dandolas primeramente, un riego para que hablande el tejo que contengan y el polbo introducido por el viento. Seguidamente se colocan 10 o 12 hombres en su mayor parte con escobas fuertes con su ramage voluminoso y se dan una, dos o más barridas hasta que se consideran perfectamente limpias, estrayendolas el agua mezclada con dicho tejo y polbo por un conducto que tienen cada dos heras y sale a los dos andadores donde se deposita para ser conducido con balluartre (Parihuela) ocupado cada uno por dos hombres fuera del radio de la fábrica; seguidamente se da un riego de medio palmo alto en cada hera y da principio la elaboración” (Informe Ventura Valencia, 1853).

Salicornia sp. Salada del Rey o de la Playa, Sastago.

Materiales, costes y robos

Ventura Valencia en su elaborado informe no olvida ningún detalle llegando incluso a recoger los aparatos o utensilios utilizados en la explotación de la sal: “Los aparatos de que se hace uso en esta fábrica para todos los trabajos que se practican en la elaboración, 1º escobas de ramage fuerte y altura de 5 palmos, su coste 24 mrs. 2º retabillos que es una pala de 9 palmos de largo y un recior de dos y medio dedos, redondo como un mango de pala, en uno de sus estremos se coloca una tabla labrada de 3 palmos con esquinas agudas para que agarre y arrastre la sal, su coste 6 reales, 3º palas de roble su coste 4 rs, 4º cajones en donde se conduce la sal de 3 pies de largo uno y dos pulgadas ancho y uno de alto, su coste 24 rs por compra, pues en subasta aún no se han adquirido, 5º balluartes 32 rs, 6º azadas 36 rs, 7º azadones 25 rs. La duración de los útiles que anteriormente se mencionan es la de un año, escepto los cajones, azadas, azadones y balluartes que duran 4. El coste de cada una de las norias por compra será el de 6.000 reales vellón. El gasto a que han ascendido en los últimos 6 años sus reparaciones es de 2.149 y el de los útiles y efectos de la fábrica o sean de conserbación y entretenimiento a 1.419 que unido forma un total de 3.568 reales.”

Gracias a Carlos Beramendi, 1792, podemos conocer el coste y beneficio de la producción de sal a finales del siglo XVIII: “Las de la fabricación de una fanega de sal, y su conducción del almacén no pasan de un real de vellón, y en esta nueva fábrica serán más varatas por sus bellas proporciones, redundando todo esto en mayor utilidad, aunque la que deja es bastante, pues se vende cada fanega a treinta reales vellón. Antes que el Sor. Felipe V incorporase esta renta a la corona, se vendía la fanega de sal a 3 rs. vn. bien que los comestibles eran más baratos, y no tenían contra sí los gastos de empleados, ni otras atenciones de la corona.»

El informe de Ventura Valencia habla de los robos, del pillaje pero quizá también estuviese ya actuando aquel celebre bandolerismo que años más tardes se haría ampliamente celebre con su máximo exponente del bandido Cucaracha y su banda: “Los habitantes del pais son estremadamente propensos a  la embriaguez y al robo de sales, pues siendo años de llubias se cria bastante sal en las saladas ecsistentes en este monte que se hallan fuera de la vista de este establecimiento y concurren armados al robo según se ha visto en los años anteriores, pues en el momento de aparecer sal en dichas saladas se presentan audaces con amenazas al Resguardo, y cubierta la luz, si este no accede, hacen su estracción a vivo fuego sin que dicho Resguardo pueda contenerlo por la multitud de hombres que a él se dirigen”.

“El jueves 20 del corriente pasaron 30 caballos de la facción que manda et rebelde Bosque, el rio Ebro por Chiprana, quedándose 300 hombres en dicho punto y Sástago. Llegaron aquellos á la salina de Bujaraloz, se llevaron cuentos rebaños de ganado encontraron en el monte de Sástago , y algunas carretadas de sal y los transeúntes que hallaron, y repasando tranquilamente el Ebro, se fueron á esconder el fruto de sus rapiñas sin obstáculo alguno.

Correo nacional (Madrid). 29 de septiembre de 1838.

Uno de los problemas quizá fue la situación de la salada, alejada de nucleos urbanos y el estado de los caminos, pues la Salada del Rey se encontraba a dos leguas de Bujaraloz El estado de los caminos es deplorable por toda la circumferencia, y únicamente el de regular estado es la carretera de Barcelona a Zaragoza, que dista dos leguas. El río más importante y prócsimo es el Ebro que se encuentra a tres leguas y media; y siendo muy penosa la conducción de aguas por la mucha madre y cerros elebadisimos que tiene a sus inmediaciones(Informe Ventura Valencia, 1853).

La Salineta

La Salineta fue la salina de Bujaraloz que fue explotada para la producción de sal. Se encuentra en sus inmediaciones, cerca del actual polígono, carretera Caspe.

Bujaraloz, apunta Alberto Plata Montero, a mediados del siglo XIX tenía una producción anual eras de 2.227 fanegas con un coste de producción de la fanega 153,6 maravedíes, estando bajo la supervisión del administrador de la salada del Rey: “Bajo la supervisión de su administrador también estaba la laguna o “Salineta” de Bujaraloz y una serie de espumeros localizados en los montes de Sástago que se encontraban bajo la vigilancia de los oficiales de resguardo para evitar su explotación” (Plata Montero, Alberto. El ciclo productivo de la sal y las salinas reales a mediados del siglo XIX).

La Salineta. Bujaraloz.

Ventura Valencia, en su informe de 1853, matiza que es laguna de manantial, particularidad que le hacía asegurar más el agua a la vez que por su producción se debía garantizar custodia de la misma: “En la de Bujaraloz es más cierta la producción por contener siempre agua que sin duda es manantial, sin que hasta la fehca se sepa el origen y únicamente sucede lo que en las anteriores; si tiene aguas abundantes el invierno aún cuando no en tanta cantidad se hace bastante sal y a ello deben contribuir llubias pequeñas en la estación del verano, sin que por esta causa se pueda asegurar la producción. En ella ecsiste todo el año fuerza del Resguardo para su custodia.”

Además, el informe nos indica que sobre aquellas fechas estaba en construcción el edificio almacén de sal de la Salineta: En la salineta de Bujaraloz situada a legua y media de esta fábrica se está construyendo un almacén para entrojar las que la misma produzca, de 76 palmos de longitud, 52 de latitud y 22 de elebación, ocupa un terreno de 3.952. Su cabida, deducido el espesor de sus paredes, es de 62.832 palmos; en la misma ecsiste otra casa donde se coloca el Resguardo, de 16 pies de longitud, 15 de latitud y 11 de elebación; ocupa un terreno de 240 pies.”

La Salineta, Bujaraloz.

Ventura Valencia es exhaustivo en su informe, aportando detallada información, incluso de su distribución, principalmente al alfolí de Zaragoza, el almacén de sal, ubicado en el actual paseo de Echegaray y Caballero, levantado en 1760, proyecto de Francisco de Velasco y Julián de Yarza y derruido entre 1967 y 1972: Los alfolíes y depósitos que se surten de sales lo son Zaragoza que dista 14 leguas, Fraga 11 y Caspe 6. El costo de conducción de cada fanega con arreglo a contrata es el de 6 rs 13 mrs con Zaragoza, 5 rs 50 centésimos Fraga y 2 rs 25 mrs Caspe, verificandose las mismas por cuenta de la Hacienda serian a Zaragoza 4 rs 17, Fraga 4 rs y Caspe 3. Los endimientos de sal de esta fábrica en los años en que ecsisten las llubias de invierno seran de 8 a 10.000 fanegas que podran espenderse en los alfolíes de Fraga, Caspe y Pina, que dista 6 leguas y el resto a Zaragoza. Informe: El orden establecido para el despacho de sal es la asistencia del Administrador, Oficial Inspector, Pesador, Cabo del Resguardo y los Dependientes que ecsisten, pues hallandose esta fábrica según se ha manifestado a dos leguas de Bujaraloz y 4 de Sástago, es la causa de que los individuos del Resguardo hagan el pique de sal y carguen los carros, percibiendo para este trabajo 6 y 8 rs. en proporción del nº de fanegas que cada uno lleba, mas si los conductores quieren cargarlas por si, ningún derecho les cargan. El carácter de los conductores es regular bajo todos conceptos.”

Alfolí de Zaragoza.

Una actividad y un patrimonio industrial que se desvanece. Escasamente queda en la memoria como es el caso de Antonio Luna Villagrasa. Antonio era curioso, iba a la Salineta, que era propia del ayuntamiento y veía el proceso de la obtención de la sal -Había familias que iban a sacarla y en invierno iban a venderla, por Sena, Villanueva o el Somontano. Incluso había uno que hacía soga y que también vendía en invierno a la vez que la sal-.

Así recuerda como en la Salineta había una casa y hangar o almacén donde almacenaban la sal: -cogían la sal con pozales y la subían arriba para almacenarla-.

Aunque es famosa la extracción en la salada de la Playa, en Sastago, la Salineta estaba muchísimo más cerca de Bujaraloz, añade Antonio:  -Se formaban unas eras, donde el agua mermaba, la sacaban con pozales. Había mucho fango, barro o limo, los que recogían la sal iban descalzos. Tenían que rader la sal, porque se quedaba abajo la sal asolada, con ella hacían montones de hasta 2.000 kilos.  Luego la vendían, canjeaban por otros artículos, por comida, trueque…-.

A la salada de Sastago iba gente de Bujaraloz a Trabajar, añade Antonio, serían unos 3 o 4 del pueblo -Los últimos arrendatarios eran de Barcelona “explotaban la sal”. Hicieron unos pozos para tener agua y unas eras de hormigón y un molino para moler la sal. Pues la sal salía granosa y se tenía que moler para que fuese fina. Se la llevaban en camiones. Lo malo de la sal que corroe todo y pronto todo se veía muy afectado, motores, camiones… y económicamente les acabó perjudicando mucho. La explotación de sal se dejó de hacer sobre 1980-.

Carlos Carrión, Carlos. Suplemento XL Semanal número 1749.

Carlos Urzainqui Biel escribió “Bajo un sol de castigo, el de la comarca de los Monegros, trabajaron aquí miles de salineros a lo largo de los siglos, hasta que la sal dejó de ser imprescindible para conservar los alimentos” (El Retabillo de Carlos Urzainqui Biel). Ciertas palabras que no podemos hacer más que suscribir, la memoria de las gentes que trabajaron extrayendo sal a lo largo de la historia de las salinas de Bujaraloz – Sastago. A su memoria y las ruinas que permanecen contando la historia de las salinas y el oro blanco de la sal en un entorno natural privilegiado y de alto valor ecológico por preservar y patrimonio que, quizá, soñar con no dejarlo perder.  

250 años de la caída del meteorito de Sena


Por Antonio Cavero Barreu

Publicado en El Tarirán, Asociación Cultural Senense, n. 104, págs. 52-56, octubre 2023.

Este año 2023 es pródigo en efemérides que se refieren a nuestro pueblo. Además de celebrar el quincuagésimo aniversario de la fundación de la Asociación Cultural, y también de la recuperación de las Coplillas, se cumplen 250 años de la caída del meteorito de Sena, que tuvo lugar el 17 de noviembre de 1773, y que, como sabemos, es la más antigua registrada en España. Por este motivo el meteorito de Sena ha sido objeto de atención de distintos medios de comunicación desde hace unos meses, y está en curso una solicitud de la Agrupación Astronómica de Huesca para que pueda exhibirse en nuestra provincia coincidiendo con el aniversario.

Al margen de los aspectos científicos y de clasificación, de los que se han ocupado hace años un buen número de publicaciones relacionadas con la ciencia de los meteoritos, El Tarirán ya se ocupó ampliamente, entre 1999 y 2007, de los pormenores y el contexto de esta caída, con un primer artículo de Alberto Galindo en 1999, al que siguieron otros artículos o notas de María Jesús Nassarre, Miguel Ángel Lordán, Alfonso Campoy, Jesús Cancer y finalmente de Alberto Galindo en 2007. El próximo aniversario nos brinda la oportunidad de volver a ocuparnos del meteorito, que se exhibe en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (en adelante MNCN), y aportar nuevas informaciones sobre aspectos no suficientemente aclarados, como el lugar exacto de la caída.

El meteorito de Sena, en Google Arts and Culture

Google Arts & Culture (https://artsandculture.google.com/) es una plataforma de Google puesta en servicio en 2011, que permite acceder a una recopilación de imágenes en alta resolución de obras u objetos expuestos en múltiples museos, así como a un recorrido virtual por las galerías en las que se encuentran. Permite visualizar más de 200.000 piezas de arte y un total de 6 millones de fotos, vídeos, manuscritos y otros documentos relacionados con el arte, la cultura y la historia, en más de 2000 instituciones culturales de más de 80 países.

Sección dedicada a los meteoritos en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. El meteorito de Sena es el primero de la parte inferior izquierda en la primera vitrina. A la derecha, detalle con la leyenda “Caída más antigua conocida de España”.(https://artsandculture.google.com/story/9AUR8EWZmdKZLw).

Uno de los museos que colabora con la plataforma de Google es el MNCN de Madrid, cuyo patrimonio figura entre los más importantes del mundo. Custodia más de 11 millones de ejemplares en sus colecciones de historia natural, entre las cuales se encuentra la de meteoritos (Cuadro I), con unos 240 ejemplares, una quinta parte de los cuales procede de España. Para su visualización en Google Arts & Culture, el MNCN ha seleccionado, de entre sus millones de ejemplares, unas 160 piezas únicas, vídeos e imágenes en alta calidad. Entre ellas, el meteorito caído en Sena en 1773, el más antiguo de la colección, que se muestra al final del reportaje en el enlace https://artsandculture.google.com/story/9AUR8EWZmdKZLw

El análisis de Proust y la dispersión del meteorito de Sena

El meteorito de Sena cayó en 1773, pero su análisis no se publicó hasta 1804, y de ello se encargó nada menos que Luis Proust, uno de los fundadores de la química moderna (Cuadro II).

Izquierda: etiqueta histórica del meteorito de Sena, mostrando los resultados del análisis de Luis Proust (Servicio de fotografía del MNCN). Derecha: página del título de la obra Análisis de una piedra meteórica caída en las inmediaciones de Sixena (Proust 1804).

Luis Proust, cuya ley de las Proporciones Definidas, de las Proporciones Constantes, o sencillamente Ley de Proust se estudia y se utiliza ya desde la enseñanza secundaria, fue un farmacéutico y químico francés, aunque realizó la mayor parte de su carrera en España, en particular todas las investigaciones -entre 1794 y 1804- que le llevaron a enunciar su famosa ley. Cuando se ocupó del meteorito era director del Laboratorio Real de Madrid. Proust analizó el fragmento, pero no sospechó de ninguna manera el origen extraterrestre de la piedra, algo que en la época todavía no se había establecido. Tras este primer análisis, posteriores estudios han permitido concluir que se trata de una condrita H4, uno de los tipos de meteorito más común. Posteriormente al análisis, el meteorito se ha dividido y repartido por diversas instituciones o colecciones del mundo. El fragmento mayor, de 1,7 kg, es el que se conserva en el MNCN. Otro de 113 g se conserva en el Muséum National d’Histoire Naturelle de París. Y hay fragmentos menores -algunos de hasta unos pocos centigramos- en Viena, Chicago, Berlín, Londres y otros muchos museos. El Cuadro III muestra algunos fragmentos o rótulos del meteorito de Sena repartidos por el mundo.

La controversia sobre el nombre: ¿de Sena, de Sijena1, de Sena de Sijena, de Villanueva…?

La caída del meteorito de Sena está perfectamente documentada. El capitán general de Aragón, Luis Manso, encargó una investigación exhaustiva, cuyos resultados constituyen un informe de 93 páginas manuscritas, el protocolo 169 del archivo del MNCN, a cuya digitalización se puede acceder libremente en internet (MNCN 1774). El título, que se muestra en la imagen, no ofrece dudas sobre el lugar de la caída, ya que tras el año y el encabezamiento podemos leer (aunque no sin esfuerzo, dada la caligrafía del escribano): “Sobre El suceso del día 17 de noviembre de dicho año, en que cayó una piedra en la Huerta de Sena”. Y el rastreo de los testimonios aportados permite establecer la zona exacta de la caída, con precisión de unas decenas de metros, como veremos en otro apartado.

Siendo así, ¿por qué la controversia sobre el nombre del meteorito, que aparece en distintas fuentes como de Sena, de Sijena, de Villanueva de Sijena o de Sena de Sijena? Hay tres razones que lo explican. La primera, que el pueblo de Sena pertenecía en la fecha de la caída al Señorío de Sijena, y así fue hasta bien entrado el siglo XIX. Esto se traducía incluso en el nombre “Sena de Sijena”, que aparece en muchos documentos. La segunda, y consecuencia de la primera, es que la autoridad administrativa que regía sobre Sena, Villanueva y otros pueblos del contorno tenía como título “Alcalde y juez ordinario del distrito y territorio del Monasterio de Sijena”, o también “Alcalde de la Real Casa de Sijena”. En 1773 el cargo lo desempeñaba Manuel Martínez, y es a quien se encarga la investigación y el que remite los documentos al Capitán General, que a su vez los envía al Rey. Así que en los documentos aparece siempre el alcalde de Sijena, lo que alimenta la confusión sobre el lugar. Y finalmente, aunque la pieza principal del meteorito cayó en la huerta de Sena, días después del impacto se encontraron pequeños fragmentos en la huerta de las inmediaciones del Monasterio de Sijena, remitidos al Capitán General conjuntamente con el fragmento principal. Ello justifica que en la vitrina del MNCN donde se expone el meteorito se rotule su procedencia como “Sena o Villanueva de Sixena (Huesca)”, como hemos visto en el Cuadro I.

