Contemplando la sierra de Alcubierre, desde lo alto de un cerro, se erige solemne el Santuario de Nuestra Señora de Magallón. A sus pies se encuentra Leciñena, localidad que lo aloja y que, junto a las de Robres y Perdiguera, honra y venera y une su historia. Su advocación a la Virgen de Magallón, responde a una curiosa historia recogida en 1814 por Fray José de Santo Domingo en su obra “Historia de la prodigiosa imagen de la Santísima Virgen de Magallón, aparecida y venerada en los montes de Leciñena”. Pues la historia del Santuario y la Virgen de Magallón se encuentra ampliamente estudiada en numerosos trabajos y artículos, muchos de ellos publicados en la revista Montesnegros.
“Ntra. Sra. de Magallón, edificio hermoso y notable, situado en una colina á la dist. de 1/4 de leg. de la población.”
Pascual Madoz Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico 1845-1850.
Aquí va un pequeño recorrido por el santuario y parte de su historia, un recorrido con textos de Emilio Colas Laguia que estuvo presente en la romería de mayo de 1926 y que publicó en La Voz de Aragón del 19 de mayo de 1926. Una historia intensa que resulta compleja abarcar en su dimensión y exactitud, por lo que vayan por delante disculpas por los errores y omisiones involuntarias que se hayan podido producir.
Tenemos en el monte
de Leciñena
una imagen que brilla
toda la Tierra.
no hay que dudarlo,
mirad como relumbra
su Santuario.
Seguidilla de Leciñena.
El Santuario de Nuestra Señora de Magallón
El actual santuario responde a un edificio barroco del siglo XVIII, aunque su origen se atribuye a origen medieval del siglo XIII. Según Antonio Gracia-Diestre, es en un inmenso edificio construido en fases desde 1283 (Antonio Gracia-Diestre. Un cafetal del santuario de Nuestra Señora de Magallón en 1824, Revista Montesnegros N.º 48). Además, en sus inmediaciones se hallan restos de antiguas ermitas, las ermitas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista
“Esta ermita o Santuario que se alza allá al final de la sierra, como airón o cimera de su casco, no es, desde luego, como todas las ermitas o como todos los santuarios. Ni su fábrica ni su estructura, corresponden a esta clase de edificaciones que la piedad de las gentes hizo levantar en los lugares recónditos y apartados, en íntimo contacto con la naturaleza y lejos de toda contaminación.”
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
Se trata de un edificio rectangular de tres alturas que destaca en el entorno. Su fachada principal, que parece querer ser presidida por un aljibe de 1650, es dominada por grandes contrafuertes que le dan robustez, presentando, en referencia a SIPCA, una composición muy formalizada. La entrada destaca en su lado derecho por su arco escarzano: “Con derrame y escudo en la clave como portada. El resto de los vanos son huecos verticales, adintelados y con gran derrame.”
“El Santuario de Leciñena es una cosa realmente extraordinaria. Y ahora que llegamos a esta extensa planicie donde se asienta, damos por bien empleado el madrugón y el frío. Nos maravilla y nos conforta este enorme caserón de líneas sencillas, limpiamente enjalbegado, con sus cuatro puntos batidos por los vientos, sin otro resguardo que el de su propia consistencia.”
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
Una larga escalinata conduce a la primera planta, donde un largo pasillo va distribuyendo las distintas estancias de las cofradías hasta acceder a su iglesia: “De la portada se accede a un atrio que comunica con la iglesia mediante tres arcos rebajados y con la escalera principal que presenta bóveda de cañón, con perfil escarzano” (SIPCA). El mismo SIPCA da descripción de la iglesia: “La iglesia barroca está cubierta con bóveda de cañón con lunetos y tres capillas laterales en cada flanco aparece ocultado por sus flancos meridional y oriental por la edificación de carácter civil que le dan un aspecto singular. la Virgen que se venera en su camarín, una réplica de la original (perdida en 1936) escoltada en el altar mayor por dos cráteras.”
“El Santuario, donde cómodamente cabrían tres regimientos con toda su impedimenta, está dividido en enormes aposentos, subdivididos a su vez en verdaderos «pisos» habitables. Cada uno de estos «pisos», o habitaciones—todas con nombre de santos, San José, San Antonio, San Lorenzo—se compone de una gran sala, dos, tres o más dormitorios o alcobas (en algunas hemos contado hasta siete) comedor y cocina. En los dormitorios, sus correspondientes camas, con sus no menos correspondientes colchones. Bueno. Pues estas habitaciones se alquilan ¡gratis! durante todo el verano.”