¿Dónde cayó exactamente el meteorito?

El alcalde del Distrito y Territorio de Sijena, Manuel Martínez, cumplió con eficacia el encargo del Capitán General. Se recogen en la documentación unas 15 declaraciones de testigos directos o de personas que sabían de la caída, aparte de la del Prior-Párroco de Sena, Antonio Pano, a quien se le entregó la piedra en primera instancia. En el momento de la caída, sobre las 12:30 del mediodía, los declarantes estaban mayoritariamente en Sena, comenzando por los que se encontraban “haciendo la mediodiada” en un campo propiedad de Manuel Calvo, contiguo al que cayó la piedra, propiedad de Francisco González; entre el punto en que cayó la piedra y el que se encontraban había unos veinte pasos (16-17, 68, 70, 73)2. Otros declarantes estaban en Villanueva de Sijena, en la huerta del Monasterio, y en Sariñena, aparte de los que estaban con el ganado en Cajicorva, o volviendo del monte Sisallar. Las declaraciones sobre el lugar de la caída son coincidentes: cayó en un campo de la partida “Los Tapiados”, “frente del lugar, bajo del molino, a un tiro de bala de distancia de este mismo lugar” (77), “un campo que está bajo el molino y a corta distancia de este lugar” (70-71), o simplemente, la expresión más repetida, “bajo el Molino”. También “bajo la acequia, a corta distancia del lugar” (14). En cuanto a la dirección indican que procedía de “como de parte del monte llamado El Vedado, término de este lugar, entre el poniente y norte” (72), o “hacia el monte de Cajal” (78).

Los planos del Cuadro IV nos ayudan a fijar el lugar de la caída. La partida “Los Tapiados”, como su nombre indica, correspondería en la época a la zona de huertos cerrados con tapias situados justo al sur del pueblo. La ubicación “bajo el molino”, considerada desde el pueblo, nos permitiría situar los campos citados al sur de la posición de este edificio, hoy desaparecido, marcado con la letra M. Sin embargo, cabe preguntarse si los campos estarían contiguos al molino o algo más al sur. Las expresiones “frente del lugar”, “a un tiro de bala de distancia” o “a corta distancia del lugar” excluyen la posibilidad de una excesiva separación entre los campos y el molino. En cuanto a “bajo la acequia” parece referirse a la acequia del molino, ya que un campo situado justo bajo la acequia de la ribera no podría estar también “bajo el molino”, que está algo más abajo. Finalmente, hay un testimonio que oyó y presenció la caída viniendo de su viña, situada en la partida Malpartir, cuando estaba en el puente por el que el camino que viene del río cruza la acequia del molino, es decir el puente llamado “Rómiz”, marcado en los planos con la letra P (75). Este testigo también vio caer la piedra delante de él, en un campo “bajo el molino”, y ofrece un punto de vista alternativo de la misma caída vista desde otro ángulo. Todo ello nos lleva a la conclusión de que la piedra cayó en un campo justo al sur del molino, como mucho a unas decenas de metros. Se trataría de alguno de los campos situados bajo la letra M en los planos. En la imposibilidad de acceder al catastro de finales del siglo XVIII y cotejar la existencia de dos campos contiguos, uno de Manuel González y otro de Miguel Calvo, es la máxima precisión a la que podemos aspirar para fijar el lugar de la caída del meteorito de Sena.

Planos de la zona de la huerta de Sena en la que cayó el meteorito. A la izquierda, imagen actual de Google Earth. A la derecha, imagen del catastro de mediados del siglo XX, cuando aún existían el molino y su acequia. Tomaremos como referencias el colegio público Alberto Galindo (C) y la bajada del lavador (L). El antiguo molino (M), situado en la calle Urgelet y hoy desaparecido, tomaba agua de la acequia de la ribera (AR) para su funcionamiento. Tras mover la muela, el agua se evacuaba mediante la acequia del molino (AM), de curso curvo, que se cruzaba con el camino que sube desde el Alcanadre en el llamando puente de Rómiz (P). Hoy en día, la acequia del molino ya no existe, pero su antiguo trazado puede intuirse por la disposición de las parcelas, al menos en algunos tramos. (Datos catastrales del Ayuntamiento de Sena)

El informe sobre el meteorito

En febrero de 2007 se inauguró en el MNCN la exposición permanente de meteoritos. El texto explicativo que figuraba junto al de Sena ya fue publicado ese año en el número 70 de El Tarirán, (Cuadro V).

Al margen de este informe, que necesariamente omite muchos detalles, el acceso a la documentación completa de la carpeta 169 del archivo del MNCN permite obtener otros datos curiosos, al menos para la gente de Sena, aparte de los que nos han permitido la ubicación del lugar de la caída, que hemos comentado en el apartado anterior.

El Capitán General, Antonio Manso, declara haber recibido por parte del Alcalde de Sijena la información requerida junto a una caja sellada con la piedra, e igualmente “otro pedacito de Piedra, igual a la grande, que se cree parte de ella” por parte de las monjas de Sijena, “por medio del Recibidor de Malta en este Reino”. Y, tras proceder a su apertura en presencia de otros ilustres testigos, escribe:

Dejo a los sabios que discurran si la piedra fue erupción de la tierra, que la fermentación le dio impulso para elevarse hasta lo perceptible de la esfera Celeste, y que su gravedad la precipitó al paraje en que se vio caer; si algún torbellino levantó porción de materias que se unieron por la recíproca atracción que tendrían para juntarse formando la piedra, y que cayó esta de la Nube en que tuvo efecto esta operación; o que cayendo alguna exhalación mayor que las regulares, hallase la piedra en el territorio en que terminó su actividad, le comunicase su calor, la tostase en su superficie, y dejase el olor de sus materias que se notó. Yo solo digo por mí que el suceso, cuando no sea positivamente singular, no es común. (57-58)

Téngase en cuenta que, en la época, el hecho de que este tipo de piedras pudieran proceder del espacio exterior no era ni siquiera sospechado. Coherente con su idea de que el suceso no era “común”, el Capitán General requiere del Alcalde que “reciba nueva información sobre las particularidades siguientes”

1) Si se encuentran Piedras de igual naturaleza a la ocupada en el territorio de Sena, y su Comarca, y si se hallaban antes del suceso del día 17. Y caso de encontrarse se remitirán con la primera ocasión.

2) Si cayeron Piedras iguales en esa comarca, y de dónde han salido algunas que se han esparcido, y de las que tenía un pedazo dicho Excmo. Sr Capitán General, que le entregó un Caballero de San Juan. [El recibidor de Malta]

3) Si la Piedra bajó encendida o humeando.

4) Se examinarán asimismo testigos de de Sijena, Villanueva, Sena y Sariñena sobre el particular de haber oído los truenos, o ruidos en la hora que sucedieron, según resulta de la información, y se evacuará la cita del Prior de Sena, bien sea mediante declaración, o mediante oficio y Carta respuesta del mismo. (3)

Igualmente requiere

[…] información del suceso así de las personas que la vieron caer como de aquellas a quienes inmediatamente lo contaron, y la distancia a que se oyeron los truenos y ruidos indagando de los mismos del modo que cayó de la esfera celeste, si fue por línea recta y perpendicular o curva al modo que cae la piedra disparada hacia el horizonte, y en ese caso averiguará v.m. de dónde vino, si hay hacia aquella parte, o sus cercanías algún volcán que pudo despedirla (63)

No se puede negar que el Capitán General trató el tema con interés y rigor, y que, buscando explicaciones llegó a pensar hasta en los volcanes. De los testimonios obtenidos, totalmente concordantes y reiterados, entresacamos algunas frases representativas, que complementan o amplían la información del Cuadro V.

El hecho de que no parecía haber circunstancias meteorológicas capaces de causar el fenómeno se refleja en frases como “A mediodía, estando la esfera Celeste sin aparato de tempestad” (55) o “No había apariencia de tronada ni era tiempo regular para ello” (13-14).

Hay concordancia total en que los ruidos o detonaciones fueron tres: “Tres estruendos con poco intervalo de uno a otro” (13), o “en la esfera celeste tres estruendos muy fuertes con corto intervalo de uno a otro” (18). Algunos pensaron que se trataba de tiros “de artillería del castillo de Monzón” (31, 69).

Las descripciones más curiosas corresponden a lo que se oyó justo después: “Un susurro, como eco de campanas o cosa semejante” (73). Un pastor que se encontraba en Cajicorva “después del último estruendo notó y oyó también un ruido o eco como si fuera un panderillo guarnecido con sonajas o cascabillos que le parecía se dirigía a Sariñena” (18-19). Otro describe el sonido “como si por el aire pasara un enjambre grande de abejas” (75). Y aún: “Un susurro o eco como cuando de apartado se oyen los pífanos o flautines que usa la tropa” (14). Esta misma impresión llevó a otro a afirmar que “los que estábamos dentro de nuestras habitaciones oímos los estruendos solamente”, mientras que los que estaban al exterior oyeron además “el ruido continuo y particular como de cajas y pífanos”, de suerte que las mujeres que estaban en la calle baja del lugar se decían “vamos a ver los soldados que entran por el cabo alto del lugar. ¿No oyes los tambores y pífanos?” (40).

No cabe duda que los estruendos causaron temor en muchos. Lo expresan varios testigos que indican que buscaron refugio notando que “El cielo se abre o se rompe” (73). Unos ganaderos montañeses que volvían de dejar el ganado en el monte del Sisallar refirieron que “al pasar el puente que este lugar tiene construido en el rio Alcanadre habían oído los referidos estruendos de que se habían asustado mucho y atemorizado creyendo que se hundía el puente” (15). Otro testigo de Sariñena, temió por la suerte de la torre de la iglesia, algo deteriorada: “hizo juicio que había caído dicha torre y que eran resultas de ello dichos estruendos” (21).

También indicaron muchos que “faltaba una astilla o trozo” (71, 73-74, 75), que no fue hallado por más que se buscó. Probablemente se trataría de un pequeño fragmento que se separó en la caída y fue recogido algún día más tarde. Y, finalmente, algunos describen una estela dejada en el cielo por la piedra, como una “nubecilla de poco cuerpo y densidad como si fuese un pedazo de la niebla, vulgarmente boira” (76), algo que concordaría con las estelas persistentes dejadas por otros meteoritos avistados y documentados.

Referencias

MNCN (1774): Conjunto de informes manuscritos fechados entre noviembre de 1773 y enero de 1774, sobre la piedra caída en la Huerta de Sena. Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Arch. 169). Madrid. Consultable en http://simurg.csic.es/view/1617691

PROUST, Luis (1804): Análisis de una piedra meteórica caída en las inmediaciones de Sixena en Aragon, el 17 de noviembre de 1773, Madrid, s/i, 40 págs.; resumen en: Variedades de literatura y artes, 3 (1804) 193, 257; PROUST, L: «Sur une pierre meteorique tombée aux environs de Sigena, en Aragon, dans l’année 1773», Journal de Physique, de Chimie et d’Histoire Naturelle, t. LX (1805), págs. 185-205.

El meteorito de Sena, También en el museo del Prado

Por Antonio Cavero Barreu

Publicado en El Tarirán, Asociación Cultural Senense, n. 105, págs. 33-34, abril 2024.

El meteorito de Sena ha sido objeto de atención preferente en los últimos meses con motivo del 250º aniversario de su caída, que tuvo lugar el 17 de noviembre de 1773. Ello ha propiciado, aparte de un artículo en El Tarirán, extensos reportajes y menciones en prensa, radio y televisión. Incluso hemos podido contemplar el meteorito en directo, sin necesidad de ir a su sede habitual en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, porque el Planetario de Aragón organizó en Huesca, de noviembre de 2023 a enero de 2024, una interesante exposición sobre meteoritos, en la cual el de Sena ocupaba la plaza de honor, como se ve en la fotografía adjunta. No era la primera vez que nuestro meteorito salía de su sede habitual del Museo de Ciencias: entre noviembre de 2013 y abril de 2014, y acompañado de otros meteoritos de la colección, se exhibió en el Museo Nacional del Prado complementando a un cuadro de Rubens, en una curiosa relación -a través de la Vía Láctea- que vamos a desgranar en los párrafos que siguen.

La Vía Láctea, nuestra galaxia

Es sabido que la Vía Láctea es el nombre de la galaxia en la que se encuentra situado nuestro sistema solar. Se trata de una galaxia de tipo espiral, con un diámetro de más de 100.000 años luz, integrada por entre 200.000 y 400.000 millones de estrellas. Nuestro Sol es una de ellas, no de las más grandes, y situada en uno de los brazos. El nombre de Vía Láctea -literalmente, camino de leche- tiene relación con la apariencia que ofrece de noche, vista desde la Tierra, como una tenue y borrosa banda de luz blanca procedente de las estrellas y del gas interestelar que se hallan en el plano de la galaxia. Este fenómeno visual es fácil de entender a partir de las figuras: cuando desde un punto del Sistema Solar como la Tierra se mira de noche el firmamento en la dirección del plano de la galaxia se percibe la acumulación de estrellas y materia interestelar que la componen, mientras que en dirección perpendicular se percibe el firmamento más oscuro.

El origen de la Vía Láctea, según la mitología grecorromana

Según la leyenda, el dios Zeus (Júpiter para los romanos), “el padre de los dioses”, estaba casado con la diosa Hera (Juno para los romanos). Mantuvo una relación con Alcmena, una reina mortal, de la cual nació un hijo, Heracles (Hércules para los romanos), que era solamente un semidiós a causa de la falta de condición divina de la madre. Zeus pretendió que Hera amamantara a su hijastro Hércules, ya que su leche le hubiera conferido la inmortalidad, pero Hera, despechada, lo apartó bruscamente. Las gotas de leche derramada constituyen en el firmamento la Vía Láctea, el camino que conduce al Olimpo de los dioses. Esta leyenda mitológica fue objeto de diversas obras pictóricas, entre ellas el lienzo de Peter Paul Rubens El origen de la Vía Láctea, de 1636, encargado por el rey Felipe IV, una de las obras maestras de la colección del Museo Nacional del Prado.

La Vía Láctea y el meteorito de Sena en el Museo Nacional del Prado

Entre noviembre de 2013 y abril del 2014 se pudo ver en el Museo Nacional del Prado una curiosa exposición comisariada por el artista Miguel Ángel Blanco, un experimento de fusión consistente en la instalación de alrededor de 150 piezas de historia natural (minerales, animales naturalizados y en etanol, fósiles, esqueletos, e insectos) procedentes en su mayoría del Museo Nacional de Ciencias Naturales, junto a veinticinco obras de la colección del Museo de alguna manera relacionadas con ellas.

En la figura podemos ver uno de los montajes, que incluía una colección de meteoritos a modo de prolongación de las gotas de leche representadas en el lienzo El Nacimiento de la Vía Láctea, de Rubens, que como hemos visto narra el origen divino de esta galaxia. El programa de la exposición incluía interesantes comentarios sobre la fusión del cuadro y los meteoritos:

La aproximación mitológica a los fenómenos astrales visibles e intangibles se une al abordaje científico de una presencia tangible: la de los meteoritos que se precipitan sobre la tierra […] Estos fragmentos de cuerpos astrales parecen haberse desprendido del estrato pictórico para posarse junto a la obra y devolver a la tierra en forma de roca las gotas de aquel relato mítico. La mayoría de meteoritos que se desprenden sobre nuestro planeta provienen de un espacio legendario, el cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter, dos planetas con nombre de dios potente y amenazante como la fuerza de estos fragmentos al desprenderse de la bóveda celeste. (https://www.museodelprado.es/actualidad/exposicion/historias-naturales-un-proyecto-de-miguel-angel/860d26d4-8793-4737-be9f-e744e5c2daf4)

El meteorito de Sena, que proviene efectivamente del cinturón de asteroides, se puede ver en la imagen, el primero a la derecha, como capitaneando la partida de meteoritos.

De esta curiosa manera se asoció, pues, durante unos meses, el meteorito de Sena con Peter Paul Rubens y la Vía Láctea bajo los auspicios del Museo Nacional del Prado.

Gonzalo Casamayor Suñén


Natural de Alcubierre, Gonzalo nació el 22 de noviembre de 1948. Apicultor y pastor, su trabajo lo ha desarrollado significativamente en la Sierra de Alcubierre, recorriendo sus caminos, campos y aldeas que rebosaban de vida: -En cada cerro había un pequeño rebaño de cabras, ahora apenas se ve un rebaño de ovejas pastar por sus montes-. Efectivamente, ahora las casetas, parideras y corrales se escachan, las balsas y balsetes quedan abandonados. La sierra ha cambiado, también la vida, pero su memoria aún está viva.

De casa «Calavera», por parte de paterna, su padre trabajó en varias empresas, principalmente en los riegos, haciendo canaletas, azarbes, sifones… lo hacían a mano e iba a trabajar en bicicleta; fue después de hacer el canal. En torno a 1947-1948, cuando nació Gonzalo, su padre se encontraba trabajando en el túnel de Escarra en Sallent. Eran tres hermanos y su madre trabajó en casa. Prácticamente tenían muy poca tierra.

Gonzalo guarda entrañables recuerdos de su niñez, de cuando jugaban a los pitos, a las canicas, y a las carpetas, con las cartas de la baraja; ellos mismos se hacían sus propios juguetes. Fue a la escuela en clases separadas y la escuela estaba en el edificio del ayuntamiento, por donde está la farmacia.

También se acuerda de cuando llevaron el agua corriente a Alcubierre: -Hicieron cuatro fuentes. Una en las cuatro esquinas, en el cruce entre la carretera Sariñena Zaragoza, con el camino de san Caprasio y la carretera a Robres. Una segunda debajo de la virgen del Remedio, conocida como plazeta de las cabras. La tercera en la plaza del lavadero, donde aún recuerda el antiguo lavadero donde de críos iban a jugar. Era un porche abierto, como el de Villamayor, tejado de tijeras de madera. Aún está la solera de cemento. La cuarta fuente es la de la plaza del ayuntamiento, aún existe, aunque no es la original-.

A los 12años ya iba por la sierra con cabras, iba por un cerro y las cabras por otro y se veían: -Ahora hay tantos pinos que resulta imposible-. El llevaba “un ciento de cabras” y en Alcubierre igual había entre 10.000 a 12.000 ovejas y cabras.

Las cabras han sido muy importantes, por la leche, en cada casa tenían un, dos o tres cabras por lo menos, entre todas hacían un ciento que llevaban con la vicera. Con las cabras ganaba unas 2.500 pesetas al mes, iba desde el pueblo a la sierra y cuando parían se quedaba en el monte:  -Una mujer soltera tenía una cabra muy buena que parió tres cabritos, sería por 1964. Le llevé los tres cabritos y se puso tan contenta que me dio dos cincuenta de pesetas, que casi era el sueldo de un día-.

Con 15 años estuvo de pastor de cabras y hacía la vicera de las ovejas y las cabras, juntando unos pocos animales de muchas casas. En algunas casetas se marcaba con carbón o con la navaja –Fulano de tal, vicero de pelo-; de pelo son consideradas las cabras mientras las ovejas de lana.  

Con las ovejas ganaba 2.800 pesetas.  Las ovejas de la vicera tenían un polígono, desde el pueblo hasta el Pantanico. Lo hicieron en el 64: – Haciendo el pantanico salió un manantial y las lomas estaban completamente empapadas-.

Sobre la trashumancia, Gonzalo comenta que en tiempos sí que subieron algunas casas a la montaña.  

Hacían leña en la sierra, pero había un guardia que vigilaba hasta los sisallos. De hecho, apunta Gonzalo -Estaba de guardia para eso, para la gente no hiciera sisallos como leña. Había guardas para todo, para las viñas y eran los que más uva se llevaban. –

Gonzalo recuerda ir a buscara agua a las balsas –Con un mulo y un cubo de cinc de 200 litros iba el aguacero y decían: “Ahora viene el aguacero con el cubo”-. Por las piscinas estaba la balsa grande, apunta Gonzalo, donde iban las mulas a abrevar. Encima estaba la balsa pequeña, donde se quedaba la arguila, arcilla, donde aún existe la tajadera, justo al otro lado de la carretera a Robres.

Antes, desde la balsa de Valmediana, por el camino a san Caprasio, bajaban el agua al pueblo a través de una tubería hasta la fuente de la placeta de las cabras, esquina con el super. La quitaron antes de traer el agua y con el tiempo, al labrar los campos, por donde pasaba la tubería, salían restos. Al lado del silo estaba el Balsón, vallado de piedra, y abastecía de agua al pueblo.

-Un año que no llovió nada, el único sitio donde había agua era en la balsa Nueva-, recuerda Gonzalo, la balsa, que tiene un madero en medio, se encuentra camino a Loma Gorda, conocido como camino balsa Nueva. Aquel año tenían que ir a buscar agua a balsa Nueva con carros en pleno febrero.

La agricultura y ganadería han sido la actividad principal en Alcubierre, –Todo secano, con la llegada del canal ha habido algo de huerta, de regadío, pero muy poco-, apunta Gonzalo. Había huertos en el manantial de la balsa Pina y bajaba el agua hasta el camino de la balsa Nueva. El manantial ha desaparecido. Antes casi todos los años nevaba y había muchos manantiales: – La Fontaneta, camino pozo Pablico, nunca se había secado hasta el año pasado. Un poco más arriba, del pozo Pablico sacaban agua para las mulas-. El monte aún está lleno de balsetas y balsetes donde a las mulas les daban con el pozal.

Gonzalo cuenta sobre las repoblaciones que hubo por la sierra, por las zonas del barranco nuevo y barranco del hambre y doña Pascuala. El vivero estaba situado en el barranco nuevo y hubo mucho trabajo para plantar pinos, pues la sierra estaba muy pelada. Pero también se aprovechaba y se sacaba lo que marcaban, poco, 2 o 3 pinos y no muy gordos.

Carrasca: Carrasquizo cuando es más arbusto. Coscoja: Coscojo.

Al final, Gonzalo estuvo dos años con cabras y un año y poco con la vicera de ovejas. A los 17 años marchó a trabajar a Navarra y Victoria haciendo azarbes, también estuvo por Cantalobos y Orillena. Luego realizó el servicio militar en 1970, durante 15 meses en Zaragoza. Tras la mili, volvió a la empresa anterior, a Uriarte, trabajó 3 meses en San Sebastián y luego en el tercer tramo del canal de Monegros.

Sobre 1970, ya en Alcubierre, Gonzalo puso colmenas y se hizo apicultor y más tarde, para complementar, se puso ganado; pues con solo las colmenas no podía vivir. Y eso que antes no había tantas enfermedades y había mayor producción de miel, La vendía a mayoristas que venían a Alcubierre a recogerla. Así, hasta su jubilación se dedicó a las colmenas y al ovino.

Se puso de pastor con 26 años, sería por 1974. Ha llevado ganado de rasa aragonesa y unas pocas cabras, recorriendo la sierra de Alcubierre, donde ya resulta casi imposible encontrarse con algún ganado. Un oficio que ha amado en un entorno que ha cambiado, que ya no es el mismo de una forma de vida que ya hace tiempo dejamos atrás.

Pastores de Los Monegros:

Un lugar llamado Peñalba


Peñalba, lugar de paso del antiguo camino de los Fierros, donde confluyen varios barrancos y discurre el barranco de La Valcuerna; el único río que nace en Los Monegros. El monegrino pueblo, al sur de la provincia de Huesca, se enclava en una pequeña ladera, coronada por un letrero de grandes dimensiones que nos advierte que estamos en Peñalba, dejándose caer hacia los barrancos que han moldeado el paisaje, frutos de la erosión y del paso del tiempo. Pascual Madoz, en su diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar 1845-1850, lo describe -al pie de una colina, en medio de dos barrancos denominados Val de Castejón y Val Cardosa-.

Panorámica de Peñalba (Peñalba.es).

-L. con ayunt. en la prov. de Huesca (19 horas), part. jud. De Fraga (8), aud. terr., c. g. de Zaragoza, dióc. de Lérida (15). Con buena ventilación y clima sano; las enfermedades comunes son fiebres intermitentes y gastritis. Tiene 120 casa que forman cuerpo de población; una escuela de instrucción primaria dotada con 2,200 rs. vn., concurrida por 40 alumnos, y otra de igual clase para niñas a quienes se les enseñan las labores propias de su sexo, y cuya maestra disfruta 600 rs. de pensión anual; concurren 20 educandas, y ambas dotaciones se pagan de los fondos de propio. –

Pascual Madoz.

Restos del antiguo castillo de Peñalba (Castillos.net).

Pasa La Valcuerna al continuo paso que se ha sentido el pasar, por la localidad, el antiguo camino de los Fierros, vía imperial romana que unía Lérida con Zaragoza, con su desaparecida Venta de la Perdiz, a la nacional II hasta la liberación de la autopista A2. Hileras de camiones y vehículos cruzaban la localidad, como en la época romana discurrían por el camino de los Fierros carruajes y caminantes, atravesando la árida estepa monegrina. Madoz, en el siglo XIX, decía que los caminos eran de rueda y de herradura y conducían a los pueblos limítrofes, además de la carretera general de Barcelona a Madrid que cruzaba el término y la población. Peñalba abastecía de agua de aljibes y balsas al pasajero bajo la protección del desaparecido castillo que la localidad lleva por escudo, bajo los palos de gules y coronado por una corona real cerrada. El castillo, recogido por Madoz, se sumaba a otras destacadas construcciones -hay casa consistorial, cárcel’, un antiguo edificio llamado el Castillo y una iglesia parroquial-.

Además, Peñalba es paso del ramal catalán de San Jaime, ruta Jacobea que discurre desde Barcelona pasando por Lérida, recalando Peñalba para reunirse después, en Fuentes de Ebro, con el camino Jacobeo del Ebro. Desde allí, se encamina hacía Zaragoza para acabar en Logroño desembocando en el principal Camino de Santiago. 

Lugar de acogida y hospitalario, Peñalba aparece citada en 1170 en una «carta de fundación» que Alfonso II dispuso para la fundación de un Hospital para transeúntes -libre e ingenuos de todo tributo a todos los que fuesen a poblar aquel lugar- Hospital que Francisco Castillón Cortada cita que perteneció a la Orden del Temple. En 1737 lo visitó ya en ruinas Gregario Galindo, obispo de Lérida, –tiene la Villa un Hospital que está casi destruido por una avenida grande de agua- (Archivos de la Catedral Nueva de Lérida).

Documento de Jaime I de Aragón, 1225.

En 1225, Peñalba y su término, fue donado a Pedro Lobera, rico hombre de Aragón, señor así mismo del casal de Munébrega y de los castillos de Manchones, Murero y Peñalba (Los Lobera y Ximénez de Lobera- Linajes en Aragón). La donación aparece en un documento de Jaime I de Aragón «El Conquistador» confirmando la entrega que ya realizó Alfonso II del pueblo de Peñalba -El rey Jaime I confirma la donación que Alfonso II hizo de la villa de Peñalba y del lugar de Boarç a favor de Pedro de Lobera y sus sucesores-. (Biblioteca Catalunya. ES/BC – ARXIUHISTORIC_PERGAMINS/3568). Aunque el término mantenía enfrentamientos entre Fraga y Peñalba por sus lindes, la administración, gobierno y posesión del hospital fue concedida a Pedro Lobera, quien llegó a percibir la cuarta parte de los tributos que el monarca imponía a Peñalba, así como los hornos y las tierras roturadas. Aunque Agustín Ubieto Arteta, entre 1333 Y 1397, señala Peñalba como aldea, vemos en el documento que ya presenta el titulo de Villa. Un privilegio que, Agustín Ubieto Arteta, recogió fue alcanzado en 1785, todo muy lejos de la creencia popular que dicho título fuese otorgado por la reina Isabel II, cuando la reina realizaba un viaje hacia Barcelona, otorgando el título de Villa -por el trato recibido de sus habitantes-.

Diez años después, en 1235, el mismo rey Jaime I dona la villa de Peñalba al monasterio de Sigena -Jaime I de Aragón dona al monasterio de Sigena el castillo y la villa de Peñalba, con todos sus habitantes y pertenencias- (Biblioteca Catalunya. ES/BC – ES/BC – ARXIUHISTORIC_PERGAMINS/3565). El monasterio de Sigena hizo suyos los montes de omprio (de sombra en aragonés).

Documento de Jaime I de Aragón, 1235.

En 1237, los derechos de Peñalba sobre sus termino son restituidos a la baronía de Fraga por Guillén de Moncada -reservándose el derecho de ser albergado en el castillo de Peñalba-. Así quedó dictado por el rey Alfonso IV: «…castrum et vil/a m de Fraga, in Cathalonia consistencia, necnon loca de Vallobar et de Pennalba et cetera loca Baronie de Fraga, quem Nobilis Guillelmus de Montecatheno quondam pro nobis tenebat in teudum». El mismo rey, el 25 de febrero de 1331, cede a su esposa, la reina Leonor, -la villa de Fraga con sus aldeas, entre las que estaba Peñalba. (Sinués, nº 896). Esto mismo lo fecha José Salarrullana de Dios el 5 de Julio de 1331-.

Sus lindes volvieron a estar en conflicto en 1686, en la Capitulación y concordia entre Bujaraloz y Peñalba sobre el libre tránsito por los caminos del monte de Fraga (Adicción a la concordia en 1694).

Detalle del mapa de Bourguigno,1719.

Durante la Guerra de Sucesión española, a principios del siglo XVIII, en Peñalba se produjo un enfrentamiento entre las tropas días antes de la batalla de Zaragoza -Los aliados se pusieron en marcha hacia Zaragoza y trataron de picar la retaguardia borbónica en Peñalba el 15 de agosto de 1710- (Revista de Historia Militar. Guerra de Sucesión Española). Durante la guerra española de 1936 a 1939 Peñalba se quedó en la retaguardia del frente de Aragón, en el lado republicano. La población albergó un pequeño hospital, una clínica médica que se ubicó en las escuelas (La organización sanitaria del XI Cuerpo del Ejército Republicano (1937-1939) Closa Salinas, Francesc). La escuela estuvo encima del actual banco Santander, durante la guerra.

Documento Pedro II, 1198.

Etimológicamente, una de las denominaciones de Peñalba responde a Penalba, citada en el documento del rey Pedro II de Aragón en el que prohíbe cazar, pastar o cortar leña en el vedado del pinar de Peñalba, y autoriza a Diosdado de Lobera –a que embargue a cualquier pesona que trate de hacerlo- (1198/07. Zaragoza ES/BC – ARXIUHISTORIC_PERGAMINS/1720). El mismo documento recoge la denominación “Valle de Valcorna” refiriéndose al barranco de La Valcuerna. Agustín Ubieto Arteta, «Documentos de Sigena», en Textos Medievales, 32 (Valencia 1970)” también recogió su denominación “Pennalba” en 1229, en una carta de población de Sariñena otorgada por el rey Jaime II de Aragón. En la carta se puede leer «usque ad Penalba».

Recopilando podemos decir que se hallan las referencias históricas de Penalba, Pennalba y Penyalba [1229]. Existe la idea que Peñalba debe su nombre a “altura blanca” y que estuvo bajo la protección de un castillo o atalaya. Pero su origen es más que posible que fuese ibero. El estudioso de lengua ibera Bienvenido Mascaray, quién además ejerció de maestro en la misma localidad de Peñalba, durante el curso 1956-57, atribuye su origen a la composición -Pena (étimo del castellano pena) que vale por «trabajo, fatiga», al que se une Alba con elipsis al final del primer término con encuentro de vocales iguales, Pen(a)Alba, voz esta que significa jadeo, respiración fatigosa, asfixiante. La traducción: «El trabajo asfixiante»-. Igualmente, Peñalba atesora una rica toponimia recogida y estudiada por María Ángeles Lax Cacho en su trabajo “Toponimia de la zona meridional de Los Monegros”.

– ¿cómo de dura y penosa era la labranza? Respuesta: «Bueno. No se labraba todo el terreno ni mucho menos; se aprovechaba solamente el fondo de las vaguadas donde la tierra era más dulce. Por encima de éstas, las calizas y los yesos hacían casi imposible la labor». Si, además, retrocedemos a los tiempos de los iberos y sus aperos, el cuadro de penosidad y fatiga queda completo. –

Peñalba, por Bienvenido Mascaray.

Peñalba, 1925. Archivo Histórico de la Fundación Telefónica. Línea Barcelona Zaragoza.

El pueblo ha tenido gran actividad en torno a la nacional II, restaurantes, hoteles o empresas de transporte. Sin embargo, históricamente se han dedicado a la –producción de trigo, cebada, centeno, avena; cría ganado lanar y cabrío; caza de perdices, conejos, liebres, palomas, lobos y zorras; a la importación de aceite, vino, legumbres y otros artículos que faltaban, y exportación de los sobrantes- (Madoz, 1845-1850).

-Participa de tenaz y flojo y aunque de secano y pedregoso es fértil y muy productivo en años lluviosos; abundan los pastos, y hay bastante bosque de arbustos y mata baja que sirve para leña-

Pascual Madoz.

Reseñable es la cita que Madoz realiza sobre una fábrica de vidrio -Industria: una fábrica de vidrio ordinario de propiedad del ayuntamiento-. Curiosamente, la familia de Vicente Calvo Martínez se dedicó a la fabricación de vidrio blanco –La casa es de 1837, calle el Rosario nº 33, hacían jarrones y porrones de vidrio que vendían en Zaragoza y en la montaña. En su fachada aún se puede observar tallada en piedra la figura de un porrón-.

Así mismo, Vicente cuenta como en Peñalba había muchos tocineros, entre unos 10 o 12, que bajaban de la montaña lechones en febrero o marzo para criar en casa y estos aprovechaba para vender vidrio por la montaña. Los lechones los vendían por Pina de Ebro, Fuentes, Osera, Quinto, Gelsa… La fábrica de vidrio se cerró a finales del siglo XIX principios siglo XX.-

En Peñalba se hace vidrio
En Bujaraloz la sal
En Caspe las olivetas
Y en La Almolda los jarretes.

Como en muchos pueblos de Los Monegros el agua se recogía en balsas, algunas como la balsa Lugar, la Fraguada, la balsa Nueva o la balseta Hoguera. Vicente recuerda como de crio iban a patinar a la balsa cuando helaba. Cogían leña para calentarse en invierno y cuando cogían ontina y romero verde y encendían la estufa la escuela se llenaba de humo. El agua corriente comenzó a llegar a través de una tubería desde la salida del túnel de Alcubierre del canal de Monegros a finales de la década de 1960. Años atrás se había construido un pequeño embalse, el de Valdecabrera, luego llegó el agua del canal de Monegros y la transformación a regadío. 