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
AHP Zaragoza – «Leciñena, Zaragoza. Santuario Virgen de Magallón.». Juan Mora Insa.
Lugar de peregrinos, de sanación y curación, ruta Mariana, ha sido usado como fortaleza, cárcel y acuartelamiento en las guerras napoleónicas, además de ser saqueado durante la guerra de Independencia y utilizada como posición del bando sublevado en 1936.
“El Santuario de Nuestra Señora de Magallón, es, como decimos, realmente extraordinario. Y no es que la afluencia de romeros—unos tres mil—que en este día invaden todo el edificio, desde los altos a los bajos, le preste grandiosidad. Si el acto que se celebra le da hermosura, réstale, en cambio, el encanto de su propia soledad, plácido, apagados todos los rumores, salvo los de las montañas, cuando sólo se escuchen, entre aquellos recintos, el blando conversar y los apagados pasos de los dos buenos viejecitos encargados de su custodia.”
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
La Virgen de Magallón
Virgen patrona de las localidades de Leciñena y Robres, su historia se remonta al siglo XIII, cuando la Virgen se apareció a un pastor de Leciñena.
La causa de alegrarnos
en este día
fue la imagen del cielo
con su venida.
y desde entonces
tenemos protectora
en estos montes.
Seguidilla de Leciñena.
La Virgen de Nuestra Señora de Magallón presidía la Ermita de Santa María de Huerta de la localidad zaragozana de Magallón. Venerada, la Virgen gozaba del cariño y fervor de todos aquellos magalloneros y magalloneras, la misma imagen a la cual en el año 1257, pasando por la villa de Magallón, el Rey D. Jaime I, al oír misa en la ermita, hizo donación de todas las santas reliquias que el Rey Conquistador llevaba consigo.
Aquella “virgencita” fue la que se apareció al pastor, decía Emilio Colas Laguia en su viaje por el santuario en 1926, a quien, como a todos los que desconocemos la historia, se nos hace algo extraño eso de que una Virgen, con nombre de un pueblo, tenga su corte y reinado en otro bien distante: “Pero, sin embargo, la leyenda, una leyenda llena de ingenuas evocaciones, demuestra bien a las claras el origen de esa que parece sinrazón. Y para curiosidad de todos, quedemos estampar aquí una sencilla narración de los hechos”.
Así,la historia nos lleva al mismo Magallón, a mediados del siglo XIII, cuando dos vecinos del lugar, labradores, Juan de Albir y Sancho del Trago acaban enfrentándose con resultado de muerte para uno de ellos: “Trabáronse en riña sangrienta, de la que resultó muerto el segundo”.
El asesinato acabó en la justicia “Formado proceso contra el homicida y puesto el asunto en manos de la Justicia, determinó esta por sentencia definitiva, que Juan de Albir deberá sustentar y proveer de alimentos a la mujer e hijos del difunto Sancho del Frago” (Leyenda de la muerte de Juan Albir. Leyendas del Moncayo). Pero los hijos de la víctima no quisieron dejar impune el crimen y se concertaron para dar muerte a Juan de Albir: Por tres veces intentaron los vengadores mozos acabar con la vida del matador de su padre. Y por tres veces Albir, huyendo de sus perseguidores, refugióse en la Ermita de la Virgen, como considerándose libre de asechanzas en el santo lugar” (Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926).
El 13 de marzo de 1283, principio de cuaresma, sábado al mediodía, Juan de Albir volvía con su asnillo por el mismo camino de la ermita. Lo esperaban los hermanos Antón y Martin Frago quienes le soltaron: «Tente traidor, que hoy has de morir y pagar la muerte de nuestro padre». Albir corrió a refugiarse a la ermita, pero esta vez no tuvo suerte: “Pero la venganza que demandaban los huérfanos, no respetaba lugar, por santo que fuese. Y aunque Albir, en su refugio, llegó a subirse al altar de la Virgen y abrazarse a la sagrada imagen, sus persecutores lo atravesaron a lanzadas. El manto de la Virgen se tiñó con la sangre de Albir. Los asesinos huyeron y el cuerpo del desventurado recibió sepultura en la misma ermita, donde había buscado refugio” (Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926).
El cuerpo de Juan de Albir fue encontrado por los vecinos de Magallón sin vida en la ermita y abrazado a la virgen: “Conociéndose la noticia, Magallón se conmovió, acudieron a la ermita el Justicia y los Jurados de la villa a socorrer en la medida de lo posible a Juan de Albir, pero ya no fue posible, encontrándolo ya difunto sobre el altar de la Santa Virgen”. Debido a las lanzadas sobre Albir, algunas llegaron a traspasar el manto de la Virgen y su rostro se dañó al caer esta del golpe. Juan de Albir fue sepultado en la misma ermita y en aquella misma noche de sábado la virgen desapareció (Leyenda de la muerte de Juan Albir. Leyendas del Moncayo).
La causa de venirse
desde esa villa
fueron Martin y Antón
por homicidas.
Que sin cuidado
dentro del templo se meten
a profanarlo.
Seguidilla de Leciñena.
Aquella misma noche, del 13 marzo de 1283, la virgen se le aparece a un pastor en Leciñena. Aunque algunas versiones sostienen que fue el 15, como son las Seguidillas de Leciñena, o Emilio Colas que apuntaba erróneamente al 12. Igualmente sucede con el lugar concreto de su aparición, algunas fuentes indican sobre la rama de un pino y otras sobre una peña. No obstante, de esta forma lo relata Emilio Colas: “En la noche del 12 de marzo de 1283, el pastor Marcén, que se hallaba en el monte de Leciñena, quedó deslumbrado con una claridad que se cernía sobre una peña. Y aproximándose pudo ver que aquel resplandor, era el nimbo que rodeaba a la Virgen erguida sobre la peña.”
En el quince de Marzo
fue aparecida
al pastor inocente.
dichoso día
nadie lo ignora
de que fue aparecida
divina Aurora.
Seguidilla de Leciñena.
A pesar de ello, dos veces tuvo la virgen que aparecerse para que los vecinos de Leciñena creyesen al pastor: “Aunque el pastor contó su milagrosa aparición, en el pueblo no fue creído por nadie” (Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926).
De Magallón viniste
por tu destino
A parar a las ramas
de un bello pino.
¡Oh claro Cielo!
¡Cuánta fue la alegría
en este pueblo!
Seguidilla de Leciñena.
«Pero la Virgen volvió a aparecérsele y para enseñanza de incrédulos, ordenó al pastor se presentase en el pueblo, en Leciñena, con la mano derecha -sobre la mejilla, de la que no habría fuerza humana capaz de separar.
Ante tan irrefutable prueba, el pueblo, no vaciló en tomar como milagrosa y verdadera la aparición de la Virgen. Y en comitiva solemne y triunfal, van a buscar a la imagen para conducirla a lugar sagrado.«
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
El pueblo de Magallón, enterado de la aparición de su Virgen en Leciñena por dos veces trataron de recuperarla. En una primera reclamaron por ella, aludiendo que la imagen llevaba el relicario en el pecho que el Rey Don Jaime de Aragón, volviendo de Tarazona, con sus propias manos le puso y así levantó acta Benedet de Jesesa, Notario público de los Reinos de Aragón y Valencia.
Regresando la Virgen a la ermita de Santa María de la Huerta, esta fue colocada en su altar. Pero aquella misma noche volvió a desaparecer para presentarse de nuevo en Leciñena.
Por segunda vez emprendieron litigio los vecinos de Magallón por su Virgen y de nuevo la regresaron a su ermita. Y de nuevo volvió a suceder y por tercera vez desapareció la Virgen volviendo a aparecer en Leciñena, la cual sentenció: «Hasta que cualquier vestigio de la familia Frago desaparezca de Magallón, no volveré a pernoctar en mi querida Villa» (Leyenda de la muerte de Juan Albir. Leyendas del Moncayo).
Por ello se erigió el Santuario de Nuestra Señora de Magallón en el siglo XIII, para albergar la Virgen de Magallón. Lugar de leyenda, mágico, en un entorno privilegiado, con la sierra de Alcubierre y su lugar de Leciñena. Pero a su vez virgen de la también localidad monegrina de Robres.
AHP Zaragoza – «Leciñena, Zaragoza. Subida al santuario V. de Magallón.». Juan Mora Insa.
«Ya habréis adivinado lo demás .. La Virgen que se apareció al pastor en el monte de Leciñena, era la misma Virgen de Magallón. Claro que este vecindario no podía conformarse con verse privado de su celestial tesoro. Indaga el paradero de la imagen y logra recuperarla. Pero por tres veces, y desde los santuarios de La Sagrada (Monzalbarba), el Portillo y el Pilar, la Virgen se ausenta para posar sus divinas plantas en el Santuario do Leciñena.
Hasta aquí la narración. ¿Concebís nada mas piadosamente sugestivo?..«
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
Fray Manuel Bayeu y el Santuario
La decoración de la iglesia, de la bóveda y muros es realizada en 1797 por Fray Manuel Bayeu, autor del gran conjunto pictórico de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena. Una averiguación que se lleva a cabo en los años 1993 y 1994, tras un arduo trabajo de investigación que realiza, principalmente, Antonio Gracia Diestre y que el mismo recoge en la revista Montesnegros N.º 19 en su artículo «Fray Bayeu en el Santuario».