En el vuelo de 1956-1957, la fotografía aérea muestra el núcleo de Peñalba y algunas de sus balsas. Estas responden a la “Balsa Lugar”, apunta Paco Beltrán Calavera, donde actualmente están las piscinas y al lado, donde está la pista de tenis, se encontraba la “Balsa Fraguada”. También se observa, abajo a la derecha, la «Balsa Nueva».

Balsa Peñalba. Proyecto terminación. Peñalba regiones devastadas 1950.

Entre las calles peñalbinas se halla la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario o de la Santa Cruz, obra finalizada en 1691 -con su fachada de piedra sillar y puerta en arco de medio punto, su planta parece más una cruz griega que latina, con gran nave central y dos laterales, separadas por pilares y arco de medio punto-. La antigua iglesia, de época medieval, se ubicaba en el castillo, dedicada a Ntra. Sra. de los Ángeles. De acuerdo con Eladio Gros -el deterioro del castillo acarreó el deterioro de la iglesia, por lo que se pensó en la construcción de una nueva-. El antiguo retablo gótico fue quemado en 1936, siendo reconstruido posteriormente. El Altar Mayor, Madoz (1845-1850) lo atribuye a la Invención de la Sta. Cruz, iglesia -servida por un cura de segundo ascenso de provisión real y ordinaria, y 2 beneficiados de patronato familiar; este templo fue fundado en 1692; es bastante capaz, y nada notable ofrece su arquitectura-.

Dibujo de la plaza de Peñalba con su iglesia. Paco Beltrán Calavera.

En una loma al sur de Peñalba se encuentra la Ermita de Santa Quiteria, originalmente templo románico. En su devoción se celebran las fiestas de mayo, de la santa Cruz, en el primer fin de semana del mes. Antes coincidían con la festividad y eran de tres días. En octubre son a la patrona del pueblo la virgen del Rosario -Por testimonios de algunas personas se recuerdan otros patrones, por lo que parece que el patronazgo de la Virgen del Rosario es relativamente reciente. En 1783, de acuerdo a los archivos diocesanos, como patrono de la villa figura San Francisco de Paula- (Peñalba.es).

-Fue muy importante la devoción durante los siglos medios, extendida por juglares, limosneros, cruciferarios, colectores de aceite, vino. Nuestra ermita poseía en 1702 un artístico altar con escenas de la Santa, auténtico libro catequético que entraba por los ojos de los romeros». El 22 de mayo se celebra la festividad de la Santa. En 1828 contaba con un olivar y un rebaño administrado por el prior de la cofradía-

Peñalba.es

El Obispo de Lérida, Don Gregario Galindo, en su visita a Peñalba en 1737, hace referencia a la ermita de Santa Quiteria, -que tiene ermitaño y otra ermita que se va haciendo con las limosnas de los fieles – (Archivos de la Catedral Nueva de Lérida). Según la web municipal -Actualmente no existe ningún resto arqueológico que testimonie esta segunda ermita, ni tampoco en la memoria colectiva-.

Dibujo de Santa Quiteria. Paco Beltrán Calavera

Pasa el cauce sereno del barranco de La Valcuerna como queriendo pasar desapercibido, con su lecho encauzado, donde unos caballos pastan tranquilamente. Es fruto de una pequeña depresión en el corazón del valle del Ebro, en el aparecen diversas hoyas de fondo plano con prados de vegetación salobre y lagunas saladas temporales, las llamadas salinas. En la cuenca -cualquier lluvia o precipitación que caiga en la cuenca permanece allí, abandonando el sistema únicamente por infiltración o evaporación, lo cual contribuye a la concentración de sales-. Su cuenca abarca unos de 2.552 Km2 desarrollando el cauce del río La valcuerna que alcanza los 37 km de longitud, desembocando en el embalse de Mequinenza.

La Valcuerna a su paso por Peñalba (Peñalba.es).

La escasez de precipitaciones, una constante en Los Monegros, y su irregularidad, hace escasa las aportaciones a su cuenca, con una media de 350 mm/año. Sin embargo, la cuenca no está exenta de crecidas extraordinarias por fenómenos torrenciales de lluvia. Madoz (1845-1850) apuntaba -Uno de los barrancos mencionados recoge mucha agua de los montes inmediatos, y en las grandes avenidas son perjudiciales sus desbordaciones-. La Valcuerna goza de instrumentos de protección como Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) ES0000182 Valcuerna, Serreta Negra y Liberola y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) ES2410030 Serreta Negra. El barranco llegó a formar un bosque en galería de tamariceras, constituyendo un ecosistema único y de gran valor ecológico.

Cuenca de La Valcuerna. CHE.

En la misma Varcuena, hace unos 140.000 años, existió un asentamiento prehistórico. La historia de Peñalba se hunde hasta épocas remotas y en su término municipal hay constatados de hasta unos 107 yacimientos del paleolítico y neolítico; de acuerdo a un estudio arqueológico llevado a cabo por la Universidad de Zaragoza con motivo de la transformación de regadíos de la localidad. Hay hallazgos de industria lítica en las vales de Valcabrera, Valdecaldes, Valcelada, Royano y La Valacuerna. El estudio describe 33 referencias de restos cerámicos hechos a mano, la mayoría ligados a industria lítica paleolítica en Calvera, Valdelalmolda, Valdeladroneslos igualmente vestigios de la Edad del Bronce y I Edad del Hierro que se localizan en Puyaldelobos, Valdeladrones. El máximo exponente de estas épocas se encuentra en el tozal de los Regallos en Candasnos, justo en la huega de Peñalba. Allí se halló una espada de hierro y los restos de un poblado íbero hoy accesible y señalizado. Restos menores de la misma edad en la val de Ladrones y habitaciones de planta rectangular, el poblado de Valdeladrones, y el Cabezo de la Vieja en Peñalba, de la edad del Bronce. (Peñalba.es).

Escena de Los Monegros de la joven artista peñalbina Judith Lerín Gros

Lugar de paso, Madoz (1845-1850) decía que el correo se recibía de Bujaraloz por medio de valijero. Vicente se acuerda del correo de Monegros –un furgón iba de Valfarta, Bujaraloz, La Almolda a Castejón de Monegros, un camión con dos o tres líneas de asientos y un cajón donde ponían corderos para llevar a matar a Sariñena y que a la vez traía medicamentos, sería por la década de 1970-. Antes estuvo la tartana del Petiforro, cuenta Vicente, que iba de Sariñena a Candasnos, también Ontiñena Villanueva de Sijena, Sena y Sariñena.

Motel Aragón. Peñalba.

La vida en Peñalba transcurre sosegada entre sus calles y comercios locales, en el ir venir de sus gentes. Está la «Posada Peñalba» con Asún y Jesús, lugar entrañable y familiar, el hogar del jubilado, la panadería, las tiendas o las peluquerías son lugares de encuentro. Atras queda en la memoria del cine Avenida, que luego fue también discoteca o el celebre restaurante, bar y pub Patxy.

Peñalba es un lugar acogedor, históricamente de paso, con el testimonio de construcciones en desuso que daban servicio a la nacional II y su característico toro de Osborne inmortalizado en la película de Bigas Luna “Jamón, Jamón”. Cerca, pasa la línea ferroviaria y aunque no se ve, el meridiano de Greenwich. Algunos de sus comercios ligados a la nacional eran el bar la Mallena, donde paraba el coche de línea Zaragoza- Lérida, el motel Aragón, La Ruta, el Trigal y otro al lado del silo. También estaba el bar de las Mañas, que era una fonda y además funcionó como pub. Con el tiempo se construyó una variante que alejó el trafico por el casco urbano, luego llegó la liberación de la A2 y actualmente la nacional II queda lejos de lo que un día fue, de un continuo pasar de vehículos y coches.

Escena de Los Monegros de la joven artista peñalbina Judith Lerín Gros.

Peñalba rebosa de vida, a pesar de su extinto dance, pero continúa con fuerza la rondalla de Peñalba o la orquesta laudística de Peñalba. Sin duda, Peñalba ofrece una actividad cultural intensa en un pueblo que lucha por seguir vivo. Un lugar con historia, un lugar de paso donde detenernos y descubrir un lugar llamado Peñalba en el antiguo camino de los Fierros.

Arbórea sabina, apuntes ante un modelo cultural


La sabina albar (Juniperus thurifera), principal sabina de Los Monegros, suele presentar gran diversidad de porte. En general, es considerada de porte bajo y arbustivo, con una copa cónica u ovalada en ejemplares jóvenes o bien desarrollados, pudiendo ser asimétrica, irregular, y en ejemplares desmochados aplanada. Sin embargo, es capaz de sobrepasar hasta los 25 metros de altura gracias a la intervención humana. Así, por medio de la poda, se han desarrollado características sabinas de gran porte arbóreo que salpican el paisaje monegrino, vestigios de un paisaje histórico que nos ha sido conservado.

Efectivamente, a lo largo de los tiempos las sabinas han sido objeto de podas, principalmente como aprovechamiento de leñas menores, pero también como aporte para el ganado, sin olvidar su efecto frente a incendios. Las sabinas sin podar, que apenas se desarrollan, se denominan “sabinizos” mientras que el proceso tradicional de poda se ha denominado “ramiar”. Francisco Lasierra, El Chato de Pallaruelo de Monegros, recuerda como se rameaban las sabinas, en su artículo “Las Sabinas”, publicado en la revista Quio, “Hoy los antes citados (sabinizos) se dan en nuestra monte en cantidades muy numerosas, estas sabinas sino se cortan las ramas de debajo, operación que aqui denominamos «ramiar” y que en realidad se llama poda, en vez de ser árboles con un crecimiento normal están prácticamente siempre igual, y más bien son como arbustos. Tengo ejemplos de cuando era pequeño, de algunas ramiadas con mi padre, y que con el paso de los años se han convertido en árboles; así, algunos vecinos de Pallaruelo, que vamos ramiando bastantes, esperamos ver los frutos de su crecimiento.” Sin embargo, una cita de 1819 en el libro de ordinaciones de Perdiguera, aportadas por Constantino Escuer, sobre la regulación de la poda de las sabinas, aparece el término “Escemalar”: “Pena del que escemala carrasca o sabina. Instituimos y mandamos que a cualquier vecino o avitador que se cogiese escemalando carrascas o sabinas, tenga de pena por cada cemal de carrasca 30 sueldos y de sabina 10 sueldos”.  El caso, de la pena por “escemalar”, Escuer apunta “Hay que tener en cuenta que, según el Aragonario, escamalar es: desgajar, desmochar, desramar, podar, tronchar. Por otra parte, según el mismo diccionario, zemal es un tocón y camal es una rama. Con lo cual, esa pena podía ir destinada al que cortase ramas gruesas, o al que arrancase los tocones. Pienso que más lo primero que lo segundo”.

La tradición oral ha apreciado la leña de sabina como combustible doméstico, tanto en hogares como en hornos de leña o fraguas. Por el contrario, nunca la ha considerado buena para carbón. “Los propietarios de sabinas se dejaban antiguamente algunas, seleccionadas al efecto, para tener leña con que calentarse durante su vejez. Sin embargo, hay quien dice que da mucho olor y puede provocar dolor de cabeza. Probablemente ello sea más cierto en la leña poco seca.” (Usos etnobotánicos de la Sabina Albar y arbustos que le acompañan en Aragón, L. Villar, Instituto Pirenaico de Ecología. Espagne J.V. Ferrández. Instituto Pirenaico de Ecología, Espagne).

En su poda tradicional, encontramos citas en Segovia, donde las sabinas se podaban “reguilar” con frecuencia para acelerar su formación y de paso conseguir forraje para las ovejas. “También para que se posasen los pájaros y poder cazarlos. En algunos casos indican: “Tanto personal que había antes, descabezaban los árboles, podaban de cualquier manera por la escasez de leña, y por eso no crecían tanto”. Igualmente, en Los Monegros, las ramas se empleaban como alimento para el ganado: “Forraje verde o seco La rama de sabina, denominada barda, bardera o ramonizo, es considerada buena forrajera para las ovejas; se cortaba en invierno como forraje, sobre todo los inviernos duros. Según indican “los animales también comen los frutos”. Hay curiosos comentarios de pastores en relación con las variedades de esta especie según la palatabilidad del ganado. Así distinguen sabinas amargas y sabinas más dulces: “les gustan más las ramas que tienen agállaras (agallas)”, “algunas ramas son más amargas y no les gustan”. Pasto En general la sabina es apreciada como buen forraje, aunque las jóvenes no son comidas por las ovejas” (Emilio Blanco. Inventario Español de los Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad. Miteco).

Félix Tabueña, antiguo pastor de Pallaruelo de Monegros, contaba como se podaban las sabinas: “Las ramas las aprovechaban para el ganado y el hogar”. Con el astral las iba desramando, se guardaba la astraleta en el cinturón y trepaba hasta la copa hasta dejarles una buena corona. Las dejaban bien podadas y así se formaban buenos fustes, ideales para la construcción de casas. A veces le decían que podaba demasiado, pero esas sabinas que podó en una marguin de un campo, cerca de la balsa del ahogau, nunca se murieron: “Las sabinas se mueren cuando se dejan yermos los campos, unos valles los abandonaron y las sabinas se secaron”.

Para Francisco Lasierra, las hojas que había en las sabinas eran exquisito manjar para el ganado lanar, pero muy especialmente para las cabras, hasta tal punto, que solían estar por la zona de monte más poblada de sabinas y así se mantenían mucho mejor. Igualmente lo atestigua José Luis Campos, pastor de Monegrillo, “Sin podar, a ellas, al ganado ovino y caprino, les gusta mucho…se escuelgan igual ovejas que cabras. Yo les doy en la mano de las de abajo y no las quieren, de un metro y medio para arriba sí.”

Entendiendo la poda como actividad cultural y tradicional, resulta interesante la iniciativa que el Parque Natural de la Puebla de San Miguel, Comunidad Valenciana, dentro de su programa de conservación de ejemplares monumentales, que en noviembre del 2012 llevó a cabo con la poda de Sabina Albar mediante técnicas tradicionales. Su objetivo fue estudiar los métodos tradicionales y la gestión realizada durante años que han favorecido notablemente la conservación de estos árboles centenarios “Antiguamente los vecinos de Puebla “Echaban una sabina”, nombre como se conoce a este tipo de poda, para poder aprovechar sus ramas para el ganado. Esta técnica consistía en la poda completa de la sabina para sanearla y fortalecerla, solía hacerse cada 10 o 12 años dependiendo del crecimiento de la sabina. Sus ramas se podaban y eran utilizadas para alimentar el ganado durante el invierno, proporcionaban zonas de sesteo, de ellas obtenían la madera para la construcción de casas.”

Como hemos visto anteriormente, una de la finalidad de la poda era la búsqueda de grandes fustes para destinar a la construcción. La corta de los fustes enteros ha sido destinada para la construcción como vigas, dinteles, pilares y postes, para cercados, tapias y vallas, además para fabricación de herramientas y fabricación de muebles y enseres doméstico. No obstante, hay que apuntar la pudrición del interior del tronco de la sabina, se suelen ahuecar con el tiempo, lo que muchos grandes portes no han servido para la construcción o para la fabricación de muebles. Paco Lasierra, el Chato, cita como las sabinas que estaban en las fincas gozaban del privilegio de los agricultores, si bien se utilizaban algunas para puertas, cletas, tableros de carro y muchos objetos que de su madera muy resistente al paso del tiempo se hacían.

A su vez, los portes finos han destacado por su resistencia a la producción, siendo utilizados en balsas y en el cauce del río Ebro: “En el Ebro aún permanecen postes de sabina, los colocaban antiguamente para la pesca de anguilas, hace ya más de 40 años. Con la madera de sabina se construían piezas para los pozos, iba muy bien la sabina pues es resistente a la pudrición. Según un viejo carpintero, amigo de Javier Blasco, la sabina no servía de mucho, pues la pequeña tiene muchos nudos y las grandes están podridas por dentro.” (Las sabinas de Los Monegros). También aguantaban bien la pudrición hundidos en el fiemo, y eran colocados en las parideras como puntales para separar corderos u ovejas en lactancia. “Los mismos palos servían a veces para cerrar la paridera de un modo rudimentario”. “En Lanaja y otros pueblos de Monegros, para aumentar el volumen de carga de los carros, al acarrear la «garba» (miés) a las eras, se usaban «pugas» y «pugones», que prolongaban el varal por ambos lados y por atrás. Las «portaderas» o capachos de mimbre para llevar las uvas al «cubo» o lagar, se remataban con madera de trabina, sobre todo por la parte de las asas, por su tenacidad.” (Usos etnobotánicos de la Sabina Albar y arbustos que le acompañan en Aragón, L. Villar, Instituto Pirenaico de Ecología. Espagne J.V. Ferrández. Instituto Pirenaico de Ecología, Espagne).