Para ello realizan una búsqueda de las pinceladas aún existentes tras las muchas «agresiones, modificaciones y diversos repintados», decapando hasta «cuatro o cinco capas superpuestas» y siguiendo la pista que deja fray José de Santo Domingo sobre el santuario: «En la fachada del Coro, que hace frente al Altar mayor, hay algunos adornitos correspondientes a la fábrica, y arquitectura, y los mismos se dexan ver sobre el Órgano».
Con los restos encontrados, constatan, gracias a Elena Barlés y José Ignacio Calvo, historiadores del arte, la autoría de fray Manuel Bayeu de las desaparecidas pinturas del monasterio: «El 25 de mayo de 1994 quedó constatado que el autor, tal como se suponía, había sido Fray Manuel Bayeu, de la Orden de los Cartujos de Ntra. Sra. de las Fuentes» (Gracia Diestre, Antonio. Fray Bayeu en el santuario).
La Guerra de Independencia
Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), en el Santuario de Nuestra Señora de Magallón se dio la Batalla del Llano.
En enero de 1809, militares y campesinos formaron un pequeño ejército al mando de Felipe Perena, con la pretensión de socorrer la sitiada ciudad Zaragoza (Segundo Sitio de Zaragoza, 21 de diciembre de 1808 – 21 de febrero de 1809).
El 24 de enero de 1809, 5.000 soldados franceses, al mando del Mariscal Mortier, que habían salido de Villamayor al amanecer caen sobre las tropas aragonesas en la denominada Batalla del Llano. Las tropas francesas derrotan las tropas de Perena, asediando y tomando a continuación el Santuario de Nª Sª de Magallón de Leciñena, incendiándolo completamente. “El ejército de Perena disponía de dos cañones, uno en las eras de Leciñena y otro en el Santuario, manejado éste por la vecina Lorenza Marcén y su hijo Nicolás Seral un muchacho de tan solo quince años”.
El Prior Fr. José de Santo Domingo fue testigo de aquella batalla, aportando su testimonio en su libro de la “Historia de la Virgen”, capítulo 24, párrafo 3º: «Determinándose á tomar las armas quantos en los Pueblos se hallaban con fuerzas para tenerlas en la mano; y los que carecían de aquellas se vieron salir con picas, y lanzas, y muchos con las manos vacías, de que yo fui testigo» (Bagües Marcén, Javier. El historiador del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón).
El mismo José de Santo Domingo relata como los franceses trataron de dar muerte al santero mientras trataba de esconder la imagen de la virgen. Los franceses dieron con él, dándole muerte y destrozando a la virgen.
Al día siguiente, relata Javier Bagües Marcén: «Recogieron todos los trozos de la Virgen dos jóvenes del pueblo: Tomás Cavero y Matías Calvo, entregándolos al párroco de Leciñena que en el 1810 la transporta a Zaragoza para su restauración. Así lo executo Pedro León maestro escultor, y un pintor diestro llamado Baltasar Ponzano le dio la encarnadura correspondiente. (Frase escrita en el libro de Fr. José, capitulo 25, párrafo 2).»
El 11 de Enero de 1811 la talla es conducida de vuelta a Leciñena.
«Pero el pueblo de Leciñena que sale á recibirla en una muy devota procesión, espera ya en el Llano, á larga distancia del Lugar, impaciente ya de ver á su Favorecedora, y Protectora. Apenas llega, aquí es el llanto, los suspiros, y las efusiones del corazón. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, chicos y grandes, todos manifiestan unos transportes de devoción que ad miran. Era menester haber estado allí para formar una idea justa y exacta de este recibimiento, y yo que me hallé presente, aseguro en obsequio de la verdad, que queda muy atrás toda relación. Hubo enseguida Misa Solemne, y sermón, que predicó el Historiador del Santuario” (Fr. José, capítulo 25, párrafo 4. Bagües Marcén, Javier. El historiador del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón).
En el santuario, los daños causados por el incendio producido por los soldados franceses fueron muy gravesy estos, en palabras de Antonio Gracia-Diestre, requirieron de una intervención urgente para que la totalidad del edificio no cayera en la ruina (Antonio Gracia-Diestre Un cafetal del santuario de Nuestra Señora de Magallón en 1824, Revista Montesnegros N.º 48). Así fue, y en 1824 fue reconstruido.
El edificio fue asaltado en el año 1809, por los franceses, que, al mando del mariscal Mortier, quisieron reducir a un grupo de tropas españolas allí refugiadas.
Los invasores mataron al santero, destrozaron la imagen y prendieron fuego al edificio.
La imagen fue restaurada, así como fue reedificado el Santuario en 1814.
Todavía se conservan en la sacristía huellas indelebles del fuego.
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
Sobre la Batalla del Llano, Juan José Marcén Letosa publica: «El manuscrito de Matías Calvo. Memorias de un monegrino durante la Guerra de la Independencia», Zaragoza (Ayuntamiento de Leciñeña, Mira Editores, 2000).
Los Santeros
El Santuario contó con las figuras de los santeros, personas dedicadas a cuidar el santuario y que trabajaban y residían en el mismo. Emilio Colas Laguia ya cita su presencia con el asedio y quema del santuario en 1809 por parte de los franceses, matando a su vez al santero. Y, en el mismo artículo de La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926 con motivo de la romería celebrada aquel año, dedica parte de su relato a los santeros que entonces habitaban el santuario. Quizá los últimos.
¡Los santeros!… Les hemos visitado en su propio refugio, en la cocina que de ordinario ocupan, alargadas sus manos a las caricias de los leños que chisporrotean en el lar, y algo aturdidos, confusos, por esta invasión que lo llena todo de ruidos y de voces.
Jacinto Solanas y Manuela Comenge, que así se llaman estos bienaventurados -bien aventurados por estar con ellos la paz, la mayor de las bienaventuranzas- llevan doce años al servicio del Santuario.
—Alguna vez – inquirimos del santero- allá en la invernada, no dejará usted de sentir el miedo.
¡Miedo!’-… El buen Jacinto nos mira absorto y con ceño que quiere disimular su disgusto, exclama:
—¡No se me ha arrimao miaja el miedo! ¡Fuertes de espíritu! Aunque sus cuerpos se encorven hacia la tierra, conservan esos santeros aragoneses, el temple de todas las reciedumbres.
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
Sanatorio
El santuario albergó a enfermos, constituyéndose en 1887 como Fundación Santuario de Nuestra Señora de Magallón con el objeto de servir de albergue a los enfermos, convalecientes, pobres y vecinos del municipio (Fundación Santuario de Nuestra Señora de Magallón. Objeto: albergue a los enfermos, convalecientes, pobres y vecinos del municipio. Reclamación de títulos fundacionales (1887), Investigación de inscripciones (1935), Expediente solicitud de instrucción de información para perpetua memoria en sustitución del título de fundación (1947), Clasificación (1947), Solicitud de exención de impuesto (1948), Incidentes (1953), Anulación de inscripciones nominativas (1976). Leciñena Fecha(s) 1871-1976 Archivo de la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón ES/AACAA – 021845).
Emilio Colas Laguia constata la presencia de veraneantes en el santuario a principios del siglo XX. Pues, al parecer, el santuario a los pies de la sierra de Alcubierre y bien ventilado serviría de lugar de sanación, curación, descanso y vacacional:
El veraneo ideal
¡Querido y admirado Casañal! Es usted un verdadero lince. ¡Ahí es nada’.. Descubrir
un refugio como éste, donde se puede veranear completamente gratis.
¡Gratis; sí, señores, gratis!
Sin agobios de casa, luz, ni combustibles.
¡Oh! Estamos ciertamente asombrados de este prodigioso descubrimiento.
Porque verán ustedes…
El Santuario, donde cómodamente cabrían tres regimientos con toda su impedimenta, está dividido en enormes aposentos, subdivididos a su vez en verdaderos «pisos» habitables. Cada uno de estos «pisos», o habitaciones—todas con nombre de santos, San José, San Antonio, San Lorenzo—se compone de una gran sala, dos, tres o más dormitorios o alcobas (en algunas hemos contado hasta siete) comedor y cocina. En los dormitorios, sus correspondientes camas, con sus no menos correspondientes colchones. Bueno. Pues estas habitaciones se alquilan ¡gratis! durante todo el verano.
¿Eh?…-¿Qué les parece a ustedes?…
Esta ganga, única en todo el globo terráqueo, era conocida por el chispeante don Alberto. Y el muy «pirandeliano», no nos había dicho una sola palabra de tamaño acontecimiento.
Es decir. Que ustedes tienen necesidad o gusto de disfrutar de un veraneo en plena sierra, con el consiguiente gasto de la alimentación. Y ustedes no tienen otra cosa que hacer sino escribir al señor administrador solicitando les sea reservada una de las habitaciones.