Las sabinas salpican diversas zonas de Los Monegros como linde de tierras de cultivo o de sombra y protección y a la vez formando bosquetes de sabinas generalmente por la sierra de Alcubierre. “Por supuesto, este árbol es valorado por su sombra y frescor en verano; por ello era a veces respetado en las lindes de algunas tierras de cultivo donde a veces quedan grandes ejemplares” (Emilio Blanco. Inventario Español de los Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad. Miteco). Sobre la sombra de la sabina y su cultura, Francisco Lasierra escribió  “La sombra de las sabinas ha sido y es utilizada para infinidad de cosas, cuando se hacían las faenas del campo a mano, a la hora de la comida, eran lugares donde se estaba más fresco, así algunas sabinas que estaban en sitios estratégicos se cuidaban de forma que no diese el sol en todo el día; mención especial merece la siega, cuando en muchos casos comían todos los segadores debajo de ellas; también se ponían las bebidas (agua y vino) para que estuviesen frescas. Los pastores igualmente han buscado la sombra de las sabinas para sentarse, al igual que los perros de estos, que así reposaban del trabajo que les daba el ganado.”

La formación de sabinas arbóreas, al igual que las dehesas, el trasmocho del fresno o del chopo cabecero, son formas culturales de gestión del arbolado, que configuran un paisaje antrópico, muy ligado al uso del territorio con la actividad agrícola y ganadera. Sin embargo, la poda no deja de ser una actividad humana, que puede traer beneficios al árbol o por el contrario causar daños o perjuicios al árbol y a la masa. Las ramas bajas ayudan a conservar la humedad del suelo, evitan una mayor radiación y evapotranspiración, además de favorecer una mayor biodiversidad asociada, sobre todo entomofauna, además de líquenes o su relación “simbiotica” con la efedra, lo que a muchos lleva desaconsejar completamente su poda.

Sin embargo, de acuerdo con algunos estudios sobre selvicultura de sabinas, las recomendaciones sobre su poda apuntan que las podas bajas de las ramas inferiores de las sabinas adultas creen que pueden ser beneficiosas para la masa (muchas veces el porte de la sabina está formado por ramas desde la base) posibilitando un mayor desarrollo de los fustes, lo que además elimina riesgo de propagación del fuego (Cuerda~ 1995): “La poda puede suponer un plus de alimento para el ganado por mejora del tapiz herbáceo bajo la copa (Costa el al., 1986~ Tárrega y Luis. 1989~ y Gómez Manzaneque.1991) y por el propio ramón, e incluso resultarían aconsejables por razones fitosanitarias (menos puntisecado. ramas secas. etc.)».

«No llegamos tan lejos como algunos autores. que refiriéndose a los sabinares estiman que el ramoneo puede ser compatible con la conservación y mejora de estas masas (Fernández-Yuste el al., 1986). pero sí consideramos que una poda técnica con argumentos silvícolas y bajo determinadas características del arbolado~ no sólo no es incompatible con la conservación, sino que es deseable y mejora a la masa. En la práctica la Administración Forestal no ha permitido esa actuación (actualmente parece que ya se permite), aunque el Decreto 12/1987 que regula la protección del sabinar sí lo aprueba (por debajo del tercio superior de la altura total del pie)“ (Gestión de los sabinares albares (Juniperus thurifera L.) Occidentales de la provincia de Albacete. Eduardo Orozco Bayo, Juan José Martínez Sánchez, Alfonso San Miguel Avanz).”

Estas prácticas tradicionales poco a poco se han ido perdiendo, abandonado una gestión que a lo largo de los años ha producido una serie de árboles característicos, sabinas de porte arbóreo, algunas incluidas en el inventario de árboles singulares de Aragón como la sabina Cascarosa de Monegrillo, con una altura de 16 metros o la sabina Filada Jorge de Lanaja, con 12 metros de altura, ambas considerados árboles monumentales. En definitiva, el presente articulo no más pretende realizar una aproximación a la consideración de esta actividad como patrimonio cultural y patrimonial, un modelo de gestión tradicional, que ha creado un paisaje con identidad, manteniendo un carácter agrosilvopastoral tradicional aportando servicios de carácter social, paisajístico y de hábitat. La sabina árborea ¿Un patrimonio cultural?.

La sierra callada


El horizonte se abre paso en un abanico de paisajes y contrastes, al norte los Pirineos y la sierra de Guara; al sur el Ebro y las serranías turolenses; al oeste el Moncayo y al este, por donde discurre el Alcanadre, amaneces astro sol. Te abres paso en el horizonte y la sierra oscura despierta al canto de la cardelina. Murmura el cierzo un aliento de nuevo día, sierra callada, sierra dormida que desperezas. Despunta el alba y tus rayos finos solares se adentran entre los barrancos, vales y enriscados parajes. Te cuelas entre las copas de los árboles, entre sus hojas y finas acículas de pinos. A tus pies, tierra plana, escampa la boira, se disipa la neblina mañanera y escudriñas la sierra, la tierra donde ejerces tu ardiente gobierno. Serás implacable, como siempre.

Una pareja de cuervos sobrevuela San Caprasio y juega con sus graznidos en el silencio, lo rompen, está bien, es agradable. De nuevo, el silencio sobrecoge, es una preciosa calma. Mientras, el cielo es intenso, azulado y claro, con sus pomposas nubes blanquecinas que lo surcan y se pierden, igual que los barcos en la inmensidad del mar. El cierzo también juega, silbante sacude las ramas, mece los árboles y susurra; ellos saben de lo que hablan. Los árboles se mueven, tienen movimiento, parece un baile, una perfecta coreografía. La misma mar con distinto oleaje donde dejarse llevar.

Una rabosa merodea y, advertida, se apresura a desaparecer. Hay rastro de jabalí, sus pezuñas hundidas en el barro y en la balsa huellas del ganado, las ovejas que con sus pequeños pasos cuidan estos montes. Sapos y ranas brincan adentro de la balsa. Un mochuelo observa desde el espaldado tejado ruinoso de una pequeña aldea, las piedras, que tanto cobijo dieron, se derrumban. También se derrumbó algo en nosotros, nuestro pasado, cuando lo abandonamos. Se cierne el cernícalo, una bandada de perdices emprende un vuelo desconcertante y los buitres planean la sierra callada. Las puertas quedaron abiertas, con la dalla y la hoz tirada, el botijo roto en mil pedazos y el trillo abandonado en la era. Se hundieron las chimeneas y ya nunca volverán a humear, ya nadie regresa, donde tan solo se posa la majestuosa águila culebrera.

Ya nadie canta jotas por tus caminos, no se desgarrarán bravas las voces por los campos. El silencio se ha adueñado de vales y lomas, los abuelos ya no cuentan historias de siempre y solo son tiempos pasados arrinconados en la olvidada memoria. Ya no se preparan ranchos para las interminables jornadas de siega, ni jornaleros descansan a la sombra de viejas carrascas. Ya no se sienten las caballerías y el traqueteo de los carros, ya no, sierra callada, ya no lloran por tus montes las ilusiones que nacían. Ya no bajan alegres los leñadores de la sierra de Alcubierre.  

Contemplo uno de los muchos pinos, retorcido, me enseña que la vida no es recta, que a veces hay que torcerse para tirar hacía adelante por muy difícil que sea. Se han abierto paso, buscando luz, retorciéndose, eso es sobrevivir, peleando por crecer, en un suelo pobre, sin apenas agua. Se han revuelto, han luchado y allí están, con sus cicatrices, con su corteza agrietada y llena de cicatrices. A su manera están erguidos, meciéndose todos juntos y tocando el cielo, en una sierra callada que grita. Son como un libro abierto, no hay sabiduría sin arrugas.

La tierra, seca, también muestra sus arrugas, agrietada de sed y la vida del hambre. Secanos de cebada y trigo, con tus margüines de retamas y esas imponentes sabinas que empequeñecen al hombre. Abrazo tu tronco, sabina, trato de abarcarte y me vuelvo a sobrecoger, tomo aire, respiro, aquí es puro, sé que me das la vida. Sé de mis raíces.

Pajarillos chapotean en el agua, dan pequeños saltitos, pian y pian y salen volando. Un valiente ratoncito se refugia entre las piedras, abejas rondan los romeros en flor y un fardacho toma el sol. Una gineta permanece escondida, la salamanquesa también se esconde y una culebra serpentea. Una araña teje su tela y un alacrán se asoma tímidamente. Un conejo corre veloz a su madriguera, una lavandera merodea un charco y un águila atraviesa el cielo.

Cada gota importa y cada gota es una inmensidad; donde hay un charco hay un mar y donde una balsa hay todo un océano. Un risueño petirrojo se posa entre las espinosas matas de un endrino, revoletea y, callado, en la sierra, me observa. Las sombras de los cuervos acarician la sierra, mecidos los árboles se tocan. Vuelan entre el silencio y la sierra callada. Acecha la noche y cielo se tiñe de rojo fuego, arde y las purnas llenan el firmamento de estrellas. -¡Hola Luna!-, sobrecoge la sierra callada.

Relacionado: Sierra de Alcubierre, consideraciones.

La fuente del Milagro de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes


¿Qué diremos de la fuente? La fuente fue la más concurrida, y, en verdad, que disponiendo de un agua tan excelente.

“Desde la Cartuja” S. Ortiz. Nueva España, 13 de mayo de 1954.

El entorno de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes esconde una fuente milagrosa por donde brota el agua en el árido y seco paisaje monegrino, todo un oasis: la fuente del Milagro. Un lugar donde, según la tradición popular, la imagen de la virgen de Nuestra Señora de las Fuentes se le apareció a un pastor en el mismo manantial, dando, posteriormente, nombre al monasterio de la orden cartujana, estableciéndo a principios del siglo XVI.

La Fuente, que consagró
tu divina Planta, brota
un milagro en cada gota,
de que tú nombre tomó:
del Milagro te llamó,
y los obra muy frecuentes;
Amparad a tus Devotos, &c.

Gozos de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de las Fuentes: que se venera en su Cartuja en los términos de la real villa de Sariñena.
Documento de 18..?  Biblioteca de Catalunya.

Fuente del Milagro de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes

La fuente del Milagro

La fuente se localiza en una vaguada en un pequeño barranco al sur del actual monasterio y la loma contraria donde se encuentran las escasas ruinas del anterior monasterio. Cerca existen unos restos muy ruinosos de una pequeña iglesia. En el fondo, del pequeño y frondoso barranco, encontramos una pequeña construcción, un edificio de planta cuadrangular. Accediendo a su interior, podemos observar una construcción en mampuesto de caliza, abovedado y un suelo que casi siempre suele aparecer inundado. El agua brota a una pileta a través de tres caños que surgen por las bocas de unas figuras de cabezas humanas, en una placa metálica y rectangular con la inscripción – Agua Sulfatos Nitratada -. La placa debió de ser colocada cuando el monasterio fue utilizado como balneario a finales del siglo XIX.

A la izquierda aparece una entrada pequeña, con arco, que da paso a una red de galerías subterráneas que actúan para captar y canalizar el agua hasta la fuente. Las galerías fueron excavadas y parten en dos ramales, uno más corto hacía la derecha y otro a la izquierda mucho más largo que se divide en dos. De acuerdo al SIPCA (Sistema de información del Patrimonio Aragonés) su construcción se sitúa en la edad moderna, entre 1760 a 1790, con alguna reforma entre y 1881 y una restauración relativamente reciente en el 2011 –Tiene una puerta en el primer tramo, utilizada para regular la acumulación del agua. Tras esta puerta el ramal gira hacia la derecha y gira varios metros más hacia el fondo, donde se aprecian conductos para la filtración del agua y canales en el suelo para una mejor calidad del transporte. –

En el 2016, el Grupo de Tecnologías en Entornos Hostiles (GTE) de la Universidad de Zaragoza realizó un levantamiento topográfico de las galerías, cartografiando 220 metros de galerías. El resultado del trabajo se publicó bajo el título “La fuente del milagro, en la cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes” (Revista Lucas Mallada nº 18), por José Antonio Rausa, José Luis Villarroel y José Antonio Cuchí.

Levantamiento topográfico. GTE Universidad Zaragoza.

El artículo señala que las galerías fueron excavadas en distintas fases, algunos tramos aparecen revestidos en obra de mampostería tomada con mortero de cal y otros presentan las paredes desnudas, incluso -Conservan huellas de instrumentos metálicos y pequeñas hornacinas-. Las galerías debieron ser excavadas por los mismos cartujos: -Los frailes, conocedores sin duda de las corrientes subterráneas, minaron el terreno en diferentes direcciones y la dotaron de una cantidad suficiente al abasto, no solo del convento, sino de una regular población. Aquí se ve de cuanto es capaz la inteligencia del hombre, aplicada a cosas útiles.- (El Diario de Huesca 27 de noviembre de 1875). Testimonios orales cuentan que debió de existir algún tipo de pozo de ventilación, ya que en la superficie se observaban montículos de piedra donde se situaban.

El agua abandona la construcción y, a través de un reguero, conduce barranco abajo, hasta una pequeña balsa de almacenamiento. La fuente surtió a los monjes de agua de boca, riego y como fuente de energía del molino, apuntan desde SIPCA. -La fuente que riega la huerta, metida en un barranco, debió ser un manantial escaso de agua. También ensayaron el cultivo del olivo y de la vid, pues junto a la casa se ve un hermoso olivar y un campo con varias filas de una y otra planta, hoy lozanas y en completo desarrollo.- (El Diario de Huesca 27 de noviembre de 1875).

Balneario

Como hemos comentado antes, el conjunto monástico fue transformado como balneario entre 1877 y 1891, según el SIPCA -Debido a la calidad de las aguas, el conjunto fue convertido en balneario durante un breve período tras su desamortización.–

Un nuevo establecimiento balneario se ha abierto en la provincia de Huesca, titulado de la “Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes”. Su excelente agua sulfato nitratada está dando gran resultado para la curación de varias enfermedades.

La Época, 23 de agosto de 1877.

El Globo, 1878.

«Un nuevo establecimiento balneario se ha abierto en esta provincia titulado de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, propiedad del rico hacendado D. Bernabé Romeo. Su excelente agua sulfato nitratada. está dando gran resultado para la curación de varias enfermedades, en especial para afecciones herpéticas, del pecho y venéreas. Distante pocos kilómetros de la estación de Sariñena, en la vía férrea de Zaragoza a Barcelona, y un servicio de ómnibus desde aquella villa, la Cartuja está llamada a ser uno de los puntos que atraigan concurrencia veraniega a esta provincia.»

                    El Globo (Madrid. 1875). 23 de agosto de 1877, n.º 682.

El balneario, fruto de la familia Romeo Belloc, quedó recogido en los medios de la época donde encontramos elogios al balneario y sus aguas. Incluso en una casa de Lanaja apareció una caja de madera para almacenar botellas de agua de boca de la Cartuja de las Fuentes.

La virtud de estas aguas, desconocida del público por espacio de tantos siglos, ha sido notada por el ilustrado propietario de dicha finca, D. Bernabé Francisco Romeo, y analizadas detenidamente, según tengo oído. por bastantes notabilidades médicas de España, los cuales las han encontrado excelentes para curar un sinnúmero de enfermedades. No puedo detallarlas porque no he podido hacerme con un prospecto, a pesar de la diligencia que para ello he puesto; pero esté V. seguro que no han de pasar muchos días sin que de todo me halle enterado, a fin de que por mi conducto lleguen estas cosas a conocimiento de los pacientes lectores de EL DIARIO, quienes de seguro aprovecharán mis noticias para buscar un remedio eficaz que ponga término a sus dolencias, o amengüe por lo menos las que hoy padecen.

Diario de avisos de Zaragoza Sariñena, 27 de junio de 1877.

Diario Avisos Zaragoza, 1877.

Querido amigo. Aquí me tienes hace ocho días saboreando los ricos manantiales de agua medicinal de que la naturaleza prodiga en toda clase de medios en bien de la humanidad, ha dotado a este establecimiento.

Cartuja de las fuentes (Sariñena) 24 de julio de 1877.

Aquí se respira; el embalsamado y fresco ambiente vivifica, la temperatura primaveral que se disfruta reanima; y si a esto se añade los benéficos auxilios que proporciona la fuente medicinal, cuyas cristalinas aguas parece que incitan al más displicente y desfallecido, te con vencerás de la oportunidad de mi venida aquí, como el año pasado.

Cartuja de las fuentes (Sariñena) 24 de julio de 1878

Diario Democrático, 1880.

Diario de Barcelona: Año 1880, no. 186, 4 de julio de 1880.

Cartuja de las Fuentes, 20 de Julio de 1878.

Sr. Director del Diario de Avisos.

Querido amigo: Aquí me tienes desde hace tres días, huyendo del calor sofocante de mi residencia habitual y en busca de las comodidades y condiciones higiénicas, que de ningún modo pueden hallarse durante esta temporada en los grandes centros de población.

Aquí se respira; el embalsamado y fresco ambiente vivifica; la temperatura primaveral que se disfruta reanima; y si a esto se añade los benéficos auxilios que proporciona la fuente medicinal, cuyas cristalinas aguas parece que incitan al más displicente y desfallecido, te convencerás de la oportunidad de mi venida aquí, como el año pasado.

Es sitio nuevo, poco conocido y por lo mismo no tan concurrido aun como fuera de desear; pero el que venga una vez no lo olvidaré jamás: si es enfermo, por los buenos resultados que hallará en sus dolencias; y si bueno, porque difícilmente hallará un punto de mejores condiciones para pasar 15 o 20 días caniculares.

Aparte de las condiciones que dejo enumeradas, fuera del bullicio de los gran- des centros, con las comodidades de un gran convento cartujo por habitación, una buena y bien servida fonda y café, gran sala de reunión con gabinete de lectura, piano y armónium y terreno apropiado para distraerse con la caza, creo que son atractivos poderosos para el más exigente. Nada diré de la amabilidad y buen trato del servicio y de los dueños del establecimiento que se desviven en la complacencia y no omiten gastos para multiplicar los atractivos y acreditar su establecimiento, que, dicho sea de paso, por sí mismo se recomienda.