Claro está que hay un turno de peticiones. Pero todas ellas son atendidas.
Los veraneantes tienen la leña al alcance de la mano. Y el agua—agua del cielo agua de lluvia—abundante y fresca en algibe, con capacidad para cinco mil litros del preciado elemento.
Los encantos del lugar y del paisaje, son alicientes sobrados para que la «parroquia» sea todos los veranos más que numerosa.
¡No existirá seguramente balneario en España más apetecido!… ¡Gratis!.
Pero en este ayuntamiento de Leciñena, se han debido volver locos todos sus miembros
y tienen ganas de regalar la salud a todo el que la solicite.
La salud y un curso de economía doméstica, que no puede ser más practica
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
Prior Fray José de Santo Domingo
Figura imprescindible es la del Prior Fray de Santo Domingo (Loscos, Teruel 1762 – 1829, Huesca), autor de la “Historia de la prodigiosa imagen de la Santísima Virgen de Magallón, aparecida y venerada en los montes de Leciñena”, obra publicada en 1814. Fue sacerdote y Prior de Sos del Rey Católico entre los años 1808-1811. Pasó por el santuario en la guerra de la independencia, viviendo los trágicos sucesos anteriormente descritos, legando una maravillosa obra sobre el santuario.
Fray José de Santo Domingo “Historia de la prodigiosa imagen de la Santísima Virgen de Magallón, aparecida y venerada en los montes de Leciñena”.
La importancia del libro viene remarcada por Javier Bagües Marcén: «Es la historia de 500 años del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón en Leciñena. Tiene 267 páginas y 25 capítulos. Cada capítulo nos cuenta infinidad de detalles, desde la aparición de la Virgen en 1283, todas las mejoras que hubo en la casa, las donaciones de personas nobles, las joyas que tenía y los más de 25 pueblos que acudían en romería. Gracias a este libro tenemos una documentación importante, ya que el archivo que tenía el Santuario fue saqueado e incendiado el 24 de enero del 1809 por las tropas napoleónicas» (Bagües Marcén, Javier. El historiador del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón. Prior Fr. José de Santo Domingo).
Patronato de la Virgen de Magallón
La primera referencia al patronato de la Virgen de Magallón lo hallamos en un expediente relacionado con una escritura de transacción entre el Ayuntamiento de Leciñena y el de Zaragoza, en relación al Patronado de la casa y santuario de Nuestra Señora de Magallón o Leciñena, sito en términos de la baronía de Zuera: “Expediente sobre que el Ayuntamiento del lugar de Leciñena no otorgue escritura de transacción ni ajuste con el de la ciudad de Zaragoza, en relación al Patronado de la casa y santuario de Nuestra Señora de Magallón o Leciñena, sito en términos de la baronía de Zuera” (ES/AHPZ – J/009945/0005. 1740).
En 1777 un expediente trata sobre la “Firma del ayuntamiento de Leciñena como patrones de la casa y santuario de Nuestra Señora de Magallón, sobre derecho de patronado y otros” (ES/AHPZ – J/013265/000001.1777).
En 1794, un documento recoge la solicitud del ayuntamiento de Leciñena para tener la licencia de pedir limosna para el santuario en todo el Reino de Aragón: “Provisión del Consejo para que esta Audiencia informe en la instancia del Ayuntamiento del lugar de Leciñena, en que solicita se le conceda licencia para pedir limosna en todo el Reino de Aragón, para la manutención del Santuario de Nuestra Señora de Magallón, sito en los términos de dicho pueblo, como siempre se ha practicado en los lugares del territorio” (ES/AHPZ – J/000929/000011).
En 1832 una curiosa demanda contra los patronos: “Demanda de Antonio Viola, vecino de Zaragoza, contra los Patronos del Santuario de Nuestra Señora de Leciñena, sobre pago de maravedís” (ES/AHPZ – J/013536/000004. 1832).
AHP Zaragoza – Batería de artillería nacional en posición con parapetos y sacos terreros. Camino de Leciñena cerca de la ermita de la Virgen de Magallón, sobre Alcubierre. Antonio Cobos Berges.
Fray José de Santo Domingo, en su «Historia del Santuario» las donaciones que personas nobles realizaban al santuario (Bagües Marcén, Javier. El historiador del Santuario de Ntra. Sra. de Magallón. Prior Fr. José de Santo Domingo).
Emilio Colas Laguia relata como a principios del siglo XX las donaciones de vecinos de Leciñena y Robres, más las aportaciones del ayuntamiento de Leciñena sostenían el santuario además de realizar reparaciones, mejoras o adquisiciones:
El Santuario constituye uno de los bienes del Municipio de Leciñena, que nombra un administrador encargado de regirlo.