Respecto a los medios de comunicación, aunque en despoblado, la casa tiene establecido servicio diario para los señores bañistas a Lanaja y a la estación de Sariñena coche diario para llevar y traer a los viajeros.

Es decir, que nada falta de cuanto pueda apetecerse, y los maravillosos efectos de las aguas se reconocen y se extienden cada día más.

Tuyo, M.
Diario de avisos de Zaragoza 22 julio de 1878.

Cartuja de las Fuentes, 10 Septiembre 1878.

Sr. Director del diario de Avisos.

Mi querido amigo. Muchos días han pasado que me había propuesto dedicarle cuatro mal pergeñados renglones desde este grandioso edificio, morada en su origen de ejemplares religiosos, más tarde granja agrícola digna de ser imitada como escuela práctica de modernos adelantos, y hoy establecimiento balneario con ricas y abundantes aguas medicinales.

La situación agradable de este monasterio, querido amigo, es a propósito para conocer el hermoso cielo que cubre las inmensas llanuras de Sariñena. Los aires puros que respira el doliente que viene a dejar en este sitio el triste recuerdo de sus crónicos padecimientos y la complacencia que encuentra el bañista en la exquisita acogida de los propietarios, y en la confianza que simboliza en el momento que se forma parte de esta colonia, hace de la Cartuja de las Fuentes un alegre y cómodo sitio de recreo en la estación que fina.

Si a un monasterio situado en ameno sitio de Aragón no hubiesen llevado sus condiciones, personalidades políticas y de elevada sociedad. casi me permitido conceder a este establecimiento títulos de tan agradable residencia; pero en estos momentos, amigo mío, la misera provincia de Huesca, digna por tantos conceptos de la tutela compasiva del gobierno, no puede ofrecer a los dolientes si no su completa curación en este prodigioso manantial.

Continúa en esta comarca la aterradora sequía que ha sido causa en el pasado año del malestar general que se siente en toda la provincia de Huesca, y que sería en el presente, de no poder hacerse en buenas condiciones la sementera, origen de la más espantosa miseria. Suyo, L. R.

Diario de avisos de zaragoza.
11 septiembre 1878.

Cartuja de las Fuentes, 20 Julio de 1879.

Sr. Director del diario de Avisos.

Querido amigo: Héteme ya aquí por tercer año en compañía de mi hija saboreando los ricos y abundantes manantiales de este establecimiento balneario, cada día más acreditado por los sorprendentes efectos de sus aguas.

El agradecimiento es un deber de conciencia, y como que tampoco conozco el egoísmo, de aquí el que yo quiera hacer partícipe a todo el mundo de estas aguas, que por lo que son en sí y por las condiciones espaciales que les acompañan, llegarán a ser sin duda muy aceptadas.

Hay establecimientos en España y en el extranjero de más aparato, de más relumbrón, de más moda si se quiere, pero a este le recomienda su misma naturalidad y sencillez. El arte y la especulación no han llegado más que hasta la comodidad, que en esta parte difícilmente le supera ningún otro establecimiento.

El que viene una vez aquí, no olvida ya el establecimiento, obligándole, casi sin querer, a convertirse en un propagandista de sus benéficos efectos. El estómago, el hígado, el bazo, las escrófulas, orina, flujos, opilación, plétora, herpes, reuma, fiebres intermitentes, tisis y otras enfermedades menos importantes, hallan aquí su mejor antídoto, y como a las maravillas de las aguas se une la temperatura constante de 15º, un ambiente puro, embalsamado por los efluvios del tomillo, romero y demás plantas propias de la vegetación silvestre esto se hace inmejorable. Por otra parte, la tranquilidad que se disfruta, el buen servicio de la fonda, acomunada a todas las fortunas, la amabilidad del servicio, el incomparable celo de los dueños del establecimiento y la comodidad del viaje por ferrocarril y coche hasta aquí, lo hacen doblemente recomendable.

El establecimiento es un convento de cartujos, y esto creo que basta respecto al punto de vista de comodidad, con cuantas distracciones y fuera de él puede apetecer el más exigente de modo que el tiempo pasa aquí sin apercibirse, bien o hasta con pena llegar el día en que precisamente uno tiene que abandonar esta vida para volver a sus ocupaciones habituales.

Nada de particular por aquí, salud y tranquilidad completa. Tuyo, M.

Diario de avisos de Zaragoza.
22 julio de 1879.

Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, 12 de Agosto de 1880.

Sr. Director de El diario Democrático.

Querido amigo: Ha pocos días leí en un periódico de esa ciudad, que por este país había secuestradores.

Con respecto a este particular, debo decir a V. que no he visto ningún establecimiento, en poblado ni en despoblado que ofrezca tanta seguridad como este. La posición topográfica es ventajosa: una fuerte muralla encierra unas seis hectáreas de terreno, desde donde se domina una extensión de legua y media cuadrada, que juzgo debe tener la finca de este edificio.

Dentro de la muralla están las casas de los guardas, la gran casa de labor y administración y la fonda, que es el ex-convento de cartujos.

Cada uno de estos edificios está habitado por dependientes antiguos, que llevan en su semblante y antecedentes el sello de la honradez y la lealtad, que disfrutan de los beneficios de la de la Ley de Granjas agrícolas, que tienen caballos y armas, siendo punto donde convergen cuatro puestos de Guardia civil.

Los dueños que pertenecen a la clase acomodada de Zaragoza, pasan aquí los veranos y hasta algún invierno, con numerosa familia.

Lo que no puedo decir a V. es si hay o no, secuestradores en esta provincia que es muy extensa, aunque por desgracia no faltan en España; pero puedo decir a V. que el año pasado por este tiempo fue sorprendido el Diario de Brusi, al dar cuenta de un espeluznante tifus que diezmaba atrozmente la villa de Sariñena, según su corresponsal, y que dicho Diario tuvo que rectificar y desmentir. Yo mismo dejé de tomar entonces estas aguas, como otras muchas personas, que las tenían prescritas por médicos notables.

Si sabe V. que en este país se recolecta mucho trigo, no extrañará V. que los compradores y las hormigas se pongan de acuerdo, para asustar a los que pudieran impedir que hagan su agosto. Suyo afectísimo. N.

El Diario Democrático, de Zaragoza.
13 de agosto de 1880.

Agua

Actualmente el agua no se puede considerar apta para el consumo humano. Este aspecto lo señala SIPCA  -Aunque la fuente continúa manando y sus propiedades son muy apreciadas por la población del entorno, carece de aprovechamiento, ya que, según los vecinos, debe ser consumida en el mismo lugar, pues pierde sus propiedades si es almacenada y transportada.–

Es el trabajo de José Antonio Rausa, José Luis Villarroel y José Antonio Cuchí, quien aporta un reciente análisis del agua de la fuente. Dicho análisis concluye: -Sin poder evaluar el efecto sobre la salud de los monjes y el fracaso del balneario a finales del siglo XIX, incluso en la actualidad, que el agua podría presentar problemas para su ingesta sin tratar.- Lo curioso es que cada uno de los dos tramos da un tipo de agua diferente, viéndose el tramo derecho afectado por el regadío frente al de la izquierda de tierras de secano -Uno más salino y cálido (galería principal y ramal oeste) procedente del acuífero del saso, en secano, y otro (galería norte) procedente de infiltraciones del cercano regadío. Hay que señalar que la cartuja se encuentra en el límite de la zona regada por el canal de Monegros.–.

Sobre su carácter “Sulfatos Nitratadas”, el trabajo señala que, por lo general, -Las aguas subterráneas de la zona central de los Monegros suelen tener una composición tipo sulfatado sódico. – Mientras que las aguas del sistema de riego, procedentes del Gállego y del Cinca, tienen una composición bicarbonatado cálcica.– Sobre la característica de aguas nitratadas, actualmente se puede explicar por la presencia de una colonia de murciélagos en su interior a pesar de la actividad ganadera intensiva que conlleva una nitrificación de las aguas.

En definitiva, el agua del manantial es distinta al agua original y ha sufrido alteraciones, una “contaminación” modificando sus características y propiedades. Pero, ¿Cómo sería el agua del manantial? ¿Qué propiedades tenía?. Afortunadamente contamos con un análisis de sus aguas en torno a 1878, cuando el monasterio era balneario. El análisis fue elaborado por parte de la Escuela de Minas y aparece recogido en las memorias de la comisión del mapa geológico de España de 1878, en la descripción física y geológica de la provincia de Huesca desarrollado por Lucas Mallada. 

Entre el aluvión que cubre los derrames de la sierra de Alcubierre brota la fuente mineral de la Cartuja de Lanaja, a la que se ha pretendido dar importancia en estos Últimos años. Es muy abundarle, pues llega a 20 litros por minuto su caudal; brota á la temperatura de 17°, siendo 16° la del aire atmosférico; es de sabor algo salino, tiene una limpidez perfecta y se observan en ella algunas burbujas gaseosas muy fugaces. Cien litros de agua contienen, según análisis efectuada en la Escuela de Minas, las cantidades siguientes:

                                                            Gramos.

Carbonato sódico                             Indicios.

Carbonato ferroso                            Indicios.

Sulfato cálcico                                   35,00

Sulfato potásico                                4,30

Sulfato sódico.                                 39,70 

Cloruro sódico                                   10,40

Cloruro magnésico                           23,20

Nitrato magnésico                           27,20

Total                                                  139,80

La analítica aporta una interesantísima y valiosa información sobre la calidad del agua antes de su alteración. Con un caudal de unos 20 litros por minuto, el agua destacaba por su buena temperatura, casi ambiente, con un sabor salino, propio de Los Monegros, clara y limpia y con unas burbujas gaseosas “muy fugaces” fruto de los carbonatos. No obstante, las cantidades estudiadas responden a gramos por cada 100 litros de agua cuando lo propio son miligramos por litro:   

                                                            mgr/l

Carbonato sódico                             Indicios.

Carbonato ferroso                            Indicios.

Sulfato cálcico                                   350,00

Sulfato potásico                                43,00

Sulfato sódico.                                 397.00 

Cloruro sódico                                   104,0

Cloruro magnésico                           232,00

Nitrato magnésico                           272,00

Total                                                  1398,00

De acuerdo a los datos, las aguas correspondían a aguas sulfatadas, propias de zonas secas y áridas como son Los Monegros. Los sulfatos aparecen en diferentes proporciones, tanto cálcico, potásico y sódico. Estas aguas sulfatadas estimulan las funciones orgánicas, principalmente del sistema digestivo, utilizadas en discinesias biliares, así como también hepato-protectoras y purgantes.

Agua de la cartuja de las Fuentes

La sal, también presente de cloruro de magnesio, previene la formación de cálculos renales, así como también la prevención de lesiones musculares y equilibrante del pH sanguíneo. La salinidad, dada por el cloruro sódico, no es limitante para su consumo como agua de boca, aunque para su ingesta, actualmente, sería necesario un informe bacteriológico para saber si era muy potable.

Los nitratos son muy bajos, por lo que la anunciada cualidad nitrosa no se ve reflejada en el análisis.

Estudio completo publicado en el Diario de Avisos de Zaragoza, edición del 1 de agosto de 1878, y en El Diario de Zaragoza del 2 de julio de 1878.

El agua de Nuestra Señora de las Fuentes (Huesca—Sariñena).

Dos años hace que, a solicitud de su dueño el señor D. Bernabé Romeo, practicóse en Madrid por vez primera el análisis de las aguas que la naturaleza suministra en su manantial abundantísimo de la Cartuja de Sariñena. Antigua fama les daba no poca eficacia en el tratamiento de gran número de enfermedades, y era tradicional en la comarca el influjo benéfico que su empleo había producido en infinidad de gentes que allí buscaban el restablecimiento de su salud, quebrantada por afecciones diversas. La ciencia nos puso luego en situación de poder juzgar sobre el asunto. En los trabajos practicados por el Sr. Ingeniero profesor de química analítica y docimasia, de la escuela de minas, se hace constar en primer término que como caracteres físicos y organolépticos, el agua es diáfana, incolora, inodora y de sabor ligeramente salino.

En un litro de líquido se ha determinado

Cal …………………………………………………………. 0,144 gramos. Magnesia…………………………………………………….. 0,173 » Potasa…………………………………………………………. 0,023 »
Sosa ……………………………………………………………… 0,228 »
Acido carbónico…………………………………………….. indicios   :
Acido sulfúrico……………………………………………..0,450 »
Acido nítrico………………………………………………… 0,197 » Cloro……………………………………………………………… 0,235 »
Oxido ferroso………………………………………………… indicios..

Agrupando las bases y los ácidos determinados según la menor o mayor solubilidad de las sales que con ellos pueden formarse, la composición de estas aguas puede expresarse de la manera siguiente:

Un litro contiene:

Carbonato cálcico………………………………………… indicios.
Carbonato ferroso………………………………………… indicios.
Sulfato cálcico…………………………………………….. 0,350 gramos.
Sulfato potásico…………………………………………….. 0,043 »
Sulfato sódico…………………………………………………. 0,397 •
Cloruro sódico……………………………………………..0,104 »
Cloruro magnésico……………………….. …. 0,232 *
Nitrato magnésico………………………………………… 0,272 »
Total………………. ……………………1,39* gramos.


El residuo perfectamente seco, de la evaporación de un litro de agua, es blanco y pesa 1gr368. El método seguido en la marcha del análisis fue el siguiente, según datos que tenemos a la vista.

Todos los cuerpos se reconocieron y determinaron directamente en el agua, y en el residuo de la evaporación de la misma, empleando los procedimientos que a continuación se expresan:

Cal. Se precipitó por el exalato amónico después de agregar cloruro amónico y un poco de amoniaco para impedir la precipitación de la magnesia. Filtrado y lavado el oxalato cálcico, se calcino con precaución para convertirla en carbonato, en cuyo estado se pesó, y se dedujo la cantidad de cal.

Magnesia. En el líquido separado del oxalato cálcico se echó fastato sódico y se precipitó el fosfato amónico magnésico que, filtrado, lavado y desecado, se calcinó para transformarlo en pirofosfato magnésico, cuyo peso sirvió para calcular la cantidad de magnesia.

Potasa y sosa.  En otra porción del agua y del residuo se separaron la cal y la magnesia, se convirtieron en cloruros la polasa y la sosa y se pesaron, precipitan 10 en seguida la potasa por el cloruro platinico y alcohol, en estado de cloruro platinico potásico que se pesó, deduciendo de él la cantidad de potasa. La sosa se determinó por diferencia después de haberse asegurado de que la había por medio del anti-moniato potásico y por el color amarillo que comunicó a la llama del alcohol.

Oxido ferroso. Se trató por ferri cianuro potásico, que no dio reacción sensible; pero concentrando el agua é hirviéndola con unas gotas de ácido nítrico y añadiendo sulfo cianuro potásico, se produjo una coloración rojiza débil.

Acido sulfúrico. Se acidificó el agua ligeramente con unas gotas de ácido clorhídrico; se precipitó por el cloruro bárico, y después de filtrar y lavar, se pesó el sulfato baritico, deduciendo de él la cantidad de ácido sulfúrico.

Acido nítrico. Se agregó al agua carbonato sódico puro, se concentró, filtró y lavó. Se evaporó hasta sequedad la disolución, y se determinó el ácido nítrico por el método volumétrico de Pelouze.

Cloro. Acidificada el agua con ácido nítrico y tratada por nitrato argéntico, se filtró, lavó, secó y pasó el cloruro argéntico deduciendo de él la cantidad de cloro.

Acido carbónico. Precipitando por el cloruro bárico amoniacal y tratando el precipitado por ácido clorhídrico, se notó una ligerísima efervescencia, que también se observó al echar un ácido sobre el residuo de la evaporación.

Residuo de un litro de agua. Se determinó evaporándolo hasta sequedad en cápsula de platino tarada.

Hasta aquí las investigaciones de la química: la observación tiene también conquistas en este asunto, y de las que conocemos se desprende:

1. Que en ciertas enfermedades del estómago acompañadas de dispepsіа, enflaquecimiento, insomnio y pérdida de fuerzas, se han obtenido curaciones numerosas con el uso del agua que nos ocupa. Algunas enteritis crónicas, y las hemorroides, se encuentran en iguales circunstancias.

2. Que con el agua de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes se han obtenido asimismo curaciones notables, en casos de metrorragias rebeldes y de blenorreas.

3. Que del mismo modo se han dominado con el líquido que estudiamos catarros pulmonares crónicos, bronquitis, laringitis y hemoptisis dependientes de lesiones del aparato respiratorio.

4. Que muchas erupciones herpéticas y eczematosas rebeldes a todo tratamiento, curaron bajo la influencia de estas aguas.

5. y último. Que en la Cartuja consiguieron también el restablecimiento de su salud, después de hacer uso de las aguas, muchos enfermos afectos de fiebres intermitentes de todas clases y otros que padecían ascitis.

La composición del agua de las Fuentes, que más arriba dejamos consignada, puede darnos la clave de alguno de los efectos terapéuticos que se le atribuyen: es más que probable que las fiebres accesionales hayan desaparecido en la Cartuja por el cambio de régimen de vida y de condiciones higiénicas a que se sujetaban los que a tal sitio llegaron en busca de salud. Como quiera que fuere, ofrecen interés para los médicos los datos que apuntamos, suficientes à nuestro entender, para incluir uno más entre los poderosos medios que a la ciencia ofrece la hidrología médica.