Actualmente ocupa esto cargo el concejal de aquel Ayuntamiento don Francisco Marcén García.
El Santuario se sostiene con una recaudación anual que hace el Municipio, entre el vecindario, de especies y metálico. Esta recaudación no solamente se hace en Leciñena sino en Robres.
En el último ejercicio queda un beneficio de 1.160 pesetas a favor del Santuario, donde actualmente se están practicando obras de reparación y consolidación, que consumirán, a buen seguro, este remanente.
El Ayuntamiento de Leciñena gestiona la adquisición de una lámina de beneficencia, por valor de 144 pesetas anuales, que constituirá un nuevo ingreso para el Santuario.
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
Revista MONTESNEGROS, n.º 42, año XVII (Diciembre 2008): Repercusión de los Sitios en Perdiguera (págs. 8-10), por Constantino Escuer Murillo.
Existen en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza libros de cuentas de la Fundación Santuario de Nuestra Señora de Magallón, de mediados del siglo XX. En el mismo archivo se encuentra un documento aparentemente curioso de 1756: “Asiento de la cuenta de la fábrica nueva del Santuario de Nuestra Señora de Magallón, dada por don Tomás Agustin Fernández de Lis. 1756, octubre, 9.” (ES/AHPZ – P/000176/0024).
La Llega
La Llega es una tradición de Leciñena y Robres por la cual recogían donativos para el Santuario. Esta tradición es recogida por Marisún Montesa Escanero y publicada en la revista Montesnegros números 67 y 69. En palabras de Marisún “La denominada Llega es la recogida de bienes y dinero para la Virgen de Magallón y la ermita”.
En Leciñena se celebraba cada 15 de agosto, cuando ya se había finalizado la cosecha “Con una galera engalanada recorrían el pueblo mientras los vecinos aportaban granos de trigo, llenando sacos”. El beneficio del trigo se ingresaba en dinero a cuenta del Patronato de la Virgen de Magallón y con el tiempo los donativos pasaron a ser económicos. La tradición fue recuperada realizándose en nuestros días.
En cambio, la Llega en Robres “Hasta los años no venta se hacía en un domingo a final de septiembre, y ahora por recomendación de los propios robresinos se realiza a final de agosto”. Allí, matiza Marisún: “La Llega se asocia con la existencia en tiempos lejanos de la figura del limosnero de la Virgen, que cada año se pasaba por las casas del pueblo y recogía los donativos”.
El refugio del «Cucaracha»
En el relato de Emilio Colas Laguia no falta su mención al celebre bandido Cucaracha, tal vez aún muy presente en la memoria:
Esta sierra, quebrada, pelada, hostil, fue antaño el refugio de un célebre bandolero que tenía atemorizada a la comarca entera.
Apodábase el tal, «Cucaracha» y no pudo escoger el forajido guarida más a propósito para ocultar sus malandanzas. La sierra es trágica en su perpetua desolación. Bien que en otro tiempo apareciese esmaltada con las copas de los mies de copos que allí se extendían.
Pero en la actualidad, todos estos vericuetos que nuestro coche salva como si fuera un cacharro de juguete, lanzado al azar de su mecanismo, infunden en el ánimo mas esforzado un respeto que no puede asemejarse más al miedo.
¿A «Cucaracha»?… ¡No! Ya no quedan ejemplares de aquellos, que atemoricen a los caminantes en sendas más o menos extraviadas. Pero sí cantan su eterna canción en el fondo de los barrancos y de los despeñaderos, esas deidades malignas que parecen acechar el peligro de los que se lanzan como un huracán, como una tromba, impulsados por el sortilegio de unos «caballos» encerrados en un motor, a salvar las distancias.
La sierra inhospitita va muy bien para refrenar todos los impulsos de locura. En aquellas ingentes moles que se levantan o se achican, según de donde se les mire, está el más acabado estudio de humillación que pudiera soñarse. Ante tanta grandeza, tanta inmensidad, ¿Qué es un ligero cochecillo con sus ocupantes?.
Romerías
La localidad de Leciñena realiza una romería al Santuario cada 15 de marzo, subiendo en procesión y realizando su tradicional dance y canto de sus seguidillas de Leciñena. La romería de Robres es el último domingo de mayo, acuden a realizar su dance de embajadores de Robres. Javier Bagües Marcén, citando a José de Santo Domingo, apunta que más de 25 pueblos acudían de romería al santuario.