Conclusión

En definitiva, las aguas correspondieron a aguas medicinales con diversas propiedades curativas. Un oasis brotando en los secos Los Monegros, respondiendo a un milagro doble, el manantial y la virgen, dando origen y vida al monasterio de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes. Todo un milagro.

Constantino Escuer Murillo


Constantino Escuer Murillo es de Perdiguera, donde todo el mundo le conoce como Costán. Es agricultor, dedicándose al cultivo de cereales de secano, almendros y un pequeño olivar de donde saca el aceite que consume. Disfruta mucho con un buen libro y le gusta observar todo lo que la naturaleza le ofrece, especialmente en el mundo de la entomología y de la botánica. También le interesa mucho todo lo relacionado con la historia de su pueblo, Perdiguera, ya sea investigando en los archivos municipales o recopilando fotografías antiguas.

Costán lleva prácticamente desde el principio vinculado a la revista Montesnegros, como colaborador y parte del equipo de redacción. Con motivo del trigésimo aniversario de la revista Montesnegros (Montesnegros, 30 años), nos adentramos a conocer a parte de sus colaboradores y, a modo de entrevista, sus pueblos, la revista Montesnegros y una significación sobre nuestra tierra: Los Monegros.

Perdiguera

Mis recuerdos de infancia son de un pueblo todavía en blanco y negro, con calles de tierra, iluminación escasa, agua recogida en aljibes y con una agricultura que comenzaba a cambiar las caballerías por los primeros tractores.

En la escuela todavía se separaba a los niños de las niñas y cuando salías, a casa a buscar la merienda y a jugar por las eras.

Según íbamos creciendo, el pueblo iba cambiando, llegó el asfaltado de las calles, el cambio de las viejas bombillas por farolas (recuerdo que el día que las estrenaron, cogí a mi abuelo por la mano, lo saqué a la calle y le dije: mira abuelo, parece que es de día), vino el agua corriente con su red de vertido, se construyó la piscina municipal, comenzó la restauración de edificios como la iglesia y el ayuntamiento, se creó la cooperativa, más tarde se hizo la concentración parcelaria y se construyó un centro multiusos…

En fin, Perdiguera fue modernizándose, cambiando en lo físico, pero también fue cambiando su población, que se iba marchando en un goteo constante hacia la ciudad y que pasó de estar ocupada en su gran mayoría en la agricultura a buscar nuevas salidas laborales.

Producto de esa pérdida de población fue la venta por parte del ayuntamiento de dos parcelas municipales para hacer dos urbanizaciones que sumasen nuevos habitantes a una población que se iba quedando pequeña y envejecida. Esto hizo que gente proveniente de distintos sitios, viniese a vivir a Perdiguera, integrándose con quienes ya vivíamos aquí y supuso una enorme revitalización para el pueblo y para su escuela.

Y aquí es donde ahora nos encontramos, en una localidad con buenos servicios, buena calidad de vida, pero que no obstante, comienza de nuevo a perder población.

Montesnegros

Hace ahora treinta años, yo era concejal de cultura cuando Antonio Letosa vino, con una revista que dirigía en Leciñena y que ya llevaba publicados dos números, a invitarnos a participar en ella junto a los vecinos pueblos de Farlete y Monegrillo,.

Reunidos con un pequeño grupo de vecinos comprometidos con la cultura, escuchamos su propuesta y le dijimos que podía contar con nosotros. Allí comenzó mi andadura en la revista como coordinador y articulista en Montesnegros.

Desde aquellos inicios, he participado con la redacción de setenta artículos y todavía sigo siendo el coordinador de la revista en Perdiguera.

La mayoría de mis artículos tienen relación con la naturaleza de nuestra zona. Comencé  con la botánica y ahora escribo sobre todo sobre la rica biodiversidad de invertebrados que tenemos en Los Monegros.

Como ya dije, me interesa mucho la historia de mi pueblo, Perdiguera, y he dedicado también varios artículos a escribir sobre mis investigaciones en los archivos municipales. Reconozco que estoy muy satisfecho de lo que he escrito en este campo, sobre todo lo relativo al uso del agua y en especial de uno dedicado a la presencia de lobos y linces en nuestra sierra.

La revista Montesnegros es el resultado del compromiso con la cultura de un buen número de personas, que altruistamente, ponen sus conocimientos y sus diferentes sensibilidades a disposición de sus conciudadanos.

Es una ventana abierta al pasado, al presenta y al futuro de nuestros pueblos, desde la que podemos ver pasar los diferentes aspectos de conforman nuestra idiosincrasia en temas como la cultura, el deporte, la salud, el trabajo, la naturaleza, la historia…

Que haya llegado a cumplir treinta años, con la participación de 550 personas y cerca de 2000 artículos es un hecho casi sin precedentes en el mundo de las revistas comarcales o locales y nos habla de una revista viva, que se va adaptando a los tiempos, cambiando cuando es necesario formato, contenido y diseño, pero sin perder un ápice su calidad.

Montesnegros es un nexo de unión entre los pueblos que participan en la confección de la revista y sé de primera mano, que sus lectores más fieles reciben con especial cariño cada número que se reparte, guardándolo en sus colecciones particulares.

Montesnegros es CULTURA con mayúsculas.

Los Monegros

Los Monegros son la tierra donde se anclan mis raíces y las de mis antepasados.

Es una comarca que por sus especiales condiciones (clima, suelo…) nunca ha puesto la vida fácil a quienes la habitamos, ya seamos personas, flora o fauna.

Esto, sumado a la actual tendencia de la población a desplazarse para vivir en las grandes ciudades ha supuesto una pérdida constante de población, especialmente en los últimos tiempos.

Pero quienes aquí resistimos y vivimos, tenemos la satisfacción de poblar una tierra con unos extraordinarios paisajes y una biodiversidad apabullante que nos sale al encuentro en cada recodo del camino.

La resistencia y la solidaridad son los valores que hacen de Los Monegros un lugar donde la vida se abre camino y se disfruta pese a las dificultades.

                                                                                                                  

Los bosques de Los Monegros


Miguel Ortega, naturalista y etnógrafo, nos adentra en un maravilloso artículo en los bosques de Los Monegros. Un viaje fascinante a sus entrañas a través de todo un enamorado de Los Monegros que lleva tiempo descubriendo su increíble naturaleza, única y singular y de una extraordinaria riqueza y biodiversidad. Su trabajo se puede seguir por medio de sus páginas webs arboreo.org y Territorio inquieto además de su canal de YouTube.

Texto y fotografías: Miguel Ortega.

Pinar de pino carrasco en la solana de la sierra, Monegrillo.

El propio título ya parece un contrasentido, muchos opinarán que como va a haber bosques en Monegros si es un desierto; y otros recordando la leyenda de la ardilla capaz de cruzar Iberia sin poner el pie en el suelo, se imaginaran un Monegros primigenio selvático, ni unos tienen razón.

Otro problema es al propia definición de bosque, para los botánicos en un bosque las copas de los árboles proyectan tanta sombra en el suelo, que la flora de debajo de los ellos es diferente de la de las zonas sin árboles, y esta definición como veremos es muy difícil que se de en Los Monegros, por lo que usaremos el término bosque como sinónimo de masa forestal o de arbolado más o menos disperso.

Antes de continuar tenemos que tener en cuenta el espacio físico, Los Monegros es la parte central del Valle del Ebro, valle rodeado de altas montañas (Pirineos, Sistema Ibérico, Costero Catalana) que interceptan los frentes de nubes, vengan de donde vengan, por lo que en la zona central del valle desde el momento de su formación geológica siempre ha llovido menos que en las zonas que lo rodean; de manera que la escasez de agua es una constante ; y como zona interior, su clima contrastado frío en invierno y caluroso en verano, también lo es.

Aún así, y tanto por los registros históricos como a través de estudios de polen conservado en los sedimentos, sabemos que en Los Monegros siempre ha habido árboles y bosques. Pero la densidad de los mismos habrá dependido de variaciones en el clima y perturbaciones como los incendios, así como de la actividad humana. Respecto a esto último si observáis fotos de zonas del Pirineo de hace 100 años veréis que había muy pocos bosques, y eso que son zonas donde abundancia de las precipitaciones favorece a los árboles, y ese estado era por el uso que se hacia de madera y leña, y las roturaciones para crear campos de cultivo y pastos; es fácil deducir si en los Los Monegros hay poblamiento desde antiguo, con las mismas necesidades de superficies de cultivo y pastos, y de leña y madera, pero con menos humedad, la presencia de árboles es más complicada, salvo en los lugares con una estricta reglamentación como los vedados.

Donde no crecen árboles, el color banco es debido a la acumulación de sales a pesar de la presencia de agua cerca de la superficie. Laguna del complejo Bujaraloz-Sástgo

Aunque no hay consenso total sobre el tema, el panorama de Los Monegros sin intervención humana podría ser de arbolado, con una densidad más alta en la zonas de umbría de la sierra, que se iría aclarando y cambiando de especies según aumentaba la sequedad y empeoraba la calidad del suelo y con ello su capacidad de retener humedad. La masa forestal tampoco seria uniforme, los incendios dejarían zonas abiertas que los grandes herbívoros mantendrían un tiempo despejadas hasta la recuperación forestal; más o menos como ocurriría en otras zonas, existiendo bosques con rodales no uniformes y con árboles en varias etapas de crecimiento. Solo faltaría el arbolado en las zonas con exceso de sal en el suelo, en las laderas orientadas al sur cuya pendiente y suelo escaso impediría el establecimiento de una vegetación más allá de la esteparia con sus plantas de origen Norteafricano y de Asia Central, y por supuesto en las zonas donde la erosión dejara en superficie las rocas y el suelo mineral, (la existencia de sales y yesos no facilita la recuperación). El suelo expuesto, sin la protección de la vegetación es fácilmente retirado por el viento y el agua de escorrentía.

Con la roturación para la creación de pastos, y de campos, el aprovechamiento de leñas y maderas, intensificado al aumentar la población, redujo la superficie forestal; y lo que es peor y de más difícil recuperación, la perdida de suelo y la consíguete erosión. Este el momento a partir del cual la vegetación esteparia se extiende y se mantiene por la presión del ganado. Y ahora que ha disminuido la ganadería extensiva, y se abandonan pastos, muchas superficies forestales se van recuperando y aparecen árboles, donde nadie recuerda haberlos visto.

Los suelos erosionados ricos en yeso, la pendiente, el exceso de pastoreo de épocas pasadas, la escasez de precipitaciones, incluso la inversión térmica, dificultan el establecimiento de la vegetación, por eso aparecen matas separadas. Pero en la umbría, el lado izquierdo de la foto, esta es más densa y unos pinos han comenzado a crecer, nos indican la capacidad de regeneración de la naturaleza a poco que mejoren las condiciones y si le damos tiempo.

Ahora que ya sabemos que en Monegros si que debería haber más bosques y el porque no los hay, podemos pasar a ver que árboles los van a formar.

Las plantas y por supuesto los árboles son un fiel reflejo de las condiciones ambientales del lugar donde viven, y sobre todo del clima. Modificando la cantidad de agua de las precipitaciones (altitud, orientación, capacidad del suelo para acumular el agua) y también de las temperaturas (sobre todo por la altitud) veremos como unas especies sustituyen a otras, en un recorrido ideal desde las umbría de la Sierra de Alcubierre a las orillas del Ebro.

Aunque recibieran la misma cantidad de precipitación, la solana y la umbría de la Sierra, la menor insolación de esta última y por lo tanto menores temperaturas y menor evaporación hará que siempre sea un poco más húmeda, lo suficiente como para que en su parte más alta no solo encontramos, carrascas sino también robles quejigos e incluso arces de montpelier, que compensan la alta luminosidad de sus cielos (hay pocos días nublados que la atenúen) durante la época vegetativa, y unos recursos hídricos muchos años al limite, con hojas de menor tamaño pues cuanto menor es la superficie de la hoja menos pérdida de agua por transpiración, y por lo tanto mayor resistencia a la sequía.

Por debajo, en lugares con menor humedad, orientación sur o pendientes que no retiene bien el agua, va a dominar un árbol muy mediterráneo, seguramente el que es capaz de vivir con menos precipitaciones (150 mm) es el pino carrasco. Este es un árbol de “vida corta” eso quiere decir que no suele superar el par de siglos, y en parte es debido a su estrategia frente a los incendios, en lugar de rebrotar desde las raíces como hacen otras plantas leñosas de la zona (carrasca, roble, coscoja, boj, enebro), lo que hace es acumular semillas año a año (de ahí sus características copas repletas de piñas), cuando llegue el incendio el árbol perecerá pero quedaran sus abundantes semillas, que estimuladas tanto por la temperatura como por algunos compuestos químicos liberados con la combustión, germinaran en un suelo sin competencia por el agua, rico en nutrientes por la ceniza; y en tal densidad que compiten entre ellos y tienen que auto aclarase para desarrollarse convenientemente. El problema para este pino no es la existencia del incendio sino su frecuencia, demasiado pronto no tiene suficiente cantidad de semillas, si los incendios se distancias demasiado sus semillas es posible que ya no sean fértiles y no germinen.

En uno de estos pinares bien desarrollados, la vegetación que prospera bajo ellos, no difiere de la que hay en las zonas sin pinos (no seria un autentico bosque como hemos comentado al principio) por eso los botánicos denominan esta formación coscojar aragonés, y no pinar.

Ya hemos comentado que este pino es muy mediterráneo, resiste las sequías y el calor, pero no así el frío, por eso en las zonas más deprimidas de Los Monegros, donde se produce la inversión térmica es sustituido por otro árbol aún más frugal y sufridor.

A la izquierda arriba en la ladera sin labrar pinos carrascos, abajo entre la fajas de los campos sabinas. El nivel de la inversión térmica de invierno explica esta separación, Pallaruelo de Monegros.

La existencia de un sabinar de sabina albar en Los Monegros es una de sus muchas singularidades, es el lugar del mundo donde vive con diferencia a menor altitud, y si esta aquí es por el frío invernal, lo de la sequedad simplemente lo soporta. Este es un árbol típico de las parameras ibéricas, lugares fríos que comparte con la carrasca y el roble quejigo, pero ocupando los suelos de peor calidad como los muy pedregosos; pues es un árbol de pleno sol y no soporta crecer bajo la sombra de otras especies de mayor desarrollo.

La pregunta es ¿entonces como puede vivir en Los Monegros?, pues aprovechando donde no tiene competencia, como las depresiones donde se acumula el frío, con sus nieblas heladas y la escarcha formando el dorondón, aquí ningún otro árbol le hará sombra, y (nunca mejor expresado), demasiado frío para el pino carrasco y demasiado seco para la carrasca y el quejigo.

Umbria de la sierra de Lanaja, entre pinos y sabinas van apareciendo carrascas, quejigos y arces que se ven mejor en otoño con el cambio de hoja.

A través de sus anillos de crecimiento (de menos de 1 mm), podemos comprobar como es capaz de sobrevivir con esta sequedad, pues es un árbol que con buenas condiciones, en fondos de vales o los años lluviosos, puede tener grandes crecimientos (anillos de cerca de10 mm). Con las lluvias de primavera el árbol va creciendo pero llegando el verano deja de crecer, entra en descanso pues no tiene suficiente agua, y así espera hasta final del verano o en otoño, si cae suficiente agua vuelve a crecer, y no dejará de hacerlo hasta la llegada del frío cuando el resto de árboles ya están en descanso, en su tronco queda registrado con un falso anillo en cada momento de crecimiento a lo largo de un mismo año. Así  con esta frugalidad, plasticidad y sabiendo aprovechar el momento nos podemos encontrar con estas grandes sabinas en Los Monegros (que por cierto, no se ha comprobado de una forma científica que ninguna sea milenaria).

Texto y fotografías: Miguel Ortega.

Recomendable:

Arboreo Monegros.
Crónica de: Por las estepas de Monegros.
Paseando por la naturaleza nº3: Por las estepas de Monegros.
Agua escurriente (Paseando por la naturaleza nº 12).
Un poco de agua es demasiado.
Qué ocurre en Monegros durante una ola de calor.

Geología de Los Monegros


Los Monegros se caracterizan por su interesante geología, formaciones litológicas variadas que favorecen la creación de diferentes formas de relieve y que contienen un importante registro de la evolución sedimentológica y climática de la Cuenca del Ebro durante el Mioceno. Sus estratos contienen diversos yacimientos de micromamíferos fósiles y ofrecen un registro magnetoestratigráfico continuo que permite datar, con precisión, todos los acontecimientos geológicos acaecidos en la zona. Su geomorfología, asociada a unos suelos y una flora típica de estepa árida, producen, en conjunto, paisajes singulares que se asocian a zonas semi-desérticas.

A través de Concha Arenas Abad y Gonzalo Pardo Tirapu, geólogos de la Universidad de Zaragoza, y Manuel Pérez Pueyo, geólogo alcoberreño, descubrimos su formación y evolución y nos adentramos en aspectos de la geología de Los Monegros, incluidas algunas de sus peculiaridades geológicas. En definitiva, Los Monegros son un territorio donde la erosión, a pesar de la escasez hídrica, han desempeñado un papel fundamental y los estratos son como un libro abierto a nuestro pasado geológico.

Por Concha Arenas Abad, Gonzalo Pardo Tirapu, Manuel Pérez Pueyo y Joaquín Ruiz Gaspar.

Los geólogos Concha Arenas y Manuel Pérez interpretando los estratos.

Formación

Los Monegros se sitúan en la parte central de la Cuenca del Ebro, una cuenca sedimentaria formada durante el Cenozoico como consecuencia de la aproximación entre las placas Euroasiática y Africana que se inició hace unos 84 Ma. Esta aproximación afectó a la placa Ibérica, situada entre Europa y África, e hizo que se elevaran los sedimentos depositados en cuencas marinas anteriores, dando lugar a la cordillera de los Pirineos, el Sistema Ibérico y la cordillera Costera Catalana. En medio de estas tres cordilleras quedó una depresión, la Cuenca cenozoica del Ebro. Desde el final del Eoceno (aproximadamente hace 36 Ma; Costa et al., 2010) la Cuenca del Ebro dejó de tener conexión con el Océano Atlántico. Al quedar sin salida al mar (situación de endorreísmo), la cuenca fue ocupada por sistemas aluviales que depositaban gravas, arenas y arcillas procedentes de la erosión de los relieves limitantes. Estos sistemas sedimentarios alimentaban áreas lacustres localizadas en la parte central de la cuenca. Las fluctuaciones en los aportes hídricos de los sistemas aluviales produjeron cambios en las características de los lagos, depositando en ellos diferentes capas sedimentarias, básicamente calizas y margas durante épocas de más humedad, y yesos y halita en los momentos de más aridez.

Mapa geológico que muestra la distribución de las UTS en la cuenca del Ebro (T1 a T8; modificado de Muñoz et al., 2002) y la ubicación de los ríos Luna, Huesca y Los Fayos. (modificado de Arenas et al., 2001). Áreas y tramos de estudio: SA, Sierra de Alcubierre (tramos: 1, Ontiñena; 2, Albalatillo; 3, Lanaja; 4, San Caprasio); MC, Montes de Castejón (secciones 5: Esteban; 6: Castillo de Sora); SF, zona San Felices (tramo 7, San Felices-Agüero). BR: Bardenas Reales (tramos: 8, Sancho Abarca; 9, Pico del Fraile; 10, Cabezo de Marijuán); TA: Comarca de Tarazona (tramos: 11, Lugar-Melero; 12, Umbría Alta). Tomado de Pérez Rivarés et al. (2016).

La zona de Los Monegros se nutrió principalmente del “sistema fluvial de Huesca”, denominado así por Hirst y Nichols (1986), proveniente de la zona oeste de la Unidad surpirenaica central, que aportaba sedimentos finos, arenas y arcillas, sin cargas gruesas. Pero además, en el área de Los Monegros se encuentran depósitos de calizas, margas y yesos que se formaron en lagos extensos, cuyo registro más continuo se encuentra en la Sierra de Alcubierre. Esos lagos registraron tanto fases de alta salinidad, en correspondencia con etapas de aridez, con formación de yeso, como fases más húmedas, con formación de calizas y margas ricas en fauna y flora de agua dulce. Entre la fauna se encuentran gasterópodos, bivalvos y ostrácodos. En el entorno vivirían vertebrados, como roedores. La flora lacustre estaría formada por plantas subacuáticas, por ejemplo, algas calcáreas (charophyta) y otras hidrófilas.

Afloramientos de yesos entre margas y calizas.

Hacia la mitad del Mioceno medio (aproximadamente hace 14,4 Ma), se produjo un avance de los sistemas fluviales pirenaicos que causó el desplazamiento de los sistemas lacustres hacia el sur. Este fenómeno se registra en la parte más alta de la Sierra de Alcubierre. De ese momento se conservan en los antiguos depósitos fluviales fragmentos de troncos de sauce, testimonio de la existencia de bosques de ribera.

Modelo teórico de facies para un sistema asimétrico para el mioceno central de la cuenca del Ebro desde el Pirineo hasta los márgenes Ibéricos. Arenas and pardo (1999).

A partir del Mioceno superior, en un momento entre hace 11,5 y 8,5 Ma, la Cuenca del Ebro se empezó a abrir al Mar Mediterráneo, a partir de un proto-Ebro que drenaba la cordillera Costero Catalana (García Castellanos et al., 2003). La erosión remontante de este río comenzó por las zonas más próximas al mar y evolucionó hacia el oeste, alcanzando la Cuenca del Ebro, donde se produjo la eliminación parcial de los depósitos lacustres y aluviales, con la captura los ríos de los Pirineos y la Ibérica. Se fue modelando el relieve hasta la situación actual, con muelas y sierras en la parte central, separadas por el río Ebro y sus afluentes. Es decir, en esta fase exorreica se produjo el “vaciado erosivo” de la cuenca con eliminación parcial de los depósitos acumulados anteriormente, que fueron transportados hacia el Mar Mediterráneo en un volumen que se ha calculado en 30.000 km3 (García Castellanos et al., 2003). En resumen, se desarrolló el modelado del relieve actual que aún continúa, una erosión diferencial que ha dado forma a paisajes y parajes espectaculares como los barrancos de La Estiva y del Bujal en la Sierra de Alcubierre, o zonas como el monte de Cajal, Gabarda o Jubierre, e igualmente los característicos torrollones. Muchas de estas zonas están declaradas como LIG (Lugar de Interés Geológico).

Modelo de facies lacustres para las unidades T5, T6 y T7. Modificado por Arenas y pardo (1999)

La sierra de Alcubierre: un registro excepcional del clima pasado

La sierra de Alcubierre constituye un registro sedimentario muy importante, con afloramientos excepcionales, donde es posible estudiar una sucesión de fenómenos y procesos a lo largo de millones de años. La sierra de Alcubierre, junto con otros relieves, como los Montes de Castejón, la Muela de Zaragoza y la Muela de Borja, quedan como testigos de lo que fue la Cuenca del Ebro y su evolución hasta la actual Depresión del Ebro. A la vez, la interpretación de los procesos registrados en las sucesiones de rocas de la sierra permite conocer cómo era el clima del pasado, observando que ha tenido una gran variabilidad dentro de una tendencia general a lo largo del Mioceno.

Corte geológico Sierra Alcubierre. Arenas y Pardo (1999); Pérez-Rivarés (2016)

La sierra de Alcubierre presenta tres unidades de depósito (Arenas, 1993; Arenas et al., 2007):

  • La parte más baja y antigua contiene depósitos con predominio de yesos y margas en la zona más central, mientras que hacia el norte y el este hay mayor presencia de calizas, p. ej. hacia la zona de Lanaja, y de areniscas y arcillas hacia Albalatillo y Pallaruelo de Monegros. Se ha asignado a una unidad de depósito denominada T5.
  • En el nivel intermedio se encuentra gran abundancia de calizas y margas con pequeñas intercalaciones de yesos; especialmente peculiar es la intercalación conocida como Miembro Perdiguera. Todo este conjunto se asigna a la unidad de depósito T6.
  • En las partes más altas de la sierra, San Caprasio y Monte Oscuro, litológicamente, de más a menos abundantes se hallan lutitas (arcillas y limos), areniscas, calizas y margas. Se corresponde con la unidad de depósito T7. En esta unidad hay huesos de roedores que han ayudado a datar como Mioceno medio ese intervalo.
Mapas geológicos y cortes transversales de las zonas de la Sierra de Alcubierre y Montes de Castejón (A) y Tarazona (B). Las secciones magnetoestratigráficas donde los límites de TSU son reconocidos se indican (T4/T5, T5/T6 y T6/T7). Tomado de Pérez Rivarés et al. (2016).

Las edades de estas unidades, según los datos magnetoestratigráficos, calibrados con bioestratigrafía y un punto con datación absoluta son (Pérez Rivarés, 2016): la unidad T5 entre los 20,8±0,66 y los 16,2±0,14 Ma; la unidad T6 se prolonga hasta los 14,3±0,15 Ma, y la unidad T7 termina hacia los 13,4 Ma en San Caprasio. No se conoce con precisión la edad del límite superior de esta unidad; se sabe es más moderno de los 12 Ma en áreas de la parte oeste de la Cuenca del Ebro.

Los estudios sedimentológicos, mineralógicos y geoquímicos sugieren que, en el registro de la Sierra de Alcubierre, el clima evolucionó hacia condiciones más húmedas a lo largo del Mioceno. Sin embargo, se detectan variaciones del clima a menor escala, que quedan reflejadas por la alternancia de intervalos ricos en evaporitas (yeso), estromatolitos y/o calizas laminadas, e intervalos ricos en calizas con fósiles de agua dulce, bioturbación por raíces e insectos, y margas. Representan, respectivamente, etapas de más aridez, con condiciones salinas y menor lámina de agua, y etapas de más humedad, con agua dulce y expansión del área lacustre. Estas etapas alternan en el tiempo según ciclos astronómicos de la órbita terrestre de distinta duración que causan cambios en el clima. Así, a gran escala, la unidad T6 correspondería a una expansión del sistema lacustre respecto al de la unidad T5, mientras que la unidad T7 refleja un avance hacia el sur del sistema fluvial de Huesca.

Arenas and Pardo (1999)

También hay que señalar que los diferentes estratos están dispuestos prácticamente horizontales. No obstante, por la zona cercana a Villamayor se observan algunos plegamientos debidos a la plasticidad de las rocas evaporíticas ante cualquier deformación; se observan, por ejemplo, en los taludes de la carretera de Sariñena a Zaragoza. Tales pliegues suelen ser debidos a hundimientos por disolución del sustrato yesífero.

Unidades litográficas y tectosedimentarias en la sierra de Alcubierre.

Salinas, lagos salados

Así pues, las épocas secas se han traducido en el registro geológico de Los Monegros en los extensos afloramientos de yesos que vemos hoy. Un proceso similar actual es la dinámica de las saladas de Bujaraloz, donde en condiciones de aridez, debido a la evaporación, se concentran las sales. La escasez de precipitaciones y la gran evaporación favorecen el depósito de minerales solubles en general, en particular sales sulfatadas y cloruradas, tanto en las saladas como en los poros del sedimento cercano, creando un ecosistema muy específico y singular, con su propia biodiversidad.

Estromatolitos

Una de las curiosidades de la sierra observable en cualquiera de las tres unidades de depósito es la presencia de estromatolitos. Se trata de estructuras minerales, normalmente calcita y dolomita, que se caracterizan por su laminación fina. Pueden tener geometrías de pequeños domos. Los estromatolitos se originan en relación con tapices microbianos (habitualmente bacterias, y entre ellas cianobacterias) que viven sobre el fondo de zonas acuáticas, y que favorecen la precipitación mineral y la fijación de partículas carbonatadas produciendo finas películas que se acumulan a lo largo del tiempo. Los estromatolitos de la sierra de Alcubierre van asociados a periodos secos y suelen aparecer en calizas y dolomías. Son rocas sedimentarias y a la vez estructuras bio-sedimentarias formadas gracias a la acción de seres vivos. La actividad fotosintética de las cianobacterias en grandes concentraciones, (por ejemplo, el típico verdín que se forma en algunas zonas con agua) favorece la precipitación de carbonatos. El resultado es una sucesión laminada de tapices de cianobacterias fosilizadas.


Estromatolitos en los estratos de calizos
Corte de estromatolito.

Fotografías: Concha Arenas.

Capa de cenizas volcánicas

Otra de las curiosidades de Los Monegros es la presencia de una capa de cenizas volcánicas entre los estratos de margas, areniscas y calizas de la unidad T5; la capa presenta un color rosado, gris claro o verdoso, y un espesor en torno a los 4-8 cm. Se reconoce en diferentes lugares de Los Monegros y sirve como nivel de correlación, dado que, transportadas por el viento, su depósito se realizó instantáneamente a la escala del tiempo geológico. La capa fue encontrada por primera vez por doctorandos anglosajones (Hirst, 1983). Posteriormente, varios investigadores de la Universidad de Zaragoza y de otras instituciones realizaron el estudio sedimentológico, el mineralógico y su datación. Está formada por ceolitas (analcima), feldespatos, cuarzo y esmectitas (Bauluz et al., 1994). Una datación muy exacta y precisa mediante 40Ar-39Ar de 19,3±0,7 millones de años (Odin et al., 1997), que resulta muy útil para conocer la edad de los diferentes estratos, pues es un punto de anclaje con la escala de tiempo de polaridad geomagnética.

Estructuras de tormenta

En los sedimentos lacustres monegrinos se encuentran testimonios de que las masas de agua en que se depositaron estuvieron sometidas a episodios de fuerte oleaje de tormentas. Se trata de estratos de calizas (a veces dolomías) que contienen láminas formadas por granos de cuarzo o de caliza (de tamaño arena o limo). Los conjuntos de láminas forman pequeños montecillos y depresiones, de varios decímetros de altura y separados lateralmente unos decímetros. Esta estructura es un tipo de estratificación cruzada particular, denominada hummocky cross stratification por los anglosajones –o HCS en abreviatura–, cuya traducción sería estratificación cruzada en montículos. La formación de esta estructura tiene lugar a mayor profundidad que las rizaduras de oleaje de buen tiempo (“ripples”) y requiere, además de intensos flujos de oscilación, flujos unidireccionales dirigidos desde la orilla hacia aguas más profundas, condiciones que solo se dan con oleaje de tormenta.

Estructuras de tormenta.

Se da la circunstancia de que estas estructuras son más frecuentes en la Sierra de Alcubierre, que en sedimentos de la misma edad en otras áreas más al oeste en la Cuenca del Ebro, como los Montes de Castejón, cuando formaban parte del mismo sistema lacustre. Por ejemplo, se observan en la carretera de acceso al cerro San Simón o en el camino a San Caprasio desde Farlete. Todo ello sugiere que esta estructura (HCS) se generó en una orilla lacustre afectada por vientos fuertes y persistentes que soplaban hacia dicha orilla tras un largo recorrido sobre un extenso lago central en la Cuenca del Ebro. ¿Evidencia de que el cierzo ya desempeñaba su función en el clima mioceno de la cuenca? Muy posible, al menos las condiciones orográficas (Pirineos y cordillera Ibérica capaces de orientar el régimen de vientos) ya se habían establecido.

Las especies relictas y fósiles de Los Monegros

Los Monegros presentan hoy, sobre los sustratos yesíferos, unas asociaciones vegetales y entomológicas singulares en la Península Ibérica, con elementos que se encuentran en áreas tan separadas de ellos como las estepas del Mediterráneo oriental y del Asia central (Braun-Blanquet y Bolós, 1957; Ribera y Blasco-Zumeta, 1988; Ribera, 1999). Mucho queda por estudiar acerca de este tema, pero todo apunta a que esas áreas contienen los relictos de unas biocenosis que tuvieron mayor extensión y continuidad anteriormente. Se puede especular sobre si tal continuidad estuvo relacionada con un periodo de clima árido, y por tanto con una mayor extensión de los ambientes esteparios alrededor del Mar Mediterráneo. A este respecto, la denominada Crisis de salinidad del Messiniense, que ocurrió al final del Mioceno, podría ser un buen candidato: en esa época, entre 5,97 y 5,33 Ma atrás, el Mar Mediterráneo sufrió varios episodios de desecación, al menos parcial, a consecuencia del cierre de la comunicación con el Océano Atlántico. Esa situación endorreica favoreció la formación de importantes depósitos de yesos y sal en sus fondos (Krijgsman et al., 1999). Para entonces la Cuenca del Ebro ya se estaba vaciando (desde unos millones de años antes, entre 11,5 y 8,5 Ma). En este contexto extensas áreas alrededor del Mediterráneo pudieron estar bajo condiciones de intensa aridez. Pero cuando después se abrió el Estrecho de Gibraltar al inicio del Plioceno (hace 5,33 Ma), el área perimediterránea tendría un clima menos árido, lo que determinaría que las asociaciones de estepa quedaran reducidas y fragmentadas en áreas disjuntas, como ahora las encontramos, siendo Los Monegros una de esas áreas relictas.

Fósil de hoja de palmera. Sierra de Alcubierre.

Pero vayamos atrás en el tiempo. A lo largo de toda la sucesión estratigráfica del Mioceno se han encontrado diversos yacimientos de pequeños roedores fósiles (Agustí et al., 2011). No son sino fragmentos de ellos, de los que tiene especial interés la dentición, mediante la cual se definen los diferentes géneros y especies. Estos micromamíferos experimentaban una rápida evolución, lo que permite establecer toda una secuencia bioestratigráfica, definir pisos continentales miocenos como el Aragoniense; además, ayudan a reconocer los ambientes en que se encontraban y seguir las migraciones que efectuaban. Pues bien, entre otros interesantes aspectos de esta fauna fósil monegrina, en el Mioceno medio, hacia la mitad de la unidad T6, se encuentran elementos de un glírido fósil, es decir, un lirón, del género Vasseuromis. Los estratos en que aparece ese fósil se han datado mediante magnetoestratigrafía en 15,3 Ma. Este género se encontraba en Europa central a lo largo de todo el Mioceno, pero en España se creía desaparecido durante unos millones de años, desde el Mioceno inferior hasta el Mioceno superior. Hete aquí que no había desaparecido de España, sino que había encontrado su refugio en Los Monegros durante el Mioceno medio.

Huecos de raíces en la roca.

Los Monegros, espacio geológico

En resumen, los Monegros a nivel científico son muy interesantes, pero también a nivel paisajístico. Hay mucha variación de unidades geológicas, modelados, torrollones, saladas y barrancos. Un lugar interesantísimo para adentrarse en el mundo de la geología, para conocer cómo se formó nuestra tierra, la misma que pisamos, contemplamos y sentimos cada día. En definitiva, un geoparque a nuestros pies. ¡No te lo pierdas!

Manuel y Concha buscando estromatolitos.

Bibliografía

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