Una romería en el sanatorio de la Virgen de Magallón. Fachada principal del Sanatorio. Foto. A. de la Barrera.
Todos los años—desde hace medio siglo el pueblo de Robres dedica un día del mes de mayo a visitar el Santuario en alegre y pintoresca caravana y en piadosa manifestación de fe a la venerada Virgen
Y este año, la romería de costumbre, quiso el pueblo de Robres que revistiera carácter extraordinario. Motivos mas que sobrados tiene para ello. Por un lado la esplendidez de la cosecha que se presenta Por otro, el haber conseguido para continuación de las obras de los grandes riegos, una subvención de tres millones y medio de pesetas.
Estaban invitados a la romería el gobernador de Huesca, el obispo, el señor Sanz Soler y el cariño de estos buenos hermanos nuestros había levantada a la entrada del Santuario, un arco de ramaje con expresiva dedicatoria.
No pudieron acudir estos invitados. El Ingeniero del tiempo que venimos «disfrutando». Es capaz de apagar todos los entusiasmos. Pero la animación el bullicio de los romeros está en todo su apogeo en esta primera hora de la mañana, cuando damos vista a la Ermita.
Una romería en el sanatorio de la Virgen de Magallón. Autoridades de Robres y Leciñena que concurrieron a la romería. Foto. A. de la Barrera.
Como una infanzona en su castillo, nos recibe amable y gentil Enriqueta Monreal, la bella esposa de nuestro querido amigo Paco Moliner. Ese profesor veterinario que ejerce su misión en Robres, y que, por su carácter llano, campechano y jovial, se ha ganado las simpatías de todos los que le tratan- ¡Ah!, y por lo callado que es Paco Moliner no desplega sus labios… Vamos. ¡No los desplega más que cuando duerme! El hombre que más habla en toda la provincia de Huesca.
Saludamos a doña Rosario Pisa, esposa del diputado provincial don Vicente Rivas. Y entrambas damas, nos hacen los honores con la mas exquisita de las correcciones. En aquellos aposentos destartalados por su desnudez, grandes, inmensos, donde parece han de naufragar
todas las ideas del visitante nos sentimos obsequiados con un cordial recibimiento que pone un matiz de distinción en este marco tan genuinamente popular.
Primero un ligero refrigerio. Luego, la misa, la procesión. El dance.
¡De todo habrá que hablar!
Pero ahora solo queremos anotar que en muestra breve estancia en el Santuario nos hemos dejado afectos muy solidos nos hemos dejado empeñada nuestra palabra de acudir a otras fiestas. iAh! y nos hemos dejado olvidada por algún rincón una bufanda de lana dulce Que no es que valga mucho pero ¡caray! hacia su buen papel…
Colas Laguia, Emilio. La Voz de Aragón, 19 de mayo de 1926.
En el santuario de la Virgen de Magallón. Señoritas y muchachos que dieron la nota alegre en la romería. Foto. A. de la Barrera.
Decadencia
Tras su intensa y maltrecha historia, el dañado santuario estuvo a punto de desaparecer en 1987. Marga Bretos, en su artículo “Nueva vida al Santuario de la Virgen de Magallón” publicado el 19 febrero del 2023, en el Diario del Alto Aragón, recoge como en 1987 Juan José Marcén, desde una loma vio a las excavadoras y fue corriendo al pueblo gritando -¿vais a dejar que se convierta en polvo?-.
Desde entonces y gracias a la implicación vecinal, se inicia su reconstrucción en 1993 por parte del Ayuntamiento Leciñena y del Gobierno de Aragón. En el mismo artículo de Marga Bretos, citando a Ana Marcén da cuentas de que “Había un patronato formado por el alcalde, un concejal y el cura, y desde hace 32 años lo apoya una asociación que llegó a tener 600 socios de los tres municipios y que durante años coordinaba dinero y trabajo hasta finalizar la restauración del edificio”.
En el 2005 se establece un albergue en el santuario.
El 23 de julio de 2019 sufre su entorno un devastador incendio, el fuego pasa el santuario sin que esta sufra daños. El que suscribe este artículo, uno mismo, estuvo presente. Una deuda que tenía pendiente.
Con estas seguidillas
ya me despido
¡Viva¡ ¡Viva la Madre
del Rey divino
del Rey divino
la que fue aparecida
al pastorcillo.
Seguidillas de Leciñena.
Virgen de Magallón, canción de Juanjo Bona:














































